Curioso que este presidente y su gobierno, tan entusiastas como son con la degeneración y degradación del género, no hayan creado simultáneamente el criptomonedo el Petro y la criptomoneda la Petra. El Petro, paradójicamente, se fundamenta en un barril de petróleo, mientras que la Petra se sustenta sobre una rama de esperanza floreando a las orillas de un barranco de ilusiones con vértigo de ofertas y promesas incumplidas que no se cumplen ni se cumplirán nunca dada la naturaleza de este régimen bribón, truhán.
Mientras al Petro la dictadura le augura un futuro de “potencia” monetaria mundial, a la Petra se le ven las costuras de las costillas y el hambre se le refleja en las ojeras y en las orejas sin que los salvadores de la patria del carné hagan algo para superar la crisis más que humanitaria; una crisis de inmoralidad, amoralidad, atrocidad incluso, donde verdugos y condenados tararean las mismas canciones y corean sus falaces consignas.
El Petro navega en las plácidas aguas de la felicidad, mientras la Petra naufraga y se ahoga en los putrefactos pantanos de la ignominia, esperanza inútil, flor de desconsuelo que no se muere, pero que mata de miseria y necesidades a quienes aún se recrean con grávidos pajarillos que revolotean en la televisión y se les posan en el ramaje de la imaginación para asirse en la sinrazón.
Servirá el Petro para todas las operaciones económicas y financieras de todos los bandidos que medran en el presupuesto y la Petra no encuentra comida y si encuentra no tiene con qué comprarla; si la compra no tiene con qué cocinarla y al calentarla no consigue con que acompañarla. Dice el bocazas que el Petro es dinero contante y sonante y la Petra pasa horas, días, semanas y meses sin éxito buscando plata en efectivo.
Ya el Petro se cotiza en la bolsa de valores y la bolsa de Petra no ve los valores de su pensión luego de cotizar, durante años, el Seguro Social. El Petro viaja en las redes sociales abriéndole paso a la inversión y la Petra no puede abrirse paso entre la muchedumbre que ansiosa pide, por el amor de Dios, le suministren, le vendan, la bolsa del Clap para darles de comer a sus hijos que son el futuro de la patria de chávez y maduro.
Según el gobierno y sus acólitos el Petro goza de buena salud, luce fuerte y robusto porque es petrodólar puro, pero la Petra no tiene salud, se enflaquece y se desvanece del timbo al tambo buscando asistencia médica y medicamentos para ella y los suyos que se mueren de mengua en las calles recogiendo la pasilla y la borona que les tira la revolución y al que le caiga la chupa.
Ahora que el petróleo es de todos los vagabundos que manejan Pdvsa (ministerio impúdico dixit) y ésta es de todos los acreedores de aquí y de por allá, el Petro se puso a valer para los corruptos mientras la Petra trata de vender las gallinas flacas que le quedan intentando mandar a sus hijos fuera de Venezuela en busca de calidad de vida y mejor destino. El Petro da buenos dividendos a los cripto-asesores del régimen mientras la Petra se aferra al Cristo-Jesús redentor de los pobres. Amén…