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Opinión

​José E. Rodríguez Rojas

La FAO quedó entrampada en una política de permanente reconocimiento de los logros del régimen bolivariano, ponderando las bondades de los programas alimentarios, a pesar de sus carencias; y generando reportes y estadísticas desactualizadas, que son de precaria utilidad para la caracterización y análisis de la crisis alimentaria que atravesamos. Esto se desprende de un documento suscrito recientemente por 54 organizaciones relacionadas con el sector agroalimentario.

Conocí a José Graziano da Silva hace varios años en un congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural celebrado en Quito. Allí me enteré de que era uno de los cuadros profesionales, en el área agroalimentaria, del Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva. Posteriormente, en el 2006, ascendió a Subdirector General de la FAO y representante de la organización para América Latina, estando el movimiento bolivariano en su apogeo. Luego fue designado como Director General. Como líder de esta organización comenzó una relación con el régimen chavista que se tradujo en varios reconocimientos al régimen por su lucha contra el hambre. Las últimas fueron en los años 2013 y 2015, siendo Maduro el presidente. Uno de los reconocimientos más notables fue el de otorgarle el nombre del Chávez a uno de los programas contra el hambre de la FAO. Estas distinciones probablemente fueron sugeridas por Lula Da Silva o algunos de los aliados políticos del movimiento bolivariano.

Mientras los precios petroleros se mantuvieron en alza la posición de la FAO reflejaba una realidad, el régimen chavista al igual que el de Lula en Brasil había emprendido un conjunto de programas sociales y alimentarios que aliviaron la situación de los más vulnerables y mejoraron sustantivamente la seguridad alimentaria, entendida como el acceso de la población a los alimentos. Después del año 2014 los precios del petróleo se desplomaron y todo el andamiaje que se había construido sobre los ingresos extraordinarios del crudo colapsó. La inflación se desbordó y los indicadores de pobreza y de la población en inseguridad alimentaria se dispararon. A pesar del desastre social y alimentario que el gobierno de Maduro ha generado, la FAO ha continuado su política de enaltecer los logros del régimen.

Ello se desprende del contenido del documento elaborado por 54 organizaciones gremiales, de investigación y consultoría relacionadas con el sector agroalimentario venezolano, en el cual se señala que la FAO sigue alabando las bondades de los programas alimentarios gubernamentales, a pesar de sus carencias y sigue generando estadísticas desactualizadas que corresponden al periodo de la bonanza petrolera (Tal Cual. 2020). A los burócratas de los organismos internacionales les es difícil elaborar estadísticas o visiones que contradigan las de los gobiernos que los financian, debido a ello la burocracia de la FAO no encontró otra solución que repetir la película de la bonaza petrolera una y otra vez para complacer al régimen que le da de comer y escabullirle el bulto a generar información que permita describir el desastre social y alimentario que atravesamos.

El documento suscrito por las organizaciones señaladas comienza haciendo referencia al “informe sobre los impactos potenciales de la pandemia del Covid 19” sobre la seguridad alimentaria en América Latina, preparado por la FAO a solicitud de la Coordinación Nacional de la Presidencia Pro Tempore de México ante la CELAC; en el cual se señala de forma adecuada la crítica situación alimentaria del país, pero luego celebra la “buena práctica” del sistema de abastecimiento gubernamental comprendido en los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (ClAP). Las organizaciones alertan que destacar los CLAP como una “buena práctica” resulta paradójico pues el propio gobierno de Nicolás Maduro reconoció que hasta un 88 % de la población venezolana presenta problemas para adquirir las cajas o bolsas de comida lo que ha originado protestas por parte de los beneficiarios. El valor nutricional de estas cajas también es un tema a considerar pues contienen productos que ofrecen nutrientes desequilibrados y predominan los carbohidratos y las grasas, además de que los productos alcanzan para que una familia se alimente solo por cinco días. Destacaron también las denuncias en torno a os CLAP y el negocio corrupto que mantendrían los gobiernos de México, Colombia y Argentina con el chavismo a la hora de adquirir los productos (Tal Cual. 2020).

Muchas de las estadísticas de la FAO sobre Venezuela tienen el problema de que están desactualizadas y corresponden al periodo de la bonanza petrolera o son proyecciones de ese periodo y pasan por alto la crisis alimentaria que sobrevino después del año 2014. Es el caso del Global Nutrición Report al cual se refieren las organizaciones mencionada en su documento, el cual descansa sobre cifras que tienen 11 años de retraso. Se trata de proyecciones de revistas científicas, basadas a su vez en modelos de cálculos que utilizan cifras que no son consistentes con la situación actual del país. Las organizaciones señaladas ponen en tela de juicio también el Reporte Mundial de Crisis alimentarias 2020, ya que se basaron únicamente en el reporte de Unicef sobre la situación humanitaria del país, que no recoge información completa sobre el estado alimenticio de los niños más vulnerables sino de los infantes beneficiados por los programas, que es un número muy limitado pues se circunscribe a 100.000 niños, lo cual no es representativo de la situación nutricional de los niños más vulnerables del país (Tal Cual. 2020).

Por otro lado en el documento de las organizaciones mencionadas hacen un exhorto al gobierno y a las organizaciones internacionales a monitorear, sin opacidad, las necesidades de la población. Por lo tanto exigen que se emprendan mayores esfuerzos para comprender, actualizar y difundir la verdadera crisis alimentaria y nutricional que sufre el país (Tal Cual. 2020); ya que como es evidente con la información desactualizada aportada por los reportes y estadísticas de la FAO, es imposible tener una visión razonablemente cercana a lo que sucede actualmente.

Nota: Entre las organizaciones autoras del documento mencionado en el escrito se destacan las dedicadas a la investigación y la consultoría como el CIAAL de la ULA(Mérida), el Cendes de la UCV, la Fundación Bengoa y la Red Agroalimentaria de Venezuela.

Referencia

Tal Cual. 2020. “54 organizaciones exigen más pericia en informes sobre situación alimentaria en Venezuela”. 26 de mayo.

Profesor UCV

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Rafael Rattia

Cuando observé, -con tristeza y estupor- la fotografía de la quema de la biblioteca central de la UDO-Cumaná totalmente convertida en escombros no pude contener las lágrimas y rompí en un llanto quedo e interior pero no menos doloroso que el que cualquiera puede sentir ante una vomitiva barbarie como la que se cometió contra ese patrimonio cultural, artístico y científico-tecnológico del país.

Un libro que me marcó una huella indeleble mi insaciable espíritu de lector insobornable es: “Historia universal de la destrucción de los libros”. (De las tablillas creto-micénicas al libro electrónico) del poeta y ensayista venezolano Fernando Báez. En sus páginas leí que “ahí donde se queman libros, pronto se quemarán hombres”. No cabe un ápice de dudas; pues los libros son una extensión del hombre en toda la íntegra expresión del ser. Todo lo que puede pensarse se puede, en consecuencia, ponerse en un libro por escrito en los formatos de papel físico o de papel y tinta electrónica para solaz y beneficio espiritual de la humanidad.

El latinajo lo dice asaz bien: “verba volant escrip manent”; esto es, el verbo vuela a raudales y las palabras se las lleva el viento; mas lo escrito está y queda permanente para beneficio de las futuras generaciones de hombres y mujeres que inexorablemente vendrán en camino a recoger el testigo que portamos nosotros, simples o complejos lectores y obsecuentes o eventuales escritores.

Lo ocurrido en la biblioteca central de la Universidad de Oriente del núcleo Cumaná, no tiene otro nombre; se trata de un auténtico bibliocausto, es decir una inmensa pira hecha con libros de todos los tipos y tamaños que tratan sobre los más disímiles y extraños temas del saber humano. Muchos de ellos verdaderas joyas y reliquias bibliográficas que atesoraba la Casa más Alta del Oriente venezolano donde se ha formado grandes inteligencias científicas y profesionales de primerísima línea que han puesto el nombre de Venezuela en un privilegiado sitial de honor en el mundo.

Ejemplares únicos que no se volverían a imprimir más; libros incunables o manuscritos raros que alguna vez fueron hojeados, acariciados, leídos y fichados por docentes, investigadores y estudiantes a lo largo de su proceso formativo, hoy forman pilas de cenizas como viva expresión del odio más cerril contra el saber académico universitario.

La quema de la biblioteca central de la UDO tiene un oprobioso antecedente histórico y es la quema con alevosía y sevicia del Instituto Oceanográfico de la misma casa de estudios superiores. Ya antes de la comisión de todas atrocidades y salvajadas contra la UDO, hordas bárbaras habían incursionado en sus sagradas instalaciones y habían perpetrado desmanes y desafueros (iniquidades) en laboratorios, oficinas y baños rompiendo y desvalijando lavamanos, espejos y pocetas que luego “aparecían” como por arte de magia en las ventas del mercado secundario de los bachaqueros en Cumaná

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Jesús Elorza G.

La muerte del afroamericano George Floyd el 25 de mayo en Minneapolis, después de que el policía Derek Chauvin se arrodillara sobre su cuello durante unos minutos, ha sacudido al mundo entero, sobre todo a la sociedad estadounidense. Los deportistas a nivel mundial se solidarizan con el coro de voces que se manifiestan contra el racismo y la brutalidad policial en Estados Unidos.​

-Karem Abdul-Jabbar, el pívot que ganó seis anillos de campeón de la NBA, analizó los últimos acontecimientos en Los Angeles Times: “Tal vez la principal preocupación de la comunidad negra en este momento no sea si los manifestantes están parados a dos o cuatro metros de distancia o si algunas almas desesperadas roban algunas camisetas o incluso incendian una comisaría, sino si sus hijos, maridos y mujeres, hermanos y padres serán asesinados por policías solo por salir a caminar o conducir. O si ser negro significa refugiarse en casa por el resto de sus vidas porque el virus del racismo que infecta al país es más mortal que la covid-19”.​

-Jaylen Brown, jugador de los Celtics de Boston, viajó 15 horas en automóvil de Boston a Atlanta para encabezar una marcha pacífica de protesta. “Ser una celebridad, ser un jugador de la NBA no me excluye de ningún debate. Primero y ante todo soy un hombre negro y soy miembro de esta comunidad”​.

- El piloto inglés Lewis Hamilton (Mercedes) se mostró muy crítico con la actitud de sus compañeros en la Fórmula 1, a los que acusó de permanecer "en silencio en medio de la injusticia", en referencia a la falta de mensajes de condena tras la muerte de George Floyd en los Estados Unidos a causa de la brutalidad policial.​

"Veo a aquellos que permanecéis en silencio, algunos de vosotros sois las estrellas más grandes, pero permanecéis en silencio en medio de la injusticia. No hay una señal de nadie en mi industria que, por supuesto, es un deporte dominado por los blancos. Soy una de las únicas personas de color que está allí, pero estoy solo", escribió Hamilton la noche del domingo en su perfil de 'Instagram'.​

- Michael Jordan, el legendario jugador de los Bulls y ahora propietario de Charlotte Hornets. “Veo el dolor y la frustración de todos y me posiciono con todos los que se han levantado contra el racismo y contra la violencia contra la gente de color que está arraigada en este país. Ya hemos tenido suficiente. No tengo la respuesta, pero nuestras voces unidas nos dan fuerza ante la imposibilidad de ser divididos por los otros. No podemos dar la espalda a tanta brutalidad sin sentido. Nuestras voces unidas tienen que servir para presionar a los políticos para que cambien las leyes”.​

- Marcus Thuram, el jugador italo-francés del Borussia Moenchengladbach, celebró uno de los goles contra el Unión Berlín con una rodilla sobre el césped y la cabeza gacha. Es la misma pose que Colin Kaepernick, el célebre jugador de la NFL y activista, utilizó en un partido de los San Francisco 49ers a finales de 2016, mientras sonaba el himno de Estados Unidos, para protestar contra el racismo. ​

- El inglés Jadon Sancho, del Borussia Dortmund, mostró una camiseta con el lema “Justicia para George Floyd”.​

- En España, el Barcelona FC difundió en twitter oficial un comunicado en el que deja claro su rechazo a las conductas racistas.​

- Algunos entrenadores de la NBA se han pronunciado. Steve Kerr reaccionó cuando Donald Trump llamó matones a los participantes en las manifestantes contra la acción policial. “Esto es por lo que los racistas no deberían ser presidentes”, afirmó el entrenador de Golden State Warriors.-​

- El base de los Golden State Warriors, Stephen Curry, ha publicado la foto del policía con la rodilla en el cuello de George Floyd acompañada de un texto: "Si esta imagen no te molesta y te enfada, entonces no lo sé... George Floyd. George tiene una familia. George no merecía morir. George pidió ayuda y fue simplemente ignorado, lo que habla en voz alta y clara de que su vida negra no importaba. George fue asesinado. George no era humano para ese policía que le quitó la vida lenta y decididamente"​

- Coco Gauff, la tenista estadounidense de 16 años que devora marcas de precocidad y ya ha alcanzado dos veces los octavos de un Grand Slam, publicó un vídeo en las redes en el que aparece con la cabeza bajo una capucha negra, y mirando a la cámara se pregunta: “¿Seré yo la próxima?”. Y mientras se ven imágenes de George Floyd y otras víctimas negras de violencia, inquiere: “Uso mi voz para luchar contra el racismo. ¿Usarás la tuya para reclamar justicia?”. ​

- La estrella de la gimnasia mundial Simone Biles tuiteó una imagen con corazones rotos para subrayar que se necesita “avanzar hacia una América mejor”.​

- Frances Tiafoe , a raíz de la muerte del afroamericano Floyd, el tenista estadounidense se pronuncia en un vídeo "Basta Ya". Pero no lo hace solo. Le respaldan, manos arriba, Serena, Cori Gauff, Gael Monfils, Jo-Wilfred Tsonga, Naomi Osaka. Un total de 30 voces indignadas y hartas. La canadiense Ayan Broomfield, su pareja, también profesional, reclama: “Debemos unirnos, sin importar nuestro estatus social, género o antecedentes”. La jugadora posa con una camiseta con la inscripción equality (igualdad). ​

Y recupera una frase de Martin Luther King: “Nuestras vidas comienzan a terminar el día que guardamos silencio sobre las cosas que importan”. Luego, de forma simbólica, ambos depositan las raquetas sobre el suelo y levantan los brazos pidiendo paz, que se acabe la pesadilla que sufren históricamente los afroamericanos en los Estados Unidos. ​

Atletas, entrenadores y dirigentes, la lucha por la justicia recorre las calles del mundo y el deporte hace su presencia de manera activa y solidaria. Permanecer callados es darle paso al imperio de la injusticia, a la discriminación y a la represión. Elevemos nuestra voz de protesta.​

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Rafael Dávila Cárdenas

Desde niño oía y leía palabras que enaltecían el alma y fortalecían nuestra vida a causa de su esclarecedor significado. Nuestros maestros nos hacían repetirlas para que quedaran grabadas en la mente.

Una de ellas era patria. Para nosotros, la mayoría, ella hace alusión a lo que sería la tierra natal o adoptiva a la que un individuo se siente ligado por vínculos afectivos, culturales, históricos y otros de diversa índole.

Para, en lugar de quienes comandan el régimen imperante en nuestro país, la patria solo incluye a los que se identifican con ellos. Es por esa razón que a quienes conformamos la inmensa mayoría del país, nos denominan apátridas; es decir, personas no reconocidas como ciudadanos conforme a su legislación sin nacionalidad alguna.

Se supone que todo miembro de una patria debe poner todo su esfuerzo en que ella y quienes allí moran sean protegidos y nadie la utilice en provecho propio. Todo patriota debe velar porque su país mantenga su soberanía e impida que ni individuos de otras nacionalidades expolien sus recursos, ni nacionales se confabulen con esas personas para arrasar a su propia patria. Surge entonces la pregunta: ¿quiénes son los verdaderos patriotas?

Otra palabra era, bolivariano. Por ella se entiende como referido a Simón Bolívar, su historia, su proceder personal y político en las diversas áreas en las que le tocó actuar. Su difusión y estudio es papel de todos, siendo uno de los principales puntales la Sociedad Bolivariana, creada en 1938. Desde entonces esa institución se ha caracterizado por el estudio y difusión del pensamiento de Simón Bolívar.

Los escritos de Simón Bolívar durante la lucha por la independencia de España son muy importantes para consolidar la base intelectual del proyecto "bolivariano". Entre las fuentes más influyentes están la Carta de Jamaica, el Discurso de Angostura y el Manifiesto de Cartagena.

Ahora bien, el llamado socialismo del siglo XXI ha tratado de sostenerse apropiándose de los escritos de Simón Bolívar. Pero su origen es más bien un collage de los principios revolucionarios de Jean-Jacques Rousseau y Karl Marx, según la opinión y las interpretaciones de Hugo Chávez. El régimen actual se ampara en la tiranía cubana y en gobiernos de países extranjeros como Irán, Siria, Rusia, China y Turquía, que no se caracterizan por ser democráticos. Entonces, ¿se pueden denominar bolivarianos?

Es por estas razones que esas palabras robadas han de ser devueltas a los verdaderos patriotas venezolanos y bolivarianos.

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La comparecencia mediática del régimen durante el fin de semana 30-31 de mayo de 2020 constituye una Operación de Guerra Psicológica para influenciar favorablemente sobre la ciudadanía, empleando la mentira sistemática con medias verdades para evadir su responsabilidad en el fracaso total del Socialismo Militarista, entendido como el colapso del chavismo-madurismo. Fracasó el golpismo militarista reforzado por el cubanismo, ya que siendo un gobierno de usurpación esta maniobra parece una “huida hacia delante”, empleando el referente de Bs. 5.000 como el costo del litro de gasolina, lo cual habla que Venezuela es un país arruinado. ¡La ciudadanía democrática! y sobre todo los prohombres y el cuerpo societal no deben caer en tal trampa propia del cubanismo cubano y cruel.

Maduro, de manera teatral, maneja la variable gasolina para defender y justificarse frente al 87% de demócratas que le rechazan, por cuanto no ha dado una respuesta hoy a la gravísima situación económica que sufren los venezolanos, que están reducidos a la miseria exponencial con efectos graves en su salud, vida familiar, mental y creen que con esta maniobra conseguirán la aprobación o tolerancia de la ciudadanía. ¡Se volvió a equivocar por torpe! descabellados tiranos y ruines como gobierno, juegan a la repetición y se movilizan ofreciendo comunicacionalmente una mentira, creyendo que la masa democrática pudiera olvidar los 20 años de violaciones, suplicios y arbitrariedades que expresan la inmoralidad e incapacidad de quienes dirigen un Estado que fue democrático, que fue una República y que tenía una enorme riqueza llamada el petróleo.

La trampa y sus tramposos del gobierno, llenos de miedo y huyendo hacia delante como una contradicción que le es propia, pretenden un impacto afectivo que le sirva de salvavidas cuando ofrecen la gasolina a Bs.5.000 el litro, pero sólo para los que tienen carnet de la patria. El 87% de demócratas que entienden que el documento de identificación es la cédula de identidad no son venezolanos y no podrán comprar la gasolina a Bs.5,000. Colapso, mentira, trampa y engaño criminal de este régimen que existe para hacer sufrir a los venezolanos. Los venezolanos decentes y fieles a la República y a la democracia, no podrán ser instrumentados y nuevamente engañados. Los tramposos y corruptos se le termina el tiempo de asalto y distribución y, esta trampa-provocación, permitirá que la venezolanidad, esa que ellos no conocen porque se deben al marxismo- militarismo, desde ayer por la noche cuando repiten tal explicación que este régimen que vende la gasolina a Bs.5.000 no tiene poder.

En consecuencia, crecerá la organización ciudadana desde el barrio, el caserío, la calle y el edificio, releeremos la Constitución, pero más importante aún, llamamos a la venezolanidad que con arraigo a la libertad y la decencia nos conduzca a la Resistencia Civil. Entonces, con coraje y decisión estaremos claro que la trampa se le devolverá y le avisamos que nos hacemos fuerte como oposición política democrática. Oposición política democrática para que desde la ciudadanía crezca la Resistencia Civil, es decir, el legítimo derecho colectivo de desconocer a un grupo de barbaros, llenos de cobardía y muy violentos que todavía se imaginan que pueden seguir arreando a una sociedad noble y convencida de la necesidad de un cambio hacia una real democracia. Democracia en la cual el individuo está por encima de la comunidad y el Estado.

¡Se volvieron a equivocar por tramposos, régimen primitivo guiado por el cubanismo y no saben que Venezuela no es una isla, pero sí una República real y cierta!

31 de mayo de 2020

Es autentico,

CEPPRO

CHP

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Antes de nuestros confinamientos inducidos por la pandemia, la política parecía ser un juego. Los partidos políticos se comportaban como equipos deportivos que tienen días buenos o malos, y anotaban puntos que los impulsaban hacia arriba en una tabla de liga que, al final de la temporada, determinaba quiénes iban a formar un gobierno y tras aquello, dichos partidos no hacían casi nada.

Subsiguientemente, la pandemia COVID-19 despegó la capa de barniz de indiferencia para dejar ver la realidad política: algunas personas realmente tienen el poder de decirnos al resto lo que tenemos que hacer. La descripción de Lenin de la política como “quién hace qué a quién” parecía estar más acertada que nunca.

Hasta junio de 2020, cuando los confinamientos comenzaron a relajarse, el optimismo de la izquierda sobre que la pandemia reviviría el poder del Estado en nombre de los desvalidos se mantuvo, llevando a los amigos a fantasear con un renacimiento de los comunes y una definición más amplia de los bienes públicos. Debo recordarles que Margaret Thatcher dejó al Estado británico más grande, más poderoso y más concentrado de lo que lo había encontrado. Se necesitaba de un Estado autoritario para apoyar a los mercados controlados por las corporaciones y los bancos. Aquellos que tienen la autoridad nunca han dudado en aprovechar la intervención masiva del gobierno para preservar el poder oligárquico. ¿Por qué debería una pandemia cambiar eso?

Como resultado de COVID-19, la parca casi se llevó tanto al primer ministro británico como al Príncipe de Gales, e incluso al actor-estrella más amable de Hollywood. Sin embargo, a quienes la parca realmente sí se llevó fueron los más pobres y aquellos con pieles más oscuras. Ellos fueron presas más fáciles de recoger.

No es difícil entender por qué. El desempoderamiento engendra pobreza, lo que envejece a las personas más rápido y, en última instancia, las prepara para ser sacrificadas como productos de desecho. A la sombra de la caída de los precios, salarios y tasas de interés, nunca fue probable que el espíritu de solidaridad, que alivió nuestras almas durante los confinamientos, se tradujera en el uso del poder del Estado para fortalecer a los débiles y vulnerables.

Por el contrario, fueron las megaempresas y los ultra ricos los que agradecieron que el socialismo estuviera vivo y coleando. Temiendo que las masas, condenadas al anfiteatro salvaje de los mercados sin restricciones en medio de un desastre de salud pública, ya no pudieran permitirse el lujo de comprar los productos que los ricos les ofrecían, reasignaron sus gastos y compraron acciones, yates y mansiones. Gracias al dinero recién impreso que los bancos centrales les inyectaron a través de los financiadores habituales, los mercados de valores florecieron a la par de que las economías colapsaban. Los banqueros de Wall Street apaciguaron sus sentimientos de culpabilidad, que persistían desde el año 2008, al permitir que los clientes de clase media se pelearan por las sobras.

Los planes para la transición verde, que los jóvenes activistas del clima habían puesto en la agenda antes del año 2020, sólo fueron tema de charla intrascendental a medida que los gobiernos claudicaban aplastados por montañas de deuda cada vez más altas. El ahorro preventivo por parte de muchos reforzó la depresión económica, produciendo un descontento a escala industrial en un planeta cada vez más marrón.

La desconexión entre el mundo financiero y el mundo real, en el que miles de millones de personas luchaban, inevitablemente se amplió. Y, con ello creció el descontento que dio lugar a que surjan monstruos políticos, como aquellos sobre los cuales yo había venido advirtiendo a mis amigos con tendencias izquierdistas.

Tal como ocurrió en los años 1930, en el alma de muchos, las semillas de la ira crecían haciéndose cada vez más pesadas y conducían hacía una nueva y amarga cosecha. En lugar de las cajas de jabón desde encima de las cuales en la década de 1930 los demagogos prometían restaurar su dignidad a las masas descontentas, las empresas Big Tech proporcionaban aplicaciones y redes sociales perfectamente adecuadas para llevar a cabo dicha tarea.

Una vez que las comunidades se rindieron ante el miedo a la infección, los derechos humanos parecían ser un lujo inasequible. Las empresas Big Tech desarrollaron brazaletes biométricos para monitorizar nuestros datos vitales las 24 horas del día. En colaboración con los gobiernos, combinaron los resultados con datos de geolocalización, los introdujeron en algoritmos y se cercioraron de que la población recibiera mensajes de texto útiles que les informaran sobre qué hacer o a dónde ir para detener de un solo golpe nuevos brotes del virus.

Sin embargo, un sistema que monitoriza nuestra tos también podría utilizarse para monitorizar nuestras risas. Podría saber cómo responde nuestra presión sanguínea al discurso del líder, a la charla motivacional de nuestro jefe, al anuncio de la policía respecto a prohibir una manifestación. Repentinamente la KGB y Cambridge Analytica parecían ser empresas salidas de la Edad de la Piedra.

Ya que el poder estatal se había relegitimado debido a la pandemia, los agitadores cínicos se aprovecharon de esto. En lugar de fortalecer las voces que pedían que hubiera cooperación internacional, China y Estados Unidos robustecieron el nacionalismo. También en otros lugares, los líderes nacionalistas avivaron la xenofobia y ofrecieron a los ciudadanos desmoralizados un simple intercambio: conservar su orgullo personal y su grandeza nacional a cambio de otorgar poderes autoritarios a quienes les darían protección ante virus letales, extranjeros ladinos y disidentes confabuladores.

Al igual que las catedrales se constituyeron en el legado arquitectónico de la Edad Media, la década de 2020 nos dejó muros altos, vallas electrificadas y bandadas de drones de vigilancia. La resurrección del Estado-nación hizo que el mundo fuera menos abierto, menos próspero y menos libre precisamente para aquellos a quienes siempre les había resultado difícil viajar, ganarse la vida y decir lo que pensaban. Para los oligarcas y funcionarios de las empresas Big Tech, Big Pharma y otras megas firmas, que se llevaban bien con los hombres fuertes que tenían en sus manos la autoridad, la globalización siguió adelante a paso acelerado.

El mito de la aldea global cedió el paso a un equilibrio entre bloques de grandes potencias, cada uno de los cuales presumía a sus fuerzas armadas florecientes, cadenas de suministro separadas, autocracias idiosincráticas y divisiones de clase reforzadas por nuevas formas de nativismo. Las nuevas divisiones socioeconómicas pusieron de relieve las características predominantes de la política de cada país. Al igual que las personas que se convierten en caricaturas de sí mismas durante una crisis, países enteros se centraron en sus ilusiones colectivas, exagerando y cimentando prejuicios preexistentes.

La gran fortaleza de los nuevos fascistas durante la década de los años veinte se constituyó en que, a diferencia de sus antepasados políticos, ellos ni siquiera tuvieron que ingresar al gobierno para hacerse del poder. Los partidos liberales y socialdemócratas comenzaron a pelearse y tropezarse entre sí, cayéndose uno sobre el otro durante sus esfuerzos por acoger para sí una xenofobia de estilo liviano, después un autoritarismo de estilo liviano, y posteriormente un totalitarismo de estilo liviano.

Entonces, aquí estamos, al final de la década. ¿Dónde cree usted que hemos llegamos?

Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos

27 de mayo 2020

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/bleak-preliminary-history-o...

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El vil asesinato de George Floyd por parte de un policía seguramente racista merece la condena mundial y justifica la ola de protestas, aunque no la destrucción. El culpable fue imputado y aspiramos que los otros policías involucrados también lo sean. La sociedad estadounidense debe realizar mayores esfuerzos para que la discriminación racial desaparezca del todo. El grito de ¡no puedo respirar! de un agonizante Floyd nos llena de indignación. En Venezuela los atropellos del régimen, avalados por fiscales y jueces, también nos hacen exclamar ¡No podemos respirar!

En un país donde no se respetan las leyes y no impera la justicia, se impone la barbarie. En Venezuela los fiscales que imputan y los jueces que sentencian no aplican el significado de justicia del diccionario de la lengua, que la define como Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece; aquello que debe hacerse según derecho o razón. El concepto de justicia no admite confusión, aunque hay un grupo de plantas con ese nombre.

Cuando los fiscales y jueces rojos fusilan a un escribidor de tuiters, a un manifestante, a un médico que informa sobre el coronavirus, a un sindicalista, a un diputado, a un militar que no exclama ¡Chávez vive!, o a cualquiera que la narcodictadura considera que le estorba, no ordenan el tradicional ¡atención, apunten, fuego! En estos casos, donde el asesinato no implica necesariamente la muerte física del injustamente acusado y sentenciado, el pelotón de fusilamiento, integrado por seres de toga y birrete, dicta sentencias parecidas a una letanía de la muerte. Estas letanías no son iguales a la que le leyeron a Gardner en Utah cuando lo fusilaron en el 2010, sino algo profano y perverso como: Te miraré con mi rostro inexpresivo. No tendré compasión de ti, porque soy tu verdugo, tu destructor. Te condeno para asegurar mi riqueza.

Frecuentemente el condenado por estos jueces ha sido torturado previamente o a posteriori. En la cárcel sufre vejaciones y prohibición de visitas de familiares y amigos. A veces es asesinado, como los casos del concejal Fernando Albán y del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo ¿Dormirán tranquilos esos fiscales y jueces? Probablemente sí, porque algunos son deshonestos y otros son fanáticos que justifican cualquier fechoría que les ordene cometer el régimen.

El último de estos asesinatos lo cometió la Sala Inconstitucional del Tribunal Supremo de Injusticia en contra de la Constitución que juraron defender. Sentenciar que la directiva de la Asamblea Nacional es la presidida por el desvergonzado Luis Parra, sin que haya pruebas de los diputados presentes es una aberración. Desconocer que la Asamblea instalada bajo la presidencia de Guaidó sí presentó la lista de los asistentes que formaron el quórum necesario, es un atropello a las leyes y a la inteligencia. Al respecto es obligatorio leer el artículo de Allan Brewer-Carías en El Nacional del 30 de mayo, titulado La fraudulenta y fallida magia del juez constitucional.

Frecuentemente los medios recogen severas críticas, con razón, contra los militares por no ejercer la obligación constitucional de defender nuestra Carta Magna Sin embargo, muchas veces nos olvidamos que los fiscales y jueces, particularmente los magistrados de la Sala Inconstitucional, son los indicados en señalar las violaciones a la Constitución. Si contáramos con magistrados legítimos y probos, solo los fanáticos y corruptos estarían en contra de que el régimen sea depuesto por cualquier vía y ya no disfrutarían del poder usurpado ¡Yo tampoco puedo respirar!

Como (había) en botica:

Las acusaciones infundadas de Leocenis García en contra de Voluntad Popular evidencian de qué lado está.

Gracias a Chávez-Maduro, el país “potencia petrolera” importa gasolina y además la raciona; vende 120 litros al mes a 5.000 bolívares el litro (0,02 dólares) siempre que se tenga el carnet rojo de la patria; el resto será distribuido por amigos del régimen y vendido a 0,5 dólares por litro. No solo es discriminatorio, sino que incrementará la corrupción, el bachaqueo y el contrabando, y la barata no se conseguirá.

Chávez-Maduro satanizaron el dólar; afirmaron que no lo utilizarían y sería sustituido por el petro, el yuan, el rublo, el trueque y los “billetes” emitidos por los paramilitares rojos, como el Chavito, el Lionza, el Zamorano, el Panal y otros. Sin embargo, desde hace algún tiempo aceptó la dolarización y ahora, oficialmente, puso el precio de la gasolina en moneda del “imperio”.

El régimen tiene aislado desde hace más de cinco semanas al teniente coronel Igber Marín Chaparro con la absurda acusación de que desde la cárcel estaba relacionado con la Operación Gedeón. Aún en el caso negado de que fuese cierto, no hay justificación para que lo tengan desaparecido.

Lamentamos el fallecimiento de los amigos Raúl Antoni, quien fue Gerente de Asuntos Públicos de Maraven y de Pdvsa, y de Jesús Pietri, ex Gerente General de una de nuestras refinerías, cuando se producía gasolina para el mercado nacional y exportación.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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