Estuve transitando por la Avenida Bolívar de nuestra Caracas, así como por la Autopista del Este y observé que la primera se encontraba llena de banderas de Venezuela, así como también el entorno de una escultura dorada que en la autopista parece quisiera representar a los indígenas.
Pero me llamó mucho la atención que todas esas banderas se encontraban izadas a media asta. Desconozco la intención que tuvieron quienes ordenaron colocarlas así. Lo cierto es, que la bandera nacional, junto con el escudo y el himno constituyen los símbolos de Venezuela.
Ahora bien, de acuerdo a los protocolos existentes en la mayoría de los países, cuando se iza la bandera nacional a media asta, se hace en señal de duelo, bien porque ha ocurrido una tragedia de grandes proporciones o porque se quiere conmemorar, en señal de respeto, la muerte de alguna personalidad nacional o extranjera. Siempre se fija el tiempo en que debe permanecer así.
Debo confesar de nuevo que ignoro las razones que tuvo el personero del régimen para enarbolar tantas banderas a media asta, pero motivos no le faltarán.
Quizás se ha querido dejar constancia del sufrimiento de tantos venezolanos que han preferido abandonar el país, en lugar de soportar la tragedia que desde hace más de veinte años se sufre por la carencia de servicios públicos o por la falta de mantenimiento de los mismos.
Puede ser también, que se ha querido manifestar el duelo que sufren los familiares de aquellos que han fallecido por manifestarse opositores, o por quienes han perecido en las travesías hacia otros países.
Otra hipotética posibilidad, aunque más lejana, haya sido que el funcionario que dio la orden, pensara –si cabe el término- que era necesario llamar la atención por la cantidad de casos de corrupción que se han conocido y quedado impunes.
Ha llegado el después que sabiamente nos ha hablado desde hace muchos años, Monseñor Ovidio Pérez Morales, es decir, el tiempo en que hay que salir en la búsqueda de la paz, la concordia y la reconciliación entre los venezolanos. Basta de sembrar el odio entre los hermanos. Corresponde ahora a la oposición buscar caminos de unidad que permitan disfrutar a todos una Venezuela libre, democrática, solidaria e independiente. Para ello es indispensable restituir el equilibrio entre los diferentes poderes, a fin de que estos reflejen la verdadera conformación de la nación, así como conciliarse con los factores sociales y económicos del país. Ofrecer garantías que permitan la inversión nacional e internacional, en sectores que contribuyan al desarrollo económico y a la búsqueda de la justicia social. Por ello cabe preguntarse: ¿Venezuela está de luto?