La velocidad que está tomando el índice de inflación en Venezuela obliga a una seria reflexión sobre la necesidad de “curar” esta enfermedad, en apariencia de la economía, pero más de la política, a tiempo, antes de que se produzcan daños irreparables en la vida del ciudadano común. Si se constata en la experiencia histórica de los países que sufrieron procesos inflacionarios significativos, inclusive aquellos denominados como “hiperinflacionarios”, es aquel quien termina pagando por “los platos rotos”, no solo en términos de pérdidas considerables de su ingreso real y su bienestar personal, sino con irreparables y graves efectos en sus derechos civiles y políticos.
Me refiero a todo ese impacto, que a veces no le contabilizamos a la inflación y la hiperinflación, de crisis institucionales que terminaron resolviéndose con la aparición en toda América Latina de esa década “negra” de dictaduras militares o, si nos queremos ir más lejos, con todas aquellas que se sucedieron en Europa y dieron como resultado el mundo que conocimos después. Hungría, Alemania, Italia, entre otros, son ejemplos de los daños sistémicos que ella produce.
Números que deberían asustarnos
Todavía a los venezolanos no les ha hecho “clic” el crecimiento de los precios, aunque ya aparecen rasgos de protestas y acontecimientos que van indicando la ruta que nos espera. Todavía no hemos alcanzado el momento “argentino”, cuando el cheque entregado a las 8 am perdía valor cuando se intentaba convertir en efectivo dos o tres horas más tarde, o el momento italiano, peruano o boliviano cuando por un dólar se entregaba una “paca” de billetes locales en el rincón de un ascensor o en un lugar secreto. No hay que olvidar lo que vino después.
¡Para que se tenga una idea de lo que hablo, cito algunos números que nos ayuden a entender sus efectos y conformemos una opinión válida para evitarnos los daños ¡antes de que sea muy tarde! Se que estos datos se han dicho muchas veces, Zimbawe, llego a la magistral cifra de 8.000.000% de inflación. Dividan por día para imaginar la carrera y la velocidad de los precios. Bolivia, quizás el mejor ejemplo de América Latina un 11.000% y un día récord a 21.000% anual. Perú, Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Nicaragua en distintos tiempos sufrieron una “enfermedad” similar originándose las convulsiones políticas y sociales que todos conocemos y lamentamos hoy día. En algunos países duro semanas, en otros meses y en otros años. No hay medida para el tiempo,
Los gobiernos pueden gastar sin límites
La respuesta está fuera de la economía. Muchos dicen que los “Estados no quiebran” y les sobra razón. No son como una empresa que tiene un patrimonio que le permite gastar o endeudarse hasta cierto límite. Los Estados pueden ir mas allá y sobran ejemplos en la historia. Los representantes del Estado, los Gobiernos, disfrutan la misma prebenda. Cobran impuestos y gastan, pero además se endeudan sin control, se hacen deficitarios y ponen en “la calle” más y más dinero. La inflación, por supuesto, es la gran maquinaria apalancadora del sistema porque con ella van los impuestos creciendo y el gasto por igual. Ese “círculo perverso” se instala, se repite y como no hay contrapartida productiva los precios suben y suben. ¿Hasta que limite?
Los limites teóricos de la inflación
Va a extrañar a quienes leen este artículo que me salga del camino de los datos y las cifras y los involucre en el tema conceptual que está detrás del tema “inflación”, así en comillas. Su padre conceptual no es Keynes, pero tiene un alto grado de responsabilidad porque introdujo en la economía un rol para el dinero que antes no estaba muy bien entendido y aceptado. Con la Gran Depresión los gobiernos se mantenían apegados al ideario liberal. Keynes intervino y propuso la fórmula mágica del “déficit spending”, esto es, crear dinero en algún lado, colocarlo en el circuito económico y, automáticamente se logra el “milagro”.
La economía sale de la depresión…sin inflación, pero la costumbre se hizo ley, los gobiernos siguieron esa ruta, la inflación hizo su “trabajo”, pero esta se reprodujo sin control y apareció el proceso inflacionario. Las voces de alarma irrumpieron en la opinión pública y en el ámbito académico, dándole fin a la “era de Keynes”, pero no en todos, pues siguen vivos varios de sus seguidores, llamados “post keynesianos” o “neo keynesianos”. Como pueden constatar ni siquiera en el plano teórico tiene límites.
Inflación en Venezuela
Aquí en Venezuela encontraron “ecos y oídos” y esa es la práctica que estamos viviendo. No es que la inflación se le “fue de las manos” al gobierno. No, es que la inflación es parte de su estrategia económica y política. ¡El gasto publico crece, la inflación y los impuestos, el gasto sigue la pauta, aumentos salariales continuos, bonos de alimentación y electorales, pensiones, aguinaldos y… paren de contar!
Al momento de escribir estas notas la inflación en Venezuela paso de un 20% anual hace pocos años a un 35% mensual ahora, lo cual significa que arribamos a más de 1000% de inflación anual, pero la velocidad es alarmante y exponencial con el salto semanal de los precios y la aceleración de la devaluación del bolívar. Nos vamos acercando peligrosamente a la Argentina, al Perú o a la Bolivia de ayer.
Quizás no se logren alcanzar aquellas cifras “récord”, porque todavía el ingreso en divisas y las reservas ofrecen un cierto “anclaje” …del lado de la economía, pero ello requiere una importante rectificación en la política económica que la abatiera. En perspectiva, con unas elecciones cruciales en el 2018 no la veo posible, porque esta tiene dos enemigos fatales: el poder y la política que es donde se origina el problema inflacionario y, en ese campo, no tiene techo.
Su límite es el caos que origina
Se vera entonces que se va convirtiendo en un problema incontrolable y que solo exige control cuando toma la fuerza suficiente para originar un caos social y operativo, tal que es imposible mantener su ritmo creciente. En el caso venezolano, con la paradoja de una inflación que no tiene contrapartida en el circulante. el caos es todavía mayor, por lo que cabe esperar que los límites de la inflación se den en el plano social cuando quien gobierna perciba que este se sale de sus manos.
La experiencia de otros países dice que es allí donde encuentra sus límites, pero lamentablemente la solución no se presenta sencilla y son varios los casos y los ejemplos de intentos de reducirla y controlarla. Vienen a la memoria los planes “cruzados”, “cruceiros”, dolarizaciones buenas y malas, hasta que, algún día, un gran consenso social logra “dar en el clavo” y aparecen los Planes “Real” y otros, no sin dejar una secuela de convulsiones políticas, institucionales y sociales en el camino. ¡Ojalá que podamos concebirlo a tiempo!