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Michael Spence

La forma de la recuperación global

Michael Spence

Los programas de vacunación contra el COVID-19 están ganando tracción en tanto la capacidad de producción aumenta y los procedimientos desorganizados y tentativos de distribución y administración están siendo reemplazados por sistemas más robustos. Una tarea de esta dimensión sin duda encontrará escollos adicionales a lo largo del camino. Pero hoy es razonable esperar que las vacunas estén a disposición de la mayoría de la gente en Norteamérica cuando llegue el verano (boreal), y de la mayoría de los europeos a comienzos del otoño (boreal).

Al 15 de marzo, Israel ha administrado más de 100 dosis cada 100 personas, comparado con 38 en el Reino Unido, 36 en Chile, 32 en Estados Unidos y 11 en la Unión Europea –y esas cifras aumentan aceleradamente-.

Las tasas son relativamente más bajas en Asia y el Pacífico, pero estos países ya han contenido en gran medida el virus sin programas de vacunación masiva, y sus economías han experimentado desde entonces una rápida recuperación.

Mientras tanto, los países de menores ingresos en varios continentes están quedando rezagados, lo que marca la necesidad de un esfuerzo internacional más ambicioso para suministrarles vacunas. Como muchos han observado recientemente, en nuestro mundo interconectado, nadie estará a salvo hasta que todos estén a salvo.

Suponiendo que la vacunación sigue aumentando a nivel global, el escenario más factible para la economía es una recuperación rápida en la segunda mitad de este año y en 2022. Deberíamos ver una reversión parcial pero marcada de los patrones de crecimiento en forma de K que han surgido en las economías afectadas por la pandemia.

Específicamente, el crecimiento en los sectores digitales y digitalmente habilitados de alto vuelo amainará, pero no drásticamente, porque la adopción forzada de sus servicios se verá atemperada por la reanudación de las actividades presenciales. Al mismo tiempo, los sectores que cerraron en parte o por completo revivirán. Los sectores de servicios importantes como el comercio minorista, la hospitalidad, el entretenimiento, los deportes y el turismo reabrirán para un público ansioso. Las industrias como las líneas de cruceros probablemente instituirán su propia versión de un certificado de vacunación, y las ventas rebotarán una vez que los clientes estén confiados respecto de la seguridad.

Dicho esto, este retorno a patrones de consumo antes cerrados, impulsado por una demanda reprimida, producirá una explosión de crecimiento en sectores deprimidos, lo que conducirá a un mejor desempeño económico en general. El desempleo casi con certeza caerá, inclusive si los cambios permanentes en los patrones de vida y de trabajo reducen el empleo en algunas áreas. (Por ejemplo, los modelos de trabajo híbridos que se establecen en los lugares de trabajo remotos de la era pandémica pueden reducir la demanda de restaurantes en las zonas céntricas de las ciudades).

Sin duda, mientras que los enormes programas gubernamentales han mitigado la sacudida económica de la pandemia, los sectores más afectados, de todos modos, han enfrentado cuantiosas pérdidas. Entre estas reducciones transitorias del lado de la oferta y el surgimiento predecible de la demanda, un brote temporario de inflación es posible y casi probable. Pero eso no es motivo de gran preocupación.

Los mercados financieros ya están anticipando estas tendencias. Después de atravesar dificultades antes de la pandemia y de haber sido azotados en las etapas tempranas de la contracción, muchas acciones de valor están orquestando un regreso. Las acciones de crecimiento en el sector digital, mientras tanto, han experimentado una pequeña corrección. Pero esto también debería ser temporario. Mientras que las acciones de valor sigan cotizando por encima de sus caídas previas, las acciones de crecimiento digitales se beneficiarán de la poderosa tendencia de largo plazo hacia una creación de valor incremental a través de activos intangibles.

Una cuestión de considerable importancia son los viajes internacionales. Las empresas pueden funcionar en plataformas digitales por un tiempo, pero llegado el caso el contacto personal se volverá esencial. Asimismo, muchas economías dependen marcadamente de los viajes y especialmente del turismo, que representa el 10-11% del PIB de España e Italia y el 18% del PIB de Grecia (y probablemente más si uno cuenta los multiplicadores).

Comparados con muchos otros sectores, los viajes enfrentan vientos de frente adicionales, porque no son locales. El patrón de recuperación rápida que pueden esperar las industrias de servicios locales una vez que el virus esté bajo control no se aplica estrictamente a los viajes, especialmente a nivel internacional. Para permitir más viajes entre países, ambos –el país de origen y el de destino- tendrán que haber hecho progresos en cuanto a vacunar a sus poblaciones y contener el virus. Quienes estén vacunados y estén dispuestos a viajar tendrán que ser aceptados en el país de destino, quizá presentando algún tipo de certificación o pasaporte de vacunas.

Para complicar aún más las cosas, los viajes internacionales son objeto de una regulación multi-jurisdiccional y de alguna manera descoordinada. Esto, junto con un conocimiento transfronterizo imperfecto sobre las condiciones externas, hará que ajustarse a las nuevas realidades en el terreno resulte más difícil.

La trayectoria actual de la vacunación indica que la implementación global llevará considerablemente más tiempo que los programas en las economías avanzadas. La esperanza es que una vez que estos pioneros hayan terminado, sus líderes pasarán a prestarle más atención a la cooperación internacional y a una aceleración de la producción y distribución de vacunas en los países en desarrollo y algunos mercados emergentes.

A esa altura, las economías avanzadas estarán experimentando una recuperación vigorosa, como China y las otras economías asiáticas que contuvieron el virus en una fase temprana. La recuperación de los sectores de servicios de alto nivel de empleo alimentará un rebrote generalizado, produciendo cambios en el mercado en relación al valor entre diferentes sectores. Las escuelas reanudarán la enseñanza presencial plena, munidas de herramientas digitales complementarias que pueden mejorar los planes de estudio y ofrecer resiliencia para la próxima crisis.

En la segunda mitad de 2021 y en 2022, la dinámica en forma de K de la economía pandémica dará lugar a una recuperación de múltiples velocidades, en la que los sectores de alto contacto tradicionales tomarán la delantera. Las dos áreas de persistente incertidumbre para la salud y los resultados económicos son el ritmo del despliegue de vacunas en el mundo en desarrollo y la cooperación internacional para acelerar el restablecimiento de los viajes transfronterizos. Pero con un liderazgo previsor, ambas cuestiones deberían ser absolutamente manejables.

17 de marzo 2021

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/vaccinations-restore-overal...

La economía global en 2018

Michael Spence

HONG KONG – Hay una serie de preguntas recurrentes que nos hacen a los economistas, que son importantes para las decisiones de empresas, individuos e instituciones en áreas como la inversión, la educación, el empleo y sus expectativas en cuanto a políticas futuras. En la mayoría de los casos, no tienen una respuesta definitiva. Pero con la suficiente información, uno puede discernir tendencias respecto de las economías, los mercados y la tecnología, y formular predicciones razonables.

En los países desarrollados, es probable que 2017 sea recordado como un período de marcado contraste, en el que muchas economías experimentaron una aceleración del crecimiento acompañada por fragmentación política, polarización y tensión, tanto en el plano interno cuanto en el internacional. Es improbable que el desempeño económico futuro sea inmune a las fuerzas políticas y sociales centrífugas, pero hasta ahora, los mercados y las economías consiguieron restar importancia al desorden político, y el riesgo de retrocesos sustanciales en lo inmediato parece relativamente pequeño.

La única excepción es el Reino Unido, que enfrenta ahora un complicado y divisivo proceso de salida de la Unión Europea. En otro lugar de Europa, a la seriamente debilitada canciller de Alemania, Angela Merkel, le está costando armar un gobierno de coalición. Nada de esto es bueno para el RU o el resto de Europa, que necesita desesperadamente que Francia y Alemania trabajen juntas para reformar la UE.

La posibilidad de que un endurecimiento de la política monetaria provoque alteraciones ha concitado mucha atención. Pero dada la mejora del desempeño económico en los países desarrollados, no parece probable que la reversión gradual de una política monetaria ultraflexible afecte seriamente los valores de los activos. Tal vez esté cerca una muy esperada convergencia ascendente de los fundamentos económicos que valide las valuaciones del mercado.

En Asia, el presidente chino Xi Jinping está en una posición más fuerte que nunca, lo que hace previsible una gestión eficaz de los desequilibrios y un crecimiento más basado en el consumo y la innovación. La India, por su parte, parece capaz de sostener el ímpetu del crecimiento y las reformas. Conforme estas economías crezcan, otras las seguirán en toda la región y fuera de ella.

En cuanto a la tecnología, especialmente la digital, todo indica que China y Estados Unidos dominarán por muchos años, ya que ambos siguen financiando la investigación básica y obtienen grandes beneficios de la comercialización de innovaciones. Ambos países también albergan las principales plataformas para la interacción económica y social, que resultan beneficiadas por efectos de red, anulación de disparidades informativas y, quizá lo más importante, aplicaciones y herramientas de inteligencia artificial que usan y generan conjuntos inmensos de datos valiosos.

Estas plataformas no son sólo lucrativas por sí mismas; también producen una variedad de oportunidades relacionadas para la creación de nuevos modelos de negocios, en ellas y en torno de ellas, por ejemplo, en publicidad, logística y finanzas. Por eso, las economías que carecen de tales plataformas, como la UE, están en desventaja. Incluso América Latina tiene un importante jugador innovador propio en comercio electrónico (Mercado Libre) y un sistema de pago digital (Mercado Pago).

En sistemas de pago móvil, China está en la delantera. Gran parte de la población del país pasó directo del efectivo al pago móvil (saltándose cheques y tarjetas de crédito), y los sistemas son sólidos.

Hace unas semanas, en ocasión del Día del Soltero (una celebración anual orientada al consumo juvenil, que se ha convertido en el mayor acontecimiento de compras del mundo), la principal plataforma de pago electrónico de China, Alipay, llegó a procesar 256 000 pagos por segundo, usando una sólida arquitectura de computación en la nube. Esta plataforma también ofrece un campo enorme para la extensión de servicios financieros (desde evaluaciones crediticias hasta gestión de activos y provisión de seguros), y está muy avanzada su expansión a otros países asiáticos mediante acuerdos de asociación.

En los próximos años, también será necesario que las economías desarrolladas y en desarrollo se esfuercen por lograr modelos de crecimiento más inclusivos. En esto anticipo que los gobiernos nacionales podrán dejar que sean las empresas, los gobiernos subnacionales, los sindicatos y las organizaciones educativas y sin fines de lucro los que tomen la iniciativa para impulsar el progreso, especialmente en lugares afectados por la fragmentación y el rechazo al establishment político.

Fragmentación que probablemente se intensificará. Todo indica que la automatización sostendrá, e incluso acelerará, cambios en la demanda de mano de obra, en áreas que van de la producción fabril y la logística a la medicina y el derecho, mientras que la adaptación de la oferta será mucho más lenta. En consecuencia, incluso si los trabajadores reciben más apoyo para atravesar las transiciones estructurales (mediante ingresos complementarios y posibilidades de capacitación para desempeñar otras tareas), es probable que crezcan los desequilibrios del mercado laboral, lo que agudizará la desigualdad y contribuirá a una mayor polarización política y social.

Sin embargo, hay motivos para un cauto optimismo. Para empezar, subsiste un amplio consenso en todas las economías desarrolladas y emergentes respecto de la conveniencia de mantener una economía global relativamente abierta.

La excepción notable es EE. UU., aunque todavía no está claro si el gobierno del presidente Donald Trump realmente pretende retirarse de la cooperación internacional o simplemente se está posicionando para renegociar condiciones más favorables a su país. Lo que sí parece claro, al menos por ahora, es que no puede esperarse que EE. UU. actúe como principal patrocinador y arquitecto del cambiante sistema global de reglas para la gestión equitativa de la interdependencia.

La situación es similar en relación con la mitigación del cambio climático. EE. UU. es ahora el único país que no está comprometido con el acuerdo de París (que se sostuvo, pese a la retirada del gobierno de Trump). Incluso dentro de EE. UU., numerosas ciudades, estados y empresas, así como una variedad de organizaciones civiles, han dado señales de compromiso creíble con el cumplimiento de las obligaciones del país de cara al clima (con o sin el gobierno federal).

Sin embargo, el mundo todavía tiene mucho camino que recorrer, ya que su dependencia del carbón sigue siendo alta. El Financial Times informa que la India alcanzará su máxima demanda de carbón en unos diez años, con un crecimiento modesto entre ahora y entonces. Existe la posibilidad de que una reducción más veloz del costo de las energías no contaminantes mejore esta realidad, pero el mundo todavía está a años de distancia de un crecimiento negativo de las emisiones de dióxido de carbono.

Todo esto hace pensar que la economía global se enfrentará a serios desafíos en los meses y años venideros. Y acecha la amenaza de un alto endeudamiento que intranquiliza a los mercados y aumenta la vulnerabilidad del sistema a perturbaciones desestabilizantes. Pero el escenario de base en el corto plazo parece ser de continuidad. El poder y la influencia económicos seguirán desplazándose hacia Oriente, sin cambios súbitos en los patrones de empleo, ingresos y polarización política y social, ante todo en los países desarrollados, y sin convulsiones obvias en el horizonte.

Traducción: Esteban Flamini

Nov 28, 2017

https://www.project-syndicate.org/commentary/economic-forecast-2018-cont...

La economía global en 2018

Michael Spence

HONG KONG – Hay una serie de preguntas recurrentes que nos hacen a los economistas, que son importantes para las decisiones de empresas, individuos e instituciones en áreas como la inversión, la educación, el empleo y sus expectativas en cuanto a políticas futuras. En la mayoría de los casos, no tienen una respuesta definitiva. Pero con la suficiente información, uno puede discernir tendencias respecto de las economías, los mercados y la tecnología, y formular predicciones razonables.

En los países desarrollados, es probable que 2017 sea recordado como un período de marcado contraste, en el que muchas economías experimentaron una aceleración del crecimiento acompañada por fragmentación política, polarización y tensión, tanto en el plano interno cuanto en el internacional. Es improbable que el desempeño económico futuro sea inmune a las fuerzas políticas y sociales centrífugas, pero hasta ahora, los mercados y las economías consiguieron restar importancia al desorden político, y el riesgo de retrocesos sustanciales en lo inmediato parece relativamente pequeño.

La única excepción es el Reino Unido, que enfrenta ahora un complicado y divisivo proceso de salida de la Unión Europea. En otro lugar de Europa, a la seriamente debilitada canciller de Alemania, Angela Merkel, le está costando armar un gobierno de coalición. Nada de esto es bueno para el RU o el resto de Europa, que necesita desesperadamente que Francia y Alemania trabajen juntas para reformar la UE.

La posibilidad de que un endurecimiento de la política monetaria provoque alteraciones ha concitado mucha atención. Pero dada la mejora del desempeño económico en los países desarrollados, no parece probable que la reversión gradual de una política monetaria ultraflexible afecte seriamente los valores de los activos. Tal vez esté cerca una muy esperada convergencia ascendente de los fundamentos económicos que valide las valuaciones del mercado.

En Asia, el presidente chino Xi Jinping está en una posición más fuerte que nunca, lo que hace previsible una gestión eficaz de los desequilibrios y un crecimiento más basado en el consumo y la innovación. La India, por su parte, parece capaz de sostener el ímpetu del crecimiento y las reformas. Conforme estas economías crezcan, otras las seguirán en toda la región y fuera de ella.

En cuanto a la tecnología, especialmente la digital, todo indica que China y Estados Unidos dominarán por muchos años, ya que ambos siguen financiando la investigación básica y obtienen grandes beneficios de la comercialización de innovaciones. Ambos países también albergan las principales plataformas para la interacción económica y social, que resultan beneficiadas por efectos de red, anulación de disparidades informativas y, quizá lo más importante, aplicaciones y herramientas de inteligencia artificial que usan y generan conjuntos inmensos de datos valiosos.

Estas plataformas no son sólo lucrativas por sí mismas; también producen una variedad de oportunidades relacionadas para la creación de nuevos modelos de negocios, en ellas y en torno de ellas, por ejemplo, en publicidad, logística y finanzas. Por eso, las economías que carecen de tales plataformas, como la UE, están en desventaja. Incluso América Latina tiene un importante jugador innovador propio en comercio electrónico (Mercado Libre) y un sistema de pago digital (Mercado Pago).

En sistemas de pago móvil, China está en la delantera. Gran parte de la población del país pasó directo del efectivo al pago móvil (saltándose cheques y tarjetas de crédito), y los sistemas son sólidos.

Hace unas semanas, en ocasión del Día del Soltero (una celebración anual orientada al consumo juvenil, que se ha convertido en el mayor acontecimiento de compras del mundo), la principal plataforma de pago electrónico de China, Alipay, llegó a procesar 256 000 pagos por segundo, usando una sólida arquitectura de computación en la nube. Esta plataforma también ofrece un campo enorme para la extensión de servicios financieros (desde evaluaciones crediticias hasta gestión de activos y provisión de seguros), y está muy avanzada su expansión a otros países asiáticos mediante acuerdos de asociación.

En los próximos años, también será necesario que las economías desarrolladas y en desarrollo se esfuercen por lograr modelos de crecimiento más inclusivos. En esto anticipo que los gobiernos nacionales podrán dejar que sean las empresas, los gobiernos subnacionales, los sindicatos y las organizaciones educativas y sin fines de lucro los que tomen la iniciativa para impulsar el progreso, especialmente en lugares afectados por la fragmentación y el rechazo al establishment político.

Fragmentación que probablemente se intensificará. Todo indica que la automatización sostendrá, e incluso acelerará, cambios en la demanda de mano de obra, en áreas que van de la producción fabril y la logística a la medicina y el derecho, mientras que la adaptación de la oferta será mucho más lenta. En consecuencia, incluso si los trabajadores reciben más apoyo para atravesar las transiciones estructurales (mediante ingresos complementarios y posibilidades de capacitación para desempeñar otras tareas), es probable que crezcan los desequilibrios del mercado laboral, lo que agudizará la desigualdad y contribuirá a una mayor polarización política y social.

Sin embargo, hay motivos para un cauto optimismo. Para empezar, subsiste un amplio consenso en todas las economías desarrolladas y emergentes respecto de la conveniencia de mantener una economía global relativamente abierta.

La excepción notable es EE. UU., aunque todavía no está claro si el gobierno del presidente Donald Trump realmente pretende retirarse de la cooperación internacional o simplemente se está posicionando para renegociar condiciones más favorables a su país. Lo que sí parece claro, al menos por ahora, es que no puede esperarse que EE. UU. actúe como principal patrocinador y arquitecto del cambiante sistema global de reglas para la gestión equitativa de la interdependencia.

La situación es similar en relación con la mitigación del cambio climático. EE. UU. es ahora el único país que no está comprometido con el acuerdo de París (que se sostuvo, pese a la retirada del gobierno de Trump). Incluso dentro de EE. UU., numerosas ciudades, estados y empresas, así como una variedad de organizaciones civiles, han dado señales de compromiso creíble con el cumplimiento de las obligaciones del país de cara al clima (con o sin el gobierno federal).

Sin embargo, el mundo todavía tiene mucho camino que recorrer, ya que su dependencia del carbón sigue siendo alta. El Financial Times informa que la India alcanzará su máxima demanda de carbón en unos diez años, con un crecimiento modesto entre ahora y entonces. Existe la posibilidad de que una reducción más veloz del costo de las energías no contaminantes mejore esta realidad, pero el mundo todavía está a años de distancia de un crecimiento negativo de las emisiones de dióxido de carbono.

Todo esto hace pensar que la economía global se enfrentará a serios desafíos en los meses y años venideros. Y acecha la amenaza de un alto endeudamiento que intranquiliza a los mercados y aumenta la vulnerabilidad del sistema a perturbaciones desestabilizantes. Pero el escenario de base en el corto plazo parece ser de continuidad. El poder y la influencia económicos seguirán desplazándose hacia Oriente, sin cambios súbitos en los patrones de empleo, ingresos y polarización política y social, ante todo en los países desarrollados, y sin convulsiones obvias en el horizonte.

Traducción: Esteban Flamini

Nov 28, 2017

https://www.project-syndicate.org/commentary/economic-forecast-2018-cont...