Las dos Venezuelas, la de mi papá y la mía, se acabaron, no existen más. Esta estremecedora aseveración es de Alberto Rial en su libro Amaneció temprano: Historias de dos Venezuelas.
Tenemos que pasar la página para evolucionar hacía un país desarrollado, con drástica reducción de la pobreza y con calidad de vida para sus habitantes. Para lograrlo, hay que dejar la prédica de que antes de 1999 el balance fue positivo, que el Estado debe ser dueño de empresas y tiene que resolver todos los problemas.
Tomo prestado el título de la novela de Vargas Llosa en la que describe cómo se refleja en la vida cotidiana la corrupción, la tergiversación de la información y la ausencia de ética. En el caso de CITGO, el régimen de Maduro miente para intentar ocultar errores propios
En el pasado, cuando los desplazamientos de personas no eran masivos, su influencia en la política de los países de acogida era mínima. Hoy, es un factor que afecta el acontecer político en algunos países y es tema en época de elecciones.
El uso del poder para atropellar y la utilización de juicios amañados para hacer falsas acusaciones ha sido frecuente a través de los tiempos. Hoy traemos a colación un caso de víctima, como fue Dreyfus, uno de violaciones de los derechos humanos denunciados por Han Kang y un tercero sobre un victimario como Maduro.
En la historia de los pueblos siempre han existido falsos revolucionarios y mamarrachos, individuos ridículos, fantoches que dicen mentiras y cosas estrafalarias.
En la historia de la humanidad han sido muchos los que desde el poder planificaron la muerte de sus adversarios. En el caso de Venezuela, en el siglo XX tuvimos dictaduras de Juan Vicente Gómez y de Marcos Pérez Jiménez que asesinaron, encarcelaron, torturaron y exiliaron a unos pocos valientes que se atrevieron a enfrentarlos, a quienes consideraron podían poner en peligro a sus gobiernos.
Disparar apuntando con un ojo en la mira está pasado de moda. Lamentablemente, nos inclinamos por disparar desde la cintura. No lo practicamos para imitar a los famosos pistoleros Doc Holliday o a Hickok y tener más probabilidad de liquidar al enemigo, sino para adelantarnos en dar una noticia no comprobada o para interpretar determinado suceso sin disponer de toda la información.
Maduro y sus compinches están dispuestos a hundirse con tal de mantenerse unos días más en el poder. Son los kamikazes del siglo XXI. Los japoneses morían con pena, pero con cierta gloria. Quienes persisten en mantener al derrotado Maduro, morirán políticamente con él, sin pena, ni gloria
Todas las dictaduras han tenido cómplices, por acción u omisión, que les han permitido sostenerse. Desde el siglo XX a la fecha hemos tenido las de Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, cada una con sus características y complicidades.