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Opinión

Lester L. López O.

Finalmente el régimen tuvo que aceptar la presencia de una comisión electoral de la UNASUR en calidad de observadores y no de acompañantes o veedores como exigía el CNE. La Corte Electoral de Uruguay, así se denomina el ente electoral en ese país, tiene la misión de nombrar y coordinar esta comisión que estará conformada por unos 50 delegados de los diferentes países que integran el organismo multilateral. De esta manera, se contará oficialmente con una observación internacional calificada en los comicios parlamentarios del 6D que esperemos que cumpla sus responsabilidades sin parcialización con el régimen y los abusos que están acostumbrados a cometer.

Mientras tanto, se comienza a observar la propaganda oficial por televisión enfocada en revivir la imagen del difunto eterno como gran elector, ya que la imagen del presidente no logra convencer a buena parte del electorado oficialista que se debate entre abstenerse o votar por los candidatos “independientes”, también simpatizantes del chavismo, o finalmente por los candidatos de la MUD.

El otro enfoque es sembrar el temor entre este electorado de que perderán beneficios obtenidos por la revolución si la MUD obtiene la mayoría parlamentaria; otras variantes se fundamentan en mostrar videos completamente fuera de contexto de diputados de la oposición negando proyectos de leyes que supuestamente favorecen al pueblo, por lo que hay que estar preparados para una campaña electoral tremendamente sucia por parte del oficialismo.

Otra carta del gobierno, es la acumulación de artículos y alimentos importados para distribuirlos días antes de las elecciones en un intento de demostrar que los problemas de abastecimientos han comenzado a normalizarse a pesar de la guerra económica patrocinada por la oposición democrática y sus aliados del extranjeros.

Para complicar la situación, esta semana el gobierno vuelve a dar otro paso en la dirección equivocada para resolver el problema de desabastecimiento- y en general económico- con la publicación en gaceta oficial de una nueva ley orgánica de precios justos vía habilitante, lo que es inconstitucional, ya que esta habilitante no autoriza leyes orgánicas que deben ser aprobadas con la mayoría calificada de la Asamblea Nacional.

Esta nueva ley, prácticamente, va a obligar a cerrar sus puertas a una mayoría de empresas y comercios que estaban importando al dólar libre y la ley los obliga a vender al cambio de SIMADI corriendo el riesgo de pagar penas de cárcel, toma de sus negocios por el gobierno y cuantiosas multas, condición inaceptable para estos comerciantes que preferirán bajar la santamaría y no perder el negocio. En otras palabras, el remedio es muchísimo peor que la enfermedad y como dice el dicho popular “no mejora nada el enfermo”.

10 de noviembre de 2015

 2 min


Pienso que quienes seguimos creyendo en la democracia y la libertad, haríamos bien en adoptar el lenguaje belicista del chavismo para describir sus acciones. La única variante importante es que el objetivo de la guerra de la nueva oligarquía que gobierna a Venezuela es mantenerse a toda costa en el poder, independientemente de que una de las víctimas principales de este proceso corrupto de sobrevivencia sea la destrucción del presente y el futuro del país.

Es un ejercicio interesante pasearse por el impacto de cada una de las iniciativas mayores del chavismo, para establecer una robusta e inequívoca correlación entre el avance de la revolución y la destrucción del país.

Veamos algunos ejemplos de este entramado perverso de iniciativas que vistas en conjunto conforman una traición de dimensiones históricas y trascendentes al pueblo venezolano.

Democracia participativa y protagónica

La aniquilación de todo vestigio de independencia de los poderes públicos y las instituciones del Estado comenzó conceptualmente con el desprestigio de las fórmulas de la democracia representativa y del proceso de descentralización del país. Ello para favorecer la visión de la democracia tumultuaria y arbitraria impulsada por la revolución. Los resultados están a la vista en el estado lamentable del poder legislativo y el poder judicial como herramientas de control de la población y no como instancias de defensa del pueblo.

Estado comunal

La ampliación de las ideas de la democracia participativa y protagónica ha llevado a la revolución a crear gobiernos paralelos a toda la institucionalidad establecida en la Constitución. El así llamado “estado comunal” es una de las traducciones más perversas porque opera como mecanismo de control al nivel de las comunidades, compitiendo con las alcaldías y otros órganos del poder municipal.

Las Misiones

Originalmente concebidas como un excelente programa de atención a problemas específicos que requerían una inversión masiva de recursos focalizadas, las misiones terminaron por pervertirse y se convirtieron en el epicentro del populismo, ampliando el esquema de dádivas del estado todopoderoso a la población de menores recursos y profundizando la cultura rentista que tanto daño le ha hecho al tejido cultural del venezolano. El resultado más perverso de este manejo del gasto social es que la inversión pública en sectores claves como hospitales, energía y transporte se ha debilitado aceleradamente, contribuyendo de manera decisiva a la depauperación de la nación y el decaimiento de su infraestructura.

Ahora PDVSA es de todos

Con el peregrino argumento de que PDVSA estaba secuestrada por la cultura meritocrática y exclusivista, la revolución la transformó en la caja de financiamiento del populismo y abrió la puerta para que la otrora pujante empresa se convirtiera en un mastodonte lento y proclive a la corrupción.

La hegemonía comunicacional

Una de las más horrendas creaciones de la revolución, que con el resabiado argumento de contener el manejo de los medios de comunicación por la “derecha apátrida” ha transformado el libre flujo de ideas y de información, esenciales para la democracia, en un cansón y repetitivo coro de alabanzas a la revolución y en un poderoso sistema de fabricación de “realidades ficticias” a la medida del poder.

La alianza cívico-militar

La retorcida doctrina de una revolución pacífica pero armada descansa en la idea de una alianza cívico-militar que, en última instancia, funciona como un poder supraconstitucional, como nos lo recordó recientemente el presidente Maduro a propósito de analizar la posibilidad cierta de que el chavismo perdiera las elecciones para la Asamblea Nacional.

Autogestión obrera en las empresas

Bajo el argumento de poner los medios de producción en manos del pueblo, la nefasta política de expropiaciones, conjuntamente con la importación masiva de bienes de consumo, ha arruinado a las empresas que operaban en el país. Es precisamente esta destrucción del tejido económico y de las redes de distribución, lo que ha creado las colas y el bachaqueo. A esto hay que añadirle la política de creación de sindicatos paralelos y el desconocimiento de las contrataciones colectivas del gobierno del presidente “obrero”.

Educación para el pueblo

Dejo para el último lugar en la larga lista de acciones destructivas de lo que significa ser venezolano, la pretensión revolucionaria de tener educación a la medida de sus intereses. Esta perversa acción tiende a ideologizar la educación primaria y secundaria y a distorsionar la enseñanza de la historia. Un ejemplo de esta política es la exaltación en los libros escolares del Comandante Eterno y su presunta gesta de continuación de la obra inconclusa de Bolívar.

Pero probablemente donde mayor es el alcance de la traición de la revolución es en su pretensión de destruir a la universidad del pueblo, a la universidad autónoma, democrática y libre. La reciente resolución de la AN sugiriéndole al Gobierno una serie de acciones contra la universidad no solamente está mal escrita y peor concebida, como lo señaló recientemente el presidente de la APUCV Víctor Márquez, sino que su propia esencia constituye una confesión superior de hasta qué punto están enfrentados los intereses de la oligarquía chavista con los intereses del pueblo venezolano.

vmujica54@gmail.com

http://www.talcualdigital.com/Nota/120131/Nuevas-Del-Frente-De-Guerra-Contra-El-Pueblo

06-11-2015

 4 min


La Venezuela que queremos todos (I de VIII)

Acordar una nueva Visión de País y una estrategia de desarrollo basada en ella es imperioso para los venezolanos porque ya llevamos treinta y siete años de continua degradación social, económica y política que nos ha hecho antagonistas y que proyecta explicables angustias hacia adelante. Para que nuestros hijos tengan futuro y no opten por irse, para que progresemos y tengamos paz debemos iniciar y hacer sostenible un proceso de desarrollo, lo que trasciende el puro cambio de un gobierno, no tiene nada que ver con “distribuir la riqueza de la que todos somos dueños” e implica mucho más que un crecimiento económico que supuestamente “se derramará para todos”.

Los artículos que escribiré en esta columna en las próximas semanas se alternarán entre dos líneas de reflexión. En la primera, que comienza con el artículo de hoy, comentaré e intentaré motivar a mis lectores sobre la construcción de una propuesta de Visión Compartida de País que está en marcha, basada en siete consensos, y en la segunda continuaré la línea que he explorado desde hace varios meses, de proponer acciones para una transición pacífica e irreversible a la democracia.

La construcción participativa de una propuesta de Visión Compartida de País

Desde hace seis años viene progresando una iniciativa de la sociedad civil venezolana para la construcción de una propuesta de Visión Compartida de País. Entre 2009 y mediados de 2012 la iniciativa completó sus dos primeras etapas, a lo largo de las cuales construyó la espina dorsal de la propuesta alrededor de siete consensos, a través de diálogos de colectividades, talleres de líderes y simposios de académicos y expertos en los que participaron más de 66.000 personas entre partidarios de “El Proceso”, “No Alineados” y “Opositores”.

Hoy día, a finales de 2015, está concluyendo una tercera etapa que ha sido dedicada a enriquecer la propuesta, por una parte, y por la otra a trabajar con diversos liderazgos y organizaciones fundamentales de la sociedad venezolana en la perspectiva de que ellos asuman la convocatoria para que todos tomemos en serio la tarea de convertir en realidad la Visión Compartida de País.

En el proceso de talleres de expertos que está en marcha desde 2014, los especialistas despliegan en forma de objetivos y estrategias de desarrollo los consensos que fueron recibidos como mandatos de la etapa de Voces de la Gente. Se trata de un proceso inédito en nuestro país, en que las bases han expresado cómo es el país que quieren y los académicos y expertos responden planteando cómo lograr los objetivos. Diferente del modo como tradicionalmente han sido formulados los “planes de desarrollo” y los “programas de gobierno”, que sólo involucran a las bases como clientes potenciales a quienes las élites salen a ofrecer los productos que han elaborado.

Los talleres de expertos, que se realizan con el auspicio de la Universidad Metropolitana y la participación de especialistas de varios centros de pensamiento, se completarán en las primeras semanas de 2016, y a partir de ese momento, con las propuestas de estrategias y políticas producidas para cada uno de los siete consensos, se promoverán simposios y foros públicos apoyados en universidades de distintas regiones del país, y se generarán publicaciones y campañas de comunicación para provocar una amplia difusión y discusión a nivel nacional.

La Iniciativa estaría en esta etapa fomentando el compromiso de los liderazgos con una nueva estrategia de desarrollo que responde a las aspiraciones de la sociedad, a la vez que cerrando el ciclo participativo de la construcción de una Visión Compartida de País, al llevar de nuevo a las bases los consensos que habría recibido como mandatos de las Voces de la Gente, convertidos ahora en estrategias y políticas para el desarrollo del país.

Los siete consensos de la Venezuela que queremos todos

Siete consensos sirven de estructura a la propuesta de Visión Compartida de País que está en construcción. Ellos fueron logrados en las primeras dos etapas de la Iniciativa, la primera de las cuales fue denominada “Voces de la Gente” atendiendo a que los acuerdos fueron producidos en las bases de la sociedad, en 309 talleres de día y medio de duración realizados en 22 estados del país los cuales congregaron a más de 6.300 líderes y activistas comunitarios, en 1.714 diálogos de tres a cuatro horas en que participaron más de 60.000 miembros de comunidades, y en cinco simposios y un foro universitarios en que fueron protagonistas más de 500 profesionales.

El primer consenso, al cual se dedicará el próximo artículo de esta serie (II/VIII) bosqueja cómo lograr un país libre de violencia y polarizaciones. Plantea reconciliarnos y comprometer los esfuerzos de los ciudadanos, las comunidades y el Estado, en construir una Venezuela de libertades y justicia que nos una en la diversidad; no violenta, segura y que viva en paz.

El consenso No 2 será tratado en el tercer artículo de la cadena (III/VIII). El esboza una estrategia para lograr un país con predominio amplio de familias de clase media en el cual la exclusión social tiende a desaparecer, y delinea la construcción de un pacto de los actores sociales, económicos y políticos para superar la pobreza y asegurar oportunidades concretas de bienestar y progreso para todos los venezolanos.

El desarrollo de una economía de alta productividad es el tema del tercer consenso. El mismo traza los objetivos y las estrategias fundamentales que deben seguirse, planteando reformas y estrategias de desarrollo que faciliten, promuevan y den seguridad a la inversión privada para diversificar e innovar de forma sostenida, para construir una economía que se conecte favorablemente con el mundo, y para crear muchas oportunidades de emprendimiento y empleo decente, contribuyendo así al desarrollo con equidad.

La reforma institucional es el foco del cuarto consenso, el cual plantea los propósitos y las líneas de acción para que la misma ponga efectivamente al Estado al servicio del ciudadano, la democracia y la libertad. Bosqueja estrategias para profundizar la democracia participativa y el protagonismo regional y local, y para extinguir el clientelismo y recuperar la ética en la gestión pública.

El quinto consenso aborda cómo mejorar la calidad del ambiente natural y del hábitat construido en que vivimos todos los venezolanos (ciudades, centros poblados y vivienda), con foco en la equidad y cómo hacerla sostenible para el beneficio de las generaciones presentes y futuras.

Finalmente, los consensos 6 y 7 de La Venezuela que queremos todos se dedican a dos líneas fundamentales que atraviesan a los demás consensos para asegurar la viabilidad de sus objetivos y estrategias.

El sexto trata de las estrategias referidas al conocimiento y los procesos educativos. Plantea elevar hasta niveles de excelencia la calidad de la educación, hacerla efectivamente accesible a todos los venezolanos a lo largo de sus situaciones de vida, y fomentar la producción de conocimientos relevantes para su realización y el desarrollo del país. Plantea además reorientar el proceso educativo e impulsar la innovación y la creación científica, tecnológica y artística para que contribuyan a la construcción de valores y capacidades para el emprendimiento, la creatividad y la realización del individuo; para la convivencia en paz, la democracia y la ciudadanía; para la preservación del ambiente y la naturaleza; y para la inserción de Venezuela en la sociedad mundial del conocimiento.

El séptimo consenso se refiere a la superación del rentismo, conjunto de conductas de la sociedad que obstaculiza nuestro desarrollo y que trasciende ampliamente lo puramente petrolero o las esferas de lo económico. En él se plantea implementar estrategias culturales-educativas y una profunda reforma institucional que favorezcan la economía productiva, destierren el populismo clientelar y fomenten una cultura que valore los logros basados en el esfuerzo y la responsabilidad.

Invertir capital político en una Visión Compartida de País

Las sociedades que han extraviado su senda de desarrollo suelen ver cómo crece la exclusión social y se disipan gradualmente la cohesión y los intereses compartidos hasta llegar a enfrentamientos profundos. Al perder la visión compartida no logran ponerse de acuerdo en las acciones que les permitirían recorrer nuevamente un derrotero de progreso y libertad, llegan a desgarrarse en el enfrentamiento social y la polarización política y ven a sus hijos languidecer en la frustración o marcharse para no volver.

Un círculo vicioso como el descrito atrapó progresivamente a Venezuela en las dos últimas décadas del Siglo XX y favoreció la degradación política que nos ha venido empujando en los últimos dieciséis años hasta la aguda crisis de hoy, que ha devastado la economía y deshilachado los tejidos de cooperación social, que corrompe nuestra cultura y pareciera haber removido de ella valores fundamentales para la convivencia, que nos ha enfrentado acerbamente y que ha destruido las instituciones.

El año 2015 ha sido uno más de privaciones y sufrimientos para los venezolanos y el 2016 no va a ser fácil, pero en él se van a iniciar cambios que no podemos enfrentar con una visión miope, limitada a la gestión política de corto plazo. En 2016 podremos comenzar a construir un nuevo futuro si somos capaces de llegar a acuerdos en que participe la mayor parte de la sociedad. Hoy más que nunca tiene sentido intentar la movilización de los venezolanos para acordar una Visión Compartida de País que nos una en los propósitos y que dé sustento a la construcción de una nueva realidad en la que todos podamos vivir y realizarnos, en paz y en libertad.

@wernercorrales

Guayoyo en letras

http://www.guayoyoenletras.net/index.php/2012-08-06-05-07-46/en-lo-politico/2719-2016-ano-de-acuerdos-sobre-una-vision-compartida-de-pais

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Héctor E. Schamis

Ese es el subtítulo de Eichmann en Jerusalén, de Hannah Arendt. El libro recopila los envíos regulares de su cobertura del juicio para The New Yorker. Fue en 1961, convirtiéndose en una contribución monumental para nuestra comprensión del fenómeno totalitario y los rasgos ocultos detrás de su tan visible crueldad.

La banalidad del mal, justamente, es la conclusión derivada del hecho que Eichmann no resultó ser un monstruo, ni mucho menos. Allí se lee que no es un iluminado, no es un ideólogo, no es un fanático, no es un líder. No es carismático ni particularmente inteligente. Tampoco tiene una personalidad criminal, es muy capaz de expresar empatía y afecto por su familia y sus amigos. Es la profundidad y al mismo tiempo la sutileza del totalitarismo.

El mal es banal porque Eichmann es un ser normal—común, en realidad—como cualquier otro. Su maldad no es innata ni patológica, solo la mera consecuencia de quien obedece sin interrogar la moralidad de las órdenes que recibe. Eichmann causa el mal a millones por ser eficiente, un simple burócrata como tantos que cumplen sus obligaciones sin cuestionar. Simple pero competente, un servidor público ejemplar quien, ante un tribunal, articula la defensa de su propio juicio: ser victimizado por haber seguido órdenes. A esta altura, sabemos que ese es un lugar común argumental.

Con las entrevistas al fiscal Franklin Nieves, el acusador de Leopoldo López, y las opiniones sobre el caso, especialmente la magnánima y conmovedora columna de Leopoldo López Gil, el libro de Arendt acompaña y perturba. El paralelo puede ser exagerado, lo cual sería un legítimo debate, pero es inevitable. Nieves ha estado en mi cabeza estas últimas semanas acompañado de Eichmann, ambos bajo la sombra de la gran Hannah Arendt.

Es que la banalidad de Nieves sobresale, al punto que uno se siente incómodo con el tema, se ruboriza por ser testigo de la humillación de un individuo. Vergüenza ajena es la expresión de estilo. Cuando el victimario se constituye en víctima, eso ofende. Al mismo tiempo humilla a quien mira. Y, sin embargo, allí sigue uno, leyendo y mirando con fascinación voyeurista. Nieves confiesa lo obvio, lo conocido por todos. La noticia es el valor institucional de su confesión.

Su arrepentimiento sirve políticamente, es un golpe al régimen de Maduro y Cabello. Lo demás interesa porque evoca la gran intuición de Hannah Arendt. Nieves era un burócrata como Eichmann. Acató sin moralidad alguna y lo hizo hasta el final, hasta que hubo condena. Manufacturó la evidencia, se sometió al Ejecutivo, acusó a sabiendas de la falsedad de las pruebas. Tristemente exiliado en Miami, según cuenta, su obediencia debida tampoco lo absuelve ni lo hace víctima.

Ni mucho menos, por sus decisiones hay un preso inocente. Su arrepentimiento ha generado sorpresa en muchos, compasión en algunos y una cierta rebelión en otros. Si su defección hubiera ocurrido antes, ese mismo arrepentimiento podría haber truncado el juicio y tal vez evitado una condena injusta. El daño al régimen habría sido mayor al que fue.

Pero, como Eichmann, Nieves decidió obedecer, cumpliendo con su (supuesta) obligación. Supuesta porque Eichmann obedecía leyes injustas y opresivas pero que existían, estaban escritas. Nieves debió violar los procedimientos legales para acusar. Y a propósito de banalidad, y nótese la perversidad que acompaña, el fiscal Nieves jamás será el mejor amigo de Leopoldo López, según afirmó.

El paralelo sirve porque Eichmann y Nieves pertenecen al mismo universo conceptual. Juntos también ilustran algo esencial sobre el poder en la no democracia. Prolongado indefinidamente, aquello que puede comenzar como un autoritarismo relativamente benigno—y así empezó el chavismo—entra en descomposición. Entonces muta, adopta rasgos de otra especie. Gobierno y Estado se fusionan, la esfera de lo privado se contrae—es penetrada por el aparato estatal—y la opresión se hace indiscriminada. Ese régimen bordea en el totalitarismo, Nieves se parece cada vez más a Eichmann. Y al final, para mayor paralelo, es el terror lo único que sostiene su imprescindible perpetuación.

Los burócratas obedientes, en definitiva, son funcionales a la reproducción de ese orden político. Nunca son víctimas. Su arrepentimiento es con frecuencia apócrifo y siempre tardío, obligado por las circunstancias de un régimen que se desmorona o que los abandona al costado del camino. Es que además de todo, esos burócratas son siempre material descartable. Esa sí que es una definición de banalidad.

Twitter @hectorschamis

El País. 7 de nov. 2015

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/07/america/1446924...

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La Asamblea Nacional se pronunció recientemente (en realidad lo hizo la bancada oficialista, pues nuestro actual Parlamento no es un parlamento en el estricto, y no tan estricto, sentido democrático de la palabra), con el propósito oponerse a la paralización de actividades en diez universidades autónomas y experimentales. Palabras más, palabras menos, señaló la AN, que a pesar de que el precio petrolero anda por los suelos, tales instituciones han recibido recursos como nunca antes, pero que no los administran bien ni se dejan auditar. Que se encuentran divorciadas de las necesidades del país y que están secuestradas por grupos políticos opositores, enemigos de todo aquello que favorezca a la sociedad venezolana. Que, sin compasión alguna y de manera irresponsable, han dejado fuera de las aulas a 200.000 estudiantes. Y que, visto lo anterior y otras cosas más, acudirá al Ministerio del Poder Popular del Trabajo para que tome las medidas a las que haya lugar y al TSJ que opine con relación a tanto crimen junto.

En síntesis, la AN considera que se trata de casas de estudio que aportan muy poco al país y que deber ser profundamente transformadas (intervención mediante, cabe imaginar), de acuerdo a un guión inspirado en lo que pudiera llamarse el “pensamiento del socialismo del siglo XXI”, del que, por cierto, se cuenta con evidencias que francamente dan susto.

Sin embargo, yo, profesor ucevista da a pie, observo cosas muy distintas de las que dice la AN. Observo que el presupuesto universitario ha sido reconducido desde el año 2007 y que si bien hoy suena generoso con su cantidad de ceros, lo es sólo si nos olvidamos de la inflación más elevada del planeta, pues a duras penas alcanza para pagar salarios y realizar las labores mínimas de mantenimiento. Que en estas universidades, que históricamente han representado el 80% de la actividad científica nacional, los laboratorios funcionan a media máquina (en el mejor de los casos), y un número importante de investigadores y de profesores ha dejado la universidad e inclusive el país. Que los académicos venezolanos son, de lejos, los peor pagados de América Latina y que su sueldo no alcanza para comprar la canasta básica, es decir, los bienes y servicios que, según los estadísticos, les permite ubicarse dentro de los parámetros mínimos de una vida más o menos llevadera. Que se pide que las universidades rindan cuentas, pero se guarda silencio frente al silencio del Banco Central, no se toca ni con pétalo de una rosa la partida para viajes del Presidente Maduro y mejor no hablemos de los Ministerios.

Observo, pues, que el pecado cometido por estas universidades es no querer afiliarse a la franquicia política oficial y mantener a toda costa el derecho de cada quien a opinar conforme le indican su cerebro y su corazón y, por otro lado, no querer parecerse a las que ha creado el Gobierno, esas en las que, por ejemplo, las autoridades se nombran a dedo (participativo y protagónico, desde luego) y las neuronas guardan disciplina partidista.

Observo, pues, que nuestras universidades precisan cambios, pero creo que el comunicado de la AN no sirve para abonar el terreno, porque en vez de promover soluciones convenidas a través del diálogo, publica un escrito que descalifica y amenaza, además de que desborda el juego democrático buscando imponer, “como sea”, su visión del tema universitario.

Observo, en fin, que la AN cree que eso de la sociedad del conocimiento es puro chisme. O, peor aún, que no existe, pues no la capta desde su precario radar.

HARINA DE OTRO COSTAL

La Selección Nacional de Fútbol se encuentra en La Paz para enfrentarse mañana con Bolivia, a 3.500 metros de altura. Como se sabe, allá arriba, en las vecindades del cielo, se respira con dificultad y las piernas pesan toneladas. Por eso es necesaria una preparación especial, hoy en día centrada principalmente en el uso de las cámaras hiperbáricas.

Sin embargo, hace poco se descubrió que el Viagra puede ayudar, prueba de que la ciencia no pocas veces transita caminos ignorados por ella misma. En efecto, de acuerdo a los especialistas, la mencionada pastilla genera efectos vaso-dilatadores que aumentan el flujo sanguíneo y la oxigenación y, por ende, elevan el rendimiento físico, compensando el efecto generado por la menor presión atmosférica. Los médicos advierten, por si acaso, que la píldora no produce erección alguna en los futbolistas, puesto que se administra en dosis bajas y no suele haber, por lo menos que se sepa, una estimulación sexual en la cancha.

¿Sabrá el Chita Sanvicente de esta nueva aplicación de la famosa pildorita azul?

El Nacional, miércoles 11 de noviembre de 2015

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Francisco Russo Betancourt

Declaración de Aragua en Red con motivo inicio de la campaña electoral

Vocero: Francisco Russo B.

Unas elecciones para renovar el parlamento en un país con gobierno de vocación democrática, no deja de ser un evento común y corriente. En nuestro país, en los últimos 16 años ha sido un ejercicio caracterizado por la violencia y por la violación de los más elementales derechos políticos de los venezolanos que no comulgamos con el gobierno. De allí la trascendencia de la carta que el Secretario General de la OEA ha enviado a la presidenta del CNE exigiéndole transparencia en el proceso comicial. La negativa de la rectora en autorizar una observación internacional de ese organismo y de cualquier otro ente, para las elecciones parlamentarias y las condiciones en las que se desarrolla la campaña electoral con graves dificultades que solo alcanzan a los partidos políticos de oposición, revela la difícil situación en que se desarrollará este proceso.

El ventajismo del gobierno pasa desde la utilización de camiones pertenecientes a organismos oficiales para la colocación de afiches de los candidatos apoyados por el gobierno y uso exagerado de la propaganda, que probablemente tipifica el delito de peculado de uso, hasta la manipulación del voto forzado, la creación de centros electorales con los nombres de pasajes y personajes vinculados al gobierno, lo que constituye un acto intimidatorio para el elector en ese sector, la colocación de puntos electorales de grupos oficialistas a las puertas de los centros electorales, la creación del estado de excepción en regiones opositoras, la colocación de tarjetas electorales al lado de la tarjeta de la MUD con expreso ánimo de confundir, la inhabilitación de candidatos opositores y la intervención judicial en la organización de partidos opositores, hasta el cierre tardío de las mesas electorales con presencia de motorizados pagados para intimidar a votantes y testigos opositores.

Son muchos los medios fraudulentos que utiliza este gobierno bajo la mirada tolerante del CNE.

Pero los demócratas estamos convencidos que las elecciones parlamentarias constituyen el camino menos traumático para comenzar a salir de la tragedia que vive nuestra sociedad. Estamos viendo que este gobierno, que carece de escrúpulos, utiliza todos los recursos para impedir, a troche y moche, el triunfo de la oposición, pero al mismo tiempo, es tal el descontento de la población, que la avalancha de votos que obtendrá la Unidad Democrática hará más difícil se concreten actos fraudulentos que modifiquen la voluntad de la mayoría opositora expresada en las urnas. Mientras más numerosa sea la participación opositora, menos serán las posibilidades de fraude que transmuten los votos opositores al gobierno.

Hemos dicho que si bien no están garantizados plenamente los derechos electorales de la oposición, no es menos cierto que en el país se respira un sentimiento de cambio, por ello, las dificultades y amenazas como las que se hacen a los empleados públicos con botarlos, que el gobierno reparta vehículos y bolsas de comida confiscadas a comerciantes en los mercados populares, que obliguen al personal militar a participar en el “Plan Victoria Perfecta” del PSUV, lo que hace es generar un ambiente de rabia e impotencia interior en la ciudadanía que clama por un proceso de cambio que promueva la paz, la tranquilidad y mejoras en la calidad de vida de los venezolanos.

Desde Aragua en red llamamos a los aragüeños a mantener la calma y a votar masivamente el 6 de diciembre próximo por la tarjeta de la Unidad Democrática, ubicada abajo y a la izquierda; la tarjeta del puñito, que representa el comienzo del rescate de la democracia venezolana.

Una mayoría simple nos permite cambiar la directiva de la Asamblea Nacional, interpelar a los Ministros, integrar democráticamente a las Comisiones Permanentes, devolver a los periodistas al hemiciclo para reseñar en vivo los debates parlamentarios, pero ello no es suficiente para iniciar el cambio que reclama el país; hay que salir a votar resuelta y masivamente para comenzar un proceso que nos devuelva la unidad del país y una vida democrática de progreso y de elevación cultural y ciudadana. ¡Queremos una mayoría calificada!

Concluyo recordándole respetuosamente a los aragüeños, que la fuerza del poder ciudadano está en el voto. En vuestras manos y vuestra conciencia está el futuro promisor del país.

noviembre 13 de 2015

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Desde el espacio que Trucutú convirtió en caverna -blandiendo su mazo contra todo asomo de civilidad-, se acordó la semana pasada pedir la intervención de las Universidades Nacionales. Los considerandos que pretenden motivar la petición cavernícola, se inician con lo siguiente:

Que el Estado hace esfuerzos extraordinarios para aportarles recursos a estas universidades, paralizadas sin explicación alguna…”

Pero sucede que este “esfuerzo extraordinario” está muy lejos del que se hace para las compras militares. En momentos de graves penurias por la falta de dólares, Maduro anuncia la adquisición de 12 caza-bombarderos Sukhoi 30 que, a $40 millones cada uno, suma cerca de los $500 millones. Al tipo de cambio oficial de 6,30 Bs/$, cubriría íntegro el presupuesto de 2015 de la UCV; a la tasa SIMADI, más que duplica el presupuesto inicialmente formulado para el Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología para este año, y a dólar paralelo, la cifra es cuatro veces mayor. Con chocante cinismo la insuficiencia presupuestaria que nuestras máximas Casas de Estudio vienen padeciendo desde hace muchos años es escamoteada por una mayoría oficialista que prioriza la gastadera en armas que no necesitamos, mientras se vanagloria del,

“… esfuerzo extraordinario que hace el Estado venezolano para cumplir con un compromiso sagrado como lo es la educación”.

Desaparecen en este acuerdo las dificultades para reponer equipos y cargos profesorales, mantener la planta física, adquirir insumos de trabajo y reactivos para laboratorios, así como para evitar el deterioro de los servicios estudiantiles y hacia la comunidad, que quebrantan la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje, de investigación y de extensión, que son la razón de ser de estas universidades. Y, como si la situación no fuese suficientemente crítica, el Ministerio de Educación Superior, avalado por un dictamen del Tribunal Supremo de Justicia, las obliga a ingresar un gran número de nuevos estudiantes seleccionados con base a dudosos criterios que, junto a los que entran por méritos académicos, hacen prácticamente imposible atenderlos como se merecen.

El acuerdo prosigue con la represión contra universidades que, ante la caída de los precios del petróleo,

“…deberían aportar todo su conocimiento para la transformación de la sociedad venezolana,

porque ello es

“…producto de la política de los Estados Unidos de Norteamérica para acabar con los países que han desarrollado políticas soberanas y que le impiden dominar el mundo…”

Es decir, la entrega de nuestro país a Cuba, la venta de petróleo venezolano a países centroamericanos y del Caribe a descuento y en condiciones sumamente ventajosas y muchas veces incobrable sino en especie –alimentos, textiles-, la rebaja a la mitad de la deuda que República Dominicana, Jamaica y Uruguay tenían con nosotros, la hipoteca de la producción petrolera a China debido al endeudamiento con ese país, y la sarta de negocios turbios con los dineros de PdVSA que afloran en Andorra, Panamá y EE.UU., son expresión de “políticas soberanas y que le impiden [a EE.UU.] dominar el mundo” (¡!)

Y, sin rubor alguno, señala como razón del “cúmulo de dificultades” por la que atraviesa el país,

“….la guerra económica (¡!), el cerco financiero de los diferentes organismos internacionales que impide que la República Bolivariana de Venezuela pueda obtener préstamos, la vigilancia feroz que establecen los Estados Unidos de Norteamérica sobre el pago de los bonos de la deuda pública, en la búsqueda de que el Estado no pueda pagar para declarar a Venezuela, ‘Estado Insolvente’, y aplicar la misma política que hoy ejercen sobre Argentina.” (¿?)

¡La eterna conspiración contra la “revolución”, tan a flor de labios en los fascistas, para eximirse de toda responsabilidad en el desastre que han provocado en contra del bienestar de los venezolanos! Pero ahora, idioteces como la “guerra económica” se esgrimen para comprometer en este “atentado” a las universidades por desdeñar su deber patriótico de aportar ideas sobre estas sandeces.

El acuerdo pasa después a ofender abiertamente a las universidades autónomas por convertirse en “espacios de decadencia”, cuyos integrantes han secuestrado

“…el ámbito académico y científico, para generar procesos de insubordinación ante la ley, que incluyen, el apoyo a salidas inconstitucionales y violentas en contra del Gobierno democráticamente electo por la mayoría del pueblo venezolano.”

Es decir, la criminalización del justo reclamo salarial y por la dotación presupuestaria adecuada, que sitúa a los universitarios como “golpistas”, agentes de los oprobiosos factores mencionados arriba.

Terminan los considerandos mintiendo sobre una supuesta anuencia de FAPUV[1] en no interrumpir sus actividades, dada su satisfacción (¿?) con la segunda Convención Colectiva Única. Lo cierto es que los trabajadores universitarios padecen hoy los peores niveles de remuneración real de que se tenga memoria, dada la altísima inflación desatada por el obstinado empeño del Ejecutivo en mantener políticas destructivas de la actividad económica. Hoy un profesor universitario, con el ajuste reciente de sueldo que el oficialismo se jacta en ensalzar, gana apenas la octava parte de lo que perciben sus colegas en otros países de América Latina[2]. El sueldo de un docente a dedicación exclusiva y de escalafón Titular -el máximo que se puede percibir-, ni siquiera llega a la mitad del costo de la canasta básica para una familia de cinco que registró Cendas para septiembre.

Pero además, el acuerdo de la caverna ignora adrede las actividades académicas como la investigación y la docencia de postgrado que se siguen realizando. Pero el “extraordinario esfuerzo” (¡!) que el Gobierno hace en materia de educación, no cubre las vacantes profesorales para atender el número inflado de nuevos estudiantes en pregrado, y tampoco remuneraciones a veces inferiores al salario mínimo motiva a los docentes a asumir una sobrecarga de trabajo para –así- sacarle las patas del barro a la irresponsable y demagógica política de ingreso que impuso el Ministerio de Educación Universitario. La FAPUV, atendiendo una invitación del ministro a conversar sobre los reclamos salariales, le hizo una contrapropuesta que, dos semanas después, todavía no ha sido respondida.

Y todo este montaje truculento es para “sugerirle” al Gobierno a que demande a los rectores de estas universidades, “por perjuicio al Estado Venezolano”, que tome medidas ante “el paro ilegal desarrollado” y que realice ”una auditoría a las universidades que están paralizadas (…) que analice el uso de los recursos que el Estado ha entregado para el funcionamiento, mantenimiento y cancelación de sueldos y salarios a personas que no han trabajado”.

En primer lugar, nadie ha llamado a paro. Luego, como todo el mundo sabe, las universidades autónomas son las instituciones más inspeccionadas, auditadas y vueltas a auditar, de todo el sector público. La mayoría oficialista que se ha hecho oídos sordos a la innumerable cantidad de peticiones de diputados demócratas porque se abran investigaciones sobre los sobreprecios denunciados en contratos, procuras y servicios prestados al sector público, sobre los negocios turbios a través de PdVSA –remember Pudreval- y el lavado de millardos de dólares en Andorra-, se “escandaliza” porque los profesores estarían cobrando su miserable sueldo sin estar incorporados al 100% de sus actividades. No puede olvidarse que la cueva también la han transformado en refugio de Alí Babá y que los cavernícolas son duchos en aplicar la lección de Sun Tzu: “la mejor defensa es la ofensiva”.

No otra cosa puede esperarse del fascismo venezolano que un acuerdo como el comentado en estas líneas. Necesita cultivar la ignorancia para que su representación maniquea de la sociedad, construida con base en simbolismos, pueda retratar a sus integrantes de “revolucionarios” dedicados al “pueblo” y exponentes de una “izquierda” moralmente superior, que se enfrenta a una “derecha”, traidora de la patria y empeñada en destruir las “conquistas” que ese pueblo consiguió bajo la iluminada conducción del comandante eterno. Es misión de toda universidad digna de llamarse tal, desmontar esta representación falsa, primitiva, de odio y destrucción, que alimenta las ansias de control fascistas.

Como instituciones comprometidas con la búsqueda de la verdad, las universidades son factores imprescindibles de progreso, de defensa de las libertades y de sostenimiento de los valores de convivencia ciudadana. Pero para el pensamiento troglodita a la universidad no le corresponde preguntarse por el “qué” ni el “por qué” de las cosas, fuente de la indagación científica, sino sólo por el “cómo”, técnico e instrumental, ya que el “qué” y el “por qué” ya fueron decididos y grabados en piedra por el iluminado.

Es el afán de imposición de un pensamiento único que asfixie los señalamientos críticos que le corresponde hacer las universidades ante las injusticias y desaciertos en la conducción del país. Porque de eso trata el pensamiento único, de legitimar el ignominioso régimen de expoliación que ha arruinado a los venezolanos y defender el enriquecimiento de una oligarquía milico-civil que no tolera que sean expuestas sus vagabunderías.

No es de extrañar, entonces, la retaliación de los cavernícolas: la universidad venezolana, autónoma y democrática, siempre estará en sus antípodas y su mera existencia es referencia que expondrá irremisiblemente -por contraste- la podredumbre y bancarrota moral de los que hoy defienden desde el poder uno de los regímenes más primitivos, reaccionarios y represivos de América.

¡Qué vergüenza que una bancada autoproclamada de “izquierda”, asuma la postura de una dictadura al pregonar la intervención de las universidades, en violación de lo dispuesto en el artículo 109 de la Constitución Nacional y desconociendo los invalorables aportes al país que estas Casas de Estudio han realizado en el ejercicio de sus fueros autonómicos! Sólo les falta el grito bárbaro del general franquista, Millán Astray, en la augusta Universidad de Salamanca, de ¡Muera la Inteligencia!

Razón contundente para acudir a votar el 6-D por un cambio que permita sacar a Trucutú con todo y mazo y su tribu de trogloditas, y transformar la caverna en un espacio de discusión, de intercambio de ideas en libertad, animados por los mejores esfuerzos de recuperación y desarrollo de la nación venezolana. La universidad autónoma y democrática será un valioso baluarte en este empeño.

Economista, profesor de la UCV, humgarl@gmail.com

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