
Es terrible lo que sucede a nivel mundial con las realidades políticas y con la percepción de las mismas por muchas personas. Hay un proceso acumulativo de polarización al interior de los países, ampliado por efecto de la información que circula en las redes sociales.
Toda Europa está aterrada frente a la perspectiva de una Rusia que no reduce su ambición de dominación, y que hoy se siente apoyada por el liderazgo del país más poderoso del mundo.
En los EEUU crece la confrontación alrededor de las iniciativas de Trump, rodeado en el gobierno por áulicos que le aplauden y celebran, mientras el partido demócrata y los republicanos institucionalistas parecieran desvanecerse sin capacidad de reaccionar.
¿Era de esperar en Alemania el nazismo?
Increíblemente, en la primera mitad del siglo XX, la sociedad heredera de las ideas de Humboldt, Weber, Goethe, Schiller y Kant, se dejó seducir por el discurso de un cabo, pintor aficionado, que la invitó a hacer otra vez grande a Alemania. Estamos en la era del conocimiento y la Inteligencia Artificial, pero eso no nos hace inmunes a los extremismos totalitarios.
¿Qué puede estar pasando desapercibido hoy?
Casi todas las sociedades europeas de hoy, y en buena medida la sociedad norteamericana, viven confortaciones internas derivadas de choques culturales y económicos que los discursos populistas de líderes de derecha como Le Pin, Meloni, Abascal y Weidel amplifican y relacionan con la inmigración y los individuos “diferentes”.
Algo muy parecido sucedió en la Alemania de la década de 1920. La crisis económica y la debilidad de la República de Weimar dieron lugar al activismo violento y confrontado de comunistas y nazis, que finalmente capitalizó Hitler.
El fuhrer sedujo a los alemanes y los convirtió en xenófobos antisemitas que lo apoyaron para destruir las instituciones y convertirse en el líder del Reich de mil años.
La ominosa constelación de hoy
No se trata solo de Trump en los EEUU, sino de una constelación de líderes populistas de ultra derecha en toda Europa, y de dirigentes de ultra izquierda en América Latina, que parecieran converger hacia una nueva sociedad mundial imperialista, en la cual muere la democracia que conocemos, y surge el dominio de los saqueadores.
Lo que vive hoy Ucrania entre dos lobos dispuestos a despedazarla, lo puede vivir cualquier sociedad, incluida la nuestra.