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Eduardo Fernández

Una política nueva

Eduardo Fernández

El Movimiento Social Independiente Unión y Progreso propone una política nueva y distinta. La política tradicional ha fracasado en los últimos veinte años. La del gobierno no ha podido ser más desacertada. El daño causado al país por la política del gobierno de Chávez y de Maduro ha sido inconmensurable.

La política de la oposición también ha fracasado. La tarea fundamental de la oposición en estos veinte años era la de construir una Alternativa Democrática para ofrecerle al país un nuevo gobierno. También la política opositora ha fracasado. El fracaso de la política del gobierno explica que Maduro y sus amigos tengan 80% de rechazo en las encuestas. El fracaso de la política de los partidos de oposición explica que ellos también tengan un enorme rechazo en las encuestas de opinión pública.

Venezuela está esperando una política nueva, distinta y superior. Los venezolanos no estamos contentos con los que han hecho nuestros políticos, ni los del gobierno, ni los de la oposición.

Una política diferente es una que no cultive el odio ni la división. Que no se distraiga en una confrontación permanente y en una polarización infecunda. Una política nueva coloca la prioridad en la gente, en las personas, en el sufrimiento de la población, en la búsqueda de soluciones para los problemas del país.

La política nueva apuesta por la ruta electoral, no promueve la violencia. Rechaza la tentación de las soluciones de fuerza: ni golpes de estado vernáculos, ni invasiones extranjeras. Ninguna de esas opciones es factible y, además, ninguna de las dos es deseable. Tampoco está de acuerdo la nueva política con apoyar sanciones que afectan la calidad de la vida de los venezolanos ya suficientemente degradada por los errores de las políticas del gobierno.

La política nueva convoca a la unidad de todos los ciudadanos alrededor de una propuesta programática que responda a las necesidades de los venezolanos. Lo que necesita Venezuela no es más odio y más división. Lo que queremos es procurar los consensos que permitan recuperar la democracia y el estado de derecho, reactivar la economía, generar empleos y oportunidades para todos, resolver el problema de la pobreza, recuperar los servicios públicos fundamentales y acabar con la corrupción. En una palabra: vivir mejor.

Seguiremos conversando.

@EFernandezVE
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El cambio cultural

Eduardo Fernández

El cambio que proponemos para Venezuela es un cambio hacia adelante. No se trata de regresar al pasado; se trata de avanzar hacia un futuro de progreso y de bienestar para todas las familias venezolanas.

Desde el punto de vista cultural hay tres cambios fundamentales:

1.- De la cultura de la confrontación y del pleito inútil, a la cultura del diálogo cívico, del entendimiento fecundo y de la búsqueda de consensos para resolver los problemas del país.

2.- De la cultura del rentismo petrolero y del gigantismo estatal, a una cultura del trabajo útil, de la producción, de la productividad y del ahorro. No es posible ni aconsejable regresar al modelo del rentismo petrolero. Gracias a la renta petrolera y al enorme ingreso fiscal del que pudieron disponer nuestros gobiernos, Venezuela se convirtió en una nación sostenida por el estado, por la renta fiscal.

La Venezuela del futuro debe ser un país en el que los ciudadanos, con su esfuerzo, con su capacidad para producir bienes y servicios, con su productividad, generen unos ingresos que permitan pagar impuestos razonables para financiar el gasto público. No es el Estado el que debe mantener a los ciudadanos. Son los ciudadanos los que deben mantener al estado.

Este cambio representará mucho en la relación entre los ciudadanos y el Estado. Ya no será el imperio del abuso de la autoridad, del atropello y de la arbitrariedad, sino un estado moderno en donde quede perfectamente claro que el estado existe para servir a los ciudadanos y no al revés.

3.- Por último, el otro cambio cultural que promovemos es el de avanzar de la cultura de la corrupción a la cultura de la rectitud, de la responsabilidad ciudadana, del cuidado de los bienes públicos. En Venezuela siempre hemos tenido corrupción. En los últimos años, sin embargo, la corrupción ha llegado a niveles escandalosos e intolerables. El modelo rentista petrolero vino acompañado de una inmensa cantidad de corrupción, de despilfarro de recursos, de gastos innecesarios y de abandono de las verdaderas prioridades para la gente y para la comunidad.

La cultura de la rectitud supone un gran esfuerzo educativo por parte de toda la comunidad, no solo el estado y las escuelas públicas. Deben incorporarse también las familias, los gremios profesionales, los sindicatos, las universidades, el sistema educativo en general y, sobre todo, los medios de comunicación social. Una democracia moderna, sin corrupción, con respeto a los derechos humanos, con justicia social y con valores y principios es nuestro ideal.

Seguiremos conversando.

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El cambio social

Eduardo Fernández

Los dos últimos artículos los he dedicado al cambio político institucional y al cambio económico. Hoy debo abordar al cambio social.

Razones evidentes me obligan a referirme antes a la terrible situación que está enfrentando la humanidad con la crisis que se presenta por la invasión de Rusia a Ucrania. Allí se están confrontando dos imperios que disponen de armas atómicas. Armas que tienen el potencial suficiente para acabar con la especie humana.

Hago mías las palabras de Su Santidad el Papa Francisco que nos pide a todos orar por la paz. Rechazamos la guerra. Ningún motivo puede justificar la apelación a las armas. Nada justifica la guerra. Mucho menos, entre potencias que disponen de armas nucleares que pueden acabar con todo vestigio de vida humana sobre el planeta.

Apostamos por el diálogo, por la diplomacia y por la solución pacífica de los conflictos. Ojalá los líderes de las potencias en conflicto escuchen la voz y los consejos del Papa Francisco.

En cuanto a nosotros, el tema del cambio social tiene que ver con el incremento alarmante de la pobreza y de la pobreza extrema en nuestro país. Nunca habíamos tenido tantas familias venezolanas viviendo con ingresos inferiores al nivel de pobreza. Nunca los pobres habían sido tan pobres. Víctimas de la pobreza, de la desesperanza, millones de compatriotas han abandonado al país en busca de mejores horizontes.

Resolver el problema de la pobreza, de la marginalidad, de la miseria, es una prioridad nacional. Prioridad impuesta por razones éticas y morales, en primer lugar. No es justo que tanta gente esté sufriendo los rigores de la pobreza y las consecuencias de las políticas equivocadas, en un país dotado de tantos recursos y de tantas posibilidades.

Además de las exigencias de la justicia social, resolver el problema de la pobreza y de la desigualdad responde a una racionalidad económica y a una racionalidad política. La recuperación económica de Venezuela supone la existencia de un vigoroso mercado consumidor.

Convertir a los pobres en consumidores es una exigencia de la economía nacional. Desde el punto de vista político, no puede haber una democracia sólida en un país con una minoría opulenta y una mayoría depauperada.

El cambio social que proponemos combina dos elementos: Inversiones que generen empleo y educación que capacite a los jóvenes venezolanos para asumir los nuevos empleos que se van a generar con la presencia de las nuevas y cuantiosas inversiones que requerimos. Empleos modernos, productivos, estables y bien remunerados.

Los pobres saldrán de la pobreza con la dignidad que supone un trabajo bien remunerado.

Seguiremos conversando.

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