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Opinión

Francesco Manetto

Los vecinos del sector Valle Alto en Petare, el barrio popular más extenso de Caracas, se despertaron hace dos sábados alrededor de las tres de la madrugada. Un alboroto invadió repentinamente sus calles empinadas. Acababan de llegar los jamones que antes de cada Navidad el Gobierno de Nicolás Maduro promete a millones de familias para asegurarse su voto. Muchos salieron de sus viviendas, pero la euforia se convirtió en decepción y en cuestión de segundos la situación se precipitó. De la indignación se pasó a la rabia. Después, llegaron los altercados.

Los responsables de los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP), encargados de distribuir las bolsas de comida, solo recibieron 1.160 perniles de los 6.150 anunciados. El episodio, narrado por uno de los presentes, supuso la enésima humillación para una comunidad de escasos recursos, paralizada por la crisis económica y postrada por la hiperinflación. Romina Oporte, educadora y enlace local del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), tomó finalmente la decisión de cortar los jamones en pedazos de un kilo y medio y repartirlos entre todos los vecinos.

Esa misma formación celebró cerca de allí, el 6 de diciembre, el 20º aniversario de la primera victoria de Hugo Chávez. En el cierre de la campaña electoral de las municipales del domingo, Gladys Arboleda, de 50 años y varias veces candidata, explica que entró en política precisamente por el expresidente. "Desde entonces somos todos representantes, no representados. Nos trató a todos por igual", asegura. El objetivo que proclamó la revolución bolivariana fue, precisamente, el de reducir la desigualdad. Sin embargo, después de dos décadas de gestión chavista, en las que se multiplicaron las ayudas con misiones sanitarias, educativas y de vivienda, la vida de millones de venezolanos se ha convertido en una lucha diaria contra la miseria. Según la última encuesta sobre condiciones de vida en Venezuela (Encovi), un estudio coordinado por la Universidad Católica Andrés Bello y otros centros, el 87% de la población vivía el año pasado —el último para el que hay datos— por debajo del umbral de la pobreza. En el 61% de los casos, la carestía es extrema.

Una crisis económica sin precedentes, una hiperinflación desbocada y la dolarización condenan a los ciudadanos a pelear con unos precios enloquecidos y a depender de las ayudas estatales. La reconversión monetaria y el aumento, incluso exponencial, del salario mínimo, que ahora se sitúa en 4.500 bolívares soberanos –unos 8,2 dólares– y representa el ingreso de cerca del 70% de los trabajadores con empleo formal, solo contribuyeron a generar un círculo vicioso que dispara el valor de los productos básicos. En el mercado del municipio de Chacao, un kilo de queso manchego producido en Venezuela costaba el pasado viernes 6.370 bolívares.

"La hiperinflación se sigue acelerando. También la contracción económica: las dos cosas se están profundizando. El Gobierno, para tratar de controlar la hiperinflación, aumentó el salario no sé cuántas veces, lo que hizo que varias empresas tuvieran problemas de flujo de caja y no estén consiguiendo financiación", dice Henkel García, analista financiero y director de la consultora Econométrica. "El símil que pongo es que está una persona tirada en el piso y tú tratas de revivirla ahorcándola. El aumento de salario es inflacionario, porque al final tienes que ajustar los precios. Pero para que eso sea posible tienes que aumentar la masa monetaria, que no está creciendo", señala.

El pasado mes de noviembre los precios aumentaron un 144,2%, según el cálculo que hace la Asamblea Nacional —de mayoría opositora—, una institución que sigue trabajando aunque está despojada formalmente de sus funciones desde 2017. "Van a venir más sanciones. Habrá más presión y eso va a complicar las cosas internamente. Eso puede desencadenar una crisis más profunda. Nosotros queremos que haya una transición, pero también es posible un escenario de anarquía", considera el economista y diputado opositor Ángel Alvarado, en referencia al próximo 10 de enero, fecha en la que Nicolás Maduro renovará su mandato hasta 2025. "El 10 de enero no es una fecha mágica, es una fecha a partir de la cual Maduro pretende seguir usurpando el poder. Evidentemente, esa usurpación tiene un beneficio para él, pero un coste demasiado alto para la sociedad. Eso perpetúa la inflación, el desastre económico".

En esa catástrofe desempeña un papel central el uso del dólar, que parece ya irreversible. "Cuando estás en hiperinflación tienes que anclarte nominalmente a algo, ¿Cómo fijas el precio?", continúa García. "¿Cómo se anclan la gente y las empresas para sobrevivir?" Recurriendo, explica, a fijarlo "todo en dólares". "Estamos en un proceso de dolarización de facto. Y como la masa de dólares es limitada, entonces este proceso viene acompañado de un empequeñecimiento abrupto de la economía". Desde las ventanas de su oficina, en la urbanización Las Mercedes, pueden verse solares en construcción, incluso algunos proyectos de lujo como la llamada Torre Luxor.

A unos kilómetros de allí, el pasado jueves por la tarde una treintena de personas asistía a un concierto en un local de la urbanización La Castellana. Entre catas de ron y cafés, algunos aprovecharon para adelantar algunas compras de Navidad. Las tabletas de turrón de Alicante superaban el valor de dos salarios mínimos. "Hoy por hoy que con el dólar compras más o menos lo que en otros países, la gente está horrorizada. No entiende que lo anormal era lo anterior y que lo normal es esto", agrega este analista. "Pero una cosa es el poder de compra del dólar en el interior y otra tus ingresos en dólares. Es más, puede llegar un nivel de productividad tan paupérrimo que las cosas sean más caras aquí que fuera".

Mientras tanto, Venezuela agoniza. "En 20 años pasó de ser el país más rico de la región al más pobre y no solo el más pobre, sino también con una emergencia sanitaria compleja, una hambruna, una crisis que está afectando toda la región", denuncia Alvarado. "Hay un colapso muy, muy grande, una economía que no da para más, que no tiene que ver con las sanciones". A pesar de todo, el gobernante PSUV se hizo el domingo con el control de los municipios en unos comicios marcados por una abstención de más del 70%.

10 de diciembre 2018

El País

https://elpais.com/internacional/2018/12/09/colombia/1544392763_580355.html

 5 min


¡Compatriotas!

-Me voy de la Presidencia de la República con mi conciencia tranquila, la satisfacción del deber cumplido y mis manos limpias. Hago entrega de un país sin deudas, en paz y en pleno desarrollo. Cuando me juramenté como Presidente de la República me dirigí al pueblo venezolano en tiempo futuro; es decir, utilicé términos como haremos, construiremos, estudiaremos…

Hoy, cuando ha llegado el final de mi gestión presidencial, lo haré, en tiempo de pasado, es decir, valiéndome de palabras como construimos, hicimos, entregamos. Pero antes de comenzar mi discurso, voy a necesitar de la generosidad de alguno de ustedes, señores diputados, para que me haga el favor de acercarse hasta el taxi de color amarillo que me está esperando en el estacionamiento y le cancele el servicio que me prestará de llevarme a mi casa después de finalizar con estas palabras; pues, no he cobrado mi último sueldo como Presidente de la República. Gracias y al cobrar se lo cancelaré.

Ahora bien, ante este orden de ideas, tengo la obligación de informarles acerca de los logros obtenidos durante nuestra gestión administrativa; por lo tanto, les informo:

-Convencimos a los venezolanos que solamente unidos y reconciliados, seriamos capaces de comenzar a construir una nación agrícola, pecuaria, minera, petrolera e industrialmente desarrollada, a través de la educación eficiente, el trabajo creador, la solidaridad ética, la responsabilidad militante, la tolerancia política, el respeto al derecho del otro, y la moral pública. Y lo logramos.

-Creamos la Universidad Autónoma, Agropecuaria, Técnica e Industrial de Venezuela, de donde egresan los jóvenes obreros, peritos, técnicos y tecnólogos que el país va necesitando en base a un instrumento de planificación ascendente que anualmente programa el desarrollo armónico y proporcional de la nación venezolana.

-Integramos en una sola Institución, salvo la Universidad Agropecuaria, Técnica e Industrial de Venezuela, a todos los entes que imparten educación superior y la proyectamos como Universidad Regional hacia cada Capital de Estado y como Universidad Local a todos los Municipios que conforman la República. A esta nueva institución, la denominamos: Universidad Central y Autónoma de Venezuela.

-Fundamos la Universidad Central de las Fuerzas Armadas, de donde egresan los jóvenes Oficiales y Suboficiales que posteriormente se incorporan al Ejército Libertador Venezolano, el cual está conformado por solo tres componentes: Ejército Terrestre, Ejército Naval y Ejército del Aire, cuya única función es la honrosa e inconmensurable tarea de garantizarnos nuestra libertad, independencia, soberanía, integridad territorial y velar por el fiel y estricto cumplimiento de las leyes y la Constitución Nacional.

-Aumentamos a seis millones (6) de barriles diarios la producción de petróleo.

-Desafectamos todas las empresas y haciendas expropiadas y están produciendo bienes suficientes que satisfacen las necesidades básicas del pueblo venezolano.

-Logramos regresar masivamente a todos los venezolanos que se habían marchado a otros lares en busca de mejores amaneceres.

-Implementamos el Servicio Único de salud.

-Respetamos la propiedad privada y los medios de producción son la consecuencia de la cogestión solidaria entre empresarios y trabajadores que producen mercancías cuya posterior plusvalía es distribuida equitativamente entre ambos.
-Modernizamos la totalidad del sistema hidroeléctrico del Gurí. Toda Venezuela esta alumbrada.

-Contamos con los mejores servicios públicos de Latinoamérica.
-Creamos Aerolíneas Internacionales Venezolanas y la Compañía Venezolana de Navegación.
-Inauguramos El Gran Ferrocarril de Venezuela con un troncal de distribución nacional ubicado en Villa de Cura, Estado Aragua. Y toda Venezuela está comunicada.
-Redujimos el Poder Ejecutivo a quince ministerios.

-Seleccionamos a los funcionarios públicos en base al conocimiento, la alergia a la corrupción, el talento y la probidad.

-Decretamos “el peso venezolano” como la unidad monetaria nacional con un valor de cambio igual al dólar americano.
-Reincorporamos Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones y la incorporamos a la Alianza del Pacifico.
-Fundamentamos la salud a dispensársele al pueblo sobre tres principios éticos: no dañar, prevenir para no curar y suministrar calidad de vida.
-Creamos el Servicio Único de Salud.

-Implementamos un modelo económico fundamentado en el respeto a la propiedad privada, las leyes de la oferta y la demanda y al modo de producción capitalista-ético.

-Promulgamos leyes para la amnistía y el desarme nacional. En este sentido, es obligante informar que actualmente no hay un solo preso por razones políticas.
-Promovimos una poderosa clase media que nos ayudó a sacar de la pobreza a todo aquel venezolano que la padecia. Hoy, la pobreza es cero.
-Defendimos con valentía la soberanía e Independencia de la República de potencias hambrientas de energía petrolera.
-Transferimos el 51% de las acciones de PDVSA a empresarios, trabajadores y jóvenes profesionales venezolanos.
-Establecimos que el ámbito operacional de PDVSA debe limitarse a lo que en términos petroleros se conoce como aguas arriba y aguas abajo.

-Concientizamos al venezolano para que el pedazo de pan que cada quien lleve a su casa, debe ser del tamaño de su capacidad de producción.
-Eliminamos el problema del hacinamiento penitenciario creando tribunales de emergencia dentro de las cárceles para que trabajen las 24 horas del día a razón de tres turnos de 8 horas cada uno, hasta que no quede ni un solo individuo privado de libertad sin sentencia firme y definitiva; luego, negociamos con el preso dos años de su sentencia por un año de conducta intachable. Y lo logramos.
-Fundamentamos la libertad expresión sobre el siguiente aforismo volteriano: “no estoy de acuerdo con lo que dices pero daría mi vida por defender el derecho que tienes a decirlo”.
-Aplicamos la hipótesis de la línea media al problema limítrofe con la hermana República de Guyana. Y lo resolvimos.
-Desactivamos el argumento que propone: “A los pueblos indígenas hay que mantenerlos dentro de su hábitat natural para evitar que el hombre blanco los contamine”.
-Resolvimos la problemática campesina a través de programas rurales que no solo sirvieron para evitar el éxodo permanente del hombre del campo hacia las grandes ciudades, sino que a su vez estimularon el regreso de aquellos que abandonaron sus tierras después que un demagogo e irresponsable enreda pueblo, les dijo: “Vayámonos pa caracas que allá hay trabajo por coñazo” y después andaban saltando de rancho en rancho y brincando de cerro en cerro sobre el cordón de miseria que rodea la Capital de la República.
-Proscribimos todo tipo de explotación minera en el frágil ecosistema de Guayana.
-Incorporamos sustancialmente la mujer venezolana a la planificación, ejecución, supervisión y evaluación de políticas públicas trascendentales.
-Tomamos en cuenta las proposiciones de la juventud; pues sin la presencia activa de los jóvenes venezolanos, jamás habrá paraíso en esta tierra de gracia.
-Restablecimos las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos en un ambiente de respeto mutuo y sin complejos latinoamericanos ni tercermundistas.
-Rechazamos la injerencia de cualquier país en nuestros asuntos internos, tanto más, si esta conducta política se mimetiza en la noble expresión de Simón Bolívar: “Para Nosotros la Patria es América”.
-Establecimos que el rol como Primer Maestro de la Nación Venezolana que le corresponde ejercer al Primer Mandatario, está por encima de su condición de Presidente de la República, Jefe de Estado, Jefe de Gobierno y Comandante en Jefe del Ejército Libertador Venezolano..

-Esto es todo señores diputados, muchas gracias y ¡Dios bendiga y favorezca a Venezuela todo el tiempo y en todas partes!

Al concluir con su discurso, el Presidente descendió lentamente de la tribuna de oradores, se dirigió a la puerta principal de la Asamblea. Allí, lo aguardaba el taxi. Le preguntó al taxista:

¡Señor! ¡le pagaron la carrerita!

-Sí, Señor Presidente.

-Entonces, déjeme en mi casa…

Villa de Cura, 15 de diciembre del 2018

 6 min


El 3 de diciembre 2000, cuando se celebraron de manera separada las elecciones de Concejales y Juntas Parroquiales, según el Informe del Centro Carter, la participación electoral llegó a un 23%, siendo ella la más baja en toda la historia política electoral de Venezuela.[1]

En el 2000 la abstención llegó a 76,2% y en el 2005 cuando nuevamente los concejales y juntas parroquiales se eligieron en procesos separados, la abstención llegó a 70,6%[2]. Las siguientes elecciones que lograron realizarse, por voluntad del Consejo Nacional Electoral fue en el año 2013, pero en esa oportunidad, desparecieron de la oferta electoral las Juntas Parroquiales.

En aquellas elecciones del 2013 la abstención bajó y la participación llegó a estar en un 58% de los electores inscritos y nuevamente en el 2018 las elecciones separadas de concejales, alcanzó una abstención del 72% según nota de prensa de Europapress.[3]

Sin duda alguna el venezolano poco valora la labor de los Concejos Municipales. Desde mí experiencia, los Concejales lejos de procurar un ejercicio legislativo que confronte con debates y argumentos el centralismo excesivo y contrario al marco constitucional vigente desde 1999, muchos se han convertido en operadores políticos y colaboradores de ejecutivos locales, contrariando así al principio de separación de poderes que se formalizó en Venezuela a partir del año 2005.

Si se hace un inventario en la mayoría de los Concejos Municipales, intentando valorar la cantidad de ordenanzas dictadas por año, distintas a las del presupuesto, nos encontraremos con un importante déficit legislativo en particular, con aquellas que tienen que ver con el desarrollo de la autonomía municipal y el impulso de la descentralización.

Muchos concejales se han dedicado a desarrollar agendas asistencialistas y muy propias de las Alcaldías en campañas preventivas de salud, apoyo en solución de problemas con servicios públicos, atención a los animales, el día del niño, y se han olvidado que su labor es debatir, discutir y atraer a los ciudadanos a los asuntos públicos.

Venezuela experimentó con los resultados del año 2000 una brecha importante en la relación ciudadanos y concejo municipal, brecha que claramente el régimen aprovechó, introduciendo elementos para imponer progresivamente un nuevo orden social y político en lo local. Primero fueron los Consejos Comunales a través de la Ley de 2006, que era muy plural y amplia, pero que con las reformas sucesivas terminó condicionando su existencia al proyecto Socialismo del Siglo XXI.

Luego vino la Ley de Comunas en el 2010 y desde allí, todo un proceso progresivo de implantación de un nuevo modelo político, que pretendió completar los paquetes de decretos leyes que Hugo Chávez había aprobado en los años previos al 2010.

La Asamblea Nacional en el año 2016 en octubre declaró formalmente mediante un Acuerdo político que había una ruptura del orden constitucional y democrático; el modelo comunal aún cuando no ha funcionado, sigue siendo una amenaza, con todo y que el mismo ha demostrado su inviablidad; pero más allá de eso, el mayor resultado trágico de este proceso es el debilitamiento del Municipio como actor político del desarrollo y promotor directo de la calidad de vida de los venezolanos, objetivo que claramente buscaba el Plan de la Patría 2013-2019.

Los venezolanos aún no hemos comprendido que las elecciones municipales son por naturaleza muy diferente a las elecciones presidenciales y de parlamentarios nacionales, más aún en un país tan presidencialista y tan centralista como el venezolano. Pero tampoco hemos valorado que el modelo socialismo siglo XXI precisamente irrumpió desde las bases institucionales de nuestro Estado federal descentralizado, intentándose abrir paso a través de la destrucción de las mismas, usando para ello el marco normativo, al CNE y al TSJ.

La historia exitosa de la descentralización, se nos olvidó, los dirigentes políticos han olvidado que cuando la descentralización operó, los Municipios vivieron su mejor momento, con dificultades, claro está. Aquella experiencia y la clara intención de debilitar a los municipios hasta convertirlos en un cascarón vacío, como sucedió con la Alcaldía Metropolitana y el Cabildo Metropolitano, no fueron elementos valorados para diseñar una estrategia de defensa del orden democrático y de reivindicación de la Constitución.

Dirigentes, partidos y ciudadanos, nos dejamos arrebatar las Juntas Parroquiales, los Jueces de Paz, el orden urbanístico como competencia municipal y en definitiva, la autonomía para gestionar las materias que constitucionalmente le son propias al municipio.

El 9 de diciembre 2018, el comportamiento electoral fue el mismo que en el año 2000, aún cuando el malestar social, la desconfianza en el CNE y el deterioro general del país es mucho mayor que el que experimentaba Venezuela a inicios del presente siglo; hay un mensaje claro de desafección ciudadana frente al Concejo Municipal como institución política y unas consecuencias muy graves para el futuro del Municipio.

Aquí no se trata de crear nuevos partidos políticos, o de jugar a no participar, el gran desafío es hacer que el ciudadano sienta que la democracia en el municipio no es cualquier migaja que dejan por ahí para que algunos se ocupen en el cuadro de poder político, tiene un rol fundamental, reconocido por los Objetivos de Desarrollo Sostenible, por las Cumbres Iberoamericanas, hasta por la misma Encíclica Laudato Si.

Aquí no se trata de que los ciudadanos no partidistas son mejores a los ciudadanos que militan en partidos, o en un sentido de revancha, demostrar quién puede más o quién pudo más, en un proceso electoral como el del pasado 9 de diciembre, que dejó muchas heridas y desconfianza hacia la dirigencia política en algunos municipios del país. El cambio político y la reivindicación del municipio necesita de todos los actores de la sociedad civil, ello exige bajar los egos y las arrogancias de ambos lados.

Necesitamos internalizar y comprender de una vez por todas, que la llamada Unidad Superior, no es sólo un término bonito y una oportuna solución para sustituir la Unidad de la MUD, sino que por el contrario, es una necesidad y una urgencia, y que para que ello sea viable, es necesario demostrar que hay capacidad de organización desde lo local para que así, haya capacidad de articulación con otras instancias, utilizando formas y mecanismos que tendrán que irse adecuando a un modelo político que se impone por la fuerza, pero que ya no puede ocultar su ilegitimidad e inconstitucionalidad.

Las elecciones del 9 de diciembre 2018 han reiterado que el problema no es el voto, es el sistema electoral y el modelo político que no cede en su aspiración de imponerse, aprovechándose de la sociedad democrática que no termina de encontrar los elementos no electorales para garantizar una Unidad Superior.

10 de diciembre 2018

https://estado-ley-democracia.blogspot.com/2018/12/una-lectura-las-elecc...

 5 min


Carlos Raúl Hernández

Sobre el 10 de enero, olas de imaginación van y vienen, pertinaces, y el último conejo del sombrero, el nuevo traje pret-a- porter, es que ese día mágico el Estado colapsará ante el repudio universal por ilegítimo. Un gobierno es legítimo únicamente cuando cumple el pacto sagrado de respetar la Constitución. Las fuerzas democráticas están obligadas a competir, gobernar y oponerse con reglas del juego inviolables. Pero ocurre que para los revolucionarios esta es una tramoya burguesa y la legitimidad revolucionaria emana del caudillo que encarna al pueblo y no de un librito demoliberal. A Stalin, Mao, Castro o Hitler al parecer no les inquietó mucho el asunto.

Los nuevos estrategos primero dijeron que el 10E era el día dramático. Se les pidió no crear ilusiones como el R.R, elecciones ya, el 16J, el 350 o la hora cero, pero con la acotación que no todo era pérdida porque ellos mismos fijaban la fecha de prueba para la verdad o falsedad de su hipótesis. Alertados sobre el ganso muerto, rápido lo lanzaron a la A.N: el gobierno se caería sí y solo sí ésta obedecía las instrucciones de los estrategos, que de acertar, serán héroes, y si fallan, será culpa de la A.N. Señalada la jiribilla, hicieron un nuevo borrón: el 10E no es la cosa, pero comienza un proceso y en el que todos los gatos son pardos y nadie víctima de su lengua.

En síntesis donde digo digo, digo Diego y volvemos a lo resabido: falta poco, Maduro vete ya y gente desarmada a las calles contra la Guardia Nacional. El nuevo Lenin llama a un golpe militar, pero luego corrige y pide fineza a los golpistas y entregar la junta de gobierno a civiles de la transición ¿Habrá retiro masivo de embajadas a partir de esa fecha? No parece que Europa ni EEUU harían ese gran favor al gobierno, al que le conviene el mayor aislamiento para que el país termine de convertirse en un preso incomunicado en Cayena. Mientras más extranjeros se vayan, más solos quedamos.

Retiro ma non troppo

El Presidente de Colombia anunció un aporte simbólico, retirar su embajador, pero dejó claro que permanecería en Venezuela gran parte de la delegación. La historia del repliegue de embajadores merecería estudiarse porque no conocemos precedentes modernos de algo así. En la extrema Camboya cuando el triunfo de los jemeres rojos, muchos países lo hicieron, no en tanto respuesta política sino para preservar la vida de sus funcionarios en el terreno. Tal vez habría algo similar en la Guerra de los Bóxer en 1899, también por temor a la cacería de extranjeros.

Un déspota paraguayo del siglo XIX, Gaspar Rodríguez de Francia, se auto aisló para, al contrario, instalarse en el poder por tres décadas. Surgen muchas dudas sobre un elemento aparejado al retiro de las embajadas: las sanciones económicas a instituciones o personas del gobierno, porque hasta ahora no hay un solo tirano al que hayan forzado a un cambio de régimen, léase Hussein, Kim Jon-un (antes su padre y su abuelo), Fidel Castro, Al Assad, Gadafi. En ninguna de estas naciones tuvo resultados tal política.

Veamos: Corea del Norte (desde 1950), Cuba (desde 1960), Irán (1979), Irak (1990), Yugoeslavia, Birmania (1997), Zimbabue (2002) Bielorusia, (2004) Siria (2004), Congo (2006), Sudán (2007), Sudán del Sur (2014) Somalia (2010), Libia (2011) Costa de Marfil (2011), Líbano (2012), Yemen (2012) Ucrania (2014), Rusia y Venezuela (2014). En Irán hay sin angustias, miles de personas sometidas a esa penalidad. Queda en evidencia que no vulneran la estabilidad del régimen y que los momentos en los que surgió alguna esperanza democrática, no se debió a eso sino a triunfos electorales de la oposición.

Sancióname

Las sanciones han empobrecido pavorosamente a la mayoría de los iraníes,-y a las de los otros países mencionados-, y destruido sus infraestructuras de servicios. La política sancionatoria aherrojó la alianza Rusia, Venezuela, Turquía e Irán (por ahí anda China con cuidado). Y ante la amenaza de un embargo al petróleo iraní, el presidente Rohani amenazó ocupar y cerrar del estrecho de Ormuz, bloquear las exportaciones petroleras desde el Medio Oriente y, en síntesis, una nueva guerra en el Golfo Pérsico.

Europa ya manifestó su reticencia a las acciones norteamericanas que lanzaron a Irán al bloque anti occidental, mientras fuerzas internas bregaban, torpemente como aquí, por una liberalización de los ayatolas. Por desgracia la oposición venezolana tomó el camino de la iraní al renunciar a la presencia en los mecanismos de poder a cambio de alternativas, lo que precisamente condujo al fracaso de la izquierda en el continente durante los sesenta, cuando Rómulo Betancourt limpió el piso hemisférico con ella.

Vico introdujo el término revolución en idioma italiano aplicado a la ciencia fáctica y la definía como un inútil giro de 360 grados que conducía al mismo sitio de partida. La insurrección civil de la posmodernidad coincide en el punto cero con el “Gran rechazo” de los marxistas en los 60. Alguien decía que estudiar la historia no sirve para nada porque estamos condenados a cometer los mismos errores. El trabajo para recomponer las fuerzas democráticas debe olvidar sortilegios y volver a las bases populares abandonadas, reconstituir los partidos, regresar al voto, la vía democrática, y enfriar los espíritus recalentados.

@CarlosRaulHer.

 4 min


El 07.12.2018, Annegret Kramp-Karrenbauer, conocida como AKK, fue elegida presidenta del Partido Demócrata Cristiano de Alemania (CDU) por una leve mayoría -34 votos de diferencia- sobre su oponente Friedrich Merz.

Las calles céntricas de Hamburgo se veían atestadas de corresponsales nacionales e internacionales. Pocas veces, quizás nunca, las elecciones internas de un partido habían logrado despertar tanta expectación como fueron las que tuvieron lugar ese día viernes de noviembre. La razón: las elecciones internas de la CDU deberían tener lugar semanas después de la renuncia de la canciller Angela Merkel al puesto de presidenta de su partido, separando, por primera vez en la historia de post-guerra, las competencias de jefe de partido y jefe de gobierno.

Merkel con su repentina decisión lo apostó todo. Si los delegados hubieran elegido presidente del partido a un político no seguidor de Merkel, no solo la continuidad de la política Merkel habría terminado, también la continuidad de la persona Merkel habría sido difícil de sostener frente a su rival de años, Friedrich Merz, representante de un ala tradicionalmente anti-merkeliana. Más aún, un triunfo de Merz -al que la “clase periodística” apoyaba y daba por seguro vencedor- habría provocado, si no una crisis de estado, por lo menos una crisis de gobierno.

El cálculo de los enemigos internos de Merkel era, por lo demás, lógico. Si en la primera ronda AKK, favorita de Merkel, no obtenía la mayoría absoluta, los votos del tercer candidato, el ministro de salud Jens Sphan (157) -crítico de Merkel- pasarían a engrosar la canasta de Merz (392) en la segunda ronda. De ahí que cuando fueron dados a conocer los resultados de la primera, los que sabemos algo de política dimos por sentado el triunfo de Merz. Así al menos lo mostraba el lenguaje corporal de los “merzeristas” después de haber sido dados a conocer los resultados preliminares.

Todo parecía pues marchar de acuerdo con el plan previsto por el maquiavélico presidente del Parlamento, Wofgang Schäuble, mentor político de Merz, quién rompiendo con el tabú de imparcialidad propia a la alta dignidad de su cargo, declaró su apoyo, dos días antes de la elección, a Merz. En otras palabras, Merz era ya visto por Schäuble como el seguro ganador. Los días políticos de Merkel parecían estar contados. Que eso no hubiera sido así tiene solo una causa, una sigla, solo tres letras: AKK.

Algo falló en el plan de Merz-Schäuble. Quizás -es solo una hipótesis- comenzó a fallar desde el mismo momento en que Merkel pronunció su discurso de despedida: impecable. Como siempre, racional, lógica, precisa, pero esta vez, agregando un leve toque de emocionalidad. Suficiente para que muchos delegados comenzaran a pensar mirando hacia atrás y se dieran cuenta de lo que estaban a punto de perder: A una mujer que había sacado al partido de las ruinas de la corrupción, convirtiendo a su país en la primera economía y en la democracia más sólida del continente. A una persona a la que jamás se ha podido encontrar una sola mancha, íntegra como nadie, inteligente como pocas. Algunos delegados no pudieron contener las lágrimas: estaban despidiéndose no solo de Merkel, sino de uno de los capítulos políticos más brillantes de la mancillada historia alemana.

Al lado del discurso de Merkel, los de Merz y Sphan lucieron acartonados, sin espontaneidad, como aprendidos en un libro de educación política para iniciados. No así el de AKK, una de las mejores oradoras, tal vez la mejor de Alemania. Y esta vez AKK habló mejor que nunca. Sus palabras le salieron del alma, con emoción pero sin perder la perspectiva. Dio a entender claramente que ella continuaría la línea Merkel entre otras razones, porque había sido exitosa. Pero a la vez, que no es “la mini-Merkel” como intentaron rebajarla sus adversarios. Lo prueba su larga trayectoria política. Ya sea como jefa de los democristianos o como presidenta de estado en el Sarre, ya sea ocupando los resortes de ministra del interior, de educación y social, ya sea como secretaria general de la CDU, ha dado muestra de capacidad de trabajo, seriedad y competencia, uniendo a estas cualidades su sentido del humor y una, a veces irresistible simpatía personal. Sabe hacerse querer y admirar al mismo tiempo. Es dura con sus oponentes, pero también domina el arte de la integración. AKK está sin duda destinada a seguir las huellas de Merkel. No puede ni debe hacer otra cosa, y eso lo sabe muy bien. Pero lo hará imponiendo su estilo personal, en algunos puntos distintos a los de su antecesora.

Pero no solo estaban en juego dos biografías personales, la de la protestante Merkel y la de la católica Karrenbauer. La asamblea de Hamburgo debería decidir entre dos tipos de partido. O el partido conservador de la economía, representado por Merz y Schäuble (uno, un millonario empresario; el otro, un exitoso ex- ministro de finanzas) o el moderno partido del centro social y político en que transformó Merkel a la CDU.

El rumbo que tomaría la CDU ayudaría a determinar el rumbo de la futura Europa. Y esa es la razón final que explica el interés internacional con que fue seguido el histórico congreso de Hamburgo. Más decisivo todavía si se tiene en cuenta que el compañero internacional de Merkel, Macron, se encuentra con el agua hasta el cuello, a punto de ahogarse en la pantanosa vida política de Francia. Una “derechización” de la CDU a través de Merz habría llevado sin dudas agua al molino de la ultraderecha nacionalista alemana y europea. Fue por eso que Alexander Gauland, jefe de los ultranacionalistas de la AfD, no intentó disimular su enfado por el resultado de las elecciones democristianas. Después de todo Merz le había hecho cariñosos guiños en sus propuestas referentes a la política migratoria.

¿Será AKK la futura canciller? Difícil saberlo. La suerte no está echada. Nadie puede apostar por el futuro de la GROKO (gran coalición) entre la CDU y la SPD. Si esta última continúa derrumbándose en las futuras elecciones federales –y hasta ahora no hay ningún indicio de que eso no va a suceder- será necesario incorporar a los Verdes en tareas de gobierno. Y también para esa función integrativa AKK parece ser la persona apropiada. Por si fuera poco, el mismo Schäuble, sin proponérselo, ha impulsado a AKK a asumir mayores responsabilidades pues creyendo que Merz ya estaba seguro, propuso que el jefe de partido debería ser el futuro Canciller de la república. El tiro, evidentemente, le salió por la culata. Si el congreso de la CDU fue para Merkel y Kramp-Karrenbauer un drama, para Merz/ Schäuble fue una tragedia.

Drama o tragedia. El suspenso, la tensión, las emociones que afloraron en Hamburgo, demostraron el sentido y significado de la política cuando esta es vivida con pasión. La discusión interpartidaria -así lo demostraron los socialcristianos- está lejos de ser el lugar de las componendas burocráticas, de los arreglos aleatorios y del aburrimiento como creyó una vez, de modo muy errado, el jurista Carl Schmitt. Los delegados democristianos, por el contrario, demostraron que la democracia -partidaria y parlamentaria- puede ser también el lugar donde irrumpe el debate público o el sitio en el que asoma la luz radiante de la política (Arendt). Algo que nunca podrá ocurrir en el mundo gris y aburrido de las dictaduras. Carl Schmitt, junto a su apología de la dictadura, también fue derrotado en Hamburgo.

Polis

8 de diciembre 2018

https://polisfmires.blogspot.com/2018/12/fernando-mires-akk-o-la-politic...

 5 min


A veces hay que hacer un alto en la discusión de las propuestas y el análisis del quehacer político, para reflexionar sobre algo más básico y árido; en este caso, la corrupción.

Lo primero es recordar el contexto. Este es un gobierno, una dictadura, sostenida únicamente por la fuerza de las armas y las “mieles” de la corrupción. Carece de proyecto histórico, como no sea quedarse en el poder, mantenerlo –como ya he dicho, por la fuerza de las armas– para disfrutar sus beneficios, como también he dicho.

Técnicamente el gobierno no existe, no funciona. No toma una sola medida eficaz ni eficiente para resolver ninguno de los graves problemas de la gente. Solo espasmódicos –en todos los significados de la palabra– aumentos de salario mínimo que, sin hacer juicios de valor sobre la justicia de los aumentos, en pocos meses son devorados por la hiperinflación, y que lo obliga a devaluar, reconvertir y a emitir y mal poner a circular escasos billetes, con lo cual contribuye más a acelerar la hiperinflación y cavar más la fosa en la que estamos metidos todos los venezolanos, los que no alcanzan a huir por las fronteras de Colombia y Brasil.

En este contexto estallan y se revelan a diario escándalos de corrupción mil millonarios, de cuyo foco el régimen quiere inútilmente que desviemos la vista –que en parte lo logra– culpando a los demás y poniendo a circular información falsa o tendenciosa. En nuestra frustración por la situación política en que sobrevivimos, caemos en la trampa y creemos y difundimos buena parte de esa falsa información sin confirmarla, y nos ponemos a sospechar y denigrar sin base ni criterio de los que están a nuestro alrededor.

En realidad, poco podemos hacer el común y mayoría de los venezolanos, frente al, literalmente hablando, espectáculo de la corrupción, como no sea apoltronarnos a contemplar la sordidez de los juicios y escándalos que envuelven a personajes venezolanos, otrora altos funcionarios o amigos de la administración del difunto Chávez Frías y que amenazan con hacer palidecer los guisos y manejos de Odebrecht o las andanzas “hamponiles” de los gánsteres de comienzos del siglo XX de los Estados Unidos.

Pero digo mal. No somos meros espectadores apoltronados. Tampoco es que seamos actores, mucho menos en los casos que se destapan últimamente; pero participamos subiendo o bajando el pulgar, como espectadores de circo romano. La única diferencia es que no hay cristianos ofrecidos a los leones, o gladiadores que disputan por sus propias vidas en mortales combates; lo que hay son “despreciados políticos” sometidos a la picota y el escarnio público sin posibilidad de defensa, pues el régimen controla casi toda la prensa y algunos irresponsables buena parte de las redes sociales.

A los males propios de cualquier clase política, a la nuestra se le suma la sospecha de corrupción, de “mala conducta”, de aprovechadores del erario nacional, por el solo hecho de aspirar a un cargo público o aspirar a la noble tarea de ser un servidor público; porque lo es, ser servidor público es una noble tarea, que exige de vocación, desprendimiento y de sacrificio.

No digo que nuestros políticos sean una pléyade de ángeles, pero tampoco son, todos, una caterva de hampones; y usualmente se nos olvida que, en nuestros países –en realidad en todas partes–, la corrupción no viene sola, suele venir en pareja. Es decir, por cada “corrupto político”, hay alguien a su sombra o a su lado: un empresario, un profesional, un hombre de negocios, que se aprovecha y beneficia del cohecho de ese funcionario. Es lo que estamos viendo en el más reciente juicio en la Florida. Por lo tanto, queda muy mal la mojigatería de algunos que se solazan en denigrar de “los políticos”, sin ver la viga en el propio ojo. En el peor de los casos, se trata de un sistema corrupto o una “sociedad de cómplices”.

Sin embargo, al ciudadano común el único papel que le queda en política no es el del mero espectador. Algunos han optado por involucrarse, no digamos en partidos, que sería lo deseable –al menos para los que critican su hacer y desempeño– sino en muchas de las organizaciones de la sociedad civil que se dedican a esa actividad, sin competir directamente por el poder, que es la tarea específica y natural de los partidos.

Otros, que no son pocos ni poca cosa, se conforman con acudir a los procesos electorales y respaldar con su voto la aspiración de algún candidato, pero esta actividad hoy día –a las elecciones, me refiero– esta tan “devaluada”, que ya no es opción para muchos.

Por lo tanto, nos va quedando un sector, no muy grande afortunadamente, pero si muy activo y bullicioso, que su única tarea “política”, “ciudadana”, es poner a circular por redes sociales cuanto chisme y maledicencia de algún político logran pescar o inventar por allí. Algunos pertenecen al sector que durante años denigró y hecho pestes de los políticos y los partidos; razones había, pero criterio, poco. Varios de esos después apoyaron las aspiraciones presidenciales de Chávez Frías, como quien alentaba una especie de “justiciero” o “ángel exterminador” que purificaría a la política y el país y trataron de convencernos para que nosotros también lo apoyáramos. Cuando se dieron cuenta de que el personaje, que habían ayudado a “entronizar”, se les escapó de control, muchos de ellos fueron los primeros en abandonar el país y en tratar de dirigir desde afuera los hilos de la política.

No digo que la crítica no sea necesaria, lo es; ni digo que no haya hechos criticables, los hay; pero esa no es ni puede ser la tarea fundamental del ciudadano, sino que éesta debe ser la de ejercer control, pedir cuentas a sus representantes, obligarlos a rendirlas, a responder por sus actuaciones, a informar de su gestión, sugerirles ideas, llevarles propuestas, realizar una bien conducida y responsable contraloría social y ciudadana.

Los políticos no vienen de marte, no son extraterrestres, se criaron en nuestros hogares, fueron a nuestras escuelas, colegios y liceos, se graduaron en las universidades con nosotros y están allí, porque los pusimos allí, para que realizaran la tarea de gobernar, mientras nosotros nos dedicábamos a ejercer nuestras profesiones o a desarrollar nuestros negocios. Y ahora muchos han desarrollado un agudo sentido de la “antipolítica”, como si no tuvieran nada que ver, por acción u omisión, en el problema.

Es cierto, para algunos la “antipolítica” es una “coartada” (Carlos Blanco, El Nacional, 5 de diciembre de 2018), pero para otros, es una estrategia. No se trata de lavarle la cara a los políticos que no lo merezcan, se trata de repartir adecuadamente cargas y responsabilidades, involucrándonos como ciudadanos.

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En este tiempo, más allá de la coyuntura venezolana, he visto una discusión en las redes sociales a propósito de la relación entre sufragio y democracia. Si votas eres demócrata. No votas, eres antidemocrático. La discusión es larga y tiene miles de aristas. Pensemos que la práctica democrática, como mínimo, debe garantizar la autonomía del pensar que se manifiesta en una acción comunicativa o social. Decidir si asisto o no es el primer acto democrático; tener la posibilidad de decidir, si quiero hacerlo o no. El segundo, de asistir, por quién lo haré.

En el caso de los regímenes como el nuestro, despótico y totalitario, la participación electoral, para el movimiento de liberación, tiene otro carácter, porque se transforma en una forma de lucha (entre otras); así como también, la abstención puede ser, en una circunstancia determinada, una forma de lucha. Ninguna se descarta a priori, depende de las circunstancias, de la estrategia y de las tácticas que marquen los líderes para enfrentarse al régimen despótico. Cualquiera de las dos puede tener resultados positivos o negativos. La forma de lucha no garantiza el éxito; hay múltiples variables desde estructurales, contextuales, hasta contingentes que posibilitan alcanzarlo o no.

Cualquiera de las dos, dentro de un régimen despótico, para que tengan alguna posibilidad de éxito, en principio, requiere de la unidad de todo el liderazgo (partidos políticos, organizaciones civiles…) y, acompañar, esa forma de lucha con otras acciones, nacionales e internacionales en distintos órdenes que la ejercen, las convocan, las evalúan, quienes dirigen el movimiento de liberación.

Cuando está desarticulada la dirigencia opositora la abstención o la participación electoral, como forma de lucha, pierde total eficacia. Si tenemos claro esto, no discutimos entre nosotros a propósito de concurrir el 9 de diciembre a las urnas electorales y, más bien, nos ocupamos todos, dirigentes y nosotros, una multitud regada nacional e internacionalmente, en construir puentes, acuerdos, para enfrentar al régimen despótico con una agenda propia.

Profesor universitario

La apuesta por el disenso es de hecho un desafío a los modos normalizados del pensar. Es una manera francamente arriesgada de retar a los circuitos ordinarios de reproducción de los discursos dominantes. (Rigoberto Lanz, 2000, El discurso posmoderno: Crítica de la razón escéptica, 112)

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