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Luis Ugalde

Utopía y realidad se besarán

Luis Ugalde

“El amor y la verdad se dan cita,

la justicia y la paz se besan”

(Salmo 85,11).

La realidad venezolana es terrible, mientras que la utopía no existe pero es. En medio de una realidad tan negativa soñamos con la utopía donde nuestra sociedad se hermana, millones de desterrados regresan cantando, las empresas se reactivan y el trabajo florece. La democracia reverdece con elecciones presidenciales libres y con registro limpio, con nuevo árbitro justo y con observación internacional que garantiza el respeto a la voluntad de millones de votantes dentro y fuera del país. Me dirán que eso es una utopía, una ilusión fuera de todo realismo.

El régimen ante su estrepitoso fracaso nos quiere convencer, con la mentira convertida en verdad oficial, de que no hay más realidad que esta. Pero el malestar y la oscuridad son tan profundos que la gente en su interior se aferra a la esperanza del amanecer como el preso al sueño de su futura libertad.

La utopía y la realidad son opuestas y se contradicen. La plenitud de una rechaza la miseria de la otra, que a su vez ridiculiza a la utopía como ilusa haciéndonos ver que esta moribunda realidad es lo único que tenemos y es preferible a la hermosa utopía inexistente e imposible. Es el argumento de los dictadores: con todas las limitaciones de esta realidad, es mejor que ustedes habitantes, empresarios, vecinos, trabajadores la acepten y pacten conmigo, que soñar en pajaritos preñados. Millones sucumben a este realismo resignado. Plegarse para sobrevivir. Un gran peligro para este 2020, es esta resignación, pues presenta la renuncia a la verdad, a la libertad, a la dignidad, a la democracia y a la vida, como el “sensato” realismo para salvar lo posible. Este realismo niega, ridiculiza y persigue a la utopía y acusa como inadaptados a sus defensores.

Por el contrario la utopía con sus ideales y aspiraciones de plenitud humana, critica ferozmente a la miserable realidad e ilumina con severa clarividencia lo inhumano de esta. La gran mayoría en su interior aspira a la utopía que afirma su realización, pero al mismo tiempo cae en el pesimismo, pues considera imposible tanta hermosura.

Este debe ser el año en que la utopía y la realidad se den el beso más fecundo, pues de él nacerá la nueva e irrenunciable Venezuela. La utopía sin realidad es pura ilusión y la realidad sin utopía es la perpetuación de la miseria social, pero su abrazo produce el cambio indetenible.

Los grandes logros humanos se tejen con dos hilos, utopía y realidad, y los verdaderos líderes triunfan cuando tejen la historia con los dos hilos: con los pies bien plantados en el barro de la realidad y con la mirada bien alta puesta en la utopía. Líderes que con su ejemplo contagian a millones de seguidores y les enseñan a tejer demostrando cómo la realidad se va utopizando y la utopía realizando… La plenitud soñada no existe en este mundo, pero gracias a ella caminamos y nos humanizamos con logros increíbles: los esclavos tras miles de años de sometimiento y objeto de compra-venta, conquistaron la libertad, a pesar de sabios filósofos justificando como “natural” su privación de libertad y de dignidad.

Las utopías (Revolución francesa, Revolución rusa, Independencia de América…) no realizan la plenitud de su promesa, pero sin ellas en el horizonte y el corazón, los pueblos no se movilizan para eliminar el viejo régimen inhumano y dar pasos gigantescos hacia una sociedad con mayor justicia y libertad.

El beso de la utopía y de la realidad significa que no se sustituyen ni excluyen sino que, del rechazo mutuo, pasan a quererse y complementarse en relación dialéctica y transforman la realidad hacia un estadio superior. Es lo que hoy reclama Venezuela: el desastre de la salud transformado por miles de médicos y enfermeras decididos y articulados que ponen en marcha a toda la sociedad frente a un estado hoy secuestrado por una minoría (oligarquía) “revolucionaria”. Utopía y realidad enfrentando y cambiando el envilecido sistema educativo o dando vida a las empresas agropecuarias y a todas las demás.

Los utópicos “incontaminados” que solo rechazan la realidad se convierten en antipolíticos cuando más falta hacen los políticos para hacer posible lo necesario. Sí, políticos que saben tejer con los dos hilos, utopía-realidad, para ir «utopizando» la realidad y realizando la utopía. Como en Suráfrica Mandela y De Klerk se encontraron y eliminaron desde el gobierno el super racista apartheid, necesitamos que utopía y realidad se encuentren en políticos venezolanos, se abracen, interactúen para que renazca la libertad, se abran las cárceles, regresen los exiliados, se abracen los enemigos y renazcamos los ciudadanos hermanados…

Realidad es que millones de venezolanos votaron por el comandante porque en su palabra encontraban su esperanza y que hoy están en la miseria, frustrados y sin futuro y es necesario que encuentren el puerto verdadero de su esperanza en la democracia social renacida. Es el reto venezolano de este año y no queda más alternativa que ponernos de pie y triunfar. ¿Es utopía? Sí, pero a la vez es nuestra realidad más necesaria. Se hará posible si los verdaderos líderes políticos, empresariales, sociales, culturales y religiosos, tejemos juntos con los dos hilos y enseñamos a tejer a millones. Con nuestro esfuerzo transformaremos la realidad de muerte en vida.

9 d enero de 2020

El Nacional

https://www.elnacional.com/opinion/utopia-y-realidad-se-besaran/

Algo peor

Luis Ugalde

Nuestra catástrofe nacional solo puede agravarse mientras dure este régimen. Nada puede ser peor que esta carrera desbocada hacia el precipicio, pensábamos. Pero he llegado a la conclusión que sería mucho peor el fracaso del nuevo gobierno en el primer año. Fracaso muy probable si los contrarios a la dictadura no ponemos desde ahora todos los medios para el pleno éxito de la democracia rescatada. Todos unidos desde ahora para el éxito de Venezuela en la reconstrucción del país. Para ello necesitamos ver con claridad las causas que nos llevarían al fracaso postchavista y cuáles son las condiciones indispensables para evitarlo.
Los alemanes tuvieron un éxito extraordinario en la transformación de la asfixiante y fracasada cárcel de Alemania Oriental protegida por el Muro de Berlín; rescataron la libertad, la democracia y la elevación de su nivel de vida en una Alemania unificada. Otros como Libia o Irak salieron de la dictadura y consumieron su energía en matar al dictador, enfrentarse entre rivales y hoy siguen revolcándose en la impotencia y el fracaso.
Condiciones para el éxito del nuevo gobierno

  1. Una gran unidad política centrada desde ahora en el cambio económico-social con drástico freno a la hiperinflación con refinanciamiento de la deuda, inversión multimillonaria y rescate del empleo y del salario. Evitando toda otra distracción.
  2. Masiva ayuda humanitaria internacional con movilización nacional solidaria para el inmediato alivio de la población y temprana activación de la empresa productiva.
  3. Millones de venezolanos que fueron chavistas deseosos y comprometidos sin miedo con ese cambio. Reducida al mínimo la resistencia.

Esto significa que Venezuela nace de nuevo con un extraordinario espíritu de reconciliación y de reconstrucción reforzado con el instinto de conservación nacional que nos avisa del gravísimo peligro y nos da sano pragmatismo. Perdón y reconciliación, actitudes espirituales aliadas e impulsadas por la sabiduría del instinto de conservación, sin linchamientos ni venganzas en cadena. Evitar todo lo que frene y distraiga la reconstrucción del nuevo país guiada por el nuevo gobierno. Sin malgastar energías de la población en tomar venganza de agravios y sufrimientos pasados. Los delitos graves que no prescriben serán procesados por la justicia nacional e internacional.

Atravesé muchas veces el Muro de Berlín hacia el terrible régimen dictatorial de eficaz y sofocante control policial. La población parecía resignada y su silencio no manifestaba su profundo descontento; parecía que nunca tendría fin De pronto ese Muro y ese Régimen cayeron, no tumbados por los cohetes y bombardeos americanos, sino derrumbados por la profunda rebelión de los espíritus que no se resignan a la cárcel. Empezó en Leipzig con la oración de cada lunes por la paz con el pastor acompañado de unas decenas de ciudadanos en la iglesia de San Nicolás. Las oraciones se fueron contagiando incluso a los ateos y expandiéndose, hasta que un día centenares de miles de berlineses corrieron al Muro y los represores armados no dispararon, sino que se sumaron a la celebración de la libertad.

El nuevo gobierno rechazó la tentación de dedicarse a apresar y dar su merecido a los principales responsables del régimen policial opresor por los crímenes cometidos durante 40 años, e inteligentemente concentró todas sus fuerzas en la difícil tarea de reconstruir una Alemania reunificada. Hasta aceptaron respetar el gran monumento a Stalin y al soldado ruso como liberadores de Berlín (porque al pie estaban enterrados muchos soviéticos). No hubo paredones de fusilamiento, sino invitación a todos a nacer de nuevo y concentrar todas las fuerzas y capacidades en la construcción de la nueva realidad. Tarea compleja y difícil, como será la nuestra. No concentraron su rabia y agravios como ocurrió años después en Libia e Irak en la ejecución de sus dictadores y persecución de sus secuaces. Esto les permitió a los alemanes no dividir sus fuerzas sino sumarlas y lograr la reunificación y convivencia, aunque todavía hoy haya desniveles y resquemores.

En Venezuela tenemos la tarea formidable de poner en marcha inmediata la recuperación económico-social y al mismo tiempo cambiar el CNE, el TSJ, la FA y las instituciones públicas para ponerlas de acuerdo a la Constitución, y eliminar la ANC. Para ello hemos de partir de la unidad en torno al único núcleo legítimamente elegido que son la AN y su Presidente Juan Guaidó a quien corresponde constitucionalmente (artículo 233) encargarse de la Presidencia para llevar rápidamente al país a la elección limpia de un Presidente legítimo.

Cada vez me cuesta más entender y me parece más suicida la actitud de aquellos opositores que parecen concentrar sus recursos en disparar contra la oposición y hacer lo posible para que el primer gobierno postchavista fracase, lo que obviamente sería una tragedia nacional mucho peor que lo que tenemos y refuerzo para un futuro sin esperanza.

Caracas, miércoles 30 de octubre de 2019.

Pereza política y tragedia nacional

Luis Ugalde

No queremos negociar, sino que se vayan todos los corruptos-ineptos y su “Socialismo del siglo XXI”. De acuerdo, pero cómo se logra eso. Ahí, en el cómo, empieza la política o queda en evidencia la falta de ella. No basta anunciar lo necesario, la política hace que lo necesario sea posible y que éste se transforme en realidad. No es buen médico quien rechaza la enfermedad y proclama la salud pero ni cura ni sana.

En Venezuela hay centenares que se consideran grandes políticos porque proclaman rotundamente la obvia necesidad de salir del actual gobierno criminal, corrupto e inepto, sin contaminarse en negociaciones: salir de todos, castigarlos y sustituirlos con un gobierno impoluto. Perfecto. ¿Quién cree que esto no debe ser aplaudido? Pero resulta que este buen deseo sin cómo, sin política, puede ser más bien una ilusión de aparente visión superior y solución impecable, y venenosa siembra de la anti política. Es como el médico ilusionista que no opera, ni da tratamiento, ni cura, pero proclama rotundamente su verbal repudio a la enfermedad.

Pero cambiar el infierno venezolano en sociedad humana es hoy una tarea muy difícil: ¿cómo hacer para que esa necesidad se convierta en efectiva posibilidad y ésta se transforme en realidad? En el cómo empieza la política y el diálogo dialéctico entre la muy negativa realidad y el ideal de la sociedad alternativa que queremos. Convertir el mal reinante en bien es tarea muy exigente, dura y difícil y el animal político no se torea desde las gradas sino jugándose la vida frente a los cuernos del animal.

Este terreno político, donde se juegan ilusiones, falsas promesas y partos difíciles, es ideal para embaucadores ambiciosos, pues la política es el reino del poder y quien se apropia del Estado conquista la llave para disfrazar de bien común sus ambiciones individuales. Las mayores propuestas políticas empiezan con la frescura y brillo de los grandes ideales sociales; luego viene la frustrante metamorfosis donde vemos con horror cómo algunas de las mariposas más bellas y atractivas se convierten en asquerosos gusanos que se arrastran y engordan en el estercolero. En las dos últimas décadas (1998-2018) hemos visto a líderes chavistas transformados en gusanos de la política; algo más triste y escandaloso que lo visto antes en partidos decadentes. Pero también hemos visto nacer auténticos políticos honestos que han dado su comodidad y su vida para que el cambio necesario se haga realidad. Centenares y miles de jóvenes (y no tan jóvenes) que con su familia han perdido la paz y vida o están en la cárcel.

¿Cómo salir de este régimen? Claro que es necesaria la salida de Maduro y su régimen dictatorial, que se prolongó eliminando las elecciones presidenciales constitucionales de fines del 2018. Sabemos que los usurpadores del poder no van a renunciar voluntariamente. No es menos claro que esta dictadura tiránica ha acumulado poderes, levantado murallas y trincheras para resistir y aplastar a quienes quieren cambiar. Invocan grandes principios humanitarios y democráticos, pero saben que su único argumento para perpetuarse es la fuerza.

Al mismo tiempo la gran mayoría de los que fueron chavistas (incluso ministros) está convencida de que este régimen podrido agoniza y su continuación es muerte para los venezolanos. Este chavismo que sufre junto a la gran mayoría nacional reclama una negociación para concretar la ruta de salida de la dictadura y la construcción de una Venezuela democrática y próspera con oportunidades de vida para todos. La absoluta necesidad de la salida del régimen y la reconstrucción del país es un deseo que se estrella contra la fuerza del actual régimen tiránico y dictatorial y la debilidad de nuestras fuerzas internas, aunque potencialmente sean tan infinitas como el hambre y la miseria reinante. La justicia necesita sumar una fuerza mayor que la tiranía.

En diciembre de 2018 los demócratas aparecíamos divididos, disminuidos y casi anulados... Desde enero todo ese potencial resurgió aglutinado en torno a Guaidó al ser elegido Presidente de la Asamblea Nacional y por tanto Presidente encargado de la República (art. 233) para conducir al restablecimiento de la Constitución y a la elección presidencial. La esperanza empezó a constituirse en fuerza creciente gracias a que la oposición democrática -junto a más de medio centenar de las principales democracias del mundo- se unió en torno al no reconocimiento del fraude electoral de mayo de 2018. Hoy el mundo democrático (nacional e internacional) exige la salida del dictador para ir cuanto antes a elecciones presidenciales sin Maduro, ni su CNE, ni su tramposa Asamblea Constituyente, ni… Transición con medidas socioeconómicas inmediatas, y elecciones libres sin candidatos opositores anulados, ni presos políticos, con acompañamiento internacional…

Sumar y aglutinar fuerzas para hacer valer esta verdad democrática frente a la fuerza de la tiranía. Que en Oslo o en Barbados, en Lima, en Washington o en Bruselas, que esto sea lo defendido dentro y fuera del país con el presidente encargado Guaidó. Sumar todas las fuerzas morales y democráticas del mundo y todas las presiones para que cese cuanto antes la actual situación criminal de muerte en todas las dimensiones del país: política, economía, salud, educación, servicios públicos, convivencia.

Es el camino político para hacer posible lo necesario e impedir el fracaso de la transición y la reconstrucción. Es un grave obstáculo la pereza política que evade el cómo y no quiere integrar la pluralidad política en una tarea superior. Para llevar todo esto adelante se necesitan y tenemos dirigentes muy sacrificados dispuestos a sufrir todo ataque y persecución gubernamental (y de la anti política opositora). Es también imprescindible que millones de venezolanos nos preguntemos qué hago y qué puedo hacer yo para que la Venezuela necesaria se vaya haciendo realidad en la reconstrucción nacional.

Caracas, 7 de agosto de 2019

Ni quiere ni puede

Luis Ugalde

Me refiero a Maduro. Se aferra al poder y acelera la agonía de Venezuela con más miseria y muertos. No hay argumentos que permitan pensar que el desastre puede mejorar con este régimen; prolongar la agonía no es “ganar tiempo”, sino destruir millones de vidas.

La salida incluye elecciones libres y justas con todas las garantías internacionales. Venezuela tiene una constitución elaborada en su momento por la mayoría chavista y hoy violada sistemáticamente por el chavo-madurismo. Elecciones libres y respeto a los derechos humanos y la constitución son dos irrenunciables puntos de encuentro (nacional e internacional) para la recuperación y reconstrucción de un país reconciliado. Pero Maduro ni quiere ni puede aceptarlas y dice que se puede discutir todo menos su usurpada presidencia hasta el 2025.

Es difícil encontrar civiles y militares no corruptos medianamente informados que no consideren una locura trágica la prolongación de este régimen por seis años más y la voluntad de perpetuarse totalitariamente. Es necesario que también en el mundo todas las fuerzas de presión con alguna autoridad moral rechacen esta realidad inhumana. Según los expertos las elecciones libres no podrán ser antes de diciembre de este año, pues se requiere habilitar candidatos y partidos, liberar presos y exiliados, cambiar el CNE, renovar el Registro Electoral, garantizar el voto de millones de exiliados y la libertad de los testigos, eliminar la usurpadora ANC “supraconstitucional”…

Cambio de régimen ya. Pero sería un gravísimo error y una cruel tortura contra toda la población que los dirigentes de Venezuela y el mundo se olvidasen o aplazaran el cambio inmediato del modelo económico-social reinante. La población -incluso los chavistas y los militares no corruptos que son la mayoría- sabe que el trabajo, la empresa productiva, la educación, las instituciones y los servicios públicos más esenciales… agonizan. Urge un cambio de modelo económico con freno a la hiperinflación, garantías y estímulo a la inversión y la producción y un “plan Marshall” inmediato con masiva ayuda humanitaria internacional, refinanciamiento de la deuda desbocada, con años de gracia e inversión de decenas de miles de millones de dólares. Esto no puede esperar hasta el 2020 con el nuevo gobierno electo. Es obvio que Maduro desde el poder “ni quiere ni puede” cambiar su “socialismo del Siglo XXI” y carece de toda confianza interna y externa para la reconstrucción y para recibir el apoyo internacional masivo y activar la inversión privada multimillonaria, sin los cuales Venezuela no tiene vida. Maduro ni quiere ni puede.

Venezuela entera y los líderes del mundo no pueden perder tiempo prolongando esta cruel agonía. Urge combinar con más eficacia la presión interna y externa y la negociación para lograr la salida de Maduro con la garantía de un gobierno de transición con programa, libres elecciones con condiciones y cambio inmediato de modelo, garantías jurídicas y reinstitucionalización constitucional. Gobierno de transición y elecciones donde el chavismo responsable participe de modo significativo y con pleno derecho.

Hay avances hacia el gran consenso. EE.UU ya pone en primer lugar las elecciones, también la Unión Europea y el Grupo de Lima. Los intereses de China y Rusia no están en mantener este régimen de creciente ruina económica. Al régimen cubano que tiene secuestrado a nuestro país hay que hacerle ver con hechos que le conviene más aceptar el cambio en Venezuela. Hace falta más unidad en los demócratas y mayor presión hasta ver que la salida de Maduro les beneficia más que su permanencia usurpadora.

Avances. En el prediálogo de Noruega (no ha habido diálogo) ocurrió algo muy importante, los representantes de Guaidó expresaron de manera clara y firme que la salida de Maduro es condición irrenunciable para que se inicie la negociación, pues su permanencia usurpadora significa más muerte y violación de derechos humanos. Me imagino que del lado del régimen se defendió como indispensable la permanencia de Maduro en el poder hasta el 2025. Obviamente, esta claridad de posiciones enfrentadas impidió el inicio de un falso diálogo como los del pasado. El régimen anunció que continuará la negociación y Guaidó dijo con claridad que por ahora no puede iniciarse. Luego en Suecia, en Washington y en múltiples instancias se apoya el “diálogo de Noruega”, que solo será verdadero si todos los amigos de la democracia y los DDHH en Venezuela entienden y defienden que Maduro y su equipo es dictadura y anticambio. Urge la presión para la salida negociada de Maduro y Gobierno (¿Junta de Gobierno?) de transición con claras y definidas líneas para el cambio inmediato del suicida modelo económico social y la inmediata preparación de las condiciones para unas elecciones libres y justas. Es clave la negociación sobre el papel y las garantías de las fuerzas armadas en esta transición.

Me cuesta aceptar que haya “políticos” tan ingenuos que crean que Trump va a enviar sus marines para salvarnos o que la ONU va a enviar a su Comisionado de Derechos Humanos para plantarse ante Maduro, llamarle usurpador y criminal y exigir su renuncia inmediata. Lamentablemente hay quienes parecen apostar a este imposible y tachan de vendido al presidente encargado Guaidó si no entra en ese juego. Es importante que Bachelet haya venido como enviada de la ONU, llamando protocolarmente presidente a Maduro. Su visita ha ayudado mucho para hacer más visible la tragedia de Venezuela, la persecución y la tortura política y el grave y masivo deterioro humanitario. Que el mundo y la propia ONU entiendan que esas no son acusaciones de opositores radicales carentes de objetividad, sino que aquí hay dictadura de muerte y no un "socialismo humanitario". Por la forma en que se dieron los encuentros y las evidencias y el comunicado final, esperamos que esta visita y sus consecuencias contribuyan más para que todos los países decisivos (incluso China y Rusia) sumen esfuerzos y aceleren la presión para la salida del usurpador y de un gobierno unitario de transición con la tarea muy precisa de cambiar el modelo de muerte impuesto por el régimen y preparar las elecciones democráticas. Todo esto exige de la dirigencia venezolana (trabajadores, vecinos, empresarios, iglesias partidos políticos, ONG, academias…) un propósito superior claro y unitario respetando la gran pluralidad de sus identidades y tareas específicas. Se trata de salvar cuanto antes el barco que, con la actual tripulación y rumbo, se hunde sin remedio.

Caracas, jueves 27 de junio de 2019.

Renacer educativo y resurrección del país

Luis Ugalde

La educación está destrozada en todos sus niveles y el Nuevo Gobierno debe hacer de la educación el alma del renacer de la nueva Venezuela.

Tenemos que ser muy realistas sobre el actual ánimo decaído de los actores de la educación y las claves para su cambio. Con los actores apagados, de nada sirve señalar tareas y planes necesarios, los actores tienen prioridad estratégica.

En la escuela los actores fundamentales son los educandos y los educadores, pero para que la escuela renazca y se transforme la educación nacional, la Familia, el Estado, la Sociedad Civil, la Empresa y el Gobierno son básicos. La sociedad entera debe saber y defender que no es posible la recuperación de Venezuela sin el renacer de la escuela y de que ésta requiere un renovado apoyo educativo (no solo económico) de toda la sociedad. Como después de una guerra devastadora, la movilización de conciencias y de recursos ha de ser general y la nueva conciencia y el voluntariado son tan importantes o más que los recursos económicos escasos. El nuevo Presidente tiene que ser el primer educador con su ejemplo en ciudadanía y ética.

Educadores y educandos. Actualmente entre las educadoras/es prevalece un estado de ánimo de víctimas maltratadas, carentes de estímulos para esforzarse en mejorar la escuela y buscando oportunidades de vida fuera del país o en alguna otra actividad; actitud comprensible, pues realmente los educadores están maltratados y la escuela abandonada. Algo similar se puede decir de los niños y de los jóvenes carentes de comida y de otros apoyos escolares, con dificultades de transporte y obligados a buscar ingresos para la sobrevivencia de la familia.

La Sociedad Educadora y la Emergencia

Es Venezuela entera la que necesita resurgir transformando su capacidad educadora. Lejos de los viejos (y más recientes) enfrentamientos entre quienes atribuían a la familia la central responsabilidad educadora y quienes exigían la exclusiva para el “Estado docente”, ahora hay que elevar al máximo la sinergia educativa de la familia, el Estado, y la sociedad entera, reforzándose mutuamente en la producción de calidad educativa para que la sociedad se vuelva exitosa. Las empresas para resurgir necesitan una educación muy superior a la que tenemos en esta Venezuela en ruinas. Como nunca antes debemos hacernos conscientes de la enorme influencia y potencialidad de los medios de comunicación social (tradicionales y virtuales) tan influyentes en la modelación y educación de los niños y de la juventud. En millones de venezolanos hay que elevar al máximo posible los valores espirituales y ciudadanos, como el reconocimiento del otro y la solidaridad, deseando para los demás el bien que queremos para nosotros mismos. Así mismo hay que cambiar radicalmente la deformación de pensar que la “riqueza” de Venezuela está en la minería y en los recursos naturales y no en las personas, en su preparación profesional con saberes instrumentales para producir y agregar valor con todo lo que hacemos. Es indispensable propiciar un reencuentro entre el sistema educativo y la empresa productiva, pues el desencuentro entre ambas lleva a que la empresa no sea mundialmente competitiva a causa del bajo nivel de todo su personal.

Estamos en emergencia y no debemos caer en la ilusión de que se puede salir de ella de inmediato, con solo cambiar de gobierno. Dentro de nosotros está nuestra riqueza y también nuestra miseria. Me atrevo a decir que junto a actividades industriales y agrícolas que trabajan al 20% de su capacidad instalada, la capacidad educativa de la sociedad venezolana está activada por debajo del 10%. La capacidad educadora interior (valores y creatividad), hoy tan subutilizada o incluso pervertida en millones de venezolanos, ha de ser el motor del cambio de ánimo y la elevación productora ciudadana. La pedagogía del nuevo gobierno tiene que activar y estimular el espíritu de un pueblo que se levanta de la actual postración y se pone en pie de marcha, creando un nuevo y contagioso clima educativo, democrático y ciudadano. Que todos sintamos esta tarea pública como responsabilidad de cada uno y que ningún sector exija exclusividad educativa, ni se sienta excluido.

Dicho eso concentrémonos en la escuela. En los orígenes del Pedagógico y del Magisterio, (y de múltiples asociaciones educativas como la AVEC, ANDIEP…) el espíritu pionero animó todas las iniciativas gremiales con el propósito de que en Venezuela no hubiera ni pueblo, ni niño, sin escuela buena. Hoy por el contrario el maestro se siente maltratado, empujado a abandonar la escuela, o a trabajar a desgana y a media máquina. Con este maltrato social y desaliento, faltan decenas de miles de jóvenes vocaciones educadoras que necesitamos, bien preparados, valorados y con ánimo y audacia creativa.

Para educadores, ayer indoctrinados con el “socialismo del siglo XX” y hoy desengañados, se han de organizar encuentros de reanimación democrática, de manera que todos nos sintamos llamados y protagonistas del renacer democrático.

Jubilados y voluntarios

Cada escuela requiere respuestas audaces, heterodoxas, irreverentes y creativas, sin esperar todo del Ministerio. Los jubilados tienen mucho de lo que hace falta, pero la ley les prohíbe volver, aun cuando tengan la excelente edad y sabiduría de 50 o 60 años. Es importante mover y organizar no menos de 200.000 estudiantes universitarios voluntarios, comprometidos, y organizados, para el refuerzo escolar en primaria y en secundaria, desarrollando así en ellos y en los niños capacidades y extraordinarios valores.

Rescate escolar de los docentes y de los alumnos

Desde el primer momento tiene que estar cuantificado y previsto el modo de recuperar el transporte para docentes y alumnos y el salario de los docentes, su seguridad social, los estímulos a su productividad escolar y creatividad y el transporte para docentes y alumnos. Así mismo la alimentación escolar empezando por los más pequeños y necesitados ha de estar cuantificada y con la logística apropiada desde el día en que amanezca la democracia. Los niños y jóvenes tienen que recuperar el gusto por el aprendizaje y la escuela y en ésta se tiene que producir la sinergia virtuosa y multiplicadora del Estado, de la acción gubernamental, de las familias y de los educadores. Todo ello con una gran flexibilidad curricular para salvar lo esencial.

14.04.19

El Nacional

http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/renacer-educativo-resurre...

Acuerdo nacional o muerte

Luis Ugalde

Al ver que ninguna de las partes puede aniquilar a la otra se llega a la conclusión de que es mejor negociar la salida que matarse. Ahí ha llegado Venezuela y es claro que el régimen es incapaz de mejorar la gravísima situación. Está sentenciado de muerte, aunque pueda prolongar la agonía a un costo muy alto.

La conciencia y la Constitución (art. 350) nos mandan desconocer la tiranía que hoy está matando a la población y violando sus legítimos derechos y aspiraciones y estamos obligados a trabajar por el restablecimiento de la Constitución (art. 333) con elecciones democráticas libres y transparentes. La Constitución manda (art. 233) que, ante la falta absoluta de Presidente legítimamente elegido, el Presidente de la legítima Asamblea Nacional se encargue de la Presidencia de la Republica para conducir la transición que restaure la Constitución, al tiempo que frena la hiperinflación de muerte, busca de emergencia la ayuda humanitaria y promueve el renacer de la vida ciudadana y de la producción económico-social. Necesitamos un cambio urgente que desde ahora ponga todas las condiciones para un proceso electoral limpio (CNE nuevo, registro electoral, voto en el exterior, candidatos habilitados, modo de votar, testigos…).

Ya el “diálogo” burlado no volverá como una trampa para que el régimen pueda ganar tiempo, sino que necesitamos un extraordinario acuerdo para recrear el país. Cada día que pasa se agrava la situación y eleva los costos para quienes desesperados se aferran al poder y aumentan la represión criminal. Por el lado de la oposición se ha disipado la ilusión de una fácil salida, gracias a los marines o a soldados brasileños y colombianos, sacrificados para salvarnos. No queda más que la violencia interna impuesta con paramilitares criminales protegidos por las fuerzas armadas y la policía o la negociación con un gobierno de transición o la prolongación del caos y del régimen cadavérico que ya hiede. Una intervención armada externa tendría graves e impredecibles consecuencias y la llave para evitarla la tiene nuestra Fuerza Armada con sólo decidirse a cumplir su juramento y obligación constitucional de no imponer la tiranía sino defender a democracia.

Es lógico que los chavistas se pregunten por su futuro post-tiránico. La respuesta para millones tiene que ser que, al restablecer su Constitución, ellos tendrán los mismos derechos y garantías que los demás grupos sociales y partidos. En la oposición hay mucho sufrimiento y agravios que dejan profundas heridas con deseos de que los crímenes sean castigados y la rabia alimenta la furia de la revancha y el linchamiento. Por eso necesitamos un liderazgo extraordinario con la grandeza de Mandela con la mente centrada en la reconstrucción del país reconciliado, para sumar todas las fuerzas nacionales sanas y reducir el sabotaje del chavismo despojado del poder y con resentimiento y miedo. No hay renacer posible sin una gran renovación de espíritu nacional y amplia colaboración internacional, como en el post-nacismo, el post-apartheid o el post-el horror de la república cárcel que había tras el Muro de Berlín.

El creciente cerco nacional e internacional a la tiranía no cederá en su exigencia de derechos humanos, elecciones democráticas y cambio inmediato de modelo económico con un vuelco a la hiperinflación. La necesaria masiva ayuda internacional con préstamo de miles de millones de dólares y un flujo de inversiones productivas internacionales y nacionales, es impensable con Maduro aferrado al poder usurpado.

El Gobierno de transición es indispensable y urgente para encauzar de inmediato la salida de la tragedia socioeconómica y guiar la ruta productiva, al mismo tiempo que se ponen las condiciones para elecciones presidenciales libres y democráticas con garantías internacionales. SIN MADUR0.

Maduro ha demostrado que NI QUIERE NI PUEDE convocar a elecciones democráticas y limpias, ni restablecer la Constitución que Chávez proclamaba como la mejor del mundo. Maduro NI QUIERE NI PUEDE cambiar el antiproductivo modelo económico, ni frenar la hiperinflación ni promover la producción nacional. La salida del país pasa por la salida voluntaria u obligada de él.

¿Dónde quedan en ese gobierno de transición el chavismo y la Fuerza Armada? La FA está llamada a construir la transición y dar la decisiva colaboración para que Venezuela renazca con constitución y democracia. Por supuesto el núcleo corrupto militar debe salir. ¿Cómo? es parte de la negociación. ¿Por qué va a negociar la oposición? ¿Por qué la camarilla gubernamental? Todos lo tienen que hacer obligados por la realidad, porque el enfermo se muere. Hay que obligarlos demostrando que es la alternativa razonable y viable frente al conflicto armado sin capacidad de renacer nacional y de la costosísima prolongación indefinida de la agonía que se agrava. Tiene que haber justicia para los delitos graves. El doloroso y multitudinario grito del pueblo movilizado lo exige.

Es imposible renacer sin un amplio e inclusivo acuerdo con un plan nacional muy definido y con respaldo internacional. También para USA, Colombia, Brasil, UE, Rusia, China, el Grupo de Lima e incluso para México y Uruguay es el mejor camino. Y a Cuba se le puede hacer ver que también para ellos es la única salida. Lo necesario ahora es que cada grupo no se aferre a su fórmula, sino que todos coincidan en la única salida negociada y vean que es lo mejor y menos costoso también para ellos. Afortunadamente Guaidó vino con la mano abierta y no con el puño cerrado, obedeciendo a la Constitución para suplir a la falta de gobierno legítimamente elegido (art. 233).

Muchas de las aspiraciones de la población venezolana que apoyó a Chávez hoy son urgentes, legítimas, e irrenunciables, aunque traicionadas. Y muchas de las deformaciones y corrupciones de la democracia pre-chavista no deben volver para que en Venezuela seamos esforzados ciudadanos productores de un primaveral renacer nacional reconciliado e inclusivo.

Caracas, 29 de marzo de 2019

¿Suicidio colectivo?

Luis Ugalde

En septiembre de 1998, tres meses antes del triunfo electoral de Chávez, escribí un artículo de prensa titulado “El gobierno de Chávez”. Lo hice luego de acudir como observador a un mitin del populista en Mérida, donde me empapé del delirio multitudinario, hablé con muchos tratando de comprender su fervor y escuché el mitin del líder. El artículo empezaba así: “Según las encuestas y análisis sencillos, hay alta probabilidad de que Chávez gane las elecciones y poca de que pueda hacer un buen gobierno; lo que significa una especie de suicidio colectivo". Subrayaba una realidad obvia: “El país necesita un cambio serio y profundo y no puede perder una oportunidad más”, luego de la sordera ante el Caracazo, los intentos de golpe militar y las crecientes abstenciones electorales de protesta. “Pero los cambios han sido pocos, el deterioro avanza y la pobreza e incapacidad de enrumbar el país se profundiza”, afirmaba. Al clamor de cambio, Chávez respondía mesiánicamente con denuncias acertadas, pero con respuestas emotivas y sin madurez. Citaba yo las palabras que me dijo un taxista, hay que cambiar como sea, “porque esto no puede estar peor”. Yo reflexionaba que podíamos estar peor “sin una rápida recuperación de la sensatez” y rechazaba la ilusión de un nuevo nacimiento del país “libre de pecado original”, por virtud de una “constituyente fundamentalista”, llena de buenos deseos y promesas. Expresaba mi postura crítica a la democracia de los partidos reinantes, pero no veía “ninguna razón objetiva para pensar que el equipo chavista viene con mejor brújula, más capacidades y más honestidad”. Me parecía que la constituyente milagrosa prometida por el chavismo sería “un truco para establecer el autoritarismo”. Lamentablemente este régimen en 20 años ha batido todo récord de insensatez política, de incapacidad y de corrupción.

“No nos interesa –escribía– Chávez como candidato con sus vagas ideas bolivarianas, sus citas bíblicas, ni los espejismos de poderes morales imposibles y autoritarios. Nos interesa su eventual gobierno en los dos primeros meses y el clima que, chavistas y no chavistas, van a crear de hoy a febrero”. Concluía que “mirando el éxito del próximo gobierno, por ahora vamos muy mal”.

Hoy la realidad venezolana es mucho más desastrosa que la de 1998. Afortunadamente ya hay estudios, análisis y propuestas excelentes, pero conviene que la población sea consciente de que esta Venezuela gravemente enferma requiere una cirugía mayor y un esfuerzo sostenido para renacer a la vida, con democracia y oportunidades para todos. ¿En qué camino hay que estar dentro de 6 meses (en agosto próximo) y qué hay que hacer para no fallar? Sobre todo necesitamos que el variado liderazgo esté unido en el único y central reto de pasar a ser productores de lo que le falta al país: productores de ciudadanía responsable, productores de suficientes bienes y servicios de calidad, productores de valores personales y públicos que se contagian y extienden…Llevamos dos meses increíblemente positivos porque en la Asamblea Nacional legítima prevaleció la unión en la elección de la directiva presidida por Juan Guaidó, quien ha demostrado que su presidencia interina no es para privilegiar a un partido frente a los otros, sino para despertar y unir todas las fuerzas sociales, atraer los apoyos internacionales democráticos y juntos salir de este infierno. Urge la inmediata salida del usurpador y un pronto gobierno de transición muy definido y concreto en sus tareas, y muy amplio en la inclusión de personas honestas y competentes provenientes de diversas corrientes con el único propósito de salvar al país. Si luego de la salida de Maduro esto se convirtiera en una rebatiña de ambiciones personales o partidistas, la población escupiría a los traidores. Por el contrario, un gobierno de unidad y de renacer nacional con una inspiración moral capaz de activar en cada venezolano lo mejor de sí, atraerá el necesario apoyo internacional, la responsabilidad ciudadana, la inversión y el florecimiento productivo empresarial.

Develar y derrotar esta gran mentira: Somos un país riquísimo por nuestras grandes reservas petroleras por lo que nuestro problema no es producir riqueza, sino distribuirla. Chávez heredó esa mentira, no la inventó, pero se convirtió en el predicador más elocuente de la misma. Mi gobierno resolverá la contradicción de país rico y pueblo pobre porque acabará con los tres bandidos que roban al pueblo su renta petrolera: el imperio criminal, la explotadora empresa privada y los partidos políticos corruptos. Yo devolveré esa fabulosa riqueza a los venezolanos que se pongan mi franela y tiendan la mano para recibir, sin necesidad de producir, decía Hugo Chávez.

El desastre está a la vista y la sangre del sufrimiento corre por las venas de todos los venezolanos. Es el momento privilegiado para entender el error mortal y corregir: somos país pobre porque pobre es nuestra producción.​ El oro, los diamantes y el petróleo no son nuestra riqueza, sino que seremos un país digno y desarrollado cuando formemos a cada venezolano con capacidad y le demos la oportunidad de producir. Producir educación, producir personas y ciudadanos responsables y libres, producir bienes y servicios de calidad, producir instituciones solidarias. Producir República.

Ese es el norte para no caer en otro suicidio colectivo. En septiembre de 1998 concluíamos: “Hacen falta la sensatez y el realismo de la mayoría que crean el clima de diálogo, de negociación y de cambio concertado y para eso hay que trabajar desde ahora. Mañana será demasiado tarde”. Hoy el sufrimiento y la tragedia nos han hecho más conscientes: República de productores o muerte irremediable.

07/03/2019

Luis Ugalde's blog

Hay que saber llegar

Luis Ugalde

Como dice la canción mexicana, lo importante no es llegar primero, sino saber llegar. Está claro que si no fuera por la presión norteamericana el régimen ya hubiera detenido al Presidente Guaidó, eliminado la AN y apresado a los diputados. Solo en un par días han matado a decenas por protestar, detenido a un millar, atropellado a menores de edad, perseguido a los comunicadores… Nos guste o no, la fuerza de disuasión de las democracias del mundo, especialmente de USA, es indispensable para frenar el crimen oficial en Venezuela, eliminar la injerencia dominante de Cuba, la presencia delincuencial del ELN y del narcotráfico, o los oscuros negocios y poder de Rusia o de la dictadura turca.

Hay que evitar la amenaza del baño de sangre y urge salir de la realidad del baño de hambre; ambos son baños de muerte y el usurpador está empeñado en perpetuar el régimen que los impone. Es imprescindible la salida del dictador Maduro, con el mínimo de costo posible, hacer la transición a la democracia con rápido cambio socioeconómico y
crear las condiciones democráticas para una elección libre y justa. Afortunadamente el Presidente interino Guaidó ha actuado con claridad y valentía y ha conectado de modo increíble con la inmensa mayoría de los venezolanos y de los gobiernos democráticos del mundo. Falta que la FAN se decida a cumplir con su deber constitucional para que la
presión exterior no caiga en la indeseable intervención militar y cese el régimen opresor.

Mantener el actual modelo y dictadura es respaldar la perpetuación del hambre, la represión y el exilio para millones de venezolanos. Sumar y multiplicar fuerzas para construir. Es lógica la impaciencia por acortar el sufrimiento y salir cuanto antes de este túnel de la muerte. Pero ahora que ya empezamos a ver la luz en la salida, es indispensable controlar las iras y las ilusiones para llegar a la democracia en condiciones para reconstruir el país en todas sus dimensiones, sumando el máximo de talentos, capacidades y recursos y no fracasar. Pongamos la cabeza en las necesidades constructivas de mañana y tendremos menos peligro de quedar atrapados en el deseo de venganza y de retaliación, o de volver al predominio de los pequeños intereses partidistas que minarían toda reconstrucción. El país se ha levantado y puesto en marcha con la legítima Asamblea Nacional y su Directiva unitaria y se ha desbordado de entusiasmo con su Presidente interino Guaidó; urgen el pronto alivio humanitario, el freno inmediato al disparate económico y elecciones democráticas este año, con todas las condiciones justas. La gente ve en Guaidó un liderazgo fresco y unitario con la mano abierta a la ciudadanía, a los militares y a los adversarios políticos que se unan a la inmediata salida del usurpador. Pero todavía la democracia no está ganada y el régimen está usando su poder de represión criminal.

Saber llegar en condiciones para no fracasar significa llegar con unión de diversos, mucho apoyo internacional y con el país movilizado para construir juntos. El renacer nacional es tarea titánica y exige inteligencia para crear un verdadero clima empresarial, inversión masiva de miles de millones de dólares, trabajo productivo para millones con un salario
que no sea de hambre ni sea saqueado por la hiperinflación antes de llegar a casa. El gobierno democrático tendrá que ser de unidad y necesitará un inmenso prestigio moral que solo lo da el ejemplo. Para ello el Presidente electo (y su equipo) no podrá ser persona que resta y que discrimina, sino un gigante humilde que sabe sumar y multiplicar,
atraer y cultivar un espíritu de reconciliación nacional. Pudiera ser de partido, pero no partidista, o más bien un “outsider”. Guaidó está dando importantes pasos de transición con ese modo suprapartidista, convocando gente destacada que puede ser de su partido u otro de la oposición, o venido de los que creyeron en el chavismo, pero no cayeron en la delincuencia. Ni linchamientos, ni impunidad.

Por ejemplo el sistema de salud. Asusta pensar lo que significa recuperar todo el sistema público de salud con buena complementación del privado. El actual régimen abandonó en los barrios miles de ambulatorios públicos de atención primaria para remplazarlos de manera sectaria con personal cubano en régimen de servidumbre política, a cambio de
miles de millones de dólares para el régimen cubano. El “Barrio adentro” no era mala idea si se hubiera implementado con médicos y enfermeros venezolanos en régimen democrático. Su efecto nefasto es que ahora no tenemos ambulatorios, 70% de los “Barrio adentro” está abandonado y más de 20.000 médicos y trabajadores venezolanos
de la salud se vieron obligados a abandonar el país y brindar a otras naciones el fruto de la inversión multimillonaria que hizo Venezuela en su formación.

Desde ahora hay que pensar en un gran programa de salud primaria para los barrios y los campos remotos con médicos, enfermeros y miles de estudiantes de Medicina y otras áreas de la salud, movilizados con campañas de vacunación y atención primaria, que llenen el vacío y lleven a los sectores más necesitados la esperanza y la prueba de que la democracia es vida y no quedan abandonados. Al mismo tiempo es una tarea urgente, titánica y que requiere muchos recursos el rescate de los hospitales, su personal, su dotación y sus medicinas. Un plan bien pensado y ejecutado podría traer de “vuelta a la patria” a miles de los que se fueron, aunque eso no será de inmediato.

Algo parecido se diga del rescate de la educación del actual naufragio espantoso, con docentes castigados y con salarios de hambre en todos los niveles. La educación en valores y capacidades tendrá que ser la principal inversión de la nueva Venezuela, de su Estado, sus familias y sus empresas.

Así podríamos seguir enumerando otras instituciones públicas que necesitan nacer de nuevo. Sería realmente trágico que por inmadurez política y fanatismo hubiera dirigentes que inviten a despilfarrar todo el ánimo en la venganza, la retaliación atrapados por su mezquindad partidista. Para renacer y reconstruir hay que saber llegar con los ánimos
reconciliados y concentrados en la construcción, dejando que los caminos de la justicia se encarguen de que los crímenes no queden impunes.
El Nacional

Caracas, 4 de febrero de 2019.

La esperanza toma la calle

Luis Ugalde

El desierto reverdece y donde todo era aridez y tristeza brota la primavera. Es un hecho indudable que desde el 5 de enero el país vuelve a sonreír en medio de su enorme y creciente tragedia. Hay salida, hay fuerza de cambio, hay esperanza creativa y empieza a despuntar la imprescindible unión superior entre diversos. Casi inesperadamente las miradas del país y del mundo democrático se centran en la legítima Asamblea Nacional con su Presidente Juan Guaidó y su Directiva unitariamente elegida. Guaidó simboliza el futuro democrático sin odios, con la mano abierta al abrazo e invitando a su apoyo y responsabilidad decisiva a quienes lo pueden y deben dar: el pueblo movilizado y repolitizado y la Fuerza Armada democrática. Tres palabras claves: Usurpador, Transición y Elecciones Libres. Guaidó ha expresado con mucha claridad que para sacar al usurpador hay que poner a valer el sentimiento democrático de la inmensa mayoría de los venezolanos y ha invitado por activa y pasiva a la Fuerza Armada a cumplir su deber constitucional. La Asamblea propone una Ley de Amnistía para los civiles y militares que den su paso decidido para salir de este régimen colapsado y sin esperanza que ha entronizado la miseria. Los gobiernos democráticos del mundo han manifestado su apoyo a la AN en la tarea de reponer la constitución y restablecer la democracia.

Seguramente no se podrá realizar antes de fines de 2019 la elección presidencial libre y democrática (que fue negada en 2018) sin presos políticos, sin candidatos ni partidos inhabilitados, sin ANC dictatorial y supraconstitucional, con nuevo CNE y con todo el proceso electoral transparente. Pero la transición ya la siente cada uno de los venezolanos en su interior y en un mes su esperanza ha pasado de la noche al día. Ahora hay que cuidar que no se apague, sino que se convierta en fuerza eficaz para el cambio. La política sin emoción no se mueve, pero ésta sin racionalidad se estrella. Los dirigentes deben sobresalir por su capacidad de mover emociones y orientarlas con serenidad, como Guaidó lo va haciendo: escuchar al pueblo y dirigirlo con esperanza creativa, sin caer en ilusiones frustrantes. La política transforma lo posible para convertir en realidad lo necesario.

23 de enero con tiempos distintos. El proceso electoral necesita nueve meses para hacer realidad una elección de Presidente en forma limpia y libre. En cambio es criminal cada día que se demora la creciente hiperinflación y el cierre a la ayuda humanitaria. Abrir puertos y aeropuertos para que entre la solidaridad internacional y unir los corazones de millones de venezolanos para activar un inmenso voluntariado sin barreras, que nos moviliza y une. Sería criminal que el usurpador impusiera más meses sus políticas económico sociales que hunden la producción nacional, cierran las empresas y matan de hambre y exilio a millones de venezolanos. Venezuela no puede salir de esta inmensa tragedia sin cambiar cuanto antes de régimen y desarrollar la producción económica y mejorar el poder adquisitivo salarial, sin una muy fuerte ayuda internacional, con refinanciamiento de la deuda e inversión. Es imposible que todo esto ocurra con este usurpador empeñado en sustituir la realidad trágica con mentiras e ilusiones de prosperidad al tiempo que sus políticas refuerzan las ruinas. La tragedia nacional hay que frenarla ya, aunque el nuevo gobierno democráticamente elegido no pueda llegar antes de un año. Por eso es imprescindible que avance la transición que ya ha comenzado. Impresiona ver y sentir que en una semana millones de venezolanos han pasado de una aparente parálisis desesperada a una movilización de esperanzas. Las Asambleas y Cabildos Abiertos están brotando como hongos con una ciudadanía movilizada, reflexiva y exigente.

El 23 de enero es la fecha emblemática de la unión de todos los demócratas civiles y de la Fuerza Armada para salir del dictador. El primer gran cambio será encontrarnos ese día multitudinariamente en más de un centenar de plazas y calles dentro y fuera del país. Vernos y sentirnos movilizados y que el mundo nos vea así. Que la Fuerza Armada se identifique sumándose y se redima diciéndole al usurpador y a los cubanos que se tienen que ir para que Venezuela viva. Este 23 de enero no será el final, sino la prueba de que la transición acumula fuerzas aceleradamente. Como dice el bíblico salmo 126 “Los que siembran con lágrimas cosechan con cantos de alegría” y ven que el desierto reverdece.

Después de estas primeras lluvias se abre la etapa de nuevas siembras y cosechas que exigen esmerada preparación de la tierra y sin precipitaciones. Se multiplicarán los cabildos, se repolitizará la sociedad civil con nueva conciencia ciudadana y renacerán los valores morales: todos unidos para salir del túnel de la muerte, todos unidos en defensa de la vida.

No confundir la esperanza creativa activada con la ilusión mesianista de un juramento solitario. Venezuela guiada por su AN y su Presidente Guaidó (que ha demostrado valor y serenidad) entra en una nueva etapa, asumiendo con responsabilidad y creatividad lo público arrebatándolo a quienes lo han convertido en botín criminal. El cambio y la transición están en marcha, porque en marcha está - no una juramentación sin soporte social ni fuerza-, sino el pueblo soberano que camina hacia la reconciliación para restablecer la gran unión nacional capaz de producir libertad y vida entre todos y para todos.

Caracas, 21 de enero de 2019

Desde la angustia, un llamado a LOS LÍDERES POLÍTICOS VENEZOLANOS

Luis Ugalde

Venezuela atraviesa la crisis más aguda de su historia, calificada por órganos internacionales como una Emergencia Humanitaria Compleja que se expresa en el desmoronamiento de la economía y las estructuras estatales; el hambre, el colapso sanitario y el éxodo de la población. Negarla o ignorarla ha sido la conducta que siguen los criminales que le han originado y han convertido al Estado en una base del delito organizado y el terrorismo internacional. Criminales de cuello blanco o de uniforme militar que se están enquistados en lo alto del poder político venezolano, quienes pretenden convencer al mundo de que nuestro trance resulta de una guerra económica del “Imperio”, mientras se mofan de quienes huyen de un país en ruinas. Si quedaran dudas respecto a la magnitud sin precedentes conocidos de ese éxodo masivo, basta con observar como la prensa internacional ha registrado de forma insistente la dramática situación hambre, miseria y carencia de toda especie que obliga diariamente a millares de venezolanos, a escapar hacia un futuro incierto pero que suponen mejor que lo que deben soportar en su país. Si nos los muestran desde afuera la prensa internacional y los organismos de derechos humanos porque la Dictadura controla los medios venezolanos, no quiere que se sepa que con esos hermanos se nos va la patria que el país se desangra todos los días con los miles de compatriotas que huyen de él.
Tenemos conciencia y lo decimos con claridad: la crisis actual es un paso más hacia la instauración de una dictadura comunista en Venezuela. Un proyecto que emplea las carencias éticas de los altos dirigentes del gobierno, para hacer realidad unos designios políticos manejados desde Cuba. Sobre este proyecto de dominación totalitaria, que oculta sus intenciones en la inmoralidad y el cinismo de la mafia gobernantes, llamamos la atención de todos los venezolanos para que hagan suya la urgencia de cerrar el paso.

Registramos con real angustia la fragmentación de la oposición. Es una situación que hiere el entendimiento, crea incertidumbre y desesperanza y afecta gravemente la eficacia de la resistencia que opone la mayoría de los venezolanos.

Nos dirigimos a esos líderes que han conducido con sacrificio y entrega a la oposición venezolana, que han luchado y asumido riesgos, que han enfrentado una persecución brutal con muchas víctimas mortales en el camino y con presos políticos sometidos a la tortura y tratos infamantes. Que han debido en muchos casos exiliarse para escapar del acoso de los esbirros judiciales y militares del régimen.

A esos líderes políticos los llamamos a unirse alrededor de un programa de acciones que frustre lo que de otra forma pudiera convertirse en la confiscación total de la democracia venezolana. Los venezolanos les reclamamos concentrarse en la lucha por liberar a Venezuela sin perder de vista que no es posible confiar en la negociación con un gobierno de delincuentes, salvo si el tema a discutir es su salida del poder. Los instamos a dejar de lado todo cálculo acerca de las ventajas que unos podrían sacar sobre otros cuando se recupere la democracia. Que no cometan el error de confiar demasiado en si mismo y muy poco en los demás, que entiendan que lo que se exige de sus partidos es una unión férrea concentrada en desarmar la estrategia dictatorial.

Se lo pedimos con angustia movidos por la urgencia, por el drama de las mayorías. Sin esa unión no será posible vencer la tiranía porque el poder ha sido penetrado en todos los niveles y en todos los ambientes, configurándose una situación que sólo una unión así podrá superar.

Con la unión y una estrategia de lucha aceptada y seguida por todos, podremos dar inicio a la solución de este drama: salir de la dictadura y hacer elecciones libres.

El sector político está obligado a respaldar un gran movimiento. Pero desde esa unión. Fuera de ella será imposible recuperar a nuestro país.

Firma:

_Luis Ugalde Sj_