Estados Unidos sigue siendo el único país en la tierra para el cual los venezolanos somos suficientemente importantes como para estar en su agenda todo el tiempo. A veces con prioridad más alta que otras, pero siempre en su radar. Y dentro de sus consideraciones sigue estando la necesidad de la restauración de un esquema democrático que permita una alternabilidad tal que nos saque del tobogán multidimensional en el que nos encontramos, en el que parece que no tenemos ni piso ni fondo…siempre cayendo.
Que exista la posibilidad de que el chavismo pueda perder una elección y que si el que lo releva no lo hace bien, pues pueda regresar, también por elecciones, en un período posterior. Porque eso le daría un oxígeno al país, que lo sacaría del aislamiento y posicionamiento negativo donde se encuentra, y podría permitirle al chavismo regresar al poder de una forma internacionalmente aceptable y sin dudas o condenas.
Y en el proceso de lograr esa rotación, que pareciera que masivamente la población venezolana espera, ellos, los gringos, han ido probando diferentes métodos, pero siempre dentro de lo que para ellos es una política de Estado, que consiste en sancionar a aquellos que considera una amenaza, tales como Corea del Norte, Cuba, Irán y Rusia, por solo nombrar algunos. Por eso es que, desde Obama hasta Biden, pasando por Trump, nos han considerado una “amenaza inusual y extraordinaria”, y por eso nos sancionaron. Porque para ellos la sanción es la forma de tratarnos.
Y van midiendo la efectividad del perfil de las sanciones en cada caso en particular; nunca para eliminarlas sino para especializarlas en función de los resultados; los cuales nunca son evaluados como buenos o malos (para ellos siempre son buenos) sino en cuanto a la respuesta que haya desde el otro lado.
En el caso nuestro, han hecho diferentes pruebas, de mayor y menor profundidad y alcance, y parece que concluyeron que deben pasar a presión máxima, porque su propósito sigue siendo mitigar o eliminar la amenaza, y creen que, con buena democracia, eso se lograría. Y lo más probable es que sea cierto; porque la división de poderes y la alternabilidad de la democracia, en general, evita que una sola voluntad mueva todos los resortes del poder… y a nosotros no nos ha ido muy bien… más bien nos ha ido (y nos va) mal… muy mal.
Por eso la presión de Estados Unidos estará puesta en la recuperación democrática genuina, y no en un ejercicio electoral poco representativo como el que parece que se nos viene encima.
Tal como ocurrió en los tiempos de la última constituyente, con las condiciones, y con las convocatorias, que terminó convirtiéndose –como en efecto fue- en un evento chavista, de chavistas, para chavistas, donde en realidad el 100% de los miembros “elegidos” fueron chavistas, es posible que estas elecciones presidenciales del 2024 repitan la experiencia.
No se sabe si será igual, pero, por lo que se ve, va en esa dirección y no se requeriría la presencia de los opositores verdaderos, organizados en la Plataforma Unitaria, y teniendo como candidata única, resultante de las primarias, a María Corina Machado.
Lo cual significa que los que serán convocados son aquellos precandidatos que no se sometieron a las primarias, esperando una oportunidad como esta, en la que están apostando a la continuidad de Maduro y del chavismo en el poder; aun a pesar de que su popularidad sea extremadamente baja. Porque según Meganálisis, todos los que fueron convocados y van a participar en el proceso que ya arrancó, miden menos del 10%.
Para ellos el camino está claro, y todos los votos válidos tendrán que dividirse y elegir entre el universo del 10% mencionado. Y con eso será suficiente como para que se cumpla el precepto de la continuidad de Maduro en el poder por el camino electoral, pero no se logrará que sea una buena democracia y que el concierto de las naciones lo acepte como válido.
Pero claro; esa es una fotografía congelada en este momento; pero desde ahora, hasta el momento en el que se produzcan las elecciones, en una de las 25 fechas posibles que indicó el gobierno, hay una película en movimiento, de la cual solo conocemos el lado del chavismo, el cual describí someramente un poco más arriba.
Pero en paralelo también pasarán cosas del otro lado, donde, según la misma encuestadora Meganálisis, María Corina, ella sola, mide 78,6%, pero no fue convocada; ni tiene los resortes institucionales como para exigir el reconocimiento de su espacio y de su fuerza.
El camino a transitar es largo, y en el medio vamos a encontrar diferentes versiones repetidas de cómo el chavismo ha encarado estos momentos; y del otro lado, si bien habrá razonamientos y comportamientos repetidos, existe la posibilidad de comportamientos novedosos, que son los únicos que pueden hacer que la afirmación del título no resulte cierta, y que la voluntad del pueblo pueda imponerse.
No será fácil, porque tantos años en el poder generan una inercia muy fuerte; pero si ocurriera un cambio, no solo sería bueno para el país, sino también para el chavismo, que pudiera recuperar la esperanza que supo significar para una gran parte del pueblo venezolano, que ya no está con ellos.
Político
Imagínense una partida de ajedrez con el chavismo de un lado y María Corina Machado del otro; donde desde el lado del chavismo, y en medio de la partida, las piezas comienzan a moverse y comer de nuevas formas, y, de repente, aparecen nuevas piezas, con movimientos inexplicables. Pero curiosamente le siguen llamando ajedrez y las dos partes siguen jugando.
Y el lado de MCM trata de entender el juego, pero no tienen como anticipar o evitar el giro que le darán al partido, porque les comen las piezas sin explicar cómo es que eso pasó; y ellos ponen piezas, tanto de las generalmente conocidas, como otras que aparecen de la nada.
Lo cual significa, que, si seguimos las comparaciones, y el ajedrez se asimila a la democracia electoral, entonces, MCM, haga lo que haga, si no se levanta de ese juego y condena los abusos de la posición dominante y de poder absoluto e ilimitados, no solo va a perder ese juego, sino que va a dar pie a que esa dinámica sea aceptable y que MCM perdió porque el chavismo lo juega mejor.
Porque lo que a estas alturas está claro es que no hay manera de que ella gane, así cuente, según Meganálisis, con el 78% del electorado, y Maduro solo 7,8%. Porque si la decisión está tomada a priori, pase lo que pase, y se intente lo que se intente, Maduro siempre ganará.
Porque hay quienes dicen que hay maneras de ganarle al chavismo jugando ese ajedrez; que, si MCM nombra un sustituto, entonces con ese sí jugarán con las piezas que son y las reglas que son, porque, según esas expresiones fantasiosas de deseo, el problema es que no quieren perder con ella, pero sí estarían dispuestos a perder con otro o con otros… por favor… en qué mundo viven… Maduro no va a perder con nadie… ¿está claro eso?
Entonces aparecen los teóricos del benchmarking que nos comparan con el caso chileno entre Patricio Aylwin, como emergente democrático, pero con tendencias de derecha, quien se presenta en lugar de Ricardo Lagos, quien era el que tenía los votos, pero era de izquierda y poco potable para los militares en el poder; y que como los chilenos con su concertación tenían la confianza entre ellos, de que la unidad era el camino, y que no había alacranes, mesitas o escorpiones, que a quienes les interesaban cosas distintas a la recuperación de la democracia, entonces tomaron ese camino.
La gran diferencia entre ese caso y el nuestro, está en las piezas que se usaron y las reglas del juego para moverlas, que se parecían mucho al verdadero ajedrez. Un ajedrez sangriento, pero ajedrez al fin… se conocían y se asumían los riesgos. Y además la oposición jugaba el mismo juego, combinando democracia con resistencia, tipo el maquis francés en la II Guerra Mundial. Y finalmente se resolvió en democracia y con votos … pero, en el caso chileno, esa democracia se ganó en la calle, mucho antes de llegar a las urnas.
Y allí está la diferencia que le quita aplicabilidad al caso venezolano. Porque estamos esperando a que el chavismo nos “conceda” la democracia, y eso no va a pasar. Si no nos ganamos la democracia, entonces no nos la merecemos, y por consiguiente no la tendremos.
No hay que olvidar que el chavismo hace lo que hace, simplemente porque puede hacerlo… porque tiene el poder para hacerlo, y lo ejerce… y no nos va a regalar nada. Y menos que menos, si en eso les va la libertad, el patrimonio, y hasta la vida… no señor… si no nos ganamos el derecho al ejercicio democrático, y a restaurar el valor de las piezas y de la manera cómo mueven y comen, entonces, seguiremos así.
Estamos en una especie de Síndrome de Estocolmo perverso, donde seguimos tratando de agradarle al captor, jugando con sus reglas… porque se trata de sus reglas y de sus piezas; y estamos tan alienados que terminamos creyendo que así es como deben ser las cosas… y que cuando hacemos algo disruptivo, como las primarias sin CNE, entonces hasta sentimos que hicimos algo que no está bien… en fin… aun con la jaula abierta, nos hemos vuelto incapaces de tomar la opción por la libertad.
Hay que reflexionar sobre eso.
Social
Para el primer trimestre de 2024, la pobreza en Venezuela sigue siendo una realidad crítica y preocupante, afectando a una gran proporción de la población. Según el estudio realizado por HumVenezuela, se estima que aproximadamente el 69,9% de la población vive en pobreza multidimensional. Esto incluye el 72,4% que presenta déficit de ingresos para comprar la canasta básica de alimentos, y el 87,8% que depende del sistema de salud pública. Además, el 86% ha buscado alternativas al agua potable, indicando la severidad de los desafíos que enfrenta la población.
Esta situación de pobreza extrema y multidimensional ha sido exacerbada por la crisis económica y social que Venezuela ha enfrentado durante años, caracterizada por la escasez de suministros básicos y una de las hiperinflaciones más graves del mundo. La pandemia de COVID-19 y la crisis de combustibles han agravado aún más la situación, llevando a millones de personas a necesitar ayuda alimentaria y a buscar mejoras urgentes en sus ingresos.
La pobreza extrema en Venezuela ha sido señalada como una de las más altas del mundo, y se sostiene que el gobierno ha mantenido el poder sobre la base de esta miseria. La crisis económica y la corrupción han sido identificadas como factores clave en esta situación, junto con la falta de transparencia en la construcción y difusión de los indicadores económicos y sociales.
En resumen, para el primer trimestre de 2024, la pobreza en Venezuela sigue siendo un problema grave y multifacético, afectando a una gran proporción de la población y exacerbada por la crisis económica y social del país.
Sin que se trate de cifras oficiales, porque no las hay, “Venezuela, tiene una población de 28.199.867 personas, y se encuentra en la posición 51 de la tabla de población, compuesta por 196 países y presenta una moderada densidad de población, 31 habitantes por Km²”.
Para los cálculos que informalmente manejamos para nuestros informes, y considerando que para los años 2022 y 2023 los decesos superaron a los nacimientos, y que la emigración/estampida de venezolanos saliendo de su país, según Naciones Unidas es de 7,8 millones de personas; y que la última cifra oficial que tuvimos arrojaba una población de 32 millones de personas; nos da un aproximado poblacional de 26 millones de habitantes.
En la última década, los problemas de exclusión, pobreza y desigualdad, tomaron mayor relevancia en el ordenamiento normativo nacional, en los esfuerzos organizativos de los sectores más afectados y en los propósitos de gobierno, dando como resultado descontento e insatisfacción, así como pérdida de la esperanza. Y con ese humor social, es difícil que la población se entusiasme persiguiendo cualquier objetivo que pueda presentarse; entre los cuales, perfectamente podría estar, el de la recuperación de la democracia.
Estando en la base de la pirámide de las necesidades humanas de Maslow, es muy difícil poner a atención a temas diferentes a la elemental supervivencia…
Económico
El tema tributario se está convirtiendo en uno de los inhibientes críticos a la actividad económica del país, junto con la electricidad y el gasoil… y la falta de confianza y seguridad jurídica, y la presencia inmanente de la política que como una sombra todo lo complica y oscurece.
Tanto es así, que, tal como les decía desde el año pasado, el Estado volvió al intervencionismo, pero ya no vía las armas o las intervenciones y fiscalizaciones, sino cooptando instituciones empresariales, las cuales van siendo subordinadas al poder; y, como en el caso de la política, mencionado más arriba, es una especie de Síndrome de Estocolmo socio económico, donde terminamos aceptando hasta lo inaceptable, logrando con esto pequeños espacios de maniobra, que nos hacen creer que estamos libres y que estamos operando con reglas de libre mercado.
Y hoy sabemos que es así, porque entre 2021 y 2022, cuando se produjo un repliegue del Estado de la actividad privada, realmente nos acercamos mucho a lo que pudiera haber sido un mercado de competencia, con libre importación y flujo de dólares, y donde casi nos creímos que “Venezuela ya se arregló”. Por eso, hoy, cuando ya no tenemos eso, podemos notarlo por simple comparación.
Y regresando al tema de los impuestos, una vez más, en su momento “festejamos” y alabamos al gobierno por la armonización tributaria, pero dejamos libres a las alcaldías, las cuales están inviabilizando la recuperación de la actividad; claro que eso es en las zonas de cada alcaldía; pero cuando hacemos un análisis bottom up, la agregación de impuestos locales termina reflejándose en porcentajes muy altos que desalientan la continuidad empresarial.
También les he comentado que tenemos poco o ningún nivel de influencia en la política macroeconómica; pero que sí tenemos poder e influencia en la construcción de espacios microeconómicos. En la relación biunívoca entre el consumidor y el comerciante; espacio donde se cruzan la oferta y la demanda, y donde se decide si una transacción se cierra o si el comerciante se pierde una venta y el consumidor se queda sin el acceso al bien o servicio que estaba buscando.
El secreto para mantener activa nuestra economía sin importar el marco referencial en el que se mueva, es la mutua comprensión de los alcances y posibilidades de los actores del mercado. Qué necesita y qué puede pagar un consumidor, y qué es lo que puede ofrecer un empresario para satisfacer esa demanda.
Lo primero que debe hacer el empresario es entender en qué negocio está, y especialmente en cuál negocio NO está. Y, a partir de allí, y dentro del alcance de su visión de negocio, leer el mercado con objetividad, teniendo en cuenta al resto de los actores relevantes. Y luego, solo entonces, tomar conciencia si sus productos están alineados con eso; o si no, qué modificaciones deben hacerse para lograr que haya un click y se encuentren la oferta y la demanda. Claro que todo eso en forma sustentable y rentable.
Internacional
El viaje de Blinken al G20 en Brasil dejó clara la inserción de Latinoamérica en los problemas globales; a Lula le volvió a asignar responsabilidad en el caso Venezuela /Guyana, pero lo dejó fuera de los temas como Ucrania-Rusia o Israel-Hamás, como si en ese plano Brasil no fuera relevante… que realmente no lo es.
Con los ataques verbales de Lula a Israel, claro que, desde la paz y la tranquilidad de su silla en el Planalto, a la “amistad”, también desde lejos, con Putin y con China. Triste papel el de la izquierda latinoamericana, cada vez más desdibujada, y asociada a todos los males por la destrucción que ha ido llevando a los países donde se ha posicionado, y de los cuales se espera que las cosas cambien en el tiempo.
Y me quedo con el caso Brasil, porque no ha perdido el perfil del eterno “líder regional to be”, que nunca logra nada concreto; y cuyo presidente, con una condena por corrupción en sus espaldas, se va desmoronando políticamente… adentro, y también afuera… pero le siguen dando su sitio por el tamaño geográfico, cantidad de habitantes, y de la economía del Brasil.
Porque agradecerle a Lula lo de las Granadinas es perder de vista que eso adquirió un perfil propio, no por él, sino por los británicos y por los americanos… y por la Exxon, la Hess/Chevron, y los chinos. Y que Lula y la Comunidad del Caribe solo funcionaron como la puerta de salida para rescatar a Venezuela del problema en el que se había metido al invocar la opción militar, que se sabía que no podría cumplir.
Imagínense un país quebrado y endeudado, con 90% de pobreza, y una emigración forzada del 25% de su población, embarcado en una guerra… por favor… en qué cabeza cabe.
Pero, al mismo tiempo, casi, Blinken se reunió con Milei en Buenos Aires, y quedó la impresión de que el aliado regional de Estados Unidos iba a ser la Argentina de Milei, y no el Brasil de Lula, con un cambio importante en el peso del poder en la región. Y porque Milei es un aliado declarado de ellos y de Israel, y con claras y profundas diferencias con Rusia y con China.
Claro que hubo temas más prácticos como el proyecto de dolarización de Milei, y la renegociación de la deuda con el FMI; además del viaje que se inicia este fin de semana de Milei a Estados Unidos. En fin… aires nuevos en la región que generan expectativas positivas, especialmente en la relación con Venezuela; porque siempre las ideas frescas de personajes nuevos, recuperan las esperanzas casi perdidas; y más si se tienen en cuenta personajes viejos con las mismas viejas ideas como Lula.
Recomendación
- Al gobierno: Que acelere el proceso de devolver al sector privado total o parcialmente las 95 empresas que fueron pasadas al manejo estatal habiendo sido privadas. Y que lo haga pronto buscando la mejor manera de hacerlo para beneficio de la sociedad y la recuperación de la esperanza perdida. Y que le dé más pensamiento al hecho de pasar al sector privado toda actividad empresarial en manos del Estado. El Estado, y los gobiernos, no fueron diseñados para ser empresarios, sino al revés, para generar las reglas de juego del sector empresario. Y cuando hace las dos cosas, “se paga y se da el vuelto” lo cual no es bueno para los intereses de la sociedad.
- A la dirigencia opositora: Que genere un movimiento de pensamiento en modo resistencia, para convencer a la población primero, y al chavismo después, que no es bueno repetir el modelo cerrado donde la masa opositora queda excluida. Y eso es pertinente ahora, por la gran mayoría que aglutina la figura de María Corina. Lo que queda es un gran esfuerzo de gerencia del cambio, para cambiar el patrón cultural que la izquierda ha ido generando. Hoy se trata de una batalla cultural entre éxito y fracaso, progreso y atraso, pobreza y bienestar.
- A la dirigencia empresarial: Que por más que a corto plazo parezca razonable hacerle el juego al gobierno prestándose para aparecer institucionalmente en temas que nada tienen que ver con el ámbito empresarial, tales como el Esequibo, la fecha de las elecciones, y en cuanto proyecto o reunión hay, lo cierto es que, a mediano y largo plazo, eso va desdibujando el valor representativo de haber sido una de las instituciones top en la preferencia de la gente… junto con la iglesia. Y ese es un activo que debería preservarse, porque en un año de tanta polarización electoral, y con el desbalance de fuerzas que hay con la verdadera oposición, la figura del empresario queda del lado equivocado de la ecuación. Lo ideal sería que no quedara de ningún lado, sino en el centro; pero como están las cosas… porque a esa reunión electoral a la que asistieron, por ejemplo, no invitaron a la Plataforma… porque fue un acto eminentemente chavista.
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https://www.elnacional.com/venezuela/analisis-de-entorno-maduro-no-va-a-perder-con-nadie-esta-claro-eso/