En Venezuela se dice que la mabita es expresión de mala suerte y cuando se le achaca a una persona significa que atrae la mala suerte, pero el superlativo de mabita viene a ser la pava macha. Es decir, algo o alguien que lleva consigo el summum de la mala suerte.
Hablando en venezolano, podemos decir que a los habitantes de esta Tierra de Gracia nos cayó la pava macha con este régimen y no por unos días, ya llevamos más de veinte años soportando esta tragedia. Cuando se creía que había llegado la prosperidad por haber aumentado los precios del petróleo, lo que llegó fue el populismo en su máxima expresión y con él, la corrupción, el vandalismo, el resentimiento y su consecuencia: el odio. Pero, por si esto fuera poco, también llegó la sumisión a otro régimen tiránico que impartió las instrucciones para acabar con la industria, la educación, la seguridad, la salud, las comunicaciones, la honestidad y en fin, acabar con la libertad y la democracia. No obstante, antes de fallecer y sabiéndose ya al borde del sepulcro, designó a su sucesor, quien ha sido tan eficiente como él en la labor de destruir a lo que queda de país.
Simón Bolívar poco antes de morir, el 9 de noviembre de 1830, escribió una carta al General Juan José Flores, primer presidente constitucional de Ecuador. En ella le dice, entre otras cosas: “He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: La América (Latina) es ingobernable para nosotros; el que sirve una revolución ara en el mar; la única cosa que se puede hacer en América (Latina) es emigrar; este país (la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador) caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para luego caer en manos de tiranuelos, casi imperceptibles de todos los colores y razas”.
Ramón Guillermo Aveledo dice en la presentación del libro de Guillermo Morón Los Imperios y el Imperio, que Gregorio Marañón elaboró una Teoría del Resentimiento. Los resentidos son gente tímida y, si llegan a tener fuerza, proclives a la venganza. “Por eso son terribles los hombres débiles –y resentidos- cuando el azar los coloca en el poder, como tantas veces ocurre en las revoluciones”. De allí provienen los tiranuelos.
El que nos tocó “en suerte” dijo alguna vez: “Ser rico es malo” y él lo fue, pero en grado máximo. Sus discípulos han seguido el ejemplo y hoy hacen alarde de ser unos ricos muy malos, en lugar de mantenerse como estaban cuando llegaron al poder: unos buenos pobres.
El problema de ellos estriba en el mañana: ¿Cómo podrán hacer cuando ya no estén en el poder? ¿Podrán disfrutar de esas cuantiosas fortunas? ¿Será por eso que se resisten a tan siquiera hablar de abandonar el poder? ¿Les llegará la mano de la justicia? ¿O será que la mabita y la pava macha les caerán a ellos en algún momento?