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Pedro Vicente Castro Guillen

Nicolás devaluado

Pedro Vicente Castro Guillen

Pocas cosas se devalúan más rápido que el bolívar, pero no cabe duda de que una que tienen una curva mayor de desprestigio es Nicolás Maduro. Pocas veces hemos estado en presencia de un gobernante cuya palabra valga menos, genere tan poca credibilidad. A pesar, de que está presente en la televisión con mucha frecuencia perorando sobre sus ficciones programáticas, la población siente cada vez hacia su persona y su gobierno un mayor rechazo.

Nicolás se empeña en imponerle a los venezolanos su presencia en imitación a Chávez, en convencernos de que él es un trabajador incansable por el bienestar del país y de los venezolanos, pero no lo logra, siempre su discurso esta nimbado por la impostura, siempre hay mucho de ridículo en lo que dice, en lo que gesticula.

Y se debe, a que la palabrería de Nicolás, es siempre oportunista en el peor sentido del término, cuando un problema aparece para él como relevante es porque alguien le soplo que es un problema que le hace daño tanto a nivel nacional como internacional. Por eso vemos, como ahora aparece como sobredimensionado en sus peroratas el problema de la inmigración, una cuestión que tiene al menos de grave desde antes de que desapareciera el zurdo de la escena. Y que casualidad el problema siempre aparece en el formato de siempre, como una conspiración de la derecha apátrida, del imperialismo maluco. No es que la gente se va del país despavorida huyéndole al hambre, a la falta de sistema de salud, a la crisis social y cultural en que se encuentra hundido el país, sino que es una maquinación de alguien para perjudicar su “inmejorable gestión del socialismo castro-comunista”.

Esto es uno de los factores más enervantes de Nicolás, para él siempre hay alguien que logro convencer a todo el país de que no hay comida ni medicinas, ni transporte y se largaron del país de acuerdo a una maniobra urdida por la derecha conspirativa. Ahora bien, cómo es posible que él o cualquiera de los turiferarios que lo acompañan no le llame la atención sobre el hecho de que tienes que ser muy incompetente para que alguien logre convencer a todo un país de una realidad tal como la que denuncia la oposición desde hace más de un lustro, sino es la verdad. Como puede admitir toda la banda que nos desgobierna su inmensa incapacidad para gobernar si cualquier grupo político, que no posee casi ningún acceso a los medios de comunicación, que a punta de twitter y WhatsApp pueden convencer a un país de que las maravillas que describe todo el Sistema Nacional de Medios Públicos no existe.

Nicolás posee tan poca relación con la realidad que no se percata de que él es el mayor propagador de su medianía y de su falta de habilidad política para manejar el país. Cada vez que sale por TV es el peor de sus propagandistas, porque siempre admite su imposibilidad para vender sus fantasías castro-chavistas. Para su desgracia tiene que hacer el papelón porque sabe que la crisis humanitaria que vive el país no la puede ocultar, que la tragedia de la emigración presiona a los países latinoamericanos a acordar una solución a una situación que le crea graves problemas a la región.

Estamos en una encrucijada interesante que nos obliga a todos los venezolanos a activarnos en buscar una estrategia para salir de este régimen y recuperar la senda republicana y democrática.

@pedrovcastrog

Maduro en un punctum dolens

Pedro Vicente Castro Guillen

Maduro ha llegado a un punto muy peligroso de su mandato tiránico porque su mal llamado “programa para estabilizar la economía” lo desdibuja totalmente en su discurso, ya no es posible que hable en nombre de Chávez, o en contra del neoliberalismo, aunque, tanto él como sus turiferarios siguen hablando de la “guerra económica”. El problema es que su discurso ideológico castro-comunista se evaporó. Ya reconoce que hay un déficit fiscal brutal, que no hay producción, que hay hiperinflación, que hay trabas que burocráticas que le hacen un inmenso daño a la economía, que hay que aumentar el precio de la gasolina, cosas que Nicolás las empaqueto como guerra económica. Ahora, resulta que el régimen se hace la guerra económica.

Ahora bien, Ustedes bien podrían decirme, que no importa que Maduro se desmienta, porque es bueno que reconozca hoy lo que ayer no reconocía y, de esta manera tome medidas para resolver la inmensa crisis que azota al país. El problema es que como estamos viendo, Nicolás no puede, está incapacitado para conectar dos ideas medianamente coherentes. Por ejemplo, existe un problema hay que buscar una solución. ¡Cómo! En la misma maniobra en que reconoce que hay problemas de hiperinflación, oferta, déficit fiscal, lo niega como resultado de vuelta de lo que es producto de la “guerra económica”, el “imperialismo”, “la derecha apátrida”. Todo menos reconocer que es la política del socialismo en el siglo xxi la responsable del desastre. Y es esto lo que le lleva a producir un esperpéntico programa armado como bricolaje de ideas económicas y fantasías ideológicas. Entre estas últimas el petro, los lingoticos de oro, etc. Y entre las primeras, que se puede lograr el déficit fiscal cero o el anclaje cambiario sin Reservas Internacionales y sin poder ir al mercado financiero internacional.

Pero el aspecto más alucinante de la dimorfía ideológica es querer ir a un igualitarismo castro-comunista con el tipo de medidas que estas asumiendo para pretender resolver el descalabro que logro el castro-chavismo en 20 años. Es decir, pretender igualar a toda la sociedad con un solo ingreso, que todo el mundo gane lo mismo. Acabar con las diferencias naturales y artificiales que generan disposiciones, aptitudes y actitudes distintas en cuanto al trabajo, al emprendimiento, a la capacidad para asumir roles diversos, etc., etc. Creo que el propio Nicolás se ha metido en un cul-de-sac.

Nicolás pretende acabar con la contratación colectiva, con los acuerdos laborales que se venían produciendo y acordando tanto en el sector público como en el sector privado. Con la pretensión de dar un salto de legua sobre aumentado el ingreso mínimo, reventó todos los convenimientos que formal e informalmente venían regulando las relaciones de trabajo. Con la clara determinación de igualar a todo el mundo por el mismo rasero, es decir, su versión igualitarista del comunismo cubano.

Ahora, Nicolás se equivocó –cosa nada rara, es lo que lo caracteriza-, espero el peor momento para hacer algo, lo hizo muy mal y además calculo peor el clima social del país. El país está harto del gobierno a ritmo de bongó autoritario y caprichoso. No es posible que en medio del huracán hiperinflacionario que se acaba de revitalizar con un paquete de medidas que nadie cree en sus resultados porque no genera ninguna confianza, pueda encajar sin chistar el igualitarismo salarial, que en pocos días no alcanzará ni para comprar los 25 productos regulados. Ni soportará la renovada escasez de productos que el bojote madurista acaba de elevar a la estratosfera.

Por lo que no hay que ser Casandra para esperar que el clima de agitación y protesta social se recrudecerá frente a la posibilidad de que el hambre sea la característica ambiental en los hogares de los venezolanos. Ahora bien, esto hay que convertirlo en un frente social y político para salir del régimen y volver a la República y a las Instituciones democráticas.

@pedrovcastrog

Del capitalismo salvaje de Deng al salvaje capitalismo de Nicolás

Pedro Vicente Castro Guillen

Hablar de capitalismo salvaje de Deng alude sin lugar a dudas al esfuerzo de China de superar las taras genocidas de Mao Tse Tung, que dejo decenas de millones muertos por hambrunas en su empeño de construcción del comunismo. Deng Xiaoping lideró el esfuerzo por construir el capitalismo bajo las reglas de la economía liberal pura y dura; ustedes podrían convenir conmigo; que, si bien el capitalismo salvaje de Deng no sirve para alcanzar la felicidad total a la que Marx, Lenin y Mao aspiraban, sirve para construir una sociedad desarrollada que saco ciento de millones de seres humanos de la pobreza. Es decir, por ironía de la historia sería el Partido Comunista Chino quien demostrara plenamente la vigencia histórica de la economía liberal, que por cierto es la única que existe, la que por lo demás, estudio Marx.

El salvaje capitalismo de Nicolás, es por supuesto, una frase sin sentido que denuncia precisamente la piratería de este socialismo en el siglo xxi. Que no es otra cosa que el intento inútil por permanecer eternamente en el poder. Y para ello recurren reiteradamente a salvajadas políticas que han venido devastando el país y generando una crisis masiva de orden económico, social, político y cultural.

Pero lo que acaban de hacer con las “medidas económicas” donde han llevado el salario mínimo a 1.800,00 bolívares soberanos -Bs.F180.000.000,00-, equivale a lo que hicieron en el 2013 con el Dakaso –para ganar las elecciones municipales-, que consistió en arrebatarle a tiendas emblemáticas –en muchos casos de forma negociada- de productos de línea blanca su inventario para repartirlo entre los partidarios del régimen, pero, que luego repitieron en el 2015 con lo que se llamó el Dakaso alimentario –para intentar revertir la derrota por sancionar en las elecciones a la AN, que no les sirvió de nada-, cuando confiscaron los productos a los abastos para repetir la acción buscando elevar los niveles de aprobación de un gobierno que se quedó sin bases sociales. En ambos casos se afectó a grandes comercios o cadenas de productos. El problema ahora es que cuando se hace esta acción confiscatoria del salario esto no afecta a unos pocos negociantes ricos de la cadena de línea blanca o de alimentos, sino que a quien afecta es a la mayoría de la población, ya no se trata de los agentes culpables de la “guerra económica” sino de todos los venezolanos.

Esta acción absolutamente irracional incluso para los cánones de la kakistocracia gobernante. Evapora no sólo el salario sino los ingresos de todos los venezolanos, no es sólo que empujará la hiperinflación al infinito y más allá, porque decidió fantasiosamente que podía asumir las nóminas de todos los trabajadores formales e informales por 90 días inyectando una enorme masa monetaria que será el combustible de los aumentos de precios desbordados. Sino, y esto es lo verdaderamente grave y ominoso, que destruyo todos los convenios colectivos que el propio Nicolás venía negociando. Dejo a la economía sin referencia para calcular los salarios y consecuencialmente los ingresos, dejando a los actores económicos ciegos a la hora de determinar los precios, porque no funciona el mercado y porque por vía administrativa acaba de destruir los mecanismos de negociación que podían servir de referencia a los acuerdos entre los patrones públicos y privados y la masa laboral.

Pretender que porque el Estado asuma el costo laboral –cosa por cierto muy relativa- no van a aumentar los precios es un ejercicio de supina ignorancia económica y política a la luz del comportamiento de la economía con un déficit público fuera de control y monetizado de la misma manera. El régimen por primera vez toma una medida que afecta a la población en general, antes con los llamados dakasos había afectado a unos pocos de los que ellos denunciaban como oligarcas, pero esta vez es a los venezolanos comunes y corrientes.

Pero esto no es una simple gaffe (metida de pata) del régimen; es que Nicolás como Mao quiere hacer la revolución express, pretendiendo meter todo a través del carnet de la patria, ahora quien no esté en este sistema será condenado al ostracismo dentro de su propio país y no podrá acceder a ningún beneficio para poder satisfacer sus necesidades en un país donde la economía tanto pública como privada ha sido liquidada en la locura del salvaje capitalismo tal como lo hizo Mao en su oportunidad. Lo que es estúpido y protervo simultáneamente es pretender que la población se va a calar semejante dildo sin reaccionar frente a una acción que llevara más hambre y miseria a la mayoría de la población. Ya lo dice el adagio popular: metete con el santo, pero no con la limosna. Pero Nicolás has rodado, te has metido con la limosna.

Todos los venezolanos tenemos que hacerle frente a este sistema para poder regresar a un sistema republicano y democrático.

@pedrovcastrog

El salto de pulga de Nicolás

Pedro Vicente Castro Guillen

Después De veinte años de hablar paja, blablablá, sobre el neoliberalismo y el capitalismo salvaje, Nicolás está dando su gigantesco salto de pulga, por fin descubrió que la economía le puede decir algo –nada garantiza que entienda, eso sí-, pretende a troche y moche meter un paquete de ajuste muy mal concebido y con toda seguridad pesimamente implementado.

En primer lugar, La eliminación de los cinco (5) ceros será la excusa para un aumento de las tarifas de los servicios públicos y de la gasolina, cosa que no se atreven a plantear abiertamente, usan la disminución de ceros como alibi para hacerlo pretendiendo que la población no se dará cuenta, pura ilusión, por supuesto, que la gente se dará cuenta cuando el aumento próximo de salarios que será a finales de agostos sea de cientos por ciento mientras el aumento de precios será de miles por ciento. Pero, además, pretenden que con una medida cosmética pueden parar la hiperinflación que devora la economía.

A este régimen le falta entender muchas cosas para poder emprender un programa que medianamente tenga éxito. Tiene que apercibirse que, sin disciplina fiscal y monetaria, sin una verdadera y sincera apertura de los mercados internos y externos, sin un mercado cambiario confiable y estable, sin desmontar la selva húmeda de controles que ahoga a los productores, no podrá lograr reestructurar la economía en un sentido positivo. Pero, por si fuera poco, un programa de ajuste como el que necesita nuestro país tiene que ser negociado con los organismos financieros internacionales, porque este es un país que tiene un ingreso en divisas en un proceso de caída acelerada porque su industria petrolera fue reducida a chatarra y no tiene las Reservas Internacionales necesarias para un ajuste cambiario y mucho menos para un ajuste estructural de amplio alcance.

Es decir, este régimen cree que con declaraciones opacas con demasiados grises puede impulsar un programa de ajuste en donde todo se dice entre sombras, donde Nicolás dice una cosa y la asamblea nacional constituyente otra. Se habla de reformar la Ley de Ilícitos Cambiarios, para que el sector privado nacional pueda invertir o que el capital extranjero lo pueda hacer. Pero, además, a que genio de la economía del régimen se le puede ocurrir que, reformando una norma, los inversionistas de adentro y de fuera se van a agolpar para invertir en un país donde no hay electricidad, agua y donde su mano de obra –cualquiera que sepa pegar un clavo- está huyendo desesperada del país. Quien puede confiar en un gobierno que es incapaz de señalar con claridad que es lo que se propone, hacia donde se dirige y, mucho menos concertar las estrategias que son imprescindibles para que asuntos de tanto coturno pueden en verdad generar confianza.

Confianza, es la palabra clave, Nicolás no es capaz de generar confianza, ha logrado que los venezolanos reciban su mensaje en forma invertida, cada vez que anuncia algo con pitos y maracas, lo que crea es alarma, porque todos entendemos que lo cosa se pondrá peor. Hay que reconocer que pocos gobernantes logran tan gigantescos y negativos saldos, ni entrenando se puede alcanzar semejante nivel olímpico para el fallo y atraer sobre su persona la desconfianza a la vez que la certeza de que va a fracasar y que no habrá alivio a las inmensas penalidades por las que atraviesa Venezuela de la mano de Nicolás Maduro.

En síntesis, en Venezuela la inflación seguirá aumentando exponencialmente porque tenemos un descontrol del déficit fiscal conjugado con una disminución acelerada en la oferta de bienes y servicios y una caída vertiginosa de la producción petrolera nuestra única fuente de divisas. Esto con lo que anuncio Nicolás no se podrá detener.

Es por ello, que la solución radica en salir de régimen del socialismo en el siglo xxi, reconstruir el sistema republicano y democrático. Para ello debemos enfocar todo nuestro esfuerzo en la protesta social y política que empuje a lograr una reconstrucción de las fuerzas democráticas que puedan garantizar los objetivos democráticos planteados.

@pedrovcastrog

A confesión de parte .....

Pedro Vicente Castro Guillen

Relevo de pruebas, dice el refrán. Hoy vemos al madurismo, ojo, no al chavismo disidente, al chavismo “crítico o a miembros perennemente marginados del GPP, sino a figuras prominentes del madurismo hacer críticas contra la política de Nicolás y sus resultados. Algunas veladas como la de Elías Jaua y otras muy duras como las de Izarra y Bernal. Este último dijo, palabras más palabras menos: este desastre no es de Carlos Andrés, AD, COPEI o la cuarta república, es nuestro, es tuyo Nicolás.

Por supuesto, que estamos muy lejos de creer que este círculo crítico de Maduro le creció la conciencia, que están dispuestos a plantarle cara al régimen que de acuerdo con ello nos llevaría a la fase superior de la humanidad. Esta actitud obedece a las pugnas internas de cara al IV Congreso del PUS, pero más todavía a que el círculo de poder se empequeñece cada vez más, ahí están: Tareck El Aissami, los hermanos Rodríguez, Cilia Flores y más nadie. Y para Bernal y los criticones una cosa es ver el socialismo dentro del cuadro de poder y otra es verlo desde fuera, adentro todo se vuelve color de rosa y crece la esperanza, pero excluido todo se ve horrible y desaparecen las posibilidades de seguir aprovechándose de todas las ventajas del mando ejercido sin pudor y recato alguno.

La respuesta de Maduro a sus críticos ha sido con una caricatura de Lenin cuando escribió materialismo y empiriocriticismo (1908), para combatir a aquellos a quienes acusaba de oponerse a sus tesis desde la teoría marxista. Es decir, denunciar a sus nuevos detractores de traidores a Chávez, a la revolución y a él. Todo el que no puede aguantar las arbitrariedades de la banda en el poder callado y estoicamente, queda fuera del maravilloso mundo del socialismo y quedan expuestos, al igual que otros antes que ellos, a las peores diatribas del materialista Nicolás.

El problema que se le plantea al régimen es que el conjunto de micro fracturas que ya se venían produciendo desde Chávez, aún vivo, se están convirtiendo con Nicolás en grandes grietas que se dan porque tanto como arriba como abajo de las filas chavo-maduristas no se le ve posibilidad alguna de darle solución a la crisis global que acosa al país y sobre todo que mantiene a muchos funcionarios encerrados y amenazados con sanciones internacionales para la cual no tienen ninguna capacidad para negociar.

Esta semana pasada Maduro a imitación bufonesca de la Nueva política económica que autorizó Lenin en 1921 (La Nueva Política Económica (NEP) (Ruso: Новая экономическая политика, НЭП, Nóvaya Ekonomícheskaya Polítika) para sustituir el comunismo de guerra, un intento por restablecer el capitalismo, anunció otra vez la reconversión monetaria y otras medidas, que dentro de los círculos castro-chavistas-maduristas ven con ojeriza porque las ven con tintes neoliberales. Las pugnas seguirán en tanto las bases maduristas reclaman soluciones que la cúpula no está en capacidad de proponer de manera creíble.

Las nuevas medidas de Nicolás serán otro fracaso anunciado más, en virtud de que su éxito descansa en la posibilidad de generar confianza, cuestión que sólo se vuelve posible si el régimen deja de generar dinero inorgánico y puede lograr unificar y estabilizar el cambio para frenar la hiperinflación. Es un círculo vicioso. Con lo que acaba de anunciar eso no es posible y, no creemos ser exagerado si planteamos que, Nicolás lo que hizo en realidad fue agravar más el problema y hacer la vida de todos los venezolanos más calamitosa y más urgente su salida del poder.

@pedrovcastrog

Dinero, salario y conflictividad social

Pedro Vicente Castro Guillen

Estos tres elementos definen la coyuntura económica, social y política de Venezuela. Los venezolanos enfrentamos una situación de indescriptibles calamidades derivadas de la relación que delimitan este triángulo semántico.

La lucha por aumentos salariales que libran diversos sectores gremiales, sindicales y sociales es una lucha que no podrá tener éxito en virtud de que sólo se puede hablar de salario si podemos correlacionar la cantidad de dinero recibido como compensación por el trabajo con un poder de compra efectivo, es decir, como lo planteo el propio Marx, si este estipendio es capaz de garantizar las condiciones sociales de subsistencia de quien lo recibe. Cosa que no existe en Venezuela, porque el proceso hiperinflacionario evapora antes de ser recibido el salario y los aumentos del ingreso nominal de los trabajadores. Y de manera simultánea ocurren un doble fenómeno el salario deja de existir en tanto no hay real y efectivo poder de compra porque no hay dinero, porque, eso es lo que hace la hiperinflación derrite el dinero. No puede haber salario si no hay dinero. Lo que desde luego hace de la economía un espacio altamente distorsionado o inexiste en términos de una sociedad moderna. Con lo que es difícil saber que se puede llamar economía en Venezuela cuando: la economía formal esta reducida a su mínima expresión como resultado de la abrumadora y obscena cantidad de controles que la desregulan, la economía monetaria es prácticamente inexistente cuando no existe una monedad nacional con real y verdadero poder de compra y se opera con una divisa clandestina, pero tampoco estamos en una economía de trueque porque no hay bienes que intercambiar.

Todo lo anterior es lo que viene determinando la conflictividad social. Una conflictividad social que no se sujeta sólo al problema salarial, sino que se expande a otras cuestiones fundamentales para sostener una vida digna, como lo es el transporte, el agua, la electricidad. Ahora bien, todos estos problemas tienen una matriz común la liquidación de la economía por el proceso hiperinflacionario que es el resultado que resumen el más grande y oscuro entramado de operaciones y manejos que desde el poder terminaron liquidando una economía petrolera como la de Venezuela.

El problema del salario es un problema más complejo, porque, como lo planteo valiente y claramente la Presidenta del Colegio de enfermeras de la Gran Caracas, no se puede solucionar el problema del salario sin solucionar el problema de las condiciones de trabajo, aquellas que garantizan que la labor realizada, como es el caso de estas trabajadoras de la salud, pueda salvar vidas. Argumentos económicos y éticos se extienden a otros gremios y sindicatos, como los Médicos, maestros, profesores universitarios. El salario sin condiciones de trabajo es fraudulento. Pero, además, desvaloriza el trabajo, roba las capacidades efectivas de realizar una función eficiente en el puesto ocupado. Destruye todo sentido del trabajo y destruye al trabajador en el sentido ético del trabajo y de su valoración social.

Es por ello que la lucha debe plantearse por el cambio de régimen, por recuperar las condiciones efectivas de operación de una sociedad y economía moderna regulada por el acervo de conocimientos acumulados por las Ciencias Económicas, Sociales y las Humanidades. Hay que volver a la República y la democracia. Es una ilusión, por decir lo menos, de parte de aquellos que lo predican, que se puede abatir la hiperinflación negociando con la banda en el poder. A éstos lo único que les interesa es conservar el poder sine die, si lograr su objetivo pasará por ahí, ellos mismos lo hubiesen planteado. El problema es entender que este entramado ominoso construido por el castro-chavo-madurismo como “economía” es lo que permite el control de los dólares, que es el verdadero quid del problema. No hay ni habrá voluntad de cambio de quien sólo quiere conservar el poder. Es por ello que la lucha social debe escalar por el cambio político, económico, social y ético.

@pedrovcastrog