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Opinión

Humberto García Larralde

La conclusión de Lord Acton, recogida arriba, es axiomática: en ausencia de contrapesos, quien ostenta el poder puede hacer lo que le da la gana. Y el poder absoluto se define, precisamente, por eso, por la ausencia de contrapoderes que lo limiten. La famosa máxima del historiador y político inglés partía de señalar, como se sabe, que el poder en sí tiende a corromper.

De ahí la importancia decisiva de erigir instituciones que lo acoten, hagan inviolables los derechos ciudadanos, y obliguen a la rendición de cuentas y a la transparencia de la gestión de los poderes públicos. En una democracia auténtica, en la que reina el equilibrio de poderes independientes, conforme a la fórmula de Montesquieu, y existen medios de comunicación libres y una ciudadanía protagónica, tiende a reducirse al mínimo las posibilidades de cometer atropellos, y a expandirse al máximo las garantías y libertades individuales.

Y es aquí donde se desnuda el régimen de Maduro. En apenas una semana ha condenado a ocho años de prisión a Juan Requesens, acusándolo –sin prueba alguna—de tener participación en el supuesto atentado del dron, ese que puso a correr a sus chafarotes; ha anulado, de un solo plumazo, conquistas laborales fundamentales, cercenando el pago de vacaciones y bonos a los empleados públicos, incluidos los profesores universitarios, a pesar de contemplarse en los respectivos contratos colectivos; y, para mayor ridiculez, el fiscal en funciones, Tarek William Saab, emite una orden de captura a la periodista Carla Angola por una opinión emitida en una entrevista en EE.UU. Si a eso se le añade la prisión sin juicio de Roland Carreño y de Javier Tarazona, como de centenares de presos políticos por el hecho de ser críticos del régimen; el bloqueo de fuentes independientes de información en la red; y el atropello de los cuerpos represivos del Estado en barrios populares o en zonas fronterizas --entre otros desmanes--, tendremos una aproximación a los horrores asociados al ejercicio, sin freno, del poder.

Porque la corrupción a la que se refería el barón inglés no se restringe a las marramuncias que pueden cometerse con los dineros públicos. Ataña directamente a la condición humana. Es la degradación del espíritu de aquellos que, por creer que disfrutan de un poder ilimitado, desprecian a quienes no son sus acólitos para maltratarlos cruelmente. Desaparece toda referencia moral y ética como criterio de convivencia civilizada entre quienes divergen en sus gustos, preferencias y opiniones, para dar paso al ejercicio desnudo de la fuerza contra quienes, al haberse destruido el Estado de Derecho, se encuentran desamparados ante las arbitrariedades de los poderosos. Y esta crueldad se exacerba si quienes la ejecutan se sienten inspirados por una misión trascendental que los sitúa por encima del bien y el mal.

Ese fue, quizás, el mayor crimen que pudo haber cometido Hugo Chávez. Con su lenguaje de odio y descalificación, convenció a sus huestes de que quienes discrepaban no tenían derecho a ser tratados como iguales. Hizo del adversario político legítimo, un enemigo irreconciliable. Su pecado, no haber sucumbido a las soflamas patrioteras de quien se proyectaba como heredero del Libertador y someterse, sin chistar, a su liderazgo. La demolición de las instituciones democráticas y el uso “persuasivo” de la violencia por parte de sus camisas rojas, en un contexto de militarización creciente del quehacer político, desembocó en un régimen neofascista, animado por la consigna “patria, socialismo o muerte”.

La prédica militarista-patriotera, reforzada luego con la asimilación de algunos mitos del comunismo castrista, forjó el apego de sus partidarios a un pensamiento único, cuidadosamente cultivado por Chávez. El culto a su persona y la erección clara de un enemigo “mortal” –el imperio estadounidense—le pasó la aplanadora toda idea independiente al interior de sus filas. Con formulaciones maniqueas simplistas, amalgamó a sus fieles tras de sí, eliminando todo posible contrapeso. El poder creciente de Chávez tuvo como único freno su propia percepción de la conveniencia política de emprender algunas acciones; hasta dónde tenía sentido llegar en su proceso de desmantelamiento institucional.

Maduro, sin la ascendencia de su mentor, se aferró a su legado para permanecer en el poder. Acentuó la corrupción de contingentes del alto mando militar ofreciéndoles oportunidades de lucro de todo tipo para amarrarlos, como cómplices en el despojo de la nación, a su gobierno. El constructo ideológico con que se quiso “legitimar” este despojo --que es en lo que se convirtió la llamada “revolución” bolivariana—hizo que algunos de militares se creyesen el cuento de ser herederos del ejército libertador y, por tanto, propietarios exclusivos de Venezuela. Se forjó un Estado patrimonial, amparado en un poder judicial obsecuente y también cómplice. Al desatar una mayor represión y extender las prácticas de terrorismo de Estado, se ha afianzado en sectores del chavo-madurismo la percepción de que su poder carece de contrapesos. A ello han ayudado los errores que impidieron a las fuerzas opositoras mantenerse como opción clara de poder. Internacionalmente apuestan a Putin, con la esperanza de que, con su apoyo, los desembarace de las reglas de juego que castigan a sus prácticas gansteriles. Y, con la toma de posesión de Petro en Colombia, se ilusionan de contar también con su anuencia ante los desmanes cometidos.

El patrimonialismo instaurado lleva a un personaje tan emblemático como Diosdado Cabello a alertar a Repsol y a ENI que, si bien ahora tienen licencia para exportar crudo venezolano a Europa y cobrarse sus acreencias con PdVSA, tienen que “dejarles alguito para el café”. Maduro, les entrega 10.000 km cuadrados (un millón de hectáreas) a sus “panas” iraníes para cultivo, amén de condonarle la deuda a países del Caribe que compran petróleo venezolano.

Adicionalmente, la asamblea oficialista aprueba una ley de Zonas Económicas Especiales que le confiere la discreción al presidente y a otros jerarcas de decidir quién (o quiénes) pueden beneficiarse de los incentivos provistos. Y los ejemplos siguen. Es en esta veta que las ministras de Educación y de Educación Superior le pasan por encima a los contratos colectivos de profesores y empleados, como al principio de progresividad del derecho, para rebajarles sus remuneraciones. Y los hermanos Rodríguez, violando descaradamente la autonomía universitaria, hacen levantar un monolito a la memoria de su padre en terrenos de la UCV (“Tierra de Nadie”) como si fueran de ellos, sin pedir permiso a las autoridades correspondientes.

Y todo ello ocurre cuando, aparentemente, se adelantan medidas orientadas a una mayor liberación de las fuerzas de mercado: la “normalización” de la que quiere beneficiarse Maduro. Pero todo paso en esa dirección implica ofrecer alguna garantía a los agentes económicos, si se quiere que funcione. La manifiesta incongruencia con el ejercicio de poder sin restricciones comentado arriba, lleva a pensar que hay confusión e intereses contrapuestos en juego en el seno del chavo-madurismo.

La ausencia de contrapoderes institucionalizados obliga a las fuerzas democráticas a ejercerlos por la vía de hecho. Es la verdad de Perogrullo que tanto atormenta a la oposición: el deber de constituirse en fuerza, en un poder efectivo, con capacidad de arrebatarle al oficialismo las garantías que permitan afianzar posibilidades para la apertura democrática y para proveer oportunidades de sustento digno a los venezolanos. No hay otro camino que acompañar a los distintos sectores en sus luchas, procurando que sus objetivos particulares se concatenen en una plataforma política que apunte a la restitución de los derechos fundamentales de los venezolanos, tanto en el plano político como en el económico y el cultural. Sin transformarse en esa fuerza, en ese contrapoder, Maduro no accederá a realizar elecciones confiables, más cuando los EE.UU. y la UE tienen, claramente, prioridades más importantes que atender.

La escogencia de un candidato unitario a través de primarias debe convertirse en un paso decisivo en la construcción de esa fuerza. Es menester hacerlo al calor de una discusión fructífera en torno a las reivindicaciones económicas y políticas del momento, que se plasme en una narrativa que la gente haga suya y se movilicen para su concreción. Quizás sea la mejor forma de visualizar la cohabitación a que se refiere el Secretario General de la OEA, Luis Almagro. Aprovechar los amagos de apertura de Maduro para exigir los derechos sobre los que tendría que fundamentarse para ir ganando la confianza de la población como alternativa viable de poder, garante de que se restituyan las libertades democráticas y el Estado de Derecho. Las elecciones de 2024 y, mucho menor, el triunfo de la oposición, están dados.

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

 6 min


Edgar Benarroch

EL SECTOR AGRÍCOLA

Nuestro sector agrícola, pese a no haber tenido la asistencia técnica y económica de los gobiernos, se mantenía por la férrea voluntad y disposición de los empresarios y agricultores, pero ello tiene un límite y entonces el auxilio oficial se hace necesario para seguir hacia adelante. A ese límite se llegó hace 15 años y este régimen no fue capaz de meterle la mano y hoy estamos en un proceso de estancamiento y retroceso, producto de la criminal desatención y atentado alevoso del régimen y como si fuera poco, las expropiaciones caprichosas de tierras prosperas en franca producción e invasiones inducidas por las autoridades, llevó todo al colapso. Así que tierras prósperas y productivas hoy son monte y culebras.

La situación actual del sector, sin precedentes en nuestra historia, es producto de una acción criminal desplegada por el régimen para destruir al empresario y desconocer sus derechos de propiedad y bienhechurías siempre reconocidos en el pasado, antes de lo que por desgracia tenemos. Desde el régimen se impulsó e impulsa una acción que profundiza el riesgo y la incertidumbre en el campo, frena la inversión y tiene la agricultura en un total y grave estancamiento que trae como consecuencia desabastecimiento y nos obliga a alimentarnos de productos importados.

Además de que el régimen no ayuda y maltrata, es indiferente y como tal cómplice ante los secuestros, invasiones, abigeato y extorsiones de todo tipo: pagas el peaje o te expropiamos, invadimos o matamos. Todo ello ha creado un ambiente muy adverso e inseguro. Esta lamentable situación es superable y volver al campo pasa por la salida de lo que tenemos y el restablecimiento del estado de derecho, que es el imperio de la ley que supone el reconocimiento y respeto de los derechos de propiedad y posesión consagrados en nuestra Constitución.

Si esta grave situación del sector agrícola no se enfrenta con inteligencia, mucha dedicación y conocimiento del medio, nos veremos más adelante en una situación aún peor de la que tenemos.

El “Pabellón”, plato venezolano de lo más típico, ahora ya no lo es, tiene múltiples nacionalidades: caraotas negras de Brasil, carne de Argentina y Uruguay, arroz de China o la India y plátanos de Ecuador. No producimos nada, solo monte, piedras y culebras.

Acabaron con el árbol que contribuía con nuestra alimentación y ahora nos tienen dependiendo de árboles de otros países: economía de puertos. Este régimen ha sido el peor de los ciclones que arrasó con todo y “el queso que había en la mesa también se lo comió”.

12 de agosto 2022

EL DIÁLOGO RÉGIMEN-OPOSICIÓN

El diálogo es la manera civilizada y en paz de los seres humanos entenderse. “Hablando se entiende la gente”. Cuando al diálogo se le anteponen condiciones absolutamente subalternas y sin ninguna importancia nacional, se le está saboteando y alejando. Cuando no se reconoce la importancia capital del diálogo para llegar a acuerdos en armonía y se le condiciona con intrascendencias, claramente no se es amigo ni se le estima.

Se inició un proceso de diálogo en la ciudad de México entre este régimen y la oposición, para ver si es posible alcanzar acuerdos que devuelvan la paz, el bienestar y la felicidad al pueblo venezolano. Cuando el señor Alex Saab, colombiano de nacimiento con ascendencia libanesa y naturalizado venezolano, fue detenido en los Estados Unidos e investigado por distintos cargos delictivos, el régimen de Maduro dijo que suspendía el diálogo que se realizaba en México, si no se paralizaba la investigación y le daban inmediata libertad al señor Saab.

Ahora, a propósito del caso del avión venezolano-iraní, que sospechosamente hacía viajes muy frecuentes entre Caracas y Teherán y viceversa, detenido en Argentina por el poder judicial de ese país, por serias sospechas de contrabando y tráfico de oro, el régimen pone como condición para continuar con el diálogo, la devolución inmediata del avión a Venezuela.

Esos condicionamientos, sin ninguna relevancia, son amenazas y chantajes inaceptables e increíbles, son signos claros de la poca o ninguna importancia que este régimen le da al proceso de diálogo. “Si no te portas bien, no te doy caramelos”, entre infantiles vale la condición, pero entre gente adulta, máxime cuando se detente el poder, es inconcebible e inaceptable.

Creo que el régimen no tiene ningún deseo en conseguir cuanto antes una salida a la inmensa y honda crisis que hunde al país y que a nosotros nos provoca tanto daño y malestar.

Pese a todo, debemos insistir en el diálogo, aunque pensemos que el régimen no tiene voluntad ni disposición; es la vía civilizada para lo más temprano posible lograr una salida decente y en paz al terrible drama que sufrimos. Si logramos adelantar las elecciones generales, por supuesto incluye la Presidencia de la República, estaremos dando un buen paso muy importante para la reinstitucionalización política del país y más adelante y en seguida vendrán las demás. No nos queda otra que aguantar la pesadez del régimen e insistir en el diálogo.

11 de agosto 2022

DOS VENEZUELA

Venezuela era un país con el Producto Interno Bruto (PIB) más alto de América Latina, producía 3 millones 500 mil barriles de petróleo todos los días y PDVSA era una de las cuatro empresas más importantes del mundo industrializado, con tierras fértiles, fecundas y cultivables, con reservas internacionales de 16.000 millones de dólares y la gente, con sus problemas, vivía mucho mejor que ahora.

Los servicios públicos eran eficientes y continuos, la inseguridad personal y de bienes estaba por debajo del promedio de Latinoamérica y con un salario mínimo promedio de 120 dólares mensuales. Universidades de prestigio con inmensa capacidad para la academia y la investigación y los centros públicos prestadores de salud estaban bien equipados y con medicinas fundamentales. Todo, absolutamente todo eso se derrumbó, o mejor escrito lo derrumbaron. Todo cambio para mal y peor.

Hemos pasado por siete años de recesión económica y cuatro de hiperinflación (la más alta y prolongada en la historia de la humanidad). Los ricos son más ricos ahora y los pobres son más pobres. Hugo Chávez es el padre de la catástrofe económica, social y humanitaria del país, seguido muy de cerca por Nicolás Maduro. Tenemos en la actualidad, según ENCOVI (Encuesta nacional de condiciones de vida) una pobreza que llega a la sideral cifra del 94% de la población (gente que no tiene acceso a la cesta alimentaria y de medicinas), solo el 6% puede ir a los restaurantes, disfrutar del cine, viajar y comprar ropa y calzado.

Estamos en presencia de dos Venezuela: una chiquitita rica y otra gigantesca pobre y ello ha traído un estancamiento social después de ser un país con gran movilidad y permeable, pero además provoca fricciones y roces muy inconvenientes.

Hoy tenemos el 700% de inflación anual, 100 veces más que el promedio latinoamericano y el salario mínimo más bajo del mundo; nadie imaginó, diez años atrás, que nuestro salario sería inferior al de Haiti y al de Cuba. Vemos el macabro contraste de una persona buscando en la basura algo de comer y otra al lado comprando cervezas importadas.

La generación que irrumpe en 1958 era casi en su totalidad hija de gente trabajadora, muchos solo con sexto grado y algunos aventajados bachilleres, y sus hijos hoy son profesionales con doctorados, así eran aquellos tiempos, que además nos permitía comprar vivienda y carro.

Nuestras reservas internacionales eran de 16. 000 millones de dólares y ahora son de 4.500 millones, las más bajas de los últimos treinta años. Nuestro PIB descendió en un 75%. La economía con peor desempeño en el mundo en los últimos diez años es la nuestra.

No podíamos esperar otra cosa después de los excesivos controles de todo tipo y el “exprópiese” caprichoso y criminal que espantaron y alejaron las inversiones nacionales y extranjeras.

Venezuela no se arregló y si siguen las cosas como están empeorará. La vamos a arreglar nosotros Dios mediante, sacando a este régimen totalitario, demagógico y populista y contando con la potencialidad económica que aún le queda al país y con todos nosotros. Mucha gente que se ha ido volverá con el cambio, pero aún en el país tenemos un contingente muy bien equipado y de primer orden.

10 de agosto 2022

UNA COMUNIDAD IDEOLÓGICA, ORGANIZADA Y QUE ACTÚA

Un partido político es una entidad de interés público que se crea para promover la participación ciudadana en la vida democrática de un país. Es una agrupación cuyos miembros o militantes convienen en asociarse para participar en la vida política. Un partido político se caracteriza por la existencia de tres elementos: ideología, organización y acción; la ausencia de uno de ellos lo desnaturaliza.

Entonces un movimiento político es una comunidad ideológica compartida por sus adherentes. La ideología es el lazo fundamental que une a la militancia y la razón para adherirnos a una causa. Cuando ingresamos a un partido político lo hacemos porque nos identificamos con su planteamiento ideológico y concepto de vida. Todo movimiento de carácter político debe tener organización para poder actuar de manera eficiente en la comunidad y debe actuar para robustecer su estructura y alcanzar el poder que debe entenderse como un medio, un instrumento y no como un fin.

Esa comunidad ideológica, para ser grata y tolerable para sus integrantes debe ser también una comunidad de afectos y solidaria. Los militantes deben ser fraternos y festejar cada día la coincidencia ideológica y cada quien, en la medida de sus posibilidades, trabajar por mejorar el partido y lograr el poder, desde donde se debe, una vez alcanzado, realizar una intensa labor, con el sello ideológico, para alcanzar el Bien Común y la Justicia Social.

Son los partidos políticos pilares fundamentales en los que descansa y se soporta la democracia, por ello, si queremos más y mejor democracia debemos procurar y coadyuvar a tener excelentes partidos, debemos cuidarlos, alentarlos y alertarlos para que nunca abandonen su función de servicio que siempre debe ser en función del gran interés nacional, privilegiando a los pobres y vulnerables.

Los partidos democráticos deben practicar internamente los postulados de la democracia y en consecuencia la militancia organizada debe tener una participación importante y en algunos casos decisiva en la vida del movimiento. Las estructuras piramidales rígidas, donde la cúpula es la que resuelve lo que debe hacer y cómo comportarse el resto, no son democráticas y son propias de los partidos totalitarios donde existe una nomenclatura que es la que resuelve todo lo atinente al conjunto y los demás son simples seguidores obedientes.

Los problemas de la democracia, que los tiene, se resuelven con más y mejor democracia, nunca con menos. Ella tiene la bondad de ser perfectible y en función de eso debemos actuar. Bebemos del agua del país y es necesario que ella sea limpia y potable.

9 de agosto 2020

ALACRANES

Tengo entendido que alacrán es un nombre que se le da al escorpión que es artrópodo arácnido depredador. Cuenta con un par de pinzas de agarre y una cola estrecha y segmentada que forma una curva hacia adelante rematada con un aguijón. Su veneno es neurotóxico y produce dolores intensos y enrojecimiento del lugar de la picadura y puede producir también taquicardia, dificultad respiratoria, lagrimeo y temblores, en casos de mayor gravedad se pueden presentar vómitos, diarreas y alteraciones cardíacas.

Los alacranes son atraídos por la suciedad: basura orgánica, escombros y maderas. Las arañas y cucarachas le llaman la atención porque son parte de su alimentación. Hasta aquí lo que conozco sobre el alacrán.

Ahora bien, últimamente me he informado que usan el término para calificar o descalificar a algunos políticos, no conozco la connotación política del término ni a que se refiere, pero supongo, me imagino, que nada bueno es el calificativo. ¿Será dado a personas que militando en partidos de oposición le hacen carantoñas al régimen en busca de beneficios y prebendas personales? ¿Serán personas “quinta columnas” traicioneras que integrando la oposición le transmiten al régimen la estrategia y tácticas de aquella?

Lo cierto es que cuando se quiere desprestigiar a alguien de manera muy grosera se le llama alacrán. Como hemos dicho, los alacranes viven en la suciedad y si algunos de ellos están en un partido político significa que nada limpio es, no es admisible la convivencia de políticos serios y decentes con quienes se les consideran alacranes.

Un partido político serio y que se estime como debe ser, no puede tolerar en su seno a alacranes, si hay pruebas ciertas de que lo son; inmediatamente se deben tomar medidas disciplinarias para limpiar el terreno de suciedad y el que es alacrán a conciencia, si la tiene, simplemente le entregó su alma y dignidad a Lucifer y si se estima en algo debe jugar su rol en la suciedad que es donde debe estar por ser su hábitat natural.

Endilgar este calificativo de alacrán a alguien y seguir conviviendo con él, es hacerse cómplice de sus andanzas e inapropiada conducta y ello en nada colabora para tener movimientos políticos decentes y serios.

La política es una actividad de servicio excelsa, muy seria y cargada de convicciones y quien no sirve para servir ni tiene convicciones trascendentes, no debe actuar en política ni hacerse parte de ella y si ya está en política debe apartarse por su bien y el bienestar del conjunto y así no obstaculizar a los buenos que desean alcanzar el bienestar y la felicidad general y propia.

7 de agosto 2022

PROMOCIÓN POPULAR

Luis Herrera, en su campaña electoral ofreció, entre otras cosas, un serio y sustantivo programa de promoción popular y ya como Presidente de la República, en su primer proyecto de Ley de Presupuesto, presentó al Congreso Nacional la solicitud de recursos para crear el despacho ministerial que se encargaría de la promoción popular.

No solamente les fueron negados esos recursos, sino que se aprobó un artículo donde se prohibía todo movimiento presupuestario tendiente a favorecer la promoción popular, ello constituyó un hecho insólito y sin precedentes. Con razón el Presidente Herrera luego dijo “Le cayeron a batazos al presupuesto que presenté”.

De esta manera el Presidente Herrera vio frustrada su voluntad de adelantar y cumplir su promesa electoral. La oposición tuvo luego el desparpajo de decir que había incumplido su promesa electoral. ¿Cómo se iba a cumplir la oferta si negaron todos los recursos y prohibieron transferencias de fondos para ese fin?

Esta anómala situación, por decir lo menos, de que el gobierno procura hacer y la oposición procura que no haga y niega recursos para hacer, le ha traído al país gravísimas consecuencias y por ello, en los cuarenta años de democracia (1958-98), no se pudo avanzar más en el desarrollo.

La promoción popular era abrirle al país canales de participación ciudadana no solamente en la ejecución de obras de importancia para la comunidad sino también en su estudio, discusión y concepción. Venezuela perdió en ese momento, transitar un camino donde el pueblo organizado hubiese sido el gran constructor de su presente y futuro. A lo mejor si lo hubiésemos implementado la situación de hoy fuera distinta.

Este régimen ofreció participación y protagonismo popular y en la reforma constitucional se introdujo un articulado sobre los distintos referendos, pero qué ha hecho después, lo dispuesto en la Constitución pasó a ser letra muerta y cuando se intentó convocar el referendo revocatorio del mandato de Maduro lo sabotearon y boicotearon de tal manera que hizo imposible su realización.

¿Cuántas decisiones de alta incidencia en nuestras vidas y cuantas leyes aprobadas de altísima importancia nacional se han realizado sin la menor intención de consultar la opinión popular?, pues todas; ningún acto de gobierno se ha consultado al pueblo que ellos llaman protagónico y participativo. Lo de participativo, como lo entienden ellos, es que participan, algunas veces, lo que van a hacer y lo hacen sin más.

Sin lugar a dudas, esta oferta del régimen sobre la participación es un ofrecimiento incumplido más que engrosa su ya voluminoso expediente. Palabra solo palabras, demagogia y más demagogia, populismo y más populismo es la manera de comportarse este régimen. Ha pasado mucha agua bajo los puentes y ya no necesitamos saber más, todo lo sabemos:

Estamos ante un régimen totalitario, populista, falso, deshonesto y mentiroso que cree que con palabras y desinformación puede torcer la voluntad ya tomada del pueblo de sacarlos del poder cuanto antes. Son felones de la peor especie.

6 de agosto 2022

 13 min


Eddie A. Ramírez S.

¿Quiénes son los llamados a exigir que se respete la Constitución y proceder a restaurarla cuando es violada? El artículo 333 de la misma establece que: Todo ciudadano investido o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia. Los militares, a título individual, como cualquier ciudadano, no pueden eludir esta responsabilidad. Cabe preguntar si corresponde a la Fuerza Armada como institución decidir si ha sido o no violada y proceder a restituirla. Cuando existe separación de los Poderes del Estado, la respuesta es un contundente no, ya que corresponde al Poder Legislativo y al Judicial canalizar las acusaciones de la Fiscalía, de la Contraloría o de la Defensoría del Pueblo. Sin embargo, el punto se complica cuando esos poderes son cómplices de la dictadura.

El Artículo 328 de la Constitución establece que la Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna…. Evidentemente, nuestra Carta Magna no le atribuye a nuestra Fuerza Armada el papel de árbitro del sistema democrático. Sin embargo, en negrilla se destaca algo que no cumple, lo que es una violación de la Constitución.

¿Quiénes son los responsables de esta violación? ¿Los oficiales subalternos que portan estrellas plateadas, los superiores que las llevan doradas o los portadores de soles? Los civiles debemos entender que la obediencia es requisito indispensable para la existencia de la Fuerza Armada. Superior manda, subalterno obedece es la máxima, la cual solo no aplica cuando una orden viola el ordenamiento legal, entre ellos el respeto a los derechos humanos.

En resumen, el Alto Mando Militar (Padrino López y generales y almirantes de tres soles), es el responsable de la desviación de la misión de la Fuerza Armada. También cuando se hace de la vista gorda de las torturas en sus dependencias y cuando acepta que compañeros de armas sean encarcelados o pasados a retiro injustificadamente. El resto de los oficiales son culpables a título individual solo cuando torturan o cometen otro delito.

Según el Foro Penal Venezolano, hay 239 presos políticos, entre ellos 132 militares. Recientemente, por supuesta participación en un atentado contra Maduro, fueron sentenciados 17 ciudadanos en un juicio plagado de irregularidades y con evidencias de torturas a los indiciados.

La juez Hennit Carolina López y las fiscales Farid Mora Salcedo y Dinorah Bustamante, con la complicidad del teniente Raymer Amaro y otros, forjaron un expediente para justificar las sentencias. Cabe mencionar que el entonces director del Sebin, general Cristopher Figuera, advirtió que se estaban realizando algunas acusaciones sin base. El general Alejandro Pérez Gámez y el coronel Pedro Zambrano fueron sentenciados a 30 años y el general Héctor Hernández Da Costa a 16 años. Al diputado Juan Requesens le asignaron ocho años. Tres damas, fueron condenadas entre veinte y treinta años. Además, el tribunal solicitó la extradición del diputado Julio Borges, exiliado en Colombia.

Estas sentencias, una más de las muchas dictadas por el régimen de Chávez-Maduro, evidencia la sumisión del Poder Judicial a Miraflores y su responsabilidad como sostén de la dictadura. El artículo 254 de la Constitución establece la autonomía del Poder Judicial. El 266 asigna al Tribunal Supremo de Justicia establecer si hay o no mérito para enjuiciar a un presidente de la República, previa autorización de la Asamblea Nacional. Según el artículo 274, corresponde al Poder Ciudadano (Defensor del Pueblo, Fiscal General y Contralor General) prevenir, investigar y sancionar los hechos que atenten contra la ética pública y moral administrativa, así como velar por la buena gestión y legalidad del uso del patrimonio público. El 285 obliga al Ministerio Público (Tarek Saab), a garantizar en los procesos judiciales el respeto de los derechos y garantías constitucionales, celeridad y buena marcha de la administración de justicia, el juicio previo y el debido proceso. De acuerdo al 281, el Defensor del Pueblo (Alfredo Ruíz), debe velar por el efectivo respeto y garantía de los derechos humanos. El 287, asigna al Contralor (Elvis Amoroso) la responsabilidad del organizar el control, vigilancia fiscalización de los ingresos y gastos, bienes públicos y nacionales.

Está claro que los responsables de violar y permitir que el Ejecutivo y el Alto Mando Militar pisoteen la Constitución y de no tomar acciones para su restitución son los Poderes Legislativo, Judicial y Ciudadano, es decir los portadores de toga. Ante la complicidad de los Poderes citados, se justifica una insurrección popular y una intervención militar. Como en estos momentos no se visualizan, los ciudadanos debemos acudir masivamente a votar para intentar derrotar el ventajismo y trampas del Consejo Nacional Electoral. Como dijo el general Hernández Da Costa en el tribunal: en un futuro no muy lejano, los detenidos serán otros.

Como (había) en botica:

Felicitaciones a Miguel H. Otero y personal de El Nacional por el 79 aniversario y por seguir en la lucha por la democracia en medio de un acoso permanente.

Bravo por las justas protestas de los educadores.

Monómeros amerita una investigación seria; lamentablemente, las dos publicadas pecan de superficiales y dan la impresión de interés político, y el G4 guarda un silencio que se interpreta como evasión de su responsabilidad ante supuestas irregularidades.

Nuestra solidaridad con la periodista Carla Angola por los atropellos del régimen.

Lamentamos el fallecimiento en el exilio del padre Mikel de Viana. También de Rubén Morales Sempum, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 4 min


Guillermo Mendoza Dávila

La economía norteamericana ha experimentado crecimiento negativo por dos trimestres consecutivos, lo cual se toma como el inicio de un período de recesión. La decisión de soportar a su población con abundantes recursos monetarios durante la pandemia, aunado a las secuelas de la fútil invasión rusa del territorio Ucraniano, han traído como consecuencia una perversa etapa inflacionaria que apunta a un enfriamiento en la producción y adquisición de bienes y servicios a todo nivel. El descalabro que indujo el COVID en las cadenas internacionales de suministros, en especial las chinas, y las sanciones globales a la conducta bélica “soviética” se suman y contribuyen con la situación actual.

Aun así, todavía el empleo sigue firme en el país del norte, lo cual podría dar signos de resiliencia económica, al permitir soportar el consumo privado, primer motor de su economía al contribuir con cerca del 70% de su PIB. La fortaleza actual del dólar abarata sus importaciones y algunos síntomas de que la inflación está comenzando a ceder son un buen augurio en este momento borrascoso. La data es aún contradictoria e insuficiente, algunas cifras bien y otras muy mal, motivo por el cual aún no se ha declarado formalmente la recesión. Esperemos y anhelamos que logren evitar el decrecimiento económico y contralar la subida de precios.

Para Venezuela esa situación trae consecuencias directas e inmediatas, ya que mensualmente recibimos desde Norteamérica una cifra significativa de remesas en apoyo a los dilapidados bolsillos de los consumidores locales, y que ya se ven mermadas proporcionalmente al efecto que dicha inflación tiene en los remitentes. Por otro lado, nuestra oferta actual de productos de consumo es en un alto porcentaje de origen importado, por lo tanto la inflación internacional “se viene con ellos”, encareciendo lo que a diario adquirimos en nuestras bodegas y supermercados, así como también el precio de los suministros de materias primas que traen nuestras empresas. El costo por fletar un contenedor desde China a Venezuela pasó de unos $4.000 hace 3 años a $24.000 actualmente, con unos marcados atrasos en los tiempos de entrega…y ese incremento se le suma al precio de venta de todo lo que viene adentro de dicho contenedor.

En nuestro país, algunos factores de política económica, tanto cambiaria como monetaria y fiscal se han conjugado para crear unas condiciones mínimas bajo las cuales fragmentos del sector privado ha podido mantener algo de su actividad y en algunos casos muy puntuales se ha logrado un leve repunte. La dolarización, el “taima” en las visitas del SUNDDE y el SENIAT, la no aplicación de la Ley de Precios Justos y otras perlas similares han dado un ligero respiro al empresariado, a pesar de encontrarse ahora con mayores impuestos municipales y el afamado IGTF.

Ahora bien, el camino del crecimiento sostenido que el país requiere para retornar a una economía diversificada y en sólida expansión pasa necesariamente por permitir el crédito bancario, tanto a los sectores comercial y manufacturero como a la construcción. Sólo así podremos ver una recuperación significativa del empleo privado productivo y con ello mejoras en el nivel de vida de la población. Si el precio y el volumen de petróleo mantienen llenas las arcas del Estado y los recursos se orientan a la muy necesaria inversión en infraestructura, entonces tendríamos una oportunidad cierta de volver a donde estábamos…y arrancar desde ahí.

Instagram: @guillermomendozad_

guillermomendozad@gmdconsultor.com

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Julio Castillo Sagarzazu

Esperando a Godot es quizás la más conspicua pieza del llamado “Teatro del Absurdo”. En ella, su autor, Samuel Beckett, nos muestra a Vladimir y Estragón, dos personajes con apariencia de vagabundos, que pasan toda la obra esperando a Godot. Entre ellos se desarrollan las más variadas discusiones y son, de alguna manera, las víctimas de un manipulador que se divierte alentándolos a que sigan esperando al desconocido. En realidad, el autor nunca nos presenta a Godot y Vladimir y Estragón se quedan sentados esperando que aparezca. Al final, cuando ambos se convencen de que no vendrá, se dice así mismos: “Vámonos”, pero, ninguno de los dos se mueve. El telón se cierra con las imágenes de los dos hombres esperando a quien nunca va a llegar.

Se trata de una verdadera hipérbole sobre la indecisión humana, pero también sobre lo frágil que se va haciendo la voluntad cuando esta no se ejercita.

Quizás, esta parábola de la indefinición es lo que ha motivado a un amigo de la democracia venezolana como Luis Almagro a usar otra gran historia, la del Jardín de los Senderos que se Bifurcan, del siempre irónico y erudito Jorge Luis Borges, para enviar un mensaje (no exento de imprecisiones) a las fuerzas democráticas venezolanas.

Esta obra es también una extraordinaria representación, bajo la forma de una novela policial y de intrigas, de la gran paradoja del tiempo y el espacio. Borges, en su eterna ironía, pone a los personajes a morir y reaparecer en circunstancias de tiemplo y espacio que nos desconciertan. Algunos han insinuado que se trata de un juego (Borges también es un bromista) que `plantea, con argumentos literarios, la enorme disrupción que represento en el mundo de la ciencia, la aparición de la física cuántica, en relación con la física newtoniana. Es decir, entre el mundo perceptible y el que no lo es.

Resumida por un lego, como quien esto escribe, es la demostración de que la materia y el espacio no se comportan igual dependiendo de su masa. Y que, además, los maravillosos secretos que esta materia guarda, en dimensiones subatómicas o en dimensiones siderales, son absolutamente imperceptibles para la mirada del observador común.

Tal vez Almagro (esto tendrá que confirmarlo o negarlo el mismo) esté enviando un mensaje críptico en su artículo. Quizás también está siendo vocero de algunos que han visto como la situación en Venezuela y el mundo ha cambiado y que, entonces también, la estrategia de la oposición venezolana debe atender esos cambios. Esto lo sabremos, lo repetimos, de su propia pluma o boca cuando resuelva hacerlo.

Almagro, disquisiciones aparte, lo que si ha hecho es incurrir el error en el que solemos caer los hispanoparlantes cuando usamos palabras o expresiones que son bien tenidas en un país, pero que en otros resultan gruesos tacos o expresiones vulgares. Un venezolano, por ejemplo, que diga “concha” en Chile y “pito” en España, se expone a que le malentiendan.

Extrapolando el asunto tenemos que, por ejemplo, en Venezuela la palabra cohabitación, tiene una connotación polémica. Cohabitar es convivir con otros de acuerdo al diccionario, pero aquí tiene mala prensa, porque evoca la complicidad con el régimen político instalado. En Francia por ejemplo la cohabitación en política es el nombre que se le da a la más que posible situación (de hecho, ha ocurrido varias veces) en la que el presidente de la Republica electo popularmente debe gobernar el país con un primer ministro que es designado por la Asamblea Nacional y que no es necesariamente de su partido. Esto lo entienden los franceses y no se escandalizan por ello. Lo que jamás habrían entendido es que De Gaulle y Pétain hubieran cohabitado durante la ocupación nazi. De hecho, la historia habría sido otra.

De manera que a Almagro habría que aclararle, como cuando se le aclara a un amigo que viaja a Chile o a España, que se cuide de decir “concha” o “pito” no vaya a ser que se encuentre con la sorpresa de que le estén dando lo que no ha pedido.

Pero dejemos de un lado la relectura de Almagro y la labor de descifrar su críptico jardín de los senderos que se bifurcan. Al fin y al cabo, es el error de un amigo.

Lo importante es ahora centrarse en la “espera a Godot”. En la necesidad imperiosa de que las fuerzas democráticas venezolanas diseñen una agenda (una agenda, en política, bien podría definirse como una estrategia con fechas y desafíos) que nos permita salir de esta entropía tan parecida a ese magma informe que existía antes del Big Bang originario.

Aquí si valdría la pena tomar de Borges el mensaje de la disrupción del tiempo y el espacio y recordar que una millonésima de segundos antes de esa gran explosión iniciática, hubo un instante de desequilibrio de temperaturas y fuerzas que rompió el estatus quo. Esa es la teoría de la segunda ley de termodinámica. Esa reflexión pertenece a la astrofísica. Sin embargo, cuando nos referimos a las sociedades, esa fracción de segundos que cambia la situación política y social ocurre cuando se junta la situación objetiva de malestar social, con la dirección política esclarecida que pone en la mesa consignas y voluntad para que tales cambios ocurran.

Hoy podríamos esquematizar estas iniciativas de manera concreta y partiendo de la realidad social y política de la siguiente manera: En primer lugar, hay que dar respuesta a esta tímida, pero decidida, irrupción en la escena social y política de los trabajadores públicos contra las ominosas decisiones de la fulana ONAPRE contra nuestros sueldos y salarios. Un acompañamiento consecuente (y no solo de selfies) a ese movimiento para aportar la experticia de la organización y sobre todo para dar perspectivas al movimiento; para ayudar a tender el puente, en la conciencia social, entre las justas reivindicaciones y el cambio político.

Igualmente, se impone clarificar el camino hacia este cambio político: En ese sentido es necesaria una galvanización del liderazgo sobre el eventual desafío electoral. Afortunadamente, ya quedan muy pocos focos que desprecian la salida política y eso es positivo.

Desde ese punto de vista, dos iniciativas parecieran indispensables: En primer lugar, declarar enfáticamente que la diáspora venezolana tiene derecho a participar en unas eventuales primarias y obviamente en la selección presidencial y segundo, e importantísimo, poner fecha a las primarias para que lo que es una consigna, se convierta en una tarea.

Son decisiones importantes y urgentes.

No estamos para seguir esperando a Godot.

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Eduardo Fernández

A estas alturas del juego el Programa es más importante que la candidatura. Sacar al actual gobierno dirigido por Nicolás Maduro es una acción indispensable para superar la crisis. Condición necesaria pero no suficiente. Hay que superar la crisis humanitaria que padece Venezuela. Hay que recordar, con ocasión y sin ella, que la política es para servir a la gente, a la gente de carne y hueso. A los venezolanos que sufren por el hambre, por las necesidades más fundamentales, por servicios públicos eficientes.

El programa que el Movimiento Social Independiente Unión y Progreso está promoviendo tiene cinco puntos fundamentales. El primero está relacionado con la Arquitectura Institucional democrática que pretendemos que prevalezca en la Venezuela del futuro.

El segundo punto es relativo a la economía venezolana. Queremos sustituir el modelo rentista petrolero que nos ha venido acompañando durante el último siglo. Proponemos una política económica que se acerca más al modelo de la economía social y ecológica de mercado que tanto éxito ha tenido en Europa occidental y en el lejano Oriente.

El tercer punto lo hemos orientado hacia la superación del problema de la pobreza que hoy aflige a la mayoría de los venezolanos. Lo que proponemos es una Democracia sin pobreza. Ese es el título de una excelente ponencia elaborada por Rafael Simón Jiménez para Unión y Progreso.

El cuarto punto del Programa mínimo que propone el Movimiento Social Independiente Unión y Progreso tiene que ver con los servicios públicos más fundamentales: agua, luz eléctrica, educación, salud, gasolina, vialidad, transporte, aseo urbano, etc., etc.

Finalmente, un tema crucial. La erradicación de la corrupción. No podemos de ninguna manera resignarnos a que la corrupción estará siempre con nosotros. Entre otras cosas porque si en el pasado tuvimos corrupción, nunca esa enfermedad había llegado a los niveles escandalosos que ha alcanzado en estos últimos años.

Esa es una propuesta programática que puede ser objeto de un gran respaldo nacional. Una propuesta programática con vocación de ser compartida por una gran mayoría de los ciudadanos.

Consenso no es igual a unanimidad. Consenso es algo que interpreta sentimientos y esperanzas de la gran mayoría. Siempre habrá opiniones discrepantes. Bienvenidas. Ellas ayudan a clarificar más todavía el panorama.

Seguiremos conversando.

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Fernando Mires

No vamos a volver sobre la famosa y trillada frase de Clausewitz. Solo unas palabras para agregar que cuando escribió «la guerra es la continuación de la política por otros medios», no quiso decir, como ha sido comúnmente mal entendido, que la guerra suprime a la política, sino algo distinto, a saber, que la política continúa existiendo bajo la hegemonía de la guerra. Eso significa que hay política en la guerra, que hay política de guerra y que hay política más allá de la guerra.

Política y guerra

Hay política en la guerra porque si no fuera así las guerras no tendrían final. Kant, en su Paz Perpetua, fue el primero en entenderlo. Sabiendo que las guerras buscan imponer condiciones al enemigo, concedía mucha importancia a los llamados armisticios, también llamados parlamentos: espacios y lugares donde los enemigos parlan. De los armisticios surgen las negociaciones que pondrán fin a la guerra. Los armisticios, siguiendo a Kant, serían los huecos políticos de la guerra.

Hay política de guerra, pues en guerra, la guerra determina el sentido y la lógica de la política. Particularmente importante es la política de guerra cuando se trata de fijar objetivos y comenzar a actuar, no solo militar, sino también políticamente, de acuerdo a ellos. Fijados estos objetivos los partidos de la guerra buscan realizar alianzas entre naciones así como neutralizar a otras. Los gobiernos en guerra saben que la cantidad y la calidad de los gobiernos aliados si no es decisiva, es muy importante.

Hay política más allá de la guerra pues en toda guerra es importante asegurar las condiciones de sobrevivencia en la postguerra. En ese sentido los partidos de la guerra no solo intentan ganar la guerra, sino también dejar establecido un orden que les permita existir en un medio no hostil ni peligroso. De nada sirve en efecto ganar una guerra si la victoria no reposa sobre una base nacional e internacional estable, vale decir, un orden político postmilitar, tanto a nivel nacional como internacional. Eso fue lo que no pensaron Napoleón y Hitler quienes, habiendo logrado victorias militares, no crearon las bases para sostenerlas en el tiempo, ni dentro ni fuera de sus naciones. No así Stalin. Las victorias militares de la Rusia stalinista fueron incrustadas dentro de un orden político mundial llamado «mundo comunista».

Al igual que Napoleón y Hitler, Stalin sabía cómo y cuándo comenzar una guerra, pero también sabía cómo y cuándo terminarlas. Lo demostró varias veces. ¿Domina ese arte Putin? No lo sabemos. Probablemente, no. Putin, si seguimos sus declaraciones, está dominado por alucinaciones meta-históricas. Stalin, en cambio, no creía ni en el comunismo. Solo creía en el poder.

La hora de Putin

También en la guerra a Ucrania esas tres dimensiones de la política en tiempos de guerra continúan existiendo. Putin trazó su objetivo. Lo dejó claro incluso antes de la invasión, en la famosa reunión de Putin con Xi Jinping en las Olimpiadas de Pekin. En esa ocasión ambos dictadores firmaron un documento según el cual se comprometían a crear un nuevo orden mundial. Aunque lo más seguro es que cada uno entendió ese nuevo orden mundial de un modo diferente.

Mientras que para Jinping debía ser económico, para Putin debía ser geopolítico y militar. Por eso mismo Jinping se ha abstenido de aplaudir la invasión de Putin a Ucrania. Para el mandatario chino el tema Ucrania es exclusivamente ruso. Pero lo importante es que con ese acuerdo, Putin diseñó antes de comenzarla, el objetivo de su guerra a Ucrania. No tanto en contra de la ampliación de la OTAN, como imaginaron los analistas «apaciguadores», entre otros el mismo Kissinger, sino para debilitar militar, política y económicamente al Occidente, sobre todo al europeo. La conquista de Ucrania según el proyecto de un nuevo orden mundial no aparece entonces como un fin en sí. Es, si se quiere, un punto de partida.

Putin decidió actuar cuando creyó que las fuerzas políticas occidentales se encontraban en dispersión, cuando captó que vendrían periodos de contracción en la economía mundial, cuando entendió que los efectos de la pandemia no eran solo biológicos sino económicos y sociales, cuando advirtió que la dependencia de Europa con respecto a los recursos energéticos de Rusia era irreversible, y cuando se dio cuenta de que los partidos proputinistas de Europa, tanto los de derecha como los de izquierda, habían alcanzado un alto grado de crecimiento.

Visto así, Putin ha proyectado la guerra a Ucrania en dos direcciones. La una lleva a la otra. Según la primera, el apoderamiento de Ucrania cumpliría el sueño de reconstruir geopolíticamente al antiguo imperio zarista. La segunda apuntaba a introducir a Europa en una «guerra irregular y prolongada».

La prolongación de la guerra reveló al tirano otras posibilidades, y una de las más atractivas fue la visualización del apocalipsis económico de Europa con el consiguiente malestar social provocado por las miserias que causa toda guerra, hecho que llevaría, sobre todo en el sur europeo, al auge de los partidos neofascistas. En Francia, Le Pen sigue siendo una alternativa de poder. VOX crece y crece en España. En Italia, el putifascismo ya está en las puertas del gobierno. El trío Meloni -Salvini- Berlusconi avanza a paso de vencedores. Según algunos observadores estamos asistiendo al renacimiento de la Italia fascista, pero bajo las condiciones existentes en el siglo XXI.

Pues bien, esos ejemplos demuestran que la guerra no solo está ocurriendo en las ciudades de Ucrania sino también, de modo paralelo y en formato político, al interior de las propias naciones europeas. El nuevo orden mundial según Putin, más que económico es político, y supone la destrucción del orden democrático europeo.

Para Putin la guerra no es la continuación de la política por otros medios sino la utilización de la política en función de la guerra.

Los cálculos del dictador ruso

Seguramente Putin ya ha sacado cuentas alegres: si Italia cae bajo su influjo -una adquisición sin costo militar– el nuevo gobierno italiano pasaría a articularse con Hungría y probablemente con Serbia, acelerando así la descomposición de la UE. Pero Putin no se detiene ahí. Su orden mundial no solo apunta a Europa, también hacia otras latitudes.

Antes que nada es fundamental para Putin asegurar el apoyo de las naciones del Caúcaso y de Asia Central, ya sea por medios económicos, por adhesión política, o simplemente mediante la fuerza bruta. Luego intentará crear, paralelamente a la guerra a Ucrania, un bloque antidemocrático que integre a la Turquía de Erdogan y al Irán de los ayatolah. No otro objetivo tuvo la reunión de las tres anti- democracias en Teherán. Para la conformación de ese eje, Erdogan es una pieza clave.

Miembro imprescindible de la OTAN, tiene Erdogan dos posibilidades: o se convierte en el mediador entre Rusia y Europa Occidental, o se integra de modo subalterno a la alianza de las tres autocracias. La decisión de Erdogan deberá tomar forma en el encuentro bilateral que mantendrá con Putin el 5 de agosto, en Sochi

Si bien Erdogan no es un amante fiel de la OTAN, para ganarlo Putin deberá ofrecer mucho. Más todavía cuando Turquía atraviesa por una profunda crisis económica y cuenta con una oposición política cada vez más creciente. Lo más probable es que Erdogan mantenga a Turquía en una posición favorable a Putin, pero jugando siempre con la posibilidad de su reintegración a Europa a la que también haría pagar muy caro su lealtad. Todo depende –y este es el punto crucial– de que Europa logre resistir las fuerzas desintegradoras que desde dentro y desde fuera la acosan. Y aquí está el gran enigma: ¿resistirá Europa?

Europa a la defensiva

Ya el uso del verbo resistir indica que Europa se encuentra en una posición defensiva. Digamos más claro: extremadamente defensiva. Por el lado contrario, los contingentes políticos que intenta comandar Putin, se encuentran en plena ofensiva en los planos militar, económico y político. Por eso al llegar a este punto tenemos que ser realistas: así como la democracia, a partir del derrumbe comunista, del fin de las dictaduras del sur europeo e incluso del declive de las dictaduras militares sudamericanas, se encontraba a fines del siglo XX en expansión (ola democrática, en la terminología de Samuel Huntington) hoy se encuentra en un periodo de contracción. Eso significa: si el espacio democrático europeo y mundial debe ser defendido, eso depende de factores militares, pero también políticos. No solo Putin, también las democracias occidentales deberán activar los frentes políticos de la guerra.

En esas condiciones los políticos occidentales están obligados a actuar –no sé si se habrán dado cuenta– de un modo defensivo. Deberían al menos saberlo: todas las iniciativas aplicadas desde la invasión a Ucrania por los gobiernos europeos, han sido reactivas. La Rusia de Putin ha tomado la iniciativa. Por el momento los países de Europa deberán resistir tres embestidas: la de Rusia en Ucrania, la desaceleración económica, y el crecimiento de los partidos putifascistas en sus propios interiores políticos.

Defender a Ucrania será fundamental. Ucrania es el primer piso de todo el proyecto mundial de Putin. Los gobiernos europeos esperan que las sanciones económicas y el mantenimiento de la resistencia en Ucrania mermarán alguna vez la fuerza ofensiva del imperio ruso. Pero eso solo será posible si la ayuda militar a Ucrania logra ser mantenida por lo menos al mismo ritmo e intensidad con la que hasta ahora se ha venido haciendo. Algo muy difícil. El gasto que deberá significar prescindir de la energía proveniente de Rusia, será inmenso.

Para contrarrestar los desastres económicos y energéticos que se avecinan, diferentes gobiernos (sobre todo el de Alemania) se verán obligados a llevar a cabo la reinstalación provisoria de reactores atómicos en desuso, volver al desechado carbón y usar el recurso de la inventiva (extraer gas del trigo, por ejemplo). Dicho en palabras impronunciables para los políticos: habrá que establecer una economía de guerra.

Hasta ahora, con eso no contaba Putin, el espíritu de cooperación entre los diferentes gobiernos europeos se ha mantenido inalterable. Pero eso tampoco es irreversible. Desde un punto de vista político ya estamos viendo deserciones en el camino que lleva hacia la construcción de una Europa unida. Sin duda algunas naciones cederán ante la presión rusa. Hay que darlo por descontado. Unir en torno a un solo objetivo a 27 naciones no es fácil.

Sin embargo y pese a todo, el bloque internacional de las democracias unidas, aún menguado, seguirá existiendo. Desde esa perspectiva, Putin, si no quiere embarcarse en una guerra eterna, deberá alguna vez reconocer sus propios límites, como una vez los reconoció Stalin al aceptar terminar la guerra caliente e insertar a la URSS en el marco de una guerra fría.

Ignoramos si Putin aceptará coexistir en un sistema de relaciones pacíficas con naciones a las que ha declarado enemigas. Probablemente extenderá el conflicto hasta las próximas elecciones norteamericanas. Un eventual triunfo de Trump podría llevar a la coronación de su proyecto histórico. Pero tampoco eso está muy claro. Sin duda, un triunfo de Trump conduciría a un debilitamiento de la OTAN, pero a la vez a una intensificación de los conflictos entre EE UU y China frente a los cuales Putin, si no toma posiciones a favor de uno o del otro, podría quedar atrapado entre los dos. Pero dejemos ese tema hasta aquí. El futuro nadie lo ha escrito y el presente es de por sí, altamente preocupante. Quedémonos por ahora solo con una formulación general: La guerra, ya total en Ucrania, ya parcial entre Rusia y Occidente, y ya posible entre Oriente y Occidente, determinará el curso de nuevas configuraciones internacionales.

Los tres elementos del poder mundial

Volviendo al tema que dio impulso al presente artículo, podríamos afirmar que el proyecto Putin destinado a cambiar el orden mundial, puede que tenga lugar, pero seguramente no saldrá de ahí el mismo orden que imagina Putin. Tampoco Rusia ocupará el lugar directriz predestinado por el dictador ruso.

El poder mundial, eso es lo que seguramente parece no haber entendido Putin, contiene tres elementos: el de la dominación, el de la supremacía y el de la hegemonía. No son sinónimos. El primer elemento, el de la dominación, es militar. Gracias a ese elemento Rusia es poderosa. El segundo elemento, el de la supremacía, es instrumental (económico, científico y tecnológico), y ahí Rusia se encuentra muy lejos de China, de los EE UU, e incluso de Europa. El tercer elemento es hegemónico. Podríamos llamarlo también, “poder de atracción”. Ese elemento es el poder que influye y atrae a los habitantes de otros países a imitar o a desear los modos de vida del mundo occidental.

Ahí la Rusia de Putin, al igual que la China de Jinping, no tienen nada que hacer. Probablemente Occidente, o mejor, el conjunto de las naciones democráticas, deberán ceder espacios a las dos potencias, pero por el momento es la única unidad geo-política que puede mantener en posición de equilibrio a los tres elementos constitutivos del poder mundial. Occidente, aún debilitado militar y económicamente, seguirá siendo una fuerza políticamente hegemónica.

En palabras más escuetas: la atracción magnética que ejerce Occidente deviene de un invento que no es militar ni científico: es un invento político. Claude Lefort lo llamaba “la invención democrática”. Una invención que ha logrado desarticular a los poderes mejor armados de la tierra, una que derrotó a los totalitarismos más cerrados, que llevo al hundimiento de las tiranías comunistas del pasado reciente sin disparar un solo tiro. China y Rusia pueden imitar todos los inventos tecnológicos, o desarrollar las más sofisticadas formas de producción y destrucción que quieran. Pero el único invento que no podrán imitar, es el de la democracia. Si lo hacen terminarían negándose a sí mismos.

La democracia no solo es una forma de gobierno, es también un modo de vida. A guisa de ejemplo: puede ser posible que Italia abandone por un periodo los espacios de la democracia si cae bajo el dominio de los partidos putifascistas. Pero en su modo de vida continuará siendo democrática. El virus de la democracia cuando se incuba, no abandona a sus naciones. Ya EE UU logró liberarse una vez de Trump y el trumpismo. Trump puede volver, seguro, pero también los EE UU pueden volver a liberarse de él por segunda vez. La democracia no es una condición estática. Va y viene, avanza y retrocede.

Hoy las democracias se encuentran en una fase defensiva. El mundo vive bajo una ola antidemocrática, y en la cresta de la ola, navega la Rusia de Putin. Los ucranios están en la avanzada de la resistencia. Pero esa resistencia existe mucho más allá de Ucrania. De acuerdo a condiciones impuestas por el mismo Putin, esa lucha que en Ucrania es militar, adquiere formas políticas en otros lugares de Europa. Hasta hace poco, por ejemplo, las elecciones eran solo acontecimientos nacionales. En la Europa de hoy se han convertido en batallas políticas donde los demócratas defienden posiciones frente al avance de los putifascistas y sus amigos, sean estos de derecha o de izquierda. La política de hoy es una parte de la guerra.

Putin, como los fascistas y comunistas de ayer, ha aprendido a manipular lo que ellos creen son las debilidades del orden democrático. Saben que una democracia, justamente porque es democracia, está obligada a incorporar en sus sistemas políticos a los enemigos de la democracia. De ahí que la democracia se ha convertido en un plebiscito cotidiano que define su ser o su no ser.

La democracia de nuestro tiempo es y deberá ser existencial. ¿Lo sabrán los políticos occidentales? Ahí tengo dudas. Largos años de libertad y prosperidad convencieron a muchos de que la democracia es solo un lugar de acuerdos, compromisos y negocios, y no un escenario en donde cada día se decide el drama humano. Así se entiende por qué todavía no ha aparecido una mística democrática en Europa. Pero tampoco hay gobernantes que expliquen a la gente que las privaciones que demanda la guerra en Ucrania no solo tienen que ver con Ucrania pues son partes de la lucha por la conservación de «nuestra democracia». Una democracia que, al estar amenazada, es necesario defender. Para seguir siendo lo que somos.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS, Político,

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