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Gustavo Ocando Alex

La “compleja” misión de inscribir a millones de electores en solo 24 oficinas del CNE en Venezuela

Gustavo Ocando Alex

Los partidos opositores y organizaciones civiles que alientan la participación electoral estiman que existen 3,5 millones de nuevos votantes no inscritos en Venezuela. Sin embargo, están solo disponibles una oficina del Consejo Nacional Electoral por estado y en la capital del país lo que “evidentemente dificulta” la inscripción masiva de votantes.

Hay varios millones de jóvenes sin inscribirse en el listado de votantes de Venezuela, apenas unas pocas oficinas para esos registros y mucho temor entre los promotores de derechos políticos de que no dé tiempo de sumarlos a todos como electores antes de las presidenciales de 2024. El Consejo Nacional Electoral (CNE) comunicó el lunes 5 de junio un nuevo corte del registro de votantes, ocho meses después de su última publicación. Están inscritos 21,01 millones de personas: 20,7 millones venezolanos y 227.200 extranjeros.

Esas cifras inquietan a los críticos del chavismo y los defensores de los derechos electorales. La asociación civil Súmate destacó que la cantidad total de votantes ha disminuido por 7 cortes consecutivos, desde 2021, en vez de haber aumentado. La organización se preguntó por qué hubo más exclusiones de fallecidos (89.014) que inscripción de nuevos integrantes del padrón (9.333) desde el último registro.

“El CNE debe cumplir su palabra dada en 2021 y ‘municipalizar’ el registro de votantes; es decir, instalar un punto de inscripción y actualización de datos en los 335 municipios de Venezuela”. Jesús Castellanos, politólogo

Los partidos opositores y organizaciones civiles que alientan la participación en las votaciones estiman que existen 3,5 millones de nuevos votantes no inscritos.

El cálculo era de solo 1,5 millones potenciales nuevos electores hace 3 años, precisa a la Voz de América Wanda Cedeño, coordinadora de la asociación civil Voto Joven. “Esta cifra aumenta por 500.000 personas cada año”, advierte. Actualmente, un potencial votante solo puede registrarse en las oficinas del CNE ubicadas en las capitales de las 23 regiones de Venezuela y el Distrito Capital.

Esa misión, dice Cedeño, es “compleja” en un país colmado de deficiencias en los servicios públicos y crisis económica, y se hace particularmente difícil en los otros 300 municipios donde no está activo ni un solo punto de inscripción de votantes.

Una sola oficina para muchos

Los trámites para actualizar datos o inscribirse como elector no parecían penosos ni rezagados esta semana en la oficina del CNE en Maracaibo, capital del estado Zulia y una de las ciudades con más electores de Venezuela. Un solo técnico opera una computadora portátil, una máquina captahuellas y una pequeña impresora para atender las solicitudes e imprimir los comprobantes respectivos en esa sede, inaugurada tras el incendio de la antigua oficina por presuntos manifestantes en 2014. Apenas 5 personas esperaban por su turno, sentadas entre 12 sillas acolchadas color negro. El operador atendía peticiones “de todo” tipo de gestiones civiles, como registros sobre la residencia, nacimientos, separación de cuerpos, adopciones y defunciones.

El proceso de actualizar datos o registrarse como votante no toma muchos minutos, pero la principal inquietud de organizaciones como Voto Joven es que esa oficina, por ejemplo, es el único punto de atención a los electores en una región de 3 millones de habitantes.

Movilizarse a Maracaibo desde los otros 20 municipios del Zulia para gestiones del padrón electoral significa invertir horas, pedir permisos en el trabajo o la universidad y “hacer frente a los retos del transporte público”, generalmente escaso y costoso en los poblados, subrayó Cedeño.

Voto Joven ha recibido reportes de ciudadanos en cuanto a que las computadoras se recalientan y su rendimiento se aletarga. La organización calcula que solo pueden inscribirse un promedio máximo de 40 votantes al día en cada oficina del CNE, de acuerdo con el tiempo de atención y las dificultades técnicas.

Fuentes del CNE consultadas por la VOA, que declararon bajo condición de anonimato por no estar autorizadas para declarar, indican que esos equipos están “obsoletos”, si bien se prevé “introducir pronto cambios” en la plataforma.

Proceso difícil

Las sedes del CNE en toda Venezuela están técnicamente abiertas y es “permanente” por ley la posibilidad de modificar en ellas los datos de electores, confirmó a VOARafael Simón Jiménez, quien ejerció como vicepresidente del organismo electoral en 2020. Ratificó, sin embargo, que la existencia de solo una oficina del CNE por estado y en la capital del país “evidentemente dificulta” la inscripción masiva de votantes.

“Es evidente que el gobierno de Nicolás Maduro no tiene el menor interés en una inscripción masiva de nuevos electores”. Rafael Simón Jiménez, político y exvicepresidente del CNE

Jiménez, un antiguo simpatizante del chavismo que ahora critica las políticas del gobierno de Nicolás Maduro, advierte que el poder electoral puede mostrar “desinterés y desatención” del registro de votantes porque no está prevista votación alguna este año. El órgano comicial informó en un comunicado en abril que planifica un “proceso integral de catastro de centros de votación y jornada de Registro Electoral para cubrir las demandas de todos los venezolanos” y de los partidos políticos con respecto a ese padrón. El directorio del Consejo Nacional Electoral lo integran desde hace un par de años tres rectores con trayectoria política en el chavismo y dos cercanos a la oposición.

Un problema estructural

Hasta la primera década del siglo XXI, era común ver puntos de inscripción del registro electoral en estaciones del Metro, universidades o centros comerciales. La actualización del registro electoral en Venezuela es “un problema estructural y de vieja data”, tanto dentro del país como en el extranjero, expresó a VOA el politólogo especialista en material comicial Jesús Castellanos.

Según Castellanos, la inscripción de nuevos votantes se desaceleró hace una década. Subrayó que 2023 es un año “no electoral”, sin votaciones previstas, más allá de la “asistencia técnica” del CNE que se prevé para las primarias opositoras de octubre. “La inscripción en un momento no electoral ha sido exigua”, concluye, citando un informe del Observatorio Global de Comunicación y Democracia.

El registro electoral supone una tarea más “compleja” que actualizar datos o inscribir a nuevos votantes, advierte el profesor e investigador Gustavo Soto. Se debe depurar el padrón de electores fallecidos y fomentar la habilitación de votantes en el exterior en un contexto de cierres de embajadas y consulados en el extranjero por razones políticas, migratorias e incluso por la pandemia, explicó.

Soto, profesor de la cátedra de comportamiento político y electoral de la Universidad del Zulia (LUZ), cree que el registro de votantes debe ser parte de una “agenda” acordada entre los actores políticos y sociales y que, además, tiene que adaptarse a una Venezuela de la que han emigrado 7,2 millones de ciudadanos.

El escenario ideal

Soto también recuerda que Venezuela no vive un año electoral, a pesar de estar en las vísperas de una elección presidencial dentro de aproximadamente 18 meses. Es una votación que hasta la comunidad internacional ha revestido como una potencial solución a una prolongada crisis política y de gobernabilidad. “El escenario ideal es colocar puntos donde existan grandes concentraciones de jóvenes, como universidades, centros comerciales, comunidades, plazas públicas”, dijo a VOA el coordinador del programa de Doctorado en Ciencia Política de LUZ.

Gustavo Soto considera que la inscripción de los venezolanos en el padrón electoral automáticamente cuando cumplan 18 años puede ser una solución viable. Su idea sería posible con una reforma de la Ley de Procesos Electorales en Venezuela, una tarea legislativa que estaría en manos del chavismo, un movimiento político con amplia mayoría en el Parlamento hasta 2025. “Los jóvenes solo tendrían que hacer una actualización de domicilio (luego de su inscripción). Es una reforma más económica” para el Estado, argumentó.

Presionar y promover

Castellanos, por su lado, opina que el CNE debe cumplir su palabra dada en 2021 y “municipalizar” el registro de votantes; es decir, instalar un punto de inscripción y actualización de datos en los 335 municipios de Venezuela.

La Plataforma Unitaria de la oposición aspira a pactar reglas como esa con el chavismo en las negociaciones facilitadas por Noruega en México. Ese proceso cumple en agosto dos años sin avances en la materia político electoral. Tampoco ha tenido nuevas reuniones formales desde noviembre del año pasado.

9 de junio 2023

La publicación original en VOA/Venezuela.

La Gran Aldea

https://lagranaldea.com/2023/06/09/la-compleja-mision-de-inscribir-a-mil...

Hay una “súper red” de corrupción en Venezuela con al menos 9.000 actores

Gustavo Ocando Alex

La magnitud de la corrupción en el país suramericano no tiene precedentes, según el filósofo y politólogo colombiano Eduardo Salcedo-Albarán. Advierte que el sistema corrupto de Venezuela es “antifrágil” y se alimenta del “caos”. Una “súper red” de corrupción con el concurso de al menos 9.000 personas o empresas opera desde hace años en Venezuela, de acuerdo con una investigación actualizada de la fundación especialista en crimen organizado Vortex en conjunto con Transparencia Venezuela.

Eduardo Salcedo-Albarán, filósofo y politólogo colombiano que dirige la Fundación Vortex y el Observatorio Global de Redes Criminales Trasnacionales, encabeza esta indagación sobre las operaciones corruptas derivadas en Venezuela y aseguró que la escala de las mismas no tienen precedentes.

En un simposio donde participó la Voz de América, explicó que la magnitud de la corrupción originada en Venezuela ha dejado como “un juego de niños” al que era considerado como el mayor caso de prácticas financieras ilegales del mundo, el de “Lava Jato”, en Brasil. En esas operaciones, estuvieron involucradas decenas de políticos, empresarios y compañías, hasta 2014.

Salcedo-Albarán precisa que aquel caso supuso la interacción de 1.399 personas y compañías, o “nodos”, como les llaman en Vortex. En Venezuela, las primeras indagaciones de septiembre de 2020 permitieron detectar la actuación corrupta de 5.500 “nodos”, es decir, de individuos y empresas.

En enero de 2021, ese número había crecido hasta 6.273 y luego, ya en la actualidad, escaló a “más de 9.000 nodos y 23.000 interacciones”, es decir, el envío o recepción de recursos, sean información, dinero o favorecimientos.

El principal vocero de Vortex subrayó que el caso ‘Lava Jato’ “no alcanzó los mil millones de dólares” en su totalidad, según las conclusiones tras concretar “60 etapas de investigación” de esas operaciones dentro y fuera de Brasil.

En Venezuela, solo uno de los 121 casos procesados judicialmente ya supera los 1,2 mil millones de dólares, apuntó. Fuentes de medios de comunicaciones y reportes judiciales y gubernamentales sustentan los cálculos e investigaciones de Vortex en sociedad con Transparencia Venezuela, indicó.

“Estos números no paran de crecer. Cada día, se adelantan nuevas y más investigaciones contra funcionarios públicos y empresas venezolanos alrededor del mundo por delitos de corrupción y lavado de dinero a escalas que no tienen precedente alguno en la historia”, comentó Salcedo-Albarán.

Los investigadores de Vortex bautizaron lo ocurrido en Venezuela como una “súper red” debido a que supera ampliamente las definiciones numéricas que suponen los otros conceptos. “Red”, por ejemplo, involucra 150 actores, y una “macro red” la duplica. El caso de Venezuela supone la acción de miles.

Salcedo-Albarán explicó en una entrevista posterior con la VOA que la “súper red” de corrupción en Venezuela tuvo su inicio gracias a los masivos ingresos petroleros del Estado durante la administración del expresidente Hugo Chávez Frías, pero acotó que observa su evolución “dramática” en la gestión madurista.

“Nicolás Maduro tuvo que enfrentarse a una situación en la que carecía de los mismos recursos de Chávez. Ha tenido que recurrir a un mayor uso de violencia, coerción por vía de la fuerza, nepotismo, para garantizar la continuidad de este régimen y de esta ‘súper red’”, indicó, preocupado por esa observación.

Vortex ha podido detectar en la aparición en los últimos cinco años de una variación en las actividades ilegítimas, ilegales y criminales del gobierno y sus actores, entre las que Salcedo-Albarán mencionó la explotación minera.

Consultado sobre la participación de figuras opositoras en actos corruptos en Venezuela, el especialista indicó que sí hay casos investigados, aunque remarcó que no se comparan ni en montos ni en frecuencia con los del chavismo.

“Los montos extraídos durante los gobiernos de Maduro y de Hugo Chávez son totalmente absurdos. Son casos escandalosos en todos los sectores”, más del meramente petrolero, sino además en alimentación e infraestructura, detalló.

La consecución a tiempo de procesos judiciales contra los actores de esta “súper red” en diferentes partes del mundo es clave para detenerla, apuntó. Da por sentado que sus actores tendrán que responder ante la justicia tanto por sus prácticas corruptas como por su responsabilidad en la crisis multifactorial que ha provocado hambre, represión y desplazamiento forzado en Venezuela, opinó.

Un sistema “antifrágil”

La corrupción “tiene efectos perversos sobre la sociedad” y puede causar, incluso, la pérdida de vidas por sus consecuencias en servicios básicos, los derechos fundamentales y la calidad de vida de los ciudadanos, remarcó el responsable de Transparencia Venezuela en la región de Zulia, Jesús Urbina.

Detalló que existen 121 procedimientos judiciales dentro de Venezuela y en el extranjero por diversas modalidades de corrupción. De ellos, 74 están siendo investigados en el mismo país suramericano; 51, en Estados Unidos; 15, en Argentina; 8, en España; 5, tanto en Ecuador como en México; y 4, en Brasil.

Solo esos casos involucran 67.883 millones de dólares y el protagonismo en esa “súper red” de 362 personas y 212 empresas, de las cuales 142 ya han sido sancionadas en diversos países, como Estados Unidos y España, recalcó.

“Esto es una ‘mordida’ nada más. Esto es inmensamente mayor y esa cantidad es superior a cualquier hecho de corrupción que haya sido ‘pescado’ y procesado en cualquier parte del mundo”, manifestó el docente e investigador venezolano.

Salcedo-Albarán, por su parte, comentó que la corrupción en Venezuela tiene causas “opacas” y advirtió que sus cambios y efectos son “exponenciales”.

“Es un sistema que se fortalece con el caos y las perturbaciones, no desaparece ni se desarticula completamente, es un sistema ‘antifrágil’”, que supone la reacción “sin precedentes” de las instituciones y la sociedad civil global, dijo.

Venezuela es considerado como el país más corrupto de toda América y en el mundo solo le superan Somalia, Siria y Sudán, según el Índice de Percepción de la Corrupción, divulgado en enero por Transparencia Internacional.

Maduro asegura que ha combatido la corrupción, sus opositores lo niegan

En diciembre de 2021, el presidente Nicolás Maduro admitió que la corrupción era uno de los principales problemas que encaraba su gobierno y lo vinculó con algunas fallas de efectividad de la gestión de funcionarios chavistas, inclusola valoró como una situación peor que lo que califica como “bloqueo gringo”.

“La indolencia, la incapacidad, la corrupción, la ineficiencia es peor que el bloqueo gringo así lo digo”, manifestó en un acto de juramentación de la gobernadora oficialista del estado Aragua, Karina Carpio.

El jefe de Estado, sin embargo, suele repudiar los índices e informes de organizaciones civiles nacionales o extranjeras que critican la labor de su administración. Ha dicho incluso que ningún otro gobierno ha combatido tanto la corrupción en la historia de Venezuela y desestima la veracidad de ese informe.

Sus opositores, sin embargo, calculan que el daño patrimonial del gobierno chavista por prácticas corruptas asciende a 450.000 millones, según informes de la comisión de contraloría del Parlamento electo en 2015.

El mes pasado, España extraditó a Estados Unidos a la enfermera de Hugo Chávez y extesorera nacional de Venezuela, Claudia Díaz Guillén. El Departamento de Justicia de Estados Unidos la acusa de participar junto a su esposo y exjefe de seguridad de Chávez, Adrián Velázquez, en un esquema de lavado de capitales y sobornos internacionales por al menos 1.000 millones de dólares.

junio 14, 2022

La Voz de América

https://www.vozdeamerica.com/a/hay-una-super-red-corrupcion-con-al-menos...

Venezuela: por qué está a punto de desaparecer Congo Mirador, el pueblo al que acudían miles de turistas a ver los espectaculares relámpagos del Catatumbo

Gustavo Ocando Alex

"¡Jesucristo! ¡Guao!".

El grito de un turista venezolano rompe el silencio en la bahía de Ologá, pueblo de pescadores y palafitos en el Lago de Maracaibo, Venezuela. Se asombra con el rayo monstruoso que acaba de encender el cielo, dividiéndose en una docena de culebrillas luminosas que desaparecen en apenas dos segundos.

Son las 2:15 de la madrugada. Hasta 150 relámpagos por minuto se visualizan en las tres tormentas eléctricas que convergen en el norte, este y oeste, calcula Alan Highton, excursionista oriundo de Barbados que organiza expediciones al lugar desde hace 30 años.

Hay rayos y centellas por doquier en pleno chubasco. El espectáculo dura 39 minutos.

"¡Lo agarré!", dice, emocionado, uno de los viajeros, tras revisar las ráfagas de imágenes que tomó con su teléfono móvil de última generación. La noche siguiente, bajo la luna llena, el show se repite durante seis horas.

Cazar relámpagos en esta zona del lago de Maracaibo no es difícil: es la región con mayor ocurrencia de relámpagos del mundo.

Un centenar de personas habita hoy el Congo Mirador, cuando hace décadas llegó a superar los 1.000 habitantes.

Esto fue oficializado en 2015 por el libro de los Récords Guinness. En el Lago de Maracaibo -el segundo más grande de América-, las descargas eléctricas ocurren 297 días del año con un promedio de 250 relámpagos por kilómetro cuadrado.

Esto se debe a la topografía de la región de Catatumbo: la cordillera de Los Andes y la Sierra de Perijá encierran al Lago de Maracaibo en una especie de herradura, donde los vientos cálidos del mar chocan de noche con las brisas frías hasta crear condiciones óptimas para la aparición continua de relámpagos.

Por eso, la región es un imán para turistas. Pero paradójicamente, Congo Mirador, la pequeña población lacustre que vivía del turismo de cazadores de relámpagos enfrenta una de las peores crisis económicas de su historia y está a punto de desaparecer.

Pueblo de palafitos

Cinco niños juegan en una piscina de mugre en el Congo Mirador -un pueblo de 140 palafitos - a las 5:36 de la tarde. Otros dos flotan en pimpinas de gasolina que han recortado para convertirlas en microlanchas. Sus torsos, sin franela, lucen delgadísimos.

El agua está estancada, tintada de beige. No supera los 40 centímetros de profundidad.

Antes conocido como un pueblo de agua, el Congo Mirador se sedimentó casi en su totalidad, hasta el punto de que solo tres de sus canales tienen niveles mínimos de agua para el paso de lanchas y botes conocidos como peñeros.

El lugar conoció tiempos mejores. Antes la economía fluía gracias al turismo: vendían gaseosas, comida, cigarros, víveres varios. Había rumba, licor, bullaranga (ruido).

Qué se puede comprar con el nuevo salario mínimo en Venezuela (y cómo se compara con otros países de América Latina)

En ese entonces, el Congo Mirador y el llamado Relámpago del Catatumbo eran uno, ambos resplandecientes y en crecimiento. La pesca y las visitas de viajeros eran sus fortalezas.

Se hacía 'billete'. Ahora, lo que hay es martirio"

Andrés Navarro Villasmil

El pueblo tuvo 930 habitantes a finales de los años 70, de acuerdo con el libro "Congo Mirador, pueblo palafítico del Lago de Maracaibo", del médico y escritor Darío Novoa Montero. Su población superó el millar a principios de este siglo.

Ahora, el 90% de su gente se ha marchado a tierra firme por la crisis económica y la sedimentación, calculan quienes todavía permanecen en el pueblo.

Alguien que está pensando irse es Iván Gotera, un pescador de 76 años cuyo labio inferior está desfigurado por un absceso no tratado.

Su ranchito de latas de zinc es uno de los pocos con acceso a través del agua baja. "No me quiero ir, pero, ¿quién aguanta esto así?", se lamenta. Sus hijas, Ingrid e Indira, viven con sus familias al lado de su palafito.

"Estamos abandonados. Estamos a la buena de Dios", dice, acongojado.

La zanja de Josué

Andrés Navarro Villasmil, pescador veinteañero de hombros y brazos tatuados, ahora solo visita el pueblo por temporadas. El Congo Mirador, para él, era "una mina de oro".

"Se hacía 'billete'. Ahora, lo que hay es martirio", cuenta, mirando de reojo lo que en su infancia fue un canal de agua de tres metros de profundidad. Hoy, allí hay una trilla de barro y follaje por donde los residentes hasta pueden caminar.

No me quiero ir, pero, ¿quién aguanta esto así?"

Iván Gotera

Los congueros culpan de la sequía a un ganadero local, ya fallecido, conocido como Josué, quien empleó en 1991 maquinaria pesada para abrir un caño de tres kilómetros desde el río Bravo para facilitar el paso de embarcaciones repletas de carne, queso y plátanos.

La maniobra favoreció el desplome y avance de escombros y arena hacia el Congo Mirador. La abertura fue bautizada como "Paso o Caño J" en honor a su autor y sigue activa

Miro Navarro, de 63 años, cree que en el Congo Mirador "se acabó todo". "No queda ni una sola bodega. No tengo dónde comprar la comida, sino en los puertos, ¡lejos!, y no tenemos gasolina".

Antes de la reciente reconversión monetaria que suprimió cinco ceros, comerciantes de las regiones de Mérida y Zulia les pagaban únicamente 100 mil bolívares en efectivo (US$ 0,02 dólares) por kilo de mercancía para luego revenderlo en precios 9.000 veces superiores.

La cangreja de tenaza azul se la compran a 1,4 millones de bolívares por kilo (US$ 0,3). Sus ganancias son mínimas.

Abandono

Ahora, la mayoría de sus palafitos están abandonados. Se estropeó el piso y desapareció el pedestal de su plaza central, donde reposaba el busto de Simón Bolívar. La estatua del prócer está recostada contra una pared, al lado de la entrada de la iglesia.

El camino hacia el templo testimonia la sedimentación. Cuatro tablones de madera forman una planchada de 15 metros entre uno de los ranchos y el oratorio. Hay pasto y lodo donde hasta el año pasado hubo agua.

Salud y educación son derechos insatisfechos en Congo Mirador. No hay doctores, ni profesores. La escuela del pueblo colapsó. "Se cayó", cuentan los pobladores.

Yaneli Villasmil, abuela en sus 50 años, repasa las miserias del pueblo mientras retira hábilmente pedazos de pollo de anzuelos de sus familiares pescadores.

Le ha tocado preparar remedios caseros con menta, albahaca o toronjil para atender las diarreas, infecciones oculares, dificultades respiratorias y fiebre elevada de hijos, nietos y vecinos pequeños.

"Se olvidaron del Congo", reclama, seria, sin detener el oficio ni compartir la mirada.

"Solo estábamos 13 personas aquí en enero", dice Alirio Camarillo, pescador de 64 años, sentado en un banco de plástico en el porche de su palafito.

"Hoy somos como 100. Esos no vuelven así como está esto", opina.

Ologá, alternativa en decadencia

Ologá, ubicado a 10 minutos por lancha, se ha convertido en refugio tras el colapso del Congo Mirador.

Para los congueros es la posibilidad más cercana de seguir viviendo de la pesca, en condiciones similares a su pueblo originario. Para los turistas, es la única locación con dos campamentos aptos para contemplar los relámpagos del Catatumbo.

Está radicado en una laguna homónima. Sus partes más hondas tienen, como en los mejores tiempos del Congo, hasta tres metros de profundidad. Sesenta familias de múltiples hijos habitan, hacinadas, sus 46 palafitos a la orilla de la bahía.

Es una parada alejada de la inseguridad que azota al Lago de Maracaibo en las costas norte y occidental. Los relámpagos del récord pueden verse con facilidad desde sus cuatro costados.

El hambre y la necesidad, sin embargo, han tocado sus puertas de latas de zinc. La única bodega del poblado cerró el año pasado por fallas de presupuesto, cuenta su antiguo dueño, Leonel Gotera, tendido sobre una hamaca en su palafito.

Ahora, los lugareños deben viajar hasta tres horas en bote para comprar comida. Miembros del consejo comunal, organización vecinal auspiciada por el chavismo, confiesan su insatisfacción.

"Hace falta de todo un poquito. Todo el tiempo hemos votado por la revolución (oficialista), pero ni así se acuerdan de nosotros", reprocha Francisco Romero, dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), mientras arroja una veintena de kilos de pescado desde su peñero al palafito de su hermano, Rolando.

Las dos plantas eléctricas donadas por gobiernos anteriores están dañadas. Su escuela no ha abierto este año, pues sus únicas dos profesoras se mudaron.

El plantel es casa de arañas, no de letras.

"Nos dejaron solos", apunta, triste, Alenni Bracho, una adolescente de 13 años que apodan "La Catira", apasionada de la champeta y capaz de interpretar canciones urbanas como Happy, de Nacho, o Scooby Doo Pa Pa, de DJ Kass.

Uno de los dos campamentos de turistas es el palafito Puerto Rico. Nerio Ángel Romero, apodado "Tani", es su dueño. Pescador de 56 años y oriundo del Congo, prefirió mudar su rancho a Ologá el año pasado.

"El Congo se me perdió", cuenta, con sonrisa cordial.

"Tani" desea vivir siempre a los pies de la tormenta eterna del Catatumbo.

"Aquí me voy a quedar hasta que muera".

Especial para BBC Mundo

31 agosto 2018

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45129956