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Opinión

Espacios seguros para la juventud, es el slogan que promueve la ONU para este 12 de agosto de 2018 en ocasión de celebrar el Día Internacional de la Juventud, el cual fue declarado así desde el año 1999 por la Asamblea General de la ONU.

Para la ONU, con esta celebración anual, se busca promover el papel de los jóvenes como actores esenciales en los procesos de cambio y crear una oportunidad para generar conciencia sobre los desafíos y problemas a los que se enfrentan.

Atendiendo a la invitación a reflexionar este año sobre los espacios seguros, la página oficial de la ONU en esta ocasión, recuerda que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, específicamente el Objetivo 11, plantea la necesidad de proporcionar espacios para una urbanización inclusiva y sostenible, y en ese mismo sentido, la Nueva Agenda Urbana, reitera la necesidad de espacios públicos que permitan a los jóvenes, interactuar con la familia y tener un diálogo intergeneracional constructivo.

Además, el contenido de esa página también destaca la existencia de un Programa Mundial de Acción de la Juventud en el marco de la ONU, en el cual se prioriza la provisión de actividades de esparcimiento como esenciales para el desarrollo psicológico, cognitivo y físico de los jóvenes.

La ONU en el marco del Día Internacional de la Juventud sostiene que en la medida que más y más jóvenes crecen en un mundo tecnológicamente conectado, ellos aspiran a involucrarse más en lo político, cívico y social, es por ello que la disponibilidad y acceso a los espacios seguros se convierten en un elemento clave para hacer esto realidad[1].

Para el Secretario General de la ONU[2], las esperanzas del mundo están puestas en la gente joven. La paz, el dinamismo económico, la justicia social, la tolerancia: todo esto y más depende, hoy y mañana, de que aprovechemos la energía de la juventud.

Sin embargo -advierte Guterrez- más de 400 millones de mujeres y hombres jóvenes viven en entornos de conflictos armados o violencia organizada. Millones de ellos sufren privaciones, hostigamiento, acoso y otras violaciones de sus derechos. Las mujeres jóvenes y las niñas son particularmente vulnerables.

Concluye el Secretario General, que la gente joven de todo el mundo necesita espacios seguros: espacios públicos, cívicos, físicos y digitales en los que poder expresar sus opiniones y perseguir sus sueños libremente.

Por su parte, Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO[3], en su mensaje oficial por el Día Internacional de la Juventud, destaca que cuando se habla de garantizar espacios seguros a los jóvenes, lo que se persigue es crear condiciones para el desarrollo armonioso de la personalidad y asegurar un clima de confianza en el que puedan expresar libremente su potencial y fortalecer su autoestima.

Además, aclara que esos espacios, en sentido amplio, son todos los lugares y entornos donde los jóvenes interactúan entre sí. En primer lugar, son los espacios de aprendizaje y formación como escuelas, colegios, universidades. Son también lugares de encuentro dedicados al ocio y al deporte, los espacios públicos y políticos en los que los jóvenes deben poder experimentar libremente su ciudadanía y los espacios urbanos que deben proporcionar un entorno de calidad.

También, se incluyen los espacios virtuales, digitales y las redes sociales que atraen a los jóvenes desde muy temprano y los que participan activamente.

Azoulay afirma que es esencial y fundamental garantizar la inclusión, como principio, más allá de las diferencias de género, cultura, idioma y religión, y velar por el respeto de la libertad de expresión y la dignidad de todo.

Además, también recuerda que es indispensable, eliminar la discriminación, el acoso y todas las formas de violencia, y ayudar a prevenir los intentos de adoctrinamiento.

En ese sentido, oficialmente el Instituto de Juventud Español[4] en su plataforma web reconoce que los jóvenes necesitan espacios seguros donde puedan reunirse, participar en actividades relacionadas con sus diversas necesidades e intereses, participar en los procesos de toma de decisiones y expresarse libremente.

Así mismo, destaca esta institución española, que hay muchos tipos de espacios, los espacios seguros garantizarán la dignidad y la seguridad de los jóvenes. Los espacios seguros, como los espacios cívicos, permiten a los jóvenes participar en cuestiones de gobernanza; los espacios públicos le brindan a los jóvenes la oportunidad de participar en deportes y otras actividades de ocio en la comunidad; los espacios digitales ayudan a los jóvenes a interactuar virtualmente a través de las fronteras con todos; y espacios físicos bien planificados pueden ayudar a satisfacer las necesidades de los jóvenes diversos, especialmente los vulnerables a la marginación o la violencia.

Si bien es cierto, Venezuela celebra su propio Día de la Juventud el 12 de febrero, en conmemoración a la Batalla de la Victoria, no es menos cierto, que esta celebración internacional en este año 2018, nos debe llamar hoy a reflexionar sobre nuestra responsabilidad social y política en la restauración de un orden social que nos permita asumir la responsabilidad que hoy una generación no pudo y que consiste en garantizar espacios seguros para nuestros jóvenes.

Nuestra juventud, hoy nos ha demostrado un compromiso profundo como diputados, legisladores estadales o locales, como dirigentes políticos, emprendedores, e incluso como nuevos padres que se resisten abandonar el país; ese compromiso, ha llevado a muchos otros jóvenes a perder sus vidas, su libertad personal y a asumir el autoexilio como una necesidad, más no como una solución.

Nuestro deber actual es asumir la restauración del orden democrático como única vía posible para lograr ese espacio seguro para la juventud, pero hoy 2018, nos corresponde asumir el debate social y político, desde nuestros espacios de influencia sobre el rol de la juventud, nuestra responsabilidad frente a ellos y frente a las generaciones futuras.

Venezuela vive en estos momentos un cambio generacional complejo, porque hay una nueva generación de dirigentes políticos a quienes la vida les ha encomendado abrir el camino hacia una democracia, como modelo político que sólo conocen a través de las historias o mitos familiares, académicos o históricos.

Hay una generación de dirigentes políticos que han aprendido de la democracia de una forma muy ruda y absurda, pero que además, no tienen el privilegio de tomar un café con algún expresidente de la República que les cuente la historia de la democracia que facilitó la Constitución de 1961, pues todos los expresidentes han fallecido.

Este Día Internacional de la Juventud, debe asumirse para reflexionar y abrir un debate político sobre esos espacios de seguridad que a la luz de la Ley Orgánica del Poder Popular de la Juventud (1999), permita alcanzar el pleno desarrollo físico, psicológico, social, espiritual, multiétnico, multilingüe y pluricultural en su tránsito hacia la vida adulta, productiva, incluyendo las garantías para su capacitación, primer empleo y su participación solidaria de la familia y de la comunidad organizada.

El debate podrá valorar con elementos e indicadores concretos el fracaso del Socialismo del Siglo XXI y la clara exclusión de la juventud venezolana como actor protagónico de su propio desarrollo. Precisamente la inclusión de la juventud, de manera plural y libre, está en el lado de la democracia, en el ámbito de la institucionalidad que la Constitución de 1999 garantiza.

Hoy cuando nos invitan a reflexionar sobre un espacio seguro para nuestra juventud, sólo nos queda comprender que sólo restaurando el orden democrático lograremos alcanzar las condiciones básicas para entonces construir ese espacio seguro que nuestra juventud reclama y que la ONU invita ha tomado como referencia para reflexionar sobre la juventud hoy Día Internacional de la Juventud.

12 de agosto de 2018

[1]UN. Youthday. 12 de agosto de 2018. Online en: http://www.un.org/es/events/youthday/

[2]Mensaje del Secretario General, Antonio Guterres. 12 de agosto de 2018. Online en: http://www.un.org/es/events/youthday/messages.shtml

[3]Mensaje de Directora General de UNESCO, Audrey Azoulay. 12 de agosto de 2018. Online en: http://unesdoc.unesco.org/images/0026/002654/265429s.pdf

[4] http://www.injuve.es/prensa/noticia/dia-internacional-de-la-juventud-2018

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Dos cosas no serán hechas en este artículo: discutir sobre la legitimidad del acto magnicida y entrar en definiciones que a nada conducen. Explico a continuación ambas deliberadas omisiones.

Discutir sobre la legitimidad de un hecho es un tema moral y no político. Pues algo puede ser legítimo moralmente e inaceptable políticamente. También puede ocurrir a la inversa. Con ello no se afirma que la política no tiene nada que ver con la moral, pero siguiendo a Kant y Weber, no puede ser sustituida por ella. Eso quiere decir: atentar en contra de la vida de un dictador puede ser legítimo, pero si lleva a consecuencias que recaerán sobre personas y organizaciones no involucradas en el hecho, no es político y por lo mismo puede llegar a ser radicalmente inmoral.

Por supuesto, al autor de estas líneas no escapa que sobre el tema de la legitimidad del magnicidio hay un argumento teológico expuesto por Tomás de Aquino y mucho después por el sacerdote jesuita Juan de Mariana, ambos partidarios del derecho a rebelión.

Importa consignar que en lo que toca a Tomás, este se pronunció en su texto Gobierno de los Príncipes a favor del tiranicidio si un tirano gobierna a favor de su provecho personal y no del público. En ese caso, según el docto santo, la rebelión es legítima. La muerte del tirano, agrega Tomás, “debe ser decidida por un tribunal público”. En suma: lo que Tomás defiende no es el derecho al atentado sino el derecho a la ejecución. Son dos cosas distintas.

La opinión de Juan de Mariana es similar a la del santo de Aquino. En su libro De rege et regis institutione (1599) Mariana defiende al tiranicidio como un derecho natural cuando el tirano “sustrae la propiedad de los particulares y los saquea”. Y al igual que Tomás, como parte del derecho (natural) a la rebelión.

Cabe señalar que las opiniones de ambos teólogos no están basadas en la palabra de Cristo sino en interpretaciones del derecho natural. Sus juicios, por lo tanto, no deben ser vistos como derivados de la lección neo-testamentaria. Jesús jamás llamó a matar a nadie - razones no le habrían faltado- ni siquiera a los más terribles tiranos. La lógica de Tomás y la politicidad de Mariana no pueden, y para un cristiano no deben, ser consideradas como un legado, en el estricto sentido del término. Y hasta aquí con el tema de la legitimidad.

En lo referente al tema de las definiciones, importa anotar que un magnicidio se define en términos generales por un acto que consuma la muerte de un alto representante del poder, independientemente a que el muerto sea una personalidad magna o no. En el mismo sentido ya hemos visto que el magnicidio puede ser cometido a través de dos vías. Por ejecución o por atentado. El magnicidio por ejecución es generalmente resultado de un acto revolucionario o post- revolucionario.

En la historia moderna encontramos diversos magnicidios por ejecución. El “clásico” fue el de Luis XVl después de ser capturado en Verennes. Su ejecución (21.02.1793) fue el resultado de una discusión entre girondinos y jacobinos. Los primeros levantaron la tesis de la continuidad histórica de la nación. Los segundos, la de la ruptura. Al fin los jacobinos lograron imponerse. La idea de cortar la cabeza al rey tenía evidentemente un carácter simbólico. Desde ese momento el reino de Francia sería acéfalo. Robespierre, quien durante su mandato batió todos los records de descabezamientos, lo entendió claramente. Su cáustico veredicto fue: “Para que Francia viva, Luis XVl debe morir”. El ejemplo de Robespierre hizo escuela. Luis XVl sería solo el primero en morir de modo post-revolucionario de acuerdo a dictámenes emitidos por tribunales ad hoc.

Una de las más crueles ejecuciones fue la realizada a Benito Mussolini después de haber sido hecho prisionero cuando intentaba escapar junto a su esposa (25.04.1945). El recién formado Comité Nacional de Italia dictó sentencia de muerte en juicio sumario. Después los ejecutores colgaron a Mussolini con la cabeza hacia abajo. El Comité, no contento, filmó al cadáver. Hay testimonios, Göring entre otros, que afirman que cuando Hitler vio ese filme, decidió auto- ejecutarse. No fue el primer auto-magnicidio de la modernidad.

Nosotros, los chilenos, siempre precursores de cosas raras, tenemos otro, el del Presidente José Manuel Balmaceda quien decidió poner fin a su vida después de haber visto fracasada la revolución liberal de 1891. El presidente Salvador Allende a quien gustaba mucho compararse con Balmaceda y se consideraba su continuador histórico, corrió el mismo trágico destino. Hay por cierto otros casos de automagnicidios latinoamericanos. Uno muy conocido fue el del presidente brasileño Getulio Vargas (24.08.1954) quien acosado por una oposición implacable prefirió irse a descansar al otro mundo disparándose un balazo. Justo en medio de su populista corazón.

Muy similar al de Mussolini fue el magnicidio al dictador Eugene Ceaucescu, condenado por el Frente de Salvación Nacional a morir fusilado junto con su esposa (27.12.1989) En el mismo estilo, aunque radicalizado en las formas, fue el cometido a Muamar Gaddafi después de que fuera juzgado en un par de minutos por el Consejo Nacional de Transición formado por milicianos de las tribus rebeldes de Libia (25.10.2011). Los detalles de la ejecución son tan horrorosos que nos ahorraremos las descripciones.

En suma, los magnicidios por ejecución han sido el resultado de revoluciones, revueltas o rebeliones populares. Todos fueron realizados siguiendo dictámenes emitidos por tribunales. En cierto sentido pueden ser considerados magnicidios legales. El objetivo de todos ellos ha sido marcar un punto de inflexión entre el régimen que terminó y el régimen que viene.

Distinto e incluso inverso es el caso de los magnicidios-atentados. Estos no son el producto de revoluciones sociales o políticas. Al contrario, pretenden fungir como detonantes de cambios históricos. No obstante, a diferencia de los magnicidios por ejecución, todos exitosos, los magnicidios-atentados, cuando no han fracasado, la mayoría de ellos ha terminado por generar, en los países donde han tenido lugar, condiciones aún más represivas que las que imperaban antes del atentado.

Mediante el magnicidio-atentado, sus realizadores, al eliminar a un dignatario, buscan crear condiciones favorables para su causa. De ahí que a diferencias de los magnicidios por ejecución, todos muy similares, los atentados son muy variados entre sí. Los hay desde los que solo buscan eliminar a un personaje incómodo contratando a asesinos profesionales, los que persiguen objetivos ideológicos, religiosos e incluso, los realizados por trastornados mentales, al estilo del que no alcanzó a llevarse a cabo en la ya mítica película dirigida por Martin Scorcesse, Taxi Driver (1976).

El magnicidio político más mediático de todos los tiempos fue sin duda el cometido a J. F. Kennedy (22.11.1963) Oscuros intereses de mafias norteamericanas llevaron a culpar al muy desequilibrado Lee Harvey Oswald con el objetivo de ocultar las verdaderas razones del crimen. Hasta ahora lo han conseguido. Pero todo el mundo sabe que Oswald no fue el asesino; ni siquiera el ejecutor.

De similar formato fue el magnicidio en contra del presidente sueco Olaf Palme (28.02.1986). El killer, evidentemente un profesional, no dejó huella detrás de sí. Aunque sí sospechas. Entre otros en el excelente escritor fallecido Henning Mankell quien en dos o tres novelas induce al legendario inspector Wallander a insinuar la tesis de que el asesinato a Palme fue concebido por agencias secretas de la URSS con las cuales el propio Palme habría estado en contacto. Yo creo a Mankell -intuición personal- más que a cualquier político.

Que los servicios secretos de la ex URSS actuaban sin ningún escrúpulo lo prueba el intento de asesinato al Papa Juan Pablo ll (13.05. 1981) muy comprometido con las luchas de los disidentes que actuaban -no solo en Polonia- en contra del imperio soviético. Las razones que llevaron a la KGB a contratar al asesino búlgaro-musulmán, Ali Agca, quien disparó cuatro tiros sobre el Papa, ya han sido enunciadas por diversos periodistas.

Como es posible entrever, no todos los magnicidios han sido tiranicidios. Razón por la cual hay que diferenciar entre el magnicidio propiamente tal del magnicidio-tiranicidio. Entre los últimos el más espectacular fue el plan frustrado del alto oficial alemán Claus von Stauffenberg por poner fin a la vida de Hitler (abril 1944). El tardío plan fracasó por leves detalles técnicos. Este fue solo uno de los muchos, pero el más perfecto proyecto para eliminar a Hitler. Los objetivos eran reivindicar el honor del ejército mediante un golpe militar, poner fin a la guerra y negociar una rendición con los aliados. Acerca de lo que habría sucedido si el plan hubiese sido exitoso, solo hay hipótesis y especulaciones. Lo cierto es que el fracaso de von Stauffenberg posibilitó a Hitler llevar a cabo una “depuración” radical al interior del ejército.

Entre los asesinatos cometidos con objetivos claramente políticos, a saber, los que buscan condiciones para un cambio de régimen, habría que mencionar el perpetrado en contra del dictador egipcio Muhamad Anwar Asad (6.10.1981). Como suele ocurrir en estos casos, hubo cambio de gobierno pero no de régimen. El sucesor de Asad, Husni Mubarak, continuó la línea política de Asad, la misma que actualmente continúa el general-dictador Fattah as-Sisi.

En América Latina el caso más conocido fue el atentado a Trujillo considerado como una muestra de que, bajo determinadas condiciones, un magnicidio puede llevar efectivamente a un cambio de régimen. La tesis hay que tomarla con pinzas. Por una parte, J. F. Kennedy y la CIA habían tomado la decisión de colaborar con la oposición dominicana y desembarazarse del dictador. Tanto en las universidades como en las empresas y plantaciones, pero sobre todo en el ejército, asomaban signos de rebelión. Kennedy mismo exigía públicamente la renuncia del dictador. Es decir, nada indicaba que solo por la vía del atentado era posible terminar con el trujillismo. Por otra parte, la muerte de Trujillo (30.04.1961) no produjo ninguna rebelión social como esperaban sus autores. Todo lo contrario, bajo la dirección del hijo del dictador, Ramfis, tuvo lugar espantosas masacres. La rebelión vino después, y no fue social sino militar, con la llamada “rebelión de los pilotos” (19.11.1961) que sí puso punto final al trujillismo sin Trujillo.

Probablemente inspirados en el mito del atentado a Trujillo, un grupo de jóvenes comunistas chilenos intentó tiempo después matar al general Augusto Pinochet. Casi lo logran. Pero la represión que se desató en Chile al igual que la que ocurrió en Alemania después del fallido putsch de los oficiales de 1944, fue cruel y cruenta. Aún hoy los magnicidas no se atreven a narrar lo que sucedió a sus familiares en las cámaras de tortura del régimen.

Ha habido, además de los específicamente políticos, atentados ideológicos- religiosos. El que logró un hinduísta en contra de Mahatma Gandhi (30.01.1948) produjo luto mundial. El asesinato a Isaac Rabin (22.04.1977), cometido por el fundamentalista hebreo Yigar Amil, es otro ejemplo. Dichos asesinatos lindan con la locura. Pero hay otros que son locuras puras. Quien lea los planes de los nihilistas rusos en “Los Endemoniados” de Fedor Dostoievski, podrá acceder al tipo de mentalidad que poseían quienes no se cansaban de atentar en contra de los zares (entre ellos, el hermano mayor de Lenin). Sin embargo, la locura magnicida más grande de la historia fue la llevada a cabo el 28 de junio de 1914 por Gabvrilo Princip en la persona del archiduque austro-húngaro, Francisco Fernando. Según opinión de muchos historiadores, el atentado de Sarajevo desató nada menos que la Primera Guerra Mundial, con sus millones y millones de muertos.

¿A cuál categoría pertenece el intento de (auto) magnicidio a Nicolás Maduro? (05.08.18) Difícil responder a esa pregunta. Sea la que sea, Maduro tiene el dudoso privilegio de haber sido objeto del primer (auto) atentado digital de la historia.

Post- Scriptum

Evidentemente este articulo ha sido escrito bajo el influjo del (auto) atentado a Maduro. Razón que obligará a escribir un par de líneas adicionales. Pues el hecho de que aún no se sepa si fue autoatentado o atentado, lleva a una conclusión: hubiera sido lo uno o lo otro, el efecto ha sido el mismo. El dictador ha recibido un regalo drónico.

Pero si hubiera sido de verdad un atentado, sus creadores habrían cometido un acto criminal: no en contra de Maduro -el solo es la cabeza visible del régimen- pero sí en contra de la política y los políticos democráticos del país.

No fue casualidad que Maduro -siguiendo al pie de la letra el ejemplo de Hitler después del incendio del Reichstag- hubiera decidido iniciar la represión en contra de los parlamentarios de los partidos de centro justo en los momentos en los cuales estos intentaban recuperar la ruta de la unidad electoral, abandonada por la nefasta abstención del 20-M. De paso, Maduro intentará sustituir la confrontación política por la persecución policial y por cierto, utilizará el supuesto atentado para continuar las purgas al interior de los estamentos militares. Nadie como Maduro necesita tanto de los drones.

La oposición en cambio no necesita drones. Solo necesita votos. El problema es que Maduro parece saberlo mejor que la oposición.

https://polisfmires.blogspot.com/2018/08/fernando-mires-magnicidio.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+blogspot/xSpmE+(POLIS)

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Quiero profundizar con relación al “deslinde” que planteé en mi artículo de la semana pasada: (https://ismaelperezvigil.wordpress.com/2018/08/03/deslinde/).

El planteamiento es que a lo mejor estamos en el punto en el cual cada quien en la oposición debe seguir su camino y sus propias propuestas, sin empeñarse en una “unidad” que no tiene un asidero firme, al menos en este momento. Esto para nada significa pesimismo, falta de esperanza o conformismo frente a lo que está ocurriendo en el país o que se considere que la dictadura que nos agobia es indestructible e invulnerable, que no puede ser derrotada.

Todo lo contrario, lo que se plantea es la necesidad de sortear o superar esta hondonada en la que nos hemos metido y continuar el camino aquellos que puedan hacerlo juntos; y con los que no se pueda, que continúen su camino, haciendo cada quien lo posible que le sea posible, lo que esté a su alcance y lo que crea lo mejor, dejando hacer a los demás lo que mejor crean para derrotar a la dictadura. Nadie es más o menos importante, nadie sobra, todos podemos ser útiles en la lucha contra la oprobiosa dictadura; pero eso no significa que todos debamos estar unidos en el mismo esfuerzo, en la misma organización o plataforma de acción, empeñados en preservar una unidad que no es tal, en seguir condenados a la inacción, la ineficacia y a tomar medidas políticamente equivocadas, como la abstención a todo trance o la votación en cualquier condición

Yo sigo abogando por la unidad, creo en ella, pero no a ciegas; precisamente mi reclamo o mi sugerencia es que su búsqueda –como ya dije– no nos condene a la inacción y la demora, como nos está ocurriendo ahora. Por ejemplo, por esperar esa “unidad” —que para algunos es unanimidad— no se ha dado a conocer una propuesta al país, que tiene meses aprobada por los partidos de la oposición, y que contiene un programa de lo que habría que emprender para superar la crisis económica, social y política que vivimos y su respectiva estrategia, y que nos está haciendo falta como referencia importante y que bien pudiera servir para remontarnos, visualizar el futuro, ser una propuesta de alternativa al país, marcar una senda de progreso y bienestar para todos y transcender lo meramente electoral. Otro ejemplo, por esa “unidad”, entendida como uniformidad, se abortó el plan de reestructurar la MUD, poniendo al frente una persona y un equipo de trabajo, que hubiera sido muy útil para reorganizarnos y salir del caos en el que estamos sumidos y que ha llevado a que la MUD sea hoy –así considerado por muchos– un cadáver irrescatable.

Mi propuesta del deslinde es muy simple, se debe evaluar si es el momento de aplicar tres parámetros: Uno, quienes propugnan por una unidad opositora deben romper, diferenciarse, distanciarse, de todos aquellos que, una vez decidida una política, por ejemplo electoral, mantengan una posición contraria a esta política, sea de abstención o de participación. Dos, la misma actitud se debe asumir con quienes sobrepasan la crítica necesaria, la personalizan destructivamente con insultos o con posiciones también destructivas hacia la política, los partidos y los dirigentes opositores. Y tres, también, es necesario diferenciarse y distanciarse de quienes, generando falsas expectativas en cuanto a tiempos y formas de salir de la dictadura, al no cumplirse estas, jamás asumen sus errores de diagnóstico, sino que culpan a factores de la oposición, estimulando también la antipolítica y el anti partidismo.

La razón fundamental para el deslinde es también simple: Por estar tratando de extender y alcanzar la “unidad” no se termina de romper con algunos elementos, me refiero a personas, que están haciendo verdadero daño al futuro del país y la conformación de una oposición verdaderamente unida y política y estratégicamente eficaz como mayoría opositora y se da pie a que, por ejemplo, surjan clérigos que nadan entre dos aguas, que sentencian al Frente Amplio calificándolo de “pacto de élites”, contribuyendo a liquidarlo, en vez de apalancarlo.
Es el momento de trascender la discusión con base en insultos y descalificativos, típicos de las redes sociales, que lejos de ser un medio de relación, intercambio y discusión, se han convertido en el reino de lo que hoy se llama “fake news” –disculpen el anglicismo–, post verdad, o información falsamente construida para trastocar y distorsionar la realidad y que es creída por personas dispuestas a aceptar acríticamente todo aquello que les convenga y les tranquilice su conciencia. Si bien es sabido que su utilización no está tan masificada ni tan extendido su uso como algunos piensan, contribuyen a la negación, la frustración y la desesperanza y terminan siendo elementos de discusiones bizantinas que no tienen ningún sentido.

Debemos pasar a una discusión verdaderamente radical, de raíz, de ruptura, que aísle a los factores disonantes y le dé una opción a un país cuyo 80% vive en una indignante miseria y el 100% condenados al abuso y la tiranía por parte de los gobernantes.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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José Ignacio Guédez Yepez

Las imágenes del diputado Juan Requesens visiblemente torturado y totalmente vejado, conmocionaron la opinión pública. Ya era hora. El impacto que no pudo lograr la MUD, el Frente Amplio o la propia AN, lo tuvieron dos videos cuya procedencia e ¬¬intención se desconocen, pero que han generado indignación como pocas veces. Y es que ese es el poder de las imágenes y la fuerza de la evidencia gráfica, ya que no es la primera vez que se tortura a un dirigente opositor, de hecho es una rutina por la que han pasado cientos. Pero esta vez la gente lo vió y hasta lo sintió en carne propia. Estoy seguro que todos nos sentimos retratados en Juan Requesens y entendimos que sin excepción somos víctimas de una tiranía criminal. Falta que nos hacía esa dosis de realismo, para dejar de llamar Gobierno a la dictadura, para dejar de camuflar los temores en falsas elecciones, para dejar de hacer del diálogo un oficio para beneficio personal en perjuicio del drama colectivo más atroz. Todos estamos drogados de alguna forma y nadie tiene el calzoncillo limpio. Todos somos Requesens, y esta vez no es un eslogan.

Quizá esa sea la razón por la que algunos prefirieron competir con el hecho hablando de su propia ética, dando por sentado que esas imágenes nos debilitaban. Es más fácil maquillar las tragedias con la rutina derrotista de papelitos en el curul del diputado ausente, acuerdos parlamentarios inútiles, tuits donde cada quien hace gala de su propia elocuencia, y al final sigue la inercia hasta que cae el próximo para que se repita el ciclo, cada vez con menos audiencia. Pero esas imágenes es lo único que tenemos, es la prueba del secuestro y tortura de un diputado de parte además de un poder ilegítimo como es la Constituyente ahora en manos de Diosdado, lo cual no puede seguir pasando desapercibido porque es el fondo del problema. No es la hora de seguir jugando a superhéroes creando ficciones en las redes mientras el país sigue en caída libre en manos de torturadores; basta de fingir eficacia y de parcelar el sufrimiento dividiéndonos entre nosotros. No hay diferencia entre Requesens y la señora que desalojaron de su casa de la Misión Vivienda por no tomarse en serio el “atentado”, ni entre los que no pueden sacar el pasaporte y están presos dentro o fuera del país, ni entre los que se ven obligados a acudir al censo de vehículos, ni los que padecen cortes de luz de forma cotidiana, ni entre los que ganan un dólar mensual de sueldo, ni entre los que se montan en “perreras” para transportarse, ni entre los que no consiguen efectivo para su vida cotidiana, ni entre las víctimas del hampa, ni entre los enfermos que no consiguen medicinas, ni entre los que comen de la basura, ni entre los que no tienen agua ni gas. La tortura es colectiva a toda una población, es hora de vernos nuestro propio calzoncillo, de sacudirnos los efectos de esa droga que nos hace creer que se sin futuro.

Las indignantes imágenes del joven diputado de Primero Justicia son un espejo en el cual podemos ver nuestra propia realidad. Solo espero que su sufrimiento no sea en vano y podamos transformar la indignación en movilización para retomar la ofensiva y apuntar directo al problema que es la dictadura criminal que oprime a todo un país. Debemos solidarizarnos sin mezquindades entendiéndonos víctimas de un enemigo común, debemos unirnos en el objetivo de rescatar la dignidad de Venezuela y la libertad de sus ciudadanos. No basta con rechazar el hecho, hay que pedir que cese la tiranía, hay que volver a la lucha. Esas imágenes no humillan a Requesens, al contrario, lo enaltecen. Su rostro torturado es el de todo un país y describe perfectamente al régimen hamponil de Maduro y Cabello. ¿Vamos a ocultarlo o mirar hacia otro lado? Tenemos que usarlo en defensa de la víctima y a favor de nuestra lucha. Que no quepa dudas, estas imágenes solo debilitan a la dictadura..

Parece claro que el plan del régimen es crear de facto un estado de excepción extremo para implementar en medio de un Estado policial sus medidas económicas epilépticas e improvisadas que solo van a aumentar la tragedia social y llevar la crisis a niveles impensables. La intimidación y amedrentamiento como política preventiva para evitar la protesta popular en momentos en los que pretenden consolidar formalmente el modelo castro-cubano, asaltando el parlamento, aprobando un nuevo texto constitucional de forma ilegítima, entregando la industria petrolera a los acreedores y sometiendo a la población con mecanismos de control social y dependencia grotescos. En sus propias palabras es “hacer irreversible la revolución” para perpetuar los negocios de una cúpula en detrimento del pueblo. Ante este panorama, nosotros seguimos proponiendo la Huelga General como mecanismo de lucha democrático y constitucional. Estamos esperando el pronunciamiento al respecto del resto de los factores de oposición o, en su defecto, alguna propuesta alternativa. Lo que no podemos es seguir en la inercia de la derrota mientras nos torturan. Nuestra admiración, solidaridad y empatía con Juan Requesens, digno representante de una generación que ha entregado su vida entera por el rescate de la democracia.

Secretario General de La Causa R

@chatoguedez

La Patilla

Agosto 11 2018, 9:20 am

https://www.lapatilla.com/2018/08/11/requesens-el-espejo-por-jose-ignaci...

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Eliane Brum

La posverdad se ha convertido en los últimos años en un concepto importante para entender el mundo actual. Pero quizá sea necesario pensar también en lo que podemos llamar “autoverdad”. Algo que se puede entender como la valorización de una verdad personal y autoproclamada, una verdad del individuo, una verdad determinada por la autorización de internet para “decirlo todo”.

El valor de esta verdad no está en su vínculo con los hechos. Ni su desaparición está en la producción de mentiras o noticias falsas (fake news). Esta relación ya no opera en el mundo de la autoverdad. El valor de la autoverdad está en otro lugar y obedece a una lógica distinta. El valor no está en la verdad en sí, como tampoco lo estaría en la mentira en sí. No está en lo que se dice. O está mucho menos en lo que se dice.

Así, la cuestión de la autoverdad tampoco radica en la sustitución de verdades ancladas en hechos por mentiras producidas para falsificar la realidad. En el fenómeno de la posverdad, las mentiras que falsean la realidad acaban produciendo realidades, como la elección de Donald Trump o la aprobación del Brexit. La autoverdad se relaciona con este fenómeno, pero sigue otra lógica.

El valor de la autoverdad está mucho menos en lo que se dice y mucho más en el hecho de decir. “Decirlo todo” es el único hecho que importa. O, por lo menos, es el hecho que más importa. Este desplazamiento del valor, del contenido de lo que se dice al acto de decir, también puede ayudarnos a entender la resonancia de personajes como Jair Bolsonaro, candidato a la presidencia de Brasil y, claro, (siempre) Donald Trump. Y que el problema no son ellos y otros genéricos, sino el fenómeno que va mucho más allá de ellos y del que son solo los ejemplos más mal acabados.

Una encuesta de junio del Instituto Datafolha mostró, una vez más, que la mayoría de las personas que declaran que votarán a Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), son jóvenes: su electorado se concentra principalmente entre los 16 y los 34 años. El capitán del ejército también lidera las intenciones de voto entre los más ricos y los más escolarizados del país. El candidato de extrema derecha encabeza la disputa presidencial de octubre, en un escenario sin el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT). Con Lula, Bolsonaro baja a la segunda posición. Pero Lula, como sabemos, está en prisión y tiene prohibido manifestarse, en uno de los más controvertidos episodios de la historia reciente de Brasil, un país hoy marcado por la politización de la justicia.

En un estudio recientemente divulgado, la profesora Esther Solano entrevistó a varias personas de São Paulo para entender el crecimiento de las nuevas derechas y especialmente de la extrema derecha más antidemocrática, representada por Jair Bolsonaro. Los seleccionados varían en posición económica, empleo, edad y género. Solano es profesora de la Escuela Paulista de Política, Economía y Negocios de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) y del Máster Interuniversitario Internacional de Estudios Contemporáneos de América Latina de la Universidad Complutense de Madrid. Se ha destacado como una de las principales estudiosas del perfil de los participantes de las protestas en Brasil desde 2013, cuando fue una de las pocas que escuchó en profundidad a los adeptos de la táctica black block.

El estudio, financiado por la Fundación Friedrich Ebert, es excelente, importante y debe leerse entero. Aquí, me limito a reproducir un fragmento que ayuda a iluminar la cuestión que presento en esta columna:

“Al principio de la conversación con los alumnos de São Miguel Paulista, vimos un vídeo con las frases más polémicas de Bolsonaro. Al final del vídeo, muchos alumnos se reían y aplaudían. ¿Por qué? Porque mola, porque es un mito, porque es divertido, porque dice lo que piensa y le importa un bledo. Con más de cinco millones de seguidores en Facebook, Bolsonaro representa una derecha que se comunica con los jóvenes, una derecha que algunos jóvenes identifican como rebelde, como contrapunto al sistema, como una propuesta diferente y que se atreve a encarar a los tipos de Brasilia y decir lo que tiene que decirse. Es la hostia.

La utilización de las redes sociales, de vídeos cortos y apelativos, el meme como herramienta de comunicación, la figura heroica y juvenil del ‘mito’ Bolsonaro, discursos irreverentes e incluso ridículos, fuertes y destructivos, contra todos, son aspectos que atraen a los jóvenes. Si, en los años 70, ser rebelde era ser de izquierdas, ahora, para muchos de estos jóvenes, es votar a esta nueva derecha que se presenta de forma cool, disfrazando su discurso de odio con memes y vídeos divertidos: El Bolsomito es divertido, el resto de los políticos, no”.

En la conversación en la escuela de São Miguel Paulista, en la Zona Este de São Paulo, la más precaria de la ciudad, los alumnos niegan que Bolsonaro difunda un discurso de odio. Pero dan valor a su valentía de decir cosas fuertes. Un chico de 16 años lo resume así: “No tiene un discurso de odio. Solo expone su opinión, diciendo la verdad”.

La opinión de Bolsonaro, o la “verdad” de Bolsonaro, que circula en vídeos con frases de efecto del “Bolsomito”, es llamar “furcia” a una diputada y decir que no la violaría porque no se lo merece, porque la considera “muy fea”; es afirmar que su hija, con cinco hermanos mayores, es el resultado de “haber flojeado”; es declarar que sus hijos no saldrían con una negra ni serían gais porque fueron “educados muy bien”. Y, claro, es su actuación en la votación del impeachment de la expresidenta Dilma Rousseff (PT).

Al votar a favor de la destitución de la presidenta elegida, Bolsonaro homenajeó al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra. El héroe de Bolsonaro, hoy estampado en camisetas que lucen sus seguidores, es uno de los más notorios torturadores y asesinos de la dictadura civil y militar (1964-1985), un sádico que llegó a llevar a niños pequeños para que vieran a sus madres torturadas, cubiertas de hematomas, meadas, vomitadas y desnudas, para presionarlas. Y están también las declaraciones racistas de Bolsonaro contra los indígenas y quilombolas (descendientes de esclavos huidos).

Una de las entrevistadas por Esther Solano justifica así el discurso de su candidato: “Tiene esta forma grosera, bruta de hablar, de militar. Pero no quiere decir esas cosas. A veces exagera, no piensa porque habla por impulso, porque es muy honesto, muy sincero y no mide las palabras como los otros políticos, que siempre piensan en lo políticamente correcto, en lo que la prensa va a decir. A él no le importa lo políticamente correcto, dice lo que piensa y punto, pero no es homofóbico. Le gustan los gais. Es su manera de hablar”.

En lo que yo misma he oído en la periferia de São Paulo y en la región del Xingú, en la Amazonia brasileña, en diferentes clases sociales y franjas de edad, aparece continuamente una variación de estas frases: “Es honesto porque dice lo que piensa” o “No tiene miedo de decir la verdad”. Cuando cuestiono el contenido de lo que Bolsonaro piensa, la “verdad” de Bolsonaro, en general aparece una sonrisa divertida, medio cariñosa, medio cómplice: “Es un poco exagerado, pero porque es muy sincero”.

Así, Bolsonaro no sería homofóbico, ni misógino, ni siquiera racista para aquellos que lo apoyan, sino un “hombre de bien” que ejerce la “libertad de expresión”. Estos son los adjetivos que aparecen con frecuencia junto al candidato de extrema derecha cuando sus electores hablan de él: “sincero”, “verdadero”, “auténtico”, “honesto” y “políticamente incorrecto” (este último también como un elogio).

Aunque el contenido de lo que dice Bolsonaro obviamente influye en el apoyo de su electorado, me parece que se beneficia más del fenómeno que aquí denomino autoverdad. El acto de “decirlo todo” y el cómo dice lo que dice parecen ser más importantes que el contenido. La estética se decodifica como ética. O incluso se pone en el mismo lugar. Y este no es un dato cualquiera.

Por eso también es posible desconectarse del contenido real de su discurso, como hacen muchos de sus electores. Y por eso es tan difícil que su deconstrucción, por medio del contenido, surta efecto sobre sus electores. Cuando la prensa muestra que Bolsonaro se ha revelado como un diputado mediocre que cobra sueldo y dietas por hacer casi nada en el Congreso, cuando muestra que no tiene nada nuevo, sino que es un político tan tradicional como los demás o incluso más tradicional que muchos, cuando muestra que le falta consistencia en el discurso y proyecto que justifique la disputa de la presidencia, se produce un efecto mínimo o nulo en sus electores. Porque el contenido poco importa. Las agencias de verificación de datos son un buen instrumento para combatir las noticias y las declaraciones falsas de los candidatos, pero son poco eficaces para combatir la autoverdad.

Así de simple. Demasiado complejo. La lógica con que la prensa opera, cuando hace periodismo serio, que es la del contenido, no afecta a Bolsonaro porque su electorado opera con una lógica diferente. Este dato es bastante trágico, en la medida que los instrumentos disponibles para exponer verdades que merezcan este nombre, para iluminar hechos que de hecho existen, pasan a girar en falso.

Si Bolsonaro participa en los debates en directo durante la campaña electoral, para una parte significativa del electorado brasileño lo que va a prevalecer es la estética marcada por el hecho de “decirlo todo”. También por eso Ciro Gomes, candidato a la presidencia por el Partido Democrático Laborista (PDT), por su personalidad más agresiva y por no tener pelos en la lengua, está siendo considerado por una parte de la población preocupada por la ascensión de Bolsonaro como el más capaz para enfrentarlo.

Si este cuadro continúa, la disputa entre testosteronas inflables —e inflamables— será más importante que el contenido en las elecciones brasileñas, porque incluso quien tiene contenido tendrá que dejarlo en segundo plano para ganar la disputa de la dramaturgia. Otro paso escaleras abajo en el apoteótico descenso del país rumbo a la irrelevancia.

Aunque no es un fenómeno exclusivamente brasileño, en Brasil existe una particularidad que parece impactar de forma decisiva en la autoverdad. Esta particularidad es el crecimiento de las iglesias evangélicas fundamentalistas y su narrativa del mundo a partir de una lectura deliberadamente simplista de la Biblia. La retórica del bien contra el mal atraviesa fenómenos como la “bolsonarización del país”.

Aunque los pastores fundamentalistas exalten la persecución del “pueblo de Dios”, la práctica muestra exactamente lo contrario, al ser ellos los que persiguen a la comunidad LGBTQ, a las mujeres y, en algunos casos de racismo, a los negros. Pero la práctica son los hechos, y los hechos no importan. Lo que importa es la retórica y la forma. La autoverdad atraviesa el discurso fundamentalista como concepto y como estética. El milagro de la transmutación aquí es justamente hacer que la estética se convierta en ética.

Formados en esa narrativa, una generación de brasileños es capaz de leer o ver un reportaje periodístico que muestra verdades que a Bolsonaro le gustaría que no subieran a la superficie, pero no lo harán por su contenido, sino desde la óptica de la persecución. El contenido no importa cuando quien cuestiona lo incuestionable es automáticamente un enemigo, capaz de utilizar cualquier “mentira” para atacar a un "hombre de bien". A fin de cuentas, las imágenes de maletas llenas de dinero (en este caso, del diezmo) las inauguraron algunos pastores neopentecostales, mucho antes que la operación Lava Jato, y, aun así, sus iglesias no pararon de crecer. Bolsonaro se convierte en el “perseguido” en la lucha del bien contra el mal, lo que tiene mucho sentido para quien está bombardeado por una visión maniqueísta del mundo.

Productos de entretenimiento como las telenovelas y las películas presuntamente bíblicas de una red de televisión como la Record, por ejemplo, colaboran a dar formato a una determinada visión sobre la dinámica de la vida. Si alguien solo ve el mundo de una única manera, no consigue verlo de otra. Ya no hay interpretación, la decodificación se hace por reflejo.

Este es el mecanismo que se expande en Brasil. Y que se beneficia inmensamente de la tragedia educativa del país. No es casualidad que la escuela pública, ya tan desvalorizada y desprestigiada, esté sufriendo un ataque brutal representado por el movimiento político e ideológico denominado “Escuela Sin Partido”. El pensamiento múltiple y el debate de las ideas son los principales instrumentos para devolver la importancia a los hechos y al contenido, al igual que para reposicionar la cuestión de la verdad.

No es un riesgo que los protagonistas de las nuevas derechas quieran correr. En el juego de las apariencias, su truco es siempre el mismo: hacer un movimiento ideológico afirmando que es para combatir la ideología, actuar políticamente pero afirmarse antipolítico, apoyar partidos de derecha declarándose apartidistas. Este enmascaramiento solo funciona si el destinatario del mensaje abdica del pensamiento en favor de la fe.

Abrazar la política por medio de la fe es la gran ocurrencia de los protagonistas de la trama religiosa-militarista que se disputa el Brasil actual

La retórica presuntamente bíblica está educando a aquellos que no están siendo educados. Como producto de entretenimiento, las telenovelas y las películas se combinan con los programas policiales sensacionalistas de la televisión, muchas veces en la misma red, y los amplían. Ya existe una generación formada tanto en la deshumanización de los más pobres y de los negros, tratados como cosas a las que se puede disparar en este tipo de programa, como en abrazar la política por medio de la fe, la gran ocurrencia de los actuales protagonistas de la trama religiosa-militarista que figuras como Bolsonaro representan.

La personificación, la valorización del individuo, del “uno” que solo es él, jamás uno+uno, garantiza que personajes como Bolsonaro e incluso el juez Sergio Moro puedan encarnar “el Uno”. “El Uno” contra el mal, ungido por la “gente de bien”, dispuesta a linchar a quien se cruce en su camino. A fin de cuentas, si la lucha es del bien contra el mal, no solo todo está permitido como bendecido.

No solo somos testigos de la politización de la justicia, sino de algo posiblemente más peligroso: la “religiosización” de la política

No hay nada más peligroso en unas elecciones que el elector que cree ser un “instrumento de Dios”, absuelto previamente de todos sus actos, incluso aquellos que son sórdidos o hasta criminales. Como la ley que vale no es la terrenal, laica, sino la dictada directamente desde arriba y, con frecuencia, directamente al individuo, todo está permitido cuando presuntamente “Dios está actuando”. No solo somos testigos de la politización de la justicia, sino de algo posiblemente más destructor: la “religiosización” de la política. Y su primer efecto es la política de la antipolítica.

Figuras como Bolsonaro se benefician de la crisis económica, del aumento de la violencia y de la producción de miedo. Pero su fuerza proviene de una población entrenada para abrazar mediante la fe lo que no tiene que ver con la fe. Por eso, pueden incluso hacer política y declararse apolíticos. Si el imperativo es creer, el apoyo ya está garantizado sin importar el contenido del discurso, desde que la dramaturgia garantice entretenimiento, espectáculo. Aunque parezca que no crean en nada en sus manifestaciones en internet, que nadie se engañe. Una parte significativa del electorado brasileño está formada por creyentes. Y ser creyente hoy en Brasil tiene un sentido y un alcance mucho más amplio —más allá de la esfera religiosa y como forma de interpretar el mundo— que en cualquier momento de la historia del país.

La autoverdad desplaza el poder hacia la verdad del uno, destruyendo la esencia de la política como mediadora del deseo de muchos. Si el valor está en el acto de decir y no en el contenido de lo que se dice, no es posible darse cuenta de que no hay ninguna verdad en lo que se dice. Bolsonaro no está diciendo la verdad cuando estimula el odio a los gais, sino que está siendo homofóbico. No está diciendo la verdad cuando ataca a los negros, sino que está siendo racista. No está diciendo la verdad cuando dice que no va a violar a una mujer porque es fea, sino que está incitando la violencia contra las mujeres y es misógino. Existe un nombre en la lengua para todo eso y también artículos en el Código Penal.

Muchos de los que lo aplauden, especialmente los jóvenes de las periferias, no se dan cuenta de que el discurso de la meritocracia proclamado por la extrema derecha que Bolsonaro representa es justamente la putada que los apuntala en el lugar del que les gustaría salir. No existe meritocracia, ascensión solo por méritos propios, sin partir de bases mínimamente igualitarias.

Jair Bolsonaro es la encarnación de un fenómeno mucho mayor que él, del que se aprovecha. Tanto como Donald Trump, a nivel global. La tragedia es que posiblemente ellos son solo los primeros.

El desafío que imponen tanto la posverdad como la autoverdad es cómo devolver la verdad a la verdad. No lo haremos sin tomar partido por una escuela de calidad para todos, apoyando a aquellos que luchan por ello de manera mucho más contundente de cómo lo hacemos hoy. No lo haremos sin la recuperación del sentido de comunidad, que implica la reapropiación del espacio público para que los diferentes convivan y la retomada de la ciudad. Tenemos que volver a convivir con el cuerpo presente, compartiendo espacios incluso —y principalmente— cuando las opiniones son divergentes. Tenemos que rescatar el hábito tan humano de conversar. Y conversar en todas las oportunidades posibles.

Y no mañana. Ayer. La verdad del momento es que estamos jodidos. Otra verdad es que, aun así, tenemos que movernos. Juntos. No por esperanza, un lujo que ya no tenemos. Sino por imperativo ético.

Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficción Coluna Prestes - O Avesso da Lenda, A Vida que Ninguém vê, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum.

Traducción: Meritxell Almarza

El País

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Pedro García Montero

En vista de los acontecimientos ocurridos el día 04-08-2018 cuando supuestamente se frustró un nanocidio con un OVINO (Objeto Volador Identificado No Ocultado), el Gobierno Nacional ha tomado la decisión de eliminar de los diccionarios y del léxico de los compatriotas venezolanos un conjunto de palabras cuya escritura, lectura o pronunciación están asociados a hechos delictivos y terroristas.

En tal sentido, a partir del día 06-08 2018 será penado quien infrinja esta resolución oficial. A continuación se señalan las palabras que “NO VOLVERÁN, NO VOLVERÁN”, indicándose la forma (nuevas acepciones) como deben escribirse y mencionarse en cualquier conversación, velorio, bautizo de muñeca, “echadas de agua” y fiestas de guardar, de ahora en adelante:

ALMEN DRÓN: almendra de gran tamaño

BOLON DRON A: metra o picha de gran tamaño

COMA DRON A: matrona, partera o comadre de gran tamaño CHILIN DRÓN: comodín para joder en cualquier momento EMPA DRON Ó: censó, registró, inscribió, asentó

EMPA DRON É: censé, registré, inscribí, asenté

EMPA DRON O: censo, registro, inscribo, asiento (no de sentarse) EMPA DRON A: censa, registra, asienta

ESCUA DRÓN: escuadra grande

LA DRÓN A: femenino del DRON

LA DRÓN: choro, timador, pillo, caco, carterista, ratero, cleptómano, descuidero, chorizo, mangante, saqueador, timador, bandido, atracador, maleante, cuatrero, usurero, estafador, carero apropiador, atracador, bandido, birlesco, caco, carterista,

cleptómano, cuatrero, delincuente, estafador, expoliador, malhechor, mangante, manilargo, rata, ratero, saqueador, BoliCHicos, “enchufao”

LA DRONE O: acto de timar o acto de joder a los demás

LA DRON AS: todas las acepciones de LA-DRÓN pero del sexo femenino

LA DRON ERA: grupo de timadores juntos, aplicable a todos los sinónimos mencionados en LA DRÓN

LA DRON ZUELO: choro, timador, pillo de poca monta (Ver LA DRÓN) LA DRON ZUELA: igual a LA DRÓN ZUELO pero hembra

PA DRÓN: los que tengan este apellido tienen 30 días para cambiárselo. Favor llamar al SAIME, nunca está ocupado, como los teléfono del VENEMARATÓN. Proceso que trataremos que sea tan fácil como apostillar un documento o comprar boletos para vuelos nacionales

Queda igualmente prohibido ver el SHOW DE DRÓN FRANCISCO.

Todo ciudadano o ciudadana que no cumpla estrictamente con esta orden o normativa será penado de la siguiente manera:

 Se le suspenderá el servicio de agua potable, el aseo urbano y se le cortará la luz, para que sientan como se vive en un país subdesarrollado y no en una potencia

 Se le suspenderá el suministro de las bolsas CLAP, en sus defecto le serán entregadas bolsas CUCAP (Cómanse Un Cable Pendejos)

 Se le cortará el servicio de cable y en consecuencia solo verán TVes, Vive TV y el Canal 8. Si joden mucho, le metemos en la parrilla el canal de las FANB, a ver si aguantan.

 Se les suspenderá el uso de los ferrys a Margarita.

 Se les transmitirá durante todo el día por un mes la cadena de Maduro explicando el atentado; incluida la forma como lo “embojotaron” para protegerlo. Si joden mucho, se trasmitirá 10 veces al día por todos los canales de cable el programa cultural “Con el mazo dando”

 Por último, nos veremos en la penosa obligación de no obscon motivo de la Celebración de la Creación de la GNB, en la Av. Bolívar.

NO NOS DOBLEGARÁN, NI TRIPLEGARÁN Y MUCHO MENOS QUINTUPLEGARÁN

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La Asamblea Nacional el 9 de agosto de 2018, ha sido categórica al aprobar el Acuerdo en rechazo de las arbitrarias actuaciones ordenadas por Nicolás Maduro Moros en contra de los diputados Juan Requesens y Julio Borges y en contra de la Institucionalidad de la Asamblea Nacional[1], al advertir y concluir:

-Que la detención ordenada del diputado Julio Borges es una acción de naturaleza estrictamente política.

-Que la desaparición forzada del diputado Juan Resquesens, es responsabilidad personal de todos los funcionarios que participaron en esa detención, pero en particular del ciudadano Nicolás Maduro, según lo establecido en el artículo 29 de la Constitución.

-Que es inexistente la decisión de la ilegítima asamblea nacional constituyente de allanar la inmunidad parlamentaria de los diputados Requesens y Borges según los artículos 138 de la Constitución. Reiterando nuevamente que el ciudadano Nicolás Maduro y los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia implicados, así como los miembros de la ilegítima y fraudulenta asamblea nacional constituyente incurren en responsabilidad penal por esa decisión de conformidad con el artículo 200 de la Constitución.

El Acuerdo además reitera que el régimen de Nicolás Maduro, a través de vías de hecho amparadas por la ilegítima y fraudulenta asamblea nacional constituyente, ejecuta políticas de violación sistemática de derechos humanos que constituyente crímenes de lesa humanidad.

El Acuerdo hace una relación de los hechos que permiten argumentar con gran coherencia que se trata de un nuevo caso de abuso y violación de los derechos humanos por parte del régimen. Además, reitera el irrespeto a la figura de la inmunidad parlamentaria y a la competencia que la Constitución le reconoce a la Asamblea Nacional para allanar esa inmunidad.

También el acuerdo denuncia que el régimen intenta “disimular” la evidente constitucionalidad de todas esas actuaciones, argumentando que la detención del diputado Requesens fue realizada en flagrancia, lo cual, afirma la Asamblea Nacional, es imposible, pues esa detención fue ordenada días después de los supuestos delitos penales por los cuales se intenta enjuiciar al diputado Requesens

El principal acuerdo es la solicitud de liberación inmediata del diputado Juan Requesens y declarar inaplicable la extradición que se solicitó, por no existir ningún allanamiento de inmunidad, pues no lo ha acordado la Asamblea Nacional vigente y legítima.

En esa discusión fue importante la presencia de una representación importante del cuerpo diplomático acreditado en Caracas. ¿Los ciudadanos, los electores de Borges y de Requesens, y todos los electores en general, tendrán algo que decir? La premisa es muy clara, el 333 y 350 se unen para reclamar la inexistencia de una asamblea nacional constituyente y en consecuencia, todas esas decisiones que han asumido como válidas, son simplemente inexistentes.

A un año de esa constituyente, no ha logrado ser reconocida puertas adentro y puertas afuera de nuestros límites territoriales.

Nuevamente la Asamblea Nacional se ve amenazada, amedrentada y violentada como la expresión legítima del pueblo democrático.

Cada ciudadano puede tener su apreciación personal sobre la labor de la Asamblea Nacional, pero cada Acuerdo que ha sido aprobado desde el año 2016, registra con mucha claridad la voz del reclamo y la ruta del abuso más grotesco del orden democrático y constitucional de quienes han pretendido imponer el Socialismo del Siglo XXI, que a todas luces evidencia su fracaso. No podía ser de otra forma, porque no responde a la voluntad popular amplia, plural y mayoritaria.

Requesens, Borges y cada uno de los diputados que se han visto obligado a exiliarse, a dejar su espacio de lucha en la Asamblea Nacional; y aquellos diputados, quienes dando la batalla en la Asamblea Nacional, han recibido ofensas, golpes y arriesgan su libertad e incluso hasta su vida, han demostrado con su conducta, que están comprometidos con ese voto popular que les da legitimidad y les otorga un mandato popular.

Ese ejemplo nos lleva a preguntarnos como electores, ¿cuál es en estos momentos nuestra responsabilidad?, en tal sentido, creo que corresponde como electores, respaldar ese mandato, restaurar con el 333 y 350 la institucionalidad de la Asamblea Nacional y no vacilar en alzar la voz, es necesario dejar de lado las diferencias existentes sobre lo que ha debido o no ha debido hacer la Asamblea Nacional en el pasado reciente, pues ello nos puede distraer de la enorme responsabilidad de no permitir que nos confisquen a una Asamblea Nacional que intentan debilitar cada vez más desde el gobierno central.

Cada vez que se nos pretenda reducir los espacios de libertad y convivencia democrática, la voz de quienes se niegan a perder su condición de ciudadano debe hacerse sentir y expresar, para ello las asambleas de ciudadanos, sistemáticas y estratégicamente organizadas, son espacios idóneos y concretos. No abandonemos a quienes le delegamos el mandato de legislar y debatir los temas nacionales.

10 de agosto 2018

El Pitazo. com

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