Guillermo D. Olmo
Irán y Venezuela | Megasis, el inusual supermercado que el país del Golfo Pérsico abrió en Caracas (y qué dice de las tensiones con Estados Unidos)
Quienes se acercaron buscaban las mejores ofertas.
No es habitual encontrar sirope de dátil ni mermelada de zanahoria en los supermercados de Venezuela. Pero este es un supermercado poco habitual en el país caribeño.
Se llama Megasis y es iraní.
El local que abrió sus puertas este miércoles en una de las colinas de Caracas, es parte de un conglomerado que posee 700 supermercados en Irán.
En su inauguración, el empresario iraní Issa Rezaie, identificado como viceministro de Industria iraní por la televisión estatal venezolana y cabeza visible del conglomerado Megasis, aseguró: "Nuestro objetivo principal es comercial".
Aunque hay quien ve intereses más oscuros.
El diario estadounidense The Wall Street Journal publicó recientemente que Rezaie lleva tiempo dirigiendo empresas propiedad de la Guardia Revolucionaria Iraní, un cuerpo militar al que Estados Unidos cataloga como organización terrorista.
BBC Mundo solicitó hablar con un responsable de la empresa pero empleados del establecimiento remitieron a la embajada iraní en Caracas. La embajada no respondió a la petición.
Aunque para los habitantes de Caracas que poco a poco se van acercando a conocerlo no es más que un lugar en el que abastecerse, el nuevo supermercado de la capital venezolana es un reflejo más del pulso que Venezuela e Irán libran contra Estados Unidos.
El supermercado se ubica junto al barrio de Petare.
Washington acusa a Teherán de apoyar el terrorismo y desestabilizar la región de Oriente Próximo, y al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de ocupar el poder de manera ilegítima.
El subsecretario interino de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Michael Hozak, dijo que el supermercado es un ejemplo de la alianza entre dos estados "parias" y se mostró escéptico respecto a la posibilidad de que Caracas "obtenga mucho beneficio de Irán".
Sometidos a sanciones estadounidenses que perjudican a sus economías, ambos países han estrechado sus lazos en los últimos meses.
Cómo es el supermercado
El nuevo establecimiento comercial ocupa una enorme nave en la zona de Terrazas del Ávila, rodeada por la popular barriada de Petare.
Antes perteneció a Éxito, una cadena franco-colombiana expropiada en 2010 por orden del presidente Hugo Chávez. Más tarde albergó uno de los puntos de venta vinculados al programa de distribución de alimentos subsidiados del gobierno venezolano conocido como CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción).
Como otras muchas tiendas CLAP, cerró. Hasta que llegó Megasis, y abrió en medio de un notable apoyo del gobierno venezolano y de sus medios de comunicación.
Por sus inmensos pasillos, el personal venezolano sigue las instrucciones que les dan sus superiores iraníes.
En Venezuela, país que sufre desde hace años una grave crisis económica, la apertura grandes negocios se ha vuelto inusual.
"Vinimos por curiosidad", comentó Yaira Rodríguez, vecina de la zona, que no quiso perderse el primer día del nuevo supermercado.
En él, llaman la atención los productos importados iraníes, como el champú de ajo, la crema de canela con dátiles o incluso cuadernos de notas para escribir de derecha a izquierda, como se hace en persa. Pero también pueden encontrarse los artículos típicos venezolanos, como la harina de maíz precocida con la que se elaboran las populares arepas.
Los símbolos nacionales de Irán están muy presentes. Un cartel con las banderas de Irán y Venezuela preside el establecimiento.
Reflejo de la importancia del nuevo negocio para Teherán fue la presencia de su embajador en Caracas, Hojjatola Soltani, en la inauguración.
"Irán, igual que cualquier otro país en el mundo, tiene pleno derecho a aprovechar el libre comercio", dijo, refiriéndose a las sanciones de Estados Unidos.
Pero los pocos clientes que se han acercado en este jueves de cuarentena, dicen haberlo hecho más interesados por posibles ofertas y descuentos que por conocer la cultura o la gastronomía persas.
"Está bien surtido, pero los precios son los mismos que en otros lugares", le dijo a BBC Mundo Milenis Lugo.
Ella es una de los muchos que tienen que estirar su sueldo para alimentar a su familia en un país golpeado por la crisis y la hiperinflación, y ahora también por el coronavirus.
Venezuela-Irán, una alianza en ciernes.
Pese a su lejanía geográfica, Caracas y Teherán mantienen buenas relaciones desde los tiempos de Hugo Chávez.
En los últimos meses, los vínculos se han estrechado.
Los apuros económicos del gobierno de Nicolás Maduro, agravados por el efecto de las sanciones estadounidenses, le han llevado a intensificar sus tratos con Irán, también sancionado y, por tanto, menos temeroso del impacto de unas medidas con las que lleva años lidiando.
La colaboración iraní resultó clave para superar el reciente agravamiento de la escasez de gasolina en Venezuela y solo tras la llegada el pasado mayo de cinco buques cargados con combustible procedentes de Irán los venezolanos pudieron volver a repostar con cierta normalidad.
El negocio está aún en sus primeros días de actividad.
En los últimos meses, Teherán ha enviado también técnicos y material para ayudar a Venezuela a reactivar sus refinerías, castigadas por años de mala gestión, y con ellas su capacidad para producir gasolina.
Irán ha tenido hasta ahora un importante pero oscuro papel en los planes de distribución de alimentos del gobierno venezolano.
El hombre de negocios colombiano, Alex Saab, fue detenido en Cabo Verde, según autoridades estadounidenses cuando regresaba de Irán.
Saab, al que el gobierno venezolano reconoció como su representante, ha sido señalado por presunta corrupción en el manejo de los CLAP y se le tiene por uno de los empresarios más cercanos a Maduro.
El pasado junio, la embajada iraní informó que un nuevo buque se dirige a Venezuela, esta vez con alimentos destinados al supermercado recién abierto.
En Venezuela, un país en el que, según la ONU, un tercio de la población vive en situación de inseguridad alimentaria, los alimentos a precios asequibles son una necesidad crítica para muchos.
Por ahora, no parece que el supermercado iraní vaya a cubrirla.
La peluquera Mairena Gómez lo expresó tras su primera visita al establecimiento: "Hay comida, lo que no hay es dinero para pagarla".
(@BBCgolmo)
Corresponsal de BBC News Mundo en Venezuela
31 julio 2020
Crisis en Venezuela: los reyes del "farmeo", los jóvenes que se ganan la vida jugando a los videojuegos
Para algunos empezó como un trabajo temporal, pero ya llevan años jugando.
"Al principio lo tomé como un trabajo temporal, pero pronto me di cuenta de que ganaba más dinPara algunos empezó como un trabajo temporal, pero ya llevan años jugando. "Al principio lo tomé como un trabajo temporal, pero pronto me di cuenta de que ganaba más dinero que en otros".ero que en otros".
Es lo que le pasó a Roberto (nombre ficticio), cuando comenzó a jugar a los videojuegos para ganar dinero.
Lo llaman el "farmeo", jugar en línea para conseguir puntos y créditos en el videojuego que luego se venden a cambio de dinero en el mundo real.
El término viene del inglés "farming" (cultivar), palabra que se utiliza en el mundo de los videojuegos para referirse a esta práctica.
En Venezuela, sumida en una grave crisis económica y donde, según Naciones Unidas, casi un tercio de la población vive en situación de inseguridad alimentaria, hay jóvenes que han encontrado en esto una alternativa a sus malas perspectivas laborales.
En qué consiste el "farmeo"
El "farmeo" se realiza en juegos multijugador en línea como World of Warcraft, Tibia o RuneScape, que en algunos casos han llegado a superar los 10 millones de contendientes registrados en todo el mundo.
Son adaptaciones de los tradicionales juegos de rol, en los que los jugadores deben obtener objetos de valor, dinero, poder, o sencillamente, puntuación para avanzar.
El "farmeo" consiste básicamente en acumular esos ítems de valor en el mundo virtual del juego.
Como hacerlo puede resultar aburrido para algunos y lleva tiempo, hay quien prefiere comprarlos directamente, pagando por ello dinero real.
Hay incluso individuos y empresas especializadas que se dedican a intermediar en estas transacciones, que permiten a los más perezosos saltarse las primeras fases del juego, más monótonas y rutinarias, y acceder directamente a un nivel superior.
Luis Matheus, un joven de 24 años de Maracay, es uno de los jóvenes venezolanos que se dedican a vender el oro que acumulan jugando horas y horas, en su caso, a RuneScape.
"En Venezuela, la moneda se ha devaluado tanto que el oro del juego tiene más valor que el bolívar", indica.
Antes que un trabajo con un sueldo en bolívares, Luis Matheus prefiere dedicarse a jugar y que le paguen en dólares por Paypal o en efectivo el oro que recolecta.
Cuánto se puede ganar "farmeando" en Venezuela
Los jugadores explican que el rendimiento económico que se pueda obtener del "farmeo" depende del tiempo que uno le dedique y de su habilidad.
Matheus dice que jugando unas cuatro horas diarias gana unos US$40 mensuales.
Roberto, en cambio, pasa más horas frente a la pantalla en su casa de Mérida y suele cerrar el mes con unos US$120 de ganancia.
En la Venezuela actual, no en muchos empleos ofrecen salarios así en dólares, especialmente lejos de Caracas, la capital. "En mi zona, en todos los trabajos pagan como mucho US$50".
Jorseeph Rondón está a punto de comenzar a estudiar Matemáticas en la universidad, pero, como en su país los sueldos son "tan bajos", está intentando darle un empujón a su carrera de jugador profesional.
Ha creado una cuenta en Twitch, una plataforma de Amazon en la que los usuarios retransmiten en directo sus partidas de videojuegos. "Si ganas suscriptores a tu cuenta también puedes conseguir ingresos", le dijo Rondón a BBC Mundo.
Su sueño es acumular seguidores y que algún día lo contrate alguna de las empresas líderes en la organización de competiciones de videojuegos en línea, como la británica Faceit o la brasileña Gamers Club. Eso multiplicaría sus ingresos.
¿Hasta cuándo "farmear"?
Luis Matheus trabajaba antes como traductor de inglés e italiano, pero la empresa que lo empleaba fue absorbida por otra y se quedó sin trabajo.
"No es fácil encontrar un trabajo de mi nivel", afirma, y no quiere estar encadenado a un horario en un empleo en el que, según dice, le pagarían lo mismo que por jugar.
"Ahora no tengo un jefe encima ni un horario, y tengo flexibilidad para atender asuntos familiares", cuenta.
Roberto dice que a veces divide la pantalla y repasa sus apuntes de la universidad mientras juega. "Puedes hacer otras cosas mientras avanzas en el juego", indica.
Y Diego (nombre ficticio) cuenta entre las ventajas que las partidas en línea le han permitido hacer amistades de todas partes de mundo.
"Ahora tengo un amigo en México y me ha dicho que, si alguna vez decido dejar Venezuela, puedo irme allí con él".
Se convertiría en uno más de los más de cuatro millones, muchos jóvenes, que se estima que se han marchado en los últimos años.
Pero "farmear" no solo tiene ventajas, dicen quienes lo hacen.
Los jugadores venezolanos sufren las consecuencias de los fallos de electricidad y en las líneas telefónicas habituales en su país.
"A veces se cae la conexión y algún otro jugador me mata sin que yo pueda hacer nada, por lo que pierdo todo lo que había ganado durante horas", lamenta Crozz Zambrano, como le gusta identificarse en las partidas.
Zambrano empezó a jugar con 14 años. Ahora tiene 19 y se ha dado cuenta de algunas cosas, dice.
"Jugar hace que salgas menos y tengas menos vida social. En cierto modo, quienes jugamos, acabamos convirtiéndonos en bichos raros".
Luis Matheus dice: "Muchas veces me planteo hasta cuándo jugaré".
Roberto ve "triste" la situación actual venezolana, que ha dejado a los de su generación con pocas alternativas laborales.
"Siempre pensé que Venezuela podría ser rica como los Emiratos Árabes, pero para eso hará falta que todos nos esforcemos", dice.
Mientras tanto, sigue jugando a los videojuegos.
@BBCgolmo
2de marzo de 2020
Venezuela: de dónde salen los dólares que circulan en el país (y por qué se cree que ya hay más que bolívares)
Cada vez más dólares, cada vez menos bolívares.
Es la tónica a la que se van acostumbrando en Venezuela, un país sumido en una grave crisis económica desde que Nicolás Maduro llegó al poder y del que, en los últimos años, se han marchado más de 4 millones de personas en busca de una vida mejor.
Después de años de restricciones a la divisa estadounidense, el gobierno venezolano la tolera ahora como alternativa a la imparable pérdida de valor del bolívar, la moneda oficial de la República, y Maduro se mostró a favor de su uso como "válvula de escape" frente a la "guerra económica" que, según él, sufre su país.
En un giro de su línea económica nunca explicitado por las autoridades, pero detectado por los expertos y los muchos habitantes del país que a diario cambian divisas en el mercado paralelo, el gobierno lleva tiempo aplicando una política de fuerte contención de los bolívares en circulación que persigue frenar la hiperinflación y la cotización del dólar.
Eso ha acelerado la rápida dolarización que vive el país. Según un informe de la firma de análisis Ecoanalítica, el dólar copa ya más de un 53% del valor total de las transacciones que se realizan en Venezuela.
Pero, paradójicamente, la economía venezolana vive bajo las sanciones de Estados Unidos, que buscan ahogar las vías de financiación del gobierno de Maduro, al que consideran ilegítimo, y su acceso a la divisa.
¿Cómo entonces llegan los billetes verdes a Venezuela? ¿De dónde proceden los que manejan esa minoría de privilegiados que vive en dólares y no con el devaluado bolívar?
Tratamos de responder esas preguntas con ayuda de los expertos.
Cuántos dólares hay en Venezuela
En un país en el que las autoridades llevan años sin difundir datos fiables sobre la mayoría de aspectos de la economía y la vida social, esa es una pregunta casi imposible de responder.
Venezuela se sitúa en el puesto 168 de un total de 180 países en la clasificación mundial que elabora Transparencia Internacional. La falta de datos hará que sea en 2020 uno de los pocos estados para los que el Fondo Monetario Internacional no elaborará previsiones.
El economista Guillermo Arcay, de Econalítica, asegura que "es imposible saber cuántos dólares circulan por Venezuela y, además, seguramente es una cantidad dinámica".
No obstante, indica Arcay, "es probable que sea ya superior a la de bolívares, cuyo valor total se estima alrededor de 700 u 800 millones de dólares".
Ahorros en dólares en el exterior
Henkel García, de la consultora Econométrica, explica que "gran parte de los dólares que circulan son los que muchos venezolanos llevan años ahorrando en el exterior".
Las sucesivas conversiones monetarias no sirvieron para mantener el valor del bolívar.
El bolívar es desde hace tiempo una moneda muy inestable y la inflación que ha aquejado a Venezuela durante años la despojó de su condición de reserva de valor y llevó a que todo el que pudiera permitírselo ahorrara en dólares, como sucedió en la Argentina de la época del "corralito" y otros países sometidos a procesos inflacionarios severos.
De ahí que muchos venezolanos tengan cuentas en bancos de Estados Unidos, pese a que algunos están viendo cómo se las cancelan por el temor de las entidades a verse afectadas por las sanciones estadounidenses.
Esto explica la popularidad de medios de pago electrónicos como Zelle, un sistema gratuito que permite transferir con el celular fondos entre cuentas en Estados Unidos y que en Venezuela se utiliza con frecuencia para pagar cosas tan cotidianas como un café o una arepa.
Según Arcay, "esto es una anomalía que hace que, en realidad, gran parte del dinero que mueve la economía de Venezuela circule solo por el sistema financiero estadounidense".
Otra práctica habitual es la de adquirir dólares en efectivo a cambio de dólares que se transfieren a cuentas en el exterior.
Los venezolanos que tienen cuentas fuera del país muchas veces traen dólares de sus visitas al extranjero. Es otra de las fuentes de entrada de la divisa estadounidense en una economía que, pese a los últimos movimientos liberalizadores del gobierno, sigue llena de trabas.
3 cambios recientes en la política económica del gobierno de Venezuela (y qué impacto han tenido)
Qué hay detrás de la "prosperidad del dólar" y el aparente repunte económico de Venezuela (y cuánto puede durar)
Remesas hacia Venezuela
Según los datos de la ONU, en los últimos años se ha marchado del país más de un 10% del total de la población estimada de Venezuela.
Sin embargo, pese al tamaño de su diáspora, el país recibe muy pocas remesas en dólares. Al menos, poco de lo que se pueden considerar técnicamente remesas.
Si durante años el control de cambios lo hizo imposible, ahora se suman las sanciones, que dificultan que los venezolanos emigrados envíen dólares desde fuera a cuentas bancarias en Venezuela.
Tan solo unas pocas casas de cambio autorizadas por el gobierno pueden recibir directamente transferencias en divisa y, según dice, Luis Vicente León, de la consultora Datanálisis, "las magnitudes de remesas formales son bajas sobre el total".
En esto, como en tantas otras cosas, los venezolanos han tenido que buscar caminos alternativos.
García explica que "las remesas llegan, pero a través de gente que cambia bolívares por dólares". El mecanismo consiste en depositar dólares en una cuenta en el exterior a alguien que puede depositar el equivalente en bolívares en una cuenta bancaria de Venezuela.
De nuevo, en una economía que opera en la opacidad, resulta imposible determinar las cantidades que se están moviendo por esta vía, que se ha convertido en el circuito a través del cual muchos migrantes venezolanos ayudan a sus familiares que aún viven en el país.
Lo que sí se sabe es que, como cuenta Arcay, "eso tiene un efecto inflacionario, ya que, para evitar su pérdida de valor, la gente gasta muy rápido los bolívares".
La frontera y las actividades ilegales
Al reducir la circulación de bolívares, el Gobierno busca frenar su pérdida de valor.
El gobierno venezolano no ha impulsado ningún cambio legal que ampare el uso del dólar en el país, lo que lleva a Tamara Herrera, directora de Síntesis Financiera, a afirmar que "ahora hay una política de permisividad, pero no una auténtica liberalización".
Según los expertos, la dolarización informal que se está produciendo en Venezuela se ha convertido en terreno propicio para las actividades ilegales.
León cree que una economía en la que se manejan grandes cantidades de efectivo en dólares sin que se pueda rastrear su procedencia en el sistema financiero "es el entorno ideal para narcotraficantes y otros criminales que pueden llegar con su dinero sin levantar sospechas".
Los analistas creen que uno de los puntos desde los que se irradia dinero ilícito hacia el interior del país son sus porosas y conflictivas fronteras.
Las zonas limítrofes con Colombia, Brasil y Guyana son rutas habituales para el contrabando de gasolina, minerales preciosos y otras mercancías, según han denunciado organizaciones como el International Crisis Group, que en un informe del año pasado indicó que en los estados fronterizos de Bolívar y Amazonas "los sindicatos del crimen de Venezuela y grupos guerrilleros colombianos están creando nuevas amenazas en el sur del país".
El Estado también estaría jugando un papel, ya que estas áreas "han captado la atención de unas autoridades presionadas para compensar la caída de los ingresos petroleros y el colapso general de la economía".
El informe citó a antiguos oficiales militares y de inteligencia que aseguraron que las operaciones de venta de minerales preciosos obtenidos a través de la minería ilegal "alcanzan a la cúpula del gobierno y de las Fuerzas Armadas".
El Ministerio de Comunicación no respondió a una solicitud de comentarios de BBC Mundo.
García resume: "Se sabe que hay un gran volumen de contrabando y que eso mueve muchos dólares, pero es imposible cuantificarlo".
Dónde se guardan los dólares en Venezuela
La dolarización está haciendo que los negocios a los que les va bien acumulen grandes cantidades de efectivo en divisa.
Hasta ahora, sus opciones para ingresarlos en entidades bancarias eran limitadas, lo que se estaba convirtiendo en un problema para los empresarios y comerciantes que tenían que ingeniárselas para encontrar un lugar seguro en el que almacenar sus ganancias.
Los bancos venezolanos han empezado a adaptarse a la nueva realidad y ya han comenzado a ofrecer algunos servicios de custodia y depósito.
Son todavía muy rudimentarios y están muy lejos de los complejos productos que ofrece la banca en países con una economía normalizada, pero empiezan a convertirse en una alternativa y los expertos pronostican que poco a poco se irán sofisticando.
Arcay lo ve claro: "El dólar lo está cambiando todo y lo va a seguir haciendo".
(@BBCgolmo)
Corresponsal de BBC News Mundo en Venezuela
15 enero 2020
BBC News
Diógenes Escalante, el dirigente llamado a cambiar la historia de Venezuela que perdió la cabeza cuando estaba a punto de ser presidente
El 11 de septiembre de 1945 un avión estadounidense despegaba de Caracas con un pasajero muy especial a bordo.
Se trataba de Diógenes Escalante, respetado diplomático que durante las últimas semanas había sido considerado el favorito para convertirse en el nuevo presidente de Venezuela.
Era el elegido, el hombre del que muchos esperaban que lograra cambiar la historia de militarismo, intolerancia y atraso que, según la mayoría de historiadores, había marcado hasta entonces el devenir del país.
Pero Escalante perdió el juicio en el momento más inoportuno, cuando estaba a punto de alcanzar la presidencia con el insólito consenso de las diferentes fuerzas políticas del momento.
Su candidatura nunca llegó a formalizarse.
Aquel 11 de septiembre se marchó para no volver jamás. Como su razón.
Con él, volaron también las esperanzas para la verdadera democratización de un país, en el que según Maye Primera, periodista que lo biografió hace algunos años, "no había libertades políticas".
"Desde la Guerra de la Independencia, Venezuela había estado siempre gobernada por militares", dice Primera, que cree que Escalante encarnó "la esperanza de tener por primera vez un gobierno civil que se había iniciado tras la muerte de Juan Vicente Gómez".
Gómez, general hacendado del Táchira, una región ganadera fronteriza con Colombia, había gobernado el país de manera autoritaria desde 1908 hasta su fallecimiento en 1935.
Su estilo había marcado hasta entonces la política en el país sudamericano y asentado el predominio del Ejército en el Estado.
En su novela El pasajero de Truman, en la que recrea la vida del presidente frustrado, el escritor Francisco Suniaga lo caracteriza como "el héroe que iba a remediar los males que veníamos arrastrando desde los tiempos de la colonia".
Sin embargo, "sucumbió ante una enfermedad infame".
¿Quién era Diógenes Escalante?
El político en el que unas y otras facciones habían confiado para ocupar la jefatura del Estado tenía poco parecido con presidentes anteriores.
"Era una figura progresista, que representaba al mundo moderno y que venía a modernizar al país", asegura Suniaga en conversación con BBC Mundo.
Formado en Suiza, miembro de la reducidísima élite que en aquel tiempo podía completar estudios universitarios en Venezuela, Escalante había ocupado distintos puestos diplomáticos en Europa, entre ellos destinos en Alemania y Reino Unido.
Además había sido representante de Venezuela ante la Sociedad de Naciones, antecedente de las Naciones Unidas.
Casado con una mujer de una familia mantuana, como se conoce en Venezuela a las que tradicionalmente han dominado la política local, Escalante tenía dos hijos y era conocido por su perfil intelectual.
Cuando le propusieron lanzar su candidatura para presidir el país llevaba ya algún tiempo como embajador en Washington.
Allí había trabado amistad con Harry S. Truman, que con el tiempo se convertiría en presidente de Estados Unidos y que resultaría clave para explicar por qué Escalante terminó sus días en ese país.
¿Por qué eligieron a Escalante?
Aunque esta vez se daba por hecho que lo conseguiría, no era la primera vez que Escalante sonaba para presidente de Venezuela.
Varios autores indican que Juan Vicente Gómez ya había pensado en él para la máxima magistratura.
En 1940, cuenta Suniaga, el entonces mandatario Eleazar López Contreras quería designarlo como su sucesor, "pero los generales le impusieron un militar".
En 1945 todas las piezas del rompecabezas encajaron por fin.
El entonces presidente, el también militar Isaías Medina Angarita, propuso a Escalante como su sucesor en la jefatura del Estado, una propuesta que pronto ganó adhesiones a lo largo y ancho del convulsionado espectro político venezolano.
Medina Angarita lo conocía bien y le agrada además que Escalante era de Táchira, como él.
Al contar con el beneplácito del gubernamental Partido Democrático Venezolano, que controlaba todas las instituciones, se da por hecho que el Congreso daría luz verde a la candidatura de Escalante, que después debería ser refrendada por una votación popular.
Escalante concitaba un apoyo tan amplio por varias razones.
Suniaga asegura que, con Escalante, "Medina Angarita se aseguraba que hubiera un presidente sin poder y que él seguiría reteniéndolo todo".
Aunque en aquel entonces ya no bastaba el apoyo del Ejército.
Una nueva fuerza llamada Acción Democrática (AD), de orientación socialdemócrata, había ido ganando fuerza y ejerciendo cada vez más presión a favor de una apertura política.
Escalante también le sirvió entonces al emergente líder de AD, Rómulo Betancourt.
Según Suniaga, "para Betancourt era una buena opción de transición que en dos años desaparecería y en ese tiempo AD podría seguir creciendo".
Convencido de que esta vez sí lograría la presidencia, Escalante aceptó y viajó de Washington a Venezuela para prepararse para su cita con la historia.
No son pocos los problemas que habría de superar.
En primer lugar, después de tantos años fuera, comprobó que muchos en su país no sabían quién era.
Y también la ardua tarea que tenía por delante si quería hacer realidad sus propósitos de renovación nacional.
"Pese a las reformas parciales que había llevado a cabo López Contreras, Venezuela era tras Juan Vicente Gómez un sistema feudal; a su muerte en 1935 tenía menos escuelas que en 1875", asegura Suniaga.
Maye Primera describe la Venezuela de entonces como "un país rural y afectado por el paludismo, que aún no había entrado en la modernidad".
Según relató tiempo después Hugo Orozco, que fue mano derecha de Escalante en aquellas jornadas críticas, el futuro presidente se había propuesto romper con todos esos lastres del pasado.
"Escalante se percató de que el país no se estaba beneficiando de los ingresos del petróleo. Su gran proyecto era nacionalizar la industria petrolera e invertir sus recursos en la modernización de Venezuela", afirma Primera.
No será hasta el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979) cuando se tomara esa decisión, que, para Primera, supuso "la creación del estado moderno en Venezuela".
Escalante quiso, pero no pudo.
¿Que salió mal?
De acuerdo con el relato de Orozco y de sus biógrafos, Escalante había empezado a dar muestras de demencia tiempo antes de viajar a Venezuela para aceptar la presidencia.
Pero los acontecimientos se precipitaron entonces.
Escalante comenzó a actuar erráticamente y a echar en falta pertenencias que en realidad seguían donde él las había dejado.
Al principio, Orozco logró mantener en privado los cada vez más frecuentes desvaríos del candidato, con la esperanza de que se tratara solo de una crisis pasajera.
Pero la situación se hizo insostenible el 3 de septiembre, cuando Escalante faltó a una cita con el gobierno en pleno a la que le había convocado Medina Angarita en el palacio presidencial porque estaba convencido de que alguien le había robado sus camisas.
Orozco, que le acompañaba en su estancia en el Hotel Ávila de Caracas, comprendió desolado que Escalante había perdido la razón y no podía de ninguna manera convertirse en el nuevo presidente.
En poco tiempo, una comisión médica designada al efecto llegó a la misma conclusión y Escalante fue definitivamente descartado.
La noticia causó conmoción en el gobierno y en todo el país.
Suniaga explica que "nunca hubo un diagnóstico claro", porque "la psiquiatría entonces no existía en Venezuela".
¿Fue la presión? ¿Sufría Escalante quizá alguna enfermedad degenerativa?
Muchas enfermedades neurológicas diagnosticadas con frecuencia en la actualidad no eran habitualmente identificadas por la medicina de entonces.
Miembros de su familia llegaron a sugerir que Escalante había sido envenenado, pero Suniaga lo descarta.
"Orozco me dijo que había mostrado síntomas ya antes de regresar a Venezuela".
Sea como sea, Escalante se marchó para siempre rumbo a Estados Unidos a bordo del avión enviado por su viejo amigo Truman.
Ya en Estados Unidos, fue sometido a un tratamiento de electrochoque en un hospital militar, que, según relata Suniaga, "le hizo más mal que bien".
Poco más de un mes después, el 18 de octubre de 1945, roto el inusual consenso forjado en torno a Escalante, Venezuela sufrió un nuevo golpe de Estado, esta vez impulsado por sectores del Ejército y de Acción Democrática.
El gobierno de Medina Angarita cayó.
Toda esperanza de entendimiento y estabilidad institucional se evaporó.
Para Primera, "la locura de Escalante supuso una oportunidad perdida de que Venezuela alcanzara rápidamente la democracia".
Suniaga piensa, en cambio, que "era poco lo que Escalante hubiera podido hacer desde la presidencia. La política venezolana era y es aún hoy muy caníbal".
Escalante no volvió a aparecer públicamente y nunca regresó a su país.
Murió muchos años después, en 1964, en Miami.
Para entonces, los libros de Historia de Venezuela acumulaban más insurrecciones y gobiernos militares.
Para Suniaga es una frase que atribuye a su amigo el intelectual Gumersindo Rodríguez la que mejor la resume: "En Venezuela los que nacen para ser presidentes se vuelven locos, y los locos llegan a ser presidentes".
@BBCgolo
14 de septiembre 2019
BBC News
Crisis en Venezuela: quién es Ari Ben-Menashe, el misterioso exagente israelí contratado para convencer a Trump de una nueva solución para el país
Nacido en Teherán, pero ex colaborador de los servicios de inteligencia israelíes; proveedor de armas al Irán de los ayatolás; representante del polémico expresidente de Zimbabue, Robert Mugabe; y más recientemente de la junta militar que gobierna Sudán…
Y ahora, además, promotor en Estados Unidos de lo que presenta como una solución para resolver la enconada crisis política de Venezuela.
Es Ari Ben-Menashe, el misterioso personaje que figura como director de la firma canadiense Dickens&Madson, dedicada al cabildeo, la búsqueda de influencia en los centros del poder político, lo que en el mundo anglosajón se conoce como "lobby".
El portal estadounidense Politico publicó recientemente que Dickens&Madson fue contratada por el político Henri Falcón, quien fuera rival del presidente Nicolás Maduro en las elecciones de mayo de 2018, para convencer a los gobiernos de Estados Unidos, Rusia y otros de que lo apoyen como "candidato de compromiso" a la presidencia de Venezuela en un intento por desbloquear una situación política atascada en el pulso entre Maduro y el líder opositor Juan Guaidó.
"La firma se dispone a cabildear al poder ejecutivo y/o al legislativo del gobierno de Estados Unidos y sus agencias en apoyo a los esfuerzos del partido político Avanzada Progresista para elegir a Henri Falcón como presidente de Venezuela", afirma el documento presentado al Departamento de Justicia estadounidense, que también especifica que el valor del contrato asciende a US$200.000.
Henri Falcón asegura que lo que ha hecho su partido es "contratar de manera legal unos servicios profesionales".
Aunque al poco de trascender la noticia, Francisco Rodríguez, un economista venezolano afincado en Estados Unidos que asesora a Falcón, dijo que la inclusión de esa aspiración presidencial en los documentos se debió a un "error administrativo".
El nuevo redactado de los documentos afirma que se trata de "buscar una solución pacífica a la crisis política, humanitaria y económica de Venezuela".
Falcón le dijo a BBC Mundo que lo único que había hecho su partido era "contratar de manera legal unos servicios profesionales y de representación en el exterior, igual que hacen otras muchas formaciones políticas venezolanas".
BBC Mundo no pudo contactar con Ben-Menashe.
Pero, ¿quién es exactamente este judío iraquí nacido en Irán hace 68 años? ¿Y por qué Falcón y su partido creen que puede influir en los gobiernos más poderosos del mundo en un asunto tan crucial como la situación en Venezuela?
Los años de Israel
Ben-Menashe es un viejo conocido en el mundo de la inteligencia global.
Cuando en 2012 Wikileaks comenzó a publicar los correos que le habían filtrado de la compañía de inteligencia estadounidense Stratfor, era mencionado en algunos de ellos.
En uno, un periodista israelí le advertía al jefe de seguridad de la firma de que Ben-Menashe es "un estafador" y le aconsejaba: "Manténgase alejado de él".
Donde Ben-Menashe tiene más fama es en los círculos dedicados a la seguridad en Israel.
En 1977 comenzó a trabajar en AMAN, la agencia de inteligencia militar israelí, donde, según contó años después, su carrera se vio favorecida por su dominio de los idiomas inglés, árabe y persa.
Cuando en 1979, la Revolución de los Ayatolás triunfó en Irán, su pasado iraní se reveló especialmente útil a ojos de sus mandos.
Según su propio relato, fue como agente Israelí que se vio envuelto en el caso conocido como Irán-Contra, un escándalo que salpicó a varios altos funcionarios del gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos por vender armas a Irán pese al embargo que en ese momento pesaba sobre el país islámico.
También salpicó a Ben Menashe, que en 1989 fue arrestado en Estados Unidos acusado de intentar vender tres aviones de transporte a los iraníes.
Ya en libertad y enfrentado a los que habían sido sus anteriores empleadores israelíes, comenzó a hacer revelaciones explosivas.
Dijo haber sido en 1980 uno de los asistentes a las negociaciones secretas para posponer la liberación de los rehenes estadounidenses entonces en poder del gobierno iraní.
Ben-Menashe dijo que miembros del Partido Republicano, entre ellos George Bush padre, se reunieron en secreto con dirigentes del gobierno iraní para que los rehenes no fueran liberados antes de las elecciones, lo que habría favorecido las aspiraciones de reelección del entonces presidente Jimmy Carter frente a las del candidato republicano, Reagan.
Una comisión de investigación de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que lo interrogó largamente concluyó que el relato de Ben-Menashe era "total invención".
Sea como sea, Ben-Menashe dio su versión de la historia y de lo que vivió en sus años como agente secreto con la publicación en 1992 de su libro "Profits of War: Inside the secret U.S-Israeli Arms Network", ("Los beneficios de la guerra: dentro de la red secreta de armas de EE.UU. e Israel", en español).
A la sombra de Mugabe
En 2002 el antiguo agente secreto volvió a los titulares envuelto en un turbio episodio en plena campaña electoral en Zimbabue.
Morgan Tsvangirai, líder de la oposición, fue acusado de intentar asesinar al presidente del país, Robert Mugabe, y juzgado por traición poco antes de unas elecciones en las que las encuestas lo situaban con ventaja.
La prueba de cargo contra Tsvangirai fue la grabación de una reunión con Ben-Menashe en la que se habló de "eliminar" a Mugabe, quien había contratado al ex agente israelí, que para entonces ya se había instalado en Canadá y montado allí su firma de cabildeo.
Tsvangirai dijo haber sido víctima de un montaje con fines políticos y resultó finalmente absuelto.
Pese a que Mugabe es una figura controvertida y se le ha acusado de violaciones a los derechos humanos y crímenes contra la humanidad, Ben-Menashe dijo en una reciente entrevista al programa Newshour de la BBC que se sentía "orgulloso" de haberlo representado.
Con la junta de Sudán
Antes de que se lo relacionara con Venezuela, Ben-Menashe se vio envuelto en otros asuntos polémicos en África.
Al cabildero lo contrató Jalifa Hafter, el controvertido militar que comanda el autodenominado Ejército Nacional de Libia y que en la pasada primavera lanzó una ofensiva contra la capital del país y el precario gobierno de unidad nacional allí instalado con apoyo de Naciones Unidas.
La junta militar que gobierna Sudán desde la caída del presidente Omar al-Bashir el pasado abril también recurrió a sus servicios para lograr una cobertura periodística favorable y reconocimiento de los gobiernos de los países occidentales.
Ben-Menashe ha confirmado que la junta le pagará US$6 millones, entre otras cosas, por conseguirles a sus miembros una reunión con el presidente estadounidense, Donald Trump.
Una cantidad considerada escandalosa por muchos, dada la situación del país y las acusaciones de reprimir violentamente a manifestantes pacíficos que pesan sobre los militares sudaneses.
"Ellos quieren que se establezca un nuevo gobierno encabezado por un economista de prestigio que ponga orden en la economía", dijo recientemente Ben-Menashe, que señaló que su colaboración obedece al deseo de los uniformados de "explicar lo que están haciendo y cuáles son sus objetivos".
¿Por qué ahora Falcón?
Muchos en la oposición venezolana criticaron a Falcón por participar en las elecciones de 2018.
Mientras que la mayoría de los opositores a Maduro decidieron no tomar parte en unos comicios que consideraban injustos, Falcón sí concurrió, lo que muchos detractores de Maduro interpretaron como una manera de legitimar la "farsa electoral".
A partir del no reconocimiento de esas elecciones la oposición considera que Maduro es un "usurpador" y por eso Guaidó es el "presidente encargado" en virtud de su puesto como presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento).
La defensa frente a las acusaciones de Falcón, que fue chavista, opositor y ahora se presenta a sí mismo como una tercera vía, estaba implícita en el que fue su lema de campaña: "Si votamos, ganamos".
Ahora que el gobierno y los delegados de Guaidó negocian bajo la mediación de Noruega un arreglo que podría pasar por la celebración de unas nuevas elecciones, Falcón parece haber retomado la iniciativa.
La contratación de Ben-Menashe para mejorar su influencia y reputación en Washington no ha sido su único movimiento después de muchos meses sin apenas actividad pública.
Hace unos días presentó en Caracas su programa "petróleo por alimentos", por el que Venezuela recibiría la ayuda humanitaria que necesita a cambio de crudo y podría así reducir el impacto sobre la población de las sanciones de Estados Unidos.
Cuando BBC Mundo le preguntó si le gustaría volver a ser el candidato en unas próximas elecciones, contestó: "No se trata de una cuestión personal, sino de devolverle la gobernabilidad al país".
Y para eso ha contratado al polémico Ben Menashe.
@BBCgolmo
30 julio 2019
BBC News