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Cecilia Barría

4 claves para entender qué son las monedas digitales que reemplazan a los billetes de papel (y por qué no tienen nada que ver con el bitcoin)

Cecilia Barría

Si alguien te habla de monedas digitales, es probable que lo primero que se te venga a la cabeza sean criptomonedas como el bitcoin.

Sin embargo, hay otras monedas digitales, prácticamente desconocidas, que avanzan silenciosamente en los pasillos de las altas esferas de las finanzas con las que se quiere reemplazar a los billetes de papel y al dinero metálico.

Son las monedas digitales emitidas por los bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés).

Se trata de la versión digital de las monedas tradicionales que las personas utilizan todos los días, como el dólar, el euro o el yuan.

A finales de junio, la Comisión Europea presentó una propuesta para poner en marcha el euro digital.

Bajo ese esquema, la tradicional moneda de un euro tendría un valor exactamente igual al de un euro digital.

Esta nueva divisa sería emitida por el Banco Central Europeo (BCE), con un estatus que la hace tan oficial como su equivalente físico.

En ese sentido, estas divisas digitales -que ya han sido implementadas en varios países- son la antítesis de las criptomonedas.

¿Por qué? porque las criptomonedas no son emitidas por ningún banco central y su valor cambia constantemente.

En el mercado de las criptomonedas participan inversionistas que están dispuestos a correr riesgos, ya que los precios pueden dispararse un día y caer estrepitosamente al otro.

Básicamente, nadie regula su valor y se mueven libremente a través de una tecnología que se llama cadena de bloques (o blockchain), mientras que las monedas digitales "públicas" u "oficiales", funcionan igual que el dinero tradicional, solo que en un formato electrónico.

"Con el euro digital, los ciudadanos podrán pagar en dinero público”, dijo Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea.

"Tener un monedero digital en euros recargado en el teléfono -u otro dispositivo- será lo mismo que tener monedas y billetes en el bolsillo”, agregó.

La ley definitiva debe ser respaldada por los 27 Estados miembros de la Unión Europea. Si eso ocurre, se espera que el BCE dé luz verde a un euro digital en los próximos meses para que pueda lanzarse en 2027.

A continuación te contamos cuatro claves para entender cómo funcionan las monedas digitales y qué ventajas y desventajas tienen.

  1. Cómo funcionan

Las monedas digitales emitidas por los bancos centrales de cada país son la versión electrónica del dinero tradicional.

Así, en vez de imprimir billetes de papel o monedas metálicas, el banco central de un país emite su propio dinero en formato electrónico.

Una de las diferencias esenciales con el sistema actual es que estas monedas no requieren que un banco sea el intermediario para que se lleve a cabo la transacción.

Teóricamente, podrías hacer transferencias electrónicas como si le estuvieras pasando unos billetes en la mano a otra persona o a un negocio.

Se espera que las monedas digitales bajen los costos asociados a las transacciones online hechas a través de la banca comercial y que favorezcan a las personas de ingresos más bajos y a los sectores de la población que no están bancarizados.

Entre las distintas propuestas para implementar el sistema que está sobre la mesa, algunos expertos han planteado crear cuentas bancarias universales en los bancos centrales para todos los ciudadanos.

Pero lo cierto es que cada país o zona monetaria que decida emitir este tipo de monedas, fijará sus propias reglas.

Esa es la idea básica de una moneda digital oficial, aunque por ahora, hay muchas interrogantes sin responder, en la medida que las grandes economías del mundo aún están analizando sus potenciales beneficios.

2. En qué países existen

China fue la primera gran economía del mundo en lanzar una moneda digital en 2020 en algunas partes de su territorio.

Se calcula que el yuan digital es utilizado actualmente por unos 260 millones de personas y el plan del gobierno es hacerlo extensivo a todo el territorio.

Según el centro de estudios Atlantic Council, con sede en Washington DC, un total de 130 países están explorando versiones digitales de sus monedas, con casi la mitad de ellos en etapas más avanzadas de desarrollo, haciendo planes piloto o en proceso de lanzamiento.

Todos los países del Grupo de los 20 (G20), excepto Argentina, están en alguna de esas fases.

Once países, incluidos varios en el Caribe y Nigeria, ya han lanzado monedas digitales emitidas por sus bancos centrales, según el centro de estudios.

Bahamas, por ejemplo, un país pequeño de apenas 390.000 habitantes, se ha convertido en un gran laboratorio al crear el dólar de arena (sand dollar, en inglés), la primera moneda digital del mundo emitida por un banco central.

La iniciativa ha demorado en despegar porque la mayoría de la población no lo utiliza, una dificultad con la que también se han encontrado otros países.

Otras dos grandes economías emergentes, como India y Brasil, tienen planes para lanzar monedas digitales en los próximos años.

En medio de este panorama, el país con la moneda más fuerte del mundo, Estados Unidos, está lejos de tener planes para crear un dólar digital.

Desde la Casa Blanca, el presidente Joe Biden ordenó a funcionarios del gobierno que evaluaran los riesgos y beneficios de crear un dólar digital en marzo de 2022.

Pero el dólar digital no forma parte de los temas que se discuten en la agenda económica del país.

Suecia continúa siendo uno de los países más avanzados de Europa con su programa piloto, mientras que el Banco de Inglaterra sigue trabajando en una posible libra digital que podría entrar en uso hacia finales de esta década.

Australia, Tailandia, Corea del Sur y Rusia tienen la intención de continuar con las pruebas piloto.

A pesar del creciente interés en las monedas digitales oficiales, algunos países que las han lanzado, como Nigeria, señalan que su aceptación ha sido decepcionante, mientras que Senegal y Ecuador cancelaron sus planes de desarrollo de este tipo de divisas.

3. Cuáles son sus potenciales ventajas

Los promotores de las monedas digitales dicen que ayudarán a la inclusión financiera de quienes están fuera de la banca comercial y promoverán la innovación tecnológica, la eficiencia en las transacciones y el desarrollo económico.

En teoría, el cambio contribuiría a una reducción de costos porque el sistema no depende de la banca comercial, ya que el medio de pago depende directamente de la banca central.

De hecho, en el caso del euro digital, se supone que el Banco Central Europeo no tendría ningún interés comercial en almacenar, gestionar o monetizar los datos de los usuarios.

Quienes apoyan el proyecto presentado por la Comisión Europea, sostienen que un euro digital permitiría pagar con “una forma de dinero público ampliamente aceptada, barata y segura”.

Además, se estima que el uso de divisas digitales podría disuadir ciertas actividades criminales financieras, en la medida que sería más fácil determinar quién es el remitente y el receptor de las transferencias.

4. Cuáles son sus riesgos

De crearse un euro digital en los próximos años, se espera que el Banco Central Europeo no imponga comisiones a los usuarios.

Pero eso no quiere decir que el uso de la divisa digital resulte completamente gratuito. Aún no está claro cuál será la función y los costos de los posibles intermediarios que ofrecerán servicios para que funcione el mercado de la divisa.

Tampoco se conoce cómo sería la relación con la banca comercial.

Además, las voces críticas desconfían de que los bancos centrales tengan la información detallada de todas las transacciones que hacen los usuarios en países donde no existe suficiente transparencia y la información podría ser utilizada con fines políticos.

A la banca comercial le preocupa que eventualmente un gran número de depositantes abandone el sistema bancario, un factor que podría poner en riesgo una parte importante de su negocio y, en un caso extremo, provocar posibles corridas bancarias.

Sin embargo, los expertos han dicho que esa potencial fuga de dinero desde la banca comercial se puede controlar fácilmente estableciendo límites a la cantidad de divisas digitales que puede poseer un determinado cliente.

Otra de las críticas que se han hecho al sistema, es que como todas las operaciones estarían centralizadas, existe el riesgo de que un determinado banco central tome decisiones arbitrarias dado que puede crear o eliminar dinero en un abrir y cerrar de ojos.

Desde otro punto de vista, también existe el riesgo de que una moneda digital extranjera bien gestionada pueda convertirse en un sustituto de una determinada moneda local.

Finalmente, dicen los expertos, todo dependerá de cómo se implemente el sistema de monedas digitales que emiten los bancos centrales de acuerdo al modelo que cada país defina.

6 de julio 2023

BBC News Mundo

https://www.bbc.com/mundo/articles/cj7rm13eepxo

La "dictadura del PIB": 4 razones por las que el crecimiento económico de un país no es sinónimo de éxito

Cecilia Barría

En medio de la Gran Depresión en Estados Unidos en la década de 1930, el economista Simon Kuznets buscó medir la actividad económica del país para ayudarlo a salir de la brutal crisis.

Originalmente se preguntó qué actividades son realmente productivas y cómo se fomenta el bienestar en un país, pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la prioridad de medir la riqueza que genera un país dio un giro: había que saber cuánto se producía y cuánto quedaba para financiar la guerra.

Terminado el conflicto bélico, EE.UU. necesitaba saber cómo le estaba yendo a los receptores de la ayuda económica destinada a la reconstrucción, por lo que todos comenzaron a usar el indicador clave para ese objetivo: el Producto Interno Bruto, PIB.

Kuznets, sin embargo, no estaba muy orgulloso de lo que había ayudado a crear, porque a final de cuentas una medida que teóricamente iba a reflejar el bienestar económico terminó siendo la suma de todos los bienes y servicios que produce un país en un año.

"Se deben tener en cuenta las distinciones entre la cantidad y la calidad del crecimiento", dijo el propio Kuznets en 1962.

Siete décadas más tarde seguimos usando el PIB para medir la riqueza que genera un país.

El problema no es el PIB en sí mismo, dicen las voces críticas, sino el poder supremo que se le ha dado para reflejar el éxito o el fracaso de un país.

Por eso sostienen que se debe poner fin a "la dictadura del PIB" o, como dice el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, al "fetichismo del PIB".

Argumentan que si bien el crecimiento económico ha generado más trabajo, mejores ingresos y más riqueza, las desigualdades entre las élites y el resto de la población se han hecho más profundas en las últimas décadas.

Por otro lado, dicen que el "dogma" de producir más y consumir cada vez más nos ha llevado a la destrucción del planeta.

Por el contrario, los defensores del PIB plantean que el crecimiento económico es lo que le ha dado al mundo tratamientos contra el cáncer, acceso a electricidad y agua potable, mayor esperanza de vida. En suma, el crecimiento ha generado bienestar.

Estos son algunos de los mitos que rodean a la cuestionada medida.

Mito 1: las economías con el PIB más alto son mejores que el resto

El PIB es la forma en que clasificamos a los países y juzgamos su desempeño. La cifra es clave porque de ella depende la elaboración del presupuesto que hacen los gobiernos y les permite tener información clave para tomar decisiones.

También determina cuánto puede pedir prestado un país y a qué tasa de interés, como también influye en las decisiones de inversión.

Sin embargo, las economías más ricas suelen crecer menos que el resto porque están en otra fase de su desarrollo, no necesariamente porque les vaya mal.

También ocurre al revés, cuando el PIB de un país pareciera ser increíblemente alto, pero no refleja necesariamente toda la película.

Basta con mirar el famoso "rebote estadístico" que ocurre cuando el PIB de un país cae estrepitosamente y al año siguiente crece "espectacularmente", un fenómeno que ocurre porque la base de comparación es muy baja.

Así pasó con la pandemia de covid-19. México, por ejemplo, creció un increíble 4,8% en 2021, pero venía de una brutal caída de -8,1% el año anterior.

Bolivia, en tanto, aumentó su PIB hasta 6,1%, pero venía de un -8,7% en 2020.

Por otro lado está el caso de Venezuela, que este año será el país con el mayor crecimiento de América Latina, llegando a un increíble 6,5%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

¿Es realmente Venezuela la más exitosa economía de Latinoamérica por el aumento de su PIB?

Economistas señalan que después de años de hiperinflación, aumento de la pobreza y una recurrente caída en el crecimiento económico, lo que estamos presenciando es una recuperación.

Pero que tenga el mayor crecimiento respecto a las demás no es sinónimo de que sea la economía más exitosa de la región.

Otro ejemplo de un alto PIB que no tiene que ver con el éxito ocurre cuando hay guerras o desastres naturales, por el gigantesco gasto público que deben hacer los gobiernos.

"Un aumento del PIB puede reflejar cosas que no quieres que pasen", le dice a la BBC Dimitri Zenghelis, cofundador del Proyecto Wealth Economy de la Universidad de Cambridge.

"Puedes enfrentar un terremoto como pasó en Japón a mediado de los 90. Eso genera mucha actividad económica por la reconstruccion, mucho PIB", explica.

"Pero nadie en su sano juicio querría que eso pase".

Mito 2: el PIB solo mide actividades legales

El PIB no distingue entre las actividades legales o ilícitas porque mete todo en el mismo saco.

"Las ojivas nucleares de Kim Jong-un funcionan tan bien como las camas de hospital o el pastel de manzana", dice David Pilling, autor de "El engaño del crecimiento: la riqueza y el bienestar de las naciones".

La inyección de dinero en la economía proveniente del tráfico de drogas, de armas o de personas, también tiene un impacto en el crecimiento económico.

Las organizaciones criminales generan empleos, aumentan el consumo, crean grandes cadenas de producción, distribución y venta que, de manera directa o indirecta, forman parte del PIB.

Naciones Unidas estima que entre 2% y 5% del PIB mundial es generado por lavado de dinero, aunque la cifra podría ser mucho mayor dadas las dificultades de cálculo.

Mito 3: el aumento del PIB es sinónimo de un mayor bienestar para toda la población

Eso es relativo. Puede ser que en algunos países el crecimiento genere más bienestar para la mayor parte de la población y que en otros genere más riqueza solo para unos pocos.

En ese sentido, el PIB por sí mismo no es sinónimo de bienestar, desarrollo o éxito.

Para tener una fotografía más realista del desempeño de un país, dicen expertos, es necesario agregar otras mediciones como el Índice de GINI que estudia la distribución de los ingresos, o el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, el IDH, que pone atención en la esperanza de vida, alfabetización, educación y otros elementos relacionados con la calidad de vida de las personas.

Por otro lado, los promedios en relación al crecimiento económico pueden resultar engañosos.

El famoso PIB per cápita es una medida útil para dividir el valor de la actividad económica de un país por su número de habitantes. Es un promedio, pero no dice nada sobre la distribución de la riqueza.

Uno de los mejores ejemplos de la ilusión que provocan los promedios es el del antipoeta chileno Nicanor Parra, quien antes de dedicarse a la literatura, fue profesor de matemáticas, física y mecánica racional.

"Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona".

Mito 4: el aumento del PIB no tiene efectos negativos

La medición del PIB incluye el número de autos construidos, pero no sus emisiones, que a final de cuentas se traducirá en un mayor gasto en salud y otros efectos relacionados con la contaminación.

El PIB "también cuenta los desechos plásticos que flotan en el océano, las alarmas antirrobo y la gasolina que se consume en un atasco", dice David Pilling.

Desde ese punto de vista, un país puede experimentar un alto crecimiento y al mismo tiempo puede estar hipotecando su futuro.

"Si tu crecimiento está basado en actividades que no son sostenibles, como destruir el medioambiente, entonces no es bueno", señala Zenghelis.

En los últimos años, ha ganado espacio la idea del "crecimiento sostenible e inclusivo" para contrarrestar sus efectos negativos, tal como lo plantea la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal.

El enfoque no es "decrecer", sino poner atención a la calidad del crecimiento.

¿Qué diría Simon Kuznets, el creador del PIB, si aún estuviera vivo?

31 de enero 2023

BBC News

https://www.bbc.com/mundo/noticias-64394078

La guerra del aceite: el impactante aumento de su precio en América Latina y el mundo

Cecilia Barría

¿Huevos fritos? Quizás no... ¿Y por qué no hacemos un pescado o unas papas fritas?

La respuesta a esa pregunta se está volviendo cada vez más difícil en la medida que los precios de los aceites vegetales —y especialmente el de girasol— han escalado tan alto que se han vuelto un lujo en la cocina.

Tan alto, que algunos consumidores se quejan y también se ríen en las redes sociales con mensajes como "vendo camisa con manchas de aceite".

En Chile, por ejemplo, es más barata una botella de pisco (la bebida alcohólica más común en el país), que una de aceite en algunos supermercados.

Y en México es el producto cuyo precio más ha aumentado dentro de la canasta de alimentos que mide el Instituto Nacional de Estadística (INEGI).

En Reino Unido, España, Italia o Alemania se han aplicado políticas de racionamiento, con algunos supermercados poniendo un tope de compra de entre uno y tres litros por persona al día.

Junto al racionamiento, es cada vez más común encontrarse con estanterías vacías.

El problema no es solo que ha subido de precio, sino que en algunos negocios simplemente no hay.

El "oro líquido"

La escalada en los precios de los combustibles y los alimentos ocurre en el contexto de una inflación rampante que afecta a todo el mundo, impulsada principalmente por la guerra en Ucrania y los efectos económicos que ha dejado la pandemia de covid-19.

Tanto se ha disparado el valor de los alimentos en el mundo que organismos internacionales han advertido sobre un aumento del hambre en los países más pobres.

Además de otros productos alimentarios como el trigo, el maíz, o la soja —que han alcanzado precios impensables— el aceite es uno de los más afectados.

A nivel mundial el valor de los aceites vegetales ha aumentado 46,5% en los últimos 12 meses, según el Índice de Precios de los Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

Inflación en América Latina: los productos cuyo precio se ha disparado (y por qué la vida está "tan cara" en la región)

En América Latina la inflación del aceite en el último año cubre un rango muy amplio que va desde un 9% en Bolivia, a más de 60% en países como Costa Rica.

El precio del ahora llamado "oro líquido" que se vende en los supermercados chilenos como "aceite vegetal" aumentó 67% entre enero y abril de este año, según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), mientras que el aceite de girasol (también conocido como aceite de maravilla) subió 63,6%.

En países como Colombia y México el incremento se ubica alrededor de un 40%, mientras que en otros como Guatemala, Panamá o Ecuador, la subida ha sido —en promedio— superior al 20%.

También los ecuatorianos se han volcado a las redes sociales para expresar su malestar por la botella de un litro a US$6 en algunos comercios.

Esos son valores estimados que intentan reflejar un promedio de los aumentos en distintas partes de un país, pero, sin duda, el alza dependerá del barrio, la ciudad, el supermercado y la marca del aceite.

Una mirada al precio en dólares de un litro de aceite vegetal según los datos enviados por algunos corresponsales de BBC Mundo puede ayudar a hacerse una idea del costo del producto en relación al salario mínimo en algunos países.

El aceite de girasol y la guerra

Entre todos los aceites vegetales disponibles en el mercado, el que más escasea y, por lo tanto, más ha subido de precio, es el de girasol.

Conocidos como "el granero de Europa", Ucrania y Rusia concentraron el 71% de las exportaciones de aceite de girasol el año pasado, según la empresa especializada en análisis del mercado global del aceite ISTA Mielke GmbH, con sede en Hamburgo, Alemania.

Con la guerra el suministro ha bajado a niveles mínimos, un problema que se suma a la decreciente producción de los últimos años que ya tenía al mercado en aprietos.

"Una gran preocupación"

Alejandro Betancourt, experto en aceites de ISTA Mielke GmbH, dice que la producción mundial de aceites vegetales se redujo en los últimos años.

Los precios de los cuatro principales aceites —girasol, palma, colza (canola) y soja— "se han triplicado desde 2019".

Esta situación empeoró en los últimos dos meses, le dice a BBC Mundo, debido a la guerra en Ucrania y a una fuerte disminución en las exportaciones de aceite de palma, tanto por una menor producción como por las restricciones a las exportaciones impuestas en Indonesia.

"Hay una gran preocupación por la inflación de los precios de los alimentos y el agravamiento de la oferta alimentaria", apunta.

"La triple crisis"

Y el futuro no se ve, por ahora, muy alentador, explica Gustavo Idigoras, presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales.

El mercado del aceite "no tiene perspectiva de estabilizarse. Tenemos que prepararnos para al menos dos años de precios elevados" desde el momento en que termine la guerra, le dice a BBC Mundo.

La situación es compleja porque han confluido varias causas para el aumento actual de los precios, más allá de las sequías que han estado afectando la producción global.

Por un lado, la salida de la pandemia incrementó el consumo de aceite y la guerra en Ucrania disminuyó la oferta.

Pero hay otro elemento en juego, explica, que es fundamental: una alta demanda de aceites vegetales para usarlos en la industria de los biocombustibles.

"Es una triple crisis por la pandemia, los biocombustibles y la guerra", sostiene Idigoras.

16 de mayo 2022

BBC

https://www.bbc.com/mundo/noticias-61387963

La carrera por los codiciados "minerales del futuro" que pueden crear gigantescas fortunas e influir en la seguridad nacional de los países

Cecilia Barría

Fueron 18 minutos de caos.

A las 5:42 de la mañana del 8 de marzo el precio del níquel comenzó a subir tan rápido que causó pánico en la Bolsa de Metales de Londres.

En solo 18 minutos escaló hasta superar los US$100.000 la tonelada en un salto sin precedentes que provocó la suspensión de las operaciones del metal.

Antes de romper ese récord, el valor del metal ya venía experimentando un aumento del 250% en las últimas 24 horas.

El episodio marcó la primera gran crisis de los metales desde que la invasión rusa a Ucrania sacudió los mercados globales.

La impactante subida, vinculada a las sanciones impuestas por Occidente a Rusia y los movimientos especulativos en los contratos a futuro, dejó claro que metales como el níquel, esenciales en la transición hacia una economía menos contaminante, se han vuelto esenciales en un mundo que ya no confía en la dependencia de los combustibles fósiles.

Rusia, unos de los grandes exportadores de gas y petróleo, demostró que por la dependencia que tienen muchos países de sus exportaciones, especialmente los europeos, los combustibles son un arma de guerra en medio de las duras presiones económicas que EE.UU. y sus aliados le han impuesto al Kremlin para que ponga fin a la invasión de Ucrania.

Rusia es el tercer productor mundial de níquel.

"Construir un futuro de energía limpia producida en EE.UU. ayudará a salvaguardar nuestra seguridad nacional", dijo el presidente Joe Biden el 31 de marzo.

"Necesitamos poner fin a nuestra dependencia a largo plazo de China y otros países para obtener insumos que impulsen el futuro", apuntó el mandatario tras anunciar que invocaría la Ley de Producción para la Defensa para apoyar la producción y el procesamiento local de minerales utilizados en la fabricación de baterías eléctricas y almacenamiento de energías renovables.

Entre ellos, apuntó la Casa Blanca, están el litio, níquel, grafito, manganeso y cobalto.

Las armas energéticas de Rusia

Pero hay muchos más. De acuerdo a sus propias necesidades, cada país tiene distintos minerales en la mira para competir mejor por una cuota de mercado en la transición energética hacia una economía más electrificada.

Los expertos advierten que aquellas naciones que se queden ancladas en la exportación de petróleo, gas y carbón, corren el riesgo de volverse cada vez menos competitivos.

Basta con mirar el caso de Rusia, cuyo poder económico reside en gran medida en los combustibles fósiles: es el segundo mayor productor de gas del mundo y el tercero de petróleo.

Sin embargo, en la carrera por los metales que tendrán un papel crucial en el desarrollo económico futuro, Rusia tiene sus ventajas: es el segundo mayor exportador de cobalto a nivel mundial, el segundo de platino y el tercero de níquel.

Pese a que Rusia tiene cartas para jugar en este nuevo escenario, lo cierto, dicen los expertos, es que la extracción de los superminerales está altamente concentrada en otros países.

La inmensa mayoría del cobalto que existe en el mundo viene de la República Democrática del Congo, el níquel de Indonesia, el litio de Australia, el cobre de Chile y las tierras raras de China.

Los expertos consideran al menos 17 minerales críticos para la transición energética del mundo y, por lo tanto, aquellos países con la capacidad para extraerlos o procesarlos tienen una mayor ventaja.

De los 17, la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) estima que los más cruciales son el litio, el níquel, el cobalto, el cobre, el grafito y el conjunto de tierras raras.

¿Quiénes dominan la producción de estos minerales?

Para el año 2040, la demanda por esos minerales escalará velozmente, dice Tae-Yoon Kim, analista de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) y autor principal del informe "El rol de los minerales críticos en la transición hacia energías limpias".

Para estimar qué naciones podrían ser las más beneficiadas con la transición energética, el experto distingue entre aquellos países líderes en la extracción de los minerales y los que son líderes en su procesamiento.

Productores metales

Si bien la extracción está dividida entre varias naciones, hay un solo país que domina el procesamiento de todos esos minerales: China.

"Es difícil saber qué países serán los más beneficiados en la transición energética porque dependerá de dónde se ubiquen en la cadena de producción", dice el experto en diálogo con BBC Mundo.

Lo que sí está claro es que estamos en un momento crucial. Mientras el petróleo marcó la historia del siglo XX, los minerales de la transición energética podrían marcar la historia del siglo XXI.

En ese sentido, agrega el experto, "son los minerales del futuro".

No es nada raro entonces que en medio de la guerra, y con el hambre de minerales previsto para las próximas dos décadas, Estados Unidos y Europa encendieran los motores de la transición energética para disminuir su dependencia actual y futura de países como China y Rusia.

El peor dolor de cabeza lo tienen los países europeos que ahora están contra la espada y la pared porque el 40% del gas que consumen viene de Rusia.

"Europa le está financiando los caprichos a Putin", le dijo a BBC Mundo en marzo Ángel Saz-Carranza, director del Centro de Economía Global y Geopolítica de Esade (EsadeGeo), en España.

Los cuatro más codiciados

Aunque los metales son necesarios para las baterías eléctricas, también son clave para el almacenamiento de distintos tipos de energía, para la actividad industrial y, en definitiva, para una economía más electrificada donde nuevos jugadores -estatales y privados- verán emerger grandes riquezas.

"Si la oferta no logra abastecer un aumento de la demanda por estos metales los precios se van a disparar", le dice a BBC Mundo Lukas Boer, investigador del Instituto Alemán de Investigación Económica.

Un factor esencial es que los proyectos mineros para extraer estos metales pueden tomar más de una década (en promedio 16 años) en estar operativos y, por lo tanto, es probable que en la década que viene la escasez sea aún mayor, explica Boer, quien junto a Andrea Pescatori y Martin Stuermer publicaron a fines del año pasado la investigación "Los metales de la transición energética".

Además de las tierras raras, señala el estudio, los cuatro metales más codiciados serán el níquel, el cobalto, el litio y el cobre, cuyos precios podrían alcanzar récord históricos por largos períodos de tiempo, una tendencia que rompe con los habituales ciclos de alza y caída del valor en los mercados internacionales.

El valor total de la producción de estos metales puede aumentar más de cuatro veces entre el 2021 y el 2040, en un escenario de cero emisiones netas hacia la mitad de este siglo.

Tanto así, que los productores de estos cuatro metales por sí solos podrían generar ingresos similares a los del sector petrolero durante los próximos 20 años, argumenta Boer, dependiendo de cómo evolucione un contexto internacional que actualmente está lleno de incertidumbre.

"Estos metales pueden ser el nuevo petróleo", apunta Boer. Y "China se ha convertido en el mayor jugador invirtiendo en otros países como, por ejemplo, en la producción de cobalto en Congo".

En el nuevo escenario bélico y la necesidad de Occidente de disminuir su dependencia energética, hay países que pueden suministrar suplir parte de la demanda que se necesita para acelerar la transición.

Kwasi Ampofo, jefe de Metales y Minería en el centro de investigación BloombergNEF, sostiene que China está en una muy buena posición para beneficiarse del cambio.

"China podría ser el mayor ganador si decide encaminar la producción de metales de Rusia a través de sus refinerías y luego venderla a otros países", le dice a BBC Mundo.

Otros países han estado moviendo las piezas del tablero. En el caso del níquel, Indonesia ha estado ampliando su capacidad de producción en los últimos dos años, agrega, y puede seguir aumentándola para cubrir el déficit de Rusia.

De hecho, el níquel es el metal más expuesto a cualquier suspensión del suministro en Rusia, país que genera alrededor del 9% de la producción global.

"Cualquier interrupción a través de sanciones o reducción de la producción tendrá un impacto significativo en el precio", argumenta Ampofo, especialmente porque la demanda de níquel para baterías eléctricas aumentará significativamente este año.

Por otro lado, si se producen interrupciones en la producción de los metales del grupo del Platino (PGM, por sus siglas en inglés), los productores de Sudáfrica pueden llenar el vacío con suministro adicional, apunta.

En la batalla por controlar la producción de los metales del futuro hay espacios donde China ha puesto el acelerador: aunque más de dos tercios de toda la producción mundial está en Congo, las empresas chinas poseen o financian la mayoría de las minas más grandes del país.

Es este escenario, si Occidente no avanza más rápido, se expone a perder la carrera.

BBC

https://www.bbc.com/mundo/noticias-61144362

James Galbraith: "La economía de Estados Unidos era un castillo de naipes que se derrumbó con la pandemia"

Cecilia Barría

Con más de 130.000 víctimas fatales y 3 millones contagiados por covid-19, Estados Unidos sigue siendo uno de los epicentros de la pandemia a nivel mundial.

Y aunque la actividad económica está intentando acelerar el motor lentamente, el aumento de casos en estados como Florida, Texas, Arizona y California, impone nuevos desafíos.

Varios pronósticos apuntan a que la recuperación económica comenzaría en el tercer trimestre de este año, aunque todo depende de cómo evolucione la situación de salud y las medidas de control que adopten las autoridades,

¿Pero de qué recuperación estamos hablando?, se pregunta James Galbraith, profesor de la Escuela de Asuntos Públicos Lyndon B. Johnson de la Universidad de Texas, Austin, en diálogo con BBC Mundo.

Es posible que los indicadores mejoren en el corto plazo, explica, pero como el país ha enfrentado profundas transformaciones en el último medio siglo, un regreso a la "normalidad" previa a la pandemia tomará mucho tiempo.

"La economía de EE.UU. es un castillo de naipes que se derrumbó con la pandemia", dice el académico.

"No veremos una recuperación económica rápida porque los problemas de la economía estadounidense son estructurales", argumenta Galbraith, autor de libros como "Desigualdad, lo que todos necesitan saber" y "Bienvenidos al cáliz envenenado: la destrucción de Grecia y el futuro de Europa".

Estos son los 3 cambios profundos en la economía estadounidense en el último medio siglo que hacen más difícil la recuperación económica, según el investigador estadounidense.

1. Cambio en la producción y demanda global de productos

En la década de los 60 la economía estadounidense producía bienes con distintos niveles de desarrollo tecnológico y estaba más orientada al consumo interno.

Más de medio siglo después el panorama es completamente distinto, dice el investigador.

Hoy Estados Unidos produce bienes y servicios de tecnología avanzada en sectores como la industria aeroespacial, tecnologías de información, armamento, servicios petroleros o finanzas, para abastecer una demanda global.

"El problema es que no van a crecer las compras de aviones si la gente en el futuro va a viajar menos", apunta.

Algo parecido ocurrirá con el sector petrolero, los proyectos inmobiliarios o la compra de autos, por ejemplo, debido a un cambio en la mentalidad y la conducta de los consumidores que -frente a las nuevas circunstancias- gastarán menos dinero.

"Ese no es un problema que se pueda resolver con medidas de estímulo fiscal", dice Galbraith.

2. Menos puestos de trabajo

Hace medio siglo, los estadounidenses gastaban su dinero en comprar autos, televisores y electrodomésticos, mientras que en los últimos años una gran parte del consumo se ha destinado a restaurantes, hoteles y gimnasios.

El problema es que decenas de millones de estadounidenses trabajan en ese tipo de servicios.

"Los consumidores pueden vivir sin ellos", dice Galbraith. "La incertidumbre sobre el futuro de los empleos provocará que la gente ahorre enormemente. No van a ir a conciertos, eventos deportivos, a cenar fuera de casa o viajar", agrega.

3. Endeudamiento

El gasto de las familias en los 60 estaba impulsado por un alza en los salarios y en el valor de la vivienda. Sin embargo ahora, argumenta Galbraith, los sueldos no crecen a esa velocidad y el aumento del gasto en la última década está muy relacionado con un aumento en las deudas personales y corporativas.

A futuro, "las deudas personales como la hipoteca, la renta, los servicios básicos o la educación, seguirán escalando", dice el académico.

En ese contexto el escenario que presenta esta crisis es mucho más desafiante que otras crisis anteriores, como la de 2008.

"La gente dice que si nos recuperamos de esa crisis, nos recuperaremos de esta. Pero eso es engañoso porque las circunstancias son muy distintas", asegura Galbraith.

"Esto no es un shock económico como un terremoto", donde al cabo de un tiempo los esfuerzos de reconstrucción permiten volver a los niveles normales de crecimiento.

Un terremoto, explica, es un riesgo conocido que ocurre cada cierto tiempo.

"La gente sabe que vendrá la reconstrucción y la vida seguirá. Ahora no sabes qué pasará el próximo año o los que vienen", dice, agregando que la incertidumbre es el factor clave que marca la diferencia respecto a otro tipo de crisis.

Por eso la inyección de estímulos económicos no sería suficiente para que las personas recuperen la confianza y vuelvan a consumir y las empresas vuelvan a invertir.

Uno de los grandes desafíos es crear puestos de trabajo. Por eso, dice Galbraith, "el modelo económico que generaba empleo en base a los servicios tiene que ser reestructurado".

"Hay mucha gente luchando por sobrevivir y cuando se acaben las medidas de estímulo, vendrá el descontento social, la rabia".

9 de julio 2020

BBC News Mundo

https://www.bbc.com/mundo/noticias-53339559