Introducción
Este artículo reproduce casi fielmente uno de los apéndices de mi libro “El Fin de Petrolia y Una Nueva Venezuela”, el cual decidí publicar de esta forma dada la reiterada repetición de lo que indica el título en nuestro tiempo. Lo publico en dos partes para no cansar y aburrir al lector por lo extenso que ha resultado.
En el presente apéndice intentamos fundamentar una de las hipó tesis principales de este ensayo, en cuanto al peso y significación que tuvo y tiene el conflicto político en el desempeño de Venezuela, esto es en todos los ámbitos de la vida nacional. Predominio que, a nuestro juicio, incidió e incide notablemente en los resultados económicos y sociales de nuestro país y explica razonablemente la causalidad de los acontecimientos que llevaron a ellos.
Si observamos la Nación como un todo, en el periodo que va desde el fin de la guerra de Independencia hasta, prácticamente nuestros días, encontramos un patrón de conducta característico en el campo político que podemos identificar conceptualmente como el predominio del conflicto, por encima del predominio de la tolerancia, la concordia o el consenso, salvo determinados momentos de excepción que luego detallamos.
Obsérvese, que estamos restringiendo el término conflicto al terreno de lo político y no al terreno de la sociedad en general, en cuanto a que, se restringe al mundo de los partidos políticos entre sí o a estos enfrentados a un gobierno o régimen determinado. Aunque esta caracterización podría definir a Venezuela como un país esencialmente conflictivo, resulta lo contrario, pues lo paradójico es que ese conflicto no se transmitió de manera sensible al resto de la sociedad, salvo muy contadas excepciones[1].
La contribución que deseamos realizar en este Apéndice va en dirección a conceptualizarlo en las diferentes formas o variantes que ha tomado a lo largo de un gran periodo histórico, las cuales procedemos a identificar a continuación: atendiendo, parcialmente, a un criterio cronológico.
- Reparto del territorio e ideologías antes y en la Guerra Federal
La primera versión del conflicto político proviene, de un lado, por la herencia que deja la Guerra de Independencia por el reparto del territorio que se realiza como “premio” por sus resultados entre los jefes militares, lo cual ya de si engendra las condiciones para que, una vez terminada aquella, reaparezca el conflicto militar que culmina con la Guerra Federal y que continua luego cuando cada heredero de esta intenta imponer su poder. Se puede decir que allí termina una primera versión del conflicto y una era de intranquilidad que se cierra con la toma del poder por J.V. Gómez y por la implantación de su régimen por varios años. Como bien lo describe Guillermo Morón:
“La República no tuvo un solo día de tranquilidad antes del asentamiento de la dictadura gomecista. La intranquilidad, la permanente vigilia, el desasosiego caracterizaron la historia política de nuestro país desde la guerra de Independencia hasta la Rehabilitación; Gómez dio un golpe de Estado para asegurar la paz.[2]
Sin embargo, el tema de fondo que está detrás del conflicto es la controversia que se da en la forma del Estado. Como me lo ha anotado Juan Garrido en una nota:[3]
“El conflicto se origina entre el Estado Central o Unitario y el Estado Federal. Su máximo exponente es la Guerra Federal y la extinción progresiva del federalismo alcanza un punto de inflexión en la reforma constitucional de 1945 cuando se nacionaliza la justicia.”
El hecho que queremos resaltar, antes de entrar en mayor detalle en estos dramáticos años, es que su rasgo principal fue la lucha por el reparto del territorio, lo cual lo va a distinguir de las formas que toma el conflicto político posteriormente, pero que encaja en la idea de iniciar la ruta de un patrón de conducta que nunca se cerró en Venezuela, puesto que nunca, desde 1830 cuando se crea la Republica hasta el comienzo y mediados del siglo XX eso fue lo característico. Morón, citando a Antonio Arraiz, ratifica la situación política en esos tiempos:
“Arraiz, quien se marchó del país a raíz del golpe del 18 de octubre de 1945, enumera en ese artículo las 39 revoluciones que se sucedieron en Venezuela entre el Io de enero de 1830 y el 31 de diciembre de 1903.” (Morón, 1976)
Emparejado con este tipo de conflicto está el enfrentamiento entre liberales y conservadores sobre distintos aspectos de la vida nacional, tema que se traduce en la creación de distintos partidos políticos y expresiones ideológicas que solaparon el conflicto militar por el territorio, pero que llevan a identificar el mismo patrón de conducta. La lectura que realizo de ese largo periodo histórico indica de nuevo que Venezuela nunca gozó de normalidad y que, desde la instalación de los gobiernos Conservadores, presididos por Páez, hasta el triunfo de los Liberales representados, principalmente, por los Monagas los conflictos fueron la norma.
Sin embargo, como lo indica acertadamente Arraiz Lucca esa controversia ideológica, si bien se presentaba en su forma pura y doctrinaria por las divergencias sobre el rol del mercado y el del Estado en la economía o por la posterior percepción de una combinación de ambas, reveladas en los que se llamó el “Liberalismo Amarillo”[4], lo cierto es que también lo hizo en innumerables eventos políticos y militares que se sucedieron en ese periodo y que culminaron con la Guerra Federal. La sucesión de un gobierno a otro, la promulgación de distintas versiones constitucionales, la fisonomía de intentos de democratización, contaminados por las interpretaciones y manejos legales que permitían el retiro y el retorno al poder de los principales líderes de ambas opciones indican que, de nuevo, el conflicto político, aunque parecía ideológico tenía otro apellido, pero siempre fue la norma y no la excepción. Arraiz Lucca lo dice de la siguiente manera:[5]
Antes de reseñar esa controversia en el periodo de la dictadura de Gómez, traemos a colación una interpretación de Morón que pone en su debido lugar el tema porque ilustra cual ha sido el problema de fondo de toda la historia del conflicto político venezolano, desde aquellos primeros tiempos “republicanos” hasta nuestros días, cuando todavía que no se ha logrado consolidar. Como indica el autor:
“El problema político de mayor relieve heredado por nuestra historia contemporánea es el de la democracia; es decir, la búsqueda de una fórmula democrática para el Estado venezolano orientó toda la historia política del siglo XIX. El caudillismo es una expresión de esa búsqueda, el polo negativo de la misma. La dictadura de los caudillos es la contrapartida.” (Morón, 1976)
- Dictadura y democracia: nuevos conceptos
Con la llegada de J. V. Gómez al poder y por el tiempo que este dura en él, aquella forma del conflicto desaparece y le sucede otra manera de presentarse con una definición, quizás, más precisa de contenido de la palabra democracia, diferenciada con mayor claridad de lo que es una dictadura y de lo que fueron las anteriores gestas anti dictatoriales. Marcadas por el personalismo y el “caudillismo”, a diferencia de la que se origina en este tiempo. Por un lado, por la aparición de los liderazgos y los partidos políticos modernos venezolanos que encabezan su defensa y, por el otro, porque el concepto de democracia, va más allá de las definiciones constitucionales vigentes, conlleva la idea de despersonalizar la política y donde la participación colectiva en la política y el derecho de expresar la voluntad y la soberanía popular forman el centro de interés. Como indican Rivas Torres, Frank Eduardo1, Rojas G., Braulio Y.
“Estos hechos marcaron el inicio de una nueva forma de hacer política en Venezuela. Por primera vez, en mucho tiempo, se levantaron voces que no proponían la sustitución de un caudillo por otro caudillo.” [6]
Es la época de la “Generación del 28”, del nacimiento de Acción Democrática, URD, COPEI, los cuales con distintos nombres en sus inicios ponen en práctica ideas y acciones que cuestionan la dictadura. Al momento de “paz social” que impone la dictadura le suceden eventos dramáticos marcados por la lucha clandestina y el exilio de los principales dirigentes políticos. La democracia no logra imponerse antes de la muerte de Gómez, pero el conflicto político ha seguido su ruta inexorable.
Por otra parte, esos acontecimientos coinciden con el inicio de la explotación petrolera, elemento que le impone una diferencia importante al conflicto.
- Nacionalismo petrolero y conflicto político
La presencia en Venezuela de las grandes firmas internacionales, especialmente originadas en los Estado Unidos, le da un rasgo distinto al conflicto al comenzar a aparecer las ideas “nacionalistas” y la doctrina de defensa de la soberanía nacional, esta vez liderada por los mismos partidos enfrentados a la dictadura, en especial por Acción Democrática, los partidos de izquierda y los líderes del Partido Comunista.
En este corto periodo se puede decir que subsisten dos países, uno identificado por la unificación financiera y económica de la cuestión publica, también por las reformas que intentan capturar una mayor parte del ingreso petrolero para su propietario, la Nación venezolana, especialmente con la promulgación de la legislación sobre hidrocarburos, Es la época del otorgamiento de las grandes concesiones petroleras, lo cual produce un periodo de bonanza económica que, de alguna manera, evita que el conflicto político se traslade al ámbito social, pero que, a la vez, promueve una fuerte reacción en contra de ellas. El nacionalismo se hace, prácticamente, la consigna favorita de los nuevos partidos, sumada a los reclamos de un nuevo ordenamiento democrático, que ya se habían iniciado contra la dictadura de Gómez.
- Tregua y tolerancia de corta duración
A la muerte de Gómez le sucede un periodo de relativa calma en el campo político, en especial porque en ambos casos se logra un cierto entendimiento con los partidos políticos recién creados, debido a la tolerancia política que se manifiesta en los gobiernos de López Contreras y de Medina Angarita, en ambos casos con la legalización de varios de dichos partidos. Como narra Bruni Celli:
“Fue sólo a partir de 1936, aprovechando la tímida apertura democrática ofrecida por el presidente Eleazar López Contreras, cuando se crearon nuevas organizaciones políticas, entonces fundadas y dirigidas por jóvenes intelectuales quienes recién salían de las cárceles o regresaban del exilio al que los había aventado la dictadura gomecista.”
En 1941, bajo la presidencia de Isaías Medina Angarita se inició en el país un proceso de modernización institucional en el campo de la participación política marcado por el nacimiento de organizaciones partidarias. Por una parte el régimen creó, desde el gobierno, su propio partido, que llamó Partido Democrático Venezolano y legalizó a su aliado circunstancial, el viejo Partido Comunista Venezolano, que había sido fundado en México en 1925 por exilados venezolanos, pero también permitió la fundación, legalización y actividad pública de un partido de oposición, Acción Democrática que rápidamente se convirtió en el partido con más amplio apoyo popular en la historia de la moderna política venezolana.”[7]
Sin embargo, los temas de fondo no han desaparecido y el conflicto político renace con la exigencia de aquellos partidos en la necesidad de realizar sendas reformas políticas, en especial por la de acelerar la vigencia del sufragio universal, cuestión que ocasiona una nueva ruptura del orden político cuando se produce la muy conocida Revolución de Octubre y el golpe de Estado contra el gobierno de Medina Angarita. Entonces el conflicto político reaparece con una nueva fisonomía.
- Ruptura del orden institucional y exclusión política
Quizás lo relevante a estas alturas de la historia venezolana es que se vuelve a repetir el patrón de conflicto aludido en este ensayo, con dos rasgos diferentes. Por una parte porque se repite el expediente de una ruptura del orden institucional, ocasionado por la insurrección militar y civil que derroca el gobierno de Medina Angarita, el cual había llegado al poder mediante elecciones libres, aceptadas por los partidos políticos y, por la otra, porque debajo del conflicto aparece claramente una figura que va a marcar sustantivamente la vida venezolana, cual es la exclusión política como regla de conducta, en especial lo que pone en práctica el partido líder de la Revolución, Acción Democrática.
Quizás la diferencia entre este tipo de “exclusión política” que se puede encontrar en la historia de varios gobiernos venezolanos, caracterizada, de un lado por la sustitución de un caudillo por otro y, del otro, por la ilegalización de algunos partidos políticos, como lo fueron los casos especiales del Partido Comunista y de Acción Democrática, está en que toma una forma mucho más drástica porque le acompaña el sectarismo que le caracterizó y que, luego, fue posteriormente reconocido por su principal líder, Rómulo Betancourt.
Como indican, separadamente Arraiz Luca y Ramón Velázquez ese gobierno se caracterizó por su sectarismo y su hegemonía: De acuerdo con Arraiz[8]:”
“Abundan testimonios críticos acerca del sectarismo con que gobernó Betancourt y, si bien es cierto que en su momento argumentó a favor de su decisión de hacerlo, también es cierto que años después reconoció como un error sustancial el iniciar un proyecto democrático con marcados acentos de exclusión.”
Argumento que luego corrobora Velázquez en la cita de Arraiz:
“Era evidente el hecho de que, en la crisis de 1948, más que la habilidad maquiavélica de Delgado Chalbaud o que el prestigio y la influencia entre los cuadros militares de Pérez Jiménez y de Llovera Páez, fue el aislamiento que en torno suyo se había creado Acción Democrática, que monopolizaba el poder y que originaba resistencias innecesarias, lo que provocó su caída.” (Velásquez, 1976:177).
Destacamos la exclusión como una identidad particular del conflicto político porque va a tener serias repercusiones posteriores y gran relevancia a lo largo de la historia, en especial por la retaliación que origina contra distintos personeros del régimen de Gómez y luego, por la reiterativa conducta frente al Partido Comunista.
La Revolución de Octubre cierra con la elección de Gallegos mediante el expediente de elecciones, pero este apenas dura poco tiempo en el poder. El orden institucional es de nuevo interrumpido por el golpe de Estado encabezado por Pérez Jiménez. El conflicto político ha de repetirse en la forma de una nueva controversia entre dictadura y democracia.
- El ciclo se repite: ¿Dictadura o democracia?
En lo que va de 1948 hasta 1958 Venezuela vuelve a vivir un periodo de conflicto político que renueva las características del periodo Gomecista. El reclamo por un retorno a la democracia marca los componentes fundamentales de este periodo, pero de nuevo atenuado por el positivo impacto que tiene la bonanza petrolera, de forma tal que, otra vez, aquel conflicto queda circunscrito al ámbito político y no es trasladado, paradójicamente, al terreno social.
La “armonía petrolera” distiende el conflicto, Venezuela vive los momentos de prosperidad económica que algunos han llamado su “época dorada”. Es la etapa de del aumento de la producción petrolera y de las grandes inversiones en infraestructura que aquel ingreso permite con gran amplitud. Si a ello se le suma la valorización del bolívar y su impacto positivo en el poder adquisitivo del venezolano, el conflicto ha quedado encerrado en las “cuatro paredes” del gobierno y los partidos políticos. La necesidad de implantar la democracia en Venezuela vuelve a repetirse.
Hasta este momento Venezuela lleva toda su vida nacional sellada, más por el conflicto político que por el consenso, la concordia o la tolerancia en este campo vital de la construcción del país. Sin embargo, ha llegado la hora de la tregua política y del consenso con la adhesión de los partidos políticos al Pacto de Punto Fijo.
[1] Dos de ellas podrían encontrarse en el caso de las insurrecciones civiles y militares que sucedieron a comienzos de 60’s y luego con las confrontaciones civiles que se dan a principios y mediados de los 2000’s.
[2] Morón, G, “Historia política contemporánea de Venezuela 1936 – 1976. Curso dictado en la Universidad Simón Bolívar, 1976. Capítulo VI de libro en publicación.
[3] Observación realizada por correo del 31/8/2020
[4] “Lo que la historiografía ha llamado el modelo económico del liberalismo amarillo (por el Gran Partido Liberal Amarillo, como Guzmán Blanco rebautizó al Partido Liberal) fue el intento de transformar integralmente el país, mediante su articulación, tanto como fuera posible, con el capitalismo. (Tomás Straka / Abril-diciembre 2016 En busca de un capitalismo propio | Debates IESA. 03/03/2020)
[5] Arraiz Lucca, “Conservadores y Liberales” En: “Venezuela 1830 hasta nuestros días” s/f
[6]Torres, R. Frank, E. y Rojas, B.G. “La conformación de los partidos políticos”. FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 18 - N.º 51 - ENERO - ABRIL 2008 - 129-147
[7] Bruni Celli, Marco T, “Los partidos políticos y la democracia en Venezuela” En “Crisis de los partidos politicos”2009:3
[8] La democracia en Venezuela (XIV): Renace la democracia liberal: el pacto de Punto Fijo (1958-1973) Proyecto BASE. Rafael Arraiz Lucca | Nov 18, 2019