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Gustavo Coronel

Una orgía de insensatez aflige el planeta

Gustavo Coronel

Dudo que la historia del ser humano registre tanta insensatez como la que observamos hoy en el planeta. Desde los asuntos más importantes hasta los más frívolos, todo parece contagiado por la ignorancia, la pequeñez y la mediocridad.

El serio peligro de la extinción del ser humano se ha presentado de nuevo; esta vez de la mano de Vladimir Putin, un demente acomplejado que carece por completo de la visión global que debería tener un jefe de Estado. Sus pretensiones territoriales sobre la vecina república de Ucrania pueden llevarlo, dados sus fracasos militares convencionales, a emplear armas nucleares, con todo lo que ello significa para el futuro de la humanidad. A nivel regional y de países individuales el panorama es desolador. Estados Unidos de América, la nación más poderosa del mundo, la bandera de la democracia y de la libertad, se encuentra hoy rota en dos grandes fragmentos separados por estúpidas ideologías. Toda la nación parece haberse adherido a los extremos, dejando a un lado la proverbial sensatez de sus antecesores. En la TV se pintan a diario dos países totalmente diferentes: el Estados Unidos de Fox News y el Estados Unidos de CNN. Quien se opone a Trump es comunista. Quien se opone a Biden es fascista. La mitad del país dice que Hunter Biden es un ladrón y la otra mitad dice que la ladrona es Ivanka Trump. Unos leen todo lo que se publica sobre Kanye West (quien se jacta de no haber leído jamás un libro), mientras otros leen todo sobre las hermanas Kardashian, quienes basan su notoriedad en el tamaño de sus traseros. Quien admita el aborto en casos de violaciones o de peligro inminente para la madre es comunista. Los seguidores de Black Lives Matter quieren destruir las estatuas de la confederación, a pesar de que ello es parte de la historia. Los adoradores de la supremacía blanca dicen que el incremento de la negritud representa un proyecto macabro y premeditado para cambiar la composición racial de la nación, lo que llaman la teoría de reemplazo de los blancos. El melodrama de Piqué y Shakira (acusada de evasión de impuestos), el de Jennifer López y sus múltiples esposos y queridos monopolizan la atención de los televidentes. Una verdadera orgía de embrutecimiento.

Hoy se identifica a un republicano porque rechaza vacunarse o a un demócrata porque nunca se corta el pelo. La seguridad social -se dice- es un mito demócrata, mientras que los republicanos aspiran a mantener la supremacía blanca en el país.

La inmigración, dicen Trump y la república de Fox News, está representada por pedófilos y rateros, quizás sin darse cuenta que sus ascendientes fueron inmigrantes (aunque no del mismo origen) y que el problema de esta gran estampida de sitios pobres a sitios menos pobres es muy complejo y no se soluciona con una pared. La educación universitaria gratis es necesaria, dice la extrema izquierda que habla por CNN, aunque sabemos que el tesoro estadounidense no aguantaría tamaño subsidio y que lo gratis termina siendo lo más costoso para la nación. La población negra se queja de la discriminación, pero sus organizaciones, sus programas de TV, etc. no tienen un blanco ni para remedio. El asunto de los géneros ha llegado a lo absurdo y cursi, con el uso del idioma inclusivo y el remplazo de la aceptación de diferencias (que sería lo sensato) con el intento de glorificación de las diferencias (totalmente insensato).

Quienes nos aferramos al centro, adoptando algunas posturas definidas como de izquierda y algunas posturas definidas como de derecha, somos objeto de ataque por los dos lados. Nos tildan de comunistas o de fascistas, según sea el interlocutor. Como decía el poeta William Butler Yeats, en su momento (mi traducción): El Halcón ya no escucha al halconero/todo se desintegra, el centro ya no aguanta/la anarquía se desata sobre el mundo… la ceremonia de la inocencia ha desaparecido/ los mejores carecen de convicción alguna/mientras que los peores están contagiados de una apasionada intensidad”.

En ningún tema esencial, de vida o muerte para todos, es más trágica esta polarización que en el caso del cambio climático. En la Conferencia de París de 2016 y en posteriores conferencias, la inmensa mayoría de los países del planeta se han adherido a una tesis científica sobre la influencia del hombre y su uso de combustibles fósiles sobre el clima del planeta. El hombre ha actuado como agente geológico importante, aumentando las emisiones de carbono hasta el punto que el planeta está en peligro inminente de traspasar de forma irreversible los límites de temperatura que garantizan nuestra vida normal en el planeta. Ya vemos las trágicas consecuencias de ese proceso, sin que el ser humano haya podido ponerse de acuerdo en actuar con la rapidez necesaria para corregir esta profunda deformación.

Al contrario, el mundo sigue empeñado en sus problemas de absurda frivolidad. En Venezuela Maduro, se consolida y borra la huella de su antecesor, causando una pugna entre quienes lo siguen a él y las viudas del anterior. En Perú, un hombre ridículo es presidente; en Nicaragua, un psicópata está al mando; en Cuba, el pueblo ha sido esclavizado por décadas. En la región no se vislumbra un solo estadista.

Los grupos que abogan por restituir la calidad del Homo sapiens son débiles. Nos ahogan las zarzuelas de estupideces que prevalecen hoy sobre lo que Harry le dijo a Charles o si Megan le torció la boca a Camila. Algunos me dirán: señor, la frivolidad tiene su lugar en esta vida y estarán en lo cierto, pero yo respondo: sí, pero no hasta el extremo de colocarla como piedra angular de la existencia.

Hay escapes. Pero lo triste es que uno deba escaparse de la realidad circundante para encontrar felicidad, cuando ella debería estar al alcance de la mano de la gran mayoría de los seres humanos. El camino que recorremos nos lleva a la más severa involución.

14 de octubre 2022

Confirmado

http://confirmado.com.ve/opinan/una-orgia-de-insensatez-aflige-el-planeta/

La salud en Venezuela: una revolución asesina

Gustavo Coronel

La Universidad de Johns Hopkins en Baltimore, Estados Unidos, es sede de uno de los centros médicos y de salud más prestigiosos del mundo. Este año ha publicado los resultados de su evaluación de la salud en Venezuela, los cuales evidencian la perentoria necesidad de intervenir humanitariamente el régimen político que literalmente está asesinando a miles de venezolanos a través de su ineficiencia, corrupción y negligencia. Ver informe en: https://humvenezuela.com/en/report-johns-hopkins-center-for-humanitarian-health-study-on-venezuelas-health-crisis-via-simon-bolivar-foundation/.

La descripción que hacen los investigadores de Johns Hopkins revela la existencia de un país en la más angustiosa ruina en lo relacionado con la salud de su población y describe con cifras cómo la enfermedad y la muerte se han hecho prevalentes en un país que antes de la llegada de los bárbaros poseía índices de salud comparables a los mejores de la región.

Los venezolanos que viven bajo la revolución chavista han perdido cuatro años de expectativa de vida al compararlos con los venezolanos de 1999, cuya expectativa de vida era de aproximadamente 72 años. En el chavismo, el venezolano vive 68,3 años en promedio, cuando en el resto de la región el promedio es de 72,5 años. Mientras las tasas mundiales de mortalidad infantil han declinado, en Venezuela han subido durante los últimos 20 años, incrementándose en 63% en los últimos 6 años, estimándose en 25,2 por 1.000, con 80% de esas muertes en niños menores de 5 años. Una tercera parte de esas muertes ocurre por diarreas y neumonías, enfermedades directamente relacionadas con las condiciones de vida de los venezolanos. Las variables tasas de mortalidad de estado a estado, 22,6 por 1.000 en la capital, 30 en el Zulia, 40 en Delta Amacuro, es un reflejo del abandono de la provincia por parte del régimen chavista.

Los niños mueren y las madres también. Mientras la mortalidad materna ha bajado en 38% a nivel mundial durante los años 2008-2017, en Venezuela se ha incrementado en 5%. Hoy día esa tasa de mortalidad materna es el doble del promedio para la región, 125 por 100.000 nacimientos vs 74 por 100.000 nacimientos para la región. Las madres venezolanas que pueden hacerlo se escapan a tener sus hijos en los países limítrofes.

Venezuela tiene hoy una de las tasas más altas de la región de embarazos de adolescentes, 85 nacimientos por 1.000 mujeres de edades entre 15 y 19 años. Un síntoma de la descomposición social prevalente.

El sarampión se ha incrementado debido a la ausencia de programas de vacunación. La malaria se incrementó en 893% de 2007 a 2017, lo contrario de lo que sucede a nivel regional. Más de la mitad de todos los casos de malaria existentes en la región latinoamericana están en Venezuela.

La incidencia de tuberculosis dobló en porcentaje de 2014 a 2018, influida por la falta de prevención, problemas de suministro de agua y carencia de medicamentos, mientras los bodegones para las élites revolucionarias están llenos de whisky y jamones.

El gasto en salud del régimen chavista representa 1,7 % del PIB (2018), mientras que el promedio de la región es de 4,1% del PIB. Lo peor de esta discrepancia es que 52% de este gasto es desembolso directo (subsidios), no está relacionado con programas de salud de naturaleza permanente sino con caerle a realazos a los problemas a medida que se presentan.

Cerca de 70% de los hospitales carece de suministro confiable de agua o electricidad. En 2020 se encontraban inoperables 53% de las camas de hospitalización. La escasez de suministros médicos hace que los pacientes deban suministrar sus propios materiales, como si el país estuviese en guerra. En 2021 se estimó que alrededor de 20 millones de venezolanos carecía de acceso a servicios de salud.

¿Cuáles son las aflicciones más frecuentes de los venezolanos bajo la revolución? Aquellas que se relacionan con el colapso de los servicios públicos más básicos: parásitos, infecciones, neumonías, desnutrición. 90% de la población vive en la pobreza y se estima que 32% de los niños presenta desnutrición crónica, la cual retrasa su desarrollo. La revolución está creando una sociedad de bajos niveles de crecimiento intelectual que amenaza con mantener a Venezuela en los peldaños más bajos del desarrollo humano y social.

Desde 2017 no hay información oficial sobre salud en Venezuela.

El genocidio, el exterminio progresivo de una etnia, de una clase religiosa, de una población puede llevarse a cabo de diversas maneras, no solamente asesinándola con armas como sucedió en la Bosnia de 1995. Está sucediendo en Venezuela bajo la misma esencial indiferencia con la cual las organizaciones mundiales encargadas de proteger al indefenso actuaron en aquel infortunado pequeño país europeo (leer el libro de Diego Arria: Guerra y terrorismo en el corazón de Europa). En Venezuela no hay una guerra declarada, pero sí existe un proceso genocida que amenaza con borrar al país del mapa de las naciones que poseen niveles mínimos de factibilidad. Mientras esto ocurre, una porción de las “fuerzas vivas” del país ha pasado a ser cómplice de este inmenso asesinato, al colaborar activamente con el régimen y pedir la flexibilización de las presiones orientadas a obligar al régimen a cumplir con sus deberes con la población venezolana y detener el genocidio.

29 de mayo 2022

Venergia

https://venergia.org/la-salud-en-venezuela-la-revolucion-asesina/

Requiem en memoria de Petróleos de Venezuela

Gustavo Coronel

These our actors,
As I foretold you, were all spirits and
Are melted into air, into thin air;
And, like the baseless fabric of this vision,
The cloud-capp'd towers, the gorgeous palaces,
The solemn temples, the great globe itself,
Yea, all which it inherit, shall dissolve,
And, like this insubstantial pageant faded,
Leave not a rack behind. We are such stuff
As dreams are made on…..

Prospero, THE TEMPEST, Act 4, Scene I, William Shakespeare

Mi traducción:

Estos actores nuestros, te lo dije, eran todos espíritus convertidos en aire,

Solo en aire sutil

Y, como la materia sin sustento de esta visión, las torres en las nubes, los Hermosos palacios, Los solemnes templos y el mismo globo,

Todo lo que heredamos se evaporará

Sin dejar el más pequeño rastro.

Somos apenas el material del cual se hacen los sueños….

Próspero, Acto IV, Escena I. LA TEMPESTAD, William Shakespeare

Para concebir la nacionalización de la industria petrolera se arroparon con la bandera nacional. Fue un acto de machismo. Se preguntaban: ¿Si otros países tienen una empresa petrolera nacional, por qué nosotros no? Podrían haber estado hablando de una línea aérea bandera (VIASA), de una flota de barcos (CVN), ambas creadas por la misma razón patriota o patriotera, ambas fallecidas hace tiempo. El mundo político dijo: Un país petrolero debe tener una empresa petrolera y ella debe ser la única que maneje el tesoro. El petróleo es nuestro, era el grito unánime. De nada valió que algunos dijéramos, en su momento, que para ejercer efectivo control no era necesario tener empresa propia o el monopolio de la actividad. Lo más que se logró fue un artículo, el vituperado Artículo Quinto, que abría una pequeña puerta de asociación con empresas extranjeras, el cual fue definido como traición a la patria por mucho del mundo político. Por haberse incluido este artículo la “nacionalización” fue definida como chucuta. El tiempo se encargó de poner las cosas en su sitio y mostró que estas asociaciones eran el pan nuestro de cada día en una actividad internacional. Hasta los más rábidos ultra patriotas las han utilizado, aunque el chavismo las ha tenido solo para tratar de sacarles dinero a los Rusos y a los Chinos, sin que conduzcan a un desarrollo petrolero real.

De nada valió que en el momento en el cual se tomó la decisión ya el estado capturaba un 85% de los ingresos, sin que él tuviese que invertir en el negocio, por lo cual lo que se terminó “nacionalizando” fue el riesgo.

Ello le fue advertido a quienes tomaron la decisión, pero la nacionalización petrolera no fue una decisión basada en cálculos económicos sino políticos. Fue un asunto de soberanía, entendida como “lo mío lo manejo yo y nadie más que yo”.

Y así fue. Durante unos 5 a 6 años se dio el milagro de que el mundo político dejase a Petróleos de Venezuela hacer su trabajo sin interferencias. Fue un milagro hecho posible por el inmenso prestigio de Rafael Alfonzo Ravard, unos de los escasos mandarines que ha tenido nuestra función pública. Su presencia en PDVSA creó, por cierto número de años, el dique que contenía las apetencias del sector político sobre la industria que generaba dinero, es decir, poder. En la década de 1980 se comenzaron a ver las fisuras, se terminó la luna de miel entre PDVSA y el país político. El éxito de la empresa pareció indicarles a los miembros del mundo político que eso de producir y vender petróleo no era asunto tan complicado. Hubo quienes dijeron que “el petróleo se vendía solo”. A medida que le empezaron a perder el temor reverencial al General Alfonzo Ravard y a los tecnócratas los políticos más osados comenzaron a criticar a PDVSA: “Esos gerentes ganan mucho dinero”, decían algunos copeyanos. “Toman champaña a bordo de sus aviones”, decían algunos adecos. “Los gerentes petroleros son apátridas”, acusaban los ñángaras. Comenzó una actividad de penetración política en PDVSA que culminó, durante la presidencia de Luis Herrera Campins, con la confiscación del Fondo de Inversión que PDVSA requería para sus inversiones de capital y mantenimiento. La politización de PDVSA fue un proceso insidioso, persistente, sin vuelta atrás. El sueño de los gerentes y técnicos petroleros de lograr que la administración pública venezolana se contagiara con los buenos hábitos de PDVSA se revirtió y PDVSA se fue contagiando con los malos hábitos de la administración Pública. No era lógico esperar que el pez chico se comiera al pez grande. A pesar de la importancia de PDVSA para la economía del país, PDVSA era una empresa de un relativamente bajo número de empleados, mientras que la Administración pública era un gigante desordenado que engullía todo lo que encontraba a su paso.

Una temprana muestra de lo absurdo de tener una empresa petrolera estatal de naturaleza global se refería a los salarios. Mientras los gerentes de PDVSA ganaban $2500 o $3000 al mes, sus contrapartes de Shell o Exxon ganaban $15-20000 al mes, más bonos y participaciones accionarias. Sin embargo, estos gerentes de PDVSA eran criticados por gente tan influyente como Gonzalo Barrios por ganar “obscenas” cantidades, mientras sus contrapartes en el Ministerio apenas ganaban unos $600 al mes. En este drama nadie realmente tenía la culpa pero nadie era justamente tratado. “¿Cómo podía un gerente petrolero ganar más que un ministro?, se preguntaban los políticos. El desequilibrio era un producto del absurdo de tener una empresa del Estado compitiendo en la arena internacional pero sujeta a los reglamentos de una mediocre y politizada administración pública.

Cuando Hugo Chávez llegó a la presidencia ya PDVSA mostraba claras señales de deterioro. Tenía más empleados de los necesarios, sus directivas eran seleccionadas con criterios predominantemente políticos. Aunque la meritocracia no había fallecido del todo, ya los niveles altos de la gerencia eran ocupados preferentemente por los gerentes simpatizantes del partido de turno. El presidente de PDVSA se perfilaba como candidato a la presidencia del país, lo cual era clara señal de que algo no andaba bien.

Sin embargo, nadie imaginaba lo que se le vendría encima a PDVSA. Chávez necesitaba el dinero petrolero para “hacer” su revolución, no para desarrollar al país. Dijo: “Primero atiendo lo político, después lo económico”. Para ello requería del control sobre PDVSA y ni Giusti ni Mandini se lo iban a permitir. Por ello montó allí a un bate quebrado llamado Ciavaldini. Lo remplazó al poco tiempo por un militar, Lameda, quien resultó ser institucionalista, no un títere de Chávez. Y por ello fue despedido. Entonces llegó la debacle con Gastón Parra, un profesor marxista quien nunca había visto un taladro, excepto en fotos. La reacción de los gerentes petroleros no se hizo esperar. Su protesta se convirtió en un masivo movimiento cívico que obligó a Chávez a pedir la represión a sus jefes militares, quienes rehusaron y lo sacaron del poder. Un general, hoy embajador en Portugal, le pidió la renuncia, “la cual aceptó”. Después de su retorno, apuntalado por el general Baduel, regresó decidido a vengarse de los tecnócratas petroleros y a saquear a PDVSA. El y su mensajero, Maduro, nombraron la macabra línea de presidentes que la destruiría: Ali Rodríguez Araque, Rafael Ramírez, Eulogio del Pino, Nelson Martínez, Manuel Quevedo, gente deshonesta e incompetente.

Ellos, sobre todo los tres primeros, promovieron una corrupción nunca vista en Venezuela. Desviaron los ingresos de PDVSA hacia fondos paralelos sin transparencia, importaron comida podrida a groseros sobreprecios, alquilaron gabarras inservibles para ganar obscenas comisiones, contrataron con familiares y amigos, convirtieron a PDVSA en una empresa lavadora de dinero, permitieron que los sectores militares se apoderaran – a través de sus empresas fantasmas - de una buena parte del mundo de las contrataciones petroleras a fin de repartirse a PDVSA entre el chavismo y la Fuerza Armada. Hicieron de PDVSA un refugio de reposeros y enchufados que ha llegado a tener cinco veces más empleados de los que necesita, dedicaron la empresa a criar cerdos, a sembrar sorgo, a hacer casas mal hechas, a vender pollos, todo lo cual la desnaturalizó como empresa petrolera.

El resultado no se hizo esperar. Especialmente desde 2007 en adelante la empresa se vino abajo, aún en momentos en los cuales el barril de petróleo había llegado a altísimos niveles. Nada era suficiente para la codicia de la obtusa nómina gerencial petrolera y los sátrapas en el poder político. Destruyeron la empresa, la quebraron financieramente llevando su deuda a unos $80.000 millones, la llevaron a producir la mitad de lo que producía al llegar Chávez al poder, arruinaron sus refinerías, ordenaron barcos que nunca llegaron a navegar, permitieron miles de derrames petroleros en toda la geografía venezolana, se aliaron con empresas de medio pelo para “desarrollar” la Faja del Orinoco, barrieron el piso con el nombre de la empresa en el mundo petrolero y la hicieron sinónimo de mediocridad y carencia de honorabilidad en sus negocios.

Así como prostituyeron el nombre de Bolívar apropiándoselo para su “revolución” y destruyeron al Bolívar, la moneda, así corrompieron de tal manera el nombre de PDVSA que ese nombre rueda hoy por los pantanos más pestilentes del mundo financiero y petrolero.

Petróleos de Venezuela no es recuperable. Es un nombre destruido, sin “good will” en el mundo petrolero. Una nueva Venezuela debe implantar un nuevo modelo de gestión petrolera, después de haber aprendido amargas lecciones. Una, que el patrioterismo lleva al desastre. Dos, que el Estado casi nunca es apto para la actividad económica. Que los venezolanos que clamaban con estridencia por la “nacionalización” petrolera fueron de los primeros en saquearla, en ver su tragedia con indiferencia y en guardar silencio cómplice ante el desastre. Tres, que Venezuela requiere un estado pequeño, eficiente en su supervisión de actividad privada pero no empresario.

PDVSA debe ser enterrada junto con los mitos del estatismo, de la soberanía mal entendida, del patrioterismo, del orgullo desbocado, de la arrogancia de los líderes mediocres, del culto a la personalidad, del caudillismo incompetente y bocón.

Y, para la PDVSA que se creó con loables propósitos y que luego fue martirizada y asesinada por una horda salvaje, le pedimos al piadoso señor:

Pie Iesu Domine, dona eis requiem

Dona eis requiem sempiternam

El escenario Caballo de Troya: Falcón remplaza a Maduro

Gustavo Coronel

En mis momentos de profundo desaliento por la suerte de mi querido país, Venezuela, imagino los escenarios más macabros, lamentablemente no sin cierta base factual. Uno de ellos está relacionado con las elecciones pautadas por el narco-régimen de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, los hermanitos Rodríguez, Tibisay Lucena y otros hampones de la narco-dirigencia chavista, el cual se desarrollaría, más o menos, de la siguiente manera:

  1. El narco-régimen ya ha comprendido que no puede continuar en el poder, al menos de manera visible. La presión internacional ha crecido significativamente y amenaza con intervenir directamente en el país, lo cual marcaría no sólo el final del narco-régimen sino lo más temido por el hamponato chavista: el enjuiciamiento y prisión para los miembros principales de la mafia. La magnitud de los crímenes ha sido tal que este enjuiciamiento sería casi imposible de evitar
  2. Por otra parte, el narco-régimen se ha dado cuenta de que le resulta imposible seguir gobernando a un país destruido e internacionalmente aislado, manejado por un régimen despreciado, sin fuentes suficientes de ingreso y, si los hubiera, sin una administración capaz y, además, llena de ladrones. Venezuela está material y espiritualmente quebrada. Por lo tanto, piensa la “alta” dirigencia de la mafia, lo ideal es traspasarle a alguien esta misión imposible y, al mismo tiempo, poder quedar impunes ante la justicia y hasta ante la historia
  3. ¿Cómo lograr este acto, el cual sería de increíble habilidad, solo comparable a los mejores magos que sacan un camello de un sombrero? Este terrible dilema consumió largas horas de diálogo entre los tutores cubanos y la “inteligencia” narco-chavista. Y, de repente, alguien, quizás el pedófilo Merentes, conocido por sus brillantes argucias, tuvo una inspiración y gritó en la mesa: FALCOOOON! , lo cual sonó – a los oídos de los cansados narco-chavistas – como el grito de TIERRA dado por Rodrigo de Triana hace casi 500 años.
  4. Por supuesto, dijeron todos, FALCOOOON! Vamos a hablar con Falcón. Falcón siempre ha sido uno de los nuestros. Su corazoncito es rojo, rojito. Además, añadió el asistente cubano, sentado a la derecha de Jorge, Henri se parece a Chávez físicamente. Trae a la mente, de manera sub-liminal, el recuerdo del líder intergaláctico.
  5. Hablar con Falcón fue fácil, ya que Falcón estaba deseoso de hablar con ellos. Falcón también se parece a Chávez en la desmesurada ambición de poder y en su creencia de que está destinado a grandes cosas, tal como lo creía el autor del desastre. Hablaron. A la derecha de Falcón, estaba siempre sentado el tan talentoso como inescrupuloso Eduardo Semtei, el del 28, el 28…. El Luis Miquilena de Falcón.
  6. Lo importante ya se había logrado, que Falcón hablara de “negocios” con el narco-régimen. Y, aunque no estuvimos presentes en esa mesa imaginada, podemos presumir sobre la esencia del arreglo. Mediante la puesta en escena del 22 de Abril sucederían cuatro cosas: la primera, que Maduro sería electoralmente derrotado por Falcón. De eso se encargaría Tibisay, junto con la empresa a ser utilizada, a cargo de Jesse. La segunda, que el Presidente electo Falcón, como gran demócrata, pediría ayuda financiera internacional para sacar al país adelante. Tercero y lo más importante: que los cabecillas del narco-régimen serían respetados, en aras de la convivencia nacional, de los sentimientos de “grandeza” del pueblo venezolano, reacio a la venganza. Cuarto, que las relaciones con La Habana se mantendrían con un perfil más bajo, para no asustar a nadie, pero esencialmente de la misma manera que bajo el actual narco-régimen.
  7. Este es un escenario que tendría muchas probabilidades de tener éxito. La oposición doméstica se encuentra tan fracturada que las voces de protesta iniciales podrían ser efectivamente acalladas por la propaganda oficial. María Corina, Leopoldo, Antonio, Diego, Henrique y Enrique Aristeguieta Gramcko serían llamados mezquinos al protestar contra la farsa. La oposición foránea tendería a desaparecer, ya que se habría obtenido una transición incruenta en Venezuela y el Presidente electo Falcón daría muestras de las mejores intenciones, según rezarían los comunicados oficiales de los gobiernos de la región. El Secretario General de la ONU se manifestaría “muy complacido”. El Papa se sentiría aliviado. Hasta se hablaría de remplazar a Almagro en la OEA. Quizá Zapatero sería nominado para el premio Nobel de la Paz.
  8. Pero…… Este es también un escenario que tendría muchas probabilidades de venirse abajo estruendosamente. El pueblo comprendería la vil maniobra. Los líderes venezolanos genuinos (Timoteo, Claudio, Rosales, favor abstenerse) se irían a la calle, junto a los miles de venezolanos indignados por tanta superchería. USA, Canadá y la Unión Europea desconocerían al Presidente Falcón. El Secretario General de la ONU se manifestaría “muy preocupado”. El Papa guardaría un discreto silencio pero la Conferencia Episcopal venezolana estaría en la primera línea de la protesta. El Grupo de Lima llamaría a una reunión súper-extraordinaria para debatir la situación venezolana. Zapatero tendría que salir corriendo, en interiores, para tomar el avión de regreso a La Habana. Almagro denunciaría la farsa en la OEA.

¿Se montará esta farsa en escena? La mejor manera de impedir que se concrete es denunciar su posibilidad. Hasta ahora, todo parece indicar que la están montando en firme. Las candidaturas de Maduro y de Falcón ya se han registrado ante Tibisay y hay guiño de ojos entre los representantes de ambos grupos. Los estrategas Cubanos esperan que Venezuela, una vez más, guarde silencio ante la farsa. Hay optimismo en el campo del narco-régimen. Todo parece estar preparado.

Si este fuera su despropósito habría que darles con todo.