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Opinión

Steve Schifferes

El coronavirus ha paralizado la economía mundial.

El Producto Interno Bruto (PIB) mundial sufrió en 2020 su caída más pronunciada desde el final de la Segunda Guerra Mundial, millones quedaron desempleados o sus puestos suspendidos, y los gobiernos inyectaron billones de dólares en sus economías para evitar daños mayores.

Sin embargo, la recuperación de 2021 es muy incierta. La economía de China está creciendo con fuerza nuevamente, pero es posible que muchas de las naciones más ricas del mundo no se recuperen por completo hasta 2022, considerando una estimación temprana.

La desigualdad también es rampante. Mientras que los 651 multimillonarios estadounidenses han aumentado su patrimonio neto en un 30% a US$4 billones, 250 millones de personas en los países en desarrollo podrían enfrentar la pobreza absoluta y hasta la mitad de la fuerza laboral mundial puede haber perdido sus medios para subsistir.

La velocidad a la que se pueda contener la pandemia tendrá una gran influencia en el desempeño de la economía en todo el mundo.

En la carrera entre las nuevas cepas del virus y las vacunas, una victoria temprana no está asegurada de ninguna manera.

Incluso los países ricos que han comprado la mayoría de las vacunas disponibles, pueden fallar en la inoculación de suficientes personas para crear inmunidad colectiva hacia finales de 2021.

En los países en desarrollo, donde las vacunas generalmente escasean, se espera que el virus se propague más.

Es probable que los grandes ganadores sean países como China y Corea del Sur que lograron suprimir la covid-19 temprano. Se proyecta que la economía de China crecerá en 2021 un 8%, más del doble que la de los países occidentales más exitosos incluso antes de la pandemia.

La economía china, impulsada por sus exportaciones, se ha beneficiado de los confinamientos en los países occidentales.

La demanda occidental de servicios como entretenimiento y los viajes puede haber disminuido, pero la demanda de bienes de consumo domésticos y suministros médicos ha aumentado.

Y las exportaciones chinas a EE.UU. han alcanzado niveles récord a pesar de los altos aranceles impuestos por la administración Trump.

China también está expandiendo su influencia económica en toda Asia, con una nueva zona de libre comercio en el Pacífico y enormes proyectos de infraestructura a lo largo de sus rutas comerciales hacia Europa y África.

Está invirtiendo en tecnologías avanzadas para reducir su dependencia de las cadenas de suministro occidentales, en lo que se refiere a componentes como semiconductores.

China ahora podría superar a Estados Unidos como la economía más grande del mundo en cinco años, dos veces más rápido de lo que se predijo previamente.

Los perdedores

Para los países ricos como Estados Unidos, Reino Unido y los de Europa continental, el panorama es menos optimista.

Tras breves recuperaciones en el verano de 2020, sus economías se estancaron. Esto fue impulsado tanto por la segunda ola de la pandemia como por los confinamientos.

En EE. UU., por ejemplo, el empleo y el crecimiento siguieron de cerca la evolución de la pandemia, más que los bloqueos aplicados de manera desigual a medida que la confianza de las empresas y los consumidores se desplomaba.

Incluso con cierta recuperación el próximo año, se espera que estas economías sean un 5% más pequeñas en 2022 que si la crisis no hubiera ocurrido.

Sin embargo, es probable que los mayores perdedores de 2021 sean los países en desarrollo. Carecen tanto de los recursos económicos para adquirir suficientes vacunas, como de los sistemas de salud pública para tratar un gran número de pacientes contagiados.

Tampoco pueden permitirse los enormes subsidios gubernamentales que han evitado el desempleo masivo en Europa y Estados Unidos.

Y con la demanda de sus materias primas paralizada por la recesión en Occidente y la poca ayuda disponible de los países ricos para aliviar sus grandes deudas, tampoco pueden permitirse más confinamientos.

Incluso países de rápido crecimiento como Brasil, India y Sudáfrica enfrentan tiempos difíciles.

Por ejemplo, Sudáfrica no califica para recibir vacunas del programa COVAX para países muy pobres, pero no está en condiciones de comprar ninguna vacuna en el mercado comercial, a pesar de producirlas localmente para las compañías farmacéuticas occidentales.

Anteriormente, esos países tenían una clase media en crecimiento; ahora muchos millones de trabajadores pobres se verán obligados a regresar a sus aldeas y barrios marginales urbanos debido a la falta de oportunidades laborales, enfrentándose a la pobreza masiva e incluso al hambre.

La nueva división

Los efectos económicos de la pandemia han sido enormemente variados en la sociedad.

Aquellos que trabajan a tiempo completo, a menudo en empleos altamente remunerados que pueden hacer desde casa, han acumulado ahorros sustanciales, dado que hay menos posibilidades para gastar los salarios.

Los muy ricos, especialmente en Estados Unidos, se han beneficiado de los enormes aumentos del mercado de valores impulsados por éxitos durante la pandemia, como Amazon, Netflix y Zoom, y es probable que esta tendencia continúe.

La gran pregunta para la economía es si en el próximo año aquellos con trabajos seguros y altos ingresos volverán a sus patrones de gasto anteriores, o mantendrán sus ahorros frente a la incertidumbre continua.

Por el contrario, muchos de los que han perdido empleos o negocios o han sido despedidos, tendrán dificultades para encontrar un nuevo trabajo o regresar a sus niveles de ingresos anteriores, especialmente porque es poco probable que los sectores de bajos salarios -como el comercio minorista y la hotelería- se recuperen por completo después de la pandemia.

Este grupo incluye a mucha gente joven, mujeres y minorías étnicas.

La desigualdad podría aumentar a medida que los gobiernos ricos reduzcan los enormes subsidios que han aplicado para mantener a muchos trabajadores empleados o con el contrato suspendido.

Rishi Sunak, el canciller de Reino Unido, dio claras señales de esta intención en su revisión de gastos de noviembre.

En EE.UU., el estancamiento político sobre el gasto de ayuda adicional solo se resolvió en el último minuto, y los republicanos probablemente ahora intentarán minimizar el gasto de la administración de Biden a pesar del enorme gasto de los años de Trump.

Europa acaba de llegar a un acuerdo sin precedentes para proporcionar ayuda financiada por la Unión Europea a los estados miembros más afectados por la pandemia, pero es probable que continúen las tensiones sobre el alcance del paquete y los destinatarios.

El malestar social ha sido una consecuencia de pandemias anteriores. Esperemos que esta vez, encontremos la sabiduría para abordar las grandes desigualdades reveladas por la covid-19 y construir un mundo más justo.

Economista. University of London

9 de enero 2021

BBC News

https://www.bbc.com/mundo/noticias-55564149

 5 min


Sociedad Venezolana de Infectología

La Sociedad Venezolana de Infectología presenta una guía con los consensos científicos acordados hasta diciembre de 2020, para abordar casos de covid-19. La guía explica cómo determinar la gravedad de los pacientes, cuáles son los tratamientos recomendados para atenderlos y cuáles medicamentos y productos que se han presentado como alternativas se deben evitar porque no son seguros para la salud.

Prodavinci

Consultar el documento en la dirección web https://guiasvi.prodavinci.com/?s=09

 1 min


Analítica.com

El médico infectólogo Julio Castro señaló que 75% de los pacientes que han superado el coronavirus pueden volver a contagiarse siete meses después de haber contraído la enfermedad. En este lapso de tiempo, enfatizó, puede suceder una disminución de los anticuerpos que protegen al organismo.

Sin embargo, advirtió que la reinfección no puede ser confundida por una recaída por las secuelas, puesto que, en el mundo existen varios casos confirmados.

“No sabemos si será más fuerte y cómo reaccionará cada paciente”, indicó Castro durante una entrevista para el portal La Prensa de Lara.

No obstante, señaló que es importante confirmar el diagnóstico, que en ciertos casos, puede ser más agresivo que la primera vez de contagio, además de que los síntomas pueden ser diferentes.

“Todo es relativo y lo pertinente es continuar con el control por especialistas como nefrólogos, cardiólogos, gastroenterólogos y otros. Además de seguir obligatoriamente con las medidas de prevención como usar el tapaboca, higiene de las manos, evitar aglomeraciones, entre otros”, puntualizó.

Por su parte, el titular de la organización Médicos Unidos de Venezuela, aseguró que, “estamos aprendiendo con esta enfermedad y se ha puesto mucho entredicho”, al referirse de los cambios que han sido descubierto del coronavirus y que ha llevado a los expertos a descartar hipótesis.

De acuerdo a lo expuesto por los especialistas los estudios sobre el virus siguen avanzando, al punto que en la actualidad se han detectado tres nuevas cepas.

Ante ello, la epidemióloga Carmen Torre, instó a los pacientes a tomarse en serio la enfermedad y aceptar que no existe inmunidad. «Nunca sabemos si volvemos a caer», advirtió.

Asimismo, los especialistas pidieron a la población continuar con las medidas de bioseguridad, como el uso correcto del tapabocas y el cumplimiento del distanciamiento social, para evitar una reinfección.

Casos de coronavirus en Venezuela

El ministro de Comunicación e Información de Nicolás Maduro, Freddy Ñáñez, confirmó este miércoles 246 nuevos casos de coronavirus en el país, lo que eleva la cifra a 114.908 contagiados desde que inició la pandemia el pasado mes de marzo.

Caracas es, por tercer día consecutivo, la región con más contagios (83), seguida por el estado Miranda, con 49.

Por detrás se ubica el noroccidental estado Zulia, con 29, seguido de Mérida (18), Trujillo (15), Carabobo (11), Aragua (8), Yaracuy (7), Anzoátegui (7), La Guaira (7), Barinas (3), Nueva Esparta (3), Lara (2), Portuguesa (2), Apure (1) y Monagas (1).

De los 114.908 casos de covid-19 que han confirmado hasta el momento las autoridades, 108.966 ya se han recuperado de la enfermedad, lo que representa el 95% del total, de acuerdo a las cifras del oficialismo.

Ñáñez también informó que, en las últimas 24 horas, han fallecido cinco personas por covid-19, todos ellos de sexo masculino.

Entre ellos hay un hombre de 80 años de Caracas, otro de 67 años del Zulia, un varón de 57 años de Miranda, otro de 57 años del céntrico estado Lara y uno de 52 años del andino Trujillo.

De este modo, la cifra de fallecidos por la pandemia se elevó hasta los 1.047 desde el comienzo de la pandemia.

Casos de reinfección en Venezuela

Este lunes 4 de enero, Héctor Rodríguez y Yelitze Santaella, gobernadores de los estados Miranda y Monagas, respectivamente, confirmaron su contagio de coronavirus por segunda vez.

Ambos dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) confirmaron estar en aislamiento y recibiendo atención médica adecuada para superar la enfermedad.

Tanto Rodríguez como Santaella son los primeros casos de reinfección que se conocen dentro del territorio nacional.

7 de enero 2021

Analítica

https://www.analitica.com/actualidad/actualidad-nacional/julio-castro-75-de-los-pacientes-recuperados-por-covid-19-pueden-volver-a-contraer-la-enfermedad/

 2 min


Fernando Mires

Ni el edificio devastado, ni los heridos, ni los muertos, son simbólicos. Pero sí lo es el asalto al Capitolio perpetrado por las turbas enardecidas de un presidente electoralmente derrotado quien intenta ahora ocupar otro sitial: el del máximo caudillo populista de la nación.

Sería un error interpretar el asalto como el aullido postrero de un presidente enloquecido por el poder. Menos errado es verlo como parte de una estrategia que ha tomado formas en diversas partes del mundo y que ahora ha hecho acto de presencia en los propios EE UU. Estamos hablando del avance del populismo-nacional cuyo objetivo claro y preciso es demoler los fundamentos sobre los cuales reposa la democracia liberal.

El asalto al Capitolio tiene, repetimos, un enorme poder simbólico. Sobre todo si se toma en cuenta que la diferencia de la democracia liberal con otras formas de gobierno reside en la existencia de un parlamento que actúa como representación delegada y no directa del pueblo. En ese contexto, Trump, visto desde una perspectiva mundial, es un líder del populismo-nacional, uno más de una larga galería que a veces en nombre de la derecha, otras veces en nombre de la izquierda, levantan, como objetivo estratégico; la transformación de la democracia liberal en una democracia personalista y autoritaria.

Trump no es un fenómeno aislado. Por el contratrio, él es miembro de una familia política formada por autócratas como Putin, Lukazensko, Kazynski, Orban, Erdogan, Bolsonaro, Bukele, Ortega, Maduro y otros. Casi ninguno de esos autócratas puede ser catalogado como un dictador tradicional pero sí, todos, como exponentes de un tipo de post-democracia que incorpora elementos dictatoriales (¿"democraturas”?) entre ellos, la renuncia a la representación delegativa y su sustitución por lo que ellos llaman democracia directa.

Como ya ocurrió en el periodo fascista del siglo pasado, los trumpistas intentan imponer una relación sin mediaciones entre el mandatario y el pueblo que sigue al mandatario. Ese punto es el que conecta al populismo-nacionalista del siglo XXl con el fascismo del siglo XX.

Baste recordar que el jurista Carl Schmitt, quien fuera por un breve periodo co-autor de una constitución nunca aprobada por el nazismo, no se pronunció en contra del orden democrático sino a favor de una democracia directa que en nombre del Führerprizip (principio del caudillo) estableciera la comunicación sin dilaciones entre el pueblo representado por un líder y el Estado. Vladimir Ilich Lenin por su cuenta - no por casualidad admirado por Schmitt - imaginaba representar un nuevo tipo de formación democrática cuyo organismo no era el parlamento sino los consejos del pueblo, los Soviets. Comunistas y fascistas no imaginaban que defendían a una dictadura sino, como acostumbraban a repetirlo, “una forma superior de democracia”: el directo gobierno del pueblo representado en el líder colectivo (partido) o en un líder personal.

La marca de fábrica del populismo-nacional del siglo XXl, es el antiparlamentarismo. No hay dictadura moderna que no haya sido anti-parlamentaria. Por eso, el asalto trumpista al Capitolio no lo vemos como un hecho aislado. No es necesario remontarse muy lejos en la historia para comprobarlo.

Hace pocos meses, el 31.08 del 2020, turbas alemanas, tan enardecidas como los trumpistas norteamericanos del Capitolio, asaltaron el Reichstag, dirigidos por neofascistas articulados al populismo nacionalista de AfD. El pretexto fue la lucha en contra de las restricciones impuestas por el gobierno en contra del Covid-19. Y al igual que las turbas trumpistas, lo hicieron en nombre de un “poder popular” anti-elites, anti-partido y por supuesto, anti-parlamentario.

Como sus recientes antecesoras alemanas, las turbas trumpistas entraron gritando al Capitolio, “el Parlamento es nuestro”. Efectivamente, es de ellos, siempre y cuando sus partidos los representen en su interior. El parlamentarismo directo no existe.

¿Por qué el Parlamento?: Primero, porque es el lugar de la representación popular por medio de sus partidos organizados. Segundo, porque es el lugar donde después de debatidas, son promulgadas las leyes. Tercero, porque es el lugar donde la nación debate consigo a través de sus representantes. En virtud de esa triada, puede afirmarse que el Parlamento, en sus más diversas formas y estructuras, es el organismo que una nación se da para pensarse a sí misma. El Parlamento es el corazón de la democracia moderna.

Hay autores que afirman – entre ellos, uno de los más lúcidos politólogos actuales, Jascha Mounk - que una de las contradicciones históricas contemporáneas es la que se da entre las democracias liberales y las democracias i-liberales (o autocracias). Conclusión que, si la aceptamos completamente, nos llevaría a un callejón sin salida pues una democracia, para ser liberal, debe otorgar a sus enemigos la misma libertad que a sus seguidores y, por lo mismo, autoprivarse de los medios necesarios para defenderse a sí misma. Para salir de ese callejón sin salida parece ser necesario entonces llevar esa contradicción a un plano más político que ideológico. La contradicción de nuestro tiempo – digámoslo así - sería la que se da entre los que defienden a una democracia con parlamento y los que defienden una democracia sin parlamento o, lo que es casi igual: con un parlamento convertido por el ejecutivo en una caricatura de sí mismo.

El asalto al Capitolio fue una declaración de guerra del trumpismo a la razón parlamentaria, ahí no hay como perderse. No es la primera, ni será la última. Ha llegado por lo tanto la hora en la que los verdaderos demócratas, aún a riesgo de abandonar algunos principios liberales, acepten el desafío y libren, de modo decidido, e incluso militante, la lucha por la defensa del parlamento.

El populismo- nacional - escuchando las arengas de Trump queda muy claro - es el fascismo de nuestro tiempo.

Sobre ese tema continuaremos insistiendo en próximos artículos. Este es solo un enunciado.

8 de enero 2021

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2021/01/fernando-mires-el-asalto-trumpi...

 4 min


Sofía Nederr

La tormenta opositora impone un reacomodo. El politólogo Oscar Vallés indica que la oposición debe hacer todo lo que está a su alcance para debilitar al régimen político, lo que incluye participar en las elecciones de 2021; mientras que Ángel Álvarez cree que a la oposición solo le queda la construcción de una fuerza social para el futuro

Tras la tormenta que ha sufrido en 2020, el nuevo año inicia con varios escollos para la oposición mayoritaria cuyo bastión de lucha ha sido la Asamblea Nacional (AN).

Aunque el sector del Parlamento que dirige Juan Guaidó instaló un periodo adicional 2021-2022, su sostenibilidad está en veremos; en parte porque varios de los diputados electos en 2015 se apartaron de esta línea y los acuerdos entre todos los grupos opositores parecieran, por ahora, esquivos.

Sobre los desafíos de este nueva y dura etapa luego del Poder Legislativo bajo control del oficialismo, el director de la encuestadora Delphos, Félix Seijas Rodríguez, ve como un imperativo el reacomodo que se desprende de los nuevos escenarios opositores, lo que pasa por ponderar el escenario interno y la posición de la comunidad internacional. Destaca que la reconfiguración pasa por estudiar todos los escenarios por cuanto se cerró un ciclo importante y habrá que ver cómo transcurre el nuevo.

“La oposición tiene un problema importante y es que cualquier liderazgo que los vaya a unir tiene que tener algún tipo de legitimidad, y ese mecanismo de legitimación es complicado. En el caso de Guaidó era el presidente de la AN. En este momento, eso queda un poco vacío, sigue siendo el Presidente interino según la mecánica que ha venido ocurriendo, instalan el Parlamento de nuevo y sigue siendo Presidente. ¿Pero, qué fuerza real va a tener eso? Eso es complicadísimo y operativamente la tienen difícil y hay que ver cómo se empieza a reconfigurar todo, ojalá sea rápido”, plantea Félix Seijas Rodríguez.

De allí que el director de Delphos recuerda que tanto la AN como las elecciones primarias, en su momento, impulsaron esos liderazgos; pero insiste en que la gente le es fiel a ideas, a deseos, no a personas. Pone como ejemplo que eso fue clave en el respaldo a Guaidó, un dirigente desconocido en su momento y apuntalado por la plataforma del Legislativo, y a quien ve bastante debilitado.

“Incluso, la comunidad internacional tiene un problema si quisiera respaldar a un líder diferente a Guaidó, cómo podría hacerlo y a cuenta de qué”, añade.

Tormenta unitaria

Oscar Vallés, politólogo y profesor de la Universidad Metropolitana, coincide con el director de Delphos en que los desafíos opositores para 2021 pasan por la reordenación de fuerzas. Añade que el liderazgo nacional urge de una profunda, abierta y clara renovación.

Explica que a la oposición no se le puede mirar de forma unitaria por cuanto no lo es. “El problema es que mientras sigamos pensando que la oposición es un actor unitario estamos mal, eso no existe en Venezuela. En la revolución hay dificultades y tendencias, pero actúan unitariamente frente al país y frente a sus adversarios políticos” indica Vallés.

Expresa que Guaidó y quienes le acompañan no tienen la misma posibilidad de actuar estratégicamente sin el respaldo de otros actores importantes que, a lo mejor, no tienen la misma membresía de partidos políticos a su alrededor. Pero, a su juicio, cuentan con la vocería y la suficiente capacidad para desarticular cualquier estrategia.

“Hay que entender que mientras se siga pensando que personas ubicadas en Madrid, en Bogotá o en Miami tienen el mismo peso sobre lo que hay que hacer en Venezuela, frente a personas que están luchando literalmente por sus vidas, libertades y bienes, la revolución seguirá avasallando”, subraya el politólogo de la Universidad Metropolitana.

Para Vallés, aunque el llamado que hizo Juan Guaidó el 5 de enero a varios dirigentes nacionales desde una Asamblea Nacional «aérea, paralela o ficticia” es válido, los habitantes de las ciudades y pueblos del país no pueden esperar que se pongan de acuerdo para una visión nacional. De allí se desprende su consideración de descentralizar la lucha política opositora: “Cada ciudad, cada caserío, cada pueblo debe decidir su propia estrategia de lucha”.

Por su parte, Félix Seijas Rodríguez cree que el llamado de Guaidó a otros dirigentes, conlleva a uno de los pasos que debe ocurrir dentro de la oposición, las críticas de cada uno tienen que ser escuchadas, y, de manera neurálgica, debe acordarse cómo se definirá el liderazgo y cuál es la línea a seguir.

Guaidó llamó a Henrique Capriles Radonski, María Corina Machado, Henry Ramos Allup, Leopoldo López, Julio Borges y otros dirigentes de la oposición, a lo que calificó como “el momento del último llamado de la patria”. Dijo que la exhortación es para reconstruir una vía definitiva y conseguir la restitución de la democracia.

Félix Seijas señala que, dentro de la oposición, hay tres grandes líneas: una línea es la de ruptura por choque, la transición por impacto, por abdicación, sacando a las primeras cabezas de juego, del gobierno, es lo que ha venido empujándose con más fuerza en los últimos dos años.

«La otra línea es la de los partidos pequeños, en la que algunos tienen otras intenciones, que dicen participamos e intentamos meternos allí y desde adentro intentamos hacer algo, pero esto ha fracasado», agrega.

La tercera línea plantea que el cambio debe hacerse a través de la reinstitucionalización del país, ir rescatando espacios y derechos, se requiere ir fortaleciendo la posición para ir alcanzando acuerdos y echar mano de, incluso, la sociedad civil, expresa. Destaca que la oposición debe decidirse por una de las tres líneas y este es otro de los desafíos de 2021.

Elecciones y resistencia

El politólogo Oscar Vallés señala que las rendijas electorales no deben ser desaprovechadas por la oposición, especialmente, en un año de elecciones regionales y municipales. Enfatiza que hay malos entendidos como el que asocia la participación en comicios con la colaboración con la revolución.

Para el analista, esa visión representa una pésima comprensión de lo que ocurre. Indica que debe distinguirse entre lo que es la oposición a un gobierno y la resistencia a un régimen político. Añade que no se hace oposición a un régimen, pero sí a un gobierno que se presume que entre el gobierno y la oposición hay un conjunto de reglas, organismos e instituciones, con lo cual la oposición puede acudir a esas instancias y solicitar que el gobierno corrija políticas.

«En Venezuela estamos en la resistencia a un régimen político, por eso la oposición debe hacer todo lo que está a su alcance para debilitar al régimen político. En ese escenario, las elecciones lo que hacen no es competir en popularidad con el gobierno, pero un liderazgo de resistencia buscar debilitar el poderío del régimen político y reducir los espacios donde el régimen tiene predominio. Un movimiento y liderazgo de resistencia participa en cuanto proceso electoral existe en el país, como lo lo hizo Lech Walesa en Polonia y como lo han hechos varios movimientos de resistencia», puntualiza Vallés.

El politólogo cree que cualquier debate y escenario es una oportunidad. Asevera que esto pasa por escenarios en los que la revolución no espera que participe la oposición.

Sobre la vía electoral, Seijas señala que las regionales son un obstáculo en el camino; pero añade que ojalá termine siendo un catalizador.

«Hay muchos liderazgos regionales que se van a ver tentados por las elecciones y con toda razón. El mismo 6D los pone frente a una oportunidad por el mismo hecho de que el gobierno no haya podido inventar cifras o abultarlas de manera exacta. Eso hace ver que si se organizan bien, tienen chance. No creo que esos espacios vayan a quedar vacíos, habrá movimientos y eso aumentará la tensión dentro de la oposición», enfatiza.

Asimismo, el director de Delphos advierte que aunque los liderazgos regionales son importantes, ese esfuerzo requiere ser apuntalado por la existencia de un liderazgo que impulse el llamado a votar para ir creando condiciones para una transición política. Esto debe estar acompañado de una narrativa clara, seria, y coherente.

Tras la fuerza social

Sin embargo, el politólogo Ángel Álvarez no visualiza a las elecciones como una opción para la oposición venezolana.

«Las elecciones regionales serán exactamente iguales que las de AN. Tal vez con participación de algunos pocos opositores más, pero igualmente los que logren ganar algún cargo no podrán gobernar sin el consentimiento de la Presidencia», expresa el politólogo Ángel Álvarez.

Para Álvarez, a la oposición solo le queda «construir una fuerza social (movimiento social o partido) enraizado en la sociedad y surgido de las necesidades y reivindicaciones de los necesitados. Eso en sí mismo no construye una garantía de cambio, pero sería una herramienta indispensable para la democratización cuando y si, algún día, hay una crisis dentro del madurismo que permita la liberalización o la transición democrática», concluye.

8 de enero 2021

TalCual

https://talcualdigital.com/tormenta-en-la-oposicion-impone-reacomodo-eva...

 7 min


Analítica.com

Editorial

Estos 22 años de una pretendida revolución humanista han sido el periodo de nuestra historia en el que más se han vapuleado los valores que toda sociedad organizada requiere para subsistir, armónicamente hablando.

Desde sus inicios, tras el falso discurso de crear al «hombre nuevo», lo que en realidad se impuso fue la destrucción sistemática y continua del orden prevaleciente, para sustituirlo por el control absoluto de la sociedad a manos de una nomenclatura hegemónica que estableció las nuevas reglas que regirían a esta mal llamada revolución bonita, que resultó ser la más horripilante de nuestra historia republicana.

Estos nuevos valores, si así pueden denominarse los antivalores, tienen como base darle rienda libre a la viveza criolla, siempre que esto favorezca a los integrantes de la grey revolucionaria. A través de este modus operandi se desató el proceso de corrupción más amplio que ha podido existir.

El enriquecimiento de la clase dirigente a través de diversos mecanismos concebidos para infringir la ley y anular los controles administrativos fue total. Pero como se requería que otros sectores participaran en este festín de Baltazar, que no era otra cosa que apropiarse de la creciente renta petrolera y crear el soporte necesario para que se mantuviese el régimen, permitieron y promovieron que la cúpula de las fuerzas armadas se aprovechase de la falta de controles para enriquecerse y así armar el círculo perfecto de la sociedad de cómplices de las que nos habló un día Tomas Lander.

Y como eso no era suficiente para asegurar la permanencia del régimen, se dedicaron a regar con dádivas a elementos que se oponían al régimen para fracturar ética y moralmente la resistencia opositora y así surgieron los llamados ‘alacranes’, que le dieron piso a los diversos procesos de fraudes electorales y violaciones sistemáticas a la Constitución y las leyes.

Mientras, empobrecieron y domeñaron al pueblo, con las famosas cajas Clap, con las que les daban lo mínimo necesario para saciar el hambre creciente causada por una desatada e incontrolable hiperinflación, manteniendo a la población sometida a través del Carnet de la Patria.

Hoy la sociedad venezolana mal vive aplicando la viveza criolla para resolverse y ver de qué manera logra los dólares (nueva moneda oficial de un país supuestamente antiimperialista) con cualquier expediente, así sea ilegal, para subsistir en el caos que se ha convertido Venezuela.

Luchar por salir de este pernicioso régimen no es solo indispensable desde el punto de vista político, sino también ética y moralmente hablando, ya que ninguna sociedad puede mantenerse por mucho tiempo a punta de bodegones creados y controlados por los llamados ‘enchufados’, y a los que solo tiene acceso un exiguo porcentaje de la población.

Para reconstruirse económicamente, Venezuela tiene que acabar con la corrupción, con los antivalores, e iniciar una campaña masiva basada en educar y capacitar a todos, así como una vez lo proclamó Bolívar al sostener que la base indispensable de la República son la moral y las luces, para de esta manera tener una población responsable e ilustrada a la vez.

 2 min


Ignacio Avalos Gutiérrez

Durante un tiempo que nos ha sabido a eternidad, hemos estado atrapados, desde la mañana hasta la noche, por una de telaraña de palabras (Coronavirus, infodemia, resilencia, COVID -19, conspiranoia, confinamiento, sanitarios, vacuna ), que no hacen sino recordarnos cada segundo que estamos sumidos en una pandemia. Los terrícolas vivimos dentro del pánico y la incertidumbre acerca del origen del coronavirus, de su posible evolución y duración, de la efectividad y disponibilidad de la vacuna y un más o menos largo etcétera, al que se han sumado varias versiones conspirativas que, cada una su manera, tratan de convencernos que por detrás del coronavirus hay un Gran Hermano (Orwel) más sofisticado, que trata de dominar al mundo, sometiendo a los humanos a su absoluto control, a través de un virus creado en tal o cual laboratorio, respondiendo al interés de quien sabe que país, quien sabe cuáles grupos económicos, de lo cual sería prueba la evidencia de que, en medio de la pandemia. Estaríamos, entonces, ante una tiranía global que, valiéndose de las nuevas tecnologías tendría la capacidad de vigilar y manipular a todos los habitantes del planeta, en nombre de un Nuevo Orden Global, cuyo anticipo es la mascarilla que nos ponemos, que en realidad es la metáfora de un bozal.

Hay pues, versiones para casi todos los gustos, no solamente distintas, sino hasta contradictorias, lo que en buena parte se explica, en gran medida, porque la cultura de la posverdad se ha vuelto un rasgo distintivo de la sociedad mundial de hoy en día, y no escapa a la actuación de algunos gobiernos, que han ocultado los datos o los han manipulado.

En esta Infodemia, como ha sido denominada, las noticias falsas se expanden con más velocidad que el virus, como señaló la misma ONU, creando, como cabe esperar, una gran desconfianza y afectando el manejo del gran problema que tenemos entre manos.

Lo cierto es, así pues, que el planeta fue sorprendido fuera de base. En este sentido, creo que nadie describió mejor la perplejidad de la gente ante lo sucedido que Clarke Smith, un niño de apenas 9 años, con un pequeño texto enviado al Washington Post, que le pidió a sus lectores que manifestaran su opinión al respecto: “Es como si vas a cruzar una calle, miras con cuidado, ves ambos lados y, de repente, te atropella un submarino”.

El mensaje del virus

Según vienen registrando diversos estudios desde hace varios años, nos encontramos en una crisis sistémica, no coyuntural, puesta de manifiesto en varias dimensiones, de enorme gravedad por su origen común y porque es simultáneamente ambiental, energética, alimentaria, social, económica, política…. Todas estas crisis se encuentran abiertas, se han acelerado, se superponen, se mezclan y refuerzan en el marco de un proceso de globalización que carece de la institucionalidad capaz de garantizar su gobernabilidad, dado que las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, no.

Se trata de crisis que sobrepasan el conocimiento a la mano, descubriendo lo poco que sabemos en relación con catástrofes que son consecuencia de acciones eslabonadas, interacciones inéditas y complicadas, amén de la debilidad institucional en lo que se refiere a la gobernanza del mundo, mientras que luce como si dependiéramos de viejas recetas. Como deja ver una frase de Mario Benedetti, pensada en otras circunstancias, claro, vale decir, entonces, que “cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas”.

Así las cosas, debemos aceptar que no estamos experimentando un nuevo ciclo recesivo del sistema capitalista, como, por ejemplo, la última crisis financiera de hace poco más de una década, sino que el patrón del desarrollo y el progreso ha encontrado su límite. El prestigioso académico norteamericano Kenneth Boulding afirmó hace al menos dos décadas, que “quien crea que el crecimiento exponencial puede durar eternamente en un mundo finito, o es un loco o es un economista”. En otras palabras, encaramos lo que algunos han calificado como una “crisis civilizatoria” que interpela al sistema capitalista como modelo en todos los planos de la vida colectiva. Hay, por tanto, que revisar nuestras prioridades y diseñar mejores formas de vivir en la tierra.

Estos tiempos son nublosos, son pocas las certezas con las que contamos. La pandemia puso de manifiesto a la Sociedad del Riesgo, como diría Beck, el sociólogo alemán, y está poniendo por delante la perentoria necesidad de repensar el mundo y la necesidad transformarlo.

Lo señalado anteriormente ocurre, además, en un contexto de las radicales transformaciones tecnológicas que configuran la llamada Cuarta Revolución Industrial, sustentada en la fusión de los mundos físico, digital y biológico. Se trata de tecnologías disruptivas que enorme impacto que como lo muestra, por decir algo entre muchas evidencias, la evolución en el campo de las neurociencias. Por poner sólo un ejemplo, la combinación de cambios en el ámbito de la inteligencia artificial y de la biotecnología no sólo permitirá interpretar la información que surge de nuestra vida cotidiana, privada, sino también manipular nuestras emociones y comportamientos.

En definitiva, ignoramos el formato en que va a ir teniendo lugar, dejado hasta ahora casi exclusivamente, en manos de las grandes empresas y sus particulares objetivos. Resulta indispensable, entonces, ir creando nuevos esquemas de análisis, a partir del trabajo sinérgico entre las ciencias sociales y humanas y las ciencias naturales, con el objetivo de hacerle frente a las interrogantes que emergen, dando pie a dudas de todo tipo. En este sentido cabe resaltar la importancia de las ciencias sociales, de alguna manera dejadas de lado, para responder las preguntas que surgen y redactar un nuevo libreto que ayude a despejarlas, de acuerdo a códigos inspirados en valores relacionados con el bien de una especie en riesgo, la humana, como lo ha manifestado el profesor Jeremy Rifkyn.

Somos terrícolas

Boaventura Dos Santos sostiene que “el virus es un pedagogo que nos está intentando decir algo. El problema es saber si vamos a escucharlo y entender lo que nos está diciendo.”.

En virtud de lo expresado en las líneas anteriores, la aspiración no puede ser, como a veces parece creerse, la vuelta a la normalidad, dado que ésta es la causa que sacó al aire la situación que encaramos y que seguir como hemos venido andando desde hace varias décadas es suicida, dicho sin exagerar. Por otro lado, se trata de una tarea que debe emprenderse mediante la unidad de todos. Si no actuamos unidos, los problemas que nos afligen escaparán de nuestro control. Con razón, el Papa Francisco advierte que “La pandemia no se termina hasta que termina en todas partes. La pandemia nos ha recordado que nadie se salva solo. Lo que nos une a los demás es lo que comúnmente llamamos solidaridad. La solidaridad es más que actos de generosidad, por importantes que sean: es el llamado a aceptar la realidad de que estamos atados por lazos de reciprocidad. Sobre esta base sólida podemos construir un futuro humano mejor y diferente.”

El mundo esta interconectado, pero no unido. Todavía no asumimos nuestra condición de terrícolas, no admitimos que las relaciones humanas estén en el centro del asunto y que se deben organizar medidas colaborativas y un amplísimo espacio de lo común, de lo que es de todos. Tal como dije arriba, es una obligación debida a nuestra mutua interdependencia en el seno de la globalización. Por eso, la administración de la vacuna, de manera de que llegue a todos, será, sin duda, una prueba de que estamos entendiendo bien lo que está pasando, sin caer en la defensa de intereses geopolíticos o económicos que, en ocasiones, han quedado a la vista de todos.

Por último, pero no de ultimo, ojalá este evento de la pandemia pueda servir para resolver el que es sin duda el problema más difícil que enfrenta la humanidad, el del cambio climático. Que sirva, según han señalado muchos, como un ensayo global, útil para resolver a tiempo (el reloj ha corrido más de la cuenta) un asunto tan complejo y tan descuidado, que se ha postergado en función de conveniencias que no son, desde luego, las de todos.

Hay que estar alertas, por tanto, de que, pasado el susto, se eche mano de las inercias que nos trajeron hasta acá, con relación a lo cual ya empiezan a observarse preocupantes evidencias, Recordar que somos terrícolas, que tenemos un destino común y que debemos humanizar nuestra convivencia según los valores de la libertad, la solidaridad y la igualdad, re -interpretados desde los escenarios que nos ha generado el corona virus.

El Nacional, miércoles 6 de enero de 2021

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