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Miguel Sanmartín

Mientras más represión más debilidad

Miguel Sanmartín

El régimen facineroso, camarita, está demostrando con sus acciones represivas crueles e inhumanas contra la sociedad democrática que está dispuesto a todo para sostenerse en el poder. Y cuando se dice todo es todo: lo posible e inimaginable. Lo tolerable e inadmisible. Lo permitido y lo ilegal.

En efecto, el agonizante pillorégimen se terminó de quitar la careta y mandó de paseo el raído disfraz de Caperucita roja que todavía cegaba la vista de algunos (cada vez menos) benévolo$ y conde$cendiente$ adepto$ internacionale$. Su grey se limita hoy al puño de tiranos que todavía perviven en el mundo, a algunos receptores de la escasa ayuda que todavía puede proveer Pdvsa (Haití, Bahamas, Belice, Granada, El Salvador y República Dominicana, entre otros) y a ese otro microcosmos insignificante (políticamente hablando) que es la ALBA: Cuba, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves.

En su afán de continuar mandando “como sea” no le importa absolutamente nada al régimen forajido. No mide ni las formas ni el fondo de sus acciones golpistas ni las consecuencias de prácticas consideradas terrorismo de Estado. Tampoco acepta los reclamos internos ni los llamamientos internacionales. Desdeña también todos los exhortos a la rectificación, la concertación, la paz, la convivencia, a convocar elecciones, a permitir la llegada de ayuda humanitaria y a la restitución del orden institucional democrático en el país. ¿Y el Papa? El régimen farisaico tampoco se inmuta ante los ruegos de Su Santidad. Utilizó al Vaticano para simular un diálogo con la oposición. ¡How are you, Panchito! le espetaría el Eterno de no haber “trascendido”. Nada le conmueve. Ni el aumento de la pobreza ni la cantidad de niños y jóvenes en situación de calle delinquiendo y hurgando en la basura para “matar” el hambre. No le perturba que la población, tras horas de cola, no encuentre los alimentos básicos o no pueda pagarlos porque son muy caros debido a la inflación. Tampoco se sensibiliza ante la angustia de personas con enfermedades graves que sufren, adicionalmente, por la escasez de medicamentos requeridos para curarse. Tampoco le perturba el dolor de aquellos que pierden familiares víctimas de la delincuencia desatada.

El régimen rufián todo se lo permite (con las complicidades conocidas) para conservar posiciones y privilegios: desde proferir amenazas, insultos, injurias y acusaciones infundadas; simular delitos o realizar falsas denuncias; inhabilitar adversarios; secuestrar los medios de comunicación radioeléctricos con “cadenas basura”; masificar la arbitrariedad, sembrar anarquía, fomentar violencia, conculcar derechos, detener inocentes y violar consistentemente la Constitución. En esto último son unos expertos. Claro, con asesoría cubana.

Pero mientras más violencia despliega, más tropelías comete, más “cadenas basura” convoca y más acciones tramposas emprende para mantener en “desacato” a la Asamblea Nacional, negar recursos (que le corresponden por ley) a gobernadores y alcaldes no afectos al régimen, impedir elecciones e inhabilitar a dirigentes políticos de oposición es valorado por el país y el mundo como más dictatorial, más deslegitimado, más vulnerable y, por tanto, es más repudiado. La nueva manifestación de repudio contra la caravana presidencial el pasado martes durante un acto conmemorativo, esta vez en San Félix, estado Bolívar, demuestra el poco afecto popular que hoy tiene el régimen y su desprestigiado gerifalte (78% de rechazo según Datanálisis).

Que Dios y la Patria os lo demanden

Así finaliza el juramento que toman a los funcionarios públicos cuando asumen sus cargos. Se comprometen a respetar la Constitución y cumplir y hacer cumplir las leyes, reglamentos y demás responsabilidades inherentes a las funciones que ejercerán y, si no lo hicieren -le increpan- deberán responder por ello. ¿Habrá reparado en este deber y precepto el actual Defensor del Pueblo?

Caramba, no lo demuestra. Es infinita la lista de áreas y responsabilidades que son de su competencia y, proporcionalmente, resultan incontables las posiciones desequilibradas, parcializadas y omisiones que se le atribuyen al citado funcionario. Los hechos están a la vista. Es su responsabilidad, entre otras, velar por el fiel cumplimiento de la Carta Magna y garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos. Pero su desempeño dista mucho de honrar esos principios. Cierra los ojos ante las torturas de los organismos policiales, ante las tropelías del poder judicial, ante el enjuiciamiento de civiles en tribunales militares, ante la infrahumana situación de los presos políticos y ante el desacato de funcionarios que se niegan a cumplir órdenes de liberación emitidas por jueces. Nada dice. Nada hace. No se pronunció como correspondía y sí lo hizo la Fiscal General ante la extralimitación de funciones de la Sala Constitucional del TSJ cuando propinó el “golpe institucional” al asumir las funciones de la AN. Tampoco se ha mostrado diligente ante la crisis humanitaria por la falta de alimentos y medicinas y por el pésimo estado de los hospitales y la falta de insumos médicos. Ha ignorado los abusos de las OLP y no ha emitido opinión ante ese perverso sistema de exclusión que son los CLAP.

Pero la mayor indiferencia, al grado de complicidad, la ha mostrado el Defensor ante los excesos cometidos por la Guardia y la Policía Nacional en el control de las protestas de los últimos días. Hasta lacrimógenas lanzaron desde helicópteros. ¿Y el Defensor? Mirando hacia otro lado, tal vez hacia la guerra en Siria, y ponderando lo “legítimas” y “proporcionales” que han sido las acciones del gobierno. No ha expresado con contundencia su repudio ni mucho menos procedido por el uso desmesurado de la fuerza ni por la aplicación exagerada gases tóxicos contra los manifestantes. Ni por el uso de armas de fuego ni tampoco por la participación criminal (consentida, apoyada) de las bandas armadas afectas al régimen para dispersar a los marchistas.

¡Dios y los ciudadanos de esta patria, camarita, le demandarán en su momento al Defensor y a los demás funcionarios públicos involucrados en los desmanes sus omisiones y tropelías!

msanmartin@eluniversal.com