Esa pregunta nos la hacemos la inmensa mayoría de los venezolanos cada vez que enfrentamos la incuestionable realidad de tratar de cubrir nuestras necesidades con los menguados ingresos que nos aporta nuestro trabajo.
Las respuestas van desde la activa, y lamentablemente muchas veces infructuosa, búsqueda de fuentes de ingreso adicionales, hasta la resignada espera de un aumento de salarios y pensiones, que el gobierno, siempre en función de sus intereses de permanencia, decida el cuanto, cuando y bajo cual modalidad le convendrá más decretarlo.
Esta lucha por la sobrevivencia, y todos sabemos que el término no es una exageración, nos distrae del que tiene que ser el objetivo principal de nuestro esfuerzo diario y que no es otro que contribuir a que nuestra economía se reactive, entendiendo que dicha reactivación solo podrá ser alcanzada mediante un cambio de gobierno, al que el común de los venezolanos podemos ayudar mediante la participación en las elecciones presidenciales que deberán ocurrir este año 2024.
La participación implica no solo decidir, desde ya y sin vacilaciones, el concurrir a votar en la fecha que seamos convocados, sino, adicionalmente y tan importante como sufragar, hacernos parte del proceso que tenemos que adelantar en estos meses previos y que nos conducirá a que la asistencia sea masiva, ordenada, informada y con la convicción de que si podemos lograr el país que queremos.
Es obvio que cada uno vive su realidad y que la misma condiciona el tiempo y la forma en la que podemos trabajar a favor del cambio. Lo que si compartimos todos es la posibilidad de usar los momentos en los que interactuamos privadamente con otros, en los diferentes espacios de convivencia, para expresar lo que queremos como país, la decisión de concurrir a votar, a pesar de que las condiciones no sean las ideales y que lo haremos por la candidatura unitaria que ya decidimos como la más apropiada.
Parte importante del compromiso tiene que estar dirigido a estimular la inscripción en el Registro Electoral de aquellos que no lo han hecho, así como a intentar el cambio del centro de votación al que estamos asignados, si el mismo se encuentra absolutamente fuera de nuestras posibilidades de acceso. En el caso de que el centro que nos toca no sea el más cercano ni el de acceso más cómodo, aunque factible, es preferible mantenernos en el y desde ahora empezar a pensar cómo hacernos presente en el mismo, para lo cual, la ayuda de otros debe ser gestionada sin ninguna vergüenza.
Con la familia, con los vecinos, con los amigos, es indispensable conversar el tema, olvidando posiciones anteriores, nuestras y de ellos, e insistiendo en que una Venezuela distinta y mejor es posible para todos, sin distingos sociales de ningún tipo y con respeto a las ideas de cada quién; en este momento lo importante es lograr que nuestro país sea regido con respeto a las leyes, que ese respeto esté garantizado por gente honesta y capaz, y que las áreas de prioridad absoluta para el futuro gobierno sean educación, salud y seguridad, tanto social como personal.
Tenemos que escuchar críticamente al liderazgo, juzgando lo verdaderamente democrático de sus actuaciones, evaluando los mensajes y corrigiendo con los nuestros, todo aquello que atente contra la unidad de los que realmente queremos un cambio en la manera de conducir al país. Algunos podrán expresarse mejor que nosotros, pero nadie es capaz de suplantar, mediante discursos endulzados, lo que realmente sentimos. Debemos actuar de acuerdo con lo que pensamos es mejor y para ello, la libertad es la única garantía de poder hacerlo, sin ordenes de obligatorio acatamiento ni tutorías incuestionables.
Una nueva Venezuela está esperando su oportunidad y ella no se hará realidad a menos que la inmensa mayoría de nosotros, inconformes con lo actual, convencidos del fracaso de los discursos cuando comparados con lo que hacen los que los dan y dispuestos a enfrentar el reto de cambiar, nos comprometemos con nosotros mismos a integrarnos al esfuerzo de transformación que ya comenzó y que demanda el concurso de todos.