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El amor, las mujeres y la muerte

Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 5 min.

1. El monumental cuadro, en el más amplio y más estricto sentido, Guernica de Pablo Picasso, es una de las más importantes pinturas del siglo XX, seguramente de la historia y por eso siempre será fuente de interpretaciones. Se asume como rechazo de la guerra, hordas de hombres que se destrozan violentamente entre sí, la irracionalidad, la bestialidad, pero de ninguna en concreto, aunque la percepción dominante de su supuesto simbolismo, sería la denuncia de “el horror…el horror”, según la estremecedora sentencia del coronel Kurtz en Apocalipsis de Coppola. Einstein dijo que “es más fácil desintegrar el átomo que corregir un prejuicio bien asentado” y vamos por casi 90 años de oír la misma melodía sobre el Guernica y nadie podrá cambiarla. El 26 de abril de 1937 los nazis bombardean y destruyen esa aldea vasca de cinco mil hab.

2. No se divulga que los republicanos hicieron lo mismo en Oviedo, Zaragoza, Córdoba, Valladolid y Cabra. Así Guernica queda como la sublime, luminosa y electrizante denuncia del genocidio franquista. Pero existen variadisimas perspectivas junto a la dominante. Para el escritor y estudioso de Picasso, José María Juarraz, el magno cuadro es autobiográfico y plasma la tormentosa vida afectiva del autor, si es que tuvo algún afecto. Para Herbert Read es una radiografía del pesimismo y la decepción, no sé por qué en Picasso, afortunado, rico y que amaba serlo:“me gusta ser pobre, pero con mucho dinero”. Era comunista hasta la hipófisis, pero sin compromiso; el día que estalló la guerra civil se fue de vacaciones a la Costa Azul y en los años de lucha no se movió de París, dedicado a torturar mujeres.

3. Sabía que el comunismo en el mundo cultural daba plata, prestigio y a su muerte en 1973, deja en obras de arte, inmuebles y efectivo más de mil millones de dólares. Es difícil encontrar en su pinacoteca obras políticas y estuvo muy lejos del arte comprometido de varias generaciones delante y detrás de la suya. Su estética consistía en despedazar y rehacer las posibilidades de la figura y las formas, y hasta los 50 engendró las principales escuelas pictóricas del siglo, excluido el solitario Francis Bacon. Entre sus pocas obras políticas, se recuerda la Paloma que hizo a petición de la Internacional Comunista para promover el Congreso Mundial de la Paz; y un retrato de Stalin para L’Humanité, criticado por “irrespetuoso” y no suficientemente “realista”, según los camaradas.

4. Explora hasta dónde era posible desfigurar las cosas sin dejar de ser reconocibles, con su genial máquina de deconstruir y reconstruir la realidad. Retrata situaciones corrientes, paisajes amigos, objetos, el infierno en vida de sus mujeres, de paliza en paliza, a las que clasificó como “diosas o felpudos”. Su nieta Marina escribe: “las sometía a su sexualidad bestial…las hechizaba, las devoraba y las aplastaba en sus lienzos …una vez desangradas, se deshacía de ellas”. A las “afortunadas” amantes de este Calígula, la ballerina Francois Gilot, Dora Maar, Olga Khokhlova, Marie-Therese Walter, Jaqueline Roque, las quemaba con cigarrillos, entre otros castigos.

5. Con extremado sadismo retrata a Maar en el lienzo Mujer en llanto y se ufanaba de hacerlas sufrir, según afirma “… esas mujeres …no son simples modelos. Están atrapadas en la trampa de esos sillones, donde yo mismo las he aprisionado…”. La historia mainstream del Guernica, la políticamente correcta que leemos en los textos, impuso lo que se acepta normalmente. Que el bando republicano se lo encargó al autor, quien “lo donó a la causa revolucionaria”, para que fuera el epicentro de la Exposición Internacional de París en 1937, ocasión de intensa agit-prop cultural. Describir la obra en estas líneas es naturalmente inalcanzable; imágenes que valen cada una cien millones de palabras, pero los invito a verlo en Google.


6. Con extrema, luctuosa, sobriedad cromática, blanco y negro, cubista-expresionista, llena de ángulos cortantes y agudos como navajas, presenta a lado izquierdo una mujer que grita desesperada, con el cadáver de su hijo en brazos y lanza al cielo un alarido de dolor. Otra huye arrastrando una pierna casi arrancada y una tercera figura femenina, como las otras dos, clama al cielo. La imagen masculina es un aparente soldado muerto, espada rota en mano y hacia el centro un toro y un caballo agonizante. Arriba, un híbrido entre el ojo bíblico de Yahvé, el sol y una lámpara. Gracias a las fotografías tomadas por Dora Maar, que registran meticulosamente la elaboración del cuadro, sabemos muchos detalles. Itinerante, inquieto, con la Gioconda tiene record de ciudades recorridas. Lo conocí exiliado en el Moma, que quiso apropiárselo.

7. Volví a verlo en el Reina Sofía, en su retorno, luego de que los españoles enseñaran el recibo por los 200 mil francos que pagaron por “donación”. Con el paso de las casi nueve décadas de creado, “detectives” del arte han tejido otra versión de su origen, muy distinta, entre otras a partir de la pista que se coló en los recibos. Esta, la underground, sostiene que el cuadro lo encargan a Picasso en enero de 1937, varios meses antes del bombardeo de Guernica en abril, contra un adelanto de 50 mil francos. Y la “verdad” comienza así.

8. En 1934, herido de una cornada en la plaza de toros de Ciudad Real, muere en Madrid Antonio Sánchez Mejías. Torero, escritor, mecenas, amigo del alma y protector de Pedro Salinas, García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, “la generación del 27’ y cercano a ellos, Manuel De Falla. 1935 Picasso pinta una corrida de toros “cubista”, Minotauromaquia, tan parecida a su futura obra magna, que parece un estudio de ella. Aseguran varios investigadores que elaboró también otro cuadro taurino, Corrida o Recuerdo a Sánchez Mejías, en homenaje a su amigo, pero ante la oferta tentadora, rentable y perentoria de la facción republicana, lo retoca y cambia el nombre por Guernica, como hoy lo conocemos.

9. Bien vista, la escena parece la enfermería en plena tragedia: el torero muerto, el estoque partido, el bombillo de la sala, la madre que llora a su hijo, el caballo del picador y mujeres desesperadas, entre ellas la amante de Ignacio, con una parte de su alma-cuerpo cercenada. En 2023 murió Francois Gilot, la única sobreviviente del Minotauro, madre de Paloma. Publicó sus memorias, Mi vida con Picasso donde cuenta que se enamoró del artista cuando ella tenía 20 años y él más de 60. En una entrevista, afirma: “Soy la única… que no se sacrificó al monstruo- declara con una sonrisa desenfadada y desafiante-…que aún está viva para contarlo…mire lo que les ocurrió a las otras. Tanto Marie-Therese como Jaqueline se suicidaron -la primera se ahorcó, la segunda se pegó un tiro, Olga padeció histerismo y locura y Dora enloqueció”.

@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/201059/el-amor-las-mujeres-y-la-muerte