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Opinión

Daniel Asuaje

El comportamiento de la epidemia del COVID19 nos coloca en el inicio de la fase exponencial, muy lejos del pico de la curva y todavía mucho más de las fases de franca disminución de contagios y decesos. Es un patrón invariable: todos los países pasan por este calvario una vez instalado el virus. En sus fases tempranas lo más crítico puede demorarse, tal como pudo Venezuela por algún tiempo, pero la evolución desde una curva plana hacia una exponencial es inevitable. Retardar las altas tasas de morbilidad y mortalidad, así como su velocidad de ocurrencia es función de las capacidades gerenciales y médico asistenciales, niveles nutricionales, de salud y morbilidad existentes, factores muy deteriorados nacionalmente, así como del nivel de observancia del protocolo de cuidado por parte de la población. De todos ellos es el comportamiento de la población el más factible de ser modificado en el corto plazo mediante campañas comunicacionales de información y educación para convertirla en un factor decisivo en la evolución de la pandemia al cambiar su condición de ser parte del problema a serlo de la solución. Para poder hacer esta conversión debemos conocer cómo nos hemos venido comportando.

Al examinar en nuestro país la distribución de los contagios se observa que entre las personas infestadas:

  1. Más del ochenta por ciento son enfermos asintomáticos, no parecen ante los demás como personas enfermas ni se reconocen como tales a sí mismos, razones por las cuales ni ellos se aíslan responsablemente ni los demás los evitan preventivamente.
  2. Más del sesenta por ciento tiene entre 20 y 40 años. Esto derrumba la leyenda urbana de la predilección de virus por los adultos mayores.
  3. La mayoría es del sexo masculino aunque la diferencia porcentual es muy pequeña.
  4. La abrumadora mayoría se contagia en sitios públicos muy concurridos o en reuniones privadas.
  5. La distribución espacial muestra también que la mayoría de los casos se registran actualmente en las zonas de menores ingresos y más densamente pobladas, lo cual se asocia con menores niveles de información, baja capacidad económica para comprar guantes, mascarillas y anti bacteriales, así como también con menores capacidades para solventar el dilema diario entre guardar la cuarentena o salir en la procura del ingreso diario o de abastecimiento de la despensa hogareña. Mientras mayor es el nivel de ingresos mayores suelen ser los niveles de información y capacidad de maniobra económica frente a la cuarentena, por su parte los patrones festivos y de descuido en el seguimiento de normas preventivas se registran con frecuencia preocupante en todo el país y sectores sociales.
  6. Por último, se observa que personas contagiadas debido a la demora en la entrega de los resultados de los exámenes de PCR, no guardan la debida reclusión y aislamiento convirtiéndose en vectores del virus. El comportamiento difusor ha sido asociado comunicacionalmente con personas retornadas desde otros países, pero en realidad hoy día los contagiados en el extranjero son la minoría de los propagadores.

Por lo pronto nuestras observaciones sugieren que las mayores tasas de morbilidad están fuertemente asociadas con los comportamientos de: a) no reconocimiento o poca atención a los signos del contagio, b) incredulidad en la existencia real del peligro, c) fanatismo religioso (personas que no se protegen por haberse “colocado en las manos de Dios” (sic)), d) confiar en la suerte, que solo los de mala fortuna terminarán contagiados, e) aversión al peligro, es una conducta de negación del riesgo como respuesta a la ansiedad producida por la posibilidad de contagio, f) sensación de peligro remoto, admiten la existencia del peligro pero lo estiman social y/o espacialmente muy lejano negando la inminencia del riesgo y exponiéndose temerariamente al contagio. También cuenta el temor a ser recluido, aislado en un centro hospitalario o a ser señalado socialmente al ser diagnosticado positivo en COVID19.

Estos datos sugieren dónde poner el acento comunicacional, los objetivos a perseguir y el tipo de información necesaria para alcanzarlos. El énfasis debe ser puesto en tres grupos: entre quienes se ven obligados a asistir a lugares de apreciable concurrencia y contactos cercanos, entre las personas que atienden a los del primer grupo y, por último, entre los contagiados, especialmente los asintomáticos. Los resultados por alcanzar son: a) mayor observancia social de las recomendaciones de cuidado, b) racionalización de la frecuencia de salidas fuera de casa, c) tender a la mínima expresión estadística de fiestas y reuniones y d) mayor nivel de contribución activa de todos.

Desde sectores de la sociedad civil hay participación activa pero si los gobiernos asumen saberlo todo y desoyen a la ciudadanía, nos obligan a hacer por cuenta propia lo que bien podríamos hacer coordinadamente y a cruzar los dedos para que el azar del COVID nuestro de cada día nos ignore.

12 de agosto 2020

El Universal

 3 min


I.

El próximo sábado, se conmemoran cien años de su nacimiento. Fue actor principal, en las iniciativas más destacadas que tuvieron lugar durante tres décadas, a partir de los años cincuenta, vinculadas al desarrollo de la ciencia en Venezuela. Falleció en año 2003

Además de tener un notable desempeño dentro de las cuatro paredes de su laboratorio, Marcel Roche fue, así mismo, un tenaz bregador institucional. Que yo recuerde, entre los hechos que recoge su currículum figura la creación, con fondos privados, en buena medida provenientes de su familia, del Instituto Luis Roche, orientado a la investigación en el área médica. También su participación relevante en la fundación de Asociación Venezolana de la Ciencia (ASOVAC), iniciativa clave para que la actividad científica diera sus primeros pasos formales, por llamarlos de alguna manera, en nuestra sociedad. Fue, así mismo, el director fundador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), suerte de buque insignia de la ciencia moderna en nuestro país e igualmente, por mencionar solo una cosa más, el primer Presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), un organismo que, de acuerdo a un comentario chistoso de entonces, tenía nombre de fármaco y una misión entre esotérica e imposible para el país que éramos hace poco más de medio siglo: fomentar y orientar la investigación científica y tecnológica.

Su presencia en cada una de las instituciones mencionadas dejó siempre un trazo fácilmente reconocible en su concepción y orientación, así como en sus modos fundamentales de desempeño, conforme a un molde desde el que abordaba la ciencia y su papel en nuestra sociedad, labor que realizó, casi todos coinciden en ello, con amplitud, equilibrio, inteligencia, tino y hasta con cierto sentido del humor

II.

Es ésta una época distinta a aquella con la que Roche se las tuvo que ver. El país es otro, se encuentra desdibujado en muchos sentidos con respecto al que tuvimos antes, señalado sea esto sin caer en la trampa de la nostalgia, siempre mentirosa, como diría García Márquez.

El panorama no puede ser peor en lo que respecta a la situación en que se encuentran sus centros de investigación, sus universidades, sus empresas. No hay indicador que no refleje lo que sin exagerar pueda calificarse como una debacle. Tal vez nada lo enseñe de manera más dramática que el hecho de que poco mas de la mitad de nuestros científicos se encuentran en el exterior al igual que alrededor de doscientos mil ingenieros.

Que diría Roche, me pregunto, si viera este escenario que en no pocos aspectos muestra la necesidad de recuperar lo que ya se había hecho Y que diría, por otro lado, de las condiciones desde las que el país encara este Siglo XXI, tan marcado por transformaciones tecnocientíficas, aceleradas y radicales, que desafían al planeta entero en todos los planos donde transcurre la vida humana.

III.

Además de ser un distinguido investigador, fue persona muy culta y escritor de muy buena pluma. Publico varios libros, buena parte de ellos referidos, como cabe suponer, al tema de la política científica y tecnológica. Tengo particular preferencia por su la obra titulada Rafael Rangel: ciencia y política en la Venezuela de principios de siglo”, de escasa difusión, no obstante su importancia y, reitero, su valor desde el punto de vista literario.

Despojado de su bata blanca y trajeado como historiador, cuenta en sus páginas la tragedia de un excepcional microbiólogo, de origen muy humilde, graduado a duras penas de bachiller, pero con charreteras de investigador, discípulo de José Gregorio Hernández, por cierto, víctima del racismo, de los maltratos propios de una sociedad de castas y hasta del propio Presidente Cipriano Castro. Es una breve obra maestra en la que buena parte de sus páginas se ocupa del brote de la peste bubónica que tuvo lugar en La Guaira y otros lugares del país, y el papel casi novelesco que desempeñó Rangel en esas difíciles circunstancias. Releyéndola hace pocas semanas, no pude dejar de observar las similitudes, guardando las obvias distancias y diferencias, con la pandemia que nos azota estos últimos meses, inclusive en sus aristas políticas.

En éste, pero más aún en otros de sus libros, Roche mostro siempre, de una manera u otra, la cara social, digámoslo así, de la ciencia, cosa que en su época no era un punto de vista fácil de tragar, como no lo era tampoco, el análisis de su desarrollo y consecuencias, a partir de las ciencias sociales

IV.

Siempre me ha parecido que las casualidades hacen la vida, al menos tal es claramente mi caso. Por los años setenta, perdóneseme esta corta digresión personal, yo estudiaba tercer año de Derecho en la UCV y encontrándome un día en clase, sin que mediara algún motivo del que yo estuviera consciente, me pare del pupitre, regresé a mi casa y les comunique a mis papás que no me veía ejerciendo como abogado. Que quieres estudiar, entonces, me preguntaron. Sociología, les dije. Que es eso, me dijeron con curiosidad y les conteste que no sabía bien de que se trataba. Pos ándale, me dijeron con ese tonito mexicano que nunca perdieron del todo, mostrándome esa confianza infinita que me acompaña hasta el sol de hoy.

La pura casualidad quiso, así mismo, que siendo un estudiante de altibajos académicos, fuera, sin embargo, un razonable buen alumno en la materia que dictaba la querida y recordada profesora Olga Gasparini Por ese tiempo se creó el CONICIT y Marcel Roche, nombrado su presidente, la llamo a ella a fin de que organizara el Departamento de Sociología y Estadísticas de la nueva organización, dejando ver, como señalé antes, que estaba persuadido de la necesidad de mirar la ciencia también como asunto social.

Así las cosas, la profesora nos llevó a Mariadela Villanueva, a Marcel Antonorsi y a mi, todavía estudiantes, como parte de su pequeño equipo de apoyo en la recién creada institución. Desde entonces quedo sellada mi vida profesional, cuyo eje ha sido un tema que me parece importante, visto desde la óptica de las ciencias sociales. Una vida profesional que me ha resultado entretenida y hasta divertida, en cuyo trasfondo esta Roche, alguien de quien que no puedo decir que conociera de cerca, pero sí que que admiré mucho y cuyo recuerdo tiene un espacio destacado en la parte más buena y grata de mi propia biografía.

El Nacional, 13 de agosto de 2020

 5 min


José Carlos Cueto

"Pareciera que el mundo se cansó de Venezuela".

Con esas palabras, lamenta Eduardo Klein, coordinador del Centro de Biodiversidad Marina de la Universidad Simón Bolívar, la falta de cobertura que ha recibido el petróleo que mancha desde hace más de dos semanas las costas de los estados de Falcón y Carabobo, en el noroeste de Venezuela.

En su opinión, la nación sudamericana no ha captado la misma atención que isla Mauricio, que lucha por salvar su ecosistema marino ante las más de 1.000 toneladas de petróleo vertidas por un barco encallado.

A comienzos de agosto, comenzaron a circular por redes sociales las imágenes denunciando una gran mancha de petróleo sobre las aguas de Golfo Triste.

Klein estima que el vertido equivale a unos 20.000 barriles de petróleo, "más del doble que en Mauricio", y que podría extenderse unos 350 km².

La mancha, que varios expertos sospechan que proviene de la refinería de El Palito, ha sido arrastrada por las corrientes y vientos a lo largo de más de 80 kilómetros hacia más allá del Parque Nacional de Morrocoy, una zona de gran importancia natural y turística.

El Palito se encuentra en Puerto Cabello, a unos 200 kilómetros de Caracas, está controlada por la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y es una de las más grandes del país.

María Gabriela Hernández, presidenta de la Comisión Ambiente de la Asamblea Nacional (controlada por la oposición), exigió explicaciones al gobierno y una inspección de las condiciones de mantenimiento de la refinería.

El gobierno de Nicolás Maduro no había ofrecido hasta este viernes una versión oficial sobre la causa y extensión de la mancha.

De hecho, el viceministro de Ecosocialismo, Josué Lorca, aseguró que el "90% de las costas del Parque Nacional Morrocoy y Golfo Triste estaban saneadas" y que la fauna y suelo marino no estaban afectados.

Sin embargo, investigadores marinos y expertos en gestión de derramamientos de petróleo alertan sobre los graves daños que los hidrocarburos podrían causar en la fauna y flora marina.

Origen

Aunque los primeros indicios del derramamiento se dieron a conocer a través de mensajes de usuarios en redes sociales a comienzos de agosto, las imágenes satelitales muestran la mancha sobre Golfo Triste ya desde el 22 de julio.

"Esa mancha no estaba ahí cuando revisamos las imágenes del 19 de julio, así que el derramamiento debió producirse sobre esos días", explicó a BBC Mundo el investigador marino Eduardo Klein, quien ha estado siguiendo la evolución del suceso en las últimas semanas.

Klein discrepa de las informaciones que señalan a un barco que partió del puerto de La Guaira hacia Guyana el 29 de julio y que sufrió un incidente a las dos horas de de zarpar.

"Si miras las imágenes de satélite, la mancha ya estaba presente desde el 22 de julio, una semana antes de que se reportara la salida e incidente de ese barco", explicó.

Sus sospechas apuntan a que el petróleo fluía desde la bahía donde se encuentra la refinería El Palito y que no se contuvo a tiempo.

El Palito, perteneciente a PDVSA, ha sido protagonista en los últimos años por su parón productivo y problemas de mantenimiento.

"Los derramamientos hay que contenerlos de inmediato porque el petróleo se extiende muy deprisa. Normalmente se hacen simulacros, pero la empresa dejó de hacerlos hace tiempo", asegura a BBC Mundo Pánfilo Masciangioli, ingeniero civil y antiguo trabajador de PDVSA.

"Quizás había problemas de mantenimiento o falta de personal, tengo entendido que muchos ingenieros preparados ya se han ido de allí", agregó.

BBC Mundo contactó al Ministerio del Poder Popular de Petróleo pero no obtuvo respuestas al momento de escribir el reportaje.

Valor natural y turístico

El litoral afectado por el derrame es el hogar de un rico ecosistema natural y un punto atractivo para el turismo.

"Ahora lo fundamental es realizar una evaluación detallada de los daños. Los ecosistemas del Parque Nacional de Morrocoy son muy importantes por la riqueza de la fauna silvestre, los arrecifes y las comunidades de manglar", dijo a BBC Mundo Deborah Bigio, directora ejecutiva de Fudena, una organización de conservación de medioambiente en Venezuela.

"Normalmente, las playas arenosas se recuperan muy rápido de los derrames de petróleo. Si el crudo cubre las raíces de los manglares y los arrecifes de coral, eso sí complicaría mucho la recuperación", explica Masciangioli.

El extrabajador de PDVSA también mostró su preocupación sobre la adherencia del petróleo a las aves, ya que esto podría dificultar sus migraciones.

En el caso de los arrecifes, el vertimiento coincide con uno de los pocos momentos en el año en que estos se reproducen.

"Si se confirma el daño a los arrecifes de Morrocoy, el impacto puede ser terrible porque afectaría su reproducción para el futuro", teme Klein.

Bigio también lamenta, por otra parte, las consecuencias que la mancha de petróleo puede provocar en la pesca porque "muchas comunidades costeras dependen de ella".

Poca atención mundial

Eduardo Klein cree que este accidente no cuenta con atención requerida debido a la situación que atraviesa el país.

"Como estamos en crisis, parece que esto se trata de un problema más. Y sí, lo es, pero es grave y hay que asegurarse de que no vuelva a ocurrir", afirma el investigador.

"En Venezuela se ha derramado el doble que en Mauricio, pero como no hay información oficial, parece que no hubiera pasado".

14 de agosto 2020

Derrame de petróleo en Venezuela: "El mundo está preocupado por el de isla Mauricio pero en Venezuela hay uno el doble de grande"

José Carlos Cueto

"Pareciera que el mundo se cansó de Venezuela".

Con esas palabras, lamenta Eduardo Klein, coordinador del Centro de Biodiversidad Marina de la Universidad Simón Bolívar, la falta de cobertura que ha recibido el petróleo que mancha desde hace más de dos semanas las costas de los estados de Falcón y Carabobo, en el noroeste de Venezuela.

En su opinión, la nación sudamericana no ha captado la misma atención que isla Mauricio, que lucha por salvar su ecosistema marino ante las más de 1.000 toneladas de petróleo vertidas por un barco encallado.

A comienzos de agosto, comenzaron a circular por redes sociales las imágenes denunciando una gran mancha de petróleo sobre las aguas de Golfo Triste.

Klein estima que el vertido equivale a unos 20.000 barriles de petróleo, "más del doble que en Mauricio", y que podría extenderse unos 350 km².

La mancha, que varios expertos sospechan que proviene de la refinería de El Palito, ha sido arrastrada por las corrientes y vientos a lo largo de más de 80 kilómetros hacia más allá del Parque Nacional de Morrocoy, una zona de gran importancia natural y turística.

El Palito se encuentra en Puerto Cabello, a unos 200 kilómetros de Caracas, está controlada por la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y es una de las más grandes del país.

María Gabriela Hernández, presidenta de la Comisión Ambiente de la Asamblea Nacional (controlada por la oposición), exigió explicaciones al gobierno y una inspección de las condiciones de mantenimiento de la refinería.

El gobierno de Nicolás Maduro no había ofrecido hasta este viernes una versión oficial sobre la causa y extensión de la mancha.

De hecho, el viceministro de Ecosocialismo, Josué Lorca, aseguró que el "90% de las costas del Parque Nacional Morrocoy y Golfo Triste estaban saneadas" y que la fauna y suelo marino no estaban afectados.

Sin embargo, investigadores marinos y expertos en gestión de derramamientos de petróleo alertan sobre los graves daños que los hidrocarburos podrían causar en la fauna y flora marina.

Origen

Aunque los primeros indicios del derramamiento se dieron a conocer a través de mensajes de usuarios en redes sociales a comienzos de agosto, las imágenes satelitales muestran la mancha sobre Golfo Triste ya desde el 22 de julio.

"Esa mancha no estaba ahí cuando revisamos las imágenes del 19 de julio, así que el derramamiento debió producirse sobre esos días", explicó a BBC Mundo el investigador marino Eduardo Klein, quien ha estado siguiendo la evolución del suceso en las últimas semanas.

Klein discrepa de las informaciones que señalan a un barco que partió del puerto de La Guaira hacia Guyana el 29 de julio y que sufrió un incidente a las dos horas de de zarpar.

"Si miras las imágenes de satélite, la mancha ya estaba presente desde el 22 de julio, una semana antes de que se reportara la salida e incidente de ese barco", explicó.

Sus sospechas apuntan a que el petróleo fluía desde la bahía donde se encuentra la refinería El Palito y que no se contuvo a tiempo.

El Palito, perteneciente a PDVSA, ha sido protagonista en los últimos años por su parón productivo y problemas de mantenimiento.

"Los derramamientos hay que contenerlos de inmediato porque el petróleo se extiende muy deprisa. Normalmente se hacen simulacros, pero la empresa dejó de hacerlos hace tiempo", asegura a BBC Mundo Pánfilo Masciangioli, ingeniero civil y antiguo trabajador de PDVSA.

"Quizás había problemas de mantenimiento o falta de personal, tengo entendido que muchos ingenieros preparados ya se han ido de allí", agregó.

BBC Mundo contactó al Ministerio del Poder Popular de Petróleo pero no obtuvo respuestas al momento de escribir el reportaje.

Valor natural y turístico

El litoral afectado por el derrame es el hogar de un rico ecosistema natural y un punto atractivo para el turismo.

"Ahora lo fundamental es realizar una evaluación detallada de los daños. Los ecosistemas del Parque Nacional de Morrocoy son muy importantes por la riqueza de la fauna silvestre, los arrecifes y las comunidades de manglar", dijo a BBC Mundo Deborah Bigio, directora ejecutiva de Fudena, una organización de conservación de medioambiente en Venezuela.

"Normalmente, las playas arenosas se recuperan muy rápido de los derrames de petróleo. Si el crudo cubre las raíces de los manglares y los arrecifes de coral, eso sí complicaría mucho la recuperación", explica Masciangioli.

El extrabajador de PDVSA también mostró su preocupación sobre la adherencia del petróleo a las aves, ya que esto podría dificultar sus migraciones.

En el caso de los arrecifes, el vertimiento coincide con uno de los pocos momentos en el año en que estos se reproducen.

"Si se confirma el daño a los arrecifes de Morrocoy, el impacto puede ser terrible porque afectaría su reproducción para el futuro", teme Klein.

Bigio también lamenta, por otra parte, las consecuencias que la mancha de petróleo puede provocar en la pesca porque "muchas comunidades costeras dependen de ella".

Poca atención mundial

Eduardo Klein cree que este accidente no cuenta con atención requerida debido a la situación que atraviesa el país.

"Como estamos en crisis, parece que esto se trata de un problema más. Y sí, lo es, pero es grave y hay que asegurarse de que no vuelva a ocurrir", afirma el investigador.

"En Venezuela se ha derramado el doble que en Mauricio, pero como no hay información oficial, parece que no hubiera pasado".

14 de agosto 2020

BBC News Mundo

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-53779454

 8 min


Luis Ugalde

El fracaso de la política y la imposición del mal común nos obligan moralmente a todos a asumir la responsabilidad del rescate de la República. Con la reinante y creciente negación de la vida y la dignidad humana, la omisión es complicidad y grave pecado.

1-La GENTE (incluidos los chavistas) quiere cambiar, salir del régimen y de Maduro que lo sostiene, librarse de la pesadilla actual y volver a vivir. Cuanto más dure, más se agrava y más difícil será renacer. Venezuela sabe que la oposición democrática está en contra del régimen, pero no está muy convencida de que tenga la voluntad política y la prioridad económico- social para salir de la actual indigencia nacional.

2-La DICTADURA organiza una elección parlamentaria para perpetuarse, para no cambiar. La organiza de manera fraudulenta, eliminando toda posibilidad de perderla. Lo fundamental es quitar a los demócratas la AN legítimamente electa y eliminar a su presidente Guaidó que -a pesar del desgaste- es legítima referencia principal para los demócratas de América y Europa y para la oposición nacional.

Esta elección dictatorial y usurpadora ha tomado decenas de decisiones, violando la ley y la Constitución y cambiando todo lo que le convenga. Hasta eliminó el voto indígena universal, libre y secreto y ha establecido una elección comunal a mano alzada y con candidatos filtrados. Claramente la próxima elección parlamentaria es una burla y no un camino hacia la democracia. Entre la pandemia y esta mueca electoral lo sensato sería aplazar unos meses la elección y crear condiciones.

3- El punto político más débil del régimen es LA NECESIDAD Y DESESPERACIÓN DE LA GENTE aplastada por la pobreza y las carencias económico-sociales cotidianas. Es el mayor potencial político para salir de la usurpación.

En EE.UU., Alemania o España, en la actual crisis la economía (producción, empleo, ingresos de decenas de millones…) premia a los gobiernos o los derrota. Mucho más en Venezuela donde la pobreza extrema llega al 80%, la mayoría de las empresas están semiparalizadas debatiéndose entre el cierre y la sobrevivencia, y la agonía de todos los servicios públicos deja en evidencia el desastre de la gestión pública. Al malestar vital políticamente explosivo le falta expresarse en miles de puntos del país de manera descentralizada y no fácilmente reprimible y convertirse en el centro de la protesta política. La economía social y la activación empresarial productiva se han convertido en factores políticos de máxima prioridad. El mal común impuesto por la tiranía reinante no se podrá revertir sin la salida del dictador y sin una enorme y excepcional unidad nacional e internacional para la reconstrucción. El dictador no quiere cambiar el modelo impuesto, ni podría lograr el imprescindible apoyo nacional e internacional. Cuando las instituciones políticas se prostituyen y violan la Constitución, todos los ciudadanos tenemos “el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” (Constitución art. 333).

Sin excluir a los partidos, todos los factores no político-partidistas como las iglesias, universidades, gremios, asociaciones, jóvenes, trabajadores, empresarios… que constituyen la sociedad civil organizada que asumen su responsabilidad del bien común y crean la unidad superior nacional e internacional. Por eso la Iglesia católica, los universitarios de las diversas casas de estudios, los socialcristianos, las academias en conjunto van coincidiendo en sus lúcidos y dramáticos comunicados… No vale decir “no nos metemos en política”, pues la Sociedad Civil es fundadora y responsable de la República.

4- LOS POLÍTICOS de todos los colores, junto con los diversos liderazgos de la sociedad civil organizada y los militares, necesitamos RECENTRARNOS en torno a la tragedia económico-social de la gente. Sufrirla y nutrir de ella las propuestas, la acción política y la unidad superior para reconstruir el país cambiando el régimen. Unidad muy inclusiva de partidos, grupos de la sociedad civil y líderes de diversas instituciones sociales. Unidad excepcional – aun de quienes no se hablaban- y sorprendente, que sacuda al país desalentado y lo ponga de pie.

Cada sector desde su especificidad, cada comunidad desde su lugar geográfico e identidad tenemos que decirnos y decirle al mundo que este infierno no puede continuar. Sin esta conversión y movilización nacional de todos nosotros superando límites de instituciones, barreras y diferencias legítimas, el inmenso apoyo democrático internacional será impotente y quedará en buenas e inoperantes declaraciones. Al igual que los buenos manifiestos internos.

La ética de la reconstrucción nos exige trascender las restrictivas togas, sotanas, gorras militares y franelas partidistas, para encontrarnos bajo la única bandera tricolor del renacer nacional. Esfuerzo superior sostenido, uno y múltiple, para que Venezuela regrese a la vida en democracia.

14 de agosto 2020

ArticularNOS

 3 min


José Machillanda

El régimen socialista militarista en una extrema escalada antipolítica, ejercita la violencia política suplantando a la política, tal como lo ha venido haciendo desde el año 2017, cuando impidió por la vía armada el referéndum revocatorio a la sociedad democrática venezolana. El régimen y su barbarie con sus grupos armados irrumpen en la sede de un partido político, de espaldas al crítico momento político electoral creado en el país para conmocionar a la República. Esta intervención -cobarde y peligrosa- es un hecho abominable que niega la Constitución, las leyes y, sobre todo, al venezolano demócrata ciudadano.

El régimen ahogado y acobardado por la decisión de la mayoría democrática de ignorar la farsa electoral, recurre a la violencia política. Violencia política que ha tenido una respuesta política para el arrinconado grupo de comunistas, que se niegan a comprender el rechazo categórico de los demócratas. Rechazo que categóricamente se ha expresado frente a la violación de la Constitución. El ciudadano que ya se agrupa en un Movimiento de Renacimiento Político, para alcanzar vía la Resistencia Civil la transición política en Venezuela. La oposición democrática y sus líderes, prohombres, amas de casa, operadores políticos regionales junto a los líderes políticos vecinales, rechazan la barbarie de las bocas de fuego y el comunismo marxista. Comunismo marxistoride que asaltó la ecuación política por la vía de dos golpes de Estado desde 1992.

Las fuerzas democráticas haciendo política con civilidad, pero además con coraje, reconstruirán la democracia que establece la Constitución, es parte de la ciudadanía venezolana del siglo XXI. Ciudadanía que rechaza la violencia, que reclama su derecho a vivir civilizadamente, que le asquea la corrupción, el militarismo y la entrega de la República a grupos e ideologías perversas, ajenas a la filosofía, sociología y modo de vida del venezolano democrático. La ciudadanía democrática toda, aún dentro del clima de desespero, tristeza y miseria, impuesta por este régimen incapaz ha entregado al comunismo, ya tiene una respuesta a la Farsa Electoral.

El ciudadano demócrata está claro que un movimiento político electoral en un ambiente de fraude y negociados, su respuesta debe ser “hacer política, ténganlo claro… la ciudadanía frente al conflicto, frente a la violencia extrema de la barbarie militarista ejercerá la política. Política entendida como consenso activo y voluntario con protagonismo y garantía de libertad, amparado por la Constitución y las leyes. Totalmente distante del totalitarismo de practicas autoritarias, que por ignorantes se creen Amos. Para ello emplean la fuerza bruta en contra de la democracia decente, donde brilla el ser libre y estar en libertad.

La violencia extrema como expresión de la barbarie militarista, ha sido respondida con civilidad propia de la democracia liberal, en abierto repudio al primitivismo y en la convicción que el movimiento de renacimiento político democrático representa un patrimonio doctrinario de una organización histórica, los demócratas venezolanos del siglo XXI que están dispuestos a defender su libertad. Movimiento que habla de movilización social y de la decisión de una masa de ciudadanos, que se desplazaran en forma grupal, con decisión cívica, libertad y sentido de la historia como grupo que quiere vivir en democracia y así lo harán.

La civilidad tiene la palabra y la acción que la venezolanidad hoy la entiende como raza, raza amante de la libertad y creadora de la democracia. Democracia que logrará reinstalarla como una ecuación política, donde el individuo está por encima de la comunidad y el Estado, tal como venía ocurriendo desde 1958 hasta los dos golpes de Estado del 27 de febrero y 4 de noviembre de 1992. No será jamás el golpismo, el militarismo y menos la barbarie, quienes podrán imaginarse que ocuparan el espacio de la democracia. La democracia tiene como recursos fundamentales la existencia y presencia de la libertad, el derecho y la norma. Y Venezuela desde hace tiempo respeta una Constitución que es la súper ley.

La civilidad más la movilidad social, más el cuerpo societal como Movimiento de Renacimiento Nacional identifican la masa democrática de la República en movilización. Se convierten en la fuerza de la República, que proclama el Estado y el Estado de Derecho para en consecuencia enfrentar y responder a la barbarie militarista al margen de la ley. Es la específica activación de las masa por parte de ellos ciudadanos políticos, de la Venezuela decente como organización, quienes desde ya han dicho y dicen ¡No a la barbarie! La civilidad es una fuerza, fuerza cierta y organizada, que frente a esta insensatez del militarismo tendrá una repuesta política de gran alcance, con un comportamiento de defensa a la democracia que aspira el 87% de venezolanos.

Es auténtico,

Director CSB CEPPRO

@JMachillandaP

Caracas, 11 de agosto de 2020

 3 min


Desde que comenzó la pandemia, mucho se ha escrito sobre la globalización, sus inconvenientes en momentos de disrupción globales, y las supuestas bondades de un repliegue hacia el ámbito nacional. En este sentido, como en muchos otros, la crisis de la COVID-19 ha acelerado tendencias preexistentes. De hecho, la ratio del comercio respecto al PIB global —uno de los principales indicadores asociados a la globalización— ha seguido una tendencia descendente desde 2012, y los movimientos políticos antiglobalistas llevaban ya tiempo incrementado su popularidad.

Estos movimientos tienen algunos motivos de peso para desconfiar de la globalización, y más en estos momentos. La escasez de material esencial ha demostrado que las actuales cadenas globales de valor —con una excesiva concentración de proveedores y sin acumulación de stocks— son muy poco resilientes. Esto se suma a que, como ya se venía recordando, la globalización ha generado perdedores a escala nacional, especialmente en países desarrollados. Estados Unidos es un caso particularmente llamativo: la renta media del 50% más pobre se vio reducida entre 1980 y 2010. La deslocalización productiva no es ni mucho menos el único factor que explica este fenómeno (los efectos de la automatización sobre la desigualdad se pasan por alto demasiado a menudo), pero su papel ha sido significativo.

Conviene, sin embargo, no caer en la tentación de plantear enmiendas a la totalidad. Los axiomas de Adam Smith sobre la especialización productiva y de David Ricardo sobre las ventajas comparativas son tan ciertos ahora como hace siete meses, o como hace doscientos años. En su conjunto, la globalización ha sido claramente beneficiosa, sacando a millones de la pobreza, con lo que el foco de nuestra acción política debería situarse en reformarla, no en destruirla.

Para empezar, las organizaciones económicas de integración regional deben potenciar el desarrollo de cadenas regionales de valor para bienes de gran relevancia estratégica; no solamente los chips electrónicos, sino productos de primera necesidad como la comida. Evitar una nueva situación de escasez requerirá una transición de un modelo just-in-time a uno just-in-case, que priorice la seguridad de abastecimiento. Pero eso no pasará necesariamente por adoptar posturas autárquicas —con las implicaciones políticas y económicas que eso acarrea—, sino por dotar de un mayor grado de diversificación a las redes de suministro global.

Asimismo, debemos seguir promoviendo un cambio de paradigma a nivel doméstico que nos permita combatir las enormes desigualdades intrapaís que han surgido. Las autoridades nacionales y locales han de establecer mecanismos de protección adecuados para salvaguardar los derechos fundamentales de sus trabajadores y ofrecerles la perspectiva de un futuro digno. Puede contemplarse, entre otras cosas, la adopción de sistemas de renta mínima (ya implementados en muchos países), la inversión en formación profesional y académica en los sectores económicos del futuro, y el lanzamiento de programas de empleo público en el desarrollo de la transición ecológica.

Por otro lado, hay que abordar urgentemente los puntos flacos del sistema comercial mundial. Para ello, el nombramiento en unos meses de un nuevo director general de la Organización Mundial del Comercio será clave. Quienquiera que sea elegido tendrá la ardua tarea de resucitar una organización lastrada por el rotundo fracaso de la Ronda de Doha, la actual potestad de sus Estados miembros para auto declararse como países desarrollados o países en vías de desarrollo (sin que existan criterios objetivos), y la parálisis del Órgano de Apelación, elemento troncal del sistema de solución de diferencias comerciales. Sin un correcto funcionamiento de este sistema, los riesgos de que se propaguen las guerras comerciales aumentan exponencialmente.

Cuando hablamos de globalización, hoy nos referimos fundamentalmente al auge del comercio internacional y al movimiento libre del capital financiero. No obstante, como bien señala el economista Dani Rodrik, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de 2020, no hay motivo para que la globalización se circunscriba a estos ámbitos. Más allá de lo puramente económico, resulta esencial profundizar en la gobernanza compartida de los llamados bienes públicos globales, de forma que dicha gobernanza se convierta en uno de los principales vectores de la cooperación internacional.

Amenazas tan graves y generalizadas como la que representa la pandemia de COVID-19, así como el cambio climático, únicamente pueden afrontarse de forma efectiva a nivel global. Las acciones que operadores económicos y Gobiernos nacionales emprendan por sí solos para remediar estos males no bastarán: la suma de iniciativas unilaterales nunca sustituye al multilateralismo.

La prevención de pandemias y otros riesgos a la salud pública solamente puede asegurarse a través de una Organización Mundial de la Salud empoderada en términos políticos y económicos. Como es obvio, la irresponsable decisión del presidente Trump de retirar a Estados Unidos de la OMS va en la dirección opuesta, y solo puede entenderse desde un prisma electoralista. Frente a estos desmanes, urge explorar cauces de reforma razonables que pasarían por revisar la financiación de la OMS, aumentando las contribuciones obligatorias de los Estados miembros. Y es que, de acuerdo con los montantes actualmente previstos para el bienio 2020-2021, el mayor contribuyente a la OMS no será un Estado sino un donante privado: la Fundación Gates. Además de corregir estos inaceptables desajustes, habría que dotar a la organización de personal suficiente y capacidades reales de inspección e imposición de sanciones vinculantes, y garantizar que en el desarrollo de su labor impere siempre la ciencia sobre los intereses nacionales.

A nivel medioambiental, es vital reconocer que atajar el cambio climático representará la lucha de nuestro siglo. Deben fomentarse las colaboraciones público-privadas en la transición a un modelo productivo sostenible, reconociendo que la adopción de una economía verde no solo favorecerá a generaciones futuras, sino que es rentable incluso a corto plazo. El contexto actual nos brinda la oportunidad de implantar una condicionalidad verde en todos los instrumentos de recuperación económica que pongamos en funcionamiento, como ocurrirá con el histórico fondo de recuperación que los líderes europeos acaban de acordar. También debe darse mayor protagonismo a actores que a menudo quedan relegados a un segundo plano en el debate público sobre esta cuestión, como son las ciudades. Sirva de ejemplo e inspiración la iniciativa C40 de 96 ciudades globales aliadas en la lucha contra el cambio climático.

Invertir en una recuperación económica que ignore la necesidad de avanzar hacia la descarbonización es contraproducente. Tratar de acaparar las futuras vacunas contra el coronavirus impidiendo una distribución equitativa no acabará con la amenaza sanitaria y económica que supone la pandemia. Optar por el proteccionismo y por un repliegue nacional desaforado supone aplicar recetas de ayer al malestar de hoy. La globalización ha dado lugar a frustraciones e inquietudes perfectamente lícitas, y no podemos conformarnos con recordar los enormes beneficios agregados que ha comportado. Pero nuestra apuesta no debería centrarse en fomentar una menor globalización, sino en construir con templanza, rigor y ambición compartida una mejor globalización.

21 de julio 2020

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/globalization-needs-reformi...

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Francisco José Esteban Ruiz

¿Es usted amigable, fraternal, trata con cariño y le encanta hacer el amor? ¿O es una persona cuya agresividad le aleja de cualquier grupo?

Así es como se estructura la sociabilidad, en dos categorías: los comportamientos que hacen que los animales de una misma especie se atraigan, o aquellos que llevan al aislamiento de los individuos. Y, quién lo diría, todo apunta a que Homo sapiens ha evolucionado hacia la primera categoría a través de un proceso de auto domesticación, aun con lamentables excepciones que mejor ni mencionamos.

Afortunadamente, la amabilidad sobrevive. Se lo debemos a que la selección natural ha favorecido la evolución de nuestra especie como seres grupales y prosociales. Y está claro que, cuando nos comparamos con otros primates, las habilidades de cooperación y comunicación que nos caracterizan han sido –y son– claves para nuestro desarrollo cognitivo como especie. Dicho de otra manera, han sido responsables de que, hoy por hoy, pensemos, razonemos, sintamos y nos expresemos como lo hacemos.

Sufrimos el síndrome de la domesticación

Si nos comparamos con los animales domesticados y los salvajes, nos parecemos más a los primeros que a los segundos. La domesticación, tal y como normalmente la entendemos, conlleva la selección de individuos dóciles. Pero si nos fijamos con detalle, observamos que este proceso no solo afecta al comportamiento propiciando la mansedumbre sino que, además, tiene como resultado la aparición de características que también afectan al cuerpo. Entre ellas las orejas caídas, la nariz más corta, una maduración sexual temprana, la prolongación del aspecto juvenil en los adultos y un menor dimorfismo sexual (diferencia externa entre machos y hembras). Incluso la reducción del tamaño del cráneo, la mandíbula y los dientes.

Todo ello, junto a cambios en los niveles de diferentes hormonas y neurotransmisores, es lo que se denomina el síndrome de domesticación. Estas características, aunque no se detectan en todos los animales domesticados, sí que guardan una cierta relación con este proceso.

Como no podría ser de otro modo, debe existir alguna base biológica que nos explique, o al menos nos ayude a entender, la ocurrencia común de esos aspectos relacionados con la domesticación. Y así es. Se ha detectado que, durante el desarrollo del embrión de animales domesticados, disminuye la función de una estructura denominada cresta neural. Las células de la cresta neural son un tipo de células madre que, entre otras funciones, se encargan de la formación de parte del cráneo, de precursores de dientes, de ganglios nerviosos y de ciertas glándulas que, por su función, se asocian al síndrome de domesticación.

De hecho, si nos comparamos con otros homínidos más próximos a nuestra especie, como los neandertales, las diferencias son notables. Nuestro cráneo y dientes son más pequeños, la estructura craneal de un joven es similar a la de un adulto, hay un menor dimorfismo sexual, y parece que somos menos agresivos. O sea, que nos hemos domesticado.

La baja y la alta sociabilidad van en nuestros genes

Llegados a este punto, podemos considerar que el comportamiento social es una habilidad clave que nos diferencia de otras especies. Y si nos planteamos descifrar sus bases biológicas, qué mejor que hacerlo estudiando qué hay de diferente en las alteraciones y enfermedades relacionadas con la sociabilidad. Por ejemplo, los trastornos del espectro autista (TEA) y el síndrome de Williams, en los que se muestra una baja y alta sociabilidad, respectivamente.

Las personas que presentan TEA suelen manifestar comportamientos repetitivos, alteraciones en el lenguaje y les cuesta relacionarse socialmente. Aunque se han asociado al TEA alteraciones en cientos de genes, aún no se ha encontrado una causa genética común en todas estas personas. Eso sí, debe de existir una base genética, pues hasta en el 96% de los gemelos idénticos si uno de ellos sufre el trastorno, el otro también, si bien los síntomas puedan ser algo diferentes.

Entre las diferencias neurobiológicas encontradas en el TEA se han detectado alteraciones en el volumen de casi todas las zonas del cerebro, con mayor o menor tamaño según la región cerebral y la persona. También se ha descrito una disminución en el número y tamaño de las neuronas, y alteraciones de las conexiones entre ellas. Cabe destacar que en algunos pacientes se ha observado un aumento en el crecimiento acelerado del cerebro durante el primer año de vida.

Los niveles de diferentes neurotransmisores también se ven afectados en el TEA. Principalmente aquellos que producen un desequilibrio entre la excitación y la inhibición de las neuronas, siendo las principales causas la mutación de genes o los desórdenes metabólicos. Un neurotransmisor –y hormona–, que está tomando cierta relevancia en la regulación de la sociabilidad y del comportamiento agresivo en TEA y en otras alteraciones neuropsiquiátricas, es la oxitocina.

En el otro extremo de la sociabilidad nos encontramos a las personas con el síndrome de Williams. En este caso la base genética está bien establecida, ya que les falta un trocito del cromosoma 7 y se pierden unos treinta genes. Esos genes se asocian, precisamente, a la domesticación y al desarrollo de la cresta neural. Y lo más interesante: estas personas son hipersociables, sin miedo a los extraños y muy amigables, a veces demasiado. Aun considerándose un trastorno con retraso mental, quienes padecen este síndrome suelen mostrar habilidades musicales excelentes.

Puesto que, como indicábamos antes, la amabilidad sobrevive gracias a la evolución, hagamos caso a la escritora Raquel J. Palacio: “Yo siempre digo que es mejor pecar de amabilidad. Ese es el secreto. Si no sabes qué hacer, pues sé amable.”

Profesor Titular de Biología Celular, Universidad de Jaén

Agosto 12, 2020

The Conversation

https://theconversation.com/ser-borde-es-contrario-a-la-evolucion-141817

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