Si hay algo en lo que la inmensa mayoría de los venezolanos está de acuerdo, es en el hecho de que este régimen ha sido el peor gobierno en la historia del país en los últimos cien años. Esto bastaría para comprender que es imprescindible cambiarlo, ya que de no ser así estaríamos a las puertas del caos, que cada día se ve más cerca.
Ahora bien, buena parte de nuestros dirigentes políticos deben estar conscientes que ese necesario cambio solo se puede lograr dejando a un lado los intereses personales para buscar los del país y su gente. De acuerdo a las encuestas que circulan, la población que está en contra del gobierno supera ya el setenta por ciento, pero eso no quiere decir que todos ellos estén conformes con la actuación de los partidos y dirigentes de la oposición, antes por el contrario, muchos consideran que dejan mucho que desear. Pareciera que estamos llegando a aquello que decían los sureños: ¡Que se vayan todos! Y es que si bien es cierto que el régimen no solo no les resuelve los problemas a la gente, sino que se los agrava, no lo es menos que ven a los líderes opositores en una permanente lucha fratricida para tratar de lograr la candidatura presidencial denigrando de los otros aspirantes, sin tomar en cuenta que los humillados, deberán ser quienes le prestarán apoyo para la campaña en contra del candidato oficialista y sin su concurso será más duro el camino. La oposición debe generar confianza en el electorado.
Por otra parte resulta imprescindible que exista un programa de gobierno que sea creíble y eso debe ser producto del consenso entre los aspirantes. Todos los verdaderos opositores deben poner a su gente a trabajar en la elaboración de ese programa de gobierno común y antes de la fecha de elección del candidato, aceptar que todos se comprometerán a hacer posible el cumplimiento de esa propuesta de país, una vez en el gobierno.
El régimen sabe perfectamente que está en situación de minoría y por ello ha puesto y seguirá poniendo todas las trabas posibles para impedir la elección del candidato opositor. Dependerá de la confianza y credibilidad de la gente que la “terrible travesía haya terminado” y ello solo se logrará si se ve unida a la oposición. Como dijo Ramón Guillermo Aveledo, “no se trata de que nos unamos porque tenemos una candidatura, tenemos una candidatura porque estamos unidos”. La Biblia nos recuerda que todo reino dividido contra sí mismo queda desolado y cae casa contra casa.