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Jesús A. Jiménez Peraza

El comunismo de SS Francisco

Jesús A. Jiménez Peraza

SS Francisco acaba de publicar uno de los documentos más oportunos y hermosos de la Iglesia católica. En su primera encíclica, Laudato Si, abogó por la conservación de lo que llama la casa común de todo cuanto Dios creó sobre la Tierra para el bienestar de su obra máxima, el hombre. En forma perfectamente sincronizada dedica esta tercera carta pastoral Fratelli Tutti (Todos Hermanos), a la fraternidad y la relación social, que simboliza el amor de San Francisco de Asís por el sol, el viento y el mar, con lo cual entiendo que compagina el centro neurálgico de ambos documentos, enlazados por su segunda encíclica, Lumen Fidei, fundada en la fe, dirigida fundamentalmente a los obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas y en general a todos los fieles laicos.

Precisamente es la fe la virtud teologal que nos permite aceptar y entender la Palabra de Dios y del santo pontífice que habla en su nombre, sin necesidad de percibir prueba alguna a través de nuestros órganos sensoriales.

Es a través de sus prédicas y obra escrita como puede analizarse el pensamiento de SS Francisco. Basta leer el Evangelio y las cartas pastorales de sus antecesores, incluido el estadista más grande que ha puesto Dios sobre la Tierra, el Papa Juan Pablo II, para entender que el Santo Padre persiste en continuar la orden impartida por Jesucristo, porque si algo tiene de complicado el oficio papal, es que debe actualizar el Evangelio, enfrentando los nuevos problemas que surgen en el universo, sin abandonar la doctrina central de la Iglesia, con más de dos mil años y desarrollada en sitios y tiempos antagónicos.

Muchos aplauden cuando grandes líderes mundiales comentan con brillante locuacidad el tema de la sobrepoblación de la Tierra, o cuando analizan la escasez de recursos y la longevidad del ser humano, producto de nuevos descubrimientos médicos y hacen al respecto propuestas que de fondo implican, diezmar a la población, hacerlas ingerir alimentos fáciles y baratos de producir, aunque atenten contra la salud y el aniquilamiento de ancianos o de quienes por algún hecho determinado dejan de ser productivos. La Iglesia y a través de ella la palabra del Papa, no puede proponer o admitir siquiera métodos alejados de la tesis central de la iglesia católica, expuesta por Jesucristo mismo, basada en el respeto por la dignidad del hombre.

Fratelli tutti propugna un mundo sin fronteras. Qué vergüenza deberían sentir quienes acusan al actual Papa de comunista, una doctrina que, para hacer fuerte económicamente al Estado, concentra todo el poder económico en él, empequeñeciendo al hombre, haciéndolo dependiente, empobreciéndolo, al ver como SS Francisco, pidió a Gran Imán Ahmad Al Tayyeb, quien es la máxima autoridad islámica, que firmaran a cuatro manos la encíclica Hermanos Todos, como demostración de la necesidad de buscar la paz mundial y la coexistencia común. También con la Laudato Si, tuvo una orientación similar al solicitar de Bartolomé I, Patriarca Ortodoxo y Ecuménico, Arzobispo de Constantinopla y Nueva Roma el pleno respaldo para dar a entender al universo los Acuerdos alcanzados. Esa forma de unir pacíficamente razas y religiones es lo más alejado que se puede estar del comunismo.

En el capítulo Las Sombras de un Mundo Cerrado, se analiza como sobre una etapa superada como la reunificación de Europa se ciernen fantasmas nuevamente, porque instrumentos como justicia y libertad se utilizan para justificar cualquier acción. Dentro de ese capítulo copio a la letra el punto 15, porque aunque por supuesto, el mensaje papal es universal, los venezolanos debemos tomarlo para nosotros, analizarlo hasta hacerlo sentir como parte que es de nuestra historia reciente: “La mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos”.

Ha aumentado la riqueza, dice el Papa, pero con inequidad. Además no podemos medir el crecimiento, concepto distinto al desarrollo humano, con criterios de otras épocas, gozar hoy de energía eléctrica no debe considerarse como avance social, porque en otros tiempos no era signo de pobreza ni generaba angustias.

La igualdad de género y la existencia de la esclavitud, que no obstante los acuerdos internacionales y las estrategias para combatirla, aún existe. Igual que las guerras, atentados, persecuciones, torturas y actos similares, son denunciados por el Santo Padre. En nuestro país nos toca de cerca, visto el reciente Informe de determinación de hechos, publicado por la Comisión Especial designada por la Secretaría de DDHH, que el gobierno no debería ignorar ni tratar de contra restar con un documento, realizado unilateralmente por los Poderes controlados del Estado venezolano, sino al contrario que les sirva para tratar de enderezar entuertos.

Escriben SS Francisco y el Gran Imán Ahmad Al Tayyeb, sobre los grandes avances tecnológicos y de las ciencias médicas, pero a la vez sobre el hecho que la ética no va al mismo ritmo, porque el sentimiento de una humanidad única, justa y pacífica se debilita. Bajo óptica similar se analiza la actual pandemia del Covid 19, vista como freno a la libertad de mercado reduciendo “los costos humanos”. Con estas bases se ataca fuertemente por los países ricos, a la migración o la ayuda a los países pobres, para obligarlos a tomar las medidas que la austeridad o las leyes de la economía global indican, sin reparar en las vidas desgarradas.

Los avances de los medios de comunicación, no escapan del análisis profundo de la pastoral. Ha dejado de existir el derecho a la intimidad, para hacer de todo un espectáculo donde todos podemos ser vigilados, espiados frecuentemente de manera anónima. Hemos abandonado el diálogo, la conversación reposada, para darle sentido a la existencia. Destrozar la autoestima de alguien es una forma de dominarlo, es así como los países poderosos se presentan como modelos, en vez de hacer que cada pueblo desarrolle sus propias capacidades y cultura.

La carta papal desarrolla fundamentalmente La Esperanza, porque Dios sigue derramando sobre nosotros semillas de bien. Toma del Concilio Ecuménico Vaticano II, que “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”, planteamiento que desarrollaremos después, porque lo primordial en la palabra de SS Francisco, no es enrostrarnos simplemente nuestros errores y debilidades, sino las enseñanzas que podemos obtener para mejorar como seres humanos, para nuestras familias, para el mundo y sobre todo para nosotros mismos.

SS Francisco ha sido acusado de comunista, algunos para tildarlo como tal, hablan de sus buenas relaciones con los gobiernos dictatoriales de finales del siglo XX en Argentina, sin reparar en que las mismas eran de militares de derecha, no de izquierda; que muchas actuaciones de Jorge Mario Bergoglio, primero como párroco de San Miguel, obispo titular de Auca y Auxiliar de Buenos Aires y después, arzobispo primado de Argentina, debían cumplirse en función de preservar la vida y libertad de sus fieles en peligro a merced de dictadores con botas y espada, sin ningún tipo de escrúpulos. También es necesario entender que el actualmente Papa Francisco, además de ser el jerarca máximo de la Iglesia Católica, es jefe de Estado, que lo obliga a cumplir reglas básicas de diplomacia en un mundo absolutamente dividido. ¡Dios bendiga a Venezuela!

@jesusajimenezp

jesusjimenezperaza@gmail.com

Mi ruego a los ciudadanos Nicolás Maduro, Juan Guaidó....y a los extremistas.

Jesús A. Jiménez Peraza

Durante la II Guerra Mundial Winston Churchill y Adolph Hitler acordaron no bombardear a Oxford, Cambridge, Gotinga y Heidelberg, para preservar los tesoros artísticos de las dos principales ciudades universitarias en Inglaterra y Alemania, respectivamente[i]. Es el ejemplo de un acuerdo incidental y secundario dentro del marco de la conflagración hemisférica, entre dos líderes de postura irreconciliable, en un escenario de altísima responsabilidad política y militar, quienes toman en consideración la conveniencia colectiva.

La dirigencia surge en grupos grandes o pequeños porque los dirigidos permiten en forma expresa o tácita, la figuración especial entre algunos de sus componentes, cuando captan en los elegidos condiciones de credibilidad, preparación, generación de confianza y, en fin, otros atributos que lo hacen despuntar sobre la masa.

En política, el verdadero dirigente no debe actuar para buscar la inmediata aprobación de la acción propuesta o ejecutada, sino la consolidación del bienestar integral del grupo o de un acto puntual. Esa es la diferencia entre un demagogo y el estadista.

Como las condiciones de un país varían constantemente, las programaciones pre diseñadas pueden requerir de ajustes, caldo de cultivo para la feroz y no pocas veces maligna e insostenible, acusación de incoherencia.

En Venezuela y el mundo, estamos viviendo momentos de mucha angustia, tensión y peligro, lo que requiere de un liderazgo firme, responsable y también revisar políticas y programas. No creo haya duda razonable en aceptar que los líderes fundamentales del país, actualmente, son los presidentes de la República Nicolás Maduro Moros y de la Asamblea Nacional Juan Guaidó Márquez, el primero jefe del gobierno y el segundo, de la oposición.

Los liderazgos no son permanentes ni eternos, pero quien pretenda disputárselos, a lo que se tiene derecho, deben esperar la oportunidad propicia. En estos instantes la atención colectiva, está puesta sobre la pandemia que nos amenaza y en las acciones determinantes, para el supremo fin de erradicarla. De manera que lo apropiado para todos es coadyuvar, proponer y apoyar. Para el líder oír, analizar y ejecutar.

En tiempos pacíficos o de normal confrontación solíamos escuchar de muchos dirigentes, que la Constitución Nacional es una carta de navegación, un Tratado para regir en las divergencias. Entonces ciudadanos Maduro y Guaidó, demuéstrenlo. Estamos en unas condiciones excepcionales, incluso provenientes de allende los mares. Reúnanse y analicen los siguientes puntos, entre otros que crean convenientes:

1.- Es difícil que llegue ayuda externa. Todos los países están surfeando sobre los problemas políticos, económicos y ambientales generados por el virus. En principio debemos contar sólo con nuestro territorio y nuestra gente.

Incluso las remesas que se han constituido en un bálsamo para nuestra devastada economía van a amainar ostensiblemente, por decirlo suave. La recesión que acogota al mundo hará que los recursos generados por nuestra diáspora permanezcan allá, por limitaciones tomadas por las autoridades o bien porque el trabajo cumplido rendirá menos y primero deben satisfacerse las necesidades propias, que en el exterior se magnifican.

2.- Las medidas iniciales tomadas por el gobierno nacional, vistas las experiencias de España, Irán e Italia, parecen las correctas. Lo primero es ordenar la cuarentena limitada como se hizo, a los enfermos y custodios y, después extendida de forma general porque, repito, las opciones deben revisarse y mejorarse. Inglaterra aprobó inicialmente mantener fronteras abiertas para lograr inmunización, visto el resultado negativo, las cerró. El presidente Trump no le dio mucha importancia al problema en sus inicios, ahora está dictando órdenes ejecutivas para el control y tratamiento del coronavirus, lo que implica apropiada reorientación del rumbo.

Lo ideal es que la inmovilización sea voluntaria, pero ciertamente que muchas personas viven al día y deben salir a las calles obligados por las circunstancias, porque los seres humanos tenemos la “mala costumbre” de comer todos los días y si es tres veces, mejor. Esta cuarentena necesaria la cumpliremos poniendo nuestros máximos esfuerzos, si vemos que los dirigentes supremos están acordes en ella. Entre todos conseguiremos la solución ideal a las carencias. Recordemos los dos burritos atados, símbolo del cooperativismo, halando cada uno para su lado para alcanzar la comida, ambos pasaron hambre. Cuando se unieron comieron los dos de un lado y después de otro.

3.- Un dirigente nacional decía por las redes sociales, valido de las circunstancias, que quienes deben dirigir la lucha contra el virus son los médicos, verdaderos héroes de blanco. No es cierto, eso es populismo barato. Los médicos son los titanes técnicos para curar del mal y asesorar sobre las medidas a tomar. Pero la programación general es producto de políticas públicas que deben ser diseñarlas y ejecutarlas por el gobierno nacional, valiéndose de los órganos que fueren menester, incluida la fuerza militar. Me parece que debió el dirigente empezar por reconocer la necesidad de la reclusión voluntaria, porque facilita que sus fans cumplan la orden pacíficamente.

4.- Es cierto que las carencias de instalaciones hospitalarias, de servicios y otros males colectivos son producto de la corrupción imperante en Venezuela, desde su nacimiento como Nación, hoy con crecimiento exponencial. También debemos hacer un mea culpa por haber concebido la educación como un gasto y a los maestros y profesores, como cargas del Estado. Pero esos son debates postergables. Bastante castigo tenemos hoy como consecuencia de tales errores, que deberemos corregir mañana al salir de la tormenta.

5.- Deben ustedes, ciudadanos Nicolás Maduro y Juan Guaidó, pensar de inmediato en fortalecer las instituciones. En primer término debe apoyarse al Presidente de la República y su equipo, haciéndole sugerencias prudentes y bien intencionadas, ya llegará el tiempo de juzgar su gobierno.

Debe reconocerse la Directiva de la Asamblea Nacional designada en el 2015. Ella es fundamental para refrendar los Decretos de Emergencia que dicte el Presidente Maduro y aprobar las prórrogas necesarias. Eso es lo que prevé la CN99.

6.- Sin el acuerdo conjunto de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, estamos dando una excusa perfectamente legal al Banco Mundial, para negarnos los indispensables recursos financieros y humanos solicitados, a los cuales tenemos derecho. Ellos conocen nuestras normas: Son atribuciones del Presidente de la República, administrar la Hacienda Pública y celebrar contratos de interés nacional (art. 236.11 y 14, entre otros) y a la Asamblea, autorizar la celebración de dichos contratos (arts. 150 y 187.9, entre otros).

De nada valdrán la sentencia interpretativa en contrario dictada por el Tribunal Supremo de Justicia, ni el reconocimiento al Ing. Guaidó por 60 países de la comunidad internacional, simplemente porque ni el Tribunal ni el acuerdo señalado sustituyen la soberanía residente en el Pueblo de Venezuela, que dejamos estampada en referendo nacional aprobatorio el 15 de diciembre de 1999. El Ejecutivo administra y el Legislativo controla. El segundo dicta la norma, el primero la hace cumplir, lo demás es usurpación.

Sobre este punto he escuchado sólidas críticas al presidente Maduro, porque él y otros altos funcionarios de su partido, otrora hablaron pestes del Banco Mundial y juraron nunca recurrirían a dicha institución. Cierto, fue un error arrastrado desde el presidente Chávez, que implica ligereza en el ejercicio de las altas funciones que desempeñan y ausencia de humildad. También recuerdo cuando Hugo Chávez gritaba que podían ponerle el petróleo en cero. Hoy el señor Maduro, afortunadamente, rectifica y hace una solicitud lógica y necesaria para el país nacional.

Ese dinero no llegará si lo pide sólo el presidente Maduro, tampoco si hace lo propio el ingeniero Guaidó, porque no está reconocido válidamente como Presidente de la República y no bastan encuestas, ni la opinión de países poderosos de la comunidad internacional. Hay reglas. Esos organismos como los seres humanos, se rigen por normas que deben ser cumplidas. Olvidemos discusiones estériles y hagamos lo que haría un bonus pater familiae, sujeto normalmente diligente y prudente, extraído del Derecho Romano.

7.- Me parece conveniente dictar un Decreto de Indulto en beneficio de todos los diputados presos o que permanecen fuera del país, por las amenazas sufridas, para que la Cámara se integre apropiadamente.

8.- Debe ser disuelta la Asamblea Nacional Constituyente. Ninguna confianza genera a los ciudadanos, conocidas su forma de convocatoria e instalación. Debe disolverse la Asamblea Nacional paralela, constituida ilegalmente en enero del presente año. El común de los venezolanos percibimos que la mayoría aducida es ilusoria y por tanto írrita. Tampoco la aceptará el Banco Mundial porque saben cómo fue designada con suplentes, sin derecho de incorporación, a tal punto que no han presentado la lista de diputados incorporados a la sesión del 05 de enero.

9.- Recuerden y tengan como norte el artículo 136, in fine CN1999: “Cada una de las ramas del Poder Público tiene sus funciones propias, pero los órganos a los que incumbe su ejercicio colaborarán entre sí en la realización de los fines del Estado”.

Este dispositivo está copiado al calco de la CN1947 (art. 136); a su vez de la CN1953 (art. 59) e igualmente de la CN1961 (art.118), entre las que he podido revisar, lo que implica las bondades de la orientación de la norma, a través de diferentes épocas de nuestra vida republicana, resultando obligante su respeto y acatamiento. Dios bendiga a Venezuela y les de a ustedes humildad, serenidad y sabiduría!.

sábado, 21 de marzo de 2020

@jesusajimenezp

jesusjimenezperaza@gmail.com

21/03/2020.

i] Stephen Hawking. “Breve historia de mi vida”. Pág. 14.

El imperio de la ley

Jesús A. Jiménez Peraza

El hombre siempre se ha regido por cánones morales. Cuando Caín mató a Abel, no existía norma escrita que condenara el hecho, sin embargo, sintió vergüenza ante la voz divina que le increpó preguntando por su hermano. Posteriormente comenzó a regir su conducta por disposiciones escritas pero aisladas. Aunque existen algunas recopilaciones anteriores, fue con el emperador Justiniano en el siglo VI, en Roma cuando se inició la compilación de leyes denominándolas Códigos, en ese caso el Corpus Iuris Civilis o Código de Justiniano.

De esta manera nació la primera gran división del Derecho como ciencia: Derecho Natural o conjunto de normas ideales, justas y eternas reguladoras de la conducta humana, frente al Derecho Positivo fundado en norma escrita que emana de un órgano con competencia para hacerla y aplicarla en forma coactiva.

La ley se sancionaba por la observación de los hechos sociales, incluso en la actualidad es el método de mayor aceptación. Se ponderan las circunstancias en abstracto, los supuestos que la conforman se califican en base a la conducta de una persona considerada, en promedio, como normalmente prudente o diligente (bonus pater familiae) y, ante su incumplimiento, se impone una consecuencia justa.

Al principio las leyes no obligaban al poderoso, ellos tenían la exclusividad de una fuerza que les inmunizaba de los efectos de las normas, destinadas a mantener la conducta de los pobres y débiles sociales, dentro de cauces exclusivos para servir a sus amos.

Los reyes sustentaban su poderío omnímodo en hacer creer que eran enviados de Dios. Con diversos movimientos colectivos, pero fundamentalmente con la Revolución Francesa (1789), el monarca como tal, perdió fuerza y nació la República.

Antes y ahora, los seres humanos hemos sido incapaces de mantenernos dentro de la norma si no hay un organismo fuerte encargado de aplicarla y, una sanción ejemplarizante ante su violación. Hoy tenemos al Estado provisto de capacidad para sancionar la ley, imponerla y hacerla cumplir, incluso a través de las armas y la fuerza.

Siendo entonces que el Estado tiene un poderío inmenso pero razonablemente necesario, hubo de desconcentrarse ese poder de manera que diversas ramas a través de elementos propios, controlándose recíprocamente y colaborando entre sí, cumplieran la cuasi divina función de proporcionarnos a los habitantes de una Nación, la posibilidad de convivir en armonía, de satisfacer nuestras necesidades, desarrollarnos, multiplicarnos y en fin, disfrutar del don de la vida.

Todo esto se logra simplemente con el cumplimiento de la ley, es decir, sometiéndonos voluntariamente a su imperio! Pero el Estado que, repito, tiene como función propia, exclusiva y excluyente concebir, administrar y aplicar la norma, es un ente ideal, es una ficción regido por seres humanos e imperfectos.

He allí el problema! cuando el hombre se cree Dios; aun siendo mortal se siente eterno; cuando piensa que el poder es permanente y no efímero; cuando no tiene la capacidad o la humildad para entender que las normas que hace, lo rigen a él también y a los suyos; si no tiene conciencia o no acepta los límites, se desborda el poder y surgen los demonios con el abuso y la anarquía.

Venezuela tenía derecho a buscar otros caminos si consideró que los gobernantes de la República Civil lo habían hecho mal. El pueblo de Venezuela actuó dentro de los límites de los derechos individuales, al elegir a Hugo Chávez en 1998, pero también a revocarle el mandato en el 2003 y a que la Asamblea Nacional designada en el 2015, pudiera ejercer sus funciones de legislar y controlar. Todo eso estaba regido por la ley y debía cumplirse bajo su imperio.

Ha sido la interpretación e imposición anárquica del entramado legal, lo que llevó al actual Presidente de la República a convocar una Asamblea Constituyente, a pesar de estar claramente facultado sólo a proponerla para que el pueblo la convoque si esa era su voluntad. Indebidamente convocada e impropiamente instalada, la Constituyente asumió de manera impropia sancionar leyes constitucionales, sin estar previstas en nuestro ordenamiento jurídico, aunque puede transformar al Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución (artículo 347 CN99), sus efectos no son directos ni inmediatos porque el producto de su trabajo ha de ser aprobado por referendo popular, como se hizo en 1999 con la actual Constitución.

Los diferentes órganos del Estado violentan continuamente nuestro ordenamiento y propician caos y anarquía cuando confunden, ex profeso, los límites del gobierno y del partido gobernante; cuando mantienen hombres en las cárceles por sus ideales, a pesar que las leyes y tratados internacionales, que también lo son y tienen jerarquía constitucional (artículo 23 CN99), garantizan la libertad de pensamiento.

También se incumple la ley cuando los recursos básicos de una nación inmensamente rica no se distribuyen equitativamente, con los únicos límites de los esfuerzos personales de sus habitantes.

El Poder Judicial contraviene la norma cuando no aplica justicia distributiva o sus sentencias no son gratuitas, oportunas, coherentes, expresas y precisas.

Se desdibuja el Estado cuando el Contralor protege a quien debe controlar; cuando el Fiscal se alía al gobierno o el Defensor no ampara los intereses y garantías básicas del Pueblo. También cuando el árbitro electoral se parcializa o se designa en pago de lealtad.

Es inconveniente que el Derecho Administrativo contencioso, de relativa reciente creación en Venezuela, no se oriente a igualar derechos sino para subir el pedestal del príncipe. Nos habituamos a la expropiación sin pago justo y oportuno, que lo transforma en confiscación, figura que convierte al Estado en forajido. Es la muerte del Derecho cuando la manifestación pública y pacífica es controlada con armas y se califica como un delito.

Lo peor de todo es el mal ejemplo que esa conducta anómala del gobernante proyecta al ciudadano, obligándolo a actuar por imitación. Ahora pensamos que es lícito y conveniente no pagar por los servicios que utilizamos o que las luces rojas de los semáforos son adornos. Se ha hecho común cerrar las calles, técnicamente del dominio público, justificando nuestra conducta con la excusa de la protección de nuestras vidas y bienes, acosados por el hampa común.

Ese es el mayor fracaso de la llamada Revolución Bolivariana, no se somete al estado de Derecho, ni impone para todos y conforme lo escrito, el imperio de la ley. Dios bendiga a Venezuela!

miércoles, 11 de marzo de 2020

@jesusajimenezp

jesusjimenezperaza@gmail.com

Por tener la razón y la ley en la mano, la mayoría debe imponerse

Jesús A. Jiménez Peraza

Es realmente inaudita la forma como alrededor del ochenta por ciento de los connacionales, aun estando plenamente de acuerdo en que atravesamos la peor crisis política, económica y social de la Venezuela contemporánea, buscamos en cada episodio por secundario que parezca, un argumento para separarnos más y con ello fortalecer el gobierno presidido por Nicolás Maduro, denominador común en la generación de la crisis.

A principios del año 2019 todo parecía esperanzador, teníamos en el diputado Juan Guaidó un líder común de la oposición, escogido como tal por haber sido designado Presidente de uno de los Poderes del Estado, la Asamblea Nacional, a su vez electa directamente por votación popular. De este órgano surgió una hoja de ruta, también aceptada sin reservas por mayoría aplastante y admitida por el resto con algunas observaciones secundarias: El Estatuto para la Transición a la democracia y el restablecimiento de la Constitución Nacional.

Allí se indicaron tres pasos que debíamos cumplir juntos, ante la inminencia del inicio de un segundo mandato de presidente Maduro, esta vez irregular porque las elecciones habían sido convocadas y celebradas en forma intempestiva. Efectivamente, el primer período concluía el 10 de enero de 2019, de manera que los comicios no podían ser antes del 10 de octubre del 2018, no en mayo de ese año como se hizo, si aplicamos el principio de la continuidad de la norma constitucional, puesto si bien ni la Carta Magna de 1999 ni la de 1961 determinan lapso para la celebración del acto electoral, si la de 1953 y además la tradición en la materia, es que la escogencia del Presidente de la República y del cuerpo legislativo se hace con tres meses de anticipación a la asunción de los cargos.

Cierto que la oposición había solicitado en República Dominicana y Oslo el adelanto de las elecciones, pero el petitorio formaba parte de una agenda integral por lo que debía aceptarse o rechazarse en bloque, no de manera fraccionada. Hoy esa pauta la critíca algún sector, pero entonces estaba admitido que nada está aprobado, hasta que todo esté aprobado.

El trípode establecido y acatado por la mayoría nacional, es el cese de la usurpación; el establecimiento de un gobierno de transición y, las elecciones definitivas con las debidas garantías, lo que permitiría volver a un régimen auténticamente democrático en su origen y en su desempeño.

Sin embargo, el veinte por ciento restante de venezolanos, conformes con la legitimidad y acciones del actual gobierno, han logrado atomizar la aplastante mayoría porque nos llevan de incidencia en incidencia siempre por la tangente olvidando el proceso principal, ayudados por parte de la oposición, no sé si como cómplices o de buena fe.

Esta dispersión del grueso sector opositor no es nueva, en distintas circunstancias algunos líderes en quienes confía el pueblo llano, angustiado y sufrido han ayudado de alguna manera para fortalecer al gobierno con elementos secundarios, no digo que no sean importantes, sino que nos desvían del objetivo fundamental que es salir de la pesadilla, en la cual está sumido el país. Por supuesto, no en todos los hechos se ve de bulto la ayuda proporcionada, pero si la conducción errónea que en Derecho se traduce en culpa lata de algunos dirigentes, de efectos similares al dolo.

En abril del 2002 un golpe de Estado o vacío de poder, cada quien puede llamarlo como quiera y, en 2004 con una solicitud de revocatorio, que sólo estaba previsto genéricamente en la CN99, sin regulación legal o reglamentaria, dieron al traste con una derrota segura del chavismo en el 2006, agotado en sus primeros pininos, por incapacidad gerencial administrativa, la improvisación y corrupción desbordada con el Plan Patria 2000.

El 20 de mayo del 2004, con mayoría simple pero valiéndose de vericuetos legales, la Asamblea oficialista aprobó 23 artículos ininteligibles y kilométricos, en una cosa que llamaron Ley del Tribunal Supremo de Justicia que elevó a 32 el número de magistrados, permitiéndole al presidente Chávez el control del Tribunal Supremo de Justicia. Esta circunstancia no fue apropiadamente analizada y denunciada, a tal punto que la mayoría de ciudadanos no tuvo conocimiento pleno de las consecuencias de esta ley.

En las elecciones parlamentarias del 2005, se pregonó que deslegitimaríamos al gobierno si no participábamos en las parlamentarias de ese año, con lo cual lo habilitamos para obtener una mayoría calificada, casi unánime, que le permitió al oficialismo afianzarse mediante la sanción de leyes pseudo socialistas de todo calibre. Por cierto, estas elecciones eran dentro de los márgenes y lapsos legales, por lo que no puede compararse la renuencia a votar en los comicios impropios del 2018.

En el 2007 los jefes de la oposición, quienes se supone deben orientar al pueblo, no supieron o no quisieron conducir a buen puerto la victoria aplastante obtenida, al negar la reforma constitucional para permitir en forma indefinida la reelección presidencial.

Tampoco supieron como alinearnos en el 2009 para desaprobar una propuesta de enmienda también inconstitucional, puesto ambas son maneras de Reformar la Constitución (Título IX) y no puede, por ende, plantearse ningún cambio nuevamente en el mismo período (artículo 345 CN99).

En las postrimerías del 2015 el Parlamento con mayoría chavista pero después de electos los nuevos diputados, acortaron lapsos y violaron procedimientos para imponer nuevos magistrados sobre todo de Sala Constitucional, con lo cual pulverizaron la mayoría calificada obtenida en las Parlamentarias del mismo año y, con ello, quitaron las funciones legislativas y contraloras a la Asamblea Nacional.

Como propusieron 21 de 23 Colegios de Abogados, ese acto pudo haber sido anulado por el principio de autotutela, porque se había violado el orden público procesal administrativo. Esta misma figura es la que utiliza hoy Juan Guaidó para dejar sin efecto las comunicaciones signadas por la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional.

En el 2016 el Consejo Nacional Electoral, con el apoyo de unos jueces sin jurisdicción ni competencia, truncó el Referendo Revocatorio esta vez ya regulado apropiadamente y, en el 2017, como joya de la corona nos impusieron una Asamblea Nacional Constituyente, sin convocatoria legítima, con ilimitadas funciones violatorias a las específicas señaladas en el artículo 247 constitucional y sin duración definida.

Todos esos hechos listados a grandes zancadas con el auxilio de la memoria, sin buscar reseñas en diarios u otro medio de información lo que traduce la gravedad de los mismos, tienen en común el desconocimiento del Estado de Derecho y una inapropiada conducción.

Hoy la oposición luce más fraccionada que nunca, con el agravante que estamos a pocos días de la renovación de la Junta Directiva del Parlamento, en peligro de sucumbir no obstante ser el único Poder no controlado, al menos en apariencia, por el gobierno y estamos igualmente en las puertas de un año en cuyas postrimerías, debe ser renovada la Asamblea Nacional.

Ante las graves circunstancias actuales, donde unos diputados están cuestionados por los hechos del Cucutazo y otros por actuaciones como miembros de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, con responsabilidad y en estas horas aciagas para la patria, adopto la siguiente actitud:

1.- Como ciudadano continúo respaldando la gestión de Juan Guaidó, es muy tarde para cambiar de caballo en la tormenta que se avecina. Ello no significa que le releve de responsabilidad, porque en su momento debe rendir cuentas conforme a la Constitución.

2.- Voy a sufragar en las elecciones parlamentarias del 2019. Este año los comicios son tempestivos y establecidos en la ley suprema.

3.- Espero las pruebas sobre la participación de los diputados en el cucutazo y la Comisión contralora, quienes no podrán dar la espalda a la designación de un Presidente opositor en la próxima Junta Directiva del Parlamento, porque ellos forman parte del liderazgo por el sólo hecho de haberse postulado como diputados.

4.- Si estos diputados resultan responsables de los actos que se les imputa, la mayoría parlamentaria debe autorizar e iniciar el procedimiento jurisdiccional previsto en el artículo 200 CN99. Ya veremos la conducta de los magistrados del Supremo Tribunal de la República, quienes hasta ahora han sido muy diligentes en sancionar diputados allanándoles su inmunidad.

5.- La culpabilidad comprobada de dichos diputados implica, que son cómplices de los empresarios encargados de la provisión de los CLAP, por lo que no puede salir inmune el gobierno nacional puesto ese programa es oficial y por tanto, tiene la responsabilidad de vigilancia y control sobre los mismos.

6.- Hago un llamado a la oposición para impedir que la minoría siga imponiéndose sobre la mayoría, lo que se deberá determinar electoralmente.

Feliz Navidad. Dios bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

@jesusajimenezp

04/12/2019.

El diálogo…..otra vez

Jesús A. Jiménez Peraza

Durante la presente semana estuvo nuevamente sobre el tapete de la política nacional, el tema del diálogo. Por supuesto, estoy plenamente de acuerdo con el intento, porque su antípoda es la guerra o confrontación que ningún ser humano puede querer. Pero en nuestro caso concreto, algunas circunstancias deben variar para que sea fructífero. Creo que los fracasos anteriores evidencian la necesidad de atender por lo menos los siguientes aspectos: en primer lugar, las partes deben estar convencidas que es un mecanismo necesario, como en efecto es, para la consecución del fin principal de reimpulsar a Venezuela y sacarla del estado deplorable en el cual se encuentra. La mezquina motivación de cada una de las partes debe ser considerada como secundaria.

Todos los problemas, incluidos los que aparentemente son imposibles se resolver, pueden serlo a través del diálogo. En algún escrito anterior he hecho la siguiente referencia sobre un pasaje en el libro del científico Stephen Hawking (“Breve historia de mi vida”) quien recuerda como Adolph Hitler y sir Winston Churchill acordaron no bombardearse recíprocamente las ciudades de Oxford y Cambridge, en Inglaterra, ni Gotinga y Heidelberg, en Alemania, a pesar de las marcadas diferencias entre ambos líderes y lo cruento de la II Guerra Mundial, para preservar los tesoros artísticos en ambas ciudades eminentemente universitarias. No es posible entonces que los polos en los cuales está separada políticamente Venezuela, no sean capaces de acordar puntos en discordia para salvar a un país que les es común.

En segundo lugar, el árbitro y los representantes de las partes. El primero debe ser imparcial y en lo posible con entrenamiento suficiente para moderar, con posibilidades de éxito, en el conflicto. El presidente Danilo Molina de República Dominicana y el expresidente español José Luís Rodríguez Zapatero, no parecen generar confianza en una de las partes y ello dificulta un feliz resultado. En el mundo y en el país, existen centros especializados en conciliación y arbitraje, que manejan métodos y técnicas apropiadas, a los cuales pudiéramos recurrir.

En cuanto a los mandatarios o representantes de las partes, es decir, del gobierno y la oposición venezolanos, tengo la impresión que están agotadas sus aportaciones. El Dr. Jorge Rodríguez señaló por televisión que “he asistido a más de cien reuniones relacionadas con el diálogo”, significa entonces que tiene pocas posibilidades de conseguir un acuerdo porque sus argumentos ya son repetitivos e improductivos, por razones elementales de desgaste. En cuanto a los voceros de la Mesa de la Unidad, aunque no cuestiono su legitimidad como representantes del sector opositor, me parece que también están agotados por sus constantes intervenciones en ese sentido y propician que el gobierno se limite a cuestionar sus actuaciones personales en otros escenarios, lo que desmejora las posibilidades de coronar acuerdos. Incluso a algunos les oí decir que se reunirán con el presidente dominicano, no con los representantes del gobierno venezolano lo que implica que no tienen mayor interés en dialogar, faltando la condición básica que señalé en primer término. Quizás pudiera probarse con otros personajes representativos de una oposición ampliada.

En tercer lugar, la agenda. El gobierno aparentemente busca reconocimiento internacional como país democrático y el cumplimiento de su período, mientras la oposición pretende acortarlo, el desmontaje de la Asamblea Nacional Constituyente y la libertad de los presos políticos. Todos estos ítems son en extremo importantes como objeto de la conciliación, pero debe anteponerse la satisfacción de las necesidades primarias de provisión de alimentación y medicamentos para la población. El abastecimiento de productos básicos ha de ser la prioridad y, en la sobremesa, se desarrollan los demás temas. Esto es elemental, seguro estoy que un acuerdo de partes en este sentido facilitaría la creación de canales internos y externos para traer alimentos y medicinas, que obviamente aligeran la pesada carga que soporta en la actualidad el pueblo venezolano. Dios proteja a Venezuela!

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@jesusajimenezp

16/09/2017