Mientras Venezuela esté bajo la dirección de Maduro y sus ministros permanecerá muerta bajo tierra o encerrada en una botella. La razón para esta afirmación es que ningún empresario venezolano, chino, ruso, turco e hindú y mucho menos latinoamericano, europeo o norteamericano invertirá en Venezuela mientras el grupo de Maduro tenga control de las políticas económicas. Ni siquiera las propias empresas del Estado que debido a la corrupción generan recursos para reinvertir. Y las instituciones al servicio del Estado no funcionan por los mismos motivos. La corrupción con los prestamos rusos y chinos, el impago de deudas de Pdvsa, los asaltos expropiatorios, los controles de cambio y precios asfixiantes del pasado, el uso de fuerza y violación de DDHH para frenar protestas y cambios democráticos, la emisión de dinero inorgánico hace que a pesar del gran interés mundial que existe por invertir en Venezuela nadie ni los propios aliados lo hagan.
En este momento la estrategia de Maduro es mantenerse en las riendas del poder, hacer cambios en las políticas cambiarias y económica, levantar las sanciones y asfixia burocráticas que impidieron la actividad empresarial a los venezolanos, aprovechar la ayuda humanitaria estadounidense para calmar a la población, ir resolviendo el tema de la luz e ir haciendo negocios con chinos, rusos, turcos y algunos venezolanos, ir mejorando el manejo de la política monetaria y tasas de interés y promoviendo inversiones de a cuenta gota entre amigos que irán sumando hasta que la oposición se canse y todos los inversionistas decidan invertir y reactivar la economía. Aprovechándose que la población venezolana no reclama sus derechos políticos con arrojo, excusándose en las sanciones estadounidenses, que no habrá intervención militar extranjera, y que los líderes de los países democráticos no se ponen de acuerdo en cómo enfrentar a Maduro y que pronto perderán elecciones, Maduro tiene tiempo de sobra y una ANC para ir recapturando la estabilidad política.
Por el otro lado, el presidente encargado Guaidó aglutina una inmensa porción de apoyo de los ciudadanos del país, y define un plan de reactivación económica donde garantiza tasas de crecimiento de mas de 20 % anual y motiva a los capitales del mundo incluyendo China y Rusia y los grandes inversionistas de las industrias minera, energética, turísticas, manufactureras y agroindustrial a nivel mundial. Estos inversionistas globales y locales están dispuestos a invertir con entusiasmo centenares de miles de millones de dólares. Hoy, una Venezuela libre con apertura a los inversionistas sería el polo de atracción de capitales e inversiones mas importante del planeta. Ningún país en el mundo hoy ofrece (a excepción del sector tecnológico estadounidense) mejores tasas de retorno a la inversión que Venezuela en las industrias de petróleo, petroquímica, minería, y demás sectores ligados a las industrias alimenticias y turística.
Pareciera que la reactivación del aparato productivo venezolano está a punto de estallar y que el tapón que lo impide es la desconfianza en las políticas del presidente Maduro. Incluso EEUU arma un fondo de USD 10.000 millones y el FMI y el Banco Mundial hasta USD 80.000 millones sin sumar la inmensa cantidad de dinero de inversión que entrará a Venezuela vía inversión en el rescate de las empresas del Estado y otras inversiones. Ni Rusia ni China ofrecen un similar plan de inversiones. Incluso el plan de inversiones de EEUU haría viable recuperar las inversiones de China y Rusia. Luego de la administración Maduro 2013- 2019, Venezuela quedó en las cenizas como la iglesia de Notre Dame luego del feroz fuego, con la gran diferencia que la lucha por mantenerse en el poder no permite la reconstrucción.
@alejandrojsucre