El Camino equivocado de la división de las fuerzas opositoras
Con la elección de Concejales, reapareció la discusión entre opositores sobre si se participa o no electoralmente con el actual cne, claramente parcializado. A comienzos de año, con motivo del simulacro de elección presidencial escribimos un artículo de opinión donde catalogamos esa discusión como: “un falso dilema” (ver: “Votar o abstenerse, un falso dilema”: http://www.digaloahidigital.com/articulo/votar-o-abstenerse-un-falso-dilema). Este debate ha renacido, con descalificaciones de parte y parte, acalorada en ocasiones, muy degradante en otras.
En este momento, con las mesas de votación instaladas, los resultados se pueden visualizar: la participación exigua, con el régimen haciendo mutis y sin ninguna consecuencia por tanta soledad en los centros asistenciales, con malos resultados para el mundo opositor, tanto para los que impulsaron la ruta de la votación como para quienes la rechazaron, porque nada cambiará. Ambos culparán a los otros por tan magros resultados.
En nuestro criterio, ambos caminos, votar o abstenerse, tal como lo han planteado los sectores de la oposición enfrentados, han demostrado ser ineficaces para la salida de la dictadura. Las dos rutas son en realidad una sola: es el camino equivocado de LA DIVISIÓN de las fuerzas opositoras”. Por un lado, unos participan como si fuera un proceso electoral normal, en medio de una masiva desmotivación de los electores, sin denunciar el ventajismo y el uso de los recursos públicos por parte del oficialismo y, lo más importante, sin lograr montar una estructura electoral que, más allá de contar los votos, tenga el claro propósito de documentar y demostrar el abuso y los intentos de fraude. El otro grupo, hasta ahora, simplemente llama a no votar, anuncia que el régimen está a punto de caer, en lo que tienen demasiado tiempo, aparentando tener fuerza, sin parecer cierto. En ambos casos no vemos un plan de lucha, porque ninguna actividad en paralelo las acompaña.
Ambos grupos impulsan sus hojas de ruta en medio del desinterés y el inmovilismo de los ciudadanos por el acto electoral, y en medio de un estado anímico de una parte de la población conocido como: “la desesperanza aprendida”, ideada y construida deliberadamente por el régimen, pero reforzada por las contradicciones, enfrentamientos y descalificaciones entre opositores, que al contrario de señalar el camino para generar el cambio, lo han llenado de tinieblas por la confrontación estéril que tiene como fondo la aspiración de ser los paladines del cambio. Esos errores explican, parcialmente, la poca aceptación de los partidos y de los líderes políticos contrarios al régimen, todos ellos con alto rechazo en las encuestas, su poca convocatoria, así como la permanencia del régimen en Miraflores, en medio de un gran rechazo nacional.
Hay otro camino que es el de la UNIDAD, muy diferente, que debería tener tres características:
1) Jugar en varios tableros, lo que significa que participa en cuantos escenarios aparecen, o que la misma alternativa democrática genera, para demostrar y denunciar ante el país y el mundo, el carácter antidemocrático, empobrecedor, corrupto, autoritario, militarista y violento del régimen. En esos espacios enfrenta al autoritarismo a través de la lucha no violenta cuando comete las violaciones y abusos y atropellos que les son propios, poniéndolos siempre en evidencia.
2) Ser democrática, organizada, tolerante e inclusiva, por lo que discute cara a cara con los otros factores democráticos (políticos, sociales, económicos, etc.), en particular con quienes piensan en rutas diferentes, y llega a acuerdos sobre la hoja de ruta, con estrategias y acciones a seguir. Por lo anterior, crea una estructura organizativa horizontal, equilibrada, paritaria, sin hegemonías, sin coaccionar, ni descalificar, porque entiende que hay muchas maneras de ver y abordar los problemas y, además, se sabe que ninguna es fácil ni infalible. También participan todos los que se oponen a la tiranía, incluyendo a los viejos y nuevos factores políticos, ”electoralistas” y “votacionistas”, “capitalistas” y “socialistas”, apoyaron o no a Chávez en el pasado, entre otros.
3) Se vincula con el liderazgo social, en torno a las ingentes necesidades y problemas sentidos por la población, por lo que moviliza al pueblo, esa palabra tan manoseada y ultrajada por el régimen, demandando la solución de los problemas, hasta llevar a las autoridades a las cuerdas. En esta ruta unitaria saldremos más rápido de este cataclismo.
Estas características solo las cumplen con mayor efectividad todos los factores de la oposición unida, porque todos los partidos y líderes tienen seguidores, que los tienen, y el país los necesita a todos, para poder producir el cambio, para salir de este oprobio. En este caso, “el todo es más que la suma de las partes”. Luego vendrá la depuración de los que deben estar en el averno, si fuera el caso.
Las claves para salir del régimen
Los factores democráticos han errado en el camino trillado hasta ahora, el de la división, y que para salir del oprobio que toma decisiones en nuestro país se debe avanzar por la ruta de la UNIDAD, incluyendo por igual a quieren salir del régimen. Además, hay que recordar que nuestros mandamases no tienen escrúpulos, pero si tiene la intención de permanecer eternamente en el poder, por lo que es menester saber que no hay camino fácil, que todos están preñados de trampas y dificultades, por lo que se deben extremar medidas para garantizar que las decisiones que se tomen en la lucha contra el régimen cumplan sus objetivos.
Revisaremos los últimos cuatro (04) procesos electorales, para ver si podemos extraer algunas lecciones de ella: son las elecciones para la Asamblea Nacional, gobernadores, el simulacro de elección presidencial y los recientes comicios para escoger las autoridades estudiantiles de la Federación de Centros Universitarios, FCU, de la Universidad de Carabobo. De ellos revisaremos si fueron unidos, si hubo el padrón electoral completo y, muy importante, si podían documentar si se pretendía realizar un fraude.
En el caso de la elección de los hoy Diputados a la Asamblea Nacional en diciembre del 2.015, todos los dirigentes de los partidos políticos, y de las organizaciones de la sociedad civil, se sumaron a la campaña y votación por los candidatos unitarios de los diferentes circuitos, con la excepción en 3 de ellos, donde fuimos divididos. El padrón electoral estuvo presente en la gran mayoría de los centros de votación, aunque no tenemos elementos para saber si estaban o no capacitados para impedir, documentar y demostrar cualquier intento de fraude. Los resultados fueron extraordinariamente buenos, sacamos la mayoría calificada, aunque la ventaja pudo ser mayor, porque en los tres circuitos donde fuimos divididos, perdimos. En resumen, fuimos unidos, y no sabemos si capacitados para demostrar el fraude.
Si el liderazgo opositor no supo enfrentar la violación de la Constitución con los Diputados indígenas es harina de otro costal, como también es otro problema muy diferente la batalla campal, tras bastidores, para ser presidentes, que es el origen del presente desastre opositor.
En la elección de gobernadores del año 2.017, fuimos claramente divididos, unos llamando a votar, y otros a la abstención. De esa elección, sabemos que el padrón electoral no estuvo presente en un alto porcentaje de mesas de votación, no se documentaron suficientemente las irregularidades, tanto que muchas de las denuncias no se pudieron procesar. Los resultados, contradiciendo lo que señalaban las encuestas, fueron catastróficos, perdiendo la mayoría de los aspirantes de la alternativa democrática, cuando las encuestas señalaban que habría un triunfo contundente. En resumen, fuimos divididos y no se estructuró un padrón electoral para demostrar cualquier intento de fraude.
Hubo una excepción, Andrés Velázquez en el Estado Bolívar, quien demostró el fraude en Bolívar con las actas en la mano. Cumplió su propósito. Lo que seguía en la lucha contra la dictadura, era convertir el fraude en el cual participaron las autoridades electorales en una denuncia y protesta nacional continua, de todos los partidos, de TODO el liderazgo opositor en todo el país. Pero no, unos y otros dejaron solo al “indio” Velásquez. ¿Por qué dejaron pasar esa extraordinaria oportunidad de demostrar nuevamente la sumisión y la parcialidad del ente electoral, en momentos que la comunidad internacional tenía los ojos sobre nuestro país? Lo cierto, es que ese hecho convertiría a Velásquez en presidenciable. Esas son esas las pequeñeces que no nos permiten salir de esta dictadura.
Lo que hemos llamado el simulacro de elección presidencial, de mayo de 2.018, fuimos más divididos, enfrentados, unos asistiendo como si fuera un proceso electoral normal, con una estructura de testigos poco capacitada para demostrar la trampa o un fraude, que sería un objetivo principalísimo cuando se va a comicios en condiciones de desequilibrio y con un árbitro totalmente parcializado, como en el caso venezolano: Al final, el único candidato opositor usó los argumentos que previamente se habían señalado para no participar, que hubo fraude. Quienes no acudieron a votar, se quedaron en sus casas, sin mayor actividad que cuestionar a los opositores que sí acudieron a las urnas. En resumen, divididos y sin capacidad para demostrar un fraude.
En la elección para escoger la directiva de la Federación de Centros de Universitarios, FCU, de la Universidad de Carabobo, UC, lograron la UNIDAD en torno del bachiller Marlon Díaz, concertando más de 25 grupos políticos universitarios adversarios a la autocracia, excepto en el núcleo La Morita, en Aragua. Por lo que señalan los mismos estudiantes, tuvieron testigos en todas las mesas de votación, tanto que el Presidente electo, aseveró: “… nosotros tenemos todas y cada una de las actas de las mesa escrutadas ese día que nos garantizan a nosotros la FCU e incluso las actas de nosotros están firmadas por los testigos del oficialismo”. Los resultados electorales fueron muy favorables a la unidad opositora, sacando una abrumadora mayoría cercana al 80 % de los votos. Que Lacava y Maduro pretendan imponer a la fuerza como presidenta electa a quien fuera derrotada es harina de otro costal, pero hasta este momento, la iniciativa la tienen los estudiantes electos por la base estudiantil.
En conclusión, en condiciones adversas se puede ir a votar, pero con miras a documentar y demostrar el ventajismo y el fraude, pero siempre unidos.