Después De veinte años de hablar paja, blablablá, sobre el neoliberalismo y el capitalismo salvaje, Nicolás está dando su gigantesco salto de pulga, por fin descubrió que la economía le puede decir algo –nada garantiza que entienda, eso sí-, pretende a troche y moche meter un paquete de ajuste muy mal concebido y con toda seguridad pesimamente implementado.
En primer lugar, La eliminación de los cinco (5) ceros será la excusa para un aumento de las tarifas de los servicios públicos y de la gasolina, cosa que no se atreven a plantear abiertamente, usan la disminución de ceros como alibi para hacerlo pretendiendo que la población no se dará cuenta, pura ilusión, por supuesto, que la gente se dará cuenta cuando el aumento próximo de salarios que será a finales de agostos sea de cientos por ciento mientras el aumento de precios será de miles por ciento. Pero, además, pretenden que con una medida cosmética pueden parar la hiperinflación que devora la economía.
A este régimen le falta entender muchas cosas para poder emprender un programa que medianamente tenga éxito. Tiene que apercibirse que, sin disciplina fiscal y monetaria, sin una verdadera y sincera apertura de los mercados internos y externos, sin un mercado cambiario confiable y estable, sin desmontar la selva húmeda de controles que ahoga a los productores, no podrá lograr reestructurar la economía en un sentido positivo. Pero, por si fuera poco, un programa de ajuste como el que necesita nuestro país tiene que ser negociado con los organismos financieros internacionales, porque este es un país que tiene un ingreso en divisas en un proceso de caída acelerada porque su industria petrolera fue reducida a chatarra y no tiene las Reservas Internacionales necesarias para un ajuste cambiario y mucho menos para un ajuste estructural de amplio alcance.
Es decir, este régimen cree que con declaraciones opacas con demasiados grises puede impulsar un programa de ajuste en donde todo se dice entre sombras, donde Nicolás dice una cosa y la asamblea nacional constituyente otra. Se habla de reformar la Ley de Ilícitos Cambiarios, para que el sector privado nacional pueda invertir o que el capital extranjero lo pueda hacer. Pero, además, a que genio de la economía del régimen se le puede ocurrir que, reformando una norma, los inversionistas de adentro y de fuera se van a agolpar para invertir en un país donde no hay electricidad, agua y donde su mano de obra –cualquiera que sepa pegar un clavo- está huyendo desesperada del país. Quien puede confiar en un gobierno que es incapaz de señalar con claridad que es lo que se propone, hacia donde se dirige y, mucho menos concertar las estrategias que son imprescindibles para que asuntos de tanto coturno pueden en verdad generar confianza.
Confianza, es la palabra clave, Nicolás no es capaz de generar confianza, ha logrado que los venezolanos reciban su mensaje en forma invertida, cada vez que anuncia algo con pitos y maracas, lo que crea es alarma, porque todos entendemos que lo cosa se pondrá peor. Hay que reconocer que pocos gobernantes logran tan gigantescos y negativos saldos, ni entrenando se puede alcanzar semejante nivel olímpico para el fallo y atraer sobre su persona la desconfianza a la vez que la certeza de que va a fracasar y que no habrá alivio a las inmensas penalidades por las que atraviesa Venezuela de la mano de Nicolás Maduro.
En síntesis, en Venezuela la inflación seguirá aumentando exponencialmente porque tenemos un descontrol del déficit fiscal conjugado con una disminución acelerada en la oferta de bienes y servicios y una caída vertiginosa de la producción petrolera nuestra única fuente de divisas. Esto con lo que anuncio Nicolás no se podrá detener.
Es por ello, que la solución radica en salir de régimen del socialismo en el siglo xxi, reconstruir el sistema republicano y democrático. Para ello debemos enfocar todo nuestro esfuerzo en la protesta social y política que empuje a lograr una reconstrucción de las fuerzas democráticas que puedan garantizar los objetivos democráticos planteados.
@pedrovcastrog