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Carlos Raúl Hernández

“…que no hagan nada o que lo hagan mal”

Carlos Raúl Hernández

Se reunió en el Aula Magna de la UCV un grupo de personas distinguidas para la refundación del Frente Amplio, constituido a principios de este año, aunque sin presentar balance de lo hecho hasta ahora. Buen síntoma que en hora terrible para la esperanza de cambio, la llama no se extingue y haya hard core para una recuperación. Quienes estaban ahí aunque en su mayoría no eran activistas, y no saldrán a los barrios a crear comités de base, son ciudadanos preocupados con capacidad para transmitir ideas a otros. La reunión toca la fibra de hacer algo, frente a la boa constrictor que nos asfixia por la debacle de tres años grises.

Sin dirigentes en los barrios, los sindicatos y las aldeas, es difícil que la mayoría social, el descontento, se convierta en mayoría política como la que conquistó la A.N. Un pensador nada superficial del Siglo de las Luces, Edmund Burke, dejó la conocida frase cuya deconstrucción va a las entretelas de la dinámica política: “Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada”. Pero la frase es conceptualmente trunca sin una coletilla: “…o que lo hagan mal”. Las derrotas y triunfos en la política y en otros espacios de la razón práctica, están relacionadas con que unos hacen lo pertinente y otros no.

Aunque así sea, siempre ronda el espectro maquiavélico de la Fortuna. En el caso del documento que emergió de la reunión, después de naturales invocaciones a la negatividad esencial del gobierno, la corrupción, la incompetencia, el autoritarismo y demás paspartú, llegamos al noumeno, el proyecto de acción política. Y en él la mula vuelve a dar vueltas a la noria: repetir lo que en tres años ha conducido al desastre, como si no hubiera ocurrido. Pero el F.A. se autoimpone la prueba ácida, el deadline para comprobar su acierto o error: el 10 de enero.

El día de la verdad

Ese día comenzará el noveno inning, según los estrategas del F.A. Al decir de Karl Popper, ese sería el momento de la refutación o afirmación. Si a partir de él no se produce la anunciada ruptura hacia el cambio cualitativo, la teoría queda refutada. Y si no se cumplen los augurios, se impone la decepción y por eso no es indicado esparcir nuevamente ilusiones (hora cero, 350, 16 de julio). Pero siembra mayores dudas que las acciones prácticas que se piensa repetir y que llevarían a “la transición ordenada”, fracasaron sistemáticamente como las movilizaciones de calle que ya enlutaron cientos de familias.

Igual la exhortación a un coup, la “intervención militar democrática”. En los que dieron a Erdogan en 2016 y a Chávez el 11 de abril, fracasó el esquema. Los turcos pensaron que la violencia represiva, la “muerte por goteo” produciría una reacción militar triunfante que derrocaría al gobierno para entregarlo a los interesados. En este caso es volver sobre lo que ya naufragó por desconocer un elemento básico de la razón práctica desde Tzun Tsu, que debe preceder y suceder cualquier acción racional y que no falta hoy día en las operaciones políticas, militares, comerciales, científicas o productivas: la crítica de la acción.

Dos de los más grandes fundadores del pensamiento occidental, San Agustín y Sigmund Freud, demostraron que el equilibrio del espíritu, de la razón, está asociado a la confesión y al sicoanálisis, y ambas disciplinas parten de reconocer y dar cristiana sepultura a los cadáveres de la mente. Es el balance crítico para no repetir las equivocaciones y corregir a través de la discusión, como hacen los estados mayores en todas las actividades sociales. La esencia del partido político moderno, de las directivas de las empresas, de todo tipo de comandos en la acción social, es el debate sobre estrategias, errores y resultados.

Pero el golpeado sistema político entregó desde comienzos de este ominoso año, las decisiones en manos de gente muy respetable pero aficionada. El silencio sobre lo ocurrido en los tres años anteriores puede ser causal de la contumacia en hacer lo mismo. Los dos respetables sacerdotes que tuvieron una participación determinante en las equivocaciones de este trienio, hoy vuelven por sus fueros con el mismo cuchillo de cartón. Pero rápidamente echan mano a un cómodo expediente: “ordenar” a la A.N. la papa caliente de nombrar una patética Junta de Gobierno y así librarse ellos de la autoprueba ácida del 10 de enero.

Medio totalitario

El recurso es nada ingenuo para surgir de quienes podrían caracterizarse con Max Weber como cuasipolíticos, competentes en sus actividades propias de gerencia o dirección, pero no formados en la técnica y el arte de la política stricto sensu. En la declaración brilla la sorprendente ausencia de los procesos electorales reales, esos que permitieron a las organizaciones democráticas convertirse en mayorías políticas empíricas, como ocurrió hasta diciembre de 2015.

Es un grueso error conceptual decir que tenemos un “régimen totalitario” (aunque tenga vocación totalitaria), tanto como el médico que trata a un paciente contra peritonitis pero éste tiene una hernia inguinal. Si fuera así, la reunión del Frente Amplio se hubiera realizado en una cárcel entre cinco personas. No habría sistema de partidos, ni de medios de comunicación, ni reuniones políticas, ni la posibilidad de decirle burro al mandamás, ni de llamar a golpes. Jugamos despreocupados con conceptos que definen realidades serias y que requieren estrategias diferentes.

@CarlosRaulHer

¡Otra vez déjà-vu!

Carlos Raúl Hernández

Según expertos, un importante porcentaje de la ciudadanía evidencia síndromes de ansiedad, neurosis, desorientación, actitudes esquizoides y sicóticas. Varias investigaciones como de costumbre descubren lo que ya se sabe. El gobierno desquicia a la población con su incompetencia para enfrentar el proceso hiperinflacionario y la subsecuente descomposición de la sociedad. La propiedad ansiolítica de esta omisión, abulia o como se quiera llamar, se agrava porque se sabe que el padecimiento de la inflación es el equivalente de la bilharzia o la gastroenteritis, dos males erradicados, anacrónicos y hasta penosos para el país donde aparecen.
Los investigadores del futuro no podrán comprender cómo un país tan extraordinariamente dotado, pudo prácticamente autodestruirse como un mensaje de Misión imposible. Tardó solo veinte años, mientras la URSS y las naciones del bloque soviético soportaron más de setenta. El guano atesorado, la calabrina tesórea venida de Sabaneta, y quien tuvo la epifanía del pajarito, pueden pasar a la historia como ejemplo de una probabilidad cero que ocurrió.

Otra fuente de inestabilidad mental se produce así: hubo fuerzas que en una primera etapa se dedicaron a convencer de que toda participación en instancias institucionales y procesos políticos, las elecciones, era espuria. Después de una cadena de pisotones, juanetes maltratados, caídas y uñas enterradas, y terminar bebiendo barro en 2005, comenzó el proceso contrario. Por diez años, el discurso dominante consistió en las maravillas de la vía pacífica, democrática, constitucional, electoral, negociada, primariada, consensuada, amortiguada, respetuosa, etc., etc.

Pepe Grillo

“Los dioses castigan a los hombres al hacer realidad sus sueños”. Como producto de pedirle rapidez al genio de la lámpara, luego de ganar en 2015, sin mediar palabra, quienes tenían una década diciendo lo contrario, comenzaron a desacreditar lo que habían dicho y hecho, la conciencia de gradualidad creada en la ciudadanía que permitió acorralar al gobierno. Todo el mundo andaba apurado por sacar a Maduro lo antes posible y la diferencia estaba en “el método”. Pero apareció el grillo jurídico-tuitero, un sabio abogado mercantil.

Pero también constitucionalista, experto electoral, asesor político, polemista sobre táctica y hasta economista, se autohabilitó a dedicación exclusiva para argumentar por qué trancones, paros, referéndum popular, 350, nos conducirían directamente al poder. De vez en cuando aparece de nuevo con sus consejos y sobre el triunfo estudiantil democrático en la Universidad de Carabobo, ahora abstencionista irredento, trata de demostrar casi que era mejor que perdieran para que él no quedara de nuevo en evidencia.

Así a la gente que venía formándose en defensa de una opinión racional en las redes y otros medios, violentamente le cambiaron todo y la dejaron girando en el mismo sitio, colgados sin capacidad de procesamiento, como mariposas alrededor de un bombillo. Nadie les explicó nada, porque algunos dirigentes guardaron silencio o simplemente enloquecieron, abrazaron lo que odiaban y rechazaron lo que hasta ese momento habían defendido. Era patética la deriva de esos blogueros desorientados, como nos tocó verlos, desmintiendo lo que habían hecho y maldiciéndose a sí mismos al maldecir a quienes hasta ayer defendían junto con ellos la misma causa.

Morrocoy volteado

Pretendían tapar con agresividad su voltereta y su desorientación. Pero apenas año y tanto después, a finales de 2018, desde fuera modifican violentamente la línea de acción y quienes venían explotando el dudoso mérito de ser irreductibles, se vuelven a cambiar, y de repente descubren que no habrá intervención armada, tampoco golpe de Estado democrático previamente mojado en agua bendita ni ninguna otra fantasía, sino negociaciones. Quienes dirigen la política venezolana, los líderes de los grandes centros de poder, determinaron que había que volver al diálogo y vemos como saltaron por el aro hasta los más incoercibles felinos.

Solo despotrican los fuera de juego, la retaguardia de la retaguardia y estarán ahí hasta que alguien tenga la amabilidad de explicarles que la línea es otra, recogerlos y ponerlos sobre las patitas, como se hace con un morrocoy volteado. Hablaron Estados Unidos, el Grupo de Lima, Europa, Rusia y todo el mundo para repetir lo que cualquiera sabía que dirían: que la vía es pacífica, democrática, constitucional, pactada. Ojalá los operadores que sobrevengan no se empeñen en poner condiciones absurdas ni pretender que la negociación sea para instalar la democracia noruega.

Deberíamos tener claro que un eventual y ya desatanizado ciclo de transacciones, daría la posibilidad de comenzar un cambio político (no repetiré la pavosa palabra transición y más bien me agarraré la oreja izquierda). Si se estudian las más importantes experiencias anteriores, sabremos que solo se debe y se puede aspirar a comenzar un proceso y no debe haber condiciones previas porque suelen ser subterfugios para impedir su inicio. Para cualquier arranque suenan problemáticas las mesas de negociación y hay que valerse de asesoría técnica del más alto nivel, como la que ofrecen algunos importantes centros académicos del mundo.

@CarlosRaulHer

Frenesí

Carlos Raúl Hernández

Arrojaron los antisociales políticos a la diputada Delsa Solórzano un montón de ratas muertas, vejámenes ruines, lapidaciones, hojillazos. Precisamente ella, varios años en la línea dura, por lo que arriesgó simpatías y ahora pierde el favor que nunca terminó de tener entre los radicales. Especialmente quiso humillarla una conocida crápula de tuiter, un corazón purulento que acosó a una poetisa deprimida hasta que se suicidó, y se dio el gusto de hacer con la fonía del cargo de Solórzano un chiste rastrero.
Esa señora da la razón a aquel nihilista que dijo que los seres humanos eran un saco de humores fétidos, tripas, heces y torvas intenciones y que muy pocos tenían algo más que eso. La sociedad política debe salirse del chantaje de los antisociales, al que se sometió cuando dejó de dirigir y cambió la política democrática, pacífica y electoral para ponerse a la cola de éstos. Es de desear que la Asamblea Nacional librarse de caer en los toscos chantajes del señor Almagro y de los magistrados del exilio que se aprovechan de su nobleza para jugar a liquidarla.

Estar bien con Dios y con el diablo impide rechazar claramente la viveza lerda de quienes querían meter en el ring al presidente Zapatero, pero intentar una línea media los varó en el peor de los mundos. No es lo mismo ser centrista que ni-ní, dicen @Mibelis Acevedo y @FernandoMires. Un centrista tiene una posición beligerante basada en racionalidad política, se propone un juicio correcto frente al errado, y rechaza sin subterfugios los disparates. Un ni-ní es Tío Conejo, vivo, astutillo que quiere pasar agachado sin desagradar a nadie y termina irritando a todos.

El centro de la razón

Al centrista lo guía la prudencia, el sentido democrático; y es acertada la declaración de Capriles sobre eso. Al vivo la aspiración de nadar y cuidar la ropa, tocar campanas e ir en la procesión. El centro está a la ofensiva para derrotar los extremos. El ni-ní hace tortilla sin romper los huevos. La posición de centro obligaba a rechazar por mil razones la burrada de incluir a Zapatero en la agenda, mientras el Tío Conejo recomienda objetar su papel de mediador sin declararlo persona no grata, de manera que nadie se enfade demasiado. Pero esto es apenas un detalle del delirio furioso de destrucción que vivimos y que no parece parar.

El tanatos en el que creyó Freud por bastante tiempo se adueñó de los factores de poder, de las élites y eso explica que sean personalidades amargas las que tomaran del control de la sociedad. Comenzó con Caldera, cuyo programa de acción fue siempre descuartizar a Carlos Andrés Pérez, luego a los partidos, a su propio partido y a Eduardo Fernández. En la ordalía antiperecista y antipolítica se enrolaron empresarios, curas, editores, sindicalistas, políticos que salieron de la operación ahítos de sangre y como el Drácula de Leslie Nissen, muertos, pero felices.

Fue Caldera quien inició la alianza maligna, ese despertar necrófilo del Juicio Final que llamó chiripero, conformada por todos aquellos que habían fracasado en el intento de quebrar la democracia. Esa alianza íntegra la recibió luego el gran Leviatán que se dejó de sofisticaciones demócrata burguesas y “dijo las cosas como son”, “sin pelos en la lengua”, “se las cantó clarito” y lo adoraron. El lenguaje adoptado por los políticos en adelante fue ese y hasta hoy lo vemos patológicamente repetido hasta en la gestual de demasiados hombres y mujeres que han desempeñado funciones de dirección. Sobran Cantaclaros de piñata y faltan líderes.

El machito bocón

La inmensa votación de nuestro Leviatán pese a lo que digan los “engañados” por él, la obtuvo sin nunca engañar a nadie y exponer claramente su programa aniquilador, su frenesí moral. En adelante todos somos Chávez y cualquiera que tenga la infeliz idea de regresar a los usos y lenguajes de la política moderna, en la que se habla de entendimientos, acuerdos, parlamentos, alianzas, candidaturas, votos, pasa la desgracia. La figura socialmente aceptada en este horripilante periodo es el machito bocón, hombre o mujer, generalmente con aserrín dentro del cráneo y que lo único que puede anunciar al mundo son arrebatos.

Chávez los enseñó a golpear el puño contra la palma y otras señales de machismo, “a mí no me doblegan” “yo no les tengo miedo” y demás ridiculeces que deslumbran a cierta galería. Es demasiado triste porque gente bien criada, de familias estructuradas, que no tendría que comportarse como azote de barrio, desgraciadamente lo hace. Presentarse como moralista y como valiente puede compensar ante el público la ignorancia, la incapacidad política, la mediocridad y sobre todo la inacción. Quienes lo único que hacen es insultar, hablar de ética y anunciar catástrofes inasibles, puede que encubran: 1) Que no saben qué hay que hacer, 2) Que por eso no hacen nada, 3) Que servirían mejor para otra cosa. Líder es aquel que en todo momento se interroga sobre cómo salir del hoyo y trata de comunicarlo a los demás para ganar. Rómulo Betancourt en 1931 no gemía por la pobreza ni del costo de la vida, sino lanzó el Plan de Barranquilla. Havel no sollozaba por los horrores del comunismo checo. Se reunía con su equipo en bosques helados alrededor de Praga para ver cómo reabrían espacios democráticos. Ni pasaba la vida como un pavorreal diciendo que nada lo doblegaba. Sencillamente no se doblegaba (y era útil).

@CarlosRaulHer

Yo soy el castigador

Carlos Raúl Hernández

Cada vez que triunfa una de esas pesadillas como Jair Bolsonaro, queda la esperanza de que finalmente se imponga la racionalidad y las instituciones frenen esas bestias apocalípticas con la manía de destruir una parte de la sociedad para “adecentarla” o favorecer a otra. Este stand-by sicológico es humano, comprensible y a veces resulta. Con Chávez quienes confiaban que tuviera su epifanía, vivieron la realidad. Pepe Mujica, al contrario, pese a haber sido jefe tupamaro y preso político víctima de torturas, hizo un gobierno democrático y de apertura económica, cuyos beneficios aun no terminan. El caso de Lula es contrario.

Realizó una gestión correcta desde los puntos de vista democrático y de política económica, mientras edificaba un Estado paralelo de corrupción como pocos, cosa que, por cierto, nada influyó en los resultados del domingo pasado. Era previsible, sin embargo, que la destitución de Rousseff se tradujera en algún cisne negro. Con el apoyo de notorios exponentes de la cultura, generalmente ciegos en política, López Obrador es una tensa expectativa, pero quienes sí ven piensan que es una amenaza.

Escribió Isaiah Berlin que cuando un pistolero poderoso y decidido se planta frente a las instituciones democráticas, a éstas les tiemblan las piernas y tienden a incumplir su misión de bloquearlo, reducirlo y defenderlas. A Chávez lo coronaron entre el Presidente de la República que lo precedió, la presidenta de la Corte de Justicia y los jefes de las instituciones y organizaciones sociales encargadas de neutralizarlo. El triunfo de Bolsonaro revela las taras del análisis político de peluquería que, casi sin excepción, lo atribuye a la reacción contra las taras del sistema, la crisis de los partidos, las fallas del liderazgo y bla bla.

Lugar común, lugar de todos

Enumeran la corrupción, la ineficacia, la miseria y demás lugares comunes que sirven para todo. Pero contra esta retahíla de naderías políticamente correctas, como se sabe, casi todos los estudios de opinión decían que Lula, el fundador de la corrupción sistémica en Brasil, patriarca de Odebrecht, líder de un partido tradicional, barrería con apoyo masivo si no lo impedía el Poder Judicial. A las mayorías esos pecados no les molestaban demasiado y deseaban votar específicamente por ellos, lo que deberían reflexionar los análisis tapa amarilla en los que el pueblo es el verdugo republicano par excellance a nombre de la moral pública.

Las posibilidades de Fernando Haddad no eran brillantes. Para adular a su jefe, dijo que con el apoyo de Lula ganaría “hasta un poste”, lo que ayuda a comprender por qué su gestión en la alcaldía de Río de Janeiro fue gris. Sin embargo, el PT obtuvo la altísima votación de 45%. Parte del país quería votar por el gran corrupto carismático y benefactor. Como no lo tuvo sino a una especie de nulidad, escogen el punisher que suena como potencial nuevo repartidor, el antisistema que demostró repetidamente su carisma electo muchas veces como diputado y que en 2014, fue el candidato que recibió en Río la mayor votación al Parlamento.

Un underdog como Haddad no tenía vida entre las figuras tan fuertes de Lula y Bolsonaro, quien como López Obrador, tiene por delante ejecutar o no los programas con los que ganaron. Ambos son amenazas populistas, de izquierda o de derecha lo mismo da, que pueden o no materializarse. Que dos países gigantes de Latinoamérica estén a un paso de lo que vivió Venezuela, tiene que mantenernos en ascuas. Si Bolsonaro intenta llevar adelante sus prejuicios racistas y sus políticas del siglo XIX contra las mujeres, los homosexuales y otras minorías, iniciará la desestabilización.

El otro es López Obrador Igual que si López Obrador pretende avanzar con sus odios contra las clases medias proyankis, los blancos, el Acuerdo de Libre Comercio con EEUU, la modernización, los riquitos, las empresas privadas y todo lo que ha construido la prosperidad de México. Estamos en la era Trump y por lo tanto la extravagancia, la irracionalidad, la inmoderación, tienen papeles de identidad en el mundo. Vargas Llosa dijo recientemente que era el problema de tener un presidente tercermundista en Estados Unidos.

Hillary le dio una paliza electoral, con casi tres millones de votos por arriba, pero por razones técnicas él está en la presidencia. El único estadista europeo occidental es la señora Merkel, mientras los líderes en España se debaten entre quién es el más fiel plagiario o el mejor agente de una amenaza revolucionaria. Rajoy se sumergió en el anonimato y Felipe mejor si hiciera lo mismo. Un grupo de países latinoamericanos se involucró en Venezuela con el fin de ayudarla a recuperar la democracia y sacar a Maduro, asesorados por algunos dementes, y su efecto fue contrario.

Contribuyeron a desvalorizar el voto ante la ciudadanía y sumergieron a Venezuela en una laguna Estigia, sin esperanza democrática visible, con una oposición malherida. No existe ni vale la pena que exista unidad ni niño muerto, ni puente ni túnel, que pasen por otro lugar que no sea la estrategia democrática, constitucional, pacífica, negociada, cuyo centro sea la recuperación del voto y reconstruir los partidos políticos. Hablar de unidad fuera de eso, nos tiende a ubicar entre los parámetros conceptuales de esa categoría analítica divulgada por Norkys Batista.

@CarlosRaulHer

La magia y lo fantástico

Carlos Raúl Hernández

Será el nuevo flogisto o el éter de los que se pensó en diversas épocas estaba hecho el Universo, o la nueva piedra filosofal que convierte las materias viles en oro? Es la fecha mágica: 10 de enero de 2019. No hay nada que pensar, ni recoger vidrios rotos ni trazar estrategias ni desarrollar la inteligencia para aprender a pelear en la política ni reorganizar las fuerzas ni trabajar como bueyes para reconstruir lo que perdimos por razones conocidas. No hay que enmendar errores ni reconquistar la conciencia de la gente hoy poseída por los fantasmas del radicalismo prepolítico, sino sentarnos a ver el eclipse y esperar el prodigio que anuncia la astrología.

Solo aguardar la fecha mágica. El reportaje de mi queridísimo Alonso Moleiro en El País del 23 de octubre, certifica el derrumbe de lo que hasta hace poco fue la esperanza de futuro. Al nacer 2016, la discusión eufórica, triunfante, era sobre cuál sería el método para salir del gobierno rápidamente, y en dos años y tanto, fantasía tras fantasía, se arruinó la fuerza que el pueblo otorgó con sacrificios y votos. El gobierno aplastó a la oposición, o ésta se aplastó a sí misma, y hoy doblan las campanas de un sueño, retazos de ilusiones esparcidos en el barro.

Es el efecto de haber vivido una fantasía tras otra. En 2016 la catástrofe del RR, que se recordará como una de las más trágicas puerilidades de la historia política venezolana. Después siguieron más fantasías en 2017: elecciones ya, trancones, Maduro vete ya, 350, el referéndum popular y hora cero. La oposición había exigido elecciones en abril de 2018, se pautaron para el 20 de mayo, pero los solicitantes decidieron que la deslegitimación inexorable se lograría gracias a la abstención. Eso traería las liberadoras tropas extranjeras o el golpe democrático.

El regreso de Dorian Grey

Al final están fracasadas todas las quimeras, perdido el norte, desintegrada la fuerza, publicadas series completas de documentos ingenuos con procedimientos de autoayuda para triunfar. Pero nadie asume la responsabilidad de la derrota y lo que es terrible, nadie tiene la bizarría de señalar los errores (no aprendieron bien del maestro Hugo Chávez). Y lo peor de lo peor: aparece otra vez la vía fácil, rápida e imaginaria, la nueva fábula infantil salvadora: el 10 de enero, día del milagro de la transubstanciación al revés cuando el gobierno pase a ser “ilegítimo. Se produce así una pirámide financiera de ilusiones y artificios, unas sobre otros.

Resulta que el gobierno hasta ese día habrá sido legítimo, prístino, estricto cumplidor de la Constitución, falso que haya convocado “la constituyente cubana”, “que haya sido una dictadura” o atropellado a la A.N. Falso que haya desconocido la propiedad. No nos equivoquemos. Hasta ese día tendremos un gobierno normal y todo lo que hemos dicho hasta ahora son calumnias. El 10 de enero como Dorian Gray, se pudrirá violentamente y el joven lozano, seductor, se convertirá en un despojo. Ese día sonarán las campanas, sesenta países retirarán sus embajadores y romperán relaciones con Venezuela.

Y la última maravilla: habrá un ataque cibernético masivo. Josué hará sonar las trompetas, se derrumbarán las murallas, el gobierno caerá estruendosamente. Esto podría ser una simple entelequia más, pero hay unos cuantos que hacen lobby en EEUU para que procedan a la asfixia financiera de Pdvsa, lo que desencadenaría ni más ni menos que la hambruna. Las migraciones masivas se exasperarían por el tiempo que dure la horca petrolera. Es una idea tan bárbara como la que tuvieron algunos líderes internacionales luego de la Segunda Guerra Mundial.

La rebelión de las máquinas

Pretendían destruir la infraestructura industrial y moderna de Alemania derrotada para que regresara a ser un país campesino y agrícola, devolverla al siglo XVII, sin importar las consecuencias para su población y más bien para castigarla por Hitler. Por fortuna esa genialidad del estrangulamiento por hambre de las mayorías la rechazan sectores muy poderosos en los propios Estados Unidos. Tales extravíos solo pueden ser elucubraciones de los que no pudieron cumplir con su trabajo y ahora juegan al holocausto, siempre que ellos puedan venir en el portaviones y caminar al poder entre los cadáveres.

Con ella se quiere disimular el desastre que llevó a gente a la muerte, a otros a la cárcel, al exilio (unos con el apoyo de la familia bien fondeada, otros no), dejó los partidos deshechos, perdidos los cargos representativos “que no valen la pena” como dice la inconsciencia. Es la nueva estafa fantástica para volver a perder, otra vez advertidos, porque nuevamente reconocemos nuestra incapacidad frente al adversario y esperamos que alguien nos resuelva el problema, saque a los malos y nos llame a gobernar.

Pareciera que esta vez la comunidad internacional no se dejará hipnotizar. Declara Federica Mogherini que hay que crear condiciones para un entendimiento porque no hay interlocutores del lado opositor y que es inconcebible una invasión a Venezuela. Y por otro lado, luego de las demostraciones de los negociadores previos, está claro que no hubo una buena representación. Es necesario que aparezcan nuevos factores con responsabilidad e inteligencia para contribuir a dar un chance de salida a la deriva que conduce a un Estado fallido.

@CarlosRaulHer

El final de la política

Carlos Raúl Hernández

Ilegalización de partidos y sindicatos, persecución de activistas, censura de prensa, espionaje generalizado, odio, tortura, asesinato, cárcel y exilio a la disidencia, son factores constitutivos de esas desgracias llamadas “revoluciones”, que en los siglos XX y XXI crearon sistemas absolutistas, a diferencia del XVIII. Los derrocamientos de dictaduras que no pretendieron derivar a un “nuevo orden social”, como el 23 de enero de 1958, “la revolución de las fantasías” según Domingo Alberto Rangel, afortunadamente no fueron revoluciones. Por cierto, la mayoría de las dictaduras se derrumbaron electoralmente, pese a lo que dicen las cherch

Que revolucionarios de izquierda y de derecha busquen clausurar la política no es casualidad, ya que Hegel y Marx, los dos más grandes pensadores del “fin de la Historia” concibieron que eso tenía que ocurrir. Marx, un utopista brillante, escribió que, como en el comunismo los trabajadores serían dueños de la riqueza y la sociedad se autogobernaría, no eran necesarios política ni Estado, pues el gobierno sería una mera administración de actividades y cosas. Para Hegel los fines que habían impulsado la marcha de la Historia, los ideales ancestrales de justicia y libertad, se habían materializado en el Estado prusiano.

Por eso en el siglo XX los marxistas y nacionalsocialistas implantaron a sangre y fuego el fin de la política, es decir, del pluralismo y la lucha por el poder. Lenin y Trotsky fundaron una monstruosa dictadura totalitaria y el primero, moribundo, descubrió que su discípulo más destacado, Stalin, garantizaba un futuro peor de lo que ya habían creado. Hitler se propuso explícitamente “destruir la herencia de la revolución francesa” y naturalmente no se refería a los abominables crímenes políticos y humanos de Robespierre.

Repetir el Terror

Disparaba a la etapa liberal que comienza con la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 y termina en 1793 con el Terror de Maximiliano Robespierre, al que más bien Hitler reproduce. La habilidad de los luchadores democráticos exitosos contra dictaduras, fue actuar inteligentemente y con cuidado extremo para reconstruir paso a paso algunos pilares del Estado de Derecho que condujeran a procesos electorales, en los que sucumbieron más de 90% de los regímenes autoritarios. En Venezuela ha ocurrido exactamente el proceso inverso, que pasará a la historia de la candidez humana.

Las fuerzas democráticas han actuado sistemáticamente a lo largo de 20 años para perder por torpeza y demencia, las garantías liberales que la revolución estaba desesperada por eliminar. Así como argentinos, chilenos, peruanos, uruguayos, brasileros, salvadoreños, comenzaban con comisiones de Derechos Humanos, fundaban periódicos o introducían sutiles planteamientos democráticos en los existentes, luchaban por la libertad de los presos hasta llegar a pedir elecciones, y luego ganarlas, en Venezuela ha sido al revés.

Incursiones irracionales, suicidas, dirigidas por improvisados y antipolíticos, y políticos ambilados, fueron sacrificando uno a uno los recursos de la democracia: periódicos, televisoras, emisoras de radio, Poder Judicial, fuerza militar, Pdvsa, gobernaciones, alcaldías, partidos políticos, acuerdos en República Dominicana, hasta llegar al colmo de los colmos: la abstención en las elecciones presidenciales este año. En actos de locura, como el toro que embiste contra el burladero y se desnuca, despalillamos las reservas de fuerza democrática. Nunca se ha visto nada semejante.

Absolutismo por las buenas

La izquierda revolucionaria trabajó para destruir la política, los mecanismos mencionados en los que cristalizaba la fuerza democrática, y la derecha revolucionaria ha hecho exactamente lo mismo al promover el abandono de los espacios institucionales. Hoy ya no existe política reformista, de centro, sino un gobierno absolutista e ilimitado, sin que haya costado una guerra civil, ni fusilamientos ni golpes de Estado, sino el auxilio al gobierno de radicales y abstencionistas. Ante la ausencia de política, el único enemigo de la permanencia del status es su incapacidad para darle una orientación medianamente normal a la economía.

Luego de largos meses de errores, hoy la comunidad internacional parece comenzar a comprender cómo la despolitización del abstencionismo atornilló al gobierno y liquidó la esperanza. Frente a la obscuridad, la Unión Europea, en lenguaje políticamente correcto, declara un núcleo importante: la necesidad de conseguir interlocutores e iniciar negociaciones para buscar salidas antes que el orden de cosas termine de fraguarse. Captaron que no promover el regreso de la política es sentencia de que las nuevas estructuras se hagan impenetrables. Pero el radicalismo opositor, responsable directo, evidencia su incapacidad para medianamente entender la realidad.

Lo único que hacen es repetir la frase lamentable, decúbito dorsal de la inteligencia: negociar es criminal. No son capaces de articular una idea útil, concreta, ni una aproximación seria a la realidad. Consignas huecas, vanidades ridículas, ambiciones, descomedimiento, fantasmagoría, sustituyen el mínimo mobiliario que debe tener la cabeza de alguien que pretenda dirigir a otros. Si por algún golpe de dados llegaran al poder, la desgracia de los venezolanos se mantendría y profundizaría. El final de la política.

@CarlosRaulHer

El zamuro fénix

Carlos Raúl Hernández

Los abstencionistas y los que se abstuvieron sin serlo (¿?) hablaban de “deslegitimar” para hacer solemne una de las novatadas más espectaculares de la historia política, tanto o peor que la lucha armada de los sesenta. Entonaban “deslegitimar” con tanta ceremonia como cuando Hegel dijo “todo lo real es racional y todo lo racional es real” y quedamos tratando inútilmente de entender. Pese al terrible drama de su “ilegitimidad”, Maduro hace lo que le da la gana, le importa un comino la hiperinflación, trae a los chinos y los rusos, hace tragarse un burro al Grupo de Lima, reinicia acercamientos con Trump, va a la ONU.

Todo el mundo reniega de la “¿intervención extranjera yóoo… Estás loco?”. Gracias a los abstencionistas y a los que se abstuvieron sin serlo, la oposición desapareció del territorio, ya no existen partidos y el deslegitimado va sin freno. Hace unos meses, antes del 20 de mayo, escribí que la abstención nos llevaría a una larga travesía por el desierto rojo. Mientras tanto los responsables de la hecatombe no dicen nada, o publican documentos banales y simpáticos pero no debaten con honradez para rectificar el error. Piensan que si pasan agachados al país se le olvidará lo ocurrido (en unos veinte años) y alzará majestuoso el zamuro fénix.

Tal vez partidos y opositores prospectivos tendrán poco que ver con lo que conocimos. Antes cada uno de los principales hablaba a nombre de miles o millones de votos encajados. Hoy cada vez que se mencionan sus siglas o nombres, los mismos ciudadanos escupen. Triunfaron los radicoides que siempre anduvieron por el hombrillo con su prédica demente, mientras los partidos construían una gran autopista que quedó hecha en diciembre 2015, pero ya es escombros.

Estrategia y auyama

El desvarío era patrimonio de minorías pero se apoderó de todo. En esta temporada e insensatez, como dice @Karla-ngj, desapareció la más elemental capacidad de razonamiento político, y la negatividad radicoide como un agujero negro, se traga todo. Discursos -listas de mercado con quejas sobre cómo la hiperinflación impide conseguir una buena auyama y enumeración de males que nos acongojan, como si nadie lo supiera. Los pobretólogos ilustran cuántos millones exactamente comen de la basura, cuántos ingieren carne una vez al mes, cuántos zancudos pican a los venezolanos.

Eso no es un plan estratégico sino un llanto. La segunda parte del discurso es una impostura, un sketch teatral, la farsa de una supuesta ética superior sin que haya nada en sus vidas que respalde eso. Caricaturesco que con tal declaración de moralidad, se dedican a la inmoralidad: calumniar, mentir, desacreditar, ensuciar a otra parte de la disidencia por no compartir sus acciones infantiles, retóricas y suicidas. En la vagancia e inactividad, su tiempo lo ocupan en inventar canalladas y enjuagarse con un republicanismo circense.

Pero parece que no saben muy bien qué es eso. Ya liquidaron las fuerzas opositoras y ahora apagan cualquier llamita que sobreviva, e intentan difamar, con su discreta inteligencia que poco usan, a cualquiera que siquiera utilice alguna de las palabras prohibidas (voto, diálogo, negociación, candidatos). Son un tribunal de Inquisición de manetos, inútiles, tullidos del alma, una corte de los milagros que no existe en ninguna parte sino en su jerga escatológica y lupanaria. En sus sueños vespertinos de la siesta hasta las 5 de la tarde, imaginan que “la transición” los llamará para ofrecerles el poder.

Rebolledo y Alzuru

Las cabezas vacías del radicalismo y los chavistas comparten su falta de moralidad, la afición por métodos revolucionarios y que ambos implantan o implantarían dictaduras para hacer lo que se les ocurra. Lo acaba de demostrar esa parte de los magistrados del exilio que actuó bajo órdenes del S.G. Almagro, exactamente igual que el tesejota gobiernero, con lo que se baldaron de por vida. Y nada menos que preparaban la trapisonda para nombrar una “junta de gobierno” que habría que desconocer inmediatamente en el supuesto de que llegara a nombrarse. Semejante metidas de pata nos pondría en ridículo ante el mundo y afianzaría aún más a Maduro.

Maquiavelo llamaba a tener cuidado con las informaciones emanadas de quienes habían sido expulsados de sus países, porque la pasión privaba su juicio de serenidad. Los procedimientos del abogado que encabeza a los magistrados de Miami son exactamente los mismos que los del que preside el TSJ local. No hay diferencias éticas ni jurídicas. Solo políticas al servicio del sector más atolondrado e inepto de lo que fue la oposición. La desincorporación de los magistrados Alejandro Rebolledo y Thomas Alzuru, frenó la nueva tracalería en ciernes.

A la “deslegitimación” de Maduro la comunidad internacional “procedería”, dijeron y está en los archivos, pero no le han explicado a la sociedad que dejaron huérfana por qué no hubo intervención militar ni golpe de Estado. Más bien, Maduro, si tuviera un mínimo de responsabilidad como gobernante y se ocupara de hacer la reforma económica sin piraterías, podría instalar un régimen al estilo del PRI en México. Basta de tonterías que ya van suficientes. Hay que prepararse para las elecciones municipales y recuperar la fuerza.

@CarlosRaulHer

Fisiología de la devastación

Carlos Raúl Hernández

A nuestras generaciones, como a otras del pasado, nos correspondió enfrentar, sufrir y observar los movimientos revolucionarios y populistas, cuya versión más reciente es el socialismo del siglo XXI. La esencia de tales fenómenos es la movilización pasional, irracional, mítica, que exaspera el vínculo odio-amor-envidia que subyace en toda sociedad, para desmembrarla, romper la “cohesión social” que Chávez repudiaba. La erosionan, cultivan el resentimiento y la inquina entre grupos y finalmente liquidan la sociedad misma. Ricos-malos-y-pobres-buenos, profesionales-perversos-y-trabajadores-explotados, blancos-malos-y-morenos-buenos.
El inquilino al que “explota” el dueño de la pensión y el que anda en el metro porque otro tiene carro. El dueño del abasto encarcelado porque “especula al pueblo” en medio de una hiperinflación y una fantasmal guerra económica de la oligarquía y países extranjeros para encubrir el despalillado de una inmensa riqueza. La política no es la búsqueda del poder por medios pacíficos y civilizados, sino la matchpolitik, el enfrentamiento. Lo terrible es que el modelo se filtra hasta los tuétanos de las fuerzas originalmente democráticas, que dejaron a un lado su noumeno propio para ser clon del monstruo.

Se incrustan en asuntos tan sórdidos como la moral, el bien contra el mal, los decentes contra los vergonzosos, la fuerza contra el acuerdo, la calle contra el voto y demás dualidades funestas de principios que sustituyen el lenguaje, el razonamiento y la práctica democráticos. Vemos que la revolución entrampó y destruyó la sociedad en esa discrepancia maniquea y falsa, rechazada frontalmente en nuestra cultura desde San Agustín, y sus adversarios se autodestruyen en esa trágica operación, ser el nuevo chavismo de derecha que hace lo propio contra el “colaboracionismo”.

Quemado en la hoguera

De allí la “dignidad”, “la verdadera oposición”, los republicanos puros con un arsenal de bombas de aire, generalidades, invocaciones a los principios, jergas vacías que ilustran su total incapacidad para la lucha, como han demostrado hasta el hartazgo. Incapaces de construir siquiera un rancho, se manejan como pez en el agua de la calumnia y el vandalismo emocional contra quien razona políticamente. Su única aptitud consiste en manejar las bajas pasiones, la división y el aborrecimiento.

Son el nuevo peligro por su incapacidad para convivir con quien siquiera oiga otra música, y si les va bien sobrevivirían unos pocos meses en el poder (el 11 de abril aguantaron 72 horas apenas). Son buenos, como el chavismo, para manipular y despedazar, pero no saben ni poner un bombillo. Uno de los libros más importantes sobre la política, de tal dimensión como El Príncipe de Maquiavelo es la extraña y olvidada obra De los vínculos en general, de Giordano Bruno, escrito contra la Iglesia Católica y su poder espiritual sobre el mundo, antes del y en época del Renacimiento.

Todos pensamos que a Bruno, de los esenciales defensores del heliocentrismo, lo quemaron en la hoguera por negar que la tierra fuera el centro del universo, pero más que a eso se debió a su condición de mago, ocultista y detractor de la Iglesia. Es una de las obras que describe más perfectamente la manipulación de las masas a partir de utilizar sentimientos y valores colectivos. Para Bruno una de las propiedades del Mago es esa. Podría haber sido el manual del Chávez, López Obrador, Castro o Correa. Según él, hay que apuntar al eros, sustrato vulnerable y fundamental para manejar, manipular, a los humanos.

La envidia es amor al revés

“La envidia es la expresión del amor a uno mismo, no soporta que otros sean iguales o superiores y se torna en odio. La indignación (moral) es amor por la virtud… el pudor es amor a la honestidad… y la ira (frente a esos elementos) es una forma negativa de amor… por eso los platónicos llaman al amor el gran demonio”. El dilema debe ser planteado “en términos de tragedia” (los actuales revolucionarios dividen en amigos y enemigos del pueblo o verdaderos opositores y traidores de la oposición) para que los frutos sean abundantes. El “cazador de almas” puede introducir sus trampas y “vínculos” a través de la “emoción y la fantasía”. No puede sentir piedad o pudor:

“No hay nada que partiendo de los sentidos pueda llegar a la razón sin pasar por la fantasía”. “Procura no transformarte de operador en instrumento de los fantasmas”. El cazador debe ser frío, implacable, carecer de escrúpulos, mentir, calumniar sin el menor remordimiento. No existe la verdad “debes ser capaz de ordenar, corregir y disponer la fantasía, componerla según tu voluntad” (calumniar sin misericordia hasta a Teresa de Calcuta). “El operador creará todos los vínculos que quiera, la esperanza, la compasión, el miedo, el odio, la indignación, la paciencia, el desprecio por la vida, por la muerte, por la fortuna”.

Para observadores externos es difícil explicarse la sobrevivencia de un gobierno que es posiblemente el peor que hubo en América Latina. Pero también es difícil dudar que se debe principalmente a que los fenómenos analizados por Giordano Bruno en tiempos tan remotos como 1588 cuando se publicó el libro, parecen haberse apoderado de la sangre de demasiados que sustituyeron la racionalidad, la sensatez y el sentido sabio en la política, por el odio y la manipulación como sentimientos predominantes.

@CarlosRaulHer

“Querido Niño Jesús”

Carlos Raúl Hernández

(A pesar de todo, comienza el ambiente navideño y un famoso asesor político conocido como el Padre de la Derrota, colgó en la Web su carta al Niño Jesús, aplaudida por intelectuales venezolanos en París, Roma, Madrid, Miami y otras capitales, como el arma secreta que acabará con el gobierno. Realmente el documento tiene incalculables megatones y, además de un brillante diagnóstico, da la solución a casi todos los problemas políticos, sociales y económicos. La carta es la solución. Les ofrecemos el documento para que admiren sabiduría política de la que ya no se consigue).

Querido Niño Jesús, te escribo para pedirte una sola cosa: un gobierno de transición. Por aquí la situación está muy mal, no se consiguen medicinas ni alimentos y la hiperinflación es inimaginable. No te imaginas los precios del cebollín y el pimentón. La gente está contra el gobierno y lo desprecia, pero también la oposición carece de credibilidad por lo siguiente. Habían ganado masivamente las elecciones de 2015 y el próximo paso era ir a las regionales en las que ganarían hasta 20 gobernaciones. Promoví activamente reuniones y los convencimos en 2016 de no buscar a Dios por los nidos sino ir tras el referéndum revocatorio, y escribí una cantidad de artículos, ya que siempre me ha encantado la política. Ayudé a tumbar a Carlos Andrés Pérez y a ganar a Chávez....”.

“… Debí pensar que como el gobierno tenía de su lado al TSJ, no habría referéndum sino una paliza para la oposición. El año siguiente mientras muchos clamaban por rectificar y asumir las elecciones regionales y locales, yo los convencí de que había que pedir elecciones generales porque el gobierno estaba prácticamente caído. Ellos me hicieron caso y se fueron por el camino de sacar manifestaciones de muchachos desarmados para que se enfrentaran con la Guardia Nacional y los colectivos armados. Comenzó la muerte por goteo, que enlutó a ciento sesenta familias a las que quitaron hijos, padres y hermanos. Lamentablemente, querido Niño…”

… “… las luchas cuestan bajas. Ensayamos todo. Trancones que encerraban a los vecinos en las urbanizaciones y miles de autos en las autopistas, paros de comercios, a alguien se le ocurrió convocar un referéndum popular (sin reconocimiento del CNE) y hasta una Hora Cero, en la que pasaría algo, como en el cuento de García Márquez, y nada que el gobierno caía. Por el contrario, Maduro convocó una constituyente y aunque yo juraba que no sería posible, que primero caería, éste hizo su constituyente y desmoronó a la oposición. Por fortuna aunque saben cuál fue mi responsabilidad, nadie lo dice en voz alta por mi investidura y porque me tienen cariño”…

…“Con el espinazo roto, la oposición concurre a las regionales y la ciudadanía frustrada, amargada, desmoralizada, baja la guardia y el gobierno gana dieciocho gobernaciones. La oposición turulata por la paliza decide aceptar mis consejos nuevamente, no participa en las elecciones de alcaldes, y el gobierno ilegítimo se cogió los cargos ejecutivos que están más directamente relacionados con la comunidad. El problema ahora era que en las presidenciales ninguno de los que a mí me gustaban podía ser candidato y se me ocurrió una travesura: lanzar a un empresario de gran prestigio. Si lo expropiaban o lo metían preso no era el problema:..”

… “… tenía que sacrificarlo todo por la patria. Pero no aceptó y me quedé sin ficha presidencial. Me gané a otros grupos de presión y fui a fondo con la tesis de que quien se lanzara era un instrumento del gobierno. Entonces se me ocurrió que a menos que Maduro voluntariamente renunciara o que tuviera lugar una invasión extranjera, solo un golpe militar democrático podía ponerle fin a la pesadilla. Había que deslegitimar a Maduro y con eso, se darían las condiciones para una de esas opciones. Claro que surgía un grave problema, pero había que pasarlo por alto. Y es que la salida del ilegítimo gobierno dependía del mismo ilegítimo gobierno…”

…“… o bien por la renuncia, o bien por el golpe de Estado. Estaba claro, como prometían Almagro y cancilleres del Grupo de Lima, una vez deslegitimado Maduro por la abstención, la comunidad internacional actuaría. Pero la política es demasiado sucia y el gobierno norteamericano ahora anda de encuentros secretos con Maduro como reflejo de los entendimientos entre Trump y Putin. También el Grupo de Lima dio una voltereta espectacular y comentan que los europeos tienen fundados temores sobre una acción militar internacional encabezada por Estados Unidos que los involucre, que podría crear una especie de Irak o Libia al norte de América del Sur…”

…“… un riesgo demasiado grande para los retos electorales de Trump. Insólito que el Grupo de Lima mandó a retractarse a Almagro después de haber prácticamente anunciado una invasión. Por eso querido Niño Jesús, solo te pido que nadie se entere de mis metidas de pata. Y que me mandes un gobierno de transición al que yo pueda asesorar porque los que gobiernen sean esos muchachos que contribuí a formar en la universidad y que por eso me hicieron caso. Te digo que quise comprar unos camarones y eran impagables. Si me das ese milagro, es posible que se olviden mis cuarenta años de pifias. (Firmado) Padre de la Derrota”.

@CarlosRaulHer

El carnet de las Termópilas

Carlos Raúl Hernández

Donde triunfaron los movimientos totalitarios del siglo XX, se impuso en la política el pensamiento mítico sobre el racional y la acción se promovía a través de calumnias, himnos, consignas, que apuntaban a mover pasiones, al inconsciente y no a la conciencia. Tanto el comunismo como el nacionalsocialismo y el fascismo fabricaron el reino de la ideología, el engaño y las bajas pasiones, como decía Lucio Colletti. Movilizan al público con una jerga espuria que hablaba de clases y razas parásitas, otras oprimidas, del triunfo de los pobres, de los pueblos a los que se negaba la felicidad y cuyo destino era construir un nuevo mundo.
Para el bien era necesaria una etapa de destrucción de lo existente: la revolución. Por obra del mito, simples autocracias criminales, ineficientes y sinvergüenzas dejaron de llamarse gobiernos para convertirse en “la revolución” y así justificar todos sus fracasos y miserias. Y de ese mito matriz, deriva una mitología, un tejido de submitos, que contagian al resto de la sociedad, intrasistemas complejos de turbideces que se toman por valores morales o pos “verdades” (ahora tenemos también pos verdades) para éxito de los autócratas.

Esa mitología se extiende a toda la sociedad, incluidos los opositores. Trágicamente nos descubrimos pensando y hablando como quieren los seis demiurgos revolucionarios, que deben estallar en carcajadas cada vez que pisamos sus minas ideológicas. Parte del síndrome es lo ocurrido con el llamado carnet de la patria, un instrumento del gobierno para sus usos clientelares, reparto de la renta y tarjeta de racionamiento en otros casos. Pero grupos de nuestros sectores ilustrados (¿?) lo han convertido en una especie de batalla de las Termópilas.

La dignidadddddddd

En ella se prueba el valor, el heroísmo, la dignidad, palabra que se gastó de tanto usarla. Algunos de los que dignamente no lo tienen, se sienten en homérica beligerancia al lado de Leonidas contra cientos de miles de persas. Los millones de ciudadanos normales y sensatos que tienen su carnet o lo tendrán (en este último grupo me incluyo) han sido declarados traidores a los sagrados principio que inventaron entre el gobierno y ciertas ramas de seudo opositores con mucho tiempo libre. Bastante se ha dicho que tal dignidad no se veía afectada por Cadivi.

Para obtener dólares baratos hacían llevar al solicitante unas carpetas que de tan bien hechas parecían obra de Benvenutto Cellini. Ahí no se les empañaba el honor a estos catones, pero si cuando la gente humilde tuvo que comenzar a hacer cola para comprar alimentos y algunos atorrantes llegaron hasta la agresión física contra ellos. Desde la desaparición de los partidos tradicionales y la emergencia de grupos improvisados de clases medias, sin experticia en el arte político, los mitos mayores y menores proliferan en la ingenuidad.

Los mitos siempre han existido y tuvieron gran fuerza en sociedades del pasado, las llamadas prelógicas por el antropólogo francés Lucien Levy-Bruhl. Con la modernidad, la ciencia y la razón analítica ocuparon gran espacio ideológico, pero la redención social trajo otra vez el engaño, los falsos problemas para disfrazar los verdaderos. Los movimientos totalitarios juegan fríamente con las emociones de las clases medias, las más fácilmente manipulables al tocarles supuestos valores, no así las clases populares, obligadas a ser más pragmáticas.

Anzuelos de colores

El gobierno hace lo que le da la gana con sectores críticos al ponerlos a morder coloridos anzuelos éticos. Otra de esas trampas cazabobos es la tal Asamblea Constituyente, una fórmula estrafalaria para llamar a un simple ministerio de triquiñuelas. Fuimos tan ilusos como para preferir que se sacrificaran los pocos gobernadores electos con tal de no profanar la dignidad ¿o virginidad?, al juramentarse en la “constituyente”. ¿Y qué pensarán los dignos de que Zulia cayera en manos que lo destruyen premeditadamente por venganza. En el exilio hay gente respetable, muchos a quienes aprecio y considero amigos.

Pero de la chapucería de algunos fallidos políticos surgen aberraciones que dieron K.O a la oposición. Esenciales para la mitología cosas tales como la abstención (hasta que lo lograron el 20-M con efectos conocidos), la prédica de “con ese CNE”, la virtud del voto manual frente al electrónico. Ahora parece que inventan una presidencia en el exilio sin entidad y que dice muy poco de bueno al país. Eso de disfrazar la política de moral es propio de la antipolítica, el autoritarismo y el totalitarismo y algunos cabecillas opositores solo hablan de esas tonterías, aderezadas del alto precio de los huevos o de las papas.

No existe razonamiento estratégico y todo se derrumbó. Y dentro de la oleada destructiva, calumnias, fake news de la fauna radical tuitera, de la que nos ocupamos con frecuencia, pareciera que ahora le toca a este periódico. Algunos que gracias a El Universal tuvieron renombre no muy merecido y que hoy no están en sus páginas, conspiran para desacreditar uno de los pocos diarios que sobreviven y montan una tramoya con la excusa del carnet de las Termópilas en la que el impudor hace que algunos hablen de grabaciones hechas a reuniones privadas de trabajo. Volveremos.

@CarlosRaulHer