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Opinión

Era 1959 cuando Rómulo Betancourt se juramentó como Presidente de la República de Venezuela. Estaba vigente la Constitución de 1953, en ella se reconocía la autonomía de los Estados y de los Municipios, pero no había artículo alguno que expresamente definiera nuestra forma de Estado como Federal.

Betancourt no necesitó de una norma para reconocer la existencia de los gobiernos estadales y municipales y para impulsar espacios para la inclusión de esos actores políticos en el debate sobre los problemas y los enormes desafíos que imponía los cambios políticos de aquél momento en Venezuela.

El 13 de marzo de 1959, un mes después de haberse juramentado, Betancourt convocó la I Convención de Gobernadores, con la finalidad de buscar una mejor coordinación en escala nacional de la gestión política y administrativa del Gobierno.

En esa I Convención, el Presidente afirmó: “estamos resueltamente empeñados en una acción concertada que vaya desde los ministerios hasta los municipios para realizar una labor de conjunto, resuelta y decidida, hacia la solución de los problemas fundamentales de Venezuela”.[1] Con esas palabras, Betancourt expresó la necesidad de involucrar a todos los actores necesarios en el proceso de buscar soluciones a los graves problemas que enfrentaba aquél país.

La Convención de Gobernadores, cada seis meses, y luego el 18 de septiembre de 1960, la convocatoria a la Convención de Municipalidades, representaron los dos espacios institucionales a través del cual Betancourt pretendió buscar una mejor coordinación y planificación desde el gobierno, consciente que en aquellos momentos era necesario ir más allá de la simple administración.

En relación a la Convención de Municipalidades, es importante destacar que en Venezuela no se realizaba un encuentro así desde el año 1911. En esa Convención, celebrada en 1960, Betancourt expresó con claridad los objetivos que aspiraba alcanzar, a saber: 1.- Conocer la realidad de los problemas de las municipalidades; 2.- Estimular el interés cívico nacional por los asuntos municipales; 3.- Lograr el interés municipal en los programas de desarrollo de la comunidad y 4.- Fomentar la coordinación por parte de organismos nacionales con las municipalidades en el planteamiento y ejecución de sus programas.

Con la presencia de representantes de los Concejos Municipales de todo el país, Betancourt reconoció que los problemas y los desafíos que el gobierno debía afrontar eran complejos y en tal sentido, reconoció en ese momento que la necesidad de ir hacia un proceso de descentralización administrativa, que advirtió, no era incompatible con el Plan Cuatrienal 1960-64.[2]

Para Betancourt los Planes Anuales deberían ser un compromiso adquirido ante el país, compromiso que además, debería ser, con el tiempo, reclamado por la opinión pública a las sucesivas administraciones. De esa forma, con esas palabras expresadas en la I Convención de Gobernadores en 1959, Betancourt, advertía de unos ciudadanos críticos y activos frente a la gestión del gobierno.

Precisamente aquella I Convención de Gobernadores en marzo de 1959 sirvió de escenario institucional para que el Presidente recién juramentado, se comprometiera a construir el Plan Nacional Cuatrienal 1960-1964. Betancourt, expresó a los Gobernadores en ese encuentro, que para la fecha no era posible presentar un programa de acción administrativa nacional, pues no había datos confiables y menos aún, estudios serios sobre la realidad del país.

Previamente, y así lo recordó en las palabras expresadas en la I Convención de Gobernadores, Betancourt había acordado con los Gobernadores, que cada uno de ellos, así como el Gobierno Nacional, deberían levantar un diagnóstico de la realidad, a los fines de traer a la Convención los problemas, las urgencias y las necesidades de cada Estado, con lo cual, aspiraba a lograr una mejor priorización de los problemas nacionales, buscando con mayor facilidad identificar la viabilidad de algunas soluciones a esos problemas.

Los problemas que Betancourt presentó en esa Convención a los Gobernadores fueron los siguientes:

Vialidad, pues habían pocas carreteras y/o autopistas.

Vivienda, pues advirtió del grave déficit de viviendas en el país.

Alimentación, alertó que había mucha hambre en el país.

Honradez Administrativa, que planteaba un compromiso para enfrentar con seriedad y desde las instituciones el manejo responsable de los recursos públicos.

Betancourt cumplió su compromiso y el 18 de febrero de 1960, en el marco de la III Convención de Gobernadores, logró presentar y analizar con los Gobernadores el proyecto del Plan Anual 1960-1964, destacando que el gobierno iniciaría una serie de consultas con distintos sectores, a saber: el sector de la producción, el industrial, universitario, laboral, bancario, en fin de todo grupo que tenga capacidad de aportar una idea.

En ese proceso de consulta, los Gobernadores eran los primeros en ser invitados a presentar observaciones, críticas o aportes a la propuesta de Plan Anual. La propuesta de escuchar a otros actores para alimentar el Plan Anual, fue calificada por el propio Betancourt como una “forma inteligente y democrática de gobernar”.

El proyecto de Plan Anual 1960-64 proponía dotar de agua potable, suelo sano, luz eléctrica a las pequeñas poblaciones de la provincia venezolana y algo importante de destacar, era el impulso de un programa orientado al desarrollo de las comunidades, cuyos objetivos eran: estimular el espíritu de progreso en la población y los hábitos de acción cooperativa; crear nuevas fuentes de trabajo para mejorar ingresos y fortalecer el gobierno autónomo local para que sea la expresión de un proceso democrático, esencia del desarrollo de la comunidad.

La Democracia venezolana daba sus primeros pasos, buscando espacios institucionales para el diálogo y la negociación, para el encuentro entre ideas y opiniones diversas, intentado crear mecanismos efectivos de coordinación entre los distintos actores políticos a los fines de desarrollar un modelo político democrático, reconociendo la necesidad de la descentralización como herramienta útil en esa labor.

Aquellos municipios y estados, llamados por Betancourt para debatir los problemas del país, hoy, más de 50 años después, están ignorados y excluidos como actores de desarrollo en el Plan de la Patria 2013-2019; pero además, la voz de esa opinión pública a la que se refería Betancourt cuando promovía la consulta del Plan Cuatrienal ha sido silenciada por el régimen.

¿Qué dejamos de hacer como sociedad, que lejos de mirar 1959 como el inicio de un modelo político que ha trascendido en el tiempo, lo vemos a la distancia como una historia pasada, desconocida por algunos y como una referencia para volver a entender el valor y el sentido de la democracia?

[1] Betancourt, Rómulo. Las Necesidades de todo el país. En: La revolución democrática en Venezuela. 13 de marzo de 1959. Caracas 1968. P. 21

[2] Idem. II Convención de Municipalidades. P. 41

https://politikaucab.net/2016/11/25/la-voluntad-politica-de-escuchar-a-l...

Artículo escrito para Politika UCAB. 25 de noviembre de 2016

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Ramón Guillermo Aveledo

Malos imitadores del difunto Presidente han creído que su éxito radicó en la ordinariez del lenguaje e inclinación a la pendencia. Su fenómeno es más complejo, me parece, que las meras apariencias, aunque éstas sean las más fáciles de copiar por gente escasa en talento e imaginación.

Pero ha quedado un discurso contaminante que rebaja el debate político. Alos verdaderos problemas nacionales, muchos, muy grandes y agravados en estos años, les cuesta encontrar sitio en la reyerta y el lodazal. En ese contexto,el éxito y el provecho nacional será para los que no se conformen con imitar.

Hace un siglo Azorín daba consejos a los políticos, y si bien muchas cosas han cambiado desde entonces, sobre todo a causa del uso de las redes sociales, hay clásicos cuya permanencia nadie sensato puede discutir. Su validez sigue intacta.

El escritor y parlamentario español recomienda al político fortaleza, como la primera condición del hombre -y la mujer- de Estado. “Una naturaleza muy firme, muy segura, para no dejarse aplanar en aquellos momentos críticos de amargura, en que nuestros planes y esperanzas se frustran”. Más adelante dirá de lo bueno que es “permanecer impasible ante el ataque”. Junto a la fortaleza, aconseja la hoy muy escasa virtud de la eubolia, la cual “consiste en ser discreto de lengua, en ser cauto, en ser reservado, en no decir sino lo que conviene decir”. Que “no se desparrame en palabras el político”. Qué oportuno y pertinente.

Cuidado con la impaciencia, llama la atención. “Lo que se hace precipitadamente se hace mal y a disgusto”. No apresurarse en responder un agravio, ni “dejarse arrastrar por el impulso general”. A veces, “lo prudente es callar”.

“No pierda nunca el sentido del equilibrio” es otro buen consejo azoriniano, válido y valioso en tiempos como los que vivimos, y para aplicarlo hace falta valor del bueno, máxime cuando las pasiones se desbordan fácilmente y es fácil confundir agresividad con definición.Y, utilísimo cuando las vanidades se hacen efervescentes y por lo mismo espumosas, y espuma no es cuerpo como pluma no es carne, se recomienda “desdén para el elogio”.

Líderes políticos, muchos y muy buenos, nos harán falta para encaminar a Venezuela. Ahí les dejo estos consejos que no son míos, sino de Azorín, deseándoles que el fragor del combate político les deje un tiempecito para la lectura y la reflexión.

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Ian Vásquez

Ayer lanzamos el Índice de Libertad Humana 2016. Es nuestro segundo informe anual que presenta el estado de la libertad general en el mundo basado en una amplia medición de la libertad personal, civil y económica. Co-publicado por el Instituto Cato, el Instituto Fraser (Canadá) y el Instituto Liberales (Alemania), junto con Tanja Porcnik, mi coautora, examinamos 79 indicadores distintos en 159 países sobre asuntos que van desde la libertad de expresión y asociación hasta las libertades de las mujeres, el grado de intercambio voluntario, la seguridad, el Estado de Derecho y más.

Dado el auge del populismo, el nacionalismo y el autoritarismo en muchos países del mundo en los últimos años, creemos que es cada vez más importante no sólo apreciar el valor inherente de la libertad, sino también apreciar su papel central en el progreso humano. Por esta razón, creemos que vale la pena medir cuidadosamente la libertad.

Entre las 10 jurisdicciones más libres según el ranking encontramos a Hong Kong, Suiza y Nueva Zelanda en los tres primeros lugares. Los Estados Unidos ocupa el puesto 23º. En comparación con 2008 —el primer año para el cual tenemos datos suficientes para un índice robusto— Estados Unidos ha estado en declive; ocupó el puesto 16º ese año. En términos de libertad económica, para la cual tenemos décadas de datos comparables, Estados Unidos ha estado en una disminución de largo plazo desde el año 2000. Sin duda, la guerra contra las drogas, la guerra contra el terrorismo, la expansión de un estado regulador, el surgimiento del capitalismo de amigotes y la erosión de los derechos de propiedad debido al abuso del dominio eminente han contribuido a que Estados Unidos caiga en cuanto al Estado de Derecho y a la libertad humana en general. Desgraciadamente, Estados Unidos no puede más pretender ser el bastión de la libertad del mundo.

Otros países con calificaciones relevantes son Chile (29º), el país más libre de América Latina, y Venezuela (154º), posicionado como el menos libre de la región (no medimos a Cuba debido a la falta de datos fiables). India ocupa el lugar 87º, Rusia 115º y China 141º. Turquía ocupa el 73º lugar, Sudáfrica 74º, Brasil 82º y Egipto 144º.

El nivel de libertad es importante para la prosperidad y el bienestar general. Por ejemplo, el ingreso promedio per cápita de los países del cuartil más libre es de 37.147 dólares, muy por encima del cuartil menos libre (8.700 dólares). Todas las dimensiones de la libertad son importantes y se refuerzan mutuamente. A medida que los países se vuelven más libres y, por lo tanto, más prósperos, los datos sugieren que primeramente tienen niveles relativamente más altos de libertad económica en comparación a las libertades personales. Y que una vez que alcanzan un alto nivel de libertad, tienen niveles relativamente más altos de libertad personal en comparación con los de libertad económica, pero aun así todos los indicadores de libertad son altos. Dicho de otro modo, si desea vivir en un país con un alto nivel de libertad personal, es mejor que tenga un nivel relativamente alto de libertad económica.

También encontramos una fuerte correlación entre la libertad humana y la democracia, la cual la medimos por separado. Respecto a esto, Hong Kong es un caso aislado, y dada la creciente interferencia de Beijing allí, nos preocupa cómo podrá mantener su alto nivel de libertad. Lea la discusión sobre esto y más en el informe completo.
Ian Vásquez

Fuente: http://www.elcato.org/el-indice-de-libertad-humana-2016

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Una vez que el gobierno decide suspender el referéndum revocatorio y cualquier válvula de escape electoral a la crisis, ¿qué cree que puede o debe hacer usted ahora?

La pregunta la hicimos en un estudio nacional que acaba de realizar la UCAB como parte de una investigación sobre actitudes de los venezolanos hacia su país y su realidad política. Las respuestas obtenidas obligan a una necesaria reflexión: 24,4% de los encuestados cree que no pueden hacer nada; 20,2% opinan que lo mejor es seguir las instrucciones de la MUD sobre lo que hay que hacer; 23,4% afirma que se dedicará ahora a sus cosas personales, y 25,3% no sabe o prefiere no contestar. Hay además 2 porcentajes marginales de respuestas: 5,2% que dice estar dispuesto a ir a la calle a enfrentar al gobierno y no moverse de allí hasta que Maduro se vaya, y un escuálido 1,5% que piensa celebrar porque el gobierno sigue mandando.

Si bien es importante que uno de cada cinco venezolanos está a la espera de directrices por parte del liderazgo democrático sobre qué hacer ahora, proporción de suyo bastante aceptable, no deja de llamar la atención que tres de cada cuatro, frente al escenario actual, no tengan respuestas, crean que no pueden hacer nada o piensen ingenuamente que pueden escapar de él escondiéndose en sus propios asuntos.

La investigación además arrojó, entre otros, 2 datos que merecen ser resaltados. Por una parte, ya alcanza a 93% la población que opina que su país está mal o muy mal. Pero además, un altísimo 78% piensa que ellos y su familia, en lo personal, también lo están. Hay que recordar que este dato sobre percepción de malestar propio se ha encontrado en la literatura sobre crisis sociales como un indicador peligroso de conductas antinormativas y violentas. Y si bien nadie ha podido nunca predecir eso que llaman “explosiones sociales”, dada la multicausalidad de factores que concurren en su aparición, lo cierto es que en nuestro país se está jugando a acumular mucha paja seca cerca de la chimenea.

Un venezolano así, que cree que su país está mal pero él también, y al que le cierran las válvulas para escapar de la crisis, se vuelve conductualmente un acertijo. ¿Cómo podría reaccionar si su situación de deterioro continúa, como es seguro que ocurra, y no se le abren opciones?

Al menos dos escenarios son posibles. Uno, que la desesperanza termine por agotar su capacidad de lucha y resistencia, y dé paso al acostumbramiento y la resignación ante lo que termina por considerar inevitable y superior a sus fuerzas. Este escenario, si bien es posible, no parece tan probable en el corto plazo, dadas las altas cifras de conflictividad social que se mantienen, retando incluso la tendencia histórica a disminuir en los últimos dos meses del año.

El otro escenario es la adopción de conductas anárquicas y violentas por parte de sectores de la población, como reacción desesperada y catártica ante la invisibilidad de opciones para superar su desamparo y su calvario. El riesgo de este tipo de respuestas, especialmente cuando ocurren de manera desordenada y sin norte, es que terminan en contra de la propia gente, y justificando la represión del gobernante y su eventual fortalecimiento.

Por supuesto, existe un tercer y deseable escenario, en el cual el descontento y la presión popular se conjuguen con el resto de las modalidades de la lucha política para que su efecto se potencie en términos de utilidad y fuerza. Pero recordemos que, de acuerdo con lo encontrado, tres de cada cuatro de los venezolanos no sabe muy bien qué es lo que habría que hacer para superar la crisis, y mucho menos cree que él pueda hacer algo.

Frente a este venezolano sufriente y confuso, es entonces prioritario asumir una estrategia apremiante de docencia social para darle direccionalidad política a este descontento, ofrecer una hoja de ruta creíble para la lucha con sentido, y tratar de canalizar la rabia para que no se devuelva contra la propia gente. Este es el reto más urgente de quienes no quieren jugar a escenarios sorpresa.

Fuente: http://www.el-nacional.com/angel_oropeza/Docencia-social-escenarios-sorpresa_0_966503375.html

@angeloropeza182 29 de noviembre 2016 - 12:05 am

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​José E. Rodríguez Rojas

En un programa de la TV del sur del estado de la Florida se entrevistó hace varios años a un ex agente del servicio secreto cubano, quien realizó algunas confidencias sobre los excesos del ahora fallecido dictador Fidel Castro. Según el entrevistado las obligaciones de los funcionarios del servicio de protección del dictador cubano en las concentraciones públicas, no se limitaban solamente a las inherentes a la protección de su integridad personal. Adicionalmente a ello los miembros del cuerpo seguridad tenían la responsabilidad de localizar y obtener los favores o aquiescencias de jóvenes y no tan jóvenes cubanas que asistían al evento, a fin de satisfacer los apetitos carnales del comandante y líder de la revolución.

En una oportunidad, según el entrevistado citado, el comandante le puso la vista a la atractiva esposa de un científico cubano. A fin de eliminar obstáculos en el camino del sátrapa hacia el corazón y el resto de la humanidad de la dama, el científico de marras fue asignado a una misión cubana que tenía como propósito realizar estudios en el polo norte, lo que implicaba una larga estadía en la helada región. De esta manera al comandante le quedó el camino despejado para acompañar a la atribulada y solitaria señora en su temporal soledad, y convertirla en una de sus innumerables amantes. Con el paso del tiempo el cornudo científico regresó a la Habana y se enteró de los detalles del affair y en lugar de encolerizarse, se alegró del honor que se le había concedido, alentando a su esposa a continuar cediendo ante los embates amorosos del sátrapa. Demás está decir que fue ascendido a un cargo relevante en una de las instituciones científicas cubanas, siendo además condecorado con una de las medallas que concede el régimen a los cubanos que se distinguen por sus servicios a la revolución.

Los excesos sexuales de los dictadores han sido documentados por escritores y testigos de diverso pelaje. El más explicito en este terreno fue el doctor personal de Mao Tse Tung, Li Zhisui, quien escribió un libro sobre la vida intima del líder chino; en el cual se señala que disponía de un harem personal, tal como lo hacen los jeques árabes. Tenía una especial predilección por las jóvenes, varias de las cuales lo acompañaban en las giras en tren que hacía por el amplio territorio de la Republica Popular China. Mientras el líder chino estaba dedicado a saciar sus apetitos carnales con las damas de sus harem personal millones de ciudadanos chinos morían de hambre por la escasez de alimentos generada por las acciones acometidas en el marco de la revolución que Mao impulsaba. El caso de Mao Tse Tung es particularmente llamativo pues en el apogeo de su influencia impuso una vestimenta carente de adornos, que luego se haría popular entre sus seguidores a nivel mundial, la cual perseguía representar el ascetismo del líder chino como una de sus atributos más relevantes. Conocí hace varios años a uno de los líderes de una de las tantas corrientes maoístas a nivel local, que no solo asumió la vestimenta del líder chino sino que presumía de un autocontrol emocional que lo alejaba, según él, de la pasión y vehemencia que nos caracteriza a los locales. Toda una farsa similar a la del líder chino que la historia se encargaría de liquidar.

Retornando al ámbito latinoamericano uno de los casos que ha sido llevado a la ficción ha sido el del dictador dominicano “chapita” Trujillo. En su novela “La fiesta del chivo” Vargas Llosa describe los excesos sexuales del dictador dominicano. Al igual que en el caso cubano, una de las obligaciones de los miembros del servicio de protección personal de “chapita” era obtener los favores de jóvenes dominicanas a fin de complacer los requerimientos del dictador. Una vez que ello se lograba, todo el servicio de seguridad se dedicaba a organizar la logística del transporte del sátrapa a una de las mansiones dispuestas a lo largo de la geografía dominicana para facilitar los encuentros del dictador con la joven elegida. En la “Fiesta del chivo” se narra en detalle estas peripecias del dictador dominicano y como un grupo de conspiradores aprovecharon uno de estos desplazamientos para atentar con éxito contra la vida del anciano gobernante.

En el caso venezolano fueron muy divulgadas las aventuras sexuales del dictador Marcos Pérez Jiménez en la isla de La Orchila. A esta localidad, dotada de un puesto de la marina venezolana, los servicios de seguridad de la dictadura trasladaban a las afortunadas jóvenes, algunas de ellas renombradas “mises” ganadoras de concursos de belleza. En la estricta seguridad de la isla, custodiada por los miembros de la FAN venezolana, se desarrollaban las orgias de Pérez Jiménez y su entorno intimo. A estos festines no solo asistían desafortunadas damas que no tenían donde caerse muertas, sino que también eran invitadas damiselas de la alta sociedad caraqueñas, cuyas familias estaba deseosas de fortalecer sus conexiones con el dictador y su entorno. Las aventuras de Pérez Jiménez en La Orchila fueron caricaturizadas por más de un periódico de la época democrática que mostraban al dictador en calzoncillos persiguiendo en una motocicleta a una dama con escasa vestimenta, a lo largo de una de las playas de la isla.

El poder corrompe y el poder absoluto corrompe mucho más. La ausencia de libertades en los regímenes dictatoriales posibilita que los sátrapas de turno se sientan con el poder suficiente para disponer no solo de los bienes de los ciudadanos sino también de la vida de estos, llegando al extremo de inmiscuirse en su vida privada, acosando a hijas, esposas o a cualquier otro miembro de su familia no importando el estrato social al que pertenezcan. No hay libertad de prensa para denunciar sus desmanes, ni un sistema judicial independiente que proteja los derechos de los afectados.

Todas las dictadores recurren a la represión y a la propaganda para mantenerse en el poder, pero el extremo del cinismo se observa en los regímenes dictatoriales socialistas como el chino y el cubano donde la propaganda presenta a los dictadores como personajes con una vida ascética y abnegada dedicada a mejorar las condiciones de vida de sus pueblos, cuando en realidad se trata de tiranos comunes y corrientes que tienden a cometer los mismos abusos que los llevados a cabos por depravados como “chapita” Trujillo y Pérez Jiménez. Ahora con el fallecimiento de Fidel Castro veremos desfilar al lado de su féretro a las jóvenes prostituidas por el líder cubano y su equipo de seguridad. Después de ellas veremos a la desconsolada esposa del científico llorando a raudales siguiendo un guión escrito por su alcahuete esposo. A continuación el cornudo marido lucirá descompuesto por la incertidumbre que le genera la muerte de su protector. Personajes que son reflejo de una sociedad postrada ante los Castros y su camarilla, que ha perdido toda su dignidad después de más de cincuenta años de tiranía.

Profesor UCV

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