Los resultados de las elecciones españolas del 23J dan un ejemplo de la dificultad práctica de llegar a alianzas que unifiquen a grupos democráticos para construir un gobierno sin la participación de extremistas.
La voluntad de la sociedad española se expresa en una amplia mayoría alrededor del centro, pero una ligera mayoría de votos de la izquierda y la centro izquierda vistas en su conjunto, con una gran fragmentación.
A pesar de esa fragmentación, el PSOE pudiese estar en mejor posición que el PP para armar una coalición de gobierno, independientemente de que se la califique de homogénea o “Frankenstein”.
Todo dependerá de la avidez de Sánchez por mantener el poder, que en los extremos podría llevarlo a aliarse con independentistas cerriles o herederos de organizaciones terroristas.
Lamentablemente, ni el PP de Núñez Feijoo ni el PSOE de Sánchez son capaces de ejercer el desprendimiento necesario como para abstenerse en el congreso de manera de permitir al otro, si este tiene mayoría de votos, armar un gobierno sin coaligarse con los grupos extremistas.
Un gobierno de PSOE, Sumar, Bildu, ERC y otros pequeños grupos extremistas es muy malo pero, para mi, un gobierno del PP y VOX no es mucho mejor, porque la ultra derecha española llega a muy graves extremos xenófobos, anti-autonomistas, racistas y homófobos que pueden terminar generando mucha confrontación y pérdida de visiones compartidas en la sociedad española.
Tal vez lo mejor para España sea repetir la elección popular.
24 de julio 2023