
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) atraviesa una profunda crisis interna, marcada por la baja moral de sus efectivos, condiciones precarias de vida y trabajo, y una creciente desconfianza hacia el alto mando militar. Estas tensiones, que durante años se mantuvieron bajo un manto de silencio institucional, hoy se hacen evidentes a través de testimonios de militares activos y retirados.
“Nosotros, que hicimos un juramento sagrado de defender la soberanía, la constitución y al pueblo venezolano, no somos ajenos a la dura y nefasta situación que atraviesa el país”, afirma un oficial que aún se encuentra en servicio activo. Su testimonio, junto al de otros miembros de la institución, describe una realidad que contrasta fuertemente con el discurso oficial.
Precariedad y abandono
A pesar de pertenecer a una de las instituciones fundamentales del Estado, los integrantes de la FANB enfrentan los mismos problemas que afectan al resto de la población: inflación desbordada, salarios insuficientes, dificultad para acceder a alimentos, vivienda y atención médica. A esto se suma el deterioro de los hospitales militares, la escasez de insumos, y la ineficiencia de programas institucionales que antes ofrecían cierto respaldo.
El colapso también alcanza lo operativo. La falta de mantenimiento en equipos, la reducción en la capacitación y la obsolescencia de recursos limitan la capacidad de respuesta y alistamiento operacional de la institución, agravando el sentimiento de abandono entre sus miembros.
Este contexto ha provocado un aumento en las solicitudes de baja voluntaria por parte de oficiales superiores, subalternos y personal de tropa. Sin embargo, muchas de estas solicitudes son postergadas o rechazadas por el alto mando, lo que ha incrementado los casos de deserción.
Crisis de personal y medidas desesperadas
La salida masiva de efectivos ha generado un vacío preocupante en la cadena de mando. Recientemente, fuentes internas revelaron la circulación de una comunicación dirigida a oficiales retirados de las promociones 1992 a 1998, invitándolos a reincorporarse al servicio activo. Esta medida refleja la urgencia por cubrir cargos vacantes, pero también ha generado inquietud en toda la familia militar.
“La reincorporación de personal retirado puede generar más problemas que soluciones”, explica un militar activo. “Muchos no están actualizados, y su retorno podría provocar fricciones con el personal operativo actual, ya de por sí insatisfecho. Esto podría traer problemas de indisciplina”.
El Esequibo: unidad nacional, desacuerdo estratégico
En relación con el diferendo territorial con Guyana, los militares consultados coinciden en que el Esequibo pertenece a Venezuela y debe ser defendido. Sin embargo, rechazan una posible salida bélica. Mientras el alto mando mantiene una narrativa de confrontación, los mandos medios y bajos abogan por una solución diplomática basada en el derecho internacional.
“Este es un asunto que debe resolverse con argumentos y con personal capacitado en derecho internacional, no con una guerra improvisada donde seríamos los primeros en ir al frente sin respaldo claro”, señala un oficial.
Una institución al borde del quiebre
La situación dentro de la FANB refleja el deterioro institucional de Venezuela. Lo que fue una fuerza cohesionada y con alto nivel de disciplina, hoy enfrenta fracturas internas, pérdida de sentido de la misión y creciente desconfianza hacia sus líderes.
“La cúpula está completamente desconectada de lo que vivimos en los cuarteles”, “La brecha entre los altos mandos y el resto de la tropa nunca había sido tan grande”.
La FANB se encuentra en un momento crítico, en el que su rol institucional, su estructura interna y su estabilidad futura están en entredicho.
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