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Bolada del Presi insomne

Opinión
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Tiempo de lectura: 2 min.

Próximo a cumplir 100 años, el poema “Balada del preso insomne “, de Leoncio Martínez “Leo”, hoy alcanza más vigencia que nunca, máxime cuando el autor pensó, en sus trasnochos de preso político profesional, que para el año 2000, Siglo XXI, Venezuela estaría totalmente libre de los oprobios y las tiranías que la mancillaron desde su entrada a la geografía e historia universal en 1498, fecha desde la cual no ha comenzado Venezuela ni en una sola centuria en sana ni santa paz, lo que parece ser, más que una desgracia genética, una mabita traída.

Definitivamente el Presidente no debe dormir, no puede dormir ni tiene porqué dormir ante la situación social, económica y política en que ha hundido a esta nación luego de recibir el garrote vil de su malhadado antecesor para que sumiera al país, a punta de bayonetas y hambre, en la más trágica etapa de su accidentada historia política y republicana, siguiendo recetas ajenas y leyendo cartillas perversas con la única intención de lograr y preservar el poder por el poder mismo.

Parafraseando a “Leo”, llegó la bolada del Presi insomne “sólo para eliminar a dueños de abastos y campiñas sin confín en el cielo abierto de la esperanza y de alas extendidas, y en su lugar iluminar torvos campos zamoranos, miserias, venganzas, crueldad, odio vil y un dolor que no acaba nunca ante otro dolor por venir”.

Sí, el Presi no duerme, no puede dormir, no debe dormir, no tiene porqué dormir. Ya padece perturbaciones. Y tales perturbaciones llevan al mandatario a sufrir presentismo laboral; es decir, está en un lugar sin estar en ninguno en realidad, lo que es un tiempo perdido que le cuesta caro al país y que se traduce en largas cadenas y extensas peroratas (“perolatas”, dice mi amigo allá en Chile) en radio y tv de nula productividad.

No dormir también le aumenta sus niveles de irritabilidad, su impulsividad, su conducta agresiva e, incluso, causa serios trastornos de ansiedad y depresión que, sumados al estrés cotidiano de lidiar con tanta torpeza y “jaladera” de los grandes caimacanes de su entorno, afecta y demerita la calidad de vida de los venezolanos, que somos quienes sufrimos las consecuencias de la bolada del Presi enfermo, digo, insomne.

La “bolada” del Presi insomne es la artimaña, el ardid, la bribonada, la vileza, la trampa, la canallada, el chanchullo, la triquiñuela, la jugarreta y todas las demás trastadas que le dan ocasión para hacer un jugoso negocio, no sólo para incrementar los ingresos mal habidos de su red de adláteres, sino de intercambiar bonos por votos y comprar, por adelantado, las elecciones presidenciales que pudieran ser este año. ¿Cómo les parece la bolada?