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Redefinir las sanciones de EEUU

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 3 min.

Estados Unidos debe ajustar su política de sanciones que tanto deteriora e impide la reactivación de la economía venezolana. Sabemos que EEUU está en una situación difícil que le impide tomar decisiones acertadas y productivas en una sociedad venezolana y un liderazgo político tan disfuncional. Por un lado, EEUU enfrenta en Venezuela una burocracia oficialista que ha usado el dinero del Estado venezolano, cientos de miles de millones de dólares, para contaminar con corrupción el sistema financiero y político internacional. Y por el otro, el gobierno de EEUU ha puesto en manos de la oposición liderada por el G4 muchos recursos externos de Venezuela cuyos líderes también se han convertido en una burocracia internacional y dejaron de ser un movimiento social, expresión de Geoff Ramsey.

También la oposición muestra grandes divisiones, unos participan en elecciones, otros no y esto ha hecho que surjan nuevos actores políticos con nuevas propuestas democráticas que están fuera de la mesa de negociación de México y también merecen atención. Tenemos una población poco participativa e instituciones del Estado muy desviadas del cumplimiento de las leyes. La oposición llamada G4 no rinde cuentas ni es transparente en el manejo de recursos, no se relegitima en elecciones internas ni participa en actividades políticas en el país.

Dirimir diablos

EEUU debe observar que hay una nueva oposición interna, no burocratizada dixit G4, que fue a elecciones en 21-N y ha levantado una batalla democrática y un movimiento social por el rescate del voto. Aunque ha habido grandes desviaciones de poder por parte del TSJ y del CNE el 21-N, también la nueva oposición es más efectiva en la batalla electoral. La oposición que va a elecciones es menos estridente, criminaliza menos al oficialismo, se victimiza menos a sí misma, actúa mas y declara menos, no depende de otros y se defiende así misma dentro de las mismas leyes y genera movimientos sociales pacíficos que despiertan una vibrante contienda democrática y electoral, lo que Venezuela tanto necesita. La nueva oposición que cree en elecciones, el 21-N ha movilizado al mismo G4 burocratizado y al oficialismo también adormecidos ambos y lo ha hecho dentro de los parámetros de las leyes fortaleciendo la democracia interna.

El mismo oficialismo, siendo menos criminalizado por la nueva oposición que va a elecciones, comienza a tener un discurso y una actuación menos violenta y se sale de sus poltronas para fajarse a lograr ganar elecciones en Barinas y sabe que depende de una mejor gestión para su futuro. Celebramos que la Unión Europea haya participado como observadores en las elecciones de 21-N y que aguantan el chaparrón. Ellos demostraron que, aunque hay actividades no democráticas dentro de las instituciones oficialistas, a la hora de hacer elecciones, estas trampas no son suficientes para impedir el resurgimiento del voto. Gracias a la creatividad y tenacidad de los nuevos enfoques de la oposición que va a elecciones, Venezuela se abre a la vía electoral para dirimir sus diablos. Esta tenacidad de la oposición que participa en la política a través del voto es una fuerza que el mismo oficialismo respeta y que definirá a largo plazo los destinos políticos de los venezolanos.

Luego de las rectificaciones en política económica del oficialismo que permiten mayor inversión privada, y luego del 21-N, las sanciones de la era Trump deben ser redimensionadas por la Administración Biden, para permitir que la economía nacional crezca. La Administración de Biden no debe darle un cheque en blanco al G4, ni mantener per secula las sanciones Trump que ahora sí impiden la tan necesaria reactivación de nuestra economía.

La Administración de Biden no puede hacer depender el levantamiento de las sanciones que afectan a toda la economía de unas negociaciones en México entre una oposición G4 que se desvanece y un oficialismo que se abre en la medida que se le criminaliza menos. Ni oposición ni oficialismo han cumplido a cabalidad con los procesos democráticos que establece la Constitución. La Administración de Biden no debe escoger ganadores ni tomar parte activa en la política venezolana.

Sanciones

Biden debe unilateralmente exigir a las instituciones venezolanas políticas de cumplimiento (Compliance) con el Sistema financiero internacional en lugar de imponer sanciones que impidan la recuperación de la economía nacional. Pdvsa y otras instituciones financieras deben estar sometidas a escrutinios de Comités de Cumplimientos (Compliance) y permitir la inversión privada. El presidente Biden debe dejar que la oposición y el oficialismo tomen su tiempo en las negociaciones en México sin interferir en favor de uno u otro sino defender valores democráticos. Si Estados Unidos quiere impedir que la corrupción en Venezuela siga contaminando su sistema financiero, lo que debe hacer es exigir la creación de un comité de supervisión y sancionar solo a personas responsables directamente y no al país entero. El presidente Biden no debe tratar de paliar la situación económica de Venezuela con ayuda humanitaria, que nunca es suficiente y es insultante.

Twitter @alejandrojsucre