No es cierto que los dictadores entreguen motu propio el poder. Solo salen por la fuerza. El caso chileno ha sido manipulado. Pinochet convocó un referendo porque estaba convencido de que lo ganaría. Cuando intentó desconocer el resultado adverso los militares no lo apoyaron. “Chapita”Trujillo, “Tacho”Somoza y Castillo Armas contaban con respaldo militar y fueron ajusticiados. Stroessner, Perón, Pérez Jiménez, Rojas Pinilla, Velasco Alvarado y otros dictadores fueron depuestos por los militares con mayor o menor participación de protestas cívicas. “Tachito”Somoza tuvo que huir ante los sandinistas. Fidel derrocó al dictador Batista, para establecer un totalitarismo. La dictadura brasileña llegó a su fin por decisión de sus generales.
La mayoría de los golpes de estado se producen por el fracaso de los políticos, pero después los militares se engolosinan con el poder y se convierten en dictadores. También hay casos de ambiciones personales. Puede discutirse si su posterior derrocamiento se debe a que sus compañeros de armas se sienten presionados por protestas populares, porque están incómodos por ser rechazados por los ciudadanos o porque temen que también puedan ser víctimas de arbitrariedades, pero lo cierto es que sin su participación generalmente los dictadores se eternizan en el poder.
Los dictadores que surgen de elecciones son producto de la incapacidad o negligencia de los políticos que no resuelven el problema de la pobreza, descuidan la educación ciudadana y los servicios públicos, debilitan las instituciones y utilizan el poder para hacer clientelismo político y como lucro para su camarilla. Estos malos políticos propician que un populista llegue al poder por la vía electoral. Una vez electos, se convierten en dictadores e intentan perpetuarse manipulando y comprando conciencias. Estas dictaduras, como las de Maduro y Ortega son más difíciles de derrocar que las tradicionales. Por ello se requiere mucha madurez de los dirigentes opositores.
Entendemos que cualquiera que declare que Maduro debe salir por vía no democrática irá preso, pero un dirigente de oposición tiene que estar consciente de que los rojos no dejarán el poder por las buenas. Por ello, lo inteligente sería declarar que lo sacaremos por las vías que contempla la Constitución o solo mencionar que debemos seguir en la lucha hasta que el dictador abandone el poder. Insistir en que solo utilizaremos la vía democrática puede interpretarse como disposición a convivir o avalar la vía electoral con las condiciones actuales.
En el pasado los dictadores se beneficiaron del apoyo de los Estados Unidos por el peligro comunista. Hoy la situación es diferente. Los países democráticos condenan con mayor o menor severidad a las dictaduras, las violaciones a los derechos humanos es un tema muy sensible y la corrupción de funcionarios es cada vez más perseguida. Por ello, las sanciones de la Unión Europea, de Suiza y de los principales países de nuestro continente a funcionarios de la narcodictadura venezolana.
Lamentablemente, en momentos en que el régimen de Maduro es condenado internacionalmente, muchos de nuestros dirigentes no se comportan a la altura de las circunstancias. A veces permanecen mudos y otras declaran sandeces o cosas intrascendentes. Por ejemplo, ¿qué valor agrega Falcón cuando declara que se reunió con otros dirigentes? ¿Acaso no es lo esperado en esta crisis? ¿Qué suma Ramos Allup al manifestar que su partido se retira de la MUD para recorrer el país ¿no debería ser rutina ese recorrido? ¿Qué añade Capriles reconociendo que la oposición no tiene un plan? ¿Acaso él no es corresponsable de que no exista? ¿Qué pretende Florido al intentar descalificar a Tamara Sujú y a Diego Arria? ¿Acaso ellos son el adversario?
Si el alto mando militar permanece arrodillado ante Maduro, el TSJ es un apéndice del PSUV, la vía electoral la cerró el CNE, la Asamblea Nacional está neutralizada y en la calle no hay protestas masivas, ¿cómo salir del régimen? No será fácil.
Es necesario que la dirigencia opositora seleccione un representante que sea la cara visible de un nuevo gobierno; elabore un programa mínimo a ejecutar en los próximos años que despierte esperanzas de que se eliminará la escasez de insumos y productos y se controlará la hiperinflación y la corrupción; al mismo tiempo incentivar a los militares a que cumplan con la Constitución.
Cuando se logre lo anterior será el momento de convocar una huelga general y protestas masivas en todo el país. Paralelamente, establecer puentes con algunos miembros del régimen y llegar a acuerdos que pudiesen obligar a Maduro a renunciar o a realizar elecciones libres y no descartar una intervención de nuestra Fuerza Armada, en la cual hay mucho descontento.
Como (había) en botica:
El trabajo “Contexto actual de la energía en Venezuela” del académico Nelson Hernández desnuda la desastrosa situación de Pdvsa y de Corpoelec y, además, proporciona información sobre las inversiones requeridas para la recuperación del suministro de electricidad y para aumentar la producción petrolera.
La distinguida Paulina Gamus acaba de publicar “Se agradece la risa”. Al decir de Sergio Dahbar, la doctora Gamus “ha escrito un libro que no se parece a ningún otro. Un retrato de Venezuela como no habíamos visto en los últimos tiempos”. También se está reeditando su exitoso libro “Permítanme contarles”.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!