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Se nos fue Emeterio

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Gómez, como yo lo llamaba, el a mi Ross. Fueron 50 aňos de una sentida y profunda amistad, llena de conflicto de ideas, de discusiones interminables, de habernos escapado, los dos, del oscurantismo marxista y de ese socialismo infantiloide que cree que todo lo puede. Recuerdo, que salir de ese atolladero de ideas me costaba y me decía, me acusaba, de que yo seguía siendo comunista, porque Gómez abrazó las ideas liberales primero que yo y, él no conforme con eso, me puso a leer a Hayek, a Popper y me obligó, prácticamente, a estudiar filosofía. ¡Hasta que me convenció! Brillante, brillante como no hay dos, ese era mi amigo Emeterio.

Así de perseverante era mi amigo Emeterio y quienes lo conocieron pueden dar fe de ello, tanto que no dejó tranquilo a nadie para difundir sus ideas. Nos fuimos y vinimos a enseñar economía de verdad, por allá por los años 80’s y le dimos un vuelco a la Escuela de Economía de la UCV, precedida por cuanto marxismo fue posible. En todo lo que publicó hizo de Marx y el marxismo un disparate histórico.

Pero Emeterio no se quedó tranquilo y enarboló la bandera de una demoledora crítica contra las ideas liberales que el mismo había compartido porque, si una cosa fue verdad en Emeterio, es que no había idea que durara mucho en ese cerebro febril. Del capitalismo puro pasó al Capitalismo Solidario y de allí a una profunda reflexión sobre el significado de la Ética. Libros, folletos, charlas, conferencias fueron su hacer de todos los días.

Incansable Emeterio, pero ahora se cansó de vivir y se nos fue, pero ¡No es verdad! Porque está en la memoria de muchos, dejó huellas que, lo sé, van a perdurar.

He escrito esta breve nota en su honor, porque después de dicho lo anterior, lo que hay que decir es que era ser humano de primera, honesto a carta cabal, como se dice. Sensible a lo ajeno, solidario y, gran amigo, “peleón”, eso sí porque no dejaba pasar una idea sin procesarla, sin ponerle todo el corazón, el estómago y el cerebro para cambiarla.

Miren de que clase de persona hablo. Persona. Ese fue mi gran amigo Emeterio Gómez.