En una reunión de amigos la semana pasada, con motivo de la reconversión económica y las nuevas medidas, se abordó el tema de la influencia que tendrían estas en el pensamiento y la conducta de los venezolanos. Después de varias rondas de opiniones e ideas concluimos que el problema era de credibilidad. Aquí, la discusión se tornó polémica… contradictoria. ¡La credibilidad en el gobierno acaparó profusamente el tema de discusión! Como es conocido factores objetivos y subjetivos componen el grado de credibilidad de una persona o institución. Influyen creencias, valores, dogmas, opiniones y criterios. La carga de la credibilidad es la confianza. Como esté la confianza estará la credibilidad. Si es confiable tendrá alta credibilidad. Podrá ser poca, mucha o nula. Débil o fuerte. Es el transcurrir de la conducta personal o institucional la que determina, la imagen que haya proyectado y como haya sido percibida. El conocimiento, el comportamiento público y privado de tipo moral y ético constituyen elementos claves en la formación de una buena o mala credibilidad.
La credibilidad del político
Tal como es sabido y lo reflejan importantes estudios en muchos países del mundo, el político es uno de las funciones o actividades del ser humano con mayor desprestigio. En Venezuela, investigaciones (focus groups) dan cuenta de la mala imagen que tienen de los políticos. Entre las cosas que piensan están “Los políticos y los partidos no cumplen”. “Trabajan para sus intereses”. “Solo buscan nuestro voto”. “Les interesa su beneficio personal”. “Terminan traicionando a su gente”. Sobre las condiciones del nuevo liderazgo, dijeron: “Ser diferente”. “Que diga la verdad”. “Honesto y no defraude”. “Que proponga sin rodeos”. “Que asuma sus compromisos”. “Que trabaje por los ciudadanos”. La primera carga negativa de la imagen del gobierno entonces es lógicamente la imagen que de los políticos tiene la gente. Aquí y debemos decirlo pagan justos por pecadores. Sin duda, hay políticos creíbles y transparentes en su andar público y privado. Muchos tienen buenas convicciones, doctrina y propuestas. Sin embargo, “No todo está perdido”, como dijo Napoleón después de su derrota en Waterloo. ¡El hombre es un animal político! como expresó Aristóteles.
La credibilidad del gobierno
El otro componente de la credibilidad del gobierno es su modelo de comunicación política. La política es el arte de gobernar los pueblos y el modo de conducir un asunto. La comunicación política implica aquellos mensajes que afectan la distribución de poder, como la definiera Richard Merrit. Por eso, es necesario analizar el modo de comunicación oficial para ver su grado de credibilidad. En general, son peroratas largas y descriptivas, muy técnicas y carentes de pericias pedagógicas. Divulgan materias de gran complejidad y de claras dificultades para comprender y advertir. Cansan al receptor interesado y fastidian al predispuesto. No es una comunicación cercana al pueblo. Y la compra de esos mensajes exige alta credibilidad. Por ejemplo, la venta de los lingoticos de oro, la reconversión financiera, el pago del salario mínimo, el pago a los pensionados, el precio de la gasolina, la moneda petro y la relación dólar bolívar. Temática que ha sido además corregida y vuelta a corregir varias veces.
Una población confundida
Esta marcha y contra marcha en las cuales se rodea cada medida siembra la incertidumbre en la población. Aumenta la desconfianza y disminuye la empatía en las políticas gubernamentales. La poca comprensión aleja al ciudadano y multiplica las dificultades para su implementación. Una vocería gubernamental en muchos casos abrumada de galimatías y poses autosuficientes y presuntuosas. Un galimatías es un lenguaje enredado… confuso y poco perceptible. En el fondo, observamos improvisación y hasta falta de preparación. Deficiencia que es de algún modo reforzada con la propagación brutal y repetitiva de las medidas. ¡Hasta “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”!, de acuerdo a Joseph Goebbels. Reconocemos, no obstante, que es una materia compleja y que exige el uso de técnicas de la comunicación y de la psicología. Como resultado, una población confundida, subinformada y enredada en sus propias circunstancias y capacidades culturales y educativas. Pero, que al fin y cabo, aprenderá de acuerdo a su propia experiencia. Y a la comunicación persona a persona con amigos y familiares.
@efecepe2010