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El silencio de los indecentes

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 2 min.

Es muy cierto que existe una gran cantidad de personas que desde diferentes trincheras y hacia distintos objetivos disparan a diestra, siniestra y a mansalva a través de las redes sociales, con o sin máscara, sin y con premeditación y alevosía, también es de verdad rigurosa que hay otros que mantienen un silencio impúdico, deshonesto e indigno ante los hechos que año a año, mes a mes, semana a semana, día a día y minuto a minuto se suceden aquí en Venezuela y que repercuten ya en el mundo.

Son los que se mantienen a la expectativa, agazapados en movimiento sigiloso, que no le tiran un disparo al gobierno ni otro a la oposición, esperando a ver qué pasa y cuadrarse a la hora de que todo esto caiga y se deshaga porque no les cabe, como a nosotros, ninguna duda de que esto en cualquier momento caerá y se hará pedazos, con el favor de Dios y la ayuda de todos.

Tal silencio de los indecentes es aberrante porque, agachaditos, hacen negocios y obtienen pingües ganancias a la luz y la sombra de millones de familias que no pueden ni tienen qué comer ni medicamentos para paliar sus graves males crónicos o agudos, viejos o de nueva data, las enfermedades modernas generadas y potenciadas por esta crisis que nos acogota y nos agobia día y noche con tormentosos pensamientos irresolubles.

Algunos aportan cifras sobre ingresos y egresos oficiales y/o empresariales, pero no muestran posibles medidas para afrontar la difícil situación ni por lo menos alertan o exigen con valentía lo que gobierno y oposición deben hacer, tienen que hacer y están obligados a hacer en atención a los principios y fundamentos de la Constitución de la República.

Otros, por supuesto, simplemente cantan la lotería, pasan la raqueta y guardan en casa las ganancias y no dicen ni pío, ni esta boca es mía, cuando hay gente que desde el mismo montaje de obras teatrales, con dramas o comedias, sí se ponen al lado del pueblo y reclaman atención de la comunidad nacional e internacional para que volteen su mirada hacia Venezuela, hacia nosotros, que vean que no es mentira lo que está pasando ni es culpa del supuesto imperio o de la inexistente burguesía criolla, sino de la oligarquía bolivariana y comunista, es decir, el grupito inferior a diez capitostes con o sin soles ni estrellas que mancillan al noble pueblo venezolano.

Criticamos a los que nos atacan y atacamos a los que nos critican, pero no nos percatamos de que hay un sector que guarda silencio incorrecto y cómplice, una caterva de indecentes que esperan, como sucede en los recovecos de toda dictadura, con obscena cautela y sucio disimulo, el instante de asomarse como mártires y hacerse de espacios y bienes que les reportarán importante presencia en el venidero gobierno o en la periferia…