Venezuela se ha convertido en un polvorín a punto de estallar. El agravamiento de la escasez, la carestía y la especulación ha profundizado el descontento y la angustia del pueblo, dando paso al desbordamiento de la protesta social. Todos los días, en todo el país se producen manifestaciones cada vez más numerosas, airadas y violentas que anuncian situaciones de mayor alcance y magnitudes. Podríamos decir que se registra un “caracazo” a cuentagotas tendente a generalizarse, frente al cual la única respuesta del gobierno es la represión, que ya enseña su rostro más terrible: la actuación combinada de la policía, la guardia nacional y los colectivos armados para sofocar las protestas, impedir las manifestaciones y cercenar importantes derechos económicos, sociales y políticos. El saldo es una lista creciente de compatriotas muertos, heridos, detenidos y torturados; una violación masiva de derechos humanos.
El nuevo sistema de distribución de productos de la dieta básica (CLAP) es peor remedio que la enfermedad: más escasez, ineficiencia, exclusión, manipulación, corrupción y sectarismo. A esto se une el drama del servicio de salud y la escasez de medicinas que afecta a toda la población, pero que se hace especialmente grave en los casos de pacientes con enfermedades crónicas. También la agudización del problema del agua y del servicio eléctrico, de la inseguridad y los excesos policiales han dado lugar a la protesta popular. Agreguemos los conflictos en el sector laboral y gremial como consecuencia del deterioro de las condiciones de vida y trabajo, de la pérdida del poder adquisitivo de los sueldos y salarios, del incumplimiento por parte del gobierno de compromisos contractuales o de la negación a discutir las nuevas convenciones colectivas de trabajo, del cerco presupuestario y el cercenamiento de la autonomía universitaria y un largo etcétera.
Este vasto movimiento de protesta es la demostración palmaria del fracaso del gobierno y se traduce en clamor nacional en demanda urgente de un cambio de rumbo. Venezuela no puede seguir siendo gobernada por una camarilla de ineptos, corrompidos y represores que se ha apartado peligrosamente de la Constitución; que solo genera pobreza, hambre, miseria y represión. El gobierno de Nicolás Maduro ha sido desbordado por la crisis. Ya no gobierna sino que maniobra para sostenerse en el poder. Amparado en la complicidad del Tribunal Supremo de Justicia, El CNE y demás órganos del Poder Público se empecina en bloquear todas las salidas constitucionales, democráticas, pacíficas y electorales a la grave crisis del país, provocando la violencia y la confrontación con el perverso propósito de imponer el miedo y seguir gobernando sobre la base de la coerción, el chantaje y la mentira. A ellos los hacemos responsables, ante el pueblo y ante la historia, a la luz de la Constitución y los tratados internacionales en materia de derechos políticos, sociales y económicos, frente a la eventualidad de que se produzca un estallido social de magnitudes impredecibles, con un saldo similar al de aquel aciago 27 de febrero de 1989: muertos, heridos y detenidos; destrucción de unidades de comercio y producción; y un luto nacional sembrado en la memoria colectiva del país.
Vanguardia Popular exige cese a la represión; respeto a los derechos humanos y las garantías constitucionales, atención urgente a la emergencia nacional en materia de alimentación, salud y seguridad y respeto absoluto a la soberanía popular para que, a través del Referéndum Revocatorio, se haga posible la sustitución constitucional y democrática del actual gobierno, a los fines de instaurar un Gobierno de Unidad Nacional que adelante un Programa de Cambio de Rumbo, inspirado en los mejores intereses del país y el pueblo venezolanos, que nos enrumbe por la senda de la Soberanía, la Democracia, el Progreso y la Justicia Social. Hacemos un llamado fraternal a todos los sectores democráticos y progresistas del país, especialmente a las bases del movimiento popular, sindical y gremial, para mancomunar esfuerzos en la lucha por alcanzar estos objetivos.
Caracas, 11 de junio de 2016
Por el Comité Político Nacional de Vanguardia Popular
Rafael Venegas
(C.I: 3.814.870)
Secretario General