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Javier Lafuente

Henrique Capriles: “Europa tiene una oportunidad histórica para que Venezuela recupere la democracia”

Javier Lafuente

El pasado lunes, el indulto presidencial que Nicolás Maduro otorgó a más de 100 presos y perseguidos políticos movió los cimientos de la política venezolana de nuevo. Fue la confirmación de un secreto a voces. Las conversaciones que venían adelantando el Gobierno con un sector de la oposición, liderado por Henrique Capriles, muy crítico con la estrategia de Juan Guaidó, a quien cerca de 60 países, entre ellos España, reconoce como presidente interino del país caribeño. Con los días, se sucedieron los hechos. Capriles (Caracas, 48 años) consumó su ofensiva y se abrió a participar en las elecciones parlamentarias previstas para el 6 de diciembre, al tiempo que lanzó duros ataques contra el plan de Guaidó, a cuyo Gobierno interino calificó de “Gobierno de Internet”. Casi en paralelo, el Ejecutivo de Maduro envió una invitación a la Unión Europea y a la ONU para que acudan como observadores a los comicios. A través de una videollamada, en la primera entrevista que da después de propiciar una nueva vorágine en la política venezolana, Capriles trata de rebajar la tensión entre el sector crítico con el chavismo y apunta a Europa como el pilar de los que pasos que se darán a partir de ahora.

Pregunta. Usted defiende que no ha negociado nada, sino que ha habido conversaciones. ¿Entre quién y para qué?

Respuesta. La política significa generar acuerdos, buscar soluciones para la gente. Estamos buscando cualquier rendija que quede de democracia en Venezuela para meternos por ahí. Hay gente en el chavismo que está en contra del todo o nada, aunque muestre lo contrario. El chavismo es más grande que Maduro o sus voceros. No todos los procesos de negociación o conversaciones se dan ante una cámara de televisión. Todos los procesos exitosos fueron subterráneos. Estamos buscando abrir caminos democráticos en Venezuela. Si va a ser posible, no lo sabemos. No puedo adelantar si mi gestión como líder político ha tenido éxito o no, es probable que pueda fracasar, pero tengo que intentarlo. Si me pongo a detallar quiénes son los que quieren explorar caminos democráticos, sencillamente acabo con esos acuerdos y nos metemos en las trincheras. La oposición en la suya y el chavismo, bueno, no, el oficialismo, también. ¿Quiénes pagan las consecuencias? Los pobres. No se olviden, las grandes mayorías en Venezuela no son las que marcan las matrices de opinión.

P. Pero, ¿desde cuándo se vienen dando esas conversaciones?

R. Yo estoy buscando la liberación de Juan Requesens [diputado excarcelado a finales de agosto]. Desde 2018. Juan es completamente inocente. ¿Quién lo excarcela? Yo puse un tuit, que era un sarcasmo, pero no se entendió así, como respuesta a un comunicado del Gobierno interino donde se hablaba de mis gestiones personales. Se vio como una cosa personalista, pero a mí no me traiciona el ego. A Requesens no lo excarcela un ejército, sale como consecuencia de la búsqueda de acuerdos, que todavía no generan resultados para el grueso de la población. Yo no sé si este proceso electoral, la búsqueda de ese hecho político, se va a lograr, pero tenemos que dar la pelea. La gente me dice: ¿otra vez? Sí, lamentablemente otra vez, no nos queda otra. Es un falso dilema votar o no votar. El dilema es luchar o no luchar. La gran pregunta es cómo se logra el cambio en Venezuela. No se logra por una acción militar que no viene, no va a venir y la mayoría de los venezolanos no desea que venga. Cuidado con las matrices de opinión, porque las grandes mayorías no entran en Twitter. Es lo que yo trato de visibilizar.

P. Habla continuamente en primera persona del plural. ¿A quién se refiere, quién está junto a usted?

R. Esto no es Capriles contra Maduro ni es la reedición de las presidenciales de 2013. Es Venezuela contra Maduro. Lo que pasa es que hay mucho miedo y yo pongo la cara, asumo la responsabilidad, es lo que hacemos los líderes. No se trata de que Capriles tenga un cálculo político. Me atreví a decir lo que todo el mundo piensa. Habrá quien diga que los trapos sucios se lavan dentro de la casa. Llevo más de un año pidiendo una rectificación, un cambio de estrategia, un plan. No se trata de que se lo den a Capriles, se trata de que se lo presenten al país. Esto se agotó. Lo que se viene, si es que no lo hay, es una gran desesperanza y un desentendimiento con la política. La gente está obstinada con los políticos.

P. ¿Cuándo deja de creer en la estrategia de la oposición que lidera Guaidó?

R. Yo ya he dejado cerrado el capítulo de las diferencias. Creo que a partir del 30 de abril de 2019 [la fallida insurrección con algunos militares] nos vinimos en un tobogán; después vino la Operación Gedeón [la incursión paramilitar de mayo de este año] y después, el tiempo. Si Maduro sigue teniendo el control interno, no podemos seguir con la misma estrategia. La política se mueve, el mundo se mueve, ahí está el olfato del líder para revisar las estrategias. La unidad no es simplemente una foto. Si yo tengo que hablar con chinos, rusos, turcos o con los cubanos que a mí nunca me han querido, con cualquier persona que piense distinto a mí, incluso regímenes autoritarios, para parar la tragedia que vive Venezuela, yo lo voy a hacer. Ese es el trabajo de un político.

P. ¿Cuál es la diferencia entre su estrategia y la que plantea Guaidó?

R. No se trata de dividir ni confrontar estrategias. La opción electoral es una que replantea el escenario. Yo hablo de pelear por unas condiciones. En 2005, guardando las distancias, decidimos regalarle la Asamblea a Chávez. Nuestro mensaje era que esa asamblea se iba a deslegitimar. Y Chávez dictó leyes, nombró poderes. No sé si vamos a llegar hasta el final, pero hay que dar la pelea. Si no la damos, significa que ya nos rendimos. Esa asamblea que viene es a la que le toca designar el nuevo poder electoral, que es el que va a regir todos los procesos electorales, incluida una posible elección presidencial. ¿Qué nos ha dado la fuerza ante el mundo libre? Tener un poder legítimo. Y ese poder cumple cinco años el 5 de enero. Una cosa es que Maduro haga fraude y pongamos otra vez al rey desnudo, lo que nos daría una legitimidad. La posición que hay enfrente quiere autoprorrogar la Asamblea, un Gobierno interino que no tiene control interno, una consulta que no es vinculante. Yo no quisiera perder esta oportunidad. ¿Quién tiene en este momento una oportunidad estelar, protagónica? Europa. Por primera vez en 14 años se ha invitado a la Unión Europea a ser observadora electoral. Eso puede abrir un espacio de negociación para que esta elección no termine siendo un cálculo de nadie. Europa tiene una oportunidad histórica para ayudar a que este país recupere la democracia. Si hay condiciones, esta elección puede abrir nuevos espacios de acuerdos que permitan llegar a una elección presidencial. Si hacemos las cosas mal, Venezuela puede pasar de un autoritarismo a un totalitarismo, ocuparían todos los espacios de poder. La cubanización total de Venezuela. Yo estoy en contra de eso.

P. Usted, que pide que se postergue la fecha electoral…

R. No, perdón, no pido que se postergue. Pido que se evalúen las condiciones. Mi opinión es que una situación como esta, con pandemia, con muertos, con un sistema de salud destruido, obliga a postergar la cita electoral. Pero como el régimen de Maduro ha invitado a la Unión Europea, que venga una misión, que evalúe, emita un informe y ponga las cartas sobre la mesa. Yo sé que Maduro ha dicho que llueva, truene o relampaguee habrá elecciones el 6 de diciembre. Él puede decir lo que quiera, pero no ha derrotado la pandemia. Y por encima de cualquier cálculo político, jamás una elección va a ser más importante que la vida de los venezolanos. Lo mismo que evité una guerra civil en 2013, estaré del lado de la vida de los venezolanos.

P. Si la UE acepta la invitación de acudir con una misión de observadores electorales, aunque no se postergue la fecha, ¿usted participaría?

R. Es un escenario completamente distinto. Yo creo que la UE lo que debería hacer es evaluar la condición. Si dice que hay tiempo, es otro escenario político. No es que Capriles participe, es que muchos que hoy dicen que no, darán la pelea. Europa tiene hoy un papel histórico frente a la crisis venezolana. Ya sabemos cuál es la posición de Estados Unidos, que está en medio de una campaña presidencial. El Gobierno de Trump apunta a un elector porque sabe que le da votos. Mi tema no es quién gana la presidencia de Estados Unidos. Mi tema es la situación de los venezolanos. Un pensionista gana dos dólares al mes. Esa es la revolución. La revolución lo único que produce es hambre.

P. ¿Qué haría, en cambio, si la UE no acepta la invitación del Gobierno?

R. No le puedo revelar mi estrategia. Si Europa declina la observación electoral, queda muy comprometido el proceso en Venezuela. Este proceso sin observación internacional… Yo no soy un aventurero, yo soy un luchador. Una misión de observadores internacionales calificada es fundamental en las condiciones institucionales que vive Venezuela. Este CNE [Consejo Nacional Electoral] no es un CNE imparcial. Siempre he creído que más allá de los rectores, la pelea es en las mesas de votación, pero hay una pandemia, no hay gasolina, por lo tanto, se necesita esa observación. La invitación se da como consecuencia de la búsqueda de acuerdos, no es que a Maduro le encante invitar a la Unión Europea. No es gratis.

P. ¿Qué compromisos ha adquirido con el Gobierno?

R. Esto no es un trueque, no estamos intercambiando cosas. Sectores del oficialismo quieren que vuelva la política y yo también. Pero eso requiere que no haya presos, que no haya perseguidos, que haya condiciones. Este es un proceso de generar confianza. En la medida en que tú vas demostrando que estás dispuesto a redemocratizar el país, vamos rescatando la política.

P. Pero en esa búsqueda de acuerdos, el Gobierno habrá pedido algo a cambio. ¿A qué se ha comprometido?

R. No es un tema de que nos hayamos comprometido. Si tú quieres que la oposición participe, tiene condiciones. Eso es lo que el Gobierno está poniendo sobre la mesa. ¿Por qué querrán que la elección salga bien? Yo creo que la pelea con el mundo libre es muy mala. También creo que tiene presiones internas, incluyendo militares, que están inconformes, descontentos, y hay gente que está sacando cuentas, evitando una implosión. Yo no soy de los que cree que una implosión vaya a provocar que la oposición gobierne, esto no es 2+2. Puede haber algo peor, siempre se puede estar peor.

P. Más allá de la participación, ¿en esa búsqueda de acuerdos se ha planteado como condición que se levanten algunas sanciones?

R. Las sanciones no dependen de nosotros.

P. ¿Qué le parecería que se levantaran algunas sanciones?

R. Las sanciones deben ser utilizadas para negociar que en Venezuela vuelva la democracia. Y ahí está el grave error de quien creía que las sanciones iban a tumbar a Maduro. Las sanciones por sí solas no tumban gobiernos.

P. En cierta manera se está beneficiando de una estrategia que no ha dado sus frutos, pero sí ha servido para arrinconar al Gobierno.

R. En la medida en que tengas claro para qué sirven las sanciones. Hay quien pensó que iban a generar un quiebre en el Gobierno. Hay que ser muy cuidadoso de que si aplicas sanciones fuera del Gobierno no afecte al tejido social, que lejos de fortalecer a los venezolanos en la lucha contra Maduro, los debilita. Las sanciones pueden tener el efecto contrario. Maduro no se queda sin gasolina, los venezolanos sí. Si nosotros somos más débiles, ese tejido social que necesitas para presionar al régimen, lo pierdes. Cuidado con debilitar un tejido social ya tan debilitado. En la medida en que eres más pobre, dependes más del Gobierno, en la comida, en el poco combustible… Eso es lo que le he dicho a algunos amigos en Estados Unidos: evalúen bien cómo están haciendo las cosas. Las sanciones son presión para negociar democracia.

P. ¿Quiénes son esos amigos?

R. No voy a nombrar a nadie. Es gente del Gobierno de Trump, también del Partido Demócrata. Estados Unidos también tendrá un rol importante, le conviene que Venezuela se redemocratice.

P. Uno de los reclamos de la oposición y la comunidad internacional es que todos los presos sean liberados. ¿Es condición indispensable en caso de que haya observación internacional?

R. Por eso Europa puede ayudar mucho. Apretando un botón no se cambian las cosas. Seguramente la libertad absoluta va a depender de la distensión del tema internacional, del que yo no tengo control. Por supuesto que hay que liberar a todo el mundo, la política debe ser de nuevo el eje.

P. ¿Qué papel ha jugado España en estos movimientos?

R. En el caso de España espero que esto no se convierta en una lucha ideológica respecto a sus posiciones sobre Venezuela. Esto es una lucha por vivir. Un paciente en un hospital no está pendiente de si eres de izquierda o de derecha. No se trate de que la Unión Europea se pelee con Estados Unidos, pero veo que el Gobierno de Trump no tiene planteamientos que abran espacios para la negociación. Ojo, ¿negociar para qué? ¿Para que se quede Maduro? No, para que vuelva la democracia. Maduro va a tener que hacer algo.

P. Pero le está planteando a la gente también la posibilidad de regresar a una situación en la que ya han estado, que es ser oposición en minoría.

R. En este momento, no sabemos el final de la película, pero hay que pelear. A mí no me interesa la elección parlamentaria, pero tenemos un problema, no podemos escurrir el bulto. A la Asamblea Nacional se le termina el periodo, no podemos auto prorrogarla, perderíamos la legitimidad. Los que nos hemos abrazado a la legitimidad que nos dio el Parlamento, ¿qué vamos a hacer si no? ¿Un Gobierno en el exilio? Hay que cambiar el juego, más allá de la elección, de ver cuántos diputados podemos tener, eso es secundario. Hay que evitar el totalitarismo. Sabemos qué va a decir Maduro, que la oposición no quiso participar. Tenemos que sacarlo de ahí. La política se mueve, lo peor es cuando crees que es estática.

P. ¿Es viable la unidad en la oposición en este momento?

R. Yo creo que la unidad, que es un medio, si no tiene plan o estrategia, es poco útil para la gente. La unidad no es una foto de líderes, no es que varios partidos saquen un comunicado. La unidad es un medio para lograr cambios. Mi adversario no es Guaidó, mi pelea es contra Maduro, siempre lo ha sido. Si la unidad no tiene estrategia es intangible para la gente, termina siendo irrelevante.

P. ¿Ha hablado con Guaidó después de las críticas que ha lanzado contra él?

R. Participé en un G-4 [el grupo de los principales partidos de la oposición] y se hicieron todos los planteamientos. Yo hago público lo que todo el mundo piensa. No lo hago para generar polémicas, lo hago porque si no hay una intención de rectificar y se nos quiere llevar al abismo, hay que ponerle un freno. Vamos a unirnos para salvarnos, no para morirnos.

P. El pasado viernes se inscribieron 277 nombres en la tarjeta de Fuerza del Cambio. ¿Quiénes son esos candidatos?

R. Se llenaron los espacios por un tema de cronogramas. No son definitivos. La Fuerza del Cambio es una tarjeta que se creó para acreditar testigos presenciales en las elecciones contra Chávez y que se reactivó por los alcaldes para competir en las elecciones de concejales. No hay nada truculento u oscuro. Lo que hemos hecho es evitar quedarnos por fuera. Pero no son los candidatos, porque no vamos a presentar candidatos hasta que no tengamos condiciones.

P. ¿Cuáles han sido los criterios para indultar a más de 100 presos y perseguidos?

R. Los criterios no los sé. Si tú quieres que los diputados aspiren a reelegirse o compitan por seguir en el Parlamento, no puedes tenerlos con juicios, en el exilio, en embajadas, presos... Pero eso es una decisión del régimen. ¿Están todos? No. ¿Que es una señal de que la lucha debe ser política? Sí.

P. En esa lista no están, por ejemplo, Juan Guaidó, Leopoldo López o Julio Borges, ¿estaría dispuesto a acudir a unas elecciones si no se les indulta?

R. Hay que seguir buscando la libertad de todos. No debería haber un solo preso. El tema de la Asamblea Nacional no es una cosa que yo quiera, nos encontramos con un peaje enfrente. Se termina el periodo constitucional. ¿Qué hacemos? Yo estoy seguro de que Maduro no quiere que participemos en las elecciones. Nosotros nos hemos vuelto muy predecibles. Imagínese que la oposición entera dice que no le va a regalar la elección. Le aseguro que Maduro la pospone. Me gustaría comerme el elefante de un bocado, pero no es posible. Y el adversario lo sabe, por eso te pone siempre al extremo. Ahí entra la necesidad de dejar de volvernos predecibles.

07 SEP 2020

El País

https://elpais.com/internacional/2020-09-07/europa-tiene-una-oportunidad...

“No hemos manejado con estrategia las expectativas en Venezuela”

Javier Lafuente

El ajetreo esta semana en Nueva York de la delegación del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, reconocido como mandatario interino por más de 50 países, ha sido abrumador. Un ir y venir de reuniones y comparecencias, lideradas por Julio Borges, diputado y expresidente del Parlamento, a quien Guaidó ha designado comisionado para las Relaciones Exteriores. Borges ha dedicado esta semana a intensificar la presión sobre el Gobierno de Maduro en el exterior, lo que contrasta con la inacción que se percibe dentro del país.

Pregunta. Ustedes insisten en la necesidad de combinar la presión interna y externa. ¿Qué ha aportado hasta ahora esta estrategia?

Respuesta. No solo es algo de este año, es una prédica que venimos construyendo desde hace tiempo. Solo en los momentos en que las dos fuerzas se han aplicado contra la dictadura es cuando hemos estado más cerca de lograr un desenlace. Si hiciéramos una radiografía a la dictadura de Maduro para ver lo que está dentro y no la apariencia, veríamos que el sistema está roto, quebrado. La presión ha hecho efecto, jerarcas militares y civiles están mandando constantemente señales de que quieren colaborar para que haya un cambio en el país. Hay que evaluar ahora dónde y en qué intensidad se aplica la presión.

P. Más de 50 países reconocieron muy rápido a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. La realidad es que quien va a comparecer ante la Asamblea General de la ONU es un representante del Gobierno de Maduro. ¿Cómo van a convencer a la comunidad de que Guaidó tiene margen de maniobra?

R. La legitimidad y el apoyo al Parlamento [Asamblea Nacional] y a Juan Guaidó no solo están intactos, sino que van creciendo. Hemos hecho avances en lo que significa el manejo de activos del Estado venezolano, en estar sentados en organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las Embajadas que hemos conseguido abrir… No hay vuelta atrás. Todo el mundo esperaba que fuese un proceso más rápido, pero independientemente de los tiempos, es irreversible.

P. Una parte de la oposición, la más radical, celebró la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Militar (TIAR), porque abría la puerta a una intervención militar en Venezuela. No obstante, de momento, el TIAR parece destinado a intensificar las sanciones contra el Gobierno de Maduro. ¿Se ha dejado de lado la opción militar?

R. No se trata de cerrar ninguna opción y no quiero con esto repetir la frase que tanto se ha dicho durante el año. Cuando yo era presidente de la Asamblea, a mitad de 2017, fuimos a la Unión Europea y a la Casa Blanca a plantear sanciones a la dictadura. La respuesta fue que nos teníamos que olvidar, pero a los pocos meses estaban aplicándolas. Después, pedimos sanciones más fuertes, nos dijeron que no se iba a hacer y el 28 de enero se aplicaron las más fuertes, las petroleras. Lo que parecía imposible se ha ido haciendo.

P. Lo que le pregunto es si la vía de las sanciones se ha impuesto a una posible intervención militar.

R. La vía de las sanciones todavía tiene muchos instrumentos y opciones sobre las que hay que actuar. El daño interno que está sufriendo el régimen de Maduro es muchísimo mayor de lo que puedan aparentar.

P. ¿Por qué cree que las sanciones ahogan más a Maduro y sus aliados que al pueblo venezolano?

R. Las sanciones son producto o consecuencia del drama que significa Nicolás Maduro. Todos los males que sufre Venezuela llevaron a la comunidad internacional a evaluar qué presión hacían para quebrar este sistema que dirige ahora Venezuela. La pregunta que mucha gente se hace es por qué Maduro sigue ahí. No es que hayamos tomado un camino equivocado, sino que quien soporta todavía a la dictadura de Venezuela es, por un lado, Cuba, desde el punto de vista de la represión, estrategia, el know-how dictatorial y Rusia, con la ingeniería financiera para evitar las sanciones. Lo que hace más difícil el cambio no es el tema interno, sino la colonización de Cuba sobre la fuerza armada y el régimen de Maduro.

P. Le insisto, ¿por qué defiende que las sanciones son efectivas pese a la repercusión que tienen en el pueblo venezolano?

R. Mire, se lo ilustro en primera persona. Si yo tuviera una enfermedad, lo peor que podría hacer es no someterme a un tratamiento y dejar que esa enfermedad me consuma. En el caso de Venezuela, esa enfermedad es Maduro. No quiero decir que las sanciones son más fuertes que la crisis que ha propiciado, sino que soy consciente de que las medicinas, los remedios, son casi tan fuertes pero necesarios para vencer la enfermedad, en este caso, lograr la libertad y un futuro pleno para los venezolanos.

P. Hay dos episodios significativos este año, el intento de entrada de ayuda humanitaria a través de la frontera de Colombia, el 23 de febrero y la ofensiva, con apoyo militar, del 30 de abril. ¿Admite que, además de fracasar, esos dos episodios debilitaron la imagen internacional de Guaidó?

R. Yo creo que la imagen de Guaidó no está afectada, honestamente, sino consolidada y reconocida por la dimensión de la lucha que está dando.

P. Entonces, ¿cuáles han sido las consecuencias de esos dos fracasos? ¿Qué autocrítica hace?

R. La palabra que nosotros no hemos manejado con estrategia es expectativa. Una victoria con un mal manejo de las expectativas, siempre es un revés. No se trata de imprimir la sensación de que la salida será en horas, sino de que lo importante es persistir para que la solución sea más rápida. La fuerza hay que ponerla en persistir. Si suma todo lo que ha ocurrido en 2019, los triunfos superan exponencialmente a los errores o los fracasos. En la medida en que cualquier episodio se vende o impulsa como que en minutos va a significar la solución, eso hace que la gente quede frustrada. Si lo haces como un café instantáneo, la gente pierde la energía. Quizás porque ha habido tanta expectativa en la inmediatez, la gente se siente ahorita en un momento de parálisis.

P. ¿Y cómo cree que van a recuperar a la gente de esa parálisis?

R. Llevamos luchando 20 años, no solo desde 2019. El país nunca ha tirado la toalla ni lo va a hacer. Este proceso tiene sus subidas y bajadas. A principio de año nadie pensaba que la gente saldría a la calle y lo hicieron como nunca. Yo no dudo ni un segundo que esa energía, esa fuerza está ahí. Cuando la gente intuye que estamos en un momento decisivo, la gente responde.

P. ¿Cómo explica las fotos de Guaidó con narcoparamilitares el día que cruzó la frontera con Colombia?

R. La existencia de esas fotos y toda la novela que ha montado Maduro carece de total importancia. El problema grave, real, es que entre Colombia y Venezuela ha surgido un tercer país, el país de la violencia en la frontera, que lo ha provocado Maduro con la extorsión del ELN, con las FARC, la prostitución infantil... La única manera de que nosotros podamos tener un país sin esas taras es con Maduro fuera del poder.

P. Pero hay unas fotos de un político, reconocido como presidente por casi 60 gobiernos de todo el mundo, cruzando unas trochas con ayuda de narcoparamilitares. ¿Cómo se explican esas fotos?

R. A todos los que hemos tenido que cruzar esa frontera nos toca, precisamente por ese tercer país promovido por Maduro, lidiar con fuerzas criminales, con guerrilla que hay que pagarles para pasar, con gente armada que se enfrenta mientras pasamos…

P. ¿Y Colombia no tiene responsabilidad?

R. Colombia ha avanzado por diferentes rutas en una pacificación y se ha ido purificando. Todos esos males que nosotros veíamos con horror hace 50 años ahora no solo están en Venezuela sino promovidos por el Estado venezolano.

P. Usted lideró la negociación con el chavismo en República Dominicana. Ahora que la de Barbados, auspiciada por Noruega, parece acabada, ¿cree que es viable una negociación?

R. La única manera de que haya una negociación en Venezuela es que haya tal magnitud de presión que Maduro se vea obligado a negociar su salida. Subrayo la palabra obligado. Por buena fe, por el futuro de Venezuela, por piedad con el sufrimiento de la gente, nunca va a suceder una negociación. Por una razón muy concreta: Cuba. Cuba depende de Maduro y Maduro depende de Cuba.

P. ¿A qué se refiere con presión?

R. Hay que seguir presionando a Cuba con mucha fuerza. En segundo lugar, América Latina tiene que emplazar a Rusia a ver si quiere hundirse con Maduro o tener una buena relación con la región. Tiene que haber más sanciones de Europa, que España, fundamentalmente, no se convierta en el paraíso de quienes han robado y saqueado a Venezuela, como es hoy. Hacen falta medidas más fuertes de España, que todavía no ha tomado.

P. ¿Por qué siente que España no ha sido suficientemente dura?

R. Porque no hay un liderazgo claro, no hay un gobierno cohesionado. Se trata del tema venezolano de una manera instrumental. Nos da dolor que el paraíso de la mayoría de corruptos venezolanos sea España, ahí es donde están sus hijos, sus propiedades, sus bienes. España ha abandonado completamente su posición privilegiada de ser el líder de toda Europa en América Latina y de ser el líder de Iberoamérica en toda Europa.

P. El próximo jefe de la diplomacia europea será precisamente el actual canciller español, Josep Borrell. ¿Cómo cree que afectará el nombramiento respecto a la posición de la Unión Europea ante Venezuela?

R. Borrell es una garantía de que Venezuela siempre va a estar en la agenda. Yo veo a un Borrell muy claro con lo que está pasando en mi país, veo que es un tema que lo mortifica y humanamente le golpea, le duele en lo personal. Falta un cuarto factor y es que pueda articular y armar un liderazgo muy fuerte para lograr una salida democrática. Hay una oportunidad para crear las condiciones para aflojar los impedimentos que hay ahora con un elenco como es el de China, Rusia, Europa, América Latina, Europa y Estados Unidos y él podría jugar un papel estelar.

27 de septiembre de 2019

El País

https://elpais.com/internacional/2019/09/26/america/1569531797_586188.html