Queremos una tierra llena de flores y árboles frutales, con sembradíos de diversas semillas que den insumos alimenticios y con crianza de animales para nuestra subsistencia y para el trabajo. Queremos un pueblo sin pobreza, ni hambre ni miserias, queremos empleos dignos donde recibamos salarios que permitan atender los requerimientos básicos y fundamentales para una buena vida; queremos, si es posible, pleno empleo, que toda persona en condiciones de trabajar encuentre ocupación adecuada. Queremos una educación de calidad y de primera en sus distintos niveles; instalaciones públicas prestadora de asistencia para la salud modernas, bien equipadas y con personal idóneo. Queremos servicios públicos excelentes, eficientes y oportunos. Queremos empleados públicos efectivamente servidores a la ciudadanía con esmero, moralidad y ética. Queremos seguridad pública, personal y de bienes. Queremos parques, plazas y áreas de esparcimiento con pulmones verdes. Queremos la industrialización del país dentro de un desarrollo armónico que contemple con prioridad la situación de los más necesitados. Queremos se respete y reconozca la dignidad de la persona humana como inalienable e inviolable. Queremos una sociedad sin perseguidos ni perseguidores, sin explotados y explotadores, sin discriminación de ningún género, sin marginación social, económica, religiosa o política. No queremos sectarismos excluyentes, inaceptables e intolerables. Queremos un Estado promotor y propulsor de la economía privada, que practique la acertada máxima de Konrad Adenauer, “Tanta iniciativa privada como sea posible y tanto Estado como sea necesario para establecer la justicia”. Queremos una administración de justicia única y exclusivamente dedicada a la búsqueda de la verdad nada más que la verdad. Queremos ramas del poder público nacional independientes y autónomas tanto en su esencia como en sus funciones y operatividad. Queremos una Fuerza Armada sin partido político, en sus cuarteles y equipados para defender nuestra soberanía y preservar la integridad territorial de la República y nunca incondicional al poder de turno. Queremos desarrollo económico social integral, material y espiritual, armónico y con preocupación privilegiada por los más necesitados. Queremos una sociedad solidaria y subsidiaria con práctica permanente de la caridad con el semejante. Queremos una sociedad de iguales por nuestra condición humana, cumplidora de sus deberes y practicante de sus derechos con las únicas limitaciones establecidas en la ley, defensora de la democracia y la libertad. Queremos un gobierno íntegramente dedicado a lograr el Bien Común y la Justicia Social y a administrar los recursos públicos sometidos a la eficiencia y a la ética. En fin queremos una sociedad fraterna, próspera, inmensamente solidaria y a la altura que este tiempo nos reclama. Queremos un gobierno que nos coloque en el concierto de las naciones del mundo como un país respetable, decente y solidario con la humanidad, cumplidor de los deberes contraídos con los organismos defensores de los derechos humanos y de la justicia.
En ese “Queremos” se nos puede ir todo el tiempo y agotar la escritura porque la lista es extensa y estamos en presencia de un país con todas las carencias después de ser el más rico y próspero de Latinoamérica. Lo escrito puede estar en la Utopía que es una suerte de proyecto de realización social y como todo proyecto es algo que se desea construir. La utopía son deseos irrealizables, pero debemos siempre tratar de hacerlos realidad, porque cuando aceptamos no alcanzar lo grande, generalmente nos transamos por lo más bajo y pequeño.
Debemos siempre tratar de hacer realidad nuestras utopías para no caer en la distopía o antiutopía que nos transformaría en una sociedad ficticia e indeseable en sí misma.