La ecuación que no saben responder padres y representantes en el inicio de clases: equiparar el elevado costo de la lista escolar, del transporte y la manutención de los escolares con el monto de sus ingresos.
El inicio de clases en Venezuela se ha convertido en una prueba de fuego para las familias venezolanas. Lo primero que deben enfrentar los representantes es el hecho de que la mayoría de las madres y padres del estudiantado actual están trabajando a tiempo completo, lo que no les permite asumir su rol de representantes o son parte de la diáspora venezolana regadas por el mundo, lo que ocasiona que los abuelos sean los que asumen el papel de representantes.
Ahora bien, algunos estudios de mercados realizados en diferentes centros comerciales del país y buscando los precios más económicos, ubican el inicio de un año escolar para un representante en el orden de los $250, asumiendo lista de útiles escolares y uniformes. Es necesario recordar a este punto que el estado cancela a sus empleados un bono valorado en el orden de los $90 lo que quiere decir que un representante trabajador de la administración pública tendría que emplear tres meses de sus bonos para poder cubrir las necesidades iniciales de su representado. Sin comer ni pagar servicios, lo que sería una tarea titánica para cualquier representante.
Por otra parte, este representante que logra sortear toda esta situación a duras penas, al llegar a la escuela o liceo se encuentra con que la mayoría de la planta física no está en condiciones de recibir estudiantes, en algunos casos al inscribir a sus hijos se han encontrado con que se les asigna un pupitre para ser recuperado, el sistema CNAE que podría ser un paliativo dentro de la institución, no está funcionando regularmente desde hace muchos años, por lo tanto, el representante debe enviar la merienda de su representado y cancelar el pasaje diario ida y vuelta a la institución.
Por esas razones, los representantes se sienten identificados con la problemática que afrontan los docentes y son empáticos con la decisión de los educadores de no trabajar los 5 días de clases, ya que esto no es viable ni siquiera para un representante.