En esta ocasión nos vamos a referir al sistema circulatorio: la sangre, que es bombeada por el corazón, tiene distintos elementos, entre ellos oxígeno, nutrientes y fagocitos contenidos en los glóbulos rojos y blancos que circulan por todo el organismo a través de una vasta red de arterias, venas y vasos capilares.
En el organismo económico ocurre exactamente lo mismo. La sangre de un organismo económico es el dinero. Circula a través de una red de bancos y otras instituciones que conforman el sistema financiero y que permiten que el torrente monetario llegue a todas las células vivas del organismo económico. El corazón que bombea el dinero hasta hacerlo llegar a todo el organismo es el Banco Central de Venezuela.
En el caso de una leucemia, la médula ósea produce glóbulos blancos anómalos y el médico diagnostica que el paciente padece un cáncer. Se traduce en una proliferación anormal de leucocitos que impiden que la sangre cumpla con su función. Los glóbulos rojos dejan de transportar oxígeno y nutrientes. Las células cancerígenas se propagan por el torrente sanguíneo hasta invadir todos los órganos, produciendo la muerte.
El organismo económico de Venezuela padece de un cáncer monetario. Una leucemia que ha invadido su torrente monetario y está destruyendo todo el aparato productivo y el sistema financiero del país, impidiendo que el dinero transporte los elementos indispensables para alimentar el organismo. El corazón está bombeando un dinero enfermo que ya no es capaz de cumplir con sus funciones.
Esta leucemia monetaria que padecemos se llama inflación y, dada su avanzada fase, el diagnóstico es de extrema gravedad: hiperinflación.
Para mantener el organismo vivo, se le están aplicando transfusiones de dólares, pero la raíz misma del mal no está siendo atacada.
La causa de este cáncer devastador es que el corazón económico, el BCV, está emitiendo y bombeando por todo el torrente monetario cantidades extravagantes de un dinero anómalo. Se trata de un dinero que ha perdido su valor y que, en forma de metástasis, está difundiendo sus células cancerígenas por todo el organismo.
Veamos lo que está ocurriendo: violando expresas disposiciones establecidas en el Art. 320 de la Constitución, el régimen está obligando al BCV a cubrir su creciente déficit fiscal mediante la emisión de un dinero anómalo que los economistas solíamos llamar inorgánico, un dinero que no tiene respaldo y que por tanto va perdiendo las funciones que son propias de una moneda. Es el equivalente a que la médula ósea estuviese produciendo leucocitos anormales.
En los últimos 30 días nuestro signo monetario, el bolívar, se ha depreciado en casi un 100%. A finales de octubre la cotización del dólar era del orden de los Bs 540.000 (hace un año era de unos Bs 25.900). Esta semana, en el llamado mercado paralelo, se rompió el techo del millón de bolívares por dólar.
La causa es clara. En los últimos 6 meses la liquidez monetaria aumentó 236% y sólo en las 2 primeras semanas de noviembre se incrementó en 21% para pagar aguinaldos y bonos. A la vez la base monetaria aumentó en una sola semana en casi un 30% debido fundamentalmente al financiamiento del BCV a PDVSA. Esos excedentes de “dinero anómalo” están alimentando la hiperinflación. Hay demasiados bolívares (digitales) tratando de comprar pocos bienes y el precio de esos bienes, incluyendo el dólar, se está disparando. Así, la devaluación también está retroalimentando la hiperinflación, la cual se agudizará cuando se trasladen a los precios los nuevos impuestos que el régimen quiere aplicar a las transacciones financieras en dólares.
En medio de una contracción económica sin precedentes (según el FMI Venezuela padece la mayor hiperinflación del planeta y la mayor caída del PIB en el mundo con la sola excepción de Libia) y sin ingresos petroleros “formales” el régimen ya no es capaz de generar los ingresos requeridos para cubrir el gasto público y por tanto le exige al BCV financiar su déficit fiscal mediante la emisión de un dinero enfermo.
El organismo económico se está muriendo, afectado por esta metástasis monetaria que se conoce como hiperinflación. Si quiere sobrevivir, Venezuela necesita cambiar de médico.
José Toro Hardy, editor adjunto de Analítica