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Olé a EEUU, Olé a los venezolanos

Tiempo de lectura: 4 min.

Al presidente Nicolás Maduro le gusta vacilarse, torear y pasearse a los burócratas de Estados Unidos como un torero lo hace con un toro en una plaza pública. ¡Olé.! Al torito EEUU se le predicen sus movimientos muy fácilmente y por lo tanto lo torean muchos líderes latinos con gran maestría. A algunos toreros latinos, y de otras latitudes, les encanta ponerse una capa roja y marear al toro EEUU y burlarlo. Saben que ese toro no embiste. Por lo general, EEUU tiene un patrón bien definido de conducta fácil de predecir y todos saben hasta donde va a llegar con el toro y hasta donde molestarlo para que no embista. Cuando algunos líderes de gobiernos latinos fastidian a Estados Unidos, por lo general la reacción de ese país es fácil de predecir: Hace advertencias por micrófono sobre la protección de los derechos humanos y las democracias, amenaza a los regímenes con cierre de embajadas, sanciones y hasta con intervención militar. Y aquellos a quienes se le dirigen las amenazas se burlan, se ríen y hacen todas las travesuras posibles sin pasarse de la raya para que no haya intervención militar. A Osama bin Laden e ISIS los fueron a buscar a sus cuevas porque se pasaron de la raya de tolerancia de Estados Unidos. Pero los que se burlan de EEUU como de un elefante gigante, saben que apenas moverá la cola y la orejota para alejar las moscas, pero que en un rato se vuelve a dormir el elefante.

Los líderes de ambos bandos han tomado patrones de conductas tóxicas y disfuncionales para la sociedad. Lo que es un juego para los dirigentes oficialistas venezolanos y una fastidiosa mosca para EEUU, es un drama para la población. El juego de un lado consiste en arrimarse a los chinos, iraníes, rusos, turcos y brasileños para decirle a Estados Unidos que no lo necesitan, que van a crear una moneda distinta al dólar para que ni las sanciones les fastidien. Pero esas gracias y juegos hunden a los empresarios venezolanos que saben que ninguno de estos países Brics impulsarán la inversión y la economía. También los asalariados son víctimas de los juegos pueriles geopolíticos, ya que saben que sin inversión no hay fuentes de empleo ni subidas de sueldo. Todos los venezolanos sabemos que sí hace falta la inversión de Estados Unidos y que sus sanciones son imposibles de superar por los países Brics, Qatar o Arabia Saudí. Los venezolanos somos víctimas del juego triste y tóxico de burlar y de pretender que no pasa nada si EEUU no invierte o de anunciar que los Brics y sus inversiones volverán a recuperar el PIB de Venezuela de $60 a $350 mil millones. El desfile de países Brics hasta hoy solo ha extraído recursos de Venezuela vía préstamos que no llegan a ser usados para mejorar la producción sino para la corrupción. Los Brics hablan de separarse del dólar, pero todas las economías dependen de Estados Unidos Todos los ciudadanos de los países Brics prefieren invertir en las bolsas de EEUU y en inmuebles que en sus propios países. Hasta la fecha el único país que ha invertido en Venezuela se llama EEUU y en 2023 lo hace a través de Chevron.

Ese juego de palabra y de diplomacia entre oficialistas del gobierno venezolano y de funcionarios del presidente Joe Biden sale caro a la población venezolana. Son como una pareja tóxica que destruye a la familia venezolana, tirándose platos en sus peleas. El bullying de Venezuela a Estados Unidos, y viceversa, es un gran cinismo que acelera la caída del poder adquisitivo de los 30 millones de venezolanos, hace esfumarse sus ahorros, el valor de sus inmuebles, de sus negocios, y el poder adquisitivo de los sueldos. Tampoco los venezolanos dejan de sufrir viendo a sus familiares irse a otras latitudes. En realidad es un juego cobarde de bullying desde las pantalla de TV donde se hacen amenazas sentados en poltronas, mientras tiran al precipicio al resto de los venezolanos que somos los que sufrimos las sanciones.
Estados Unidos igualmente participa en ese juego del oficialismo en forma muy poco constructiva. Toma medidas de sanciones para demostrar su poder, pero esas sanciones golpean más al ciudadano común y fortalecen a aquellos personeros que les tiran piedra y esconden la mano.

La economía venezolana debe recibir más de $200.000 millones de dólares al año para lograr su potencial. Con una dirigencia tan mediocre e indolente como la venezolana, y la estadounidense actual que se retroalimenta en juegos geopolíticos, nunca Venezuela lograra despegar su economía. Venezuela tiene un enorme potencial económico. La corrupción y las batallas geopolíticas pueriles la frenan. Esta mediocridad de peleas de gallos en lugar de buscar acuerdos, viene de los dos bandos y no permite desarrollar la economía. Es triste ver que los líderes de Estados Unidos no han desarrollado una política más edificante para superar a los guapetones del tercer mundo. Triste es ver cómo EEUU reacciona como gallito de pelea en lugar de buscar lazos directos con las sociedades afectadas.

Twitter: @alejandrojsucre

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