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Venezolanos en el exterior

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 4 min.

¿Cómo están los venezolanos en el exterior? Muy pocos compatriotas pensaban radicarse en otros países. Incluso aquellos nacidos en España, Italia, Portugal, Colombia y en otros lares y que tanto contribuyeron a nuestro desarrollo, por lo general habían decidido pasar el resto de sus días en Venezuela, en donde tenían hijos, nietos, amigos y propiedades. Todos estos planes cambiaron a raíz de la pérdida gradual de calidad de vida que se inició en la década de los años ochenta y que se aceleró velozmente con la llegada de los rojos al poder.

Venciendo las trabas para conseguir una visa, inicialmente emigraron los jóvenes ante las limitadas oportunidades de progresar en el país que una vez fue el de las oportunidades. Mi generación tuvo más posibilidades de progresar que la de nuestros padres, pero nuestros hijos han tenido menos que las nuestras y esta es la mayor tragedia que le puede suceder a un país. Aunque esta situación también se da en otros partes, en el nuestro el problema se agravó con la inseguridad. Tenemos la única dictadura en la historia de la humanidad que ni siquiera garantiza la seguridad personal de sus ciudadanos.

Emigrar es muy duro y deben enfrentarse muchas dificultades. Sin embargo, en esos tiempos de obscuridad, quienes emigran disfrutan de una mejor calidad de vida y no tienen problemas de inseguridad, ni sufren por escasez de alimentos y de medicinas. Esto es generalmente cierto para los jóvenes. Inicialmente les es muy duro el desarraigo. Quienes son profesionales deben pasar por el calvario de la reválida del título que exigen los países con los cuales no hay convenio de reciprocidad. El lograr la equivalencia implica años de estudiar lo ya visto y empezar a trabajar en niveles ya superados, por lo que muchas veces los jóvenes prefieren dedicarse a otras actividades. Sin embargo, consiguen vivir en mejores condiciones que las que hubiesen tenido en el país del cual no hubiesen querido apartarse y al cual, lamentablemente y por motivos bien fundados, la mayoría no piensa regresar.

Posteriormente empezaron a emigrar los de la tercera edad que tenían algunos ahorros y contaban con una pensión de alguna empresa u organismo del Estado, de una universidad, de la Fuerza Armada y también del Seguro Social. Una moneda fuerte como era el bolívar, a la tasa de cambio, les garantizaba una vejez con limitaciones, pero sin muchos sobresaltos. Lamentablemente, la situación cambió, no solo por la devaluación de nuestra moneda, sino porque muchos ya no están recibiendo lo que por derecho les corresponde y otros lo reciben con retardo. Todos tienen la incertidumbre de si tendrán acceso a la pensión a la tasa preferencial vigente o si tendrán que acudir al dólar paralelo, lo cual la convertiría en sal y agua.

Esta situación se está volviendo dramática para muchos compatriotas. No pueden regresar porque vendieron su vivienda ante el enorme riesgo que significaba alquilarla, que el inquilino no pagara y que el gobierno instruyera a los jueces de no proceder con desalojos. Carecen del apoyo solidario de familiares que están imposibilitados de ayudarlos y enfrentan un costo de la vida elevado, con pocas opciones de conseguir trabajo debido al factor edad.

Al respecto, consideramos que la Asamblea Nacional debe pronunciarse, aún a sabiendas de que el Ejecutivo la mantiene amarrada. El término exilio se aplica estrictamente a los casos políticos, pero dadas las condiciones de Venezuela es imperativo considerar que todos los compatriotas en el exterior son exiliados. En el caso de los que tuvieron que salir del país por persecución política judicial y policial, el caso es aún más grave.

Más de millón y medio de venezolanos en el exterior siguen pendientes de los acontecimientos del país, sufren con las malas noticias, se alegran cuando gana la Vino Tinto o Muguruza y se les pone un nudo en la garganta cuando escuchan la canción Venezuela de los compositores Armenteros y Herrero, el primero de los cuales acaba de fallecer. Recomendamos el libro ¨La voz de la diáspora¨, del distinguido compatriota Tomás Páez.

Debemos seguir presionando para que se realice el referendo revocatorio este año, ya que solo un cambio de régimen permitirá la recuperación del país y el bienestar de sus ciudadanos, tanto de quienes se quedaron, como los que pudieron o tuvieron que irse al exilio. No será fácil. Las cuatro rectoras rojas del CNE han evidenciado que hacen lo posible por evitarlo. Las trabas puestas a las firmas iniciales del 1% para iniciar la petición, son una pequeña muestra de lo que harán con el 20% que tendremos que recoger para que se realice. La pelea hay que darla en todos los frentes.

Como (había) en botica:

Nuestra producción de petróleo sigue en picada. El Market Report de junio de la OPEP, reporta que Venezuela informó que su producción es de solo 2.370.000 barriles por día, es decir 897.000 barriles por día menos que en el 2001. El otro Escarrá era también intelectualmente deshonesto, pero nunca lo ocultó. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com