La oposición democrática, tras semanas de angustias, dimes, diretes y amargas discusiones, sobre todo en redes sociales (RRSS), hizo lo que se esperaba y ha hecho durante los últimos 25 años: ponerse de acuerdo para presentarle al país una opción electoral unitaria. No me cansaré de repetirlo, la Coordinadora Democrática, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y la Plataforma Unitaria Democrática (PU) son el ejemplo de que eso es así y es mezquino no reconocerlo. En la solución de esta supuesta crisis para la selección del candidato presidencial opositor y todo lo realizado para lograr el apoyo de algunas organizaciones políticas, tenemos una nueva demostración de esa afirmación.
Decisión unánime, otro hito.
Se dice fácil, pero no lo es, lograr una decisión unánime para designar un candidato, en un ambiente que, al menos en la discusión pública, fue muy tenso, por momentos subido de tono y hasta amargo. Seguramente algunos no estarán totalmente agradados con la solución alcanzada, porque esperaban otra: Que se aceptara la voluntad popular expresada el 22 de octubre de 2023; que se aceptara la solución “candidatural” propuesta por la PU y la candidata electa en la Primaria; y desde luego, los partidarios de otras opciones −surgidas en la última semana, o planificadas hace algún tiempo− esperaban que la suerte los favoreciera. Pero se logró mucho para lo que es la fuerza real de la alternativa democrática. Y no es resignación, ni “realismo político”; es entender la realidad que tenemos, a partir de la cual hay que avanzar y construir. El haber logrado un acuerdo unánime y mantener la unidad, en tan complejas circunstancias, es el mejor y más importante logro de este proceso.
Las razones.
Ahora que está en el escenario, es fácil encontrar razones para la designación de Edmundo González Urrutia (EGU), pero es bueno enfatizar que no se le pida ser el salvador del país, el superhombre de Nietzsche, un superhéroe de Marvel o la encarnación de un nuevo Mesías −no volvamos a cometer errores que hemos pagado muy caro− ni se espere que tenga todas las respuestas para todos los problemas de la población venezolana. El desafío que enfrenta, que no es poca cosa, ni fácil, es ser candidato presidencial de la oposición democrática, con eso nos debemos conformar, por el momento; que nos acompañe a los venezolanos que queremos un cambio político, en el camino de reunir votos para el triunfo electoral el 28 de julio; no tiene por qué tener respuestas a las capciosas preguntas −que no faltarán− acerca de ¿Qué hacer si el gobierno actual no reconoce el triunfo?, ¿Qué hacer si no está dispuesto a ceder el poder?; no le pongamos esa trampa y evitemos que caiga en ella, porque a esa situación, si llegara a pasar −que no lo sabemos, pues nunca se ha presentado−, tendremos que responder todos los venezolanos.
¿No andaban muchos en la búsqueda de un “outsider”?; bueno, lo hemos encontrado; porque por lo que sabemos, EGU, no es un político que pertenezca a la élite política tradicional. Pero ojo, que tampoco es un advenedizo, y si bien su experiencia política no es en la búsqueda de votos para ocupar cargos públicos −por lo que no estaría exento de cometer errores−, ha ejercido, como diplomático, funciones de Estado, que le confieren la experiencia que probablemente es la que se necesita para encabezar el complejo proceso de transición que se avecina después del 28 de julio, para enrumbar el país en el retorno a la democracia. Y además, tiene experiencia política en lidiar con diferencias entre partidos, por su desempeño en la MUD y en la Comisión de Primarias del año 2012.
Discreción y Aceptación.
Quienes no lo conocemos personalmente o que apenas habíamos oído su nombre y escasamente sabíamos de su trayectoria en la MUD, por lo que hemos visto desde su aparición en el escenario público, a partir del 26 de marzo, podemos decir que reúne dos características importantes que se necesitan para el proceso: discreción y aceptación.
La discreción, el silencio que ha guardado, que algunos lamentan, por el contrario, me parece una virtud, en un país en donde los políticos, asesores, consultores y demás actores “públicos” de RRSS, hablamos más de la cuenta. La otra característica que lo favorece es su aceptación por parte de todos los actores políticos. Posiblemente no es la persona en la que alguien pensaría en primera instancia, pero es del tipo de personalidades que una vez que surge su nombre, hay silencio y nadie puede presentar una objeción. Y por lo que hemos visto, ni siquiera los “laboratorios de guerra sucia” y las llamadas “salas situacionales”, que deben estar buscando bajo las piedras, por los rincones, para iniciar alguna de las campañas de descredito a las que nos tienen acostumbrados. Discreción y aceptación, son dos activos inmejorables, que no me cabe duda que se puede afirmar que, en el país, muy pocos políticos, cuentan con ellos.
Las tareas.
Podemos perdernos en ver lo pasado, lamentarnos, pasar facturas y peor aún, especular con los males que nos pueden venir y amargarnos la existencia; pero en política eso es poco práctico; es preferible no preocuparnos por las especulaciones sobre las cosas que pudieran ocurrir; menos aún prestar atención a las aves de mal agüero y a los que intencionalmente nos quieren desmotivar, propalando informaciones falsas o alarmistas; hay que levantar la vista y dedicarnos a hacer lo que aún está pendiente. Cada día tiene bastante con su propio mal. (San Mateo 6, 34). Allanados los primeros escollos, vendrán más.
Sin querer dar consejos que nadie me ha pedido, la lógica parece indicar que el candidato unitario tiene que avanzar en tres tareas:
- La primera, en la conformación de su propio “comando electoral”, porque si bien es seguro que contará con el de la candidata seleccionada en la Primaria y con la Plataforma Unitaria (PU), la candidata tiene su propia agenda que es muy importante que la siga desarrollando; y la PU, −por su composición y funciones− es pesada y lenta para la toma de decisiones en una campaña electoral, corta y muy dinámica, que se tendrá que desarrollar. La PU seguramente es más apropiada como órgano de consulta, para asesorar y, sobre todo, para pensar en la conformación de futuras instancias de gobierno.
- La segunda tarea, en la que ya se ha avanzado algo, es en la culminación organizativa, de los comandos, comités −o como se les quiera llamar−, por todo el país, encargados de la tarea de motivar y movilizar electores y muy especialmente la coordinación de los partidos, las organizaciones de la sociedad civil y los ciudadanos para desempeñarse como testigos en todas las mesas y centros de votación, para cuidar y defender el triunfo electoral del 28 de julio.
- La tercera tarea, entonces, es la de organizar a los ciudadanos en Venezuela y en el exterior, para que se sumen a todas las actividades de la campaña electoral, para difundir y consolidar el mensaje de cambio político que el país reclama.
Para todo lo anterior, será muy útil acudir a las instancias regionales y niveles medios de las organizaciones políticas de la PU y de otros partidos comprometidos con el cambio político. Ya tuvimos la experiencia en la Comisión Nacional de Primaria de la lealtad, la capacidad de trabajo y sacrificio y del inmejorable aporte de esa instancia partidista, en combinación virtuosa con las agrupaciones de la sociedad civil que se dedican a la actividad política. De esa instancia de los partidos y de la sociedad civil, no se debe prescindir.
Dediquemos, para concluir, unas pocas líneas más a la actividad a desarrollar en el exterior.
Venezolanos en el Exterior.
Especial atención hay que prestar a los más de cinco millones de venezolanos, mayores de 18 años que viven en el exterior y que teniendo derecho y capacidad de votar, se les ha privado de ese derecho, pues solo un número exiguo, escasamente 200 mil, estarían en capacidad de votar y no todos lo podrán hacer, al no contar con consulados en muchos países de alta inmigración venezolana. Sabemos que los pocos que lograron registrarse o actualizarse en el Registro Electoral tuvieron que sortear retrasos, incumplimiento de horarios, maltratos y requisitos, no solo ilegales e inconstitucionales, sino absurdos; no vale la pena repetirlos, todos los conocemos. Pero, ya no es posible hacer nada más, no se concederá la prórroga solicitada del registro electoral y no vale la pena seguirse lamentando. También aquí pasemos la página.
Lo importante es que ese enorme contingente de venezolanos, ultrajados en sus derechos políticos, tiene que organizarse para desempeñar tres tareas. La primera tarea, es continuar denunciando y mostrando en cada país y ciudad donde viven, como se violan los derechos políticos de los venezolanos, como se viola su derecho a una identidad y como se deja sin el amparo del Estado venezolano a quienes viven en el exterior. La segunda tarea, es contribuir en la organización, movilización, motivación y apoyo de los que vayan a votar, para que no se pierda ni un solo voto de los que estén en capacidad de hacerlo; en una votación ajustada como podría ser la del 28J, los votos del exterior pueden hacer la diferencia. Y la tercera tarea es contribuir y apoyar la actividad de motivar y estimular a sus amigos y familiares en Venezuela para que participen y voten en el territorio nacional. Ya hay organizaciones de ciudadanos y partidos trabajando en la organización de estas tres tareas, a las que se puede contactar.
Conclusión
La designación del candidato unitario no se llevó a cabo de la forma prevista y esperada por nadie, sorprendió a todos y mucho más al gobierno; surgió forzada por las circunstancias políticas, del ultraje al derecho opositor de seleccionar libremente su candidato; pero todos, sin excepción, los que participaron en esa decisión, dieron al país una verdadera lección de unidad, antepusieron los intereses del país que desea un cambio y dejaron de lado sus aspiraciones personales y políticas. Solo algunas mentes mezquinas no reconocen eso. No hemos concluido, aún quedan problemas y surgirán escollos, pero ese ejercicio de unidad en la designación del candidato unitario, nos ha fortalecido.