Antes de que termine el mes de mayo, América Latina alcanzará los 800 mil casos de covid-19. Casi 30 mil casos se notifican cada día. El 14% de los casos del mundo han sido diagnosticados en la región, lo cual representa una proporción mayor que el porcentaje de población. Al 25 de mayo, tres países de la región (Chile, Perú y Panamá) se encuentran entre los veinte primeros en número de casos por millón de habitantes. Cuatro países (Ecuador, Brasil, Perú y Panamá) están en el grupo de veinte países con mayor mortalidad por covid-19.
Si se toma referencia el tiempo que requirió Corea del Sur para controlar la pandemia (48 días desde el registro del primer caso), las perspectivas de la región indican que durará más tiempo y los efectos serán mucho más severos. A la fecha, solo tres países han disminuido el número de casos a menos de la mitad de los que registraron el día con mayor número. Estos tres países son: Uruguay, Costa Rica y Cuba.
Sin embargo, en la última semana, el número de casos en los primeros dos países países ha aumentado hasta el punto que se encuentran muy cercanos a la mitad de casos señalada. De continuar esta tendencia, ambos países pueden presentar una involución en el control, tal como ocurrió con Honduras también en la última semana. Otros tres países con posibilidades de controlar la pandemia son República Dominicana, El Salvador y Panamá. Dado que ninguno de ellos tiene un período mínimo de 21 días con respecto al día de mayor registro de casos, se requiere monitorear esta evolución en la próxima semana.
Lo anterior significa que catorce países de la región tienen menos de diez días desde que se produjo el máximo de casos en la pandemia. Once de estos países han registrado ese máximo en la última semana (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, Haití, Honduras, México, Perú y Venezuela). Siete países (Argentina, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, México y Venezuela) han registrado el máximo de casos en las últimas 48 horas.
Esto indica que en el mejor de los casos, es decir, alcanzar el control efectivo en las próximas tres semanas, la pandemia duraría en estos países casi cuatro meses.
Los efectos de la pandemia se manifiestan no solo en el número de países, sino en la intensidad en algunos de ellos. Para el 25 de mayo cinco países (Brasil, Chile, Colombia, México y Perú) registraron el 89% de los casos nuevos totales en la región (casi 24 mil casos). Si se analiza la distribución geográfica se encuentra que el 53% de los casos de Brasil se registraron en cuatro estados (Sao Paulo, Rio de Janeiro, Ceará, Amazonas). En Colombia el 33% de los casos se han notificado en Bogotá. La ciudad de Lima representa el 68% de los casos de Perú. El 78% de los casos de Chile se han registrado en la Región Metropolitana de Santiago. En Ciudad de México la proporción de casos con respecto al total nacional es 16%.
La alta incidencia en zonas urbanas es esperable dados los patrones epidemiológicos de la enfermedad. A mayor aglomeración de personas, la tendencia a la propagación del virus aumenta.
El hecho de que sea justamente en estas grandes ciudades donde se reporta la mayor proporción de casos, indica que el funcionamiento de las medidas de distanciamiento social no ha tenido los efectos esperados, o que simplemente, por los patrones laborables en estas grandes urbes, es muy complicado que la alta proporción de población en el mercado informal pueda guardar estas medidas sin ver afectados sus ingresos diarios.
En vista de que siguen aumentando las cifras de nuevos casos diarios, es evidente que los mecanismos de protección del ingreso no están alcanzando a la población de manera efectiva.
La rigurosidad de las medidas de confinamiento, aunque alta en la norma, no se traduce en la práctica. En la medida que avance la disminución de la actividad económica, en esa misma forma la tendencia de la población es aumentar la movilidad para alcanzar el ingreso mínimo requerido. La premisa entonces, a los efectos de lograr el control en el corto plazo, es explorar cómo se están implementando las opciones de transferencias directas. Por supuesto, esta situación que ahora se presenta en estas ciudades, puede extenderse a otras ciudades intermedias de Centro y Sur América.
La pandemia está colocando una presión enorme en los mecanismos de transferencia directa de los países de la región. El hecho de que luego de tres meses los efectos del control no se hayan obtenido, es indicativo del desgaste individual y familiar que se atraviesa en la región.
A ello hay que agregar el desgaste de la institucionalidad pública, por semanas de alta demanda de servicios y el consiguiente impacto en los equipos humanos y en la logística. La utilización de medidas combinadas de protección social con la garantía de medidas de cumplimiento del confinamiento son indispensables. El control de la pandemia se ha convertido en el factor más crítico para el bienestar en América Latina en el corto y mediano plazo.